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RECUPERACIÓN DE LA DEMOCRACIA

Las características de la transición


A pesar de los distintos intentos que la sociedad civil y la oposición política llevaron a cabo para acelerar el
retorno a la democracia, hacia 1986 los espacios de diálogo con Pinochet se habían vuelto a restringir y la
represión aumentó considerablemente. Bajo este escenario, la materialización de los plazos fijados en los
artículos transitorios de la Constitución de 1980 se convirtió en la vía seguida por la oposición para la
recuperación de la democracia.

2.1 El plebiscito de 1988


Así, según la nueva carta fundamental, el primer paso en el camino hacia la recuperación de la democracia
era la celebración de un plebiscito en el que se decidiría sobre la continuación de Augusto Pinochet como
presidente por otros ocho años.
Las garantías legales. La organización del plebiscito de 1988 implicó el restablecimiento de las instituciones
públicas necesarias para garantizar la legitimidad y transparencia del proceso. Con este objetivo, y según lo
prescrito en la Constitución, se organizó el Tribunal Calificador de Elecciones y, en febrero de 1987, se
abrieron los registros electorales. Además, el régimen permitió la presencia de observadores extranjeros que
confirmaran la transparencia del plebiscito.
La organización de la oposición. En marzo de 1987 se promulgó la Ley de Partidos Políticos, mediante la
cual estas colectividades pudieron reconstituirse de manera oficial y volver a operar legalmente. Si bien el
plebiscito generó distintas posturas entre los partidos y movimientos de oposición, la mayoría se unió bajo la
Concertación de Partidos por la Democracia para representar la opción del NO, mientras Pinochet y sus
aliados representaron el SÍ. Para difundir sus propuestas, cada opción contó con un espacio televisivo
gratuito en cadena nacional.
Finalmente, el día miércoles 5 de octubre de 1988 casi un 90 % de los chilenos inscritos para votar acudieron
a las urnas y el resultado oficial fue dado a conocer cerca de las dos de la mañana del día siguiente: el NO
había triunfado con un 55,9 % frente a los 44,01 % obtenidos por el SÍ. Con este acontecimiento, que
constituye un hito en nuestra historia reciente no solo porque puso término a la dictadura sino también por ser
la primera vez en que los chilenos pudieron votar en un proceso con garantías democráticas desde el golpe
de 1973, comenzaba el proceso de transición.

2.2 Las tensiones cívico-militares


El triunfo del NO y la inminente celebración de elecciones presidenciales llevaron a los militares a realizar una
serie de reformas para asegurar la mantención de las políticas implementadas en los años precedentes.
Asimismo, los partidos políticos exigieron algunas modificaciones constitucionales que permitieran un mejor
funcionamiento de la institucionalidad democrática.
Las leyes de amarre. Fueron una serie de medidas implementadas por los militares, con los objetivos de
limitar el poder del próximo gobierno, dificultar la posibilidad de realizar cambios en aspectos clave del
sistema imperante y, además, asegurar la posición de las Fuerzas Armadas en años posteriores. Entre estas
leyes destacan el establecimiento de la inamovilidad de los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y
del general director de Carabineros, así como de algunos funcionarios públicos estratégicos designados por
el gobierno.
Las primeras reformas constitucionales. Algunas de las transformaciones más importantes, que se
sometieron a plebiscito en junio de 1989, fueron:
•• Se estableció que es deber de los órganos del Estado respetar y promover los derechos esenciales que se
encuentran garantizados en la Constitución y en los tratados internacionales ratificados por Chile. Así, las
Fuerzas Armadas dejaban de ser los garantes de la institucionalidad.
•• Se eliminó el artículo 8.° que proscribía a los partidos marxistas, aunque se mantuvo la prohibición a
organizaciones totalitarias y violentistas.
•• Se derogaron algunas facultades presidenciales, como la de exiliar o encarcelar a disidentes del gobierno y
también la de disolver la Cámara de Diputados.
•• La composición original del Consejo de Seguridad Nacional (cuatro miembros militares y tres civiles) fue
modificada al incluirse al contralor general de la república, con lo que se logró una paridad entre civiles y
militares.
•• Se aumentó la cantidad de senadores elegidos por votación popular, aunque continuaron existiendo
senadores designados.
Aunque estas reformas pactadas entre el régimen militar y la oposición fueron consideradas por diversos
actores del momento como un paso hacia la democracia, todavía permanecían muchos de los elementos
autoritarios de la Constitución.

2.3 Las elecciones de 1989 y el primer gobierno democrático


El 14 de diciembre de 1989, los chilenos y chilenas pudieron elegir democráticamente a su presidente y a
parte de sus representantes en el Parlamento, por primera vez desde 1973. Este proceso constituyó otro gran
paso en el camino hacia la recuperación de la democracia y estuvo caracterizado por aspectos como los
siguientes:
Los candidatos presidenciales. En las elecciones de 1989 se postularon tres candidatos. Por un lado, los
partidos de la Concertación optaron por mantener la unión que les permitió triunfar en el plebiscito y eligieron
a Patricio Aylwin como su candidato. En la contraparte, los partidos de derecha se unieron en el pacto
Democracia y Progreso y nombraron como candidato al ingeniero Hernán Büchi, ex ministro de Hacienda
durante la dictadura y considerado el responsable de la reactivación económica tras la crisis de 1982. Como
tercer candidato, se presentó Francisco Javier Errázuriz, empresario apoyado por el partido de
centroderecha, Unión de Centro Centro (UCC). Los resultados finalmente dieron como ganador a Patricio
Aylwin con un 55,2 % de los votos.
Las elecciones parlamentarias. Se realizaron en paralelo a la elección presidencial, con el objetivo de llenar
158 cupos parlamentarios, a los que se sumarían 9 senadores designados, según lo establecido en la
Constitución. En estas elecciones se aplicó por primera vez el sistema binominal, con el que se pretendía
lograr la estabilidad al favorecer la representación de las dos fuerzas políticas mayoritarias, lo que en algunos
casos implicó que candidatos con escasa votación llegaran al Congreso en desmedro de otros más votados,
pero que no pertenecían a ninguno de los dos pactos mayoritarios.
El gobierno de Aylwin. El 11 de marzo de 1990, Patricio Aylwin asumió como presidente de la república en
una ceremonia celebrada en el nuevo edificio del Congreso Nacional en Valparaíso. Durante los siguientes
cuatro años desarrollaría un estilo político caracterizado por la búsqueda de la gobernabilidad a través del
consenso, en un contexto marcado por la continuidad de Augusto Pinochet en una posición de poder, ahora
como comandante en jefe del Ejército. Como verás más adelante en esta unidad, durante los gobiernos
democráticos que sucedieron a la dictadura militar se buscó mantener el modelo económico neoliberal, pero
con la aplicación gradual de reformas necesarias para lograr una mayor equidad social y disminuir los índices
de pobreza.

2.4 La reivindicación de los derechos humanos


Un tema prioritario para la recuperación de la democracia fue el esclarecimiento de la verdad sobre las
violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura.
A partir de la llegada de Aylwin al gobierno, esta tarea fue asumida mediante:
La Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (1990-1991). Conformada durante el gobierno de
Aylwin por un grupo de nueve profesionales civiles, dirigidos por el abogado Raúl Rettig, durante nueve
meses investigó más de 3 400 denuncias. En febrero de 1991, la Comisión presentó un informe en el que se
estableció un total de 2 279 muertes durante el período investigado. Este informe, también conocido como
Informe Rettig, fue el punto de partida para la realización de nuevas investigaciones.
La Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (2003-2011). Creada el año 2003 durante el
gobierno de Ricardo Lagos, buscó complementar el Informe Rettig que solo se había pronunciado respecto a
las muertes y desapariciones ocurridas durante la dictadura. Así, en este nuevo informe, conocido como el
Informe Valech y entregado el año 2011, se incluyeron los casos de 9 795 personas que sufrieron prisión
política y tortura.
Las medidas de reparación. Una vez conocida la dimensión de los crímenes cometidos, se determinó que
el Estado tenía el deber de asumir su responsabilidad, devolver la dignidad a las víctimas, informar a sus
familiares y establecer políticas de reparación. Con este objetivo, se creó la Corporación Nacional de
Reparación y Reconciliación, a través de la cual se establecieron medidas de reparación como
compensaciones económicas para los familiares de ejecutados y desaparecidos; programas de apoyo
psicológico para las víctimas de prisión, tortura y exilio; restitución de bienes confiscados y eliminación de
antecedentes penales, entre otras.
A pesar de los avances que estos informes y medidas implicaron para la reivindicación de los derechos
humanos, el proceso en esos momentos generó, e incluso hasta hoy en día continúa generando, distintas
visiones y perspectivas al interior de la sociedad chilena. Además, los juicios de derechos humanos fueron
tratados en tribunales militares que generalmente desestimaron las causas apelando a la
Ley de Amnistía, que concedió amnistía o perdón a todas las personas implicadas en crímenes cometidos
entre 1973 y 1978. Si bien en 1995 la condena y encarcelamiento de Manuel Contreras, ex líder de la DINA,
por el crimen de Orlando Letelier constituyó un hito en el proceso de reivindicación, todavía existen muchos
implicados en los distintos casos de violaciones que no han sido juzgados.

1. La sociedad chilena en la transición


El 11 de marzo de 1990 culminó un largo período de interrupción de la democracia en Chile y el país volvió a
contar con un gobierno encabezado por una autoridad elegida por los ciudadanos. Más de veinte años
después de esa fecha, la democracia ya es parte de la vida cotidiana del país, de hecho, para numerosos
chilenos es el único régimen político en que han vivido. En este contexto, los distintos gobiernos que han
asumido la dirección del país han intentado hacer frente a diversos desafíos políticos, sociales, económicos,
culturales e internacionales.
El nuevo escenario político. Desde el retorno a la democracia en 1990 se han sucedido en el gobierno seis
presidentes elegidos de forma democrática:
•• Patricio Aylwin Azócar (1990-1994). •• Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000).
•• Ricardo Lagos Escobar (2000-2006). •• Michelle Bachelet Jeria (2006-2010).
•• Sebastián Piñera Echenique (2010-2014). •• Michelle Bachelet Jeria (2014-2018).
Las continuidades y cambios del sistema económico.
La implementación del modelo neoliberal durante el régimen militar sentó las bases de una política
económica que se mantuvo después de iniciarse la transición a la democracia. Desde entonces, los
sucesivos gobiernos han buscado la integración del país a los mercados globales y se han concentrado en
mantener los equilibrios macroeconómicos, procurar que los índices de desempleo se mantengan en rangos
aceptables y controlar la inflación.
Sin embargo, en las últimas décadas el Estado también ha impulsado nuevas políticas de intervención social,
a fin de combatir la pobreza y fomentar la inclusión de los sectores más vulnerables.

1.2 El nuevo rol del Estado


Como viste en la Unidad 4, la aplicación del modelo neoliberal durante la dictadura implicó profundas
transformaciones para el rol del Estado en materias económicas y sociales.
Por una parte, la privatización de la mayoría de las empresas públicas debilitó su rol como actor económico y
disminuyó su capacidad para generar ingresos. Además, durante este período el Estado pasó de ser un ente
benefactor a ser uno subsidiario, en el que la mayor parte de los servicios sociales quedaron bajo la
administración de privados.
A partir de 1990, los nuevos gobiernos entendieron que el Estado tenía la misión de corregir las deficiencias
del sistema económico a través de la redistribución de recursos para reducir la desigualdad y la pobreza.

Crecimiento con equidad.


Al asumir Patricio Aylwin, el 38,6 % de la población –correspondiente a cerca de cinco millones de personas–
se encontraba en situación de pobreza.
La indigencia, en tanto, afectaba al 12,9 % de la población, es decir, a 1 600 000 personas. Ante este
escenario, el gobierno se propuso como objetivo prioritario desarrollar políticas que permitieran a más
chilenos acceder a los beneficios del crecimiento económico que el país venía experimentando desde la
década de 1980. De esta manera, el gasto de recursos públicos en ámbitos como vivienda, educación y salud
aumentó progresivamente, permitiendo una significativa reducción de la pobreza y la indigencia, que en 1996
habían disminuido respectivamente a un 23,2 y un 5,8 %. Se iniciaba entonces una nueva concepción del
desarrollo, entendido ahora como desarrollo humano, en el que el crecimiento económico y la calidad de vida
de las personas deberían ir de la mano.

Organismos técnicos.
Para materializar este objetivo, los gobiernos crearon organismos técnicos dedicados a diagnosticar y
promover políticas públicas en áreas específicas.
El primero fue el Ministerio de Planificación y Cooperación (Mideplan), que tuvo la misión de diseñar
proyectos para la erradicación de la pobreza; a este le siguieron otras oficinas públicas como el Fondo de
Solidaridad e Inversión Social (Fosis), el Instituto Nacional de la Juventud (Injuv), el Servicio Nacional de la
Discapacidad (Senadis), el Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama), y los programas Chile
Barrio, Crece contigo y Chile Solidario.

1.3 Nuevas políticas sociales


Buscando asegurar el desarrollo humano de todos sus habitantes, los gobiernos que asumieron la dirección
del país desde 1990 desarrollaron políticas específicas en ámbitos como los siguientes:
Educación. Durante este período comenzó una reforma educacional que apuntó principalmente a extender la
jornada escolar, aumentar la entrega de ayudas y becas y reformar los contenidos de la enseñanza.
Actualmente se buscan aplicar una serie de reformas que pretenden profundizar los cambios logrados desde
la década de 1990 (calidad, equidad, inclusión y gratuidad) y que han generado un debate que continúa en
desarrollo.
Trabajo. El esfuerzo de los gobiernos, realizado desde el Ministerio del Trabajo, se ha centrado en la
disminución del desempleo y la promoción de trabajos dignos que velen por la integridad y seguridad del
trabajador. Además, se han generado espacios para la capacitación de trabajadores y políticas para integrar
a los grupos vulnerables al mundo del trabajo. En 2016 se aprobó una reforma laboral que otorga mayor
poder de negociación a los sindicatos y prohíbe el remplazo de trabajadores en huelga, ente otras cosas.
Salud. Las nuevas políticas han buscado mejorar el acceso a la salud con la creación de nuevos centros
hospitalarios y de atención primaria. Además, se ha promovido la medicina preventiva, con planes de
vacunación y educación para una vida sana. La principal reforma se materializó en 2005 con la
implementación del Plan GES (antes AUGE), que asegura la atención oportuna y el tratamiento gratuito o a
bajo costo de un listado de enfermedades que ha ido extendiéndose con los años.
Pueblos indígenas. Durante estos años se realizaron acciones para mejorar la relación entre los pueblos
indígenas y el Estado, entre ellas la Ley Indígena de 1993, la conformación de la Comisión de Verdad
Histórica y Nuevo Trato en 2001 y la ratificación del Convenio 169 de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT) en 2009.
Infraestructura. Para lograr una mejor conectividad, se aplicaron políticas para expandir la infraestructura
vial, portuaria y aeroportuaria. Además de destinar importantes recursos públicos, el Estado ha licitado los
proyectos a empresas privadas para que estas realicen las obras y se encarguen de su mantención a cambio
del derecho de cobro de peajes u otras formas de pago por los servicios prestados.
Bajo este sistema de concesiones, se han mejorado carreteras, puertos y aeropuertos, favoreciendo la
actividad comercial del país.

2. Desafíos pendientes en el Chile actual


Muchos son los análisis que se hacen de la situación actual del país en distintos ámbitos de la vida cotidiana
de quienes lo habitan. Aun cuando se reconocen los avances logrados durante el siglo XX, también se hace
necesario visualizar aquellos aspectos que continúan pendientes como parte del desarrollo que toda
sociedad busca alcanzar.
2.1 Reducir la pobreza y la desigualdad
Si bien las políticas públicas implementadas desde el retorno a la democracia permitieron reducir
significativamente la pobreza, la búsqueda de la equidad social sigue siendo un desafío pendiente en nuestro
país.
Definición y medición de la pobreza. La situación de pobreza está determinada por la incapacidad de un
hogar para cubrir las necesidades vitales básicas de sus integrantes, es decir, alimentación, vivienda, salud,
vestuario y transporte entre otros. La pobreza extrema, en tanto, se aplica a los hogares donde los ingresos
no alcanzan para satisfacer las necesidades alimentarias de quienes lo conforman.
En nuestro país es el Ministerio de Desarrollo Social la entidad encargada de diagnosticar y generar
propuestas para la erradicación de la pobreza mediante el Sistema de Protección Social. Con este objetivo,
se calcula mensualmente el valor de una Canasta Básica de Alimentos (CBA), a partir de la cual se
establecen parámetros conocidos como línea de pobreza y línea de pobreza extrema. Además de las
mediciones mensuales, cada dos o tres años este ministerio realiza la Encuesta de Caracterización
Socioeconómica Nacional (Casen) para evaluar el impacto de las políticas realizadas y buscar nuevas
estrategias acordes a la realidad nacional.
Distribución de los ingresos. Según múltiples estudios, los niveles de desigualdad en Chile se encuentran
entre los más altos del mundo. Esta desigualdad se refiere a la distancia o brecha que existe entre las
personas y familias en términos de ingresos, lo que implica diferencias de oportunidades de acceso a
servicios y bienestar en general.
El principal indicador para medir la desigualdad corresponde al coeficiente de Gini, índice que va desde el
valor 0 (igualdad plena) al valor 1 (perfecta desigualdad). Nuestro país, según cifras del año 2013, se ubicaba
en torno a 0,505, un nivel considerado como de alta desigualdad según los expertos en esta materia.

2.2 Garantizar los derechos de grupos históricamente discriminados


Según la ONU, la discriminación corresponde a toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en
motivos de raza, sexo, idioma, opinión política, nacionalidad, situación económica o social, que lleve a la
anulación o el menoscabo de los derechos humanos y libertades fundamentales de una persona.
Pueblos originarios. En el año 2001, la Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato con los Pueblos Indígenas
reconoció una deuda histórica con este grupo y elaboró políticas públicas específicas para su desarrollo.
Además, en 2009, se ratificó el Convenio 169 de la OIT, en el que se establecieron los lineamientos que
debía seguir el Estado para proteger y asegurar la integración de estos pueblos. Actualmente, sus demandas
no solo se limitan a mejorar sus condiciones sociales, sino que además buscan la aceptación constitucional
de la diversidad cultural en Chile.
Migrantes. La mayoría de los extranjeros que llegan a Chile lo hacen buscando mejores posibilidades
económicas y se establece en condiciones de vulnerabilidad, pues carecen de redes de apoyo y muchas
veces desconocen sus derechos. El Estado y las ONG velan hoy por que los derechos y la identidad de los
extranjeros sean respetados en Chile.
Mujeres. Actualmente, los acuerdos internacionales buscan
profundizar aún más los avances en torno a la inclusión de las mujeres dentro de la sociedad. Buscando
promover la equidad de género y la defensa de sus derechos, el Estado ratificó acuerdos internacionales y
creó el Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), hoy constituido como el Ministerio de la Mujer y la Equidad de
Género.
Personas LGBTI. Las personas LGBTI han sido discriminadas históricamente. Una de las organizaciones
que ha defendido sus derechos desde 1991 es el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual
(Movilh), que ha luchado por la promoción de sus derechos. En 2012, ante el aumento de la violencia hacia
este grupo, se promulgó la Ley Antidiscriminación o Ley Zamudio, que da amparo también ante otros tipos de
discriminación.
Personas con discapacidad. En Chile, al año 2004, más del 12 % de la población presentaba algún grado
de discapacidad, ya sea física, psíquica, intelectual, sensorial o de otro tipo. Teniendo esto en cuenta, se han
publicado leyes con las que se busca garantizar la integración social de las personas con discapacidad y
eliminar cualquier forma de discriminación.
Lograr un desarrollo sustentable
El concepto de desarrollo sustentable plantea que el desarrollo económico debe complementarse con la
protección del medioambiente y la búsqueda de equidad social, buscando así satisfacer las necesidades del
presente, pero sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias
necesidades. Al ser principalmente un país exportador de materias primas, en Chile la aplicación de este
concepto plantea el dilema de combinar el crecimiento económico con una explotación racional de nuestras
riquezas naturales, minimizando el impacto de estas actividades en el medioambiente.
Hasta el año 2010, el organismo encargado de esta tarea fue la Corporación Nacional del Medioambiente
(Conama), siendo remplazada luego por tres instituciones principales: el Ministerio del Medio Ambiente, a
cargo de la formulación de políticas y regulaciones; el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), cuya función
es evaluar los proyectos de inversión en diversas áreas, y la Superintendencia Ambiental, órgano fiscalizador
del cumplimiento de las leyes.
Desde entonces, las políticas públicas para lograr el desarrollo sustentable han estado centradas en dos
aspectos:
Protección de la biodiversidad. El desarrollo de actividades como minería, industria forestal, pesca
industrial, cultivos acuícolas y agricultura de exportación, muchas veces han dañado las especies nativas al
alterar sus ecosistemas, impidiendo o dificultando su renovación. Esto deriva de prácticas como el uso de
productos químicos, el monocultivo, la introducción de especies foráneas, la degradación de los suelos, la
explotación irracional y la contaminación por desechos industriales. Como respuesta, el Estado ha
desarrollado una Estrategia Nacional de la Biodiversidad y regulado la protección de ecosistemas en riesgo
declarándolos como áreas protegidas.
Educación ambiental. Se busca lograr un desarrollo sustentable también por medio de la promoción de
buenas prácticas y la mejora de la educación ambiental ciudadana.
En este sentido, el Estado pretende promover la generación de hábitos y conductas sustentables en la
población, desarrollando proyectos como el Programa Chile Recicla, y también fomentar la participación de la
ciudadanía en el proceso de mejoramiento sostenido y equitativo del medioambiente, con programas como el
Fondo concursable de Protección Ambiental.
2.4 Perfeccionar el sistema político
En las décadas posteriores a la recuperación de la democracia, el sistema político chileno ha experimentado
diversos cambios que se reflejan principalmente en un estilo distinto de participación ciudadana y una nueva
forma de relación con el Estado. Actualmente, estas transformaciones presentan nuevos desafíos en torno al
perfeccionamiento del sistema democrático en Chile.
Cumplimiento de los derechos y deberes. El buen desempeño de un régimen democrático no se asegura
tan solo por medio de la realización de procesos electorales, sino que depende de que los actores
involucrados en él puedan ejercer sus derechos, cumplan sus deberes y participen activamente del diálogo
social. En este sentido, aunque Chile se ubica entre los países con una menor percepción de corrupción
dentro del continente americano, mantener la confianza en la integridad de los dirigentes del Estado es un
desafío permanente. La propia ciudadanía tiene la responsabilidad de pedir cuentas a los funcionarios e
instituciones públicas para asegurar que, en definitiva, el Estado cumpla con el fin último de garantizar el bien
común.
Falta de confianza en el sistema democrático y sus actores. En Chile, la percepción de que los líderes
políticos se conducen por su propio interés para mantener sus posiciones de poder constituye una de las
principales fuentes de erosión del sistema democrático. Esta falta de confianza en los dirigentes políticos
conduce a la desaprobación de la manera de actuar de los partidos y sus coaliciones, sobre todo cuando los
acuerdos y decisiones que implementan se hacen a espaldas del debate ciudadano.
Cambios en la participación ciudadana. La participación electoral ha disminuido sostenidamente en
nuestro país: en las elecciones presidenciales de 1989 votó el
87 % del padrón electoral, en tanto en las municipales de 2016 solo lo hizo el 36 %. Sin embargo, han
cobrado fuerza otras formas de participación como la pertenencia a organizaciones ciudadanas, colectivos,
movimientos sociales y la expresión de opiniones en plataformas tecnológicas.
Estos espacios permiten relevar temas importantes para la comunidad que muchas veces no son abordados
por la política formal, generando ciertas tensiones al poder político pero representando también otras formas
de participación ciudadana y oportunidades de profundizar la democracia.

2.5 Fortalecer la relación con los países vecinos


Desde la independencia, la relación con nuestros países vecinos ha sido una preocupación para los
gobiernos chilenos.
A lo largo de la historia, esta ha transitado por momentos de conflicto y tensión, pero también por épocas de
gran actividad diplomática, colaboración e integración.
En las últimas décadas, marcados por la globalización y la apertura económica, nuestro país ha promovido la
búsqueda de acuerdos que permitan fortalecer la relación política y económica con sus países fronterizos, no
obstante, ha tenido que enfrentar algunas dificultades en materia de definición limítrofe.
Argentina. Las características geográficas de nuestra frontera con Argentina han impedido su completa
delimitación, existiendo aún espacios en los que sigue pendiente su definición. En las décadas de 1970 y
1980, esta situación provocó momentos de gran tensión que hicieron pensar incluso en un conflicto armado,
pero durante la década de 1990 la labor diplomática de ambos gobiernos permitió establecer una agenda
clara a partir de la Declaración
Presidencial Conjunta de 1991 que abordó los temas de Laguna del Desierto y Campos de Hielo, además de
establecer pautas para el futuro trabajo de delimitación fronteriza.
Desde entonces, la relación de Chile con Argentina se ha centrado en el fortalecimiento de los vínculos
comerciales y la creación de infraestructura que permita una mejor conectividad entre ambas economías.
Bolivia. La relación con Bolivia ha estado marcada por la tensión que ha generado la demanda boliviana de
una salida soberana hacia el océano Pacífico por territorio chileno.
Ante este requerimiento, Chile ha mantenido la postura de respeto a los tratados internacionales, en este
caso al de Paz y Amistad firmado entre ambos países en 1904. Actualmente, el caso se encuentra en el
Tribunal Internacional de La Haya, así como también otra demanda interpuesta por Bolivia en relación con los
derechos sobre las aguas del río Silala, ubicado en la frontera de ambos países.
Perú. Con este país enfrentamos una disputa por límites marítimos entre 2008 y 2014, que fue resuelta en el
Tribunal Internacional de La Haya. El fallo implicó la modificación de esta frontera, exigiendo a Chile la cesión
de una porción de zona marítima a Perú. Desde entonces, ambos países han trabajado por fortalecer sus
relaciones y continuar con la activa relación comercial que comparten.

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