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24 Junio - INTRODUCION.

Hábitos y adicciones destructivas

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- 15 julio - Droga Alcohol y Tabaco

- 22 julio - Cleptómano y Mitólogo

- 05 Agosto - Adicción a la tecnología – internet, redes, celulares, etc.

1.-LUDOPATIA

El vicio del juego (ludopatía) y su influencia en la familia

Published 19 19UTC junio 19UTC 2012 Familia , Religión Leave a Comment

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ESCUELA PARA PADRES

El vicio del juego (ludopatía) y su influencia en la familia.


13 Frases comunes de los jugadores, aspirantes a ludópatas

22 Situaciones indicadoras, de que ya se ha consolidado el vicio del juego o la ludopatía

¿Qué es la ludopatía?
Los casinos, lotería del Estado y juegos de azar

3,373 Palabras. Tiempo de lectura 12:00 minutos

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Cuando el juego, sea de azar, de suerte, de habilidades o una mezcla de ambas, se convierte en vicio y
conlleva dinero, se denomina ludopatía, que es una enfermedad de naturaleza progresiva y contaminante, incluso
si los resultados del juego de ganar o perder, no dependen de la habilidad o destreza del jugador. Pasa de ser un
ejercicio o juego recreativo sometido a reglas, a convertirse en una adicción patológica, muy difícil de suprimir.

Es muy diferente el tipo de juegos de mesa o similares, que se realizan en familia, para entretener y
enseñar a los hijos las reglas de los juegos y las destrezas e imaginación necesarias, practicando las virtudes de
aceptación, conformidad y humildad, cuando pierden o ganan.

En época de crisis económica y social, es cuando más abundan los jugadores desesperados o ludópatas, que
son convencidos que jugando, incluso solamente un poco de dinero, se van a hacer ricos inmediatamente y sin
ningún esfuerzo, y que los beneficios obtenidos son para mejorar las escuelas, la asistencia social, etc. Esas
propagandas engañosas, son para que los jugadores sean vean mentalmente liberados, de un posible
remordimientos de conciencia.

Desde el mismo Estado se fomenta el vicio del juego, pues es una manera de que los ciudadanos poco formados,
paguen impuestos voluntariamente. Para eso están las loterías en sus múltiples variantes. Las apuestas en los
casinos con sus ruletas, juegos de naipes, dados, etc. Mas las apuestas en quinielas de futbol, las carreras de
caballos, de perros, de deportes y un largo etc.

En la familia que entra el vicio del juego, comienza una carrera sin fin, hasta que le llega la ruina económica
y la degeneración moral y social. El juego con dinero no tiene final, el que juega siempre pierde, a la larga o a la
corta. Es un vicio que atrapa, como si fuera el vicio de las drogas. Hace falta tener una enorme fuerza de voluntad,
para salirse de la ludopatía. Todos los ludópatas creen que ellos van a dominar a la ruleta, a los naipes, a los
dados, etc.

13 Frases comunes de los jugadores aspirantes a ludópatas:

1. Además si pierdo hoy, puedo pagar mañana o en pequeños plazos.

2. Casi todos mis amigos van al casino y a mi me da vergüenza, que me digan que soy un tacaño o que no voy,
porque mi cónyuge no me deja ir.

3. He hecho mis cuentas y nunca salgo perdiendo. Algunas veces, solamente pierdo un poquito.

4. Me dicen que los beneficios son para obras de caridad.

5. Me lo paso muy bien, por muy poco dinero o gratis, almuerzo, veo un espectáculo y me divierto.

6. Nadie se va a enterar, pues ese dinero es mio y me lo puedo gastar cuando quiera, como quiera y donde
quiera. A mi cónyuge ya le doy lo suficiente para que mantenga la familia.

7. No me importa que me digan, que con mi presencia en los casinos y mi dinero, estoy contribuyendo al
posible lavado de dinero, de los narcotraficantes o del crimen organizado.

8. No tengo porque dar cuentas a mis hijos y a mi cónyuge, dónde gasto el dinero, al fin y al cabo, lo gano yo.

9. Quiero demostrar a esos ignorantes del casino y a mis amigos, que yo se jugar mejor que ellos y que les voy a
ganar.
10. Tengo el control y la fuerza de voluntad suficiente, para dejarlo cuando quiera.

11. Todos no pueden permitirse el lujo, de jugar continuamente y yo si puedo.

12. Total si solamente es jugar un poco, cuando yo quiero o veo que pierdo, me retiro.

13. Y si me hago rico ¿Qué?

La ludopatía no tiene, como otros vicios, un límite fisiológico en su práctica,


donde llega un momento que, físicamente, los viciosos ya no pueden consumir más
drogas o más alcohol, puesto que se marean, enferman o les faltan fuerza para
continuar. Pero el ludópata nunca se cansa, pues mientras tenga dinero o capacidad de
crédito, puede seguir jugando hasta que pierda todo el patrimonio presente y futuro de
la familia, y dejarla en la más grave de las miserias.

Padres, tengan mucha precaución cuando alguien les sugiera o invite, a visitar un
casino y les propongan jugar un poco. Ese poco, podría llegar a ser el inicio de un
camino sin retorno, hacia la ludopatía. La industria del juego, ya se encarga de ofrecer gratis, incluso dinero
para jugar y que así pruebe y se quede enredado y seducido en el juego, además de cupones para comidas,
apuestas, bebidas, espectáculos, etc. que le guste a sus futuras victimas y se enganchen, a poder ser
irreversiblemente, en jugar todo lo que puedan o tengan. La industria del juego, sea privada o del Estado, se
instala para el beneficio de unos pocos, en el detrimento de muchos, generando graves consecuencias personales.

Padres, sus hijos les están mirando, con una lupa de aumento todo lo que Vds. hagan. Si les ven asistir a los
casinos, a sitios de juegos, jugar loterías, etc. tendrán grandes dudas, en discernir si tienen que hacer lo que Vds.
les dicen, o lo que Vds. hacen. El mejor ejemplo que pueden dar a sus hijos, es no asistir jamás a esos sitios, por
mucho que les apetezca visitarlos. Además de explicarles que uno de los principales motivos es, el “no caer en la
tentación” alejándose del peligro de ella.

Hay algunas personas enfermas de ese vicio, que estando en el proceso voluntario de querer curarse, tiene
el coraje de pedir a los casinos y centros de apuestas, que no les dejen ni entrar, ni mucho menos jugar. Es muy
difícil mantener esa postura, pues la publicidad que desarrolla la industria del juego es legal y está a todas horas,
fomentando que las personas jueguen continuamente, bajo la promesa de que posible, alguien se haga rico.
Cuando la realidad es que en los juegos, los únicos que se hacen ricos son los propietarios, los operadores, los que
los autorizan y los que los patrocinan.
Los padres tienen que dar muy buen ejemplo a los hijos, enseñándoles a que nunca, deben jugar
intermediando dinero. No vale decirles que pueden hacerlo, aunque nada más sea en cantidades pequeñas y que
tengan control de lo que hacen. Ese control el muy difícil tenerlo, por no decir imposible, ya que la tentación
humana, de hacerse rico o de ganar dinero sin esfuerzo, es muy grande. Uno de los problemas frecuentes es,
cuando en la primera ocasión del juego se gana, poco o mucho. Esa es la puerta por la que pueda entrar el vicio
del juego, pensando que todo va a ser tan fácil, como en esa ocasión. Es preferible que la primera vez se pierda lo
jugado, para que se quiten las ganas de seguir jugando.

Algunos padres incluso inducen o permiten que para divertirse, los hijos jueguen pequeñas cantidades en los
casinos o lugares de juegos, para que “prueben suerte”, pensando que eso no les va a hacer daño, sin darse
cuenta, que lo que los padres consideran pequeñas cantidades, para los hijos sean grandes cantidades y en
ocasiones, se juegan todo lo que tienen. Esto les crea frustraciones, que les pueden servir de enseñanza o les crea
un hábito, que les aficiona al juego y a las apuestas colectivas.

El extremo del peligro del juego, supone jugar a “la ruleta rusa” donde el juego puede terminar en muerte.
Ahí si se pierde, no valen los arrepentimientos, ni las revanchas, ni las nuevas oportunidades, para resarcirse de lo
perdido. En ese juego cuando se pierde, no hay marcha atrás.

La ludopatía de los jóvenes, con las maquinas de video juegos y las otras pantallas electrónicas. Ese vicio del
juego o de la presencia ante las pantallas, les trae consecuencias graves, pues aunque no les quita el dinero, les
quieta su precioso tiempo, que es mucho mas importante y necesario para su educación, que el poco o mucho
dinero que un joven podría tener.

La ludopatía es un vicio, aunque algunos la denominan enfermedad, para quitarles la responsabilidad a los
jugadores compulsivos. Intentan que los programas de curación de la ludopatía, sean pagados por las empresas
aseguradoras, lo que supondría que esos costos serian repercutidos entre todos los asegurados. Quitar otro vicio
voluntario de la sociedad, con el dinero de todos. Otra muestra de la continua tiranía de las minorías.

Hay algunas banderas rojas, que indican el principio del problema real del vicio del juego. La ludopatía, aunque
todavía no haya sido clasificada como enfermedad, siempre comporta consecuencias familiares, matrimoniales,
laborales, de salud y sociales.

Los ludópatas confunden el deseo, de ganar mucho y rápidamente, para hacer se ricos, con la realidad de perder
siempre, para hacerse pobres indefectiblemente. Tienen que hacer una valoración honesta de su propia conducta
y de lo que sienten, cuando juegan compulsivamente, analizando como cambian sus hábitos en su vida personal,
familiar y social. El vicio del juego produce unos efectos muy graves, contra las personas y las familias,
especialmente las pobres o menos afortunados.

Entre los síntomas que suelen tener los ludópatas, como en casi todas las adicciones, sobresalen los de alejarse de
la familia y de los amigos honrados, no dominar las frecuentes acciones violentas, irascibles o furiosas, asumir
riesgos físicos, hacer apuestas o negocios financieros, de dudosa o nula procedencia, rodearse de personajes
siniestros, que tienen los mismos o similares vicios, consumir sustancias prohibidas.
Es muy diferente el entretenimiento, que puede suponer el juego moderado, con las pantallas electrónicas, que
incluso en algunos casos, son simplemente juegos de destreza que aumentan, fomentan y consolidan la
inteligencia, desarrollan los reflejos y conllevan satisfacciones, únicamente como diversión. Si estos juegos
electrónicos se convierten en adicciones, que consumen el tiempo y las energías, que los hijos deberían emplear
en otras cosas mas productivas, o tienen por medio apuestas económicas o de otros conceptos, la cosa cambia y
puede convertirse muy fácilmente en ludopatía.

La ludopatía es la adicción enfermiza, al impulso irreprimible de jugar, siendo o no consciente de sus


consecuencias y del deseo de evitarlo. Se considera un trastorno del control de los impulsos, que también incluyen
la cleptomanía, piromanía y tricotilomanía. Es similar a las adicciones de vigorexia, anorexia, bulimia, alcohol y
drogas, ninfomanía. Estas enfermedades o vicios, Requieren en primer lugar, darse cuenta de que existe un
problema importante y en segundo lugar, hacer un esfuerzo para ponerse en manos de los profesionales, con el
fin de que les ayuden a curarse.

22 Situaciones indicadoras de que ya se ha consolidado el vicio del juego o la ludopatía:

Cuando los ludópatas:

1. Arriesgan sus oportunidades de crecimiento, mejora y consolidación profesional, familiar o social, por seguir
jugando.

2. Aumentan considerablemente el número de sus divorcios.

3. Contraen enfermedades como la depresión, el estrés, la ansiedad, los ataques cardiacos, el TDAH o síndrome
de atención, incluso llegando a pensar en el suicidio, etc.

4. Dejan de pensar y actuar de manera eficaz, hasta que incluso por desesperación o casualidad, descubre su
insolvencia o acumulación de deudas.

5. Intentan recuperar las pérdidas del juego con más juego, iniciando una cadena de deudas, que siempre
terminan en tragedia.

6. Llegan a negar incluso con violencia, su participación en los juegos.

7. Mienten, negando o disminuyendo las veces y cantidades que ha jugado, para intentar ocultar o engañar a su
familia, consejeros, médicos y amigos.
8. Necesitan aumentar cada vez más, la cantidad a jugar y la frecuencia, para cubrir las emociones que le
producen su vicio, por lo que va alejándose de la posibilidad de su curación.

9. No quieren asistir a los grupos de autoayuda, como son los que dan consejos a jugadores y familiares,
afectados por ludopatía: ASOCIACIÓN DE JUGADORES ANÓNIMOS DE ESPAÑA – JA o LUDOPATIA.ORG o
LUDOPATIA.CAT

10. Ocultan a la familia los ingresos que obtienen en su trabajo, para que no les puedan controlar lo que gastan
en el juego.

11. Pierden el control de su conciencia, sobre las propias intenciones de controlar su vicio.

12. Pierden el control sobre si mismo, al intentar sin éxito, reducir o salirse del vicio del juego.

13. Presentan signos o síndromes de abstinencia, inquietud o irritabilidad, asociada con el haber dejado o
reducido el vicio del juego.

14. Recurren a soluciones desesperadas y peligrosas para pagar sus deudas, jugando mayores cantidades,
apuestas más altas cada vez, juegos de mayores riesgos, de más rapidez, robando o pidiendo nuevos créditos a
usureros sin escrúpulos, lo que aumenta los riesgos físicos, mentales y familiares.

15. Se dejan arrastrar con más facilidad y sin poner resistencia, ante las presiones de los amigos, profesionales
del juego o de la publicidad, que les incitan a participar en cualquier tipo de juego, con tal de satisfacer su vicio.

16. Se incapacitan para responder a los impulsos, de intentar recuperarse de su vicio.

17. Sienten grandes preocupaciones sobre el juego, manifestadas en pensamientos frecuentes, fantasías o
sueños, sobre sus experiencias pasadas, que incluso extrapola al futuro.

18. Siguen jugando para evadirse de sus problemas, creyendo que así van a mejorar su estado de ánimo.

19. Tienen que recurrir a familiares o amigos a los que posiblemente también les arruinarán, pues es imposible
que les devuelvan los continuos préstamos.

20. Tratan de estar en ambientes ludópatas e intentan inculcar el vicio del juego a otras personas, para sentirse
acompañados y para auto justificarse, pensando que a otros también les gusta.
21. Utilizan el vicio del juego, para refugiarse y huir de los problemas cotidianos o eventos vitales, y así no
tenerse que enfrentar, a la realidad de su vicio.

22. Violan la ley, cometiendo actos ilegales o inmorales, para continuar con el vicio del juego o para recuperar o
pagar las pérdidas.

Los padres son la sal de la tierra para los hijos, pero cuando la sal, voluntariamente, la vuelven sosa, nadie les va a
dar la que necesitan, para vivir ellos y para enseñar a vivir a sus hijos. La educación que dan los padres a los hijos,
es como cuando se enciende una luz para alumbrarles sus vidas. Ningún padre quiere encender la luz de la
educación y meterla debajo de la cama o predicar en el desierto, de la indiferencia e incomprensión. Los padres
tienen que poner muy alta esa luz, para que alumbre el camino, que sus hijos tienen que seguir en sus vidas. La luz
de la educación, es el símbolo de la fuerza y estabilidad que les ilumina y les da brillo y esplendor, produciéndoles
la autentica felicidad, que llevan los bien educados en las virtudes y valores humanos.

Los padres no tienen que tener miedo quedarse solos por decir la verdad, toda la verdad y nada más que la
verdad a sus hijos, aunque ésta a veces sea molesta y desenmascare cosas ocultas, pues el jugador sueña con un
golpe de suerte, esa fantasía irreal de ganar dinero sin esfuerzo, cae en la vorágine del no saber parar. Y eso al
final, termina dañando a los más vulnerables.

El séptimo Mandamiento de la Ley de Dios, dice claramente “No perjudicar al prójimo en sus bienes”. Ahí entra de
lleno el vicio del y la ludopatía en los juegos de azar, naipes, apuestas, loterías, etc. aunque no sean en sí mismos,
contrarios a la justicia. No obstante, resultan moralmente inaceptables, cuando privan a la persona de lo que le es
necesario, para atender a sus necesidades o las de los demás. La pasión del juego corre peligro, de convertirse en
una grave servidumbre. Apostar injustamente o hacer trampas en los juegos, constituye una materia grave, a no
ser que el daño infligido sea tan leve, que quien lo padece, no pueda razonablemente considerarlo significativo.

Periódicamente aparecen grupos de presión política y económica, en determinadas ciudades, que intentan
convencer a la población y a sus representantes, sobre las ventajas de instalar en ellas, actividades relacionadas
con los juegos, como son los casinos, barcos casinos, amarrados en la orilla u operativos en las cercanas aguas
internacionales, actividades satélites más o menos ilegales o permitidas. Pero el fin no justifica los medios para
conseguirlo, ya que estos casinos o sistemas de juegos, conllevan en su entrono, una gran podredumbre social,
con actividades que rompen y arruinan a las familias, aumenta la pobreza, el crimen y la adicción a otros vicios, a
pesar de su señuelo como atractivo disfraz de la creación de empleos, recaudación de impuestos, atracción del
turismo, etc.

Algunas organizaciones religiosas, no se dan cuenta o no se la quieren dar, del daño que hacen a sus feligreses,
cuando organizan juegos de azar y viajes gratuitos o casi gratuitos, a los casinos u organizan juegos de azar, con la
sutileza de decir que son con fines caritativos. Para algunos, esa recomendación a jugar o visitar los casinos, es el
principio de una iniciación al vicio del juego, y hubieran pasado muy bien sin tenerla, y mucho mejor si ésta no
hubiera sido patrocinada por su iglesia o con el beneplácito de ella. Una institución religiosa no debe cooperar, ni
por activa ni por pasiva, con la industria del juego, que explota a los más débiles y vulnerables, ni siquiera si
obtiene unos beneficios económicos, porque el fin no justifica los medios.
Los padres no se deben olvidar de su responsabilidad moral y material, cuando incluso con su sola presencia, en
esos lugares relacionados con el juego o con sus actividades inmorales y contaminantes, o incluso con pequeñas
cantidades apostadas, están contribuyendo a que exista esa industria inmoral, permitiendo que su mal ejemplo, se
transmita a los hijos en proceso de formación de las virtudes y valores humanos, como la austeridad, la
generosidad, el sacrificio, la honradez, la dedicación, etc. ¿Cómo se le puede hablar a los hijos de la práctica de
esos valores, si los padres tienen el vicio del juego?

La adicción al juego, es mucho más sutil que la adicción a las drogas, que muy pronto dejan señales bastante
evidentes. Cuando se descubre la adicción al juego, suele ser muy tarde, pues ya ha hecho desaparecer grandes
cantidades del dinero familiar y se han producido deudas importantes. Una modalidad muy peligrosa, es el juego a
través del Internet, que aparentemente deja pocos rastros de lo gastado, a no ser que los cónyuges tengan un
buen control del gasto con las tarjetas de crédito, de ellos mismos y de los hijos.

El dinero del juego contamina a los niños y los jóvenes, cuando estos crecen en su entorno físico. También
contamina a la sociedad, a los servidores públicos y a las instituciones, cuando iglesias, colegios y asociaciones,
con una total falta de ética, se implican en los beneficios y en la publicidad de los casinos y estos vía impuestos o
donaciones, financian servicios públicos o municipales, que de otra forma no existirían, tales como pistas
deportivas, bibliotecas, ordenadores, etc.. Todo financiado con el vicio del juego de los más pobres, que son los
que tienen más riesgo de convertirse, en jugadores compulsivos y ludópatas.

En la adicción al juego, (ludopatía) como en todas las adicciones de vigorexia, anorexia, bulimia, alcohol, drogas,
ninfomanía, cleptomanía, piromanía, etc. se entra muy fácilmente, casi “jugando”, pero es muy difícil salir, a no ser
que sea arruinado económicamente o bajo un plan muy serio de rehabilitación, lleno de buena voluntad y
compromiso de cambio

español

Una persona jugando póker


¿Hay algo de malo en jugar por dinero?
LO QUE DICE LA GENTE.
Mucha gente cree que los juegos de azar no hacen daño a nadie siempre que se
practiquen dentro de la ley. Las loterías organizadas por el gobierno incluso destinan
parte del dinero a programas de ayuda social.

LO QUE DICE LA BIBLIA.

La Biblia no habla de los juegos de azar de manera directa. Pero sí da consejos que nos ayudan a entender cómo
los ve Dios.

La razón de ser del juego es ganar dinero a costa de los demás, y eso es incompatible con lo que Jesús dijo:
“Guárdense de toda suerte de codicia” (Lucas 12:15). En realidad, la gente juega por codicia. Aunque las
probabilidades de ganar son pocas, la industria del juego anuncia premios millonarios. El sueño de ser ricos hace
que la gente apueste grandes cantidades en los casinos. En lugar de ayudar a las personas a evitar la codicia, el
juego promueve el deseo por el dinero fácil.

El objetivo del juego es egoísta, pues se trata de ganar el dinero que otros jugadores pierden. En cambio, la Biblia
anima a “que cada uno siga buscando, no su propia ventaja, sino la de la otra persona” (1 Corintios 10:24). Uno de
los Diez Mandamientos es: “No debes desear [...] cosa alguna que pertenezca a tu semejante” (Éxodo 20:17).
Cuando un jugador está resuelto a ganar, en realidad espera que los demás pierdan su dinero para quedarse con
él.

La Biblia también nos advierte que no veamos la suerte como una fuerza misteriosa que puede darnos
prosperidad. En el antiguo Israel, hubo algunos que no tenían fe en Dios y empezaron a adorar al “dios de la Buena
Suerte”. ¿Y qué le pareció a Dios? Él dijo: “Siguieron haciendo lo que era malo a mis ojos, y escogieron la cosa en
que no tuve deleite” (Isaías 65:11, 12).

Es verdad que en algunos países parte de los fondos que se recaudan del juego legal pagan programas de ayuda
pública; por ejemplo, programas de educación y de desarrollo económico. Pero cómo se utilicen esos fondos no
cambia de dónde salieron: de actividades que promueven abiertamente la codicia, el egoísmo y la idea de
conseguir algo a cambio de nada.

“No debes desear [...] cosa alguna que pertenezca a tu semejante.” (Éxodo 20:17)

¿Qué daño produce el juego en las personas?

LO QUE DICE LA BIBLIA.

La Biblia advierte de que “los que están resueltos a ser ricos caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos
insensatos y perjudiciales, que precipitan a los hombres en destrucción y ruina” (1 Timoteo 6:9). La codicia es la
raíz de los juegos de azar. Es tan corrosiva que la Palabra de Dios la pone en la lista de lo que debemos evitar a
toda costa (Efesios 5:3).

Puesto que el juego promueve el dinero fácil, en realidad aviva el “amor al dinero”. La Biblia dice que ese amor “es
raíz de toda suerte de cosas perjudiciales”. El deseo de tener más dinero llega a dominar la vida de uno. Lo podría
llevar a sufrir ansiedad y a dañar su fe en Dios. Las Escrituras afirman que los que han caído en la trampa de la
codicia “se han acribillado con muchos dolores” (1 Timoteo 6:10).

La codicia genera descontento, deja a las personas insatisfechas con su estado financiero y les roba la felicidad.
Eclesiastés 5:10 dice: “Un simple amador de la plata no estará satisfecho con plata, ni ningún amador de la riqueza
con los ingresos”.

Millones de personas que se sintieron atraídas por el juego se encuentran ahora atrapadas. Tan solo en Estados
Unidos hay millones de adictos al juego.

Proverbios 20:21 nos enseña que las personas codiciosas pudieran hacerse ricas, pero no tendrán la bendición de
Dios. Además, quien se envicia con el juego podría endeudarse o arruinarse y perder sus amigos, su trabajo y
hasta su familia. Seguir los consejos bíblicos nos protege de las consecuencias del juego.

“Los que están resueltos a ser ricos caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y perjudiciales,
que precipitan a los hombres en destrucción y ruina.” (1 Timoteo 6:9

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