Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Transversalidad
Los campos formativos y asignaturas del mapa curricular de la educación
básica contienen un currículo transversal con propósitos de enseñanza comunes para
la atención de problemas del mundo y de la vida, así como una serie de valores como
el aprecio por la democracia, los derechos humanos, la equidad de género, la igualdad
en la ciudadanía, el respeto por la pluralidad y la diversidad, el cuidado del medio
ambiente, de uno mismo, temas que generan un mundo vasto de actividades e
información que puede ser utilizada en el aula.
El aprendizaje, en este sentido, es visto desde formas más integrales que
apuntan hacia objetivos y propósitos comunes, que pueden ser trabajados en el aula
mediante situaciones didácticas que integren el desarrollo de competencias
comprendidas en diversas asignaturas.
El Plan de Estudios (2009) refiere como Transversalidad: la “Incorporación de
temas que se abordan en más de una asignatura… En este contexto, de manera
progresiva en cada uno de los grados en diferentes asignaturas se abordan contenidos
que favorecen el desarrollo de actitudes, valores y normas de interrelación. Dichos
contenidos están conformados por temas que contribuyen a propiciar una formación
crítica, a partir de la cual los alumnos reconozcan los compromisos y las
responsabilidades que les atañen con su persona y con la sociedad en que viven.
La definición sobre eje transversal es compleja, por tanto será preferible emitir
el siguiente concepto: Son instrumentos globalizantes de carácter interdisciplinario
que recorren la totalidad de un currículo y en particular la totalidad de las áreas del
conocimiento, las disciplinas y los temas con la finalidad de crear condiciones
favorables para proporcionar a los alumnos una mayor formación en aspectos
sociales, ambientales o de salud.
LA PLANEACION EDUCATIVA
La planeación como elemento esencial de toda actividad humana cobra mayor
relevancia en el ámbito educativo y especialmente para los docentes dentro del aula,
ya que cumple una doble intención: organiza la práctica educativa, al tiempo que es un
ejemplo de formación para los alumnos debido a que el profesor con la estructura y
organización del aula muestra a sus alumnos los beneficios de estar en un ambiente
estructurado.
Dentro de las situaciones de aprendizaje se debe considerar el contexto áulico que
remite a lo inmediato y a escenarios que se generan de manera espontánea. De allí que
la planificación se presenta como un instrumento eficiente de anticipación, en el
sentido de otorgar mayor certidumbre, y de previsión que permitirá un desarrollo
pertinente y coherente de la actividad docente.
Debido a que el legado de la planeación normativa iniciada en los años sesenta,
establecía una percepción muy general y asentada en el ideal de las metas por
alcanzar, en los años setenta este concepto dio un giro en el que se recurrió a la
adopción de los modelos primordialmente conductistas con planeaciones rígidas y
lineales, directamente relacionadas con objetivos generales, particulares y específicos
que apuntaban a elaborar largas listas de planeación que describían paso a paso los
procesos de enseñanza-aprendizaje. Como herencia de estas prácticas, la planeación
comenzó a considerarse como un trabajo estéril y un mero requisito a cumplir.
Lo anterior dio como resultado que los libros de texto llegaran a constituirse como
“el plan de vuelo a seguir”, con el previsible resultado de que al final del ciclo escolar
la evaluación y la planeación quedaran desasociadas, imposibilitando con ello la
retroalimentación de la práctica docente para favorecer el aprendizaje de los alumnos.
Por ello, es importante que el docente reflexione sobre la importancia que le ha
dado al proceso de planeación dentro de su práctica, ¿considera importante la
planeación?, ¿por qué?, ¿qué diferencias encuentran en los resultados cuando
planean y cuando no lo hacen?, ¿contrasta la planeación con los resultados
obtenidos?, ¿recoge información para replantear escenarios y actividades?, ¿considera
desde la planeación los momentos para obtener evidencias del logro de los
aprendizajes?, ¿la planeación es rutina o instrumento para la mejora del aprendizaje?,
¿en la planeación están presentes elementos que contribuyen al desarrollo
autónomo?, ¿qué importancia le da al involucramiento de los alumnos en su propio
aprendizaje?. Por estas y otras interrogantes es importante reconsiderar, en el marco
educativo, que el desarrollo de competencias en nuestros alumnos requiere de
mayores fortalezas de la práctica docente, siendo una ellas la planeación didáctica.
Si se ubica a la planeación en la realidad del contexto de aprendizaje, para en un
segundo momento identificar las oportunidades y retos que pudiesen presentarse a lo
largo de un semestre o año escolar (siempre con la flexibilidad necesaria para realizar
las adecuaciones que se requieran en el transcurso), es posible transformar el aula en
un espacio propicio para que el profesor enriquezca con su experiencia y creatividad
las actividades proyectadas en su planeación.
No es menos importante destacar que la planeación debe fundamentarse en los
programas de estudio, y debe partir de un diagnóstico del conocimiento actual,
requerimientos e intereses de los alumnos, características del contexto, recursos con
los que se cuenta, lo cual apela a la sensibilidad, experiencia y creatividad del docente
para fijar su punto de llegada con base en su punto de inicio.