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Historia de la Opera
Parte 1: "Orígenes de la ópera"
Pese a que rápidamente se difundió por todas partes, el embrión que fue la
ópera primitiva arrastró una existencia precaria durante los primeros treinta
años de su vida. Componíase este doble ancestro de una teoría, la pretensión
de resucitar el ya largamente olvidado arte dramático de la antigua Grecia, y
una práctica, los experimentos de drama y música del siglo XVI. Hoy día damos
por descontado que la ópera es una forma musical. En los primeros tiempos y
hasta el siglo XVII la ópera era considerada en primer lugar y
fundamentalmente una forma literaria, siendo la música apenas un elemento
incidental añadido. Cuando examinamos las óperas primitivas es fácil ver cómo
se impuso esta idea. La palabra siempre tiene una mayor importancia y, sobre
todas las cosas, los compositores perseguían una declamación clara y correcta
y además la expresión musical de las ideas contenidas en la poesía.
El énfasis sobre el texto verbal tiene sus raíces en el Renacimiento, que asistió
a un renovado interés por el mundo antiguo. Hasta entonces se había
considerado que la música de la antigüedad (de la cual sólo algunos pocos
fragmentos han sobrevivido) poseían mágicos poderes para conmover al
oyente mediante el maridaje de las palabras y de la música expresiva. En el
siglo XVI los músicos fueron preocupándose cada vez más por encontrar un
lenguaje musical capaz de expresar de forma adecuada y conmovedora los
textos a los que acompañaban. Su nostalgia por el perdido arte musical de la
antigüedad condujo a una reacción contra la polifonía amanerada, frente al
contrapunto escolástico, contra la ingenuidad musical que apenas tenía nada
que ver con el sentido de los textos. En 1581, Vincenzo Galilei, el compositor y
teórico, padre del astrónomo, publicó por primera vez algunos de los escasos
fragmentos conservados de la música griega antigua, tres himnos de
Mesomedes en la notación antigua, que utilizó para fundamentar su aversión
hacia lo que él veía como pedantería polifónica.