Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Capítulo II.
A partir de la epistemología asumida, aceptamos la naturaleza diferenciada del objeto de investigación de las
ciencias sociales y humanas, el cual es un sujeto interactivo, motivado e intencional, quien asume una posición
frente a las tareas que enfrenta. La investigación sobre este sujeto no puede ignorar estas características
generales; es, entre otras cosas, un proceso de comunicación entre investigador e investigado, un diálogo
permanente que toma diferentes formas.
Si el hombre es interactivo, quiere decir que los procesos que caracterizan sus relaciones se constituyen en su
expresión subjetiva; es decir, no se pueden aislar sus características psicológicas del contexto en que se expresan.
La sola presencia del investigador en la situación interactiva que toda investigación implica, representa un
elemento de sentido que afectará de múltiples formas la implicación del sujeto estudiado con la investigación. El
sujeto investigado es activo en el curso de la investigación, él no es simplemente un reservorio de respuestas,
listas a expresarse frente a la pregunta técnicamente bien formulada.
El sujeto, en realidad, no responde linealmente a las preguntas que se le hacen, sino realiza verdaderas
construcciones implicadas en los diálogos dentro los cuales se expresa. En este contexto la pregunta representa
apenas uno de los elementos de sentido sobre los que se constituye su expresión.
Las construcciones del sujeto durante la investigación no aparecen simplemente como reacción lineal e isomórfica
al tipo de inductor utilizado en el método, sino que integran sus necesidades, así como los códigos sociales
aceptados por el medio en que vive. Toda construcción es un proceso complejo, plurideterminado , que exige la
mayor pericia del investigador para definir indicadores relevantes sobre lo que estudia, lo cual es imposible sin su
implicación activa, no sólo con los resultados de los instrumentos, sino con los sistemas de relaciones que deben
ser establecidos en el curso de la investigación.
El sujeto investigado no está preparado para expresar en un acto de respuesta la riqueza contradictoria que
experimenta frente a los momentos que vive en el desarrollo de la investigación. La respuesta, como construcción
compleja que implique al sujeto, se va desarrollando en el curso de la investigación.
El diálogo no representa sólo un proceso que favorece el bienestar emocional de los sujetos que participan en la
investigación, sino que es fuente esencial para el pensamiento y, por tanto, elemento imprescindible para la
calidad de la información producir en la investigación.
Toda investigación cualitativa debe implicar el desarrollo de un diálogo progresivo y orgánicamente constituido,
como una de las fuentes principales de producción de información.
La visión tecnocrática e instrumentalista de la investigación, dominante en psicología, impidió otorgar pertinencia
al investigador como comunicador; pero ésta es una de sus funciones esenciales en la investigación cualitativa,
definida desde los parámetros epistemológicos asumidos en este libro. La calidad y complejidad de la información
producida por los sujetos investigados, una condición esencial para la construcción del conocimiento sobre la
subjetividad, sólo se alcanza por la implicación de aquéllos en las redes de comunicación desarrolladas por la
investigación.
Los instrumentos adquieren un sentido interactivo.
La tendencia dominante en la investigación psicológica tradicional desestimaba la información producida por la
investigación a través de fuentes diferentes a los instrumentos definidos en el diseño, pues entre los principios
epistemológicos que la sustentaban, se consideraba que la única información válida era la reportada por los
instrumentos validados, confiables y estandarizados: el valor de la investigación se definía por la cualidad de los
instrumentos, como si entre ellos existiera una relación lineal.
En el marco epistemológico que asumimos, el valor de la información se define, ante todo, por lo que significa
para el conjunto de informaciones dentro de la investigación. La información aparecida en momentos informales
de la investigación es tan legítima como aquella procedente de los instrumentos usados. Esto influirá en la
definición de los instrumentos de investigación y de los procesos de construcción de la información.
El lugar que otorgamos a la comunicación en el desarrollo metodológico de la investigación cualitativa, conduce a
atribuir una posición diferente al investigador y a los sujetos investigados. El investigador, además de ser un sujeto
participante, posición defendida por las diferentes modalidades de investigación etnográfica, se convierte en
sujeto intelectual activo durante el curso de la investigación. No sólo participa en las relaciones, sino va
produciendo ideas en la medida en que aparecen elementos en el escenario de la investigación , las cuales
confronta con los sujetos investigados, en un proceso que lo conduce a nuevos niveles de producción teórica; esta
última acompaña en todo momento al proceso empírico y no está limitada a la información producida por los
instrumentos; por el contrario, el investigador la asume como un momento del proceso general de producción de
conocimiento.
El investigador y sus relaciones con el sujeto investigado son los principales protagonistas de la investigación, y los
instrumentos dejan de tener el lugar protagónico. El investigado, por su parte, adquiere un papel esencial, en
tanto no representa una entidad objetiva, homogeneizada por el tipo de respuesta que debe dar, sino que es
reconocido en su singularidad como responsable por la calidad de su expresión, que estará relacionada con la
cualidad de su vínculo con el investigador.
La significación que atribuimos a la comunicación rompe el esquema estímulo-respuesta que indirectamente ha
continuado imperando en la investigación científica, y desplaza el centro de atención de los investigadores, de los
instrumentos, a los procesos interactivo-constructivos que se constituyen dinámicamente en el curso de la
investigación. El curso de la investigación, las estrategias empleadas, los instrumentos no constituyen definiciones
rígidas a priori, sino que están definidos por el curso de la información y por las necesidades que aparecen
progresivamente en él.
La investigación, desde esta perspectiva, deja de tener una ruta crítica fijada a priori, y se convierte en proceso
interactivo que sigue los altibajos y las irregularidades de toda relación humana. El esfuerzo del investigador para
mantener la tensión productiva en el curso de la investigación adquiere particular significación.
En la investigación cualitativa la introducción al tema se presenta a través de un diálogo del investigador con los
sujetos que participarán en la investigación. El interés de investigador y sus preocupaciones aparecen
naturalmente dentro de la conversación con el grupo, lo que de hecho se convierte en el primer momento de la
investigación.
Una de las características epistemológicas que atribuimos a la investigación cualitativa es su naturaleza teórica; lo
cual no implica un divorcio con lo empírico, sino la subraya como vía de producción de conocimiento en la cual el
lugar de la teoría es momento central. Este lugar de la teoría no se define por su uso como marco supraindividual
rígido, que se opone a nuevas ideas y conceptos empíricos, sino se entiende como teoría articulada y conducida
activamente por el investigador, quien representa un momento vivo a través de su producción intelectual.
No consideramos la teoría como un cuerpo rígido y a priori. Ésta representa un proceso vivo, en desarrollo y
construcción sistemática, confrontada constantemente con la multiplicidad de ideas generadas por quienes las
comparten y quienes se oponen a ellas de las cuales resulta un conjunto de alternativas que se expresan en la
investigación científica, y que siguen diferentes zonas de sentido sobre la realidad estudiada. Ninguna teoría
puede considerarse resultado final, que da cuenta en términos absolutos de lo estudiado, por lo cual las categorías
que presente no pueden ser reificadas.
La teoría como producción orgánica del pensamiento genera sus necesidades, que conducen a categorías y
construcciones que tienen sentido sólo en relación con el cuerpo teórico en su conjunto. La relación de estas
categorías y construcciones con el objeto es solo indirecta; sin embargo, es condición para el avance de la teoría
hacia nuevas zonas de sentido sobre la realidad estudiada. Consideramos inadecuada cualquier forma de relación
directa entre los “datos” y la teoría, porque la teoría responde a una multiplicidad de factores que están definidos
por el hecho de ser una producción subjetiva humana.
Las categorías son instrumentos del pensamiento que expresan no sólo un momento del objeto estudiado, sino el
contexto histórico-cultural en que ese momento aparece como significativo y, junto con ello, la historia del
investigador, la cual es elemento relevante en la explicación de su sensibilidad creativa. Como proceso
plurideterminado, la teoría alcanza una forma singular de expresión en las ciencias antroposociales, por el hecho
de que el objeto es de idéntica naturaleza a la del investigador, quien produce pasamiento no sólo desde su
posición frente al otro, sino también desde su posición frente a sí mismo.
La forma en que se produjo y desarrolló el psicoanálisis es un buen ejemplo del lugar de la teoría en la producción
del conocimiento, y de la forma en que avanza a través de la multiplicidad de determinantes que colocan este
proceso más allá de la relación directa entre sujeto y objeto.
La construcción a partir de la información producida en el momento empírico, en términos de un marco teórico,
es un proceso complejo e irregular que pasa por diferentes momentos antes que la información en cuestión
adquiera toda su importancia para la producción científica. Cuando nos referimos a la construcción procedente de
la información del momento empírico, no nos referimos simplemente a la acumulación de datos producidos en
esa instancia, sino a las ideas, conceptos y construcciones que se integran de forma indisoluble dentro de la
producción de información empírica, lo que hace que trabajemos más con indicadores que con datos
comprendidos como entidades objetivas provenientes del objeto.
En nuestra concepción no establecemos una diferencia rígida entre teoría y momento empírico, pues a éste no lo
definimos ni por el tipo de contenido ni por el tipo de operaciones, sino como un escenario particular del proceso
de producción de conocimiento en el cual convergen las operaciones y contenidos que acompañan este proceso.
El momento empírico es fuente de nuevos fenómenos que, con frecuencia, conducen a contradicciones con las
formulaciones de que dispone el investigador para conceptualizarlos. Estas contradicciones favorecen el desarrollo
de la teoría, pues la confrontación conduce al investigador a postular categorías y supuestos enriquecedores de
aquella.
La relación entre lo empírico y lo teórico es implícita, indirecta, mediata y, con frecuencia, contradictoria. En el
momento empírico se producen categorías y se elaboran cuestiones que mantienen independencia relativa con el
marco teórico general, que pueden convertirse en elementos que entren en contradicción con algunos de sus
presupuestos generales.
De forma general, las teorías han sido reificadas por los investigadores quienes las asumen como escenario ideal
para acomodar todos sus hallazgos; con lo cual empobrecen éstos y, simultáneamente, debilitan la teoría al
mantenerla invariable más allá de sus posibilidades heurísticas reales.
Dentro del paradigma cualitativo la cuestión de la producción teórica en el nivel empírico ha sido objeto de
atención y, de forma particular, se ha expresado a través del desarrollo del término “teoría fundamental/
fundamentada o grounded theory”, la cual fue presentada por Glaser y Strauss en 1967 como preocupación por
los procesos de construcción de información. Con ella se intentaba superar la orientación dominante de centrar el
desarrollo de la investigación cualitativa en los métodos.
Glaser y Strauss definieron la “grounded theory” en su relación inseparable con los datos, lo cual les llevó a una
reducción empiricista del papel de la teoría en la investigación. Al evitar el tipo de teoría apriorística y
especulativa, los autores se plantearon la teoría fundamental como aquella que se debía desarrollar
conjuntamente con la recolección de datos, y atribuyeron gran importancia a la verificación de la primera, rasgo
distintivo del empirismo.
Los autores enfatizan la necesidad de que sean producidas categorías dentro del campo de estudio, lo cual
consideramos esencia; pero reconocer esta realidad no puede conducirnos a ignorar el lugar anticipatorio y
central de la teoría para la investigación científica y, mucho menos, a pensar que las teorías, para ser legítimas,
necesitan verificarse en el momento empírico, cuestión que estos investigadores reiteran.
Glaser y Strauss sujetan la teoría a los datos producidos en el proceso de investigación, con lo cual ignoran su
relativa independencia, así como las múltiples formas en que se pueden relacionar estos dos momentos en el
curso de la producción de conocimiento.
Se ha prestado poca atención al proceso de construcción del conocimiento en el momento empírico, pues este
último se ha identificado como recolección de datos, mientras que la acción del investigador sobre los datos, que
en la investigación empírica tradicional tampoco es un trabajo teórico, se ubica en la fase de interpretación de los
resultados. En nuestra opinión, la teoría representa una herramienta del pensamiento para ser interrogada, lo que
a su vez conduce nuevas ideas. Es una realidad en sí misma, representa un sistema orgánico, producido y
desarrollado constantemente por el pensamiento humano a través del cual se generan necesidades que
representan fuentes de tensión permanentes para el investigador.
La idea de verificación condujo a una representación en la que los momentos teórico y empírico mantenían una
relación directa lineal, lo que ha llevado a comprender ambas instancias de forma estática y terminada, donde un
supuesto o afirmación teórica podía adquirir universalidad por su verificación en un resultado empírico concreto.
En nuestra opinión, la significación de lo empírico en el nivel teórico es resultado de una cuidadosa y larga
elaboración de las ideas y hechos procedentes de lo empírico, es decir, es el resultado de un proceso de
construcción teórica.
El escenario en el que tiene lugar la producción teórica de la ciencia, es el de la construcción teórica.
Considero que no existe acuerdo entre los investigadores dedicados a la investigación cualitativa, en relación con
las características generales de la producción del conocimiento en ella. Todavía se expresa con fuerza la idea de
etapas diferenciadas del proceso de investigación cualitativa, sobre todo en lo relativo a la recolección de datos y
su procesamiento. Sin embargo, otras voces se levantan en sentido contrario.
Acerca del proceso de producción de conocimientos en la investigación cualitativa, pienso que ese proceso implica
al investigador de forma simultánea al curso de los acontecimientos investigados, en los que participa a través de
sus ideas y de diversos caminos, incluso en función de su preferencia y estilo personal.
Por otra parte, tanto la inducción como la deducción representan procesos lineales y regulares de producción de
información; el primero apoyado en una base empírica, y el segundo en una base lógica, la cual es también
empírica cuando se somete al principio de verificación, característico del modelo hipotético-deductivo. En
realidad, la producción de conocimientos es resultado de una compleja combinación de procesos de producción
teórica y empírica que convergen en el investigador, quien como sujeto de la investigación no sigue de forma
rígida y lineal ninguna de las dos vías.
En trabajos anteriores hemos definido un procedimiento configuracional en la producción de conocimiento, al
cual atribuimos carácter plurideterminado, irregular y contradictorio. Este proceso es dirigido por el investigador,
quien dentro del complejo universo de información producida va ramificando el curso de sus ideas en distintos
ejes de investigación. Esto, que hemos llamado lógica configuracional, implica al investigador en un proceso
constante de producción de ideas y reflexiones, las cuales no pueden ser organizadas por ningún criterio externo a
su pensamiento.
La inducción y la deducción responden a una concepción positivista, y están comprometidas, tanto una como la
otra, con una actitud pasiva del investigador, cuya complejidad y creatividad quedan subordinadas y restringidas a
reglas fijas derivadas de lo empírico o del juego lógico de proposiciones; cuando la riqueza de la producción del
conocimiento trasciende todo intento de restricción y regularidad impuesto desde afuera.
La humanización de la ciencia implica incluir al hombre y sus procesos en la definición de la cualidad del
conocimiento. Los procesos de inducción y deducción se mantienen dentro de una concepción despersonalizada
del conocimiento, en la cual la empiria, o la lógica, aparecen sustituyendo al sujeto real de este proceso.
La investigación cualitativa se diferencia de la cuantitativa por estar orientada a la producción de ideas, al
desarrollo de la teoría, y en ella lo esencial es la producción de pensamiento, no cadenas de datos sobre los cuales
se buscan significados de forma despersonalizada en la estadística.
La teoría no puede convertirse en una camisa de fuerza; por el contrario, las categorías generales son resultado de
conceptualizaciones producidas en un nivel teórico que no es asequible a las evidencias empíricas inmediatas.
Una de las causas que conducen a la especulación es el intento de dar significación a fenómenos empíricos
complejos en las categorías generales de la teoría, lo cual implica ignorar la singularidad de lo estudiado y producir
generalizaciones artificiales que lo empobrecen y distorsionan. Ninguna teoría agota lo estudiado en su nivel
singular; por lo tanto, el sujeto es siempre un rico interlocutor de cualquier teoría y su investigación reportará
siempre elementos nuevos y desafiantes para aquélla.
Uno de los aspectos que caracterizan a la producción de conocimiento en la investigación cualitativa es la atención
al carácter singular de lo estudiado, que se expresa en la legitimidad que se atribuye al estudio de casos. En la
investigación cuantitativa tradicional, en contraste, la singularidad es eliminada dentro de la red de categorías
estandarizadas que orientan la producción de conocimientos, pues sólo tiene el estatus estadístico de lo no
significativo.
El curso de la investigación cualitativa presupone el estudio de casos no como vía de obtención de información
complementaria, sino como momento esencial en la producción de conocimiento. Constituye un proceso irregular
y diferenciado que se ramifica en la medida que el objeto se va expresando en toda su riqueza.
Las características en este tipo de construcción de conocimiento llevan a una representación diferente de los
momentos comprometidos con el desarrollo de la investigación, así como del proyecto de su realización.
Tradicionalmente, el momento inicial de una investigación se define por el planteamiento del problema. En la
investigación positivista tradicional, sea del tipo correlacional o de manipulación, el problema aparece como una
entidad estática, fija y a priori que orienta el resto de las operaciones del diseño de investigación.
La definición del problema expresa algunas limitaciones generales de esa metodología:
Simplificación del objeto de estudio: el problema debe ser concreto para que se puedan determinar las variables
que serán objeto de operación y susceptibles de correlaciones estadísticas, o que permitirán la repetición del
experimento en situaciones similares:
Carácter invariable y apriorístico del problema: el problema se define a priori, y toda la investigación es dirigida a
la comprobación de aquellas hipótesis que se derivaron de él.
En nuestra apreciación, el problema no representa una entidad concreta cosificada, sino un momento en la
reflexión del investigador que le permite identificar lo que desea investigar y que puede aparecer en una primera
aproximación de forma difusa y poco estructurada. El problema en el tipo de investigación cualitativa que
defendemos, sólo representa un primer momento en la concreción de lo que se desea investigar; por lo tanto, más
que una construcción acabada del problema, representa una construcción en proceso que se irá desarrollando
hacia nuevas y diversas formas.
La investigación cualitativa es un proceso permanente de producción de conocimiento, donde los resultados son
momentos parciales que se integran constantemente con nuevas interrogantes y abren nuevos caminos a la
producción de conocimiento. A diferencia de lo que ocurre en la investigación cuantitativa, en la cualitativa el
problema se va haciendo cada vez más complejo y conduce a zonas de sentido de lo estudiado que eran
imprevisibles al comienzo de la investigación.
La investigación cualitativa es valiosa no sólo por el conocimiento que produce sobre lo estudiado, sino también
por las nuevas zonas de sentido que permite descubrir en relación con el objeto de estudio.
Cuando hablamos de la definición del problema como primer momento del proyecto de investigación no
ignoramos el lugar de la revisión bibliográfica. Ésta representa un momento esencial en la producción de aquellas
ideas que tendrán expresión progresiva en el curso de la investigación. Al concebir la investigación orientada a la
producción de conocimiento y no de datos, estas ideas comienzan su complejo y contradictorio curso desde el
momento de la definición del problema.
La investigación cualitativa no exige la definición de hipótesis formales, pues no está orientada a probar ni a
verificar, sino a construir, y no requiere explicitar lo que va a ser probado, pues frecuentemente esto no se conoce
al comienzo. Decir que no está orientada a probar ni a verificar, no quiere decir que en su curso no se verifiquen y
prueben determinadas cosas, sino que estos objetivos aparecen como momentos de proceso de investigación y no
representan momentos analíticos establecidos como el fin de la investigación.
Uno de los principios constitutivos de las hipótesis en la investigación cuantitativa tradicional es su carácter
operacional, que consiste en implicar las operaciones de medición y observación con los conceptos y categorías
para que éstos sean susceptibles de cuantificación y, por tanto, de los subsiguientes momentos de verificación.
En cambio, en la investigación cualitativa, las hipótesis no tienen una definición funcional; sólo se suceden unas a
otras como momentos del proceso de construcción teórica, fuera del cual no tienen ningún sentido.
El curso de la investigación no está separado en las etapas clásicas de recolección y análisis de los datos. En primer
lugar, se establece una diferencia entre la forma tradicional en que se ha utilizado el concepto de dato en la
investigación cuantitativa, el cual se ha usado como entidad objetiva, portadora de un valor en sí que, de forma
directa, se considera como un elemento del objeto estudiado, de lo que se llama indicadores, en los cuales la
información del objeto está integrada de forma inseparable al sentido subjetivo de la producción teórica del
investigador.
En la perspectiva cuantitativa los datos aparecen de forma fría e impersonal, por la simple acción instrumental del
investigador sobre el sujeto estudiado. Esto empobrece la calidad de la información y con frecuencia conduce a
una distorsión del valor de aquélla.
El mismo Cronbach, una de las personalidades de la investigación sobre las pruebas psicológicas dentro de la
concepción tradicional de investigación científica, critica y cuestiona sobre esta propia perspectiva. Asimismo,
destaca el papel del contexto y de las situaciones no controladas sobre la significación del conocimiento, factores
que habían sido ignorados por los modelos cuantitativos dominantes, para los cuales sólo eran válidas las
informaciones recogidas por los instrumentos. De esta forma, el autor, está legitimando el valor de la singularidad
y al mismo tiempo el estatus de proceso que tiene la producción del conocimiento, en el cual el investigador está
implicado constantemente para dar cuenta de los elementos no controlados del contexto.
La separación que se estableció entre las etapas de recolección de datos y la interpretación de la información
obedece en gran medida al carácter despersonalizado, “objetivo”, instrumental y frío que se ha atribuido a la
recolección de datos en la investigación tradicional. La objetividad artificial impuesta a la recolección de datos sólo
oculta aspectos de lo estudiado que no pueden expresarse por esa vía, con lo cual se contribuye a una imagen
“irreal” del objeto.
El papel activo del investigador determina que la producción de ideas represente un continuum que atraviesa
todos los momentos del desarrollo de la investigación, lo cual hace imposible separarla en una fase de acopio
(recolección) y otra de interpretación de datos (análisis). Si estos estuviesen separados, se perdería gran cantidad
de elementos no controlados, los cuales no aparecen simplemente en forma de registros objetivos, sino dentro de
ideas y construcciones que produce el investigador al estudiarlos. Esto, a su vez, genera la necesidad de buscar
más información y de usar nuevos instrumentos. El hilo conductor que une ambos momentos es la producción
teórica del investigador.
Las ideas, reflexiones e intercambios casuales durante la investigación contribuyen al sentido que el investigador
atribuirá a los fragmentos de información procedentes de los instrumentos utilizados. Es por esto que enfatizamos
la significación de las informaciones informales e indirectas en el proceso de construcción de conocimiento.
La significación de la información aparece como resultado de su integración en el proceso de pensamiento que
acompaña la investigación, que es, esencialmente, un proceso de producción teórica. La atención del investigador
dirigida a cualquier aspecto del campo de trabajo presupone no considerar las informaciones por su procedencia,
sino centrase en la significación que tienen en relación con el proceso de producción del conocimiento como un
todo.
Capítulo III
En la ciencia psicológica el campo de trabajo de los investigadores se encuentra en todos los escenarios en que la
práctica tiene lugar, es decir, desde esta perspectiva la investigación no está separada de la práctica profesional,
aunque esa separación se pretendió por largo tiempo como consecuencia del dominio positivista. El investigador
no se divide a sí mismo para participar en los diferentes dominios del ejercicio de la profesión, sino que continúa
elaborando sus ideas en cualquier dominio de la práctica profesional.
El psicodiagnóstico, la psicoterapia y cualquier otra práctica profesional so fuentes permanentes para la
investigación científica. Al romper con la lógica instrumentalista que legitimaba el valor científico de los resultados
por el tipo de instrumentos que los producían, y rescatar el valor de la producción de ideas como proceso
fundamental de la producción científica, las ideas se consideran valiosas no por su procedencia, sino por el lugar
que ocupan, y por su capacidad generadora dentro del proceso de producción de conocimiento.
Las ideas desarrolladas en la psicoterapia, el diagnóstico u otras formas de práctica profesional se legitiman por su
significación en el momento de la producción del conocimiento, para lo cual no necesitan fundamentación
estadística ni ser resultado de un experimento o de una técnica validada y estandarizada.
Al separar la legitimidad de las ideas del instrumento utilizado para producirlas, y de la significación estadística de
los resultados sobre los que se apoyan, las ideas pasan a formar parte del proceso de construcción del
conocimiento.
El hecho de que utilicemos categorías que nos permiten organizar conceptualmente procesos de los estudiado
que están más allá de nuestra posibilidad inmediata de constatación, define un núcleo de generación teórica con
necesidades propias relativamente independientes del nivel empírico; lo cual facilita que muchas ideas que surgen
durante la actividad profesional el investigador sean relevantes en el curso del proceso teórico, hecho que, en sí
mismo, determina su legitimidad.
Las fuentes de la práctica profesional que mencionamos contribuyen al proceso de producción del conocimiento
no por su integración en términos formales al proyecto de investigación, sino por la pertinencia de los hechos y las
ideas generadas en la relación con las necesidades del proceso de conocimiento. Además, un proceso que es
significativo en términos de las relaciones de la investigación con las fuentes de actividad profesional, es la
integración subjetiva del investigador en la actividad intelectual.
El diagnóstico, cuando es comprendido como proceso teórico de construcción de aspectos subjetivos de un sujeto,
sea individual o grupal, sigue las mismas reglas de la investigación cualitativa, es decir, se separa de las categorías
rígidas y apriorísticas de la semiología y de las técnicas inmediatas que las determinan para dar paso al uso de
instrumentos cualitativos que, al igual que en el caso de la investigación, no constituyen un fin en sí mismos, sino
un momento del proceso general del diagnóstico.
El diagnóstico es una investigación dirigida al conocimiento de un caso.
Entendemos el diagnóstico como un proceso que se mantiene en el tiempo y que no puede ser identificado con el
acto de aplicar un conjunto de instrumentos para llegar a un resultado. El diagnóstico psicológico es un proceso
orientado a develar al sujeto estudiado en su singularidad, sea en la constitución subjetiva de sus síntomas o de
cualquier proceso o capacidad que pretendan ser estudiados.
El diagnóstico despersonalizado y descontextualizado que ha caracterizado a la práctica psicológica conduce con
frecuencia a procedimientos erróneos.
En el ejercicio del diagnóstico como proceso de conocimiento son legítimos los mismos principios generales de la
epistemología cualitativa: el diagnóstico es un proceso de relación constituido a través de la comunicación, el cual
no representa un reflejo del sujeto estudiado en los términos de un resultado final, sino un proceso orientado a
producir conocimientos que faciliten la inteligibilidad de aquél en términos de nuestros recursos conceptuales
actuales, lo que no significa disolver al sujeto en las categorías usadas para su diagnóstico. Utilizado de esta forma,
el diagnóstico se convierte en fuente importante de producción de conocimientos.
Además del diagnóstico y la psicoterapia, el concepto de práctica profesional es más amplio e incluye todo lo que
hacen los profesionales de la psicología en las áreas de la profesión. La práctica profesional se considera uno de
los campos esenciales de investigación de los psicólogos.
Cuando el profesional comienza a seguir el curso de sus ideas y a organizar su práctica con vistas a este proceso de
producción de conocimiento, la práctica se ha transformado en investigación científica.
La práctica es compatible con el modelo de ciencia comprometida axiológicamente, participativa y generativa, que
reivindica su propia condición subjetiva como proceso humano.
Aunque aceptamos el concepto de dato para aquellos elementos que adquieren significación teórica, y que son
identificables como elementos concretos en el campo de la investigación, hemos introducido el concepto de
“indicador” para designar aquellos elementos que adquieren significación gracias a la interpretación del
investigador, es decir, que su significación no es asequible de forma directa a la experiencia, ni aparece en
sistemas de correlación. En este sentido, lo subjetivo y lo objetivo se integran en una unidad indisoluble que sólo
tiene valor dentro de los límites del proceso en que resulta producida. El valor de un indicador, fuera le proceso de
conocimiento que lo genera, sólo puede elaborarse en el curso de los procesos generales comprometidos con la
teoría.
El indicador sólo se construye sobre la base de información implícita e indirecta, pues no determina ninguna
conclusión del investigador en relación con lo estudiado; representa sólo un momento hipotético en el proceso de
producción de la información, mismo que conducirá a la aparición de nuevos indicadores a través de las nuevas
ideas del investigador asociadas con la construcción de los indicadores precedentes.
El indicador puede definirse por un elemento o por un conjunto de elementos.
Un indicador es una construcción capaz de generar un significado por la relación que el investigador establece
entre un conjunto de elementos que, dentro del contexto del sujeto estudiado, permiten formular una hipótesis
que no guarda relación directa con el contenido explícito de ninguno de los elementos tomados por separado. El
dato, sin embargo, es utilizado en su contenido explícito. Entre un dato y un indicador no hay correspondencia
biunívoca: el indicador está siempre asociado a un momento interpretativo irreductible al dato.
El indicador representa siempre un momento dentro de un proceso, en el cual los indicadores precedentes pasan
a ser elementos de sentido de los consecuentes, integrándose todos en el sentido que adquiere cualquier
interpretación realizada durante el proceso de investigación.
El proceso de definición de indicadores e un proceso de construcción teórica de complejidad creciente, en que el
indicador se vuelve elemento de relación entre los diferentes niveles de la producción teórica y las zonas de
sentido del objeto a que dicho niveles dan acceso. El indicador es parte del proceso permanente en que se
construye el conocimiento, y es uno de los elementos esenciales que facilitan la viabilidad del proceso de
conocimiento. El indicador no tiene valor como elemento aislado y estático, sino como parte de un proceso en que
funciona en estrecha interrelación con otros indicadores.
La sucesión que caracteriza los indicadores permite definirlos como manifestaciones de lo estudiado que resultan
cada vez más distantes de la evidencia empírica, las cuales serían imposibles de ser conceptualizadas sin
indicadores precedentes que facilitaran la construcción de los consecuentes (los que tienen carácter más abstracto
y complejo que los anteriores).
Los indicadores son categorías que facilitan el seguimiento de los complejos procesos que caracterizan cualquier
investigación contextualizada en el estudio de la subjetividad humana. No son categorías para ser utilizadas como
referencias, sino categorías producidas en el proceso de construcción del conocimiento que se constituyen en
instrumentos para la definición de zonas de sentido sobre el problema estudiado. Los indicadores son productos
de finalidad explicativa, no descriptiva; lo cual marca una profunda diferencia con la forma en que el concepto de
dato ha sido utilizado por la psicología.
Los indicadores facilitan la interacción entre las ideas del investigador y las manifestaciones de lo estudiado, a
través de los cual avanza hacia construcciones más abarcadoras del proceso de producción de conocimiento, las
cuales son de carácter temporal.
Los indicadores aparecen en los instrumentos, en las relaciones entre ellos, así como en cualquiera de las
situaciones y procesos surgidos en las diferentes relaciones que constituyen el campo de la investigación. Los
elementos que permiten la construcción de los indicadores no se producen necesariamente en una relación
inmediata de los unos con otros.
El desarrollo de los indicadores conduce necesariamente al desarrollo de conceptos y categorías nuevas, lo cual
es, quizá, uno de los momentos más creativos y delicados de la investigación. Asociado durante tantos años con la
producción de datos, los investigadores han identificado el momento empírico más como de “recolección” que de
creación, lo cual ha llevado a considerar la recolección de datos como un proceso orientado por categorías
generales que, desde un marco hipotético-deductivo, establecen a priori el alcance de las opciones a las que el
investigador se puede enfrentar en el momento empírico, lo cual fue, en nuestra opinión una de las
preocupaciones que estimuló el desarrollo de la Teoría Fundamentada.
Uno de los procesos más ricos de la investigación es el desarrollo de categorías que permitan conceptuar las
cuestiones y procesos que aparecen en su curso.
El desarrollo de categorías es un momento esencial en el tipo de investigación cualitativa que defendemos, pues
afirmamos que la investigación representa un proceso de constante producción de pensamiento, éste no puede
avanzar sin los momentos de integración y generalización que representan las categorías.
La producción de indicadores y la de categorías son procesos interrelacionados, pues las ideas asociadas con el
desarrollo de los indicadores no se expresan en categorías, el proceso generador de teoría sobre el que descansa
el curso de la investigación corre el riesgo de interrumpirse y llevar al círculo vicioso de reiteración de lo conocido,
lo que caracteriza a algunas investigaciones en nuestras áreas. Sólo el desarrollo de conceptos permite integrar en
una construcción teórica en proceso hechos y situaciones que, de otra forma, no serían aprovechadas para la
construcción teórica.
Una categoría, durante una investigación, puede ser resignificada y hasta abandonada cuando se la confronta en
momentos empíricos.
Las categorías representan un momento en la construcción teórica de un fenómeno, y a través de ellas entramos a
nuevas zonas de lo estudiado, las que conducirán a nuevas categorías que se integrarán a las anteriores o las
negarán; pero que no se hubieran podido construir sin aquéllas. Por lo tanto, toda categoría o teoría concreta
tiene ante sí el desafío de pasar a nuevas zonas de lo estudiado, más allá de las categorías desarrolladas por
cualquier teoría concreta en su momento actual.
Las elaboraciones teóricas que conducen a una nueva representación de lo estudiado permiten llegar a zonas de
sentido del problema inaccesibles a la representación anterior del mismo. Esta nueva representación no está
“verificada” en los datos, sino construida en “diálogo” con los datos, los que son un referente de los procesos
constructivos del investigador.
La elaboración teórica es un proceso gradual que crece a través de su propia historia, dentro de la cual los datos e
indicadores son resignificados en diferentes momentos cualitativos. La construcción teórica se desarrolla en dos
niveles que tienen relativa independencia entre sí, aunque ambos se interrelacionan de forma permanente: el
nivel de la producción teórica que acompaña el curso de la investigación empírica, dentro del cual la relación entre
lo teórico y lo empírico no es lineal ni isomórfica, sino irregular, contradictoria e imprevisible, y el nivel de
producción teórica que caracteriza el desarrollo de una teoría general, el cual guarda relación todavía más
mediata e indirecta con lo empírico.
La relación entre estos dos niveles de producción teórica es también contradictoria, irregular e indirecta, aunque
puedan producirse momentos en el desarrollo de la teoría, en que la relación entre estos niveles se vuelva más
directa y regular. La creatividad e independencia del investigador para “soltar” su pensamiento es condición de la
construcción teórica.
Las categorías producidas en el nivel teórico que caracteriza el momento empírico no pasan a ser inmediatamente
categorías de la teoría general que sirve de base a la investigación; su sentido en este nivel para la teoría general
no viene dado, sino que será producido dentro de los procesos constructivos asociados al desarrollo de la teoría.
La psicología tradicional prestó muy poca atención al desarrollo de nuevas categorías.
Como resultado del set empiricista dominante en la investigación psicológica, las categorías son, por lo general,
asumidas como “entidades” que nos vienen dadas. La investigación va dirigida a producir resultados empíricos que
puedan ser explicados en tal o cual sistema de categoría, pero no a producir categorías. Esta situación ha
conducido al paradójico fenómeno de que las investigaciones no sean fuentes de producción teórica, cuando
deberían interrelacionarse entre sí en los complejos procesos de conceptualización que presupone la apertura a
nuevas zonas de sentido sobre lo estudiado.
La investigación cualitativa, apoyada en la epistemología cualitativa, no se orienta a la producción de resultados
finales que puedan ser tomados como referentes universales e invariables sobre lo estudiado, sino a la producción
de nuevos momentos teóricos que se integren orgánicamente al proceso general de producción de conocimiento .
Por lo tanto, la investigación psicológica tiene que entrar a los procesos cualitativos de subjetivación de las
entidades generales con las que se identifican ciertos fenómenos en la psicología.
Históricamente, la producción de conocimientos ha estado referida a los procesos de inducción y deducción, los
cuales continúan representando procesos ordenados y regulares que expresan una secuencia lineal, dirigida a la
legitimación de una afirmación, ya sea del dato empírico, como la inducción, o de la relación entre proposiciones
teóricas, como la deducción. Sin duda, el carácter regular y lógico a que se reduce toda afirmación teórica con el
uso consecuente de ambos, nos llevó a proponer el término de lógica configuracional para dar cuenta de los
complejos e irregulares procesos comprometidos con la construcción teórica en la investigación cualitativa.
Tanto la inducción como la deducción comprometen el proceso de construcción teórica con elementos
supraindividuales, que actúan desde fuera en relación con los procesos constructivos el investigador. En el caso de
la inducción, la lógica está subordinada a las regularedades de la expresión empírica de lo estudiado, mientras que
la deducción está subordinada a las relaciones entre las proposiciones asumidas, las cuales, si bien son ejercidas
por el investigador, están insertas en un sistema de proposiciones que no son creadas, sino seguidas por él.
La lógica configuracional es un proceso que no tiene sólo carácter lógico, como la inducción y la deducción, que
son formas lógicas de seguir dos realidades de naturaleza diferente: la empírica y la proposicional conceptual. La
lógica configuracional coloca al investigador en el centro del proceso productivo, y se refiere a los diferentes
procesos de relación del investigador con el problema investigado. La forma en que estos procesos se articulan
entre sí en la producción del conocimiento depende mucho del problema a estudiar, así como del contexto en
que es estudiado. La lógica configuracional está orientada a definir los complejos procesos intelectuales
comprometidos con el desarrollo del conocimiento sobre la subjetividad.
La lógica configuracional guarda estrecha relación con el lugar que hemos otorgado al investigador en el proceso
de construcción teórica: con ella designamos el proceso constante e irregular de producción de conocimientos, en
el cual el investigador no es sólo un seguidor de reglas, sino un sujeto activo que se debe enfrentar a un conjunto
de opciones dentro de este proceso, entre las cuales definirá el curso de su producción teórica sobre el objeto.
El investigador integra el curso irregular y diferenciado de las múltiples informaciones de que dispone dentro de su
construcción teórica, y esta construcción da sentido a un espacio de información que se define por la
configuración de lo diverso y que sólo tiene sentido como construcción teórica, pues es gracias a su teorización
que el pensamiento encuentra nuevos momentos para construir lo estudiado en nuevas zonas de sentido.
La lógica configuracional integra de forma simultánea las construcciones del pensamiento del investigador con los
hechos de la realidad estudiada, los cuales aparecen en forma de datos y de indicadores.
La inmersión del investigador en la complejidad y diversidad de lo estudiado, para lo cual no hay reglas a priori
que se puedan seguir, es uno de los aspecto que queremos subrayar en la definición de la lógica configuracional.
La lógica configuracional presupone ampliación constante de los elementos relevantes para la construcción
teórica, los cuales aparecen ante el investigador de forma imprevista, y es sólo en el curso de su elaboración, que
aquél les encuentra un sentido en relación con los aspectos estudiados que concentran su atención en ese
momento de la investigación.
Principales características de la lógica configuracional:
- Es un concepto en desarrollo que tiene como objetivo significar los complejos procesos que acompañan la
producción teórica del investigador en el curso de una investigación.
- Es un proceso complejo, irregular y plurideterminado. Ella no se expresa en un conjunto de relgas que
orientan la investigación desde “afuera”, sino que es un proceso implicado con las necesidades
intelectuales del investigador ante la realidad compleja que construye.
- En esta lógica, la emergencia de un nuevo elemento o idea en el proceso de construcción del
conocimiento, puede implicar cambios esenciales en la cualidad del mismo.: los momentos actuales del
proceso no vienen linealmente determinados por momentos anteriores.
- En esta lógica se combinan de múltiples formas la información procedente del objeto con las ideas del
investigador que generan en el proceso, configurando ambas importantes síntesis de naturaleza teórica. la
lógica configuracional es teórica en tanto la teoría constituye su escenario de constitución y desarrollo,
por lo que se expresa en términos teóricos.
- La lógica configuracional no representa un proceso consciente e intencional del investigador, sino un
proceso donde el investigador de forma creativa organiza la diversidad de lo estudiado y de sus ideas, en
“ejes” de producción teórica que encuentran continuidad en la construcción teórica de lo estudiado.
La cuestión de la legitimación del conocimiento es una preocupación general de toda la ciencia, la cual se ha
expresado históricamente asociada al problema de la validez del conocimiento. El tema de la validez del
conocimiento tuvo su origen dentro de las concepciones positivistas de investigación, en las cuales toda
afirmación debía ser validada en el momento empírico, es decir, debería ser reafirmada por los datos.
Se han presentado conceptos más atractivos que el de validez para definir la legitimidad o el valor del
conocimiento producido, como el concepto de viabilidad de M. Mahoney:
Nosotros debemos, entonces, inferir un mundo más allá de nuestras construcciones, que impone límites sobre lo que
trabajaremos y no trabajaremos en esta parte del universo. Esos límites no determinan (o informan instructivamente) el
contenido de nuestras construcciones, sino constituyen las fronteras reales de su visibilidad (1991:112).
El conocimiento no se legitima por su correspondencia isomórfica y lineal con una realidad externa a él, si así
fuera, no podría expresar construcciones, y se reduciría a conceptos descriptivos posibles de ser definidos de
forma directa en la realidad inmediata.
La legitimidad del conocimiento se da cuando una teoría puede avanzar en la construcción teórica de lo que
estudia, conservando su continuidad y congruencia. Entendemos por continuidad la capacidad de la teoría para
integrar dentro de sus términos actuales nuevas zonas de sentido sobre lo estudiado, y como congruencia, la
posibilidad de enfrentar momentos de ruptura conservando su integridad como teoría, es decir, su capacidad para
asimilar construcciones nuevas sin perder su integrad.
La teoría, como se ha dicho antes, no responde sólo al objeto que pretende conocer, sino que tiene naturaleza
plurideterminada, de la cual participan, desde las formas culturales dominantes (en términos de lenguaje,
representación del mundo, y otros), hasta las necesidades que el desarrollo de la teoría genera en términos
subjetivos de la creación humana. En este sentido, la intención de legitimar el conocimiento por la relación directa
entre los constructos teóricos y la realidad, representa un empirismo ingenuo superado por el propio positivismo
lógico.
La legitimidad del conocimiento no puede definirse por un cato de validez, sino en el complejo proceso de
continuidad que caracteriza a la producción teórica; por lo tanto, la legitimidad representa un proceso de carácter
mediato, cuya significación tiene mayor valor histórico que actual.
La capacidad de una teoría para generar conceptos que, a su vez, son generadores de nuevos problemas y de
nuevas zonas de sentido sobre la realidad estudiada es una expresión del contacto entre la teoría y la realidad, el
cual con frecuencia está más allá de la conciencia del investigador. La realidad entra en la teoría no sólo como
expresión de la intencionalidad del investigador, sino por su función constitutiva en el pensamiento humano.
La realidad es constitutiva de la subjetividad humana, no podemos seguir identificándola como dimensión externa
en relación con la subjetividad. Es esta condición de lo real subjetivado, la que caracteriza al conocimiento y le
permite la subjetivación de nuevas formas de lo real, lo que conduce a nuevos momentos en el desarrollo del
conocimiento.
La “objetividad” no es una dimensión definida por relaciones de correspondencia biunívoca entre dos sistemas
diferentes: el real, material, y el teórico, subjetivo, sino que está definida por procesos constitutivos en los cuales
la realidad aparece constituida en términos subjetivos. Eso implica la imposibilidad de subjetivar de forma
absoluta el conocimiento como proceso, así como también la imposibilidad de objetivarlo de forma absoluta,
como ha sido la pretensión histórica del positivismo.
Al reconocer las dimensiones de congruencia y continuidad del conocimiento como formas de legitimidad,
reconocemos que la fuente del conocimiento está en la producción teórica; por tanto, la idea o construcción
tendrá valor heurístico no por el sistema de datos en que se apoya, sino por su significación para los procesos
constructivos comprometidos con el momento actual de la producción teórica del investigador. Una idea es
legítima en tanto es capaz de incorporarse al curso actual de la producción teórica, ya sea por complementación o
como momento de ruptura. Considerada como un momento de ruptura, toda idea, dato o indicador, es generador
de nuevas ideas que, aunque conducen a cambios parciales en el nivel macroteórico, representan procesos
comprometidos con su continuidad.
La legitimidad se define, entonces, no por comparaciones ideas diferentes o entre ideas y datos, sino por la
congruencia de los procesos que se constituyen en la construcción del conocimiento, los que representan sistemas
subjetivamente constituidos que integran las diferentes dimensiones de producción del conocimiento en una
misma definición cualitativa. El escenario de esta integración es la producción teórica.
Es preciso recordar que éste no es un proceso que se regula a sí mismo por leyes propias que lo separan de la
acción del investigador, sino un proceso que tiene en su centro al investigador como sujeto productor de
pensamiento. Lo cualitativo está en gran medida definido por la capacidad del pensamiento para acompañar la
investigación y hacer de ésta un proceso en desarrollo que exprese de forma progresiva la cualidad del
pensamiento en su compromiso con la realidad construida, cuya condición objetiva es constituyente de la propia
producción teórica.