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Finn, S. (2007) En los zapatos de nuestros clientes (In Our clients shoes).

Capítulo 1

Introducción: Que es la Evaluación Terapéutica?

Definiciones y distinciones:

La Evaluación Terapéutica se ha vuelto más aceptada en los últimos años, y por ello las
personas están empezando a usar este y otros términos relacionadas de maneras diversas.
Por esta razón, encuentro útil definir mis términos y hacer ciertas distinciones
conceptuales y prácticas. Hago esto humildemente, dándome cuenta que mis distinciones
pueden ser diferentes a aquellas de otras personas que piensan, escriben y practican en
esta área, y que las que yo hago son “vagas” y no necesariamente se alinean de manera
precisa con la vida real.

Evaluación Tradicional

En 1997, Mary Tonsager y yo publicamos un documento en el cual contrastamos la


tradicional evaluación psicológica o psicodiangóstico orientado al ‘’relevamiento de
información’’ y la Evaluación Terapéutica en varias dimensiones (Finn y Tonsager, 1997).
Ese análisis detallado es útil todavía, pero para mis propósitos en este libro déjenme
simplemente definir Evaluación Tradicional como ese modelo en el cual los test
psicológicos son administrados a sujetos con el propósito principal de diagnosticar,
elaborar una estrategia terapéutica, evaluar el proceso terapéutico y/o mejorar el
entendimiento de ese paciente. El énfasis principal en la Evaluación Tradicional está
puesto típicamente en los datos estandarizados que son cuidadosamente recolectados
por un ‘’experto’’ evaluador (o su asistente), quien entonces compara los resultados de los
test con determinadas normas nomotéticas para sacar conclusiones que serán útiles en
entender, comunicar y llevar adelante la terapia de cierto ‘’paciente’’, o monitorear el
progreso del tratamiento.

Ilustración 1. Metodologías de Evaluación Psicológica


“evaluación terapéutica”:

Ahora, déjenme definir evaluación terapéutica (en minúsculas). Principalmente, la


considero como una actitud acerca de la Evaluación Psicológica, donde el objetivo va más
allá de relevar información que sea útil para entender y tratar al paciente. En la evaluación
terapéutica, además, los terapeutas esperan hacer de la experiencia de la evaluación una
experiencia positiva y esperan generar cambios positivos en los pacientes y en aquellos
que tienen algún interés en sus vidas (sean familiares, terapeutas y empleadores).

La evaluación terapéutica está basada en el intento de usar la Evaluación Psicológica para


ayudar a los pacientes de manera directa, más que solo indirectamente, como en la
evaluación tradicional. Aparte de este intento, desde mi punto de vista, la evaluación
terapéutica no está relacionada a un conjunto de procedimientos particulares, ni técnicas
clínicas, ni filosofías. Es practicada en una gran variedad de formas, y yo creo que muchos
clínicos están conduciendo evaluaciones terapéuticas sin admitir que lo hacen. Un
ejemplo de un psicólogo con dotes quien impactó positivamente en sus pacientes con sus
evaluaciones – sin aseverar de manera explícita que eran terapéuticas – fue Paul Lerner.

Evaluación Colaborativa:

También encuentro útil distinguir la diferencia entre evaluación colaborativa y no


colaborativa. Una cosa probablemente común entre todas las evaluaciones terapéuticas
es que los terapeutas, por lo general, tienen una manera muy cuidadosa de comunicar
información derivada de una evaluación directamente a sus pacientes. Creo que la
evaluación colaborativa va más allá de la práctica de devolver información, aun si se hace
en una forma interactiva. Implica un esfuerzo de comprensión para que el paciente se
vuelva participante en las múltiples fases del proceso de Evaluación, incluyendo a) definir
los objetivos de la evaluación, b) observarse las respuestas a los test y los
comportamientos, c) descubrir el significado de esas respuestas y comportamientos, d)
llegar a recomendaciones útiles y e) elaborar borradores de resumen al final.

La evaluación psicológica colaborativa es probablemente casi siempre beneficiosa para los


pacientes, y como yo la considero, una sub-rama de la evaluación terapéuticas. Pero la
evaluación colaborativa puede no siempre empezar con la razón explicita de producir un
cambio. Por ejemplo, tres pioneros de la Evaluación Colaborativa, Connie Fischer
(1985/1994), Len Handler ( 1995) y Caroline Purves (1997) todos practicaron La evaluación
colaborativa por años antes de abiertamente reconocer que sus evaluaciones eran
terapéuticas para sus pacientes. Los tres desarrollaron sus acercamientos tratando de
hacer el proceso de evaluación más humano, respetuoso y entendible para pacientes, o,
como Fischer escribió, gradualmente eliminando esos aspectos de la evaluación
psicológica que estaban deshumanizando o potencialmente dañando a pacientes.

Fischer también articuló una filosofía de la ciencia coherente, basada en la psicología


fenomenológica, que se extiende a técnicas de evaluación colaborativa. Mi breve resumen
de este enfoque intersubjetivo es: ‘’Nunca podemos conocer una realidad externa tal
como es. Inevitablemente participamos en lo que vemos, siempre usando nuestras
perspectivas, historia previa e intereses para darle significado a nuestras observaciones.”
(ver el Capítulo 17 para una mayor discusión de la teoría de Fischer). Este punto de vista
establece una actitud acerca de los resultados de las técnicas psicológicas y su relación
con los eventos de la vida real que los hace permeables a muchos aspectos de la
evaluación colaborativa. Si uno cree en el modelo de Fischer, uno nunca, por ejemplo, se
debe encontrar discutiendo con un paciente por el significado de un resultado de un test
(ejemplo: “¿Cómo que no estás deprimido? Tu resultado de la escala del MMPI2 salió
98”). También te sentirás intrigado, naturalmente, sobre lo que piensa el paciente del
resultado en el MMPI2 y la relación entre lo que los psicólogos llaman ‘’depresión’’ y las
experiencias de ese paciente en particular. Si uno cree en la Psicología Fenomenológica,
no será necesario que alguien te diga sobre estas cuestiones con el paciente, solo lo harás.
Por estas razones, yo creo que el marco teórico humanístico de Fischer promueve una
mayor coherencia y extensión a las técnicas de evaluación colaborativa, y por lo tanto
subraya mucho de mi propio trabajo en Evaluación Terapéutica que ahora paso a detallar.

Evaluación Terapéutica:

Reservo el termino Evaluación Terapéutica (en mayúsculas) para el enfoque de evaluación


colaborativa semi-estructurada -basada en la filosofía humanística de Fischer- que ha sido
desarrollada por mí y mis colegas en el Centro de Evaluaciones Terapéuticas en Austin,
Texas, USA. Llamo a los acercamientos de Fischer, Purves y Handler evaluaciones
colaborativas “poco estructuradas” porque hay un método sistemático en su trabajo, pero
no está acentuado tan explícitamente como en la Evaluación Terapéutica.

No estoy queriendo decir que nuestro método produce mayores beneficios a los pacientes
que una evaluación colaborativa o terapéutica (con t minúscula) menos estructurada. Sin
embargo, yo creo que es de alguna manera más fácil de enseñar e investigar y que su
mayor estructuración ayuda a los evaluadores a atravesar las muchas y complejas
elecciones que se presentan en una evaluación colaborativa. Con frecuencia digo –and I’m
only half-jesting– que la Evaluación Terapéutica es para aquellos de nosotros que no
somos tan creativos, intuitivos y rápidos como Fischer, Handler y Purves. Si se sigue la
estructura de la Evaluación Terapéutica por un periodo de tiempo, gradualmente se sabrá
cuándo es apropiado desviarse de este formato, así como sentirse confiado en hacerlo.
Me viene a la memoria el recuerdo de mi profesor de piano de la infancia que me decía
que si practicaba regularmente, algún día podría tocar jazz. Actualmente, me he
encontrado con lo cierto de esta afirmación en las evaluaciones que hago con mis
pacientes.

Proceso y breve historia de la Evaluación Terapéutica

Les daré un resumen de la estructura general de la Evaluación Terapéutica, explicándolo,


mientras procedo, cómo los diferentes pasos se desarrollaron y se fueron incorporando al
modelo. Así pues, en vez de presentar los pasos en el orden en que aparecen en una
Evaluación, los voy a discutir en el orden en que fueron integrándose al proceso.
Ilustración 2. Proceso típico de una Evaluación Terapéutica

Paso 4: Sesiones de Resumen y debate

Primero me convencí del valor potencialmente terapéutico de la Evaluación psicológica


durante mi entrenamiento en residencia1. En este período, tuve varias experiencias
movilizadoras y poderosas al debatir los resultados de las Evaluaciones con los clientes, y
luego reportaron que sus vidas habían cambiado (Relato estas algunas de estas
experiencias en el Capítulo 2). No resulta sorprendente que para ese entonces, interesado
en entender cómo podría la evaluación ser terapéutica y en descubrir maneras de lograrlo
en mayor medida, me focalice inicialmente en lo que entonces llame ‘’sesiones de
devolución’ con mis pacientes.

Uno de los aspectos que explore en mis investigaciones iniciales fue cómo ordenar la
información que presentamos en las sesiones de devolución para hacer que resulten lo
más útil y beneficiosas posibles con los pacientes. Al principio, la mayoría de los clínicos
que consulté sugirieron que uno debería comenzar por decirles a los pacientes algo
positivo acerca de ellos. Resulta que esta no es siempre la mejor práctica, especialmente
con pacientes que tienen una visión muy negativa de ellos mismos. En cambio, mi colega

1
NdeT: El autor hace referencia al “Graduate Training”.
Bill Swann y yo demostramos (Schroeder, Hahn, Finn y Swann 1993) que los pacientes son
más capaces de integrar y hacer uso de la información de la Evaluación cuando es
presentada en el siguiente orden:

(1) Empezar por lo que llamo hallazgos de Nivel 1, Aspectos que confirman la forma en
que en general el paciente se piensa a sí mismo. Un ejemplo sería: a un
extrovertido que se considera a sí mismo de esta manera, decirle que su muy bajo
puntaje en la escala 0 del MMPI2 sugiere que él disfruta de conocer nuevas
personas, se siente cómodo en grandes grupos de personas, y que no le iría bien
en un empleo donde tuviera que trabajar principalmente solo.
(2) A continuación, presentar los hallazgos de Nivel 2, que modifican o amplían la
forma en que generalmente el cliente se piensa a sí mismo. Esto tal vez involucre
decirle a un cliente que está preocupado por su letargo, falta de motivación y
dificultades de atención, que su puntaje “D” del Rorschach de -4 sugiere que está
emocionalmente desbordado, más que simplemente ser “vago” como él teme.
(3) Por último, si todo va bien, se pueden presentar los hallazgos de Nivel 3 a los
clientes, aquellos que entran en conflicto de manera importante con la forma en
que general se conciben a sí mismos. Investigaciones han demostrado que en la
mayoría de las situaciones, los clientes continúan considerando y asimilando este
tipo de información largo tiempo después de haber completado la evaluación.

Ilustración 3. Orden de presentación al cliente de los resultados de una evaluación psicológica

Además de colaborar conmigo en la investigación que apoyaba esta manera de debatir


resultados con los pacientes en las evaluaciones, el propio trabajo de Swann dio una
explicación de las razones por las que este enfoque funciona mejor (Swann, 1996, 1997;
Swann, Stein, Seroussi y Giesler, 1992) Su teoría de la “Self-verification” plantea que las
personas presentan una tendencia a mantener las ‘’historias’’ o ‘’esquemas’’ actuales que
tienen sobre sí mismos, y que a menudo descartan o dejan de lado información que pueda
entrar en conflicto con esas historias. Esto es verdad incluso si la historia que tiene una
persona de sí misma es principalmente negativa, como todos sabemos que ocurre al tratar
de hacerle un cumplido a una persona con baja autoestima (Swann, Wenzlaff, Krull y
Pelham 1992). Al comenzar una sesión de devolución con información “self-verifying” y
luego ir dirigiéndose a información de menor “self-verifying”, se crea la condición óptima
para los clientes para incorporar nueva información en las maneras que ellos piensan de sí
mismos y del mundo.

Una vez que entendí la teoría de Self-verification, empecé a clarificar de manera más
apropiada el foco de la intervención en una evaluación psicológica, esto es, las formas en
que conceptualizan actualmente los clientes el sí-mismo y a los demás. Me di cuenta que
si pudiéramos asistir a los clientes en cambiar estas historias, que frecuentemente son
vagas, poco exactas y faltas de auto-compasión, podríamos impactar profundamente en
sus vidas.

Por ese tiempo, tuve otros dos insights acerca de las sesiones de devolución. Primero,
supe que las personas no cambian las creencias que tienen de sí mismos fácilmente, y que
necesitaría dar soporte emocional a las personas, de una manera tangible, para ayudarlas
a similar y acomodar nueva información. Esto me impulso a seguir trabajando y a mejorar
mi habilidad para espejar y conectar de manera profunda con los clientes en un corto
período de tiempo.

Segundo, la experiencia me dijo que la mejor manera de ayudar a mis clientes a cambiar
sus historias era dialogando con ellos acerca de los hallazgos de la evaluación, y
pidiéndoles explícitamente que digan si estaban o no de acuerdo, que revisen los
resultados, y que dieran ejemplos de la vida real de lo que estaba diciendo.

La investigación de Hanson y otros ha confirmado que este estilo interactivo de discutir los
resultados de las evaluaciones beneficia a los pacientes más que una presentación
unilateral, dirigida por el evaluador, de la información de las técnicas (Hanson, Claibor y
Kerr, 1997). Por éstas razones, no hablo más de ‘’sesiones de devolución’’ al final de una
Evaluación, sino que prefiero llamarlas “Sesiones de resumen y debate”.

Paso 1: Sesiones Iniciales


Los siguientes desarrollos en la Evaluacion Terapéutica fueron en relación a las sesiones
iniciales. Escuchando a los clientes que desean voluntariamente participar en una
evaluación psicológica, me di cuenta que ciertos aspectos de sus propios esquemas eran
más propicios a cambiar que otros. Y, a veces, los clientes mismos están activamente
buscando nuevas maneras de pensar acerca de si mismos y el mundo. Esto llevó a la
práctica de preguntar a los clientes, en las sesiones iniciales, sobre interrogantes,
preguntas o inquietudes que tienen acerca de si mismos para, luego, hacer de estas
preguntas el centro o foco de evaluación.

Mi pensamiento inicial fue que dichas preguntas me marcarían dónde eran más flexibles
las historias de mis pacientes, sirviendo de “puertas abiertas” a través de las cuales se
podría trabajar la información de las evaluaciones durante las sesiones de devolución.
Esto se probó que era cierto y mis colegas y yo descubrimos que los hallazgos de Nivel 3
eran mucho más aceptados por los clientes si estaban en relación con los propios
interrogantes del cliente acerca de si mismo. Asimismo, las preguntas e interrogantes de
los clientes suelen revelar mucha información sobre sus esquemas actuales, y uno puede a
menudo entender cuál es la información de nivel 1 pidiéndoles a los clientes que digan
cuáles serían sus posibles respuestas a esas preguntas o inquietudes.

Finalmente, al enfocar la evaluación psicológica en los intereses y motivaciones personales


del cliente, hacemos todo el proceso de Evaluación más centrado en el cliente, que parece
bajar las ansiedades del mismo, y orientarlos a participar en la evaluación de manera
activa, convocando su curiosidad.

Todos estos factores parecen mejorar el impacto de nuestras evaluaciones, pero con el
paso del tiempo me convencí más del valor de ayudar a los clientes convocando la
curiosidad acerca de sus problemas. Asistiendo a pacientes a hacer preguntas,
invitándolos a ‘’subirse’’ al proceso con nosotros, si se quiere desde una ‘’plataforma de
observación’’ mirando sus vidas, donde podemos comenzar a mirar juntos buscando
respuestas. Muchos pacientes dicen que se sienten aliviados inmediatamente después de
una sesión inicial, simplemente por haber traducido su torbellino interior en preguntas
concretas.

Algunos clínicos dirán que el procedimiento ayuda a engage the observing-ego. Creo que
los neurobiólogos del desarrollo afectivo como Schore (1994) y Siegel (1999) nos dirían
que estamos, de hecho, ayudando a las personas a activar una parte diferente de sus
cerebros, y que esto los ayuda a crecer y desarrollarse.

Paso 5: Se realiza un informe escrito


Las preguntas de los clientes para la evaluación también dieron una forma innovadora de
estructurar el informe escrito para los clientes. En vez de entregarles copias de informes
psicológicos formales, les escribimos cartas orientadas a sus preguntas y que reflejan sus
comentarios y agregados durante las sesiones de resumen y debate. Aunque reconozco
que escribir esas cartas consume tiempo, creo firmemente en su valor.

Por ejemplo, investigaciones recientes por Lance y Krishnamurti (2003) demostraron que
una combinación de feedback oral y escrito fue superior a sólo oral. También adoptamos
el proceso que modeló por primera vez Fischer (1985/1994) de invitar a los clientes a
comentar y/o modificar los borradores de dichas cartas que, otra vez, los involucra
fuertemente co-editar la nueva historia que emergió de la evaluación. Se incluyeron
ejemplos de cartas a los clientes en los capítulos 7 y 10.

Paso 2: Sesión de Administración Estandarizada de Tests

En Evaluación Terapéutica, a diferencia de algunas evaluaciones colaborativas, luego de


las sesiones iniciales se realizan una o más sesiones donde las técnicas se administran de
acuerdo al procedimiento estandarizado.

Continuando con la idea de Fischer de individualizar las Evaluaciones psicológicas, no hay


una batería predeterminada de técnicas. Los tests a administrar serán determinados por la
naturaleza de las preguntas del cliente (y/o del profesional derivante) para la evaluación,
aunque, en cierta medida, dependen de la experiencia del Evaluador y preferencia
personal. Por ejemplo, los pacientes que preguntan si tienen una dificultad de aprendizaje
se les administraran test intelectuales. Un paciente que pregunta por qué esta tan
enojado con su madre tal vez se le administren el MMPI2 y el Rorschach.

Si fueras una mosca en el consultorio mirándome durante las sesiones de administración


estandarizada de los tests, verías muy pocas diferencias a las de un evaluador practicando
evaluaciones psicológicas tradicionales. Las excepciones serian:

1- Sigo pautas específicas para el orden en que administro los test. Trato de
administrar primero aquellos test que están más cerca, en su validez aparente, a
las preguntas centrales del cliente. Esto baja la ansiedad del paciente mostrándole
que no soy sólo un voyeur, pero que estoy recolectando información que es
relevante a nuestro contrato de común acuerdo. Por ejemplo, si un paciente
quiere saber si tiene TDAH, primero le pregunto si podría completar uno de los
cuestionarios con elevada validez aparente sobre el TDAH para adultos. Siguiente,
tal vez le administraría test cognitivos de atención y memoria. Solo después de que
estos estén completos seguiría con otros test, como el Rorschach y el MMPI2, que
están menos conectados, obviamente, a las preocupaciones presentes del
paciente.
2- Presento cada test de acuerdo a la relevancia de las preguntas de las Evaluaciones
del paciente, haciendo un esfuerzo especial en comentar aquellos test cuyo
propósito es más difícil de descifrar, por ejemplo ‘’Este largo cuestionario, el
MMPI-2, es un test psicológico muy usado que nos dará información acerca de tu
enojo y un montón de otras cosas, como depresión y ansiedad. Creo que nos
ayudará a entender por qué tienes tanto enojo hacia tu madre’’.
3- Después que completo la administración estandarizada de cada test, exploro sobre
la experiencia del paciente sobre la tarea, prestando especial atención en las
situaciones de la evaluación que parecen estar relacionadas con sus preguntas. Por
ejemplo, con los pacientes que se preguntan sobre TDAH, más factiblemente
administraría el WAIS-III (Weschler, 1997) de acuerdo a los procedimientos
estandarizados, pero hablar con él después acerca de su concentración y atención
durante la administración del test, y si le parece mejor, peor o diferente de su
funcionamiento afuera de la situación de Evaluación. Si le administro al hombre
que estaba enojado con su madre el Rorschach, tal vez le preguntaría que
reflexione después sobre su percepción de la Lámina VII: ‘’pica hielo’’,
‘’Rompenueces’’ y ‘’Tundra’’, diciéndole que las respuestas sobre esta lámina, tal
como se plantea en las antiguas tradiciones de interpretación, pueden estar
relacionadas con la relación materna. Alternativamente, tal vez usaría una técnica
de Handler (2006) para la exploración extendida y preguntaría al paciente: ‘’Si el
pica hielo pudiera hablar, ¿Qué diría?’’. El uso de la exploración extendida con los
clientes es trabajada en los capítulos 10 y 11.

Como pueden imaginar, dichas oportunidades para el diálogo durante la evaluación son
útiles en ayudar a los evaluadores a entender el comportamiento del paciente y los
resultados de las técnicas. También proveen oportunidades para los pacientes y
evaluadores a gradualmente ‘’coeditar’’ las historias existentes de los pacientes, más allá
de querer hacer grandes cambios todos de una vez al final de una evaluación.

Por esta razón, en la evaluación terapéutica tendemos a encontrarnos con los clientes
una o dos veces por semana por una hora y media o dos horas, en vez de administrarles
todos los test estandarizados en un día en una sesión maratónica de test. Encontramos
que los pacientes están generalmente menos abrumados con esta agenda, se muestran
más abiertos a participar como colaboradores activos, y son capaces de cambiar
gradualmente sus historias, mientras se van haciendo cargo de las emociones que esto va
conllevando en pequeños baches.

Paso 3: Sesiones de Intervención en Evaluación.

Sesiones de intervención en la evaluación son unas de las últimas incorporaciones al


proceso de Evaluación Terapéutica, y fueron desarrolladas para enfrentar varios aspectos
a la vez. Primero, en algunas Evaluaciones parece haber menos situaciones u
oportunidades claras para debates significativos con los clientes acerca de la evaluación.
Por ejemplo, por un tiempo, hice muchas evaluaciones usando el MMPI2 como el único
test estandarizado. Como pueden imaginar hay un número limitado de cosas relevantes
que uno puede explorar con los clientes acerca de su experiencia respondiendo a 567
preguntas de verdadero-falso, aun si esas preguntas son algunas veces percibidas como
raras o provocativas.

Segundo, a pesar de nuestros mejores esfuerzos en ‘’convocar a los pacientes’ durante la


Evaluación, a veces, al planificar la devolución nos solíamos encontrar con que la mayoría
de los resultados relevantes era información de tercer nivel, que podía resultar un tanto
amenazante para el cliente.

Tercero, me convencí firmemente en ese momento que era más terapéutico “construir”
una nueva historia con el cliente que presentarla totalmente desarrollada en sesiones de
Resumen y debate. Las sesiones de intervención en la evaluación tratan con estos
aspectos y otros.

La principal idea detrás de las sesiones de intervención en la evaluación es relativamente


simple, esto es, traer al consultorio esos problemas de la vida de los pacientes que son el
foco de la evaluación, de modo tal que puedan ser observados, explorados, y orientados a
través de distintas intervenciones terapéuticas. Porque estas sesiones se realizan después
de que los test estandarizados ya han sido completados, y el evaluador puede usar los
resultados de dichos test para ayudar a ‘’meterse en los zapatos del paciente’’ mientras
imagina como evocar y después ayudar a esas experiencias difíciles con que se encuentra
el cliente. Y el evaluador cuenta con una variedad de material de evaluación y otras
técnicas para usar, de modo tal de evocar diferentes estados emocionales en los pacientes
que están relacionados con sus problemas o dificultades.

Este es el paso de ‘’terapia gestáltica’’ en la Evaluación Terapéutica, y yo con gusto


confieso que muchas de las técnicas fueron prestadas de la sección sobre ‘’Evaluación de
proceso’’ del libro de Fischer (1985/1994). Todavía recuerdo haberme quedado toda la
noche despierto la primera vez que leí su libro, y en particular impresionado y fascinado
con los métodos creativos de Fischer para hacer vivos los resultados de los test. Las
sesiones de intervención en la evaluación son mi intento de ‘’estandarizar’’ la creatividad
de Fischer y hacerla transmisible, de todos modos, son la parte más difícil de aprender en
lo que toca a las Evaluaciones Terapéuticas.

Paso 5: Sesiones de Seguimiento (Follow up)

Las sesiones Post-evaluación o de follow up fueron el último agregado al modelo de


Evaluación Terapéutica, y francamente empezamos a hacerlas con mis colegas porque los
clientes las pidieron. Ahora, sistemáticamente les decimos a los clientes en sus sesiones
de Resumen y debate que a muchas personas les resulta útil encontrarse de nuevo en 2 o
3 meses, para hablar más acerca de sus evaluaciones y debatir sobre cualquier pregunta o
comentario que haya surgido. Dicha oportunidad parece muy valiosa para clientes que
consultan por motus propio, quienes muchas veces no van a una psicoterapia después de
las evaluaciones. De hecho, ahora tengo un número de clientes que testee a través de los
años quienes vienen a verme por unas sesiones una o dos veces al año para discutir su
proceso y clarificar sus próximos pasos. Al principio era un tanto escéptico acerca del valor
de esta modalidad, pero me convencí que este modelo –de una evaluación intensa,
seguido de sesiones periódicas–, es un buen modelo terapéutico para algunas personas, y
que les brinda una opción razonable para aquellos individuos que no quieren continuar en
un proceso psicoterapéutico extenso, por cualquiera sea la razón.

Conclusión:

Esto entonces es una revisión de la Evaluación Terapéutica como se practica en nuestro


centro en Austin (Texas, USA). Al leer los capítulos restantes de este libro, verá cómo el
formato que se expuso en la figura 1.2 da cuenta de mis experiencias con clientes, y cómo
estas interacciones influyen recíprocamente en la teoría y estructura de la Evaluación
Terapéutica. Este proceso está en desarrollo, y estoy seguro de que en 10 años sabremos
aún más acerca de cómo hacer de la evaluación psicológica una experiencia
transformadora.

Por el momento, creo importante destacar que cada Evaluación que hago es un poco
diferente, y muchas veces mis colegas y yo encontramos necesario modificar el plan que
yo he descrito para que haga mejor sentido a un cliente en particular. Para algunos
clientes, las sesiones de Intervención pueden parecer innecesarias e incluso muy
peligrosas (Zamorsky, 2002) y para otros es mejor discutir los resultados de los test
mientras se va avanzando, justo después que cada test es administrado. Hasta hemos
descubierto que algunos clientes no revelan sus preguntas más importantes acerca de
ellos mismos hasta el final mismo, cuando la Evaluación ya está casi completa (T.P. Smith,
2002).

De esta manera, mientras leas los capítulos restantes, te animo a que entiendas la
estructura de la Evaluación Terapéutica como una herramienta heurística que puede
ayudarte a organizar tu pensamiento, y como una ayuda para la formación de gente sobre
cómo llevar adelante evaluación colaborativa.

También podés encontrar que en tu propio entorno, por diversas razones, no se pueden
implementar todos los pasos de la Evaluación Terapéutica. Por favor no te sientas mal
sobre esto. Te animo a que tomes lo que puedas y adaptes nuestras ideas y técnicas a tus
propios clientes y personalidad. Sobre todo, es importante mantener la actitud
terapéutica discutida antes, para tratar a los clientes con amabilidad y respeto, y recordar
que nunca podemos saber una determinada verdad absoluta sobre nuestro cliente sobre
la base de los resultados de los tests. Si podés tener presente estas cuestiones, es
probable que vos también estarás practicando la evaluación terapéutica, y tus clientes y
vos se beneficiarán.

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