Causalidad

La pena de muerte en casos de violación sexual a menores de edad no se debe de implementar, pues es muy
perjudicial para la protección y promoción de los derechos humanos. Si se permite esto, generaría haberse
desvinculado a la Convención Americana sobre Derechos Humanos (también conocida como Pacto de San José). La
cual tiene entre sus principales funciones: primero en servir de límite al poder del estado, para así evitar que el
Estado cause grandes prejuicios a la sociedad; y lo segundo en orientar la forma de actuar por parte del Estado, para
no transgredir o vulnerar los derechos sino también pueda realizar acciones que ayuden a proteger estos. Por lo
tanto, esto sería un enorme retroceso a todo lo conseguido en reconocimiento de derechos y garantías, y claro está
la igualdad entre nosotros. Los ciudadanos ya no podríamos acceder a un proceso internacional en caso de que su
derecho no haya sido protegido de forma adecuada por el orden jurisdiccional interno. Así también cabe recordar
que en el artículo 4. del Pacto de San José hace mención al derecho a la vida y que nadie puede ser privada de esta
arbitrariamente. En consecuencia, la pena de muerte en casos de violación no es lo más adecuado, porque iríamos
en contra de una tendencia, donde prevalece la correcta aplicación de los derechos humanos.

Cierre

En síntesis, no debe de implementarse la pena de muerte en casos de violación sexual a menores de edad, ya que
esto no reduciría la violencia sexual, tal como se expuso en los casos de Japón, Estados Unidos y el continente
Europeo. Ante esta situación, consideramos a modo de reflexión que para enfrentar este grave problema, además
de modificar normas penales para tener sanciones más fuertes y lo expuesto anteriormente, se debe de plantear
una discusión más profunda sobre por qué surgen estos abusos y que debemos hacer para que no sigan ocurriendo.
No existe una forma rápida que solucione esta crisis, el problema es complejo y la solución también debe de serlo.
Debemos de actuar lo más pronto posible pues somos el Estado respecto del cual la corte se ha pronunciado en
mayor cantidad de veces, en su mayoría siendo condenado Perú por su responsabilidad al violar derechos humanos.
Nosotros como ciudadanos tenemos que pensar en el país y no en lo que es políticamente más rentable.