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Acto reflejo, tan rápido que ni hay que pensarlo

En la mayoría de animales el sistema nervioso se divide en dos partes. El sistema nervioso central,

normalmente protegido por un armazón de hueso o tejido duro como el cráneo que controla de forma

consciente las acciones del individuo además de ocuparse de funciones vitales como respirar, controlar la

digestión, etc. Por otra parte, existe también un sistema nervioso llamado periférico que incluye a la

espina dorsal, en los vertebrados está protegida por la columna vertebral, y el resto de nervios que

existen por todo el cuerpo.

En una situación normal el sistema nervioso central es el encargado de, mediante un acto consciente,

mover los músculos del cuerpo para permitir desde mirar y comer hasta caminar, correr o escribir. En

estas situaciones el impulso nervioso sale desde el cerebro pasa por la espina dorsal, desde ahí el

impulso pasa a los nervios aferentes que inervan el músculo correspondiente `para que se mueva.

Después el músculo envía una respuesta al cerebro sobre la nueva situación (el pie al caminar vuelve a

estar en el suelo y nota la presión en la planta).

Sin embargo existen ocasiones en que una situación requiere una respuesta rápida, tan rápida que es

mejor que la información no lleve hasta el cerebro para darse más prisa en responder. Estamos hablando

de situaciones como cuando uno se pincha con una astilla o acerca una mano a una llama. Lo normal es

ante estas situaciones de dolor retirar rápidamente la mano, o el pie o el cuerpo entero. Estas acciones

deben ser muy rápidas para evitar el contacto con lo que sea dañino cuanto antes. Estos movimientos no

son conscientes, de hecho ni siquiera están controlados por el cerebro. Cuando la señal de una situación

así llega a la médula espinal ésta tiene la capacidad de enviar una respuesta motora a los músculos para

que se aparten. Esta respuesta involuntaria y rápida es lo que llamamos un acto reflejo. Otro acto reflejo

asociado al dolor, aparte de retirarse del foco es gritar, con esto se intenta atraer la atención de otros

miembros del grupo social para que 1) presten ayuda al herido y 2) se aparten del foco del dolor.

Los actos reflejos están controlados pues por las neuronas que se encuentran en la médula. El impulso

nervioso de las células sensitivas llega hasta la médula y ahí estas activan a las células motoras que

parten desde la médula para activar el músculo efector. Al conjunto de estas estructuras (axones, núcleos

y dendritas de las neuronas del sistema nervioso periférico) se le denomina arco reflejo.

Existen actos reflejos no solo ante situaciones dañinas, el conocido reflejo de Babinski por ejemplo es el

movimiento de los dedos del pie hacia adentro en los bebés menores de 1 año y hacia afuera en los

mayores cuando se les roza el empeine exterior del pie. Este acto reflejo parece ser una reminiscencia de

cuando los humanos tenían pies con dedos oponibles y se podían agarrar a las ramas con ellos, mientras

que los adultos al separar el pie intentan alejarse de una superficie puntiaguda en el pie.

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