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LASREVOLUCIONESDE CHINA Y EL

MARXISMO. Por Tomas Rodríguez León


La primera Revolución

C ae el último emperador de la dinastía Manchú, Pu Yi, el 12 de

febrero de 1912, la burguesía se rinde a las potencias extranjeras y los


señores de la guerra se dividen el poder territorial. Capitalistas, terratenientes
e imperialistas lucran de tal fragmentación: Japón, Inglaterra, Francia y
EE.UU se disputan el dominio, las tropas invasoras gozan de libertad plena y
tienen derechos irrestrictos para resguardar propiedades.
El Partido Comunista de China se guía en su
actuación por el marxismo-leninismo, el
pensamiento de Mao Zedong, la teoría de Deng
Xiaoping, el importante pensamiento de la triple
representatividad, la concepción científica del
desarrollo y el pensamiento de Xi Jinping sobre el
socialismo con peculiaridades chinas de la nueva
época”.
Estatutos del partido Comunista de China ratificados en el último congreso 2017

China renuncia a la soberanía de puertos y medios de transporte en total


dependencia. Sun Yat-sen, político republicano fundador de la Sociedad de la
Alianza, lidera el fin de la monarquía manchú. La rebelión nacionalista
cumple con las aspiraciones de millones de campesinos pobres.

La Dinastía imperial cae y se producen acontecimientos revolucionarios


sucesivos en provincias y ciudades con cambios sustanciales en la política
china. Sun Yat – sen es elegido presidente de la recién nacida República e
inicia la reunificación. Se funda en 1914 el Kuomintang, partido
revolucionario nacionalista. En 1920, el Kuomintang organiza en Cantón un
régimen republicano de base territorial limitada que ejecuta proyectos de
modernización. En 1923 luego de un breve exilio, Sunt Yat para consolidar
su régimen llega a un acuerdo político-militar con el recién nacido régimen
bolchevique de Rusia.

En los hechos internacionales solo el régimen soviético reconoce al gobierno


de Sunt Yat. Tras su muerte en 1925, su sucesor el general Chiang Kai-shek
juega un doble manejo político; anticomunista furioso al interior de China, es
una política externa del régimen de Iósif Stalin y de la internacional
comunista. El nacionalismo también será discurso aparente.

La Segunda Revolución China

La Internacional Comunista al mando de Stalin, tras la muerte de Vladímir


Ilich Uliáno más conocido como Lenin y la exclusión de León Trotski llega a
la conclusión que se debe impulsar tareas democráticas dirigidas por la
burguesía como vanguardia de unificación y liberación nacional. Los
comunistas se subsumirían a la conducción burguesa en una “revolución
democrática” hasta ser un país capitalista y luego, con la historia a favor,
dirigir el destino revolucionario. La internacional comunista retoma la tesis
menchevique confiando una alianza estratégica con el ala “revolucionaria”
de la burguesía, en este caso agrupada en el Kuomintang.

Stalin desestima al Lenin de la Revolución de febrero 1917 que en sus Tesis


de Abril argumentó la incapacidad de la burguesía para afrontar los desafíos
de la revolución democrática y propuso la obligación de comunistas y
trabajadores para asumir y conducir la fase nacional democrática.

Stalin y Nicolái Bujarin creen que el objetivo revolucionario máximo es


defender el socialismo en un solo país, encubriendo su política de conciliación
de clases. La orden fue dada: ingreso del Partido Comunista Chino al
Kuomintang. En China como en Rusia, las explotaciones feudales coexisten
con el capitalismo naciente en ciudades con grandes industrias y miles de
obreros. Así eran Shanghái y Cantón. Estas condiciones objetivas, exponen
las posibilidades reales de resolver las tareas nacionales; la unificación, la
liberación nacional, la reforma agraria y los derechos democráticos en general.
La clase obrera, al igual que en Rusia en 1917 podría ser vanguardia
democrática. Ésta era la opinión de muchos comunistas e intermitentemente
también era la opinión de Mao Tse Tung quien iba afirmando su liderazgo.

El Partido subordinado a la Internacional Comunista acepta la orden de


integrarse al Kuomitang, lo que ocasionó episodios trágicos para la clase
obrera y para los comunistas que fueron presa de una brutal represión por
parte de sus aliados y una emboscada, ocurrida en junio de 1925

El proceso de huelgas y manifestaciones en los centros industriales se


expandió hacia Shanghái y otros centros industriales. Los trabajadores junto
con el movimiento estudiantil defendían en las calles su programa
enfrentándose a la burguesía local, a las potencias occidentales dominantes y a
la Guerra. La represión sumó decenas de muertos. André Malroux da cuenta
de este hecho en la extraordinaria novela La condición Humana

En 1926 de manera increíble Stalin nombra “presidente honorario” de la


Internacional Comunista a Chiang Kai – shekm, que masacraba a comunistas
y obreros. El Comité de huelga de Shanghái llamó a un paro general el 19 de
febrero de 1927: millares de obreros, artesanos y comerciantes fueron a la
huelga y piquetes proletarios. Por orden de la internacional de Stalin, el
Partido se vio obligado a entregar las armas. Cinco mil personas, fueron
fusiladas a sangre fría y los cuerpos de los heridos y muertos fueron arrojados
a las calderas de las locomotoras.

Los comunistas chinos se fueron alejando de las recomendaciones de Stalin y


de la internacional, extendieron el fuego y avanzaron de la ciudad al campo
contra los terratenientes, rechazando la tesis de conciliación de clases y
cortando la alianza con el Partido y la burguesía. Aterrorizados por la fuerza
de la clase obrera, los líderes del Kuomitang ensayan nuevas masacres a
comunistas. El Partido ya con la conducción de Mao reconoce la fuerza
campesina en las tareas nacionales democráticas y consolida al igual que
Lenin una alianza obrero campesina para la revolución.

El Kuomitang prohibió las huelgas y los sindicatos. El terror se extendió por


toda China. Chiang Kai – shenk negocia la unificación con los señores de la
guerra y no obstante, Stalin ordena al Partido continuar en el seno del
Kuomitang, pero los trabajadores y los comunistas de Cantón se alzan el 11 de
diciembre contra el Kuomitang y toman el control de la ciudad.

En 1931 Japón invade Manchuria y al año siguiente Shanghái. Los genocidios


y el desmantelamiento de toda la industria es la consecuencia de la presencia
nipona. En repuesta surge un movimiento antimperialista liderado por el
partido comunista y no por el Kuomitang quien en el fondo prefiere a los
invasores japoneses.
Para 1934, el Kuomitang con quinientos mil hombres y quinientos aviones se
proponen destruir al Partido mientras no hacía absolutamente nada para
combatir la invasión japonesa. En 1934, Mao Tse Tung y su gente se va a las
montañas a establecer guerra de guerrillas en las provincias de Hunan, Kiangsi
y Fukien en el sudeste central, siendo la principal tarea del partido y del
Ejército Rojo combatir al Kuomitang y sus campañas de “rodeo y supresión”
al tiempo que organizan el soviet de Kiangsi.

Cerca de 90.000 personas casi sin víveres ni municiones dan comienzo a una
caminata hacia el norte denominada la “Larga Marcha” que recorrerá más de
10 mil kilómetros y en la que las peripecias bélicas, muertes por frío o
hambruna serían constantes. La gran marcha iba a convertir a los comunistas
en héroes y reforzaría el liderazgo de Mao.

Luego del ataque a Pearl Harbor en 1941, EE.UU entra en guerra contra Japón
y ocupa Shanghái para entonces Mao Tse Tung domina grandes zonas del
norte de China donde habitan cien millones de personas. El Kuomintang con
auspicios del general norteamericano Marshall dispuso un ataque al Partido en
su propio territorio.

Mao contesta con la reforma agraria en todo el territorio chino y desata un


torrente de energía revolucionaria de millones de campesinos, anticipados de
la llegada de los ejércitos de Mao. El Ejército Rojo entra a Pekín, los
comunistas se aprestan a tomar el poder.

El marxismo-leninismo, que ha revelado las leyes


del desarrollo histórico de la sociedad humana,
posee correctos fundamentos y gran vitalidad. El
comunismo, ideal supremo que persiguen los
comunistas chinos, no se hará realidad sino sobre
la base de una sociedad socialista plena y
altamente desarrollada”.
Estatutos del partido Comunista de China ratificados en el último congreso 2017
La gran revolución cultural de China

La gran Revolución Cultural Proletaria fue campaña de masas organizada


por el Partido Comunista de China de 1966 a 1976 dirigida a sostener la
lucha contra las desviaciones capitalistas y occidentales. La estalinista
Banda de los Cuatro, más que el mismo Mao utilizó ideológicamente a la
juventud contra la llamada ala derecha, liderada por Deng Xiaoping, dentro
del Partido.

Este proceso dio lugar a la formación de Comités Populares de obreros,


soldados y cuadros del partido por cerca de la mitad del país. El culto a la
personalidad de Mao y la trasformación de la vida cultural en la producción
artística caracterizaron la Revolución Cultural que se dio tras el fracaso del
Gran Salto Adelante. Las actividades de propaganda se extendieron y los
ataques a Liu Shaoqi, apodado el «Jrushchov de China» y a Deng Xiaoping se
hicieron cada vez más intensos. En la segunda mitad de 1966 la situación de
caos se toma el país, los guardias rojos y sus comités revolucionarios
imponen su ley castigando a los acusados de derechistas o revisionistas.

Los incidentes y desórdenes generalizados sorprendieron al propio Mao. Para


enero de 1967, Mao ordena al ejército que interviniera para restaurar el orden.
. El Congreso del partido en 1969 da por concluida la Gran Revolución
Cultural Proletaria, presentándola como un gran éxito del pueblo chino contra
los revisionistas y contrarrevolucionarios. Mao, líder ideológico tiene a Zhou
en Lai como hombre fuerte sucesor, pero este muere antes que Mao.

Deng Xiaoping, con la muerte de Zhou y de Mao resurge como líder


sucesor que restaura el poder de su facción y arresta a la Banda de los Cuatro.

La tercera Revolución China

La tercera revolución se inicia en su primera fase con el ascenso de Deng Xiao


Ping y en su segunda con los actuales mandatarios que se proponen superar
inequidades y aumentar la capacidad adquisitiva del pueblo. Todo esto
encuadrado en el marco de desarrollo máximo de las fuerzas productivas,
estrategia suprema de la revolución económica. El crecimiento constante y
rápido debe concretarse sin pausa (de acuerdo a las proyecciones podría
crecer en un 50% en este lustro) una auténtica revolución que impulsa el
consumo, la inversión y las exportaciones.

Los dirigentes del Partido enfatizando sus diferencias con la acumulación


capitalista tratan de sostener premisas básicas del socialismo como la
búsqueda de una “sociedad armoniosa”, para ello se comprometen a una
distribución equilibrada de los ingresos, la mejora del sistema de asistencia
médica y la creación de una red de bienestar social más resistente. Así, del
énfasis que pusieran antes los ex dirigentes Jian Zemin y Zhu Rongji en el
desarrollo económico se ha pasado el énfasis en la distribución y en la
armonía social.

China vive la tercera revolución con gobierno comunista: la primera de Mao y


la segunda de Deng Xiao Ping de apertura económica. Estos fueron
antecedentes conectados y secuenciales. La “economía socialista de mercado”
es un modelo propio, diferente al de la economía de mercado de las potencias
occidentales.

El Comité Central del Partido Comunista indicó que el gobierno realizará


esfuerzos enérgicos para promover la cultura de paz internacional, la justicia
social en su pueblo y el crecimiento económico sin límites. El “centralismo
político” y la supervisión de Partido presentan una plataforma interesante;
lucha contra la corrupción, inclusión social universal y ejercicio democrático
con la votación directa en las Asambleas Populares. Jinping, líder de la
revolución económica, es hijo de un revolucionario compañero de Mao y
Deng, al igual que todos los líderes que le precedieron y los que ahora le
acompañan, rechaza públicamente el modelo occidental y reitera su
compromiso con las 4 modernizaciones socialistas.

Es difícil contemplar la reforma en el sistema político chino sin tener en


cuenta que es un modelo propio con fundamentación marxista que subyace en
la especificidad de su cultura. Es un modelo que favorece un sistema
centralizado con Estado fuerte y con un partido adaptado a los cambios en la
sociedad. Los avances técnicos, el crecimiento económico y la mejora del
nivel de vida de la población son sus logros.

China en su nueva revolución no ha renunciado al marxismo y al contrario de


Cuba los estatutos del Partido y su constitución reitera su fe comunista,
reconoce doctrinariamente que la vida social es esencialmente práctica y que
la economía es el fundamento del marxismo.
No ideologizan la vida practica pero no renuncian a la ideología y creen que la
teoría es más científica no más teórica es práctica. “El problema de si al
pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un
problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el
hombre tiene que demostrar la verdad” (tesis Feuerbach Karl Marx).

El estudio crítico del capitalismo contemporáneo le permite al partido y al


gobierno establecer la estrategia de expansión económica y entablar una
inocultable guerra mercantil disputando mercados y fuentes de materia prima.
Solo a través del estudio crítico de los errores del capitalismo es posible
fundamentar una teoría del desarrollo que consolida una visión del espacio
diferente. El marxismo es el método.

Desarrollo, modernización, auto-confianza en la ruta y credibilidad en el


partido sustentan un modelo, desde la satisfacción de necesidades y estímulos
materiales, configurado en una base ideológica común para producir una
fuerza ascendente con la población activa y atendida. El marxismo es una
garantía teórica de la victoria de nuestra revolución, reza una de sus
proclamas.

Parecería que el resultado esperado de la apertura china a los mercados y la


libre movilidad de su gente favorecería el influjo de la ideología burguesa y
parecería también que el pragmatismo y la desideologización de la economía
llevarían a una laxa aceptación de la global y descompuesta moral occidental,
pero la realidad es otra. En la actualidad, el Partido Comunista de China está
reforzando la posición de guía del marxismo en el campo ideológico avanza
en su estudio y divulgación acercando la teoría marxista “a la vida, a la
realidad, a las masas” y continuar resolviendo los problemas prácticos de la
vida diaria en el ámbito material y de la vida espiritual de las masas. Los
logros obtenidos en la construcción económica de China son la base de la
adhesión a la guía del marxismo. Resultados prácticos de la insistencia en la
concepción y metodología marxista repite un teórico chino y cita a Lenin “la
doctrina económica de Marx es la más profunda teoría marxista, la prueba
más completa y detallada y útil”.

Se vive en la última revolución, un triunfo económico con vanguardia


comunista. Para la misma se ha copiado elementos del desarrollismo
occidental dando cumplimiento a la predica de Deng “no importa de qué
color sean los gatos siempre que coman ratones”.Se usa la inversión y la
tecnología como capital semilla para el impulso. El énfasis en lo pragmático
surge del pensamiento de Mao “Si se habla del marxismo sin características
chinas, éste quedará vacío”. Este enunciado magnífico desde sus inicios, le
apartó a China del modelo estalinista soviético que fracasó.

Lenin ya había señalado que sin inversión tecnológica y financiera era


imposible el desarrollo del socialismo en Rusia y por ello la adopción de la
NEP (Nueva Política Económica). La caída del bloque soviético puso en
evidencia las ventajas comparativas en tecnología a favor de los países
capitalistas y este factor fue bien calibrado por Deng “La situación mundial
actual está cambiando, a una velocidad inalcanzable, especialmente en lo
concerniente al rápido desarrollo de la ciencia y la tecnología moderna… Si
no utilizamos nuevas ideas, puntos de vista, para heredar y desarrollar el
marxismo, el marxismo no sería un verdadero marxismo”.

La revolución económica no es patente del capitalismo, Marx propone el


desarrollo de las fuerzas productivas criticando lo a-histórico que se vuelve el
capitalismo cuando se convierte en un freno para su evolución. Pero el
sustento socialista impone recuperar las dimensiones del desarrollo para la
equidad, esta recuperación lo dice Xi Jinping: “es el anhelo de la gente por
una vida mejor que es nuestro objetivo”, “hay que salvaguardar los intereses
fundamentales de la abrumadora mayoría de la gente, de modo que la reforma
y el desarrollo ofrezcan los resultados más equitativos en beneficio del
pueblo”. Diferencia esencial con las ideas de desarrollo del mundo capitalista.
China y la India crecen pero mientras China ha eliminado la miseria extrema,
la India continúa con pobreza máxima en más del 60% de su población. Esta
es la diferencia entre dos modos de producción y dos modelos políticos.

La infiltración ideológica imperialista y la hegemonía eurocéntrica de la idea


de socialismo distorsionan el perfil de China. Las potencias occidentales están
más advertidas de la amenaza del dragón asiático, en tanto una izquierda
tercermundista que tiene archivadas las lecturas del marxismo, mira los
sucesos de China en forma subjetiva y pseudo crítica aportando con
ingenuidad a los objetivos imperiales. Existen muchos malentendidos en
cuanto al marxismo y paradigmas mal concebidos que olvidan la diferencia
entre forma y contenido, así cuando Marx y Lenin hablaron de dictadura
democrática del proletariado, acogieron la versión de dictadura y suprimieron
la de democracia. En otros casos asumieron a la violencia revolucionaria no
como medio sino como fin, al punto de que sin violencia no podría existir
conducta revolucionaria.

Los herederos de la banda de los cuatro declararon a Deng revisionista y


formaron grupos como Sendero Luminoso. Figuras como Polt Pot en Laos y
el Partido Comunistas Marxista y Leninistas (PCML) en nuestro país
terminarían abjurando de Mao, para seguir a Enver Hoxa. Los seguidores de la
banda de los cuatro bulliciosos como sus correligionarios del exterior veían
hasta en los fracasos éxtasis triunfales.

Los seguidores maoístas de Deng han hecho que China se haya desarrollado
rápidamente con grandes logros en los campos políticos, económico, cultural,
social y ecológico. China es cada vez más un país próspero, democrático,
civilizado y armonioso, y ello es el resultado práctico del marxismo en
China. El pensamiento de Mao, la teoría de Deng Xiaoping y la teoría de la
“triple representatividad (papel del Partido Comunista en el proceso de
modernización del Estado) son la guía de un concepto científico de desarrollo
para llegar al socialismo de prosperidad.

El marxismo ya ha salvado a China y China ha salvado al marxismo, los


niveles de deterioro que sufrió su práctica por los corifeos del estalinismo y
los aires de innovación socialdemócrata o de socialistas del siglo XXI daban
pie a que los liberales e imperialistas declaren su muerte, pero también las
maldades estatistas de los ensayos precedentes alentaron al pensamiento
anarquista no marxista a que declare su triunfo victorioso en la
confrontación histórica.

La China a más del desarrollo económico y social está derrotando al


imperialismo, al feudalismo y al capitalismo burocrático. China aunque está
muy lejos de la utopía libertaria está demostrando en los hechos de que es el
único socialismo posible.

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