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C) El envase de vidrio es inerte, higiénico, no interfiere en el sabor de alimentos

y bebidas o en la composición de perfumes y medicamentos, garantizando así


la calidad original de su contenido.

El vidrio es neutro con relación al producto que envasa, no mantiene ninguna


interacción química con su contenido y puede almacenar cualquier producto
por toda su vida útil. No permite el traspaso de oxigeno o gas carbónico, por lo
tanto, no altera el color ni el sabor del contenido del envase. Nada atraviesa el
vidrio o escapa del envase. La inercia del vidrio posibilita, también, que los
productos envasados con ese material tengan plazos de validez superiores a
otros materiales, hasta dos veces más.
Lo mismo sucede cuando es desechado, el envase de vidrio resiste a la
agresión de substancias y no degrada en el medio ambiente.
El vidrio posee resistencia a la tracción entre 4 y 10 kgf/mm2 (kilogramo-fuerza
por milímetro cuadrado) y resistencia a la compresión de 100 kgf/mm2.
Esos indicadores apuntan a un buen desempeño contra impactos y presiones,
ya sea en la línea de producción y envase o en el transporte del envase o
producto final ya embalado

Reciclaje y reutilización: El coste del reciclaje es más costoso para el vidrio


que para el metal. Sin embargo la botella de vidrio ofrece una reutilización del
recipiente que no puede ofrecer la lata una vez abierta.

Transporte y almacenaje: Aquí gana la lata claramente puesto el vidrio es


muy frágil y tiende a romperse con facilidad. Esto no ocurre con el metal que
además es menos pesado que el vidrio. Pero el metal es más térmico, con lo
que se enfría y se calienta más fácilmente haciendo más difícil su almacenaje a
temperaturas altas pero más fáciles en las bajas.

Marketing: La superficie de la lata ofrece más posibilidades de diseños que


una botella, que se ve limitada a especificar y presentar su producto en
etiquetas. Pero durante la fabricación de las botellas de vidrio se pueden
conseguir distintas formas en el embase, muchas de ellas muy originales o muy
bonitas y elegantes.

Conservación: El punto más importante sobre el duelo entre estos dos


recipientes. La lata gana en este apartado también. Que esté herméticamente
cerrada impide la entrada del oxigeno y que el metal no deje pasar ni una pizca
de luz o rayos del sol provoca que el producto se conserve en mejor estado en
los apartados de aroma, sabor y color. La botella pese a que se utilicen vidrios
marrones o verdes siempre traspasa algo de luz o rayos solares que daña al
producto y el cierre con chapas no puede asegurar siempre que no entre
oxigeno por el motivo que sea. Pero que la lata sea de metal puede aportar
sabores metálicos desagradables al poco tiempo. Antiguamente se usaban el
acero, el estaño e incluso el plomo para enlatar y con ello llegaban los típicos
sabores a tuberías, hasta que se empezó a enlatar con aluminio con un
revestimiento de polímero que mejora mucho este aspecto

E)

La actividad diaria en las casas y en las industrias da lugar a vertidos y

escapes de estas sustancias como consecuencia de errores humanos, errores

mecánicos, descuidos y falta de interés e información por cuidar el medio


ambiente.

Cabe destacar que, aunque ambos agentes son biodegradables, esta

propiedad se ve muy limitada si estos compuestos se encuentran en exceso en


las aguas.

Hay que tener en cuenta que en la mayoría de las ocasiones, el agua

contaminada se filtra en el suelo dejando en él parte de los contaminantes;

otras veces, sin embargo, esos contaminantes no quedan atrapados en los

suelos y pasan a las aguas subterráneas. De esta forma, pueden resultar

afectadas extensas áreas superficiales y subterráneas además del agua


marina.

La gente al no conocer los daños que provoca el jabón, no logra percatarse del

impacto ambiental que genera, mas en cambio si logramos con este trabajo

concientizar e informar a la gente creemos que el impacto ambiental por


jabones y detergentes se vera reducido.

Además se pretende enseñar al publico en general que jabones son los menos

dañinos para el ambiente así como la elaboración de su jabón casero, todo


esto con el objetivo de aminorar el impacto ambiental de jabones y detergentes.
El problema de los jabones

Por su parte, los jabones presentan la desventaja de que, si se usan en aguas

duras, tienden a formar sales con los cationes de los metales dando lugar a

“natas” que neutralizan su acción. Esas sales, también pueden ser insolubles,

acumulándose como precipitados. El exceso de jabón utilizado precipita en

forma de sales cálcicas de los ácidos grasos, arrastrando consigo la parte de la


suciedad no soluble y formando emulsiones.

Otro aspecto contaminante de los jabones está basado en la lenta

biodegradación de algunos de los compuestos que los constituyen, como los


alquilbencenosulfonatos de cadena ramificada.

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