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Aprender a escuchar
Al interior de una organización, es fundamental que exista un líder capaz de guiar a los
colaboradores hacia una comunicación efectiva, con tal de propiciar un beneficio para la
compañía. Sin embargo, quien resulte a cargo de este tipo de responsabilidad debe ser alguien
que posea pleno conocimiento de lo que se quiere conseguir y de los objetivos trazados por la
organización. Pero primero, es importante recalcar que el responsable de esta situación, debe
ser una persona que sepa escuchar. Parece ser una condición bastante básica, pero no lo es.
En este caso estamos hablando de una “escucha activa” que involucra más que el propio
sentido de oír, es decir, implica también la posibilidad de identificar las intenciones y
necesidades de los demás. Para lograr esto, se requiere de un arduo trabajo personal y de la
maduración de la Inteligencia Emocional, ya que para poder escuchar activamente al resto,
debemos reconocernos, identificar los tonos, gestos y emociones que manifestamos cuando
comunicamos algo, así como también, identificar cómo manejamos las emociones.
Por ejemplo, si nos enfrentamos a una situación de injusticia, ésta nos generará diversas
sensaciones como miedo, rabia o cualquier otra emoción.
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'Claves para una comunicación exitosa'
En este caso, las señales no verbales son de gran ayuda, porque por ejemplo, al sentirnos
tristes lo manifestamos corporalmente bajando los hombros y la mirada, sabiendo esto
podremos anticiparnos y ofrecerle apoyo a alguien que se nos acerque manifestando ese tipo
de características.
Conscientes de sí mismas: Son personas que reconocen sus emociones, son independientes
y conocen sus límites. Suelen tener una visión positiva de la vida.
Sumergidas: Son personas dominadas por sus emociones, lo que las hace ser inestables.
Aceptadoras: Son quienes están conscientes de sus emociones pero se dejan dominar por
ellas. Hay dos tipos de personas aceptadoras: las que suelen estar de buen humor y las de mal
humor.
Para poder identificar nuestras propias emociones, teniendo en cuenta lo antes mencionado,
debemos ser capaces de reconocer y aceptarnos en cada una de ellas, identificar aquellas que
nos hacen bien y las que nos están perjudicando, sólo así conseguiremos la habilidad de
dominarlas en pos de una escucha activa.
La idea es potenciar la preocupación, estar atentos, ser positivos y confiar en nuestras
capacidades para identificar las emociones, porque conseguirlo no es una tarea fácil, pero
tampoco imposible. Debemos alcanzar la media que se ubica entre las emociones positivas y
negativas, con tal de sentir el bienestar que produce reconocerlas.
Según los autores del libro "La Educación Emocional", Claude Steiner y Paul Perry, para
lograrlo debemos desarrollar un aprendizaje emocional, el cual está conformado por tres
capacidades:
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La empatía y el autoconocimiento van de la mano, ya que son las herramientas que nos
ayudarán a comprender a los demás, desde nuestro propio ser.
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Pero ¿Cuál es la diferencia entre oír y escuchar? Oír es simplemente percibir vibraciones de
sonido. Mientras que escuchar es entender, comprender y dar sentido a lo que se oye. Desde
esa perspectiva, la escucha activa comprende la habilidad de escuchar, no sólo lo que la
persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos
que subyacen a lo que se está diciendo.
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Si es que seguimos estos consejos, lo más probable es que logremos avanzar hacia una
escucha activa, la que nos permitirá tener mejores relaciones interpersonales, desenvolvernos
mejor en nuestro ambiente profesional y otorgarnos al menos, cuatro beneficios sociales.
Las personas sienten la confianza para ser sinceros con quien los escucha.
Las personas se sienten valoradas y es una de las formas más baratas de motivación, ya
que se transforma en un refuerzo muy potente. Muchos de nosotros al contar un problema
que nos aqueja, nos damos por pagados con el simple hecho de que nos escuchen
activamente, sin juzgarnos y sin contra argumentarnos.
Si existe escucha activa dentro de un grupo de trabajo, no hay temor por parte de los individuos
para exponer sus ideas u opiniones al resto de los integrantes del grupo. Con ello, se
contribuye a la innovación y creación en el área de trabajo.
Cabe destacar también, que la empatía nos libra de etiquetar a una persona como correcta o
incorrecta, lo que nos permite estar en desacuerdo con alguien, sin mostrar desagrado o
expresar calificativos. Al sentir las emociones de los otros, comprendemos sus experiencias y
logramos ver el mundo del modo que el otro lo ve. No obstante, si no se tiene una Inteligencia
Emocional desarrollada, es posible correr el riesgo de involucrarse en los sentimientos del otro,
comprometiendo parte de nosotros.
Aquí algunas señales que nos permiten darnos cuenta que nuestras emociones están
interfiriendo:
Existe peligro cuando se pone demasiado énfasis en un punto, al tratar de convencer a una
persona. Hay que tener mucha atención en esto, ya que a veces este indicador puede tener
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La escucha activa puede verse afectada, cuando uno de los participantes cierra el flujo de
comunicación al encontrarse con interlocutores que critican sus argumentos, produciéndose
una negación que estanca el intercambio.
Se produce cuando hay una relación antagónica entre dos personas y se genera en la
diferencia de atributos, preferencias, intereses, etc., dificultando la comunicación.
En los entornos de trabajo las emociones también son relevantes, pues nos ayudan a detectar
cuando las cosas no van como lo habíamos pensado y así poder tomar las medidas necesarias
para encausarlas de la manera esperada.
La creatividad y la empatía
Una de las principales ventajas que se desprende de la empatía, en el contexto de los equipos
de trabajo, es la ‘creatividad’, pues los individuos al sentirse más confiados y con mayor
libertad, se mantienen motivados en sus puestos de trabajo.
A menudo se piensa que la creatividad es una cualidad inmersa en lo más hondo del individuo,
que es una respuesta a la necesidad personal que tiene todo ser humano de desafiar las
convicciones, de traspasar límites y de explorar más allá de las fronteras establecidas.
Estos autores afirman que “los niveles de creatividad aumentan cuando los empleados están
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En este sentido, para que la creatividad “brote” en el lugar de trabajo, hay que “brindar a los
empleados la posibilidad de reunirse y de interactuar con las personas, para que sientan que
se benefician de sus trabajos, de los clientes y de otros trabajadores”, señalan Grant y Berry.
De esta manera, el empleado se comunica y toma contacto real con las personas que dan
sentido a su trabajo y le es más fácil encontrar soluciones creativas a los desafíos que se le
plantean a diario, en su entorno laboral.
Según Daniel Goleman, autor del libro “Inteligencia Emocional” (1995), el proceso
creativo es el siguiente:
Luego de haber reflexionado sobre una idea, empieza una etapa de incubación de ésta.
Significa que debemos dejar que la idea siga su curso, sin juicios críticos y con la posibilidad de
combinarla con otras ideas, relaciones que de manera consciente no percibiríamos. A este tipo
de conocimiento lo llamamos intuición.
Dentro de la organización, los encargados de estimular la creatividad de los empleados son los
líderes, ellos son quienes deben crear un clima donde los empleados tengan la oportunidad de
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aprender cosas nuevas, desarrollarse personalmente, poder expresar sus opiniones e ideas y,
por supuesto, lograr una comunicación eficaz y multidireccional.
Este líder debe ser tolerante al error, enfrentar los inconvenientes sin caer en descalificaciones,
mantener un ambiente de respeto entre trabajadores, donde las personas se atrevan a
compartir sus ideas, debe entregarle la responsabilidad a cada uno de cómo hacer su trabajo y
lograr motivarlos para que logren encontrar soluciones creativas ante cualquier dificultad.
En definitiva, un buen líder es aquel que consigue una escucha activa con su equipo,
siendo capaz de ponerse en el lugar de cada uno, demostrando tacto y consideración en
su trato con los demás.
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Benjamín necesita hacer algo para remediar este asunto y comienza a investigar de dónde
viene el problema. Por suerte, su hijo Nicolás estudia psicología y le dio algunas herramientas
que lo ayudarán a detectar cuáles son las dificultades.
El punto de partida
Benjamín realizó una encuesta de satisfacción a sus clientes, para así poder detectar qué es lo
que a ellos les molesta sobre el servicio. El resultado del estudio arrojó que lo que más les
incomodaba era la atención que recibían cuando se comunicaban con la empresa, ya que
existía una descoordinación en la entrega de información, esto era a nivel general. Y un
segundo problema, era el trato que recibían de parte de quien hacia las entregas en la zona
sur del país, el resto de las zonas no presentaba inconvenientes al respecto.
Claramente, para un empresa de servicios y transporte, el problema más grave detectado era
la descoordinación en la entrega de información y debía ser la prioridad número uno antes de
continuar resolviendo el resto de los inconvenientes.
Benjamín se reunió con las encargadas de la atención de clientes, Rosa y Sandra, para
resolver el problema y dejar pauteado el proceder ante cualquier llamada o correo electrónico
que recibieran.
Durante la conversación se dio cuenta que Sandra miraba por la ventana y cuando se le
preguntaba algo, había que repetírselo nuevamente porque no entendía o realmente no
escuchaba. Esto demostraba su poco interés y era un grave problema, si estaba a cargo de
resolver inquietudes o entregar información sustancial a los clientes.
Benjamín terminó la reunión y se quedó a solas con ella para indagar más allá, y poder saber
qué es lo que le pasaba, ya que esa actitud era de hace sólo un par de meses.
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- Sandra: Benjamín, lo siento. Sé que estos últimos meses no he trabajado como debo, pero
existen dos razones que me tienen desconcentrada. Mi hijo de 15 años está muy enfermo y
necesita de manera urgente un tratamiento el cual, sólo es posible realizarlo en el Hospital
Estatal, pero lamentablemente no hay cupos. Es por ello que, a diario, estoy a la espera de que
me llamen para darme buenas noticias. Además, hace ya un mes que no tengo quien me lo
cuide y tengo que dejarlo solo en casa, lo que me entristece y me preocupa muchísimo.
- Benjamín: ¿Por qué no me lo comunicaste antes? ese tipo de cosas no se puede pasar por
alto y mucho menos si al estar acá, bajará tu rendimiento, lo que incluso puede hacer que
pierdas el empleo y eso sería aún más grave.
- Sandra: No quería traer mis problemas personales al trabajo, no creí que me afectaría tanto
ni que me comprenderían.
- Benjamín: Mira Sandra, tenemos que ser conscientes y tener claras nuestras prioridades en
la vida. La familia siempre será nuestro número uno. Si vemos que estamos intranquilos y
desconcentrados todo el día pensando en lo que sucede en casa y en lo grave de la situación,
debes acercarte y explicar tu condición, para que busquemos la mejor solución y de ese modo
no se afecte tu desempeño ni la producción de la empresa.
- En este caso creo que podrías trabajar desde tu casa para que cuides a tu hijo, hasta que
logren realizarle el tratamiento o encuentres una persona que te ayude. Enviaré a un técnico
para que implemente todo lo necesario en tu computador y así estarás remotamente conectada
con la oficina y los archivos que necesites.
Así mismo, comenzó a reconocer sus emociones y cómo éstas la hacían reaccionar. Esto, a la
larga, también le serviría para no volver a repetir los mismos errores.
La explosión de Enrique
Con el caso de la desinformación resuelto, Benjamín debía averiguar qué sucedía con Enrique,
el encargado de las entregas en la zona sur, quien contaba con una pésima reputación entre
los clientes.
Tres días después lograron reunirse, ya que Enrique andaba realizando las últimas entregas de
la semana, las cuales por supuesto, no estuvieron exentas de reclamos.
- Benjamín: Enrique, el asunto es bastante complicado porque todos los clientes de tu zona
están reclamando respecto al servicio de entrega y además, de los malos tratos de tu parte.
Con ello debo decir que hemos tenido pérdidas, ya que algunas entregas no se han cobrado,
para sopesar inconvenientes y hay clientes que han desertado del servicio.
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- Quiero saber qué sucede y por qué están resultando mal las cosas.
Con esas características, Benjamín supo de inmediato que la ira lo estaba dominando, así que
trató de calmarlo diciéndole que quizás estaba pasando por un mal momento o que los clientes
estaban en un mal día. Pero eso no aminoró los ánimos de Enrique y finalmente se
descontroló.
Enrique comenzó a decir que los clientes eran necios, que pretendían que él les entregara los
encargos cuando ellos querían y que eso no iba a suceder jamás porque el que mandaba era
él y si los clientes tenían que esperar una semana, debían tener paciencia porque él tenía otras
cosas que hacer.
Con estas palabras, Benjamín quedó bastante sorprendido y comprendió que su repartidor no
tenía manejo de sus emociones, lo que estaba perjudicando su negocio porque era quien tenía
mayor contacto con los clientes y además, los encargos muchas veces eran urgentes y
delicados, como insumos médicos, lo que requería de rapidez, conciencia de la urgencia y
delicadeza al cargar y descargar.
Enrique continuó su discurso, criticando a todos, gritaba improperios y sus gestos cada vez
evidenciaban que era una persona bastante agresiva y que explotaba ante situaciones de
estrés.
Para Benjamín la única solución era despedir a Enrique, ya que no podía seguir con alguien
que estuviera arruinando la relación con los clientes y más aún, porque su comportamiento
dejaba muchas dudas de lo que sería capaz de hacer. Sin nada más que hacer, Benjamín
despidió a Enrique y como era de esperarse, éste al escuchar la noticia, arrasó con todo lo que
estaba a su paso gritando como un loco.
Con esta decisión, Benjamín quedó tranquilo de que no volvería a escuchar alegatos de sus
clientes y que debía contratar de inmediato a una persona idónea para el cargo,
primordialmente con paciencia, tolerancia y manejo de las emociones para poder mantener
buenas relaciones con sus compañeros y especialmente con los clientes.
Así, la empresa de transporte logró fidelizar a sus clientes, mejorar la comunicación y lograr un
buen ambiente entre sus colaboradores. Con estos cambios, se minimizaron los errores y se
adquirió una buena reputación en el mercado.
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