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10 Lecciones de Liderazgo aprendidas de Moisés

Lidiar con decepciones no es un tema nuevo para muchas personas, y una gran mayoría tiende a relacionarlas
con situaciones amorosas; sin embargo, las decepciones se pueden dar en muchos ámbitos, y por supuesto que
en el laboral también. Por ejemplo, ese puesto de trabajo en esa empresa no se dio por más que te esforzaste
en la entrevista y en todo el proceso de reclutamiento; o esa promoción no te la dieron a ti, sino que se la dieron
a otro compañero; inclusive puede ser que el aumento salarial no fue como te lo imaginaste, a pesar de que
tenías altas expectativas; puede ser que no te dieron en la evaluación de desempeño la calificación que esperabas
o el negocio al que le tenías tantas expectativas no se llegó a concretar, etc, etc, etc.

Para muchas personas, estas situaciones los logran sacar de su estado de tranquilidad, pierden la paz, el enfoque
y la felicidad.

Sin embargo, las decepciones son parte de la vida, el detalle está en cómo lidias con ellas. Si desde niños se nos
entrenara mejor para lidiar con las decepciones, probablemente no habría tanto drama en la edad adulta. Es
decir, si de pequeño se aprendió a lidiar con la decepción de no conseguir el juguete o el dulce cuando se quería,
la probabilidad de que no te eches a morir o armes un berrinche el día que no te dieron la promoción en la
empresa puede ser más baja.

Pero como no puedes ni debes vivir responsabilizando a otros por tus decisiones (porque recuerda, la forma en
que reacciones es tu decisión), si esta no es una habilidad que hayas aprendido, vas a tener que hacerlo ya de
grande.

Hay un caso en la Biblia que me gusta mucho sobre un hombre que realmente es un héroe en esto de lidiar con
decepciones y en cómo a lo largo del tiempo, fue demostrando y afianzando herramientas que le ayudaron a
salir adelante. Me refiero a Moisés.

Yo me imagino que cuando Dios le habló a Moisés y le dijo que necesitaba que regresara a Egipto para sacar al
pueblo de Israel, estando él tranquilo en su casa haciendo su trabajo de cuidar ovejas, lo último que le pasó por
la mente fue lo difícil que iba a ser guiarlos durante 40 años por el desierto. Es cierto, desde el principio estuvo
preocupado por cómo iba a hablar a Faraón para convencerlo (Éxodo 3:11), pero el trabajo que el mismo pueblo
le dio una vez que los logró sacar…digamos que no estaba incluido en la descripción de funciones.

Te doy unos cuantos ejemplos de por qué digo esto:

El pueblo vio las 10 plagas que Dios mandó sobre Egipto como castigo por la dureza del Faraón.

El pueblo vio también cómo salieron de Egipto cargados de riquezas a pesar de que eran esclavos.

El pueblo vio cómo se abrió el Mar Rojo y cruzaron por tierra seca y vieron a ese mismo Mar Rojo cerrarse y
ahogar a todo el ejército del faraón que venía persiguiéndolos.

Sin embargo, ese es el mismo pueblo que:

Se fabricó un dios falso en cuanto Moisés se les perdió de vista para ir a recibir las tablas de los 10 mandamientos.
(Éxodo 32:1)

Se quejó de que no tenían qué comer y Dios les mandó Maná (Pan del Cielo), y al poco tiempo se quejaron de
que ya estaban cansados de comerlo (repito…venía directamente del cielo y no tenían que hacer NADA para
recibirlo, solamente salir a recogerlo). (Números 11:4-6)
Lloraron toda una noche quejándose de que era mejor haberse quedado en Egipto que enfrentar a los gigantes
en la Tierra Prometida que ya Dios les había dicho que les iba a dar. (Números 14:2-3)

Me puedo imaginar que ese ambiente no era para nada sencillo de manejar para Moisés, sin embargo, todos
recordamos a Moisés como uno de los grandes héroes de la fe.

Si miramos la historia con atención, él no se dejó vencer por estas situaciones, y más bien, hay algunas
herramientas que Moisés usó para tratar con este pueblo, de las cuales podemos aprender para la delicada tarea
de manejar equipos de trabajo.

Algunos de los aprendizajes que he podido identificar son:

Era perseverante a pesar de la adversidad. Se presentó ante el Faraón 1, 2, 3…9 veces antes de que el Faraón
accediera a dejarlos ir cuando se presentó la décima vez. No desmayó en el propósito, insistió, fue perseverante
e insistente, porque tenía un objetivo claro. (Éxodo 5:1-2)

Tenía un objetivo y una meta clara. Él tenía que llevar a ese pueblo, con la quejadera y todo, hasta el lugar donde
Dios le había dicho. Estaba claro en cuál era el resultado final que debía de alcanzar, tanto así que cuando el
Faraón “negociaba” con él y le ponía ciertas condiciones para dejar ir a algunos, él se mantenía firme en su
objetivo. (Éxodo 10:8-11)

Tenía claros sus Principios y Valores. Él sabía muy bien a quien obedecía y en quien creía. Si Dios decía que iba a
hacer algo, él confiaba. Él era el líder del pueblo, pero estaba subordinado a la voluntad de Dios, y lo obedeció
en todo. (Hebreos 11:24-27)

Delegó funciones. Cuando fue necesario hacerlo, designó jefes por grupos de personas que tuvieran principios y
valores similares a los suyos, que le ayudaran con la tarea de manejar al pueblo y él poder optimizar su tiempo y
energías para cumplir con el objetivo que se le había planteado. (Éxodo 18:13-27)

Buscaba y aceptaba el consejo. Siempre que el pueblo se revelaba y se ponía difícil, él iba a Dios para pedir
consejo. Adicionalmente, fue de parte de su suegro Jetro que recibió el consejo de delegar funciones y esto le
ayudó a poder supervisar todas las responsabilidades del pueblo que debían de ser atendidas. (Éxodo 18:24)

Comunicaba. Al principio de la historia de Moisés, vemos como él se quejó de no ser elocuente y hasta de
tartamudo (Éxodo 4:10), sin embargo, era claro que debía de comunicarse con el pueblo y frecuentemente lo
hacía. Entendía la importancia de la comunicación y cuando no se sintió capacitado para hacerlo, lo hizo a través
de Aarón, su hermano (Éxodo 4:15-16); hacia el final de su historia, lo vemos cómo ya se dirigía él directamente
a todo el pueblo (Deuteronomio 31:1); el punto es que no importaba cómo lo hiciera, Moisés se comunicaba.

Estableció reglas y orden. Había todo un código de leyes, reglamentos y procedimientos. Era necesario para
poder administrar a todo ese pueblo. Dios se las mandó y él siempre se aseguró de reforzar la importancia de
seguirlas (Deuteronomio 12:1). Eso es Organización, Disciplina y hasta tenían Descripción de Funciones (Éxodo
28:1-4).

Capacitó a otros. Sabía que él solo no podía hacerse cargo de todo el trabajo, así es que capacitó a otras personas
para que pudieran asumir ciertas responsabilidades (Éxodo 18:20) y también capacitó a quien sabía que lo debía
de sustituir una vez que él no estuviera presente (Deuteronomio 3:28), (Deuteronomio 31:1-3) y de esta manera
se aseguraba de seguir desarrollando el potencial de las personas que estaban a su alrededor.

Era Conciliador y Negociador. La misión que se le había encomendado era la de dirigir al pueblo de Israel y de
llevarlo a la Tierra Prometida. Sin embargo, esa tierra estaba ya ocupada por otros, y cuando llegaba, lo primero
que hacía era negociar la paz con las personas que habitaban ahí (Deuteronomio 20:10-12).
No se dejó intimidar por el chisme. Y no sólo eso, sino que constantemente intercedía por los demás. Cuando
sus hermanos, Aarón y María “hablaron” de él y Dios los iba a castigar, fue el mismo Moisés el que “intercedió”
por ellos ante Dios para que no fueran castigados (Números 12:1-13), pasó también cuando el mismo pueblo
murmuró en contra de él y una vez más él intercedió ante Dios por ellos (Números 16:41-46)

Sin lugar a dudas, Moisés era un Líder experto en Gestión del Cambio, Comunicación y Capacitación, solo para
mencionar algunas y sin olvidar que era una persona con un nivel de Tolerancia impresionante.

Él era consecuente entre lo que hacía y lo que le decía a los demás que debían de hacer.

No en vano en el libro de Deuteronomio 34:10-12 se nos dice que “nunca más se levantó profeta en Israel como
Moisés…”

Como mencionamos antes, lidiar con decepciones no es cosa sencilla, y esta historia nos muestra cómo alguien
que constantemente se podría sentir decepcionado por el poco o nulo reconocimiento que recibía de parte de
los demás por el arduo trabajo que estaba haciendo, no se dejó desmotivar por eso y al contrario, se constituyó
en un héroe.

Hay mucho que podemos aprender de grandes hombres de la historia para nuestros retos actuales, y es
sorprendente ver como las herramientas que ellos usaron en su tiempo, son las mismas de las cuales podamos
echar mano en la actualidad para salir adelante con nuestros retos.

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