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TAIWAN: un ejemplo donde reforma

agraria, política agrícola y desarrollo


económico están en coherencia
Escrito por: Claude Servolin, (ficha de síntesis : Michel Merlet)
Fecha de redaccion: noviembre 2002
Organizaciones: Institut de Recherche et d’Applications des Méthodes de
Développement (IRAM), Réseau Agriculture Paysanne et Modernisation
(APM), Fondation Charles Léopold Mayer pour le Progrès de l’Homme (FPH)
Tipo de documento: Artículo / documento de difusión amplia

Fuentes documentales

Claude Servolin, « Les politiques agricoles », in Traité de Sciences Politiques


(tome 4), sous la direction de Madeleine Grawitz et Jean Leca, Presses
Universitaires de France, Paris, 1985

Hasta la conquista de la isla por el Japón en 1895, la jerarquía social de Taiwan,


como el resto de la sociedad china tradicional, se basaba en la riqueza territorial.
Numerosos campesinos que trabajaban en el marco de la familia estaban
explotados según los regímenes tradicionales de tenencia.

Durante su fase de industrialización acelerada , el Japón frente a la falta de tierras


disponibles en sus islas superpobladas y por la mayoría no cultivables, quiso
transformar Taiwan en proveedor de productos agrícolas de base. Después de
obtener un primero incremento significativo de su producción de arroz, azúcar,
batatas, gracias a la extensión de las superficies cultivadas y a la intensificación
del trabajo de los que vivían de la agricultura, es decir un 73% de la población, las
autoridades coloniales japonesas impulsaron, desde el principio de los años
veinte, una modernización sistemática de las técnicas a través de la introducción
simultánea de semillas seleccionadas, de fertilizantes químicos y del riego. Esta
modernización permitio una rápida y significativa intensificación de la producción
(aumento de los rendimientos y introducción de cultivos múltiples). Para alcanzar
estos resultados , las autoridades se apoyaron en una profesión agrícola
organizada de la que habían favorecido la formación (sindicados de explotadores,
cooperativas de abastecimiento y de crédito, red de difusión de las técnicas) y que
en 1930 empleaba un promedio de un técnico de vulgarización para 32
explotaciones, lo que representaba sin duda la tasa más alta del mundo en esta
época. Sin embargo, Taiwan permanecía un país colonizado y subdesarrollado. La
jerarquía social tradicional había sido conservada y la propiedad de la tierra
quedaba muy concentrada. Los campesinos, sometidos a un rígido sistema de
explotación, no aprovechaban de estas evoluciones; Se veían obligados a
entregar un surproducto neto, estimado a un quinto del valor de la producción
agrícola, bajo forma de impuestos, de rentas pagadas a los propietarios y de
intercambios desiguales con el Japón. (Thorbecke, pág.137)

Después de la guerra y de la victoria del partido comunista chino en el continente,


se produjo una ruptura decisiva. Los supervivientes del ejército nacionalista y de la
burguesía continental, dirigidos por el Kuomintang, se refugiaron en la isla, donde
instalaron su poder y emprendieron el desarrollo de su economía con la importante
ayuda de los Estados Unidos. La primera tarea que se fijaron los recién llegados
fue de rescatar a los campesinos liberándolos del peso de la clase de propietarios
de tierras locales con la cual no tenían ningún vínculo político.

Esta ruptura ocurrió en tres etapas:

 1-Reducción forzada de la renta territorial a un 37,5% del producto (contra


un 50% precedente)
 2-Venta de lotes de tierras confiscadas a los Japoneses
 3-Por ultimo, realización en 1953 de la reforma agraria propiamente dicha
(Land-to-the-Tiller Program) a través de la limitación a 2,9 hectáreas de la
superficie poseida por propietario, la expropiación y la redistribución de los
excedentes de tierra a los campesinos.

Esas medidas redujeron significativamente el número de aparceros y los


pequeños agricultores en explotación directa se volvieron mayoritarios. Un cuarto
de la superficie agrícola fue distribuida a pequeños explotadores, lo que
proporcionó al país una estructura muy igualitaria de las explotaciones. Las
indemnizaciones ofertas a los antiguos propietarios rentistas fueron muy limitadas
. Sin embargo, recibieron como compensacion algunas acciones de las
sociedades industriales que el gobierno estaba creando en esta misma época, a
través de su transformación forzada en dirección capitalista.

La reactivación del desarrollo agrícola fue emprendida sobre bases técnicas


analogas a las promovidas por los japoneses , buscando valorizar la abundancia
de la fuerza de trabajo en zona rural: semillas de alto rendimiento, fertilización,
riego. El empleo de la tracción animal aumentó de 1946 a 1958 y la inversión en
las tareas manuales en la agricultura creció hasta 1968. La mecanización, que
reemplazó el trabajo humano, sólo fue fomentada, bajo formas compatibles con la
producción campesina (motocultores), a partir de los años setenta, cuando el
desarrollo industrial pudo absorber la mano de obra excedente .

Esta política agrícola fue organizada y financiada directamente por el gobierno


americano a través de un mecanismo institucional sorprendente. La Chinese
American Joint Commission on Rural Reconstruction (JCRR), creada en 1948 para
gestionar la ayuda americana destinada a la agricultura (51% de la ayuda total),
actuó durante 20 años como una especie de super-ministerio de la agricultura,
totalmente independiente del gobierno local, el cual no tenía acceso a los fondos
que gestionaba. Su política consistía en apoyarse en las organizaciones
profesionales agrícolas taiwanesas para concebir la planificación y la realización
de las operaciones de desarrollo. En cierto modo, los Estados Unidos pusieron a
disposición de Taiwan un aparato de Estado auxiliar, para que éste adquiriera el
nivel de desarrollo, de eficiencia y de integridad suficiente a un Estado burgués
industrial moderno.

Entre los años 1946 y 1976, el éxito de esta política fue impresionante. La
producción agrícola quintuplicó y al mismo tiempo se diversifico noteolmente. Los
productos animales, las frutas y verduras, muy escasos al principio del periodo,
conocieron, sobre todo en los últimos años, un crecimiento muy superior a la
media. Al mismo tiempo, el sector agrícola fue capaz de proveer al resto de la
economía una cantidad de capitales variable entre un 22% del valor de la
producción al principio del periodo, y un 15% en fin de periodo, por medio de la
retención fiscal o, sobre todo en fin de periodo, gracias a la inversion de los
ahorros campesinos en diversos circuitos financieros. De esta manera, es posible
afirmar que el excedente agrícola tuvo un papel mayor en la constitución del
capital industrial (Thorbecke, 1979, p. 203).

A la mitad de los años 80, la expansión agrícola ralentizo y nuevos problemas


aparecieron: diminucion de los ingresos de los campesinos, surproducción de
arroz… Servolin nota que la agricultura taiwanesa empezó a conocer dificultades
en la regulación de la producción de los mercados, en el mantenimiento de los
precios y de los ingresos… en pocas palabras los problemas que encontraron
todas las agriculturas desarrolladas! El autor subraya que esta experiencia de
desarrollo económico, exitosa en consideración de los que eran sus presupuestos,
reprodujo ,bajo condiciones particulares (debido a la subordinación política de
Taiwan frente a los Estados Unidos y del millar y medio de dólares que recibió
entre 1951 y 1965), las características de las políticas agrícolas de Europa del
Oeste: liberación de los campesinos individuales, intensificación planificada de la
producción por colaboración institucionalizada del Estado y de la profesión
organizada, participación de los campesinos al financiamiento de la acumulación y
regulación generalizada de los mercados y de los precios (en particular del arroz y
de los abonos).

Comentario

La experiencia de Taiwan, más allá de sus especificidades, subraya claramente


algunas de las condiciones necesarias para que el desarrollo económico pueda
construirse de una manera duradera sobre la base de la agricultura familiar. Para
que los campesinos puedan realmente aprovechar de las nuevas posibilidades de
intensificación de la producción , una reforma agraria debe de ser acompañada de
una política agrícola coherente tanto a nivel técnico (modernización de las técnicas
y de las estructuras) como a nivel del contexto económico (regulación de los
mercados). Esto es imposible en ausencia de una organización campesina fuerte,
que entonces es necesario construir. Hoy, tampoco es posible en un contexto de
apertura total de las economías en el mercado mundial.

Bibliografía

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