XIII SEMINARIO INTERNACIONAL DEL CIEC

PSICOANÁLISIS EN TIEMPO REAL

Urgencias Inercias Precipitaciones

Invitado: RAM MANDIL

Córdoba, 26 y 27 de abril de 2019

Un nuevo Seminario Internacional está en marcha. Su propuesta, como cada

vez, da la posibilidad de abordar un tema que incluye aquello que hace síntoma en
lo social. De esa lectura de los síntomas, se ha desprendido la problemática del
tiempo, convertido hoy en un valor de cambio del discurso hipermoderno. El fuerte
impacto del time is money, vuelve obsoleta esa porción que cada uno podría restar
para el deseo y empuja a la exigencia de satisfacción en lo inmediato. Bajo el
paradigma de su optimización, que incluye gestionarlo con eficacia, nos hemos
convertido en empresarios del tiempo.

¿Qué lectura hacemos de cómo incide esto en los modos de vida? La práctica
analítica permite constatar efectos de agobio, cansancio y falta de alegría de vivir,
no sólo en los adultos; también los niños y adolescentes hoy sufren de “falta de
tiempo”. Aceleración y dispersión se presentan como una continuidad en la
temporalidad del goce. Las precipitaciones en las manías, euforias y ansiedades
tienen como contrapunto otros fenómenos clínicos que aparecen en forma de
estancamientos, suspensiones e inercias. Cara y contracara de temporalidades
marcadas por el dominio y el ascenso del objeto a y su instalación como plus de
gozar ansiógeno, que se apoya en el Uno solo, sin Otro.

La indicación de Miller es esencial: hay que ubicarse en el ojo del tifón –el
lugar más sereno de los vientos huracanados– para no quedar hipnotizados por la
inercia de los tiempos que corren. Sólo desde ahí serán posibles algunas
vacilaciones, aplazar lo inmediato, modular un compás de espera. Quizás la
referencia al sofisma de los prisioneros, tomado en la vertiente de error que señala
Lacan, nos ilumine especialmente para ir más allá de la encerrona lógica del propio
pensamiento y atender esas “mociones suspendidas”1, los momentos de evidencia:
sin otros, sin su presencia y sus movimientos, no hay salida posible. Nos
abocaremos a distinguir cuándo la suspensión de un acto permite arribar a una
decisión más vivificante, de aquellas suspensiones en que el goce se adueña del
tiempo.

El artificio del tiempo, su métrica, permite fijar coordenadas necesarias al

lazo social y la convivencia. Sin esas referencias no podríamos siquiera reunirnos,

1
Lacan, J. (1945). El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada. Un nuevo sofisma, p. 191.
encontrarnos. Sin embargo, para el discurso analítico, estas coordenadas son
además libidinales. En ese sentido afirmamos que no se trata únicamente de la
sucesión lineal, sino que ésta es interceptada por el tiempo de la retroacción,
produciendo discontinuidades, que los sujetos experimentan en ocasiones como
un “todo se detiene, se inmoviliza”. ¿A partir de qué momento, por ejemplo,
ubicamos un antes y un después en la vida? ¿Cuándo cambió todo? Este
interrogante no es menor a la hora de circunscribir las urgencias subjetivas.

El uso del tiempo en psicoanálisis constituye uno de los principios de la

Orientación Lacaniana por lo real, empeño que ocupó a Lacan hasta el final de su
enseñanza. ¿Cuál es esa ética del tiempo de las sesiones analíticas? ¿Cómo
trabajamos con las inercias de las instituciones de salud, judiciales, de educación,
que a su vez exigen brevedad y éxito? El apuro no sería en absoluto lo esperable,
pero podemos asirnos de la prisa y la sorpresa, dos elementos intrínsecos al
inconsciente y por ende a la condición del psicoanalista, para hacer objeción al
tiempo de la civilización. La sesión lacaniana con el instrumento del corte de
sesión, crea un momento no homogéneo al resto del tiempo, “un lapso de tiempo
con un suplemento de infinito”2. Un analista se forma para dar lugar al tiempo que
ex–iste al del reloj y para eso… ¡hace falta tiempo! El apuro no es buena compañía
en la formación del practicante.

Borges, de manera exquisita concluye en su refutación con un alegato que

señala la relación paradojal que existe entre tiempo y cuerpo: “El tiempo es la
sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el
río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume,
pero yo soy el fuego”3. Capta así cómo la dimensión del tiempo no puede separarse
del cuerpo libidinal, de su erótica. O lo que sería lo mismo: no hay verdad previa,
tampoco un para siempre.

Decididamente en este nuevo Seminario Internacional, intentaremos volver

fructífero un tiempo para la invención y restituir al tiempo, al de cada uno, algo de
su misterio y su imprevisto. Con prisa entonces, quisiéramos darnos esta pausa…

Comisión de Enseñanzas:

Silvia Perassi (coordinadora)

Beatriz Gregoret - Natalí Ivanier - Carolina Ferrieres - María Paula Guzmán -
Fernando Tarragó – Lourdes Marini

BIBLIOGRAFÍA
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Borges, J. L. (1944). La secta del fénix. En Ficciones (págs. 201-207). Barcelona: Penguin
Random House, 2016.

2 Miller, J.-A. La erótica del tiempo, p. 30.

3 Borges, J. L. “Nueva refutación del tiempo”, p. 229.
Borges, J. L. (1946). Nueva refutación del tiempo. En Otras inquisiciones (págs. 209-229).
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