Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
net
Derechos de autor protegidos. Solo se permite la impresión y copia de este texto para
uso Personal y/o académico.
Abogado.
Licenciado en Derecho.
Licenciado en Criminología.
Detective Privado.
Máster en Prevención de Riesgos Laborales
Técnico Superior en PRL de las tres Especialidades.
2
INDICE
I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS.
i.INTRODUCCIÓN.
ii.CONVENIOS INTERNACIONALES.
iii.RAZONES PARA UNA POLITICA ANIDROGA.
iv. INCORPORACIÓN DEL DINERO DEL
NARCOTRAFICO AL MERCADO FINANCIERO.
v. POLITICA ESPAÑOLA DE GESTIÓN DEL
PROBLEMA DE LA DROGA EN LOS AÑOS 70-80.
V. ONU.
3
VI. DESARROLLO DE LA POLITICA HOLANDESA SOBRE LA
DROGA.
2. ANTECEDENTES LEGISLATIVOS.
I. TIPO BÁSICO.
X. AUTORIA.
XVI. EL COMISO.
5
XXIV. AGRAVACIONES CUALIFICADAS.
XXX. AUTOCONSUMO.
4. INFRACCIONES ADMINISTRATIVAS.
I. NORMATIVA INTERNACIONAL.
i. NACIONES UNIDAS.
1. CONVENCIÓN SOBRE ESTUPEFACIENTES.
2. CONVENIO SOBRE SUSTANCIAS
PSICOTRÓPICAS.
7
II. CONVENCIÓN DE VIENA CONTRA EL TRÁFICO ILEGAL DE
ESTUPEFACIENTES Y SUSTANCIAS PSICOTRÓPICAS.
III. UNIÓN EUROPEA
i. EL PRIMER PLAN EUROPEO DE LUCHA CONTRA
LA DROGA.
ii. EL PLAN DE ACCIÓN DE LA UE EN MATERIA DE
LUCHA CONTRA LA DROGA (2000-2004).
7. BIBLIOGRAFÍA.
8
RESUMEN
Por ello la jurisprudencia ha caracterizado el delito del art. 368 CP, como un
delito de peligro abstracto. Los delitos de peligro abstracto, a su vez, han sido definidos
en la doctrina como aquellos o cuyo fundamento de punibilidad es la peligrosidad en
general, independientemente del caso concreto, por lo que no se requiere que el bien
objeto de protección haya corrido un peligro real.
Con ello se crea un riesgo o peligro para la salud de las personas (potenciales
consumidores) que integra el bien jurídico protegido. La posesión puede ser directa e
inmediata, puede ser actual, material, física, de presente, pero también puede ser
mediata, indirecta, incluso a distancia sin necesidad de contacto físico, porque lo
9
decisivo, en cualquier forma de tenencia, es que el objeto poseído, la droga, esté sujeto
de alguna forma a la voluntad del agente, dominio funcional sobre la cosa, como opción
y posibilidad de disponer sobre la droga; quien tiene el dominio sobre la droga es el
poseedor a todos los efectos, siendo suficiente la voluntad de poseer aunque la propia
persona no la posea materialmente y sí la tenga, para ella, otra, que sería la figura del
llamado "servidor de la posesión"
PALABRAS CLAVES
10
DELITOS CONTRA LA SALUD PÚBLICA
I-ANTECEDENTES HISTÓRICOS
i-INTRODUCCIÓN
11
ii-CONVENIOS INTERNACIONALES
¿Qué razones hay para que el Estado realice una Política Antidroga?
El consumo de drogas psicoactivas y las conductas asociales son dos hechos
ligados entre sí. Existe una estrecha vinculación entre el incremento de los hechos
delictivos y el aumento del consumo de drogas. Sin embargo hay que distinguir una
serie de supuestos claramente diferenciados:
1.- Delitos por tráfico ilícito y distribución de drogas. Suelen asociarse en los
últimos escalones al consumo, por cuanto son uno de los medios habituales para
procurarse los medios económicos que permiten mantener la adicción.
2.- Delitos realizados bajo la acción directa de sustancias psicoactivas.
3.- Delitos provocados por la necesidad de obtener la droga.
4.- Consumo de sustancias tóxicas en delincuentes habituales, sin una relación
directa de causalidad, aun cuando puede actuar potenciando la desadaptación social.
Pueden distinguirse dos grandes tipos de actividades delictivas: delitos
relacionados con las drogas y delitos provocados por el consumo de drogas.
Las sustancias más relacionadas con los delitos contra la propiedad son los
opiáceos y derivados, que van a causar un deterioro progresivo de los consumidores
habituales, con pérdida de su capacidad de adaptación social, produciéndose un círculo
vicioso entre las conductas inadaptadas y el consumo. Hay personas, familias,
barriadas e incluso pueblos, que viven de las ganancias que produce el tráfico de estas
sustancias
Por el contrario, la sustancia más frecuentemente vinculada a las conductas
delictivas con empleo de violencia va a ser el alcohol, por la pérdida de control de
inhibiciones y la ausencia de sentido crítico; la distorsión en la percepción de la
realidad provocada por la embriaguez facilitará una exaltación de los impulsos. Esto
queda claramente reflejado en el papel fundamental que desempeñan las bebidas
alcohólicas en los delitos contra la libertad sexual.
La influencia delictiva de los derivados cannabicos y de los alucinógenos es
escasa si se excluyen los delitos por tráfico ilícito, en general se trata de accidentes o
reacciones agresivas y conductas violentas en el curso de un episodio delirante agudo.
El consumo de drogas es un problema de conducta que define una situación de
inadaptación social, donde la precocidad en el consumo y en la comisión de conductas
antisociales es un factor pronóstico negativo para la futura inserción social del
13
individuo, actuando el desarrollo del consumo como un factor de primer orden en la
desintegración social y en la consolidación de conductas delictivas.
Es frecuente un patrón de politoxicomanía, con el consumo asociado de varias
sustancias, en los sujetos con mayores niveles de consumo, actuando en muchos casos
el alcohol y los psicofármacos como sustancias sustitutivas.
No es infrecuente la asociación de trastornos del carácter con un intenso
consumo. En estos casos ambos factores actúan potenciando la inadaptación social de
estos sujetos.
1.- Una vez que grandes cantidades de dinero entran en el mercado de capitales,
dan lugar a desequilibrios económicos, ya que no se rigen por el sistema de
rentabilidad/riesgo.
14
2.- Daño en la confianza del mercado de capitales. Ante esta situación el resto de
actores del sistema financiero, pueden retirar sus aportaciones, e invertirlas en otros
mercados, con lo que el sistema financiero, que se basa en la confianza, se vendría
abajo.
15
de estos requisitos formales a ciertas operaciones que por su escasa cuantía, no suponen
riesgo alguno.
En España no se pueden aplicar al mismo tiempo sanciones administrativas y
penales, si es delito se impone la pena, pero luego no se pude sancionar
administrativamente.
En la mayoría de los países, se encuentran en vigor los dos sistemas, en primer
lugar el administrativo, con carácter preventivo, al tratarse del cumplimiento formal de
una serie de requisitos, y si este es superado se aplica la protección penal.
- Ley de contrabando
16
Modalidades delictivas contempladas en el párrafo primero del artículo 344
sistematizadas siguiendo la jurisprudencia del Tribunal Supremo:
- Actos de producción o creación de estupefacientes (cultivo, fabricación,
elaboración).
- Actos principales de tráfico o transmisión onerosa o gratuita (venta,
donación, tráfico en general)
- Actos auxiliares o accesorios del tráfico (tenencia, transporte)
- Actos de proselitismo, estímulo o fomento activo del uso (promoción,
favorecimiento o facilitación).
Sólo cinco años después de aprobada la reforma urgente y parcial del Código
Penal de 1983, que había supuesto una cierta racionalización en la respuesta represiva,
el gobierno decide modificar otra vez el Art. 344 del CP, volviéndose a la redacción
existente desde 1973 y reintroducir la cláusula abierta de incriminación “los que de otro
modo promuevan, favorezcan o faciliten el consumo”, que ya antes se pensaba que
vulneraba el principio de legalidad.
Desde otro ámbito, en los primeros años de la década de los 80, comienza una
actividad institucional de carácter no represivo a cargo de algunos Ayuntamientos,
Diputaciones Provinciales y asociaciones privadas. No obstante, puede afirmarse que la
Administración carece todavía de una política coordinada y de unos recursos
específicamente dedicados a este problema.
17
- 1981: R.D. 1467/81 de 8 de mayo, que establece la prohibición de conducir
con una tasa de alcohol en sangre superior a 0,8 grs. por litro.
Se produjo una novedad, desde principios de los años 80, ha sido frecuente la
utilización de los medios de comunicación como medio de la política preventiva. Sin
embargo todas estas campañas estaban muy mal diseñadas, se recurre a mensajes
directos en negativo, en los que se habla de la droga en singular, con presencia de
famosos o caras conocidas, describiendo todos los males que caerían sobre los
consumidores. Lo único que consiguieron estas campañas fue convertir al a droga en un
oscuro objeto de deseo.
Posteriormente, y ante el poco éxito de las campañas se vuelve a cambiar de
política. En la primera mitad de los años 80 se produce una expansión asistencial, la
cual puede ser debida a varios factores:
18
Objetivos del Plan:
19
3. Creación de unos servicios sociales adecuados, que permitan atender a todos
los implicados en el fenómeno, sin carácter represor.
Inconvenientes de la represión
21
traficantes, los estupefacientes serían baratos, no haría falta delinquir para obtenerlos y
el comercio estaría regulado y vigilado.
V-ONU
23
“Si miramos el impacto de las drogas en la seguridad, tenemos que reconocer
que en los pasados diez años se han producido daños muy considerables", ha explicado
Antonio María Costa, jefe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el
Delito (ONUDD).
"Las drogas son ilegales porque son dañinas, no son dañinas por ser ilegales",
reafirmó. Al respecto, sobre las peticiones de un giro de rumbo para abordar el
problema de forma distinta, remarcó que "se necesita un cambio contra el crimen, no a
favor de las drogas". Para ello, pidió que se apliquen los convenios internacionales
contra las drogas e, incluso, dijo que su falta de implementación ha llevado a que "un
número de países se enfrente a una situación criminal causada por su propias
decisiones". Asimismo, solicitó a los países que no apliquen políticas extremistas que,
por un lado, llevarían a la legalización de las sustancias narcóticas y, por otro, a violar
los derechos humanos. Con ello se refirió a que no se deben aplicar penas punitivas
desproporcionadas, pues, "a pesar de que la droga y el crimen maten, los gobiernos no
deberían matar por ello".
Según Costa, cada día llegan a los mercados mil toneladas de heroína, cocaína e
ingentes cantidades de otros productos similares. El hecho de que estas sustancias sean
difíciles de fiscalizar no significa que deban dejar de ser controladas."¿Debería la
humanidad aceptar la pederastia, la trata de personas o el tráfico de armas por un sentido
ingenuo de que es inevitable o intratable?", se preguntó Costa, para quien "levantar los
controles sobre el uso de la droga sería una dimisión cínica del Estado ante su
responsabilidad de proteger la salud de sus ciudadanos".
Los representantes de todos los países de la ONU van a adoptar en Viena una
declaración política y un plan de acción con los objetivos de la lucha contra las drogas.
Las Naciones Unidas defienden que la estrategia adoptada hace once años ha
permitido contener el problema de la droga, al asegurar que el número de personas en el
mundo que consumen narcóticos ilícitos al menos una vez al año alcanza los 208
millones, el 4,9 por ciento de la población del planeta de entre 15 y 64 años.
Se distingue entre las drogas que presentan riesgos inaceptables como los
opiáceos, cocaína, LSD y anfetaminas, y los estupefacientes con riesgos aceptables,
como marihuana y hachís.
25
servicios de ayuda al drogodependiente, hay unos autobuses que dispensan metadona
líquida a los usuarios que han sido remitidos por los servicios sanitarios, los requisitos
para formar parte de este programa son:
Hay que tener muy en cuenta que la política holandesa de la droga está orientada
a evitar el consumo de drogas duras, por medio de un enérgico enfoque penal del
narcotráfico. La compra de drogas duras tiene lugar en Holanda también en la ilegalidad
y la localización de organizaciones criminales que se dedican al tráfico de drogas
blandas y duras, constituye una máxima prioridad del cuerpo de policía judicial desde
hace muchos años
Reducción de la oferta
26
aplicando esta misma “regla de tres” se debería prohibir cualquier conducta que cause
menoscabos en la salud de los ciudadanos.
Pero la coordinación no debe quedarse aquí, hay que buscar la colaboración con
otros agentes implicados, como: el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de
Salud; el correspondiente órgano de coordinación estatal de los servicios sociales; los de
educación, los de trabajo; los responsables de la coordinación de las políticas
penitenciarias; las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad; el Ministerio de Economía y
Hacienda, en cuanto a las políticas de fiscalidad de drogas legales; etc.
27
competentes, bien directamente, bien a través de EUROPOL, los objetivos básicos
serían:
10. Aumentar control de las fronteras exteriores, dentro del marco de la UE.
2-ANTECEDENTES LEGISLATIVOS
29
carácter de urgencia y entró en vigor de forma provisional, mientras las Cortes
elaboraban un texto definitivo, tuvo en realidad una larga vigencia que, salvo el
intervalo del Código de 1928, se prolongó hasta el Código de 1932.
Regulaba los delitos contra la salud pública en su Capítulo II «de los delitos
contra la salud pública», dentro del Título V «de la infracción de las leyes sobre
inhumaciones, de la violación de sepulturas y de los delitos contra la salud pública»,
ocupándose en su artículo 351 de regular la elaboración de sustancias nocivas para la
salud realizadas sin autorización, estableciendo dicho precepto lo siguiente «el que sin
hallarse competentemente autorizado elaborare sustancias nocivas a la salud o productos
químicos que puedan causar grandes estragos para expenderlos, o los despachare, o
vendiere, o comerciare con ellos, será castigado con las penas de arresto mayor y multa
de 250 a 2.500 duros».
El nuevo código fue criticado desde sus inicios por el rigor en el castigo al reo y
la frecuencia con que se imponía la pena de muerte.
30
Regulaba el delito de tráfico de drogas en el Capítulo V del Título VIII, en los
artículos 557 y 558, bajo la rúbrica de «elaboración y comercio ilegal de productos
químicos y drogas tóxicas», los cuales son una copia idéntica de los artículos 253 y 254
del Código Penal de 1848, con la única diferencia de que el artículo 558 del Código
Penal de 1928 recoge en su segundo párrafo un supuesto agravado que dice así «cuando
el tráfico ilícito sea de drogas tóxicas o estupefacientes, la pena será de 6 meses a 3 años
de reclusión y multa de 2.000 a 20.000 pesetas», de manera que este Código fue el que
inició la especial consideración de las drogas tóxicas y estupefacientes al separarlas de
las restantes sustancias nocivas para la salud.
La Guerra Civil dio lugar a una legislación penal especial, autoritaria y acorde a
las nuevas condiciones, y la reforma del Código de 1932 se retrasó hasta 1944,
promulgándose un nuevo código acorde con el Derecho Penal autoritario en auge en
Europa, restableciéndose la pena de muerte, con penas más severas y mayor protección
al Estado, a la familia y a los intereses sociales. Sin embargo se mantiene el principio de
legalidad y prohibición de la analogía.
31
3-DE LOS DELITOS CONTRA LA SALUD PÚBLICA EN EL ACTUAL
CÓDIGO PENAL DE 1995
I-TIPO BÁSICO
En cuanto al tipo básico, el art. 368 CP castiga a los que ejecuten actos de
cultivo, elaboración o tráfico o, de otro modo, promuevan, favorezcan o faciliten el
consumo ilegal de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas o las
posean con aquellos fines, serán castigados con las penas de prisión de tres a nueve años
y multa del tanto al triplo del valor de la droga objeto del delito si se tratare de
sustancias o productos que causen grave daño a la salud, y de prisión de uno a tres años
y multa del tanto al duplo en los demás casos.
II-ELEMENTO OBJETIVO
A partir de estos dos criterios establece las cantidades que resultan de las
quinientas dosis, atendiendo al consumo diario:
- Anfepramona 75 gramos
- Clobenzorex 45 gramos
34
- D. Matanfetamina ( speed, tripi) 30 gramos
- Alprazolan 5 gramos
- Levoacetil-Metadol 90 gramos
- Flunitrazepan 5 gramos
Con ello se intenta prevenir la nocividad y peligrosidad potencial que las drogas,
sustancias estupefacientes y psicotrópicos entrañan por el uso y consumo generador de
procesos patológicos y desequilibradores, de una mayor morbilidad y de perturbaciones
mentales de difícil vencimiento y superación, precipitándose la degradación física y
psíquica del individuo, pudiendo incluso sobrevenir la muerte del usuario en los
períodos avanzados de drogodependencia.
Existe un grupo de comentaristas que interpreta que con la persecución del delito
de tráfico de drogas se protege, junto a la salud pública, otros intereses y valores como
el control estatal de las sustancias estupefacientes y psicotrópicas y las repercusiones
que su consumo tiene en el orden económico, político, de seguridad ciudadana,
etcétera14. Entienden que no es solo la salud pública el bien que se preserva en el Art.
368 CP, sino que existen otros intereses latentes o de segundo grado que se ponen de
manifiesto tanto en el derecho interno (Ley 17/1967, de 8 de abril) como en los
preámbulos de algunos de los convenios internacionales sobre la materia, ratificados por
España (Convención Única de 1961, Convenio sobre uso de sustancias psicotrópicas de
36
1971, Convención contra el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas
1988). Normativas que en su conjunto reconocen las siguientes circunstancias:
Existen problemas sanitarios y sociales que son originados por el uso indebido
de ciertas sustancias psicotrópicas.
37
En cuanto a la conducta típica, ésta consiste en la ejecución de actos de cultivo,
elaboración o tráfico o en promover, favorecer o facilitar el consumo ilegal de dichas
sustancias o poseerlas para alguno de dichos fines.
i-INTRODUCCIÓN
El núcleo de la configuración legal del tipo básico del delito de tráfico de drogas
radica, pues, en promover, favorecer o facilitar de cualquier modo el consumo ilegal de
tales sustancias, de modo que cualquier conducta que tienda a acercar la droga a
eventuales consumidores, entra de lleno en la tipicidad del artículo 368 del Código
penal, sin diferenciar entre actividades mercantiles o no. Se trata, en suma, de prohibir
todo el ciclo económico que subyace en el tráfico de drogas, castigando las conductas
de cultivo o elaboración de las drogas, e incluso las que preceden a éstas, caso del art.
371 sobre precursores, culminando con la sanción de su puesta a disposición del
consumidor. Se castiga también la posesión de la droga “con aquellos fines”. La
doctrina mayoritaria y la jurisprudencia interpretan que con esta expresión se está
haciendo referencia a todos los fines expresados en el precepto, es decir, que es punible
la posesión que tenga alguno de los siguientes fines: el cultivo, la elaboración, el tráfico
o el favorecimiento, facilitación o promoción del consumo ilegal. Esta amplia
formulación legal del tipo tiene una importante excepción en nuestro Derecho, cual es la
relativa a la atipicidad del consumo y de la posesión de drogas sin una ulterior finalidad
de tráfico o promoción de su consumo por terceros.
Sobre la base de esta reducción teleológica del tipo del art. 368 del Código
penal, la jurisprudencia sostiene la atipicidad de dos supuestos:
A) Los casos del llamado “consumo compartido”, que abarca tres supuestos
distintos:
39
ii-CULTIVO
iii-ELABORACIÓN
1
Núñez Paz M. A y Guillen López G. “Moderna revisión del delito de tráfico de drogas: estudio
actual del art. 368 del CP”. Revista Penal n.º 22. Julio 2008.
40
podrán utilizarse como sinónimos, aun cuando es más conveniente, por su amplitud, el
término elaboración. Tras la omisión del concepto «elaboración» por parte de la Ley y
los principales Convenios Internacionales, la doctrina ha presentado diversas propuestas
sobre lo que podemos entender por tal. En el término elaboración se engloban algunos
de los actos encaminados a la transformación de una materia prima en otro producto que
constituya droga tóxica, estupefaciente o sustancia psicotrópica. Todo parece indicar
que con tal verbo típico el legislador alude a los actos de transformación del producto en
droga que entra en el ámbito punible cuando dicho producto es elaborado para
destinarlo al tráfico ilícito de estupefacientes. Sin embargo, hay que considerar la
elaboración como un término más extenso que el de fabricación, al que suprimió tras la
reforma operada por la LO 1/1988, de 24 de marzo, pues comprende todos los
procedimientos distintos a la producción, que permiten obtener estupefacientes,
incluidas la refinación y la transformación de unos productos en otros. La elaboración
contiene, además, cualquier producto obtenido a través de mezclas u otro tipo de
composiciones que contengan características similares a las drogas tóxicas,
estupefacientes o sustancias psicotrópicas, siempre que en tales combinaciones se utilice
en todo o en parte alguno de esos productos. Al referirse a la conducta de elaboración, el
legislador incluye en la prohibición tanto a los que obtienen la droga a través de la
planta en sí, como a los que producen la droga en el laboratorio. De esta manera intenta
criminalizar determinados procedimientos o manipulaciones que efectuadas a ciertas
materias primas sirven para la obtención de droga. Entre tales podemos encontrar: la
obtención, producción, preparación, depuración o manipulación de sustancias para la
elaboración de drogas destinadas al mercado ilícito de los estupefacientes. La
elaboración, al igual que el cultivo, es una actividad preparatoria encaminada a la producción
de droga que la previsión del legislador ha tipificado como delito en sí al ser una
actividad ineludible para la confección de la sustancia, cuyo destino al tráfico se
entrevé. Siendo indiferente, por tanto, que el tráfico se perciba como lejano al
considerarse como probable. A diferencia de lo que ocurre con el cultivo, en la
elaboración es más factible algún supuesto de tentativa, pues se presenta la posibilidad
de interrupción y, por causas independientes a la voluntad del autor, los productos
utilizados no se transformarían en droga. En estos casos, y en la medida en que el
resultado no se alcanzase, careciendo lo elaborado de las cualidades precisas para ser
considerado como droga, podrían preciarse formas imperfectas de ejecución, lo que no
sucedería en tanto el producto obtenido lograra, en el estadio interrumpido de su
elaboración, por composición o concentración de principios activos, la calidad requerida
para ser calificado como droga tóxica, estupefaciente o sustancia psicotrópica. Incidirán
en esta conducta, al igual que en el cultivo, tanto quienes las desarrollen sin estar
facultados por la Ley, como aquellos que estándolo bifurquen sustancias producidas
lícitamente hacia el comercio clandestino de los estupefacientes. Por esta razón, en el
caso que el responsable fuese autoridad, facultativo, funcionario público, trabajador
41
social, docente o educador y obrase con abuso de su profesión, le sería atribuible las
previsiones especiales del Art. 369.1 CP.
iv-TRAFICO
La permuta es otra de las operaciones que se pueden incluir dentro del concepto
de tráfico cuando una de las partes entrega droga a cambio de otro producto o
prestación. En el ámbito del delito descrito en el Art. 368 CP, es claro que se debe
considerar al que entrega la droga como traficante y, en consecuencia, autor de un delito
contra la salud pública se haya o no consumado la permuta. Además, en tales supuestos
el traficante en el momento que acepta esos objetos promueve otros delitos contra la
propiedad y, por tanto, se constituye en autor de un delito de receptación. El transporte,
aunque no está figurando expresamente en la enumeración de las formas comisivas del
Art. 368 CP, está comprendido dentro del tipo delictivo al aparecer en el listado dentro
de los convenios internacionales entre aquellas acciones respecto a las cuales las partes
asumen el compromiso de atribuirles la calificación de delictivas. Se considera que la
importación y la exportación, así como el tránsito, constituyen actos de transporte. El
transporte, de cualquier tipo, sirve para movilizar la mercancía y llegar a puntos de
venta de la misma. A efectos penales, es irrelevante que los consumidores a los que está
reservado el estupefaciente se encuentren en territorio nacional o en un lugar geográfico
fuera del territorio español. Igualmente, es indistinto el hecho de que la conducta se
realice por cuenta propia o por intervención de terceras personas, siempre y cuando
quien la realice esté consciente de que son sustancias tóxicas, pues ante el
desconocimiento de este hecho podríamos estar frente a un supuesto de autoría mediata,
en el cual la conducta del ejecutor material debe quedar impune por falta de dolo, siendo
imputable el delito a la persona que se sirvió del mismo para llevarlo a cabo. Por otra
parte, los actos de almacenamiento y depósito vinculados a las drogas tóxicas,
estupefacientes y sustancias psicotrópicas, por lo general, no dan lugar a discusiones
interpretativas, únicamente cabe aclarar que la droga debe de ir destinada al tráfico
ilegal con terceras personas. A efectos penales, es indiferente que el almacenaje del
estupefaciente se realice en nombre ajeno y para otro. Sin embargo, sí es preciso el
conocimiento del objeto que se guarda. En el caso de que no concurra tal conocimiento
tendrán que aplicarse las reglas del error de tipo. Por último, hay que señalar que en
todas las conductas de tráfico se exigirá, para que sean punibles, la demostración de la
existencia de un ánimo dirigido a promover, favorecer o felicitar el consumo ilegal de
drogas. Por lo tanto, no podrán considerarse conductas de tráfico: el tráfico autorizado
ni algunos supuestos de tráfico dirigidos al propio consumo; así como tampoco la
donación de cantidades mínimas de droga a familiares cercanos o persona toxicómana
para aliviar su posible síndrome de abstinencia, ni el tráfico no autorizado sin idoneidad
43
objetivo subjetiva, pues en ninguna de éstas se llega a poner en peligro el bien jurídico
protegido.
Esta forma tan abierta de concebir las conductas típicas de tráfico de drogas es
una novedad introducida por la LO 1/1988, de 24 de febrero. Anteriormente, las
conductas de promoción, favorecimiento o facilitación se «cerraban» a través de
conductas específicas, de tal forma que debía suceder específicamente el fin propio de
dichas conductas y que a su vez supusieran objetivamente este tipo de actuación.
Además, debía presentarse alguna de las conductas previstas en el tipo legal (cultivo,
elaboración y tráfico). Actualmente, con la inclusión de la fórmula «o de otro modo», la
referencia a las conductas genéricas no se cierra, al contrario, instituye una cláusula
abierta que alcanza figuras anteriormente no sancionadas. No cabe duda que esta
cláusula es especialmente controvertida al trasladar el tipo del Art. 368 CP a un espacio
de aplicación claramente abierto. La doctrina critica insistentemente tal forma de
configurar el precepto penal y considera que atenta flagrantemente contra el principio de
legalidad (al admitir que se puedan sancionar conductas que no aparecen en la redacción
del Art. 368 CP y que, en sentido estricto, no constituyen actos de tráfico), de seguridad
jurídica, e incluso, contra el principio de intervención mínima. Un sector importante de
la doctrina penal considera que la fórmula «o de otro modo» es, en cierta forma,
anticonstitucional. Expresan que hubiese sido preferible un sistema cerrado o taxativo
en favor de la seguridad jurídica. Asimismo, estiman que las fronteras entre infracción
criminal y comportamiento penalmente irrelevante por atípico quedan muy estrechas,
provocando con ello la posible intervención del Derecho penal en estadios muy alejados
de la simple puesta en peligro del bien jurídico protegido. Por lo anteriormente
expuesto, ya no puede dudarse de que ciertos actos como la «donación» o la «invitación
a consumir» entren dentro de la esfera típica del Art. 368 CP sin necesidad de
incorporarse en el concepto de tráfico. Dando con esto solución a las precedentes dudas
sobre la punición de la donación; concluyendo entonces que toda donación es punible,
pues no hay duda de que promueve, favorece o facilita el consumo de la droga
prohibida.
44
VII-ACTOS DE DONACIÓN
Si bien es cierto que el Tribunal Supremo sigue una línea perfectamente definida
en la que proclama que el tipo penal comprende toda clase de trasmisión, gratuita u
onerosa, ya que se pone en riesgo el bien jurídico de la salud pública y lo que se
sanciona en la norma, nada tiene que ver con el ánimo de lucro, lo cierto es que en la
jurisprudencia más reciente se mantiene en una postura absolutamente unívoca a la hora
de conceptuar como atípicas y no punibles, en primer lugar, las conductas que consisten
en el consumo ocasionalmente compartido entre toxicómanos; en segundo lugar, la
conducta en la que hay una ausencia de peligro abstracto para el bien jurídico protegido;
y, en último lugar, la consistente en la entrega gratuita de mínimas cantidades de droga
a individuos toxicómanos por personas allegadas a ellos, para evitar sufrimientos
generados por el síndrome de abstinencia, excluye del agente el necesario elemento de
culpabilidad necesarios para la sanción.
45
tercera obedece a razones humanitarias, y es una cuestión de política criminal criticable
o no, pues puede considerarse que no existe en el autor elemento de culpabilidad; pero
la segunda conducta sí es verdaderamente discutible por varias razones:
l. La conducta reúne per se todas las exigencias típicas del artículo 368 del
Código Penal y es favorecedora del consumo ilegal.
IX-TRÁFICO DE PRECURSORES
2º. Cuando las personas que realicen los hechos descritos en el apartado
anterior pertenezcan a una organización dedicada a los fines en él señalados se
impondrá la pena en su mitad superior y la pena superior en grado cuando se trate de los
jefes, administradores o encargados de las referidas organizaciones o asociaciones. En
tales casos, los Jueces o Tribunales impondrán, además de las penas correspondientes,
la de inhabilitación especial del reo para el ejercicio de su profesión o industria y las
demás medidas previstas en el artículo 369.2.
47
El artículo 371 introduce la tipificación autónoma del tráfico de determinadas
sustancias susceptibles de ser utilizadas en el cultivo, la producción o la fabricación de
drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas. Se trata de un tipo penal en
blanco que obliga a acudir a los cuadros I y II de la Convención de Naciones Unidas de
Viena de 20 de diciembre de 1988 para determinar el alcance del tipo.
X-AUTORIA
2
Estrella Ruiz M. “Cuestiones de actualidad en los tipos atenuados y atípicos de los delitos
contra la salud pública. Tráfico de precursores”. El Derecho.com.
48
a) «dominio funcional del hecho» cuando la persona que interviene tiene la
posibilidad de impedir la infracción retirando su concurso.
Ahora bien, dados los términos en que está concebido el tipo del art.368 del
Código Penal (CP) son difícilmente admisibles las formas imperfectas de participación,
pues el legislador ha optado por un concepto extensivo de autor que excluye en
principio las formas accesorias de participación y sólo en supuestos excepcionales y
residuales cabrá apreciar la complicidad. Es por ello que la Jurisprudencia del Tribunal
Supremo ha hecho un esfuerzo por perfilar la figura del cómplice en este delito, lo que
se complica aún más por tratarse de un delito de riesgo abstracto, y pudiendo apuntarse
al hilo de la evolución jurisprudencial del alto tribunal algunas notas definitorias del
cómplice, a saber: se ha de tratar de una colaboración mínima, normalmente ocasional,
esporádica y de poca duración (TS 21-10-05) y, desde luego, accesoria y secundaria,
porque son conductas que no favorecen o facilitan directamente el tráfico, la posesión
de la sustancia con ese fin o su elaboración o cultivo, pues si se tratara de un
favorecimiento directo de tales conductas, se trataría ya de autoría pues la elaboración,
cultivo, tráfico y posesión con ese fin constituyen los verbos nucleares del tipo a los que
se refieren el resto de verbos nucleares «favorecimiento», «promoción» y « facilitación»
y por tanto ese favorecimiento directo es ya autoría (TS 22/2006 de 23-1 -EDJ
2006/3966- y 20-4-07 -EDJ 2007/23354-). Así es como llega a acuñarse el término que
suele emplearse para el cómplice como favorecedor del favorecedor del tráfico, lo que
conecta con la idea de que el cómplice colabora en hechos que le son ajenos mientras
que el autor ejecuta hechos propios
XI-ELEMENTO SUBJETIVO
Junto a, la conciencia del carácter nocivo para la salud, es preciso que además se
quiera promover, favorecer o facilitar el consumo ilegal a terceras personas. De dicha
afirmación se deduce que son necesarios dos elementos básicos como elementos
subjetivos del tipo; en primer lugar, un conocimiento de que dichas sustancias son
drogas y, en segundo lugar, una finalidad de facilitación a terceros y por ello, la
caracterización dogmática de estos delitos conducen a negar la posibilidad de la
49
existencia de delitos culposos, ya que por su misma naturaleza llevan en sí mismo el
dolo. Cierto es que el dolo penal requiere de dos elementos, uno intelectual y otro
volitivo por lo que la afirmación precedente en la que se dice que este delito lleva en sí
el dolo nos conduce directamente a preguntarnos que si la mayoría de los traficantes son
a su vez consumidores de droga, se les podrá imputar el delito, esto es, si existe un
verdadero dolo o, por el contrario, el consumo de drogas es causa de inimputabilidad.
Dicho tipo penal está clasificado dentro de los denominados delitos de intención
en los que el autor, a la hora de realizar el injusto penal, busca un objetivo que no
requiere lograr; ya dentro de éstos, se relaciona a los delitos de resultado cortado,
porque el sujeto debe realizar la acción con el fin de que se logre ese resultado exterior
que está más allá del tipo objetivo, aunque no se lleve a cabo, consistente en cultivar,
elaborar o traficar con drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas o, de
otro modo, promover, favorecer o facilitar su consumo ilegal. En ocasiones, resulta
complicado diferenciar, por las cantidades de droga localizada, entre una tenencia de
tóxicos para el propio consumo y la posesión que esta orientada al tráfico. Resulta aún
más difícil descubrir el móvil anímico en aquellos casos en donde el consumidor es a un
tiempo pequeño traficante, o «camello», que realiza dicho comportamiento para
conseguir la dosis estupefaciente que necesita. Con el fin de evitar tal confusión, las
cantidades no muy elevadas de droga se interpretan como tenencia para el propio
consumo y por lo tanto su atipicidad. Aun así, hay quienes opinan que no es adecuado
basarse únicamente en este criterio de tipo cualitativo o material para afirmar que se está
o no ante un acto de tráfico, es decir, estimar que ante cantidades elevadas de droga se
está automáticamente ante un traficante y cuando hay cantidades pequeñas ante un caso
de auto consumo. Para considerar excluida la antijuridicidad del hecho y alcanzar tal
conclusión, el dato referido a la cantidad debe ir acompañado entre otras circunstancias:
50
a) que no produzca difusión de la droga; b) que no exista contraprestación alguna; c)
que esta donación lo sea para un consumo más o menos inmediato, a presencia de quien
lo entrega; d) que el destinatario sea drogodependiente y se persiga únicamente una
finalidad altruista y humanitaria para defender al donatario de las consecuencias del
síndrome de abstinencia; e) que se trate de cantidades mínimas, aunque en estos topes
cuantitativos no quepa establecer reglas rígidas que pueden degenerar en soluciones o
agravios totalmente injustos. En cualquier caso, entendemos que en el contexto que
rodea las consecuencias del principio de lesividad la cantidad insignificante de droga es
atípica por faltar la antijuridicidad material dada la ausencia de un verdadero riesgo para
el bien jurídico protegido. En lo concerniente a la posesión el tipo subjetivo del delito
de tráfico necesariamente tuvo que adelantarse al momento en que se estudió la
conducta típica, pues sin él no sería posible explicar la forma típica de la posesión con
destino al tráfico. Para acreditar el elemento subjetivo en las demás conductas típicas
reseñadas en Art. 368 CP, además del conocimiento sobre el carácter perjudicial para la
salud de la sustancia que maneja, es preciso que se tenga la intención de cultivar,
elaborar, traficar para el mercado ilícito de las drogas tóxicas, o en su caso se deseé
promover, favorecer o facilitar el consumo «ilegal» de sustancias estupefacientes a
terceras personas. La acreditación del elemento subjetivo en las conductas del delito de
tráfico de drogas es en la mayor parte de las ocasiones un factor no determinable con
claridad con la sola conducta verificada o por la cantidad de droga encontrada, precisa,
además, la presencia de una mínima actividad probatoria, en donde no se descarta a la
prueba indiciaria como alternativa procesal, la que será sin duda en muchos de los
casos, utilizada para demostrar que se está en la presencia de una de las conductas que
integran el tipo previsto en el Art. 368 CP.
51
3. Tenencia de dinero en cuantía superior a sus ingresos.
Los casos en que el sujeto activo realiza una conducta de tráfico desconociendo
que se trata de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas o bien que es
una sustancia que cause grave daño a la salud se tratan como error de tipo, dando lugar a
la impunidad tanto en caso de error vencible como invencible.
52
XIII-GRADO DE PARTICIPACIÓN
54
a') que se trate de una intoxicación grave, pues no cualquier adicción a la droga
sino únicamente la que sea grave puede originar la circunstancia modificativa o
exonerativa de la responsabilidad criminal, y
b') que tenga cierta antigüedad, pues sabido es que este tipo de situaciones
patológicas no se producen de forma instantánea, sino que requieren un consumo más o
menos prolongado en el tiempo, dependiendo de la sustancia estupefaciente ingerida o
consumida. El Código penal se refiere a ellas realizando una enumeración que por su
función integradora puede considerarse completa, tomando como tales las drogas
tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras que produzcan efectos
análogos.
55
14 de julio de 1999, hoy no resulta aconsejable pues los supuestos de especial
intensidad que pudieran justificarla tienen un encaje más adecuado en la eximente
incompleta, con idénticos efectos penológicos.
A ambas situaciones se refiere el art. 20-2º del Código penal, cuando requiere
bien una intoxicación plena por el consumo de tales sustancias, impidiéndole, en todo
caso, comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa comprensión.
Es asimismo doctrina reiterada de esa Sala SS. 27.9.99 y 5.5.98, que el consumo
de sustancias estupefacientes, aunque sea habitual, no permite por sí solo la aplicación
de una atenuación, no se puede, pues solicitar la modificación de la responsabilidad
criminal por el simple hábito de consumo de drogas, ni basta con ser drogadicto en una
u otra escala, de uno u otro orden para pretender la aplicación de circunstancias
atenuantes, porque la exclusión total o parcial o la simple atenuación de estos
toxicómanos, ha de resolverse en función de la imputabilidad, o sea de la evidencia de
la influencia de la droga en las facultades intelectivas y volitivas del Sujeto. En
consecuencia, los supuestos de adicción a las drogas que puedan ser calificados como
menos graves o leves no constituyen atenuación, ya que la adición grave es el supuesto
límite para la atenuación de la pena por la dependencia de drogas.
58
de ingestión inmediata o trafique con drogas con objeto de alcanzar sus posibilidades de
consumo a corto plazo y al mismo tiempo continuar con sus costumbres e inclinaciones,
no bastando por ello, con la mera condición de consumidor de sustancias
estupefacientes, aunque el consumo sea habitual.
XVI-EL COMISO
En cuanto al comiso, el art. 374.1 CP (red. 2015) dispone que: En los delitos
previstos en el párrafo segundo del apartado 1 del artículo 301 y en los artículos 368 a
372, además de las penas que corresponda imponer por el delito cometido, serán objeto
de decomiso las drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas, los equipos,
materiales y sustancias a que se refiere el artículo 371, así como los bienes, medios,
instrumentos y ganancias con sujeción a lo dispuesto en los artículos 127 a 128 y a las
siguientes normas especiales:
1.ª Una vez firme la sentencia, se procederá a la destrucción de las muestras que
se hubieran apartado, o a la destrucción de la totalidad de lo incautado, en el caso de que
el órgano judicial competente hubiera ordenado su conservación.
59
2.ª Los bienes, medios, instrumentos y ganancias definitivamente decomisados
por sentencia, que no podrán ser aplicados a la satisfacción de las responsabilidades
civiles derivadas del delito ni de las costas procesales, serán adjudicados íntegramente
al Estado.
El art. 374 ofrece una regulación específica del comiso en materia de tráfico de
drogas. Del contenido del precepto se deduce una ampliación del objeto del comiso. En
primer lugar, es susceptible de comiso el objeto material del delito, esto es, las drogas
tóxicas, estupefacientes y sustancias psicotrópicas y los equipos, materiales y sustancias
susceptibles de ser utilizados para el cultivo, la producción o fabricación de drogas. En
segundo lugar, se acoge los instrumentos del delito, en los que se incluyen cualquier
clase de bien o efecto que se haya utilizado en la realización del hecho. En tercer lugar,
se atiende al producto del delito, donde se incluyen las ganancias obtenidas
directamente a través de la realización del hecho cualquiera que sean las
transformaciones que hubieran podido experimentar. La doctrina y la jurisprudencia
consideran que son de aplicación a este artículo los límites establecidos en general para
el comiso en el art. 128, exigiendo una cierta proporcionalidad para el comiso de bienes
o efectos de lícito comercio en este ámbito delictivo. Por último, se establece la
posibilidad de utilización provisional de los bienes y efectos objeto del comiso mientras
se sustancia el procedimiento, con las debidas garantías para su conservación, toda vez
que la consecuencia accesoria se configura como una medida cautelar previa.
60
XVII-ATENUACIÓN DE LA PENA PARA ARREPENTIDOS Y
COLABORADORES
c. Colaboración activa con las autoridades para impedir la producción del delito, obtener
pruebas decisivas para la identificación o captura de otros responsables o para impedir
la actuación o desarrollo de las organizaciones o asociaciones a las que haya
pertenecido o con las que haya colaborado. La colaboración activa supone el desarrollo
de una actividad comisiva que se plasma en aportar información a la autoridad orientada
a las finalidades referidas. El beneficio que puede obtenerse si se dan estos tres
requisitos consiste en una rebaja de hasta dos grados de la pena señalada por la ley.
XVIII-REINCIDENCIA INTERNACIONAL
61
XIX-PROBLEMAS CONCURSALES CON EL DELITO DE
CONTRABANDO
Por su parte, la jurisprudencia reciente viene declarando desde una Junta General
de Magistrados de la Sala Segunda del Tribunal Supremo de noviembre de 1997 que la
dualidad de sanciones infringe el principio non bis in idem por lo que deberá acudirse a
la apreciación de un concurso de leyes aplicando únicamente las normas del tipo básico
del art. 368 o de los tipos agravados de los arts. 369 ó 370.
XX-TIPOS AGRAVADOS
XXI-AGRAVACIONES SIMPLES
En cuanto a las agravaciones simples, el art. 369 CP impone las penas privativas
de libertad superiores en grado y una pena de multa agravada cuando:
62
3º. El culpable participare en otras actividades organizadas o cuya ejecución
se vea facilitada por la comisión del delito.
XXII-ORGANIZACIONES O ASOCIACIONES
63
En cuanto a la cantidad de notoria importancia, la jurisprudencia ha declarado
que ésta variará según el tipo de droga de que se trate y estará siempre en función del
número de dosis que se puedan obtener. En este sentido, un Acuerdo del Pleno de la
Sala Segunda del Tribunal Supremo de 19 de octubre de 2001 declaró que la cantidad
será de notoria importancia a partir de 500 dosis que equivalen a 300 gramos de heroína,
750 de cocaína, 120 de metadona, 10 kilogramos de marihuana, 2,5 kilogramos de
hachís, 300 gramos de aceite de hachís y 240 de las drogas de síntesis, como el MDMA,
el MDA y el MDEA.
XXIII-CONSECUENCIAS ACCESORIAS
El art. 369.2 CP dispone que en los supuestos previstos en los números 2º, 3º y
4º del apartado anterior, se impondrá a la organización, asociación o persona titular del
establecimiento una multa del tanto al triplo del valor de la droga objeto del delito, el
comiso de los bienes objeto del delito y de los productos y beneficios obtenidos directa
o indirectamente del acto delictivo y, además, la Autoridad Judicial podrá decretar
alguna de las siguientes medidas:
XXIV-AGRAVACIONES CUALIFICADAS
64
Por otro lado, el mismo precepto añade que se considera de extrema gravedad
los casos en que la cantidad de las sustancias a que se refiere el artículo 368 excediere
notablemente de la considerada como de notoria importancia, o se hayan utilizado
buques o aeronaves como medio de transporte específico, o se hayan llevado a cabo las
conductas indicadas simulando operaciones de comercio internacional entre empresas, o
se trate de redes internacionales dedicadas a este tipo de actividades, o cuando
concurrieren tres o más de las circunstancias previstas en el artículo 369.1. En los
supuestos de los anteriores números 2º y 3º se impondrá a los culpables, además, una
multa del tanto al triplo del valor de la droga objeto del delito.
i-REQUISITOS
65
ii-ESCASA ENTIDAD DEL HECHO
En primer lugar tenemos la escasa entidad del hecho8, en este sentido pueden
encuadrarse en función de los medios, modos o formas con que lo realizó y también las
circunstancias de todo tipo concurrentes. Por ejemplo si la droga encontrada es de
escasa cantidad o es para el autoconsumo, ya que los tribunales la consideran
insignificante. Este requisito encuentra su justificación jurídica en la menor
antijuridicidad del hecho, y por tanto, escasa entidad del hecho, de tal manera que el
bien jurídico protegido, la salud pública, no se ve gravemente afectado.
- 50 miligramos de cocaína
- 1 miligramo de heroína
- 10 gramos de hachís
- 20 miligramos de LSD
Este requisito es esencial para poder aplicar el tipo atenuado, ya que en base al
mismo podemos determinar la menor incidencia el daño que pueda ocasionar al bien
jurídico protegido.
66
iii-CIRCUNSTANCIAS PERSONALES DEL CULPABLE
Este requisito juega un papel secundario en el art. 368.2 CP, en este sentido
Jueces y Tribunales consideran como requisito esencial la escasa entidad del hecho, lo
cual tiene su razón de ser, ya que no podemos olvidar que el bien jurídico protegido es
la salud pública, en caso de existir cualquier tipo de circunstancia de carácter
predominantemente subjetivo como el caso de los drogodependientes, ventas para
autofinanciarse, no dedicarse de manera habitual a esta actividad, no son circunstancias
que permitan la aplicación del tipo atenuado del 368.2 CP, de no existir el requisito de
escasa entidad del hecho, de tal manera que podría considerarse lesionado el bien
jurídico protegido. En el caso de los antecedentes penales, la carencia de los mismos no
puede atribuir al sujeto un factor personal relevante, sino que se entiende como neutro,
de tal manera que puede beneficiar al culpable en cuanto a no aplicar la agravante por
reincidencia, o bien verse favorecido en el caso de suspensión de la ejecución de las
penas privativas de libertad, en base a lo regulado en el art. 80 del Código Penal. Pero
en ninguna caso puede ser considerado una circunstancia personal que indique la
aplicación del tipo atenuado.
67
Se excluye la aplicación de la pena inferior en grado cuando concurran alguna
agravación de los mencionados art. 369 bis y 370. Situación que parece lógica, ya que
permitiría rebajar la pena a un tipo agravado.
XXVI-DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS
1º. Si los hechos descritos en este capítulo fueran realizados por empresario,
intermediario en el sector financiero, facultativo, funcionario público, trabajador social,
docente o educador en el ejercicio de su cargo, profesión u oficio, se impondrán las
68
mismas penas y, además, la de inhabilitación especial para empleo o cargo público,
profesión u oficio, industria o comercio
2º. Cuando los referidos hechos fueren realizados por autoridad o agente de
la misma en el ejercicio de su cargo, se impondrá la pena de inhabilitación absoluta.
3º. A tal efecto, se entiende que son facultativos los médicos, psicólogos, las
personas en posesión de títulos sanitarios, los veterinarios, los farmacéuticos y sus
dependientes.
XXVII-ARREPENTIMIENTO ACTIVO
Del mismo modo, también podrá imponerse la pena inferior en uno o dos grados
Igualmente, en los casos previstos en los artículos 368 a 372, los jueces o tribunales
podrán imponer la pena inferior en uno o dos grados al reo que, siendo
drogodependiente en el momento de comisión de los hechos, acredite suficientemente
que ha finalizado con éxito un tratamiento de deshabituación, siempre que la cantidad
de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas no fuese de notoria
importancia o de extrema gravedad
69
XXVIII-DETERMINACIÓN DE LA PENA DE MULTA
Los pagos que se efectúen por el penado por uno o varios de los delitos a que se
refieren los artículos 361 al 372 se imputarán por el orden siguiente:
2.º A la indemnización del Estado por el importe de los gastos que se hayan
hecho por su cuenta en la causa.
3.º A la multa.
5.º A las demás costas procesales, incluso las de la defensa del procesado, sin
preferencia entre los interesados.
XXX-AUTOCONSUMO
70
supuesto de autoconsumo de drogas (supuesto atípico) o, por el contrario, estamos ante
un supuesto de tráfico de drogas (supuesto típico). La diferencia entre ellos reside en la
finalidad que persiga el sujeto en cuestión, de manera que al tratarse de un elemento
subjetivo, existen grandes dificultades para probar si la droga que se posee está
destinada al autoconsumo o a su tráfico para el consumo ilegal.
73
hallada, los objetos encontrados, como las bolsitas de auto cierre, y las anotaciones
mencionadas, la inferencia que realiza la sala es lógica y no adolece de arbitrariedad»,
de manera que uno de los indicios a tener en cuenta son las anotaciones encontradas en
las que aparecen escritas cantidades de drogas, precios de las mismas o nombres de
personas, entre otras cuestiones.
74
personalmente, entiende que este indicio no permite deducir una intención de tráfico
ilegal, puesto que como ha señalado reiterada jurisprudencia, por ejemplo la Sentencia
del Tribunal Supremo de 12 de diciembre de 1992, es lógico esconder la droga que se
transporta, bien se destine al tráfico o bien al propio consumo, ya que el poseedor de la
misma sabe que, sea cual sea la finalidad de aquélla, si le descubren le van a confiscar la
droga.
75
XXXII-CONSUMO COMPARTIDO
1. Que la droga sea facilitada por quien la posee, para su consumo inmediato.
78
XXXIII-ENTREGA COMPASIVA
Se refieren a aquellos casos en los que un sujeto realiza una entrega de droga a
un familiar o allegado con un móvil peculiar relativo a la evitación de sufrimientos o a
la consecución de una paulatina deshabituación respecto al consumo de la droga por
parte del destinatario de la droga, es decir, para evitarle el síndrome de abstinencia.
79
manera que esto es lo que ha llevado a la doctrina a denominar tales supuestos «entregas
altruistas o compasivas».
4. INFRACCIONES ADMINISTRATIVAS
80
Sanciones (Artículo 39, Artículo 43)
81
Las inscripciones contenidas en el Registro Central se cancelarán de oficio
transcurridos dos años desde la comisión de la infracción.
Solo se impondrá en grado máximo cuando se justifique por el número y entidad
de las circunstancia concurrentes.
Desaparece la posibilidad de apuntarse a un programa de deshabituación (que
contemplaba la ley de 1992) para dejar la sanción en suspenso. Solo se mantiene esta
posibilidad para los sancionados de 14 a 17 años.
El procesado vendió por el precio de 6.000 pesetas una onza de hachís, lo que
constituye un hecho típico distinto del de la mera tenencia, por lo que constituye delito
del artículo 344 del Código Penal.
El recurrente alega como fundamento del primer motivo del recurso que
interpone con apoyo en el inciso primero del artículo 851, número primero, de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal, que dejaron de consignarse en el resultando de hechos
probados determinadas circunstancias de hecho que entiende que debieron ser
consignadas, lo que de suyo hace que el motivo debe ser desestimado por una doble
consideración: en primer lugar, porque al no denunciar oscuridad o falta de claridad en
la relación táctica sino supuestas omisiones, el recurrente olvida que, como con tanta
reiteración ha declarado esta Sala, las sentencias claras no pueden engendrar el vicio de
procedimiento que sanciona con la nulidad el precepto invocado, de modo, que si son
incompletas o contienen ausencia de datos que realmente debieron haber sido
incorporados al relato histórico, tales omisiones, lo que únicamente pueden justificar es
o bien un motivo de casación interpuesto por el cauce legal establecido al efecto para
lograr que se completen o bien un motivo tendente a obtener que se declare la
procedencia de la casación por infracción de ley cuando la omisión implique la falta de
consignación de alguno de los elementos de hecho integrantes del delito por el que el
procesado hubiese sido condenado y, en segundo lugar, que como también con
reiteración ha declarado este Tribunal, los hechos que los Tribunales de Instancia vienen
obligados a declarar en el correspondiente resultando para dar cumplimiento a lo
dispuesto en el artículo 142 de la Ley Procesal y no incurrir en el defecto de forma que
se contempla en el mencionado inciso primero del artículo 851 de la propia Ley, son
aquellos que, en uso de su soberanía, estime probados y que sean esenciales para la
adecuada calificación jurídica antecedente del fallo, pero no todos los alegados por las
partes que no estime probados o que aun habiéndolo sido los considere innecesarios
para hacer los pronunciamientos pertinentes.
84
mismos se alude, lo por él realizado no afecta al bien jurídico protegido por el
mencionado precepto penal, tesis que apoya en las sentencias que cita, más la
inexactitud de tal alegación es manifiesta ya que el supuesto que en las sentencias
citadas se contempla, es aquél en el que ante la ocupación a una persona de una
determinada cantidad de drogas tóxicas o estupefacientes, haya que establecer la
presunción de si la tenencia se hallaba destinada al propio consumo o al tráfico,
supuesto completamente distinto al de autos en el que según aparece reflejado en el
resultando de hechos probados de la sentencia recurrida el procesado vendió, por el
precio de 6.000 pesetas, una onza de la mencionada sustancia, lo que constituye un
hecho típico distinto del de la mera tenencia, por lo que procede desestimar, los motivos
segundo y tercero, mediante los que se denuncia la infracción del artículo 344 del
Código Penal.
El delito contra la salud pública, tipificado en el artículo 344 del Código Penal,
recoge como punibles las conductas de los que no estando legitimados para realizarlos,
ejecuten actos de cultivo, fabricación, elaboración, transporte, tenencia, venta, donación
o tráfico general de drogas tóxicas o estupefacientes o de otro modo favorezcan o
faciliten su uso, es evidente que los hechos fueron enjuiciados correctamente, por la
sentencia recurrida, al considerarlos como constitutivos, de una infracción delictiva del
citado precepto penal, ya que en el «factum» o relato que se hace de la conducta de la
procesada, se hace constar que ésta trasladó, por vía aérea, desde Casablanca al
aeropuerto de Los Rodeos, en La Laguna, la cantidad, de 10,650 kilos de «hachís»,
sustancia nociva para la salud, y como por otra parte la disposición del párrafo tercero
del mencionado artículo 344 no es recurrible en casación, por establecer una norma
punitiva de carácter discrecional, en cuanto que otorga, al Tribunal de Instancia,
determinado arbitrio o potestad para, aumentar o disminuir en un grado las penas
procedentes, en atención a las circunstancias del culpable y del hecho, hay que
desestimar de acuerdo con las sentencias de 4 de abril de 1975 y 1 y 28 de febrero de
1978, el cuarto motivo del recurso, interpuesto por entender que se ha aplicado
indebidamente el artículo, examinado y fundamentado en que el mero transporte no
tenía entidad punitiva, por no constar si la droga «fuese a ser distribuida o repartida», y
que debía haberse rebajado la pena en el supuesto de considerarse los hechos como
delito, pero la anterior interpretación no impide a la Sala el valorar los hechos, a efectos
de utilizar la facultad que otorga el párrafo segundo del artículo segundo del Código
Penal, de acuerdo con la sentencia citada de 4 de abril de 1975 , que debe ser aplicado,
en cada caso concreto, por razones de equidad en atención a las condiciones subjetivas
del sujeto activo de la infracción, intensidad de la culpabilidad, naturaleza de la
conducta, riesgo creado, así como calidad y cantidad de las drogas e estupefacientes
objeto del delito, y teniendo en cuenta que la procesada está dotada de ciertas
anormalidades psíquicas que aunque afectan meramente al carácter, sin base para
modificar la responsabilidad, fueron tenidas en cuenta por el Fiscal para apreciar la
86
disminución de la pena, la Sala considera también procedente hacer uso de esta faculta
que le otorga el mencionado párrafo segundo del artículo segundo del Código Penal.
En el caso la Audiencia haciendo uso de la facultad del artículo 344, tercero, del
Código Penal acordó imponer las penas inferiores en un grado a las señaladas en el
párrafo primero, y una vez rebajada la privativa de la libertad a prisión menor, decidió
imponer dos años de dicha prisión -grado mínimo por cierto- al recurrente y un año de
igual prisión al correo, y como en ambos obró prudencialmente haciendo uso de
facultades libérrimas concedidas por la ley, nada hay, recusable en el ejercicio de las
mismas que sea corregible en vía casacional.
87
penales por varios delitos de robo y Lucio, mayor de edad, sin antecedentes penales,
hayan participado en estos hechos, tanto como compradores de la droga, como autores
de la sustracción de la misma con violencia; así como que tampoco el procesado Luis
Manuel tuviera conocimiento de que Aurelio llevaba la droga ni tampoco de que iba a
venderla.
89
cantidad inmediatamente empezaron a consumir, escondiendo el resto, mas como no les
fuera tarea fácil extraer el hachís del lugar en que se encontraba en el chasis del
vehículo en que se guardaba, marcharon los tres a Sevilla, al atardecer ocupando el
sedicente automóvil, dirigiéndose al taller de su amigo, el también procesado Luis
Miguel, al que refirieron sus dificultades para sacar del vehículo y consiguientemente
aprovechar, el hachís comprado en Marruecos, solicitándole su intervención técnica al
efecto y el que usando de sus conocimientos mecánicos, valiéndose de un soplete pudo
extraer la droga del lugar en que escondida se había traído, recibiendo no sólo el
reconocimiento de los requirentes sino también una pastilla de lo obtenido cuyo
consumo ya en anteriores ocasiones había gustado y realizando posteriormente las
soldaduras y pintura adecuada para que no se advirtiera en el vehículo al ser reintegrado
al arrendador las operaciones en él realizadas. Vueltos los hermanos Isidro con
Everardo a "Santa Eufemia», comprobaron la desaparición del hachís que en lugar
citado había dejado escondido anteriormente, repartiendo el resto entre la mujer que
acompañó a Everardo a Marruecos en cantidad no acreditada, dando otra parte tampoco
exactamente concretada al financiador Juan Ignacio y quedándose Isidro con el resto de
Un peso aproximado a los mil gramos que guardó en unión de Everardo y del que no se
ha recuperado en poder de Isidro si no la cantidad de doscientos setenta y dos gramos
cuando el 27 de noviembre fue detenido por la Policía, después de lo que y
consumiendo juntos los hermanos con Everardo , droga de la traída en cantidad superior
a lo que normalmente efectuaban, como cierta cantidad de ella estuviera reducida
exactamente a polvo, de nuevo acudieron al taller del procesado Luis Miguel donde
recogieron una máquina prensadora con la que se dirigieron a las proximidades de
Camas y lugar conocido por las Lomas donde su amigo el procesado Álvaro posee un
almacén, solicitando su colaboración en el sentido de permitirles en tal sitio la
realización del prensado de la droga para su posterior utilización y disposición,
prestándose a ello Álvaro que presenció las operaciones de prensado, participando en su
consumo y recibiendo como gratificación una pequeña cantidad de aquélla no
determinada exactamente con que satisfacer su afición a ella en cuyo consumo había
participado anteriormente con los hermanos Isidro, no habiéndosele intervenido
cantidad alguna de la droga, sí dos gramos y medio a Everardo y trescientos gramos a
Izquierdo, siendo así que de la cantidad comprada únicamente, haya sido recuperada la
suma de quinientos setenta y cuatro gramos al cabo de un mes de haberla traído a
Sevilla, por lo que se dispuso del resto.
93
difusión de la droga tóxica o estupefaciente. Las facultades arbitrales o discrecionales
del juzgador no son, por ser tales, recurribles en casación, tanto si se otorgan "in genere"
(regla 4.ª del artículo 61 del Código Penal), como si se conceden "in specie"; y ello es
así porque la "individualización legal" de la pena ya está hecha "negativamente", a
través de las causas de exención de la responsabilidad y, "positivamente" mediante las
circunstancias atenuantes o agravantes; lista o nómina de circunstancias cuyos efectos
sobre la pena están precisamente determinados en reglas muy concretas o específicas
que no cabe ignorar (artículos 61 a 67 del Código Penal).de suerte que su infracción
atrae la censura de la casación, a no Ser que la aplicación de las mismas sea potestativa,
en cuyo caso entra la llamada individualización judicial.
94
tenencia, si esta posesión de la droga tiene como ulterior finalidad la de destinarla, en
todo o en parte, al tráfico o consumo de terceros; es decir, que no es necesaria una
estricta comercialización del producto, con la Secuela de habitualidad, masificación de
las ventas y demás notas que caracterizan la mercantilidad del acto, sino que el tipo
penal se satisface con cualquier acto, aislado o no, siempre que el mismo contribuya de
algún modo a la difusión de la droga tóxica o estupefaciente. En vista de la anterior
hermenéutica jurisprudencial, no cabe acoger el primer motivo del recurso en el que se
postula la indebida aplicación del artículo 344 del Código Penal al recurrente con el
argumento de que no puede hablarse con precisión de acto de venta cuando falta por
determinar en la declaración de hechos probados la cantidad y el precio del hachís que
se dice vendido y por tanto la idea de mercantilidad y lucro inherentes a tales
operaciones de venta; pues dicho queda en doctrina, que la mayor o mejor complejidad
del tráfico no afecta a la existencia del delito sino, en todo caso, al grado de punición
del mismo, castigándose, por ende, el acto aislado de venta; ello aparte de que en el
"factum" no sólo se describe un acto concreto de venta sino que el mismo se encuadra
dentro de un marco de mucha mayor actividad por parte del recurrente quien en unión
de otra persona, hacía frecuentes viajes a Tánger para comprar hachís que luego vendía
en España, tráfico que debió adquirir importancia desde el momento en que, en los
primeros meses de 1974, el recurrente hubo de requerir los servicios del otro procesado
en la causa para que en unión de otra persona actuasen como "comisionistas" en la venta
de la droga a terceros, una de cuyas ventas, en un bar de Marbella, es la que se describe,
siquiera lo fuera en pequeña cantidad de droga en esta ocasión, puesto que los
adquirientes la compraron para su exclusivo uso personal; relato fáctico que, tomado en
su conjunto, acredita más que suficientemente no sólo la actividad del recurrente, sino la
importancia de la misma, en contraste con la del otro condenado en la instancia que,
además de ser simple "comisionista", sólo se acredita su intervención en una operación
de tráfico, lo que explica la distinta penalidad asignada por el Tribunal provincial a uno
y otro encartado; razones todas que llevan a desestimar el motivo en examen.
El "segundo motivo" del recurso entiende que no fue aplicado el párrafo tercero
del artículo 344 del Código Penal; pero ya es doctrina reiteradísima de esta Sala que las
facultades arbitrales o discrecionales del Juzgador no son, por ser tales, recurribles en
casación, tanto si se otorgan "in genere" (regla 4.ª del artículo 61 del Código Penal),
como si se conceden "in specie"; y ello es así porque la "individualización legal" de la
pena ya está hecha, "negativamente", a través de las causas de exención de la
responsabilidad y, "positivamente", mediante las circunstancias atenuantes y agravantes;
lista o nómina de circunstancias cuyos efectos sobre la pena están precisamente
determinados en reglas muy concretas o específicas que no cabe ignorar (artículos 61 a
67 del Código Penal ), de suerte que su infracción atrae la censura de la casación, a no
ser que la aplicación de las mismas sea potestativa, en cuyo caso entra la llamada
"individualización judicial", labor típica de la instancia, para cuya orientación de la Ley
95
criterios axiológicos de ponderación en los que se dé entrada a una base de mensuración
subjetivo-objetiva que toma en cuenta tanto la personalidad del delincuente, como la
trascendencia mayor o menor del hecho punible, aparte otras circunstancias fácticas
propias de cada especie delictiva; criterios que son, justamente, los tenidos en cuenta
por el párrafo tercero del artículo 344 del Código Penal, cuando tras señalar en su
primer párrafo las penas tipo, establece que: "Los Tribunales, atendidas las
circunstancias del "culpable" y del "hecho", podrán (verbo potestativo insoslayable)
imponer la pena inferior o superior en un grado, según proceda", cláusula discrecional
que no puede ser entendida de manera diferente a la establecida en otros pasajes del
Código, tal como viene declarando esta Sala en numerosas resoluciones posteriores a la
reforma del artículo 344, por la Ley de 15 de noviembre de 1971; sin que se pueda
decir, como alega el recurrente, que procede la casación cuando no se hace uso de la
facultad discrecional pudiendo haberse hecho, como en el caso de autos, dada la escasa
cantidad vendida, el tratarse de una sola operación y la falta de antecedentes; pues,
ciertamente, uno de los aspectos de la potestad es el no hacer uso de la misma, aparte de
que en el caso "sub judice", ya se ha razonado que el acto que se pretende mínimo y
aislado es preciso enmarcarlo dentro de una actividad general más importante por parte
del que recurre, lo que movió al Tribunal a discriminar la pena de uno y otro
condenado; todo lo cual conduce inevitablemente a la desestimación de este motivo
último del recurso.
Se entiende consumado el delito contra la salud pública del artículo 344 del
Código Penal, por la simple posesión de drogas o estupefacientes en disposición de
venta, aunque no se hubiere trasladado la posesión y al margen incluso de la presencia
de lucro (sentencia de 7 de octubre de 1976), pues el tipo del mencionado artículo no
sólo recoge en su núcleo central los actos de tráfico en general, sino todos aquellos que
le anteceden o de algún modo le son colaterales o concomitantes como los de cultivo,
fabricación, elaboración, transporte y otros de análoga naturaleza.
Resultando Probado y así se declara que sobre las dos cuarenta horas del día 20
de marzo de 1977 en el tren Lusitania-Expreso número 11 procedente de Lisboa, su
llegada a la estación férrea de Valencia de Alcántara, fueron aprehendidos por las
fuerzas de la Guardia Civil que prestan sus servicios en la Aduana de aquella localidad,
3,500 kilogramos de hachís que la procesada Remedios, de diecinueve años de edad, sin
96
antecedentes penales, con pleno conocimiento de la clase de mercancía, transportaba en
una maleta desde Lisboa a Madrid, para ser vendida en España; la totalidad del producto
fue intervenido y entregado a la Jefatura Provincial de Sanidad de esta capital.
El artículo 344 del Código Penal, tal como quedó redactado por Ley de 15 de
noviembre de 1971, al definir y sancionar el delito contra la salud pública, cometido por
medio de drogas tóxicas o estupefacientes, tipifica, según doctrina de esta Sala, un
delito de riesgo por el peligro inminente que supone contra la salud colectiva de la
sociedad humana, que se consuma por la amenaza a dicha salud, aunque no se produzca
daño concretó y por tanto no exige resultado lesivo, por lo que en general solo admite
formas de consumación. El delito se integra de un lado por un elemento negativo:
Ejecutar ilegítimamente los actos que sanciona, esto es sin autorización legal,
administrativa o reglamentaria, lo que supone en el fondo una norma en blanco, a
rellenar en cada caso con las disposiciones administrativas de control de cada producto
que sean pertinentes. Un elemento objetivo o actividad del sujeto que se integra por el
cultivo, fabricación, elaboración, transporte, tenencia, venta, donación o tráfico en
general de las sustancias qué enumera el Código. Tales actividades abarcan pues la
preparación por medios adecuados de los productos, el comercio en general, el ponerlos
en condiciones de venta, compraventa, transmisión, donación aun gratuita, introducción
en territorio nacional y demás actividades de tráfico, aunque no se obtenga beneficio
económico. Las sustancias sobre las que recae la actividad han de ser drogas tóxicas o
estupefacientes, entre las que según reiterada doctrina de esta Sala se encuentra la
cannabi sativa, índica, kiffi, grifa, hachís, marihuana, cualquiera que sea la cantidad de
tenencia o tráfico. El elemento subjetivo, característico del delito, es el ánimo de tener o
traficar con conocimiento de la ilicitud de esta tenencia o almacenamiento y tráfico, o
comercio. Dolo, conocimiento y voluntariedad que se presume en materia de drogas por
ser pública la ilicitud de su tenencia y tráfico. Y por fin que es un delito internacional,
como defensa penal de la salud pública comunitaria por el riesgo que supone el tráfico
de las sustancias indicadas, incorporadas a nuestro Derecho desde la ratificación por
España del Convenio" Internacional de Ginebra de 19 de junio de 1923, a los acuerdos
de la ONU de 1946, 1969, ratificados en 1 de marzo de 1966, y por Ley de la Jefatura
del Estado de 8 de abril de 1967, donde se acogen las drogas en el artículo 2 .° de la Ley
últimamente citada, reflejo de las listas I y II y IV, anexo al Convenio único de las
Naciones Unidas.
Una de las formas de consumación del delito según el artículo 344 del Código
Penal es el transporte mucho más cuando éste se encuentre al servicio de la venta.
Habiendo declarado esta Sala que se entiende consumado el delito por la simple
posesión de drogas, o estupefacientes en disposición de venta, aunque no se hubiere
traspasado la posesión y al margen incluso de la presencia del lucro (sentencia de 7 de
97
octubre de 1976), pues el tipo del artículo 344 no solo recoge en su núcleo central los
actos de tráfico en general, sino todos aquellos que le anteceden o de algún modo les
son colaterales o concomitantes como los de cultivó, fabricación, elaboración,
transporte y otros de análoga naturaleza (sentencia de 1 de abril de 1977 y 3 de julio de
1978) y por tanto, creado el riesgo existe consumación anticipada por ministerio de la
Ley. Examinado a la luz de esta doctrina el único motivo del recurso que considere
infringido el artículo 3.° del Código Penal en cuanto que debió estimarse, por la
sentencia de instancia el delito del artículo 344, bien en grado de tentativa o de
frustración ha de decaer, ya que el delito, en este supuesto se consumó en cuanto que la
procesada, con pleno conocimiento de la clase de mercancía que transportaba, droga, la
transporta en su maleta en viaje a Madrid con la finalidad de ser vendida. Siendo el
mero hecho del transporte, toda la actividad consumativa del delito, aunque no lograra
los fines lucrativos que la recurrente se proponía, razones todas, que abonan la
desestimación del motivo interpuesto.
Resultando probado, y así se declara, que el procesado Juan Pablo, que presta
sus servicios como camarero en los trenes «Ter» y «Lusitania Express», que hacen el
trayecto Madrid-Lisboa y viceversa, fue sorprendido, el día 20 de noviembre de 1976,
por la Policía, portando en una bolsa 3.500 kilogramos de la droga denominada hachís,
que trajo en un viaje y en el tren de Lisboa a Madrid, de parte de una persona para
entregar a otra, no identificadas; la droga aludida es nociva para la salud, sometida a
control de estupefacientes y prohibido su comercio, consumo y cultivo; razón por la
cual el procesado que esperaba obtener gratificación pecuniaria por su traslado, intentó
98
disimular él mismo entregando la bolsa a un amigo, ajeno al contenido, quien se la
devolvió en Madrid antes de ser ambos detenidos.
El procesado denuncia la infracción del artículo 8.° del Código Civil , que
establece el principio de territorialidad de nuestras leyes, al sancionar hechos cometidos
en el extranjero, motivo que hay que desestimar, pues aparte de que es cuestión nueva
suscitada en casación y del carácter de delito internacional de las infracciones contra la
salud pública de las que son competentes los Tribunales españoles para juzgar, los
delitos de esta índole cometidos en el extranjero por un español que sea habido en
territorio nacional ,lo que bastaría para desestimar el motivo de la relación fáctica de la
sentencia recurrida aparece que el resultado final de la acción tuvo lugar en España,
donde se introdujo la droga por la frontera portuguesa, se transportó al lugar donde fue
depositada y escondida e intervenida por la Policía antes de conseguir venderla a los
99
jóvenes adictos en el lugar de su residencia donde, en unión del otro procesado, poseía
un negocio de bebidas, con lo que la actividad de los procesados dentro del territorio
nacional, con la introducción, transporte, tenencia y finalidad de tráfico está tipificada
en el artículo 344 del Código Penal.
100
Chipiona, circunstancia que les impidió la realización de su albergado propósito de
desprenderse de la citada sustancia tóxica mediante precio.
La citada sentencia estimó que los hechos que se declaran probados constituyen
un delito contra la salud pública, previsto y castigado en el artículo 344 del Código
Penal.
Tipificado el delito del artículo 344 del Código Penal como un delito de riesgo
por el peligro inminente que encierra para la salud colectiva, no se requiere para su
consumación la efectividad total del acto que supone el tráfico, por bastar la mera
iniciación de una posible realización posterior y completa, operando dada la naturaleza
del delito, la consumación anticipada, y sin que sean usualmente admisibles las formas
imperfectas en este delito de mera infracción criminal de tendencia, en que basta la
102
potencial disposición del agente para la propagación de la sustancia, según tiene
reiteradamente declarado esta Sala, por lo que procede al aplicar esta doctrina
jurisprudencial al caso enjuiciado, desestimar, también, él tercer y último motivo del
recurso del procesado Leonardo en el que se denuncia la inaplicación del artículo 3°,
párrafo 2.°, del Código Penal , por ser de entender que de los hechos declarados
probados aparece la existencia de un delito frustrado y no consumado.
103
pesetas. Consta asimismo que estuvo detenido en otras ocasiones por tráfico o tenencia
y consumo de estupefacientes y sujeto a la Jurisdicción de Vagos y Maleantes y
Peligrosidad y Rehabilitación Social.
La citada sentencia se estimó que los hechos que se declaran probados son
constitutivos de un delito de tenencia de estupefacientes del artículo 344 del Código
Penal, del que es responsable el procesado.
104
diferentes pasajes, frases, vocablos o términos integrantes de la narración histórica de
las sentencias penales que, ante la imposibilidad de coordinarlos o compatibilizarlos se
excluyen o destruyen recíprocamente, produciéndose una anomia o vacío fáctico que
priva a la sentencia penal de una de sus fundamentales premisas, tal contradicción no se
detecta ni constata en el relato fáctico de la sentencia de instancia, en el cual la
expresión "el propósito de tráfico" y la presunción de instrumentación de dicho tráfico,
a que se refiere el recurrente en su segundo motivo "pro forma", podrán combatirse,
como ya lo ha hecho, por otro cauce, pero nada tienen de contradictorias, ni entre sí ni
respecto al resto del relato. Procediendo, ante tan incongruente actitud, la repulsión del
mencionada motivo amparado en el inciso segundo del número 1 del artículo 851
precitado.
106
Resultando probado y así se declara: Que en día no precisado de primeros del
mes de noviembre de 1977, vendió en el Café «Caravela», de la ciudad de Pontevedra,
en 2.000 pesetas una porción de hachís, en triángulo, que había adquirido en Santiago
de Compostela a persona desconocida, al también procesado Gerardo, mayor de edad
penal, de ignorada conducta, sin antecedentes penales, quien a su vez, se encaminó a la
villa de Marín (Pontevedra), con el fin de venderla, lo que realizó en la discoteca
«Chapy» a un joven no identificado por la cantidad de 2.500 pesetas, quedándose con
las 500 pesetas, después de haberle abonado al otro procesado - Mariano - la cantidad de
2.000 pesetas.
El Tribunal "a quo" haciendo uso del arbitrio para poder elevar o disminuir en
un grado la pena legalmente señalada al delito atendidas las circunstancias del hecho y
del culpable y en vista de la falta de peligrosidad de la inculpada le impuso la pena de
dos años, cuatro meses y un día de prisión menor, o sea, la inferior en un grado a la
prescrita, mientras que condenó al recurrente, que fue calificado por el Tribunal "a quo"
como un peligroso traficante internacional, a la señalada en el precepto en su grado
medio, por lo que se mantuvo dentro de los límites legales de la facultad que le viene
conferida en el párrafo 3.° del artículo 344 del Código Penal, que no puede ser revisada
en casación.
Resultando probado, y así se declara, que en Ceuta, sobre las dieciséis horas del
21 de mayo de 1977, el procesado Clemente fue sorprendido por la Guardia Civil cerca
del llamado Puente del Cristo, cuando llevaba oculto en el interior de cuatro latas de
conservas, 1.900 gramos de hachís que pretendía conducir hasta Sevilla con el fin de
dedicar una parte al propio consumo y el resto dárselo a sus amigos, quienes en otras
ocasiones habían hecho lo mismo con él.
114
culpable, cuando aquella cantidad ha de reputarse que excede con mucho de las
necesidades de su propio consumo, sobre todo si el adquirente sólo es un consumidor
ocasional de la droga.
115
procesado, fumador ocasional y esporádico de hachís se trasladó desde su residencia
habitual en Cartagena a Ceuta para adquirir dicha sustancia, lo que así hizo en cantidad
de un kilo ochocientos gramos y precio de 50.000 pesetas, siendo sorprendido en
Algeciras cuando llevaba la droga oculta entre las ropas y adherida a las piernas; pues
de tal síntesis fáctica se desprende que el procesado, sin profesión conocida, con varias
condenas por delitos contra la propiedad, al invertir la suma antedicha en comprar la
cantidad de hachís que se le ocupó, no lo hizo para su único y exclusivo consumo, pues
que fuma dicha hierba accidentalmente, sino que lo hizo con propósito de inmediata
reventa o donación, al menos de una parte del producto, tal como ha entendido la Sala
de instancia, cuyo juicio de valor al respecto ha de estimarse bien, fundado; lo que
conlleva la desestimación del único motivo del recurso.
Las diversas conductas que tipifica el artículo 344 del Código Penal , como
delito contra la salud pública, son: el cultivo, la fabricación, elaboración, transporte,
tenencia, venta, donación y la promoción, facilitación y favorecimiento de drogas o
estupefacientes, sin tener autorización legal, por lo que la realización de cualquiera de
ellas da lugar a la existencia de la infracción punible, quedando únicamente eliminadas
de la calificación delictiva aquellas que por su ínfima cantidad no pueden valorarse
como susceptibles de traspasar la esfera personal del sujeto activo del delito, o
apreciarse la finalidad transmisiva y expansiva.
Resultando probado y así se declara que sobre las veinte treinta horas del día 12
de octubre de 1977, el procesado Santiago , mayor de edad, de buena conducta anterior
y ejecutoriamente condenado por un delito de conducción ilegal en sentencia de 30 de
abril de 1973 a la pena de 5.000 pesetas de multa, fue sorprendido por fuerzas de la
Guardia Civil de resguardo en la Aduana de Algeciras cuando llevaba oculto bajo las
ropas la cantidad de 900 gramos de hachís, sustancia derivada del cáñamo indio, que
había adquirido en Ceuta y que proyectaba vender parte de ella en Madrid y parte
dedicarla a su consumo, ya que desde hacía dos años se había aficionado a fumarla.
Las diversas conductas que tipifica el artículo 344 del Código Penal, como delito
contra la salud pública, son el cultivo, la fabricación, elaboración, transporte, tenencia,
venta, donación y la promoción, facilitación y favorecimiento de drogas o
estupefacientes, sin tener autorización legal, por lo que la realización de cualquiera de
ellas da lugar a la existencia de la infracción punible, quedando únicamente eliminadas
de la calificación delictiva aquellas que por su ínfima cantidad no puedan valorarse
116
como susceptibles de traspasar la esfera personal del sujeto activo del delito, o
apreciarse la finalidad transmisiva y expansiva. Por lo que teniendo en cuenta que en los
hechos probados de la sentencia se hace constar que el procesado fue sorprendida, por la
Guardia Civil, cuando llevaba oculto bajo las ropas la cantidad de 900 gramos de
hachís, que había adquirido en Ceuta con el proyecto de vender en Madrid, es evidente
que se dan los elementos integrantes del delito del citado artículo 344 del Código Penal
y, por lo tanto, procede desestimar el único motivo del recurso formulado por entender
que ha sido aplicado indebidamente y fundamentado en que, no se acredita
suficientemente el destino de venta, ya que la cantidad de droga objeto de tenencia y el
transporté, unido al propósito, del procesado de ser vendido, determina la existencia del
delito apreciado por el Tribunal de instancia.
En la citada sentencia se estimó que los hechos que se declaran probados son
legalmente constitutivos de un delito contra la salud pública, comprendido en el artículo
344 del Código Penal.
La sentencia recurrida tiene una base legal tan firme que no puede prevalecer en
contra de lo en ella declarado, ninguno de los dos temas de tasación propuestos
117
respectivamente por los recurrentes, ambos con invocación del número 1.° del artículo
849 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, y para rechazarlos basta tener en cuenta: 1
Que conforme a la jurisprudencia constante de esta Sala, según doctrina declarada, en
numerosas sentencias, que la adquisición de la droga para su uso y exclusivo consumo
es un acto atípico que queda fuera del artículo 344 del Código Penal; y 2.° Que el
transporte, y tenencia de drogas tóxicas o estupefacientes para su posterior reventa,
cualquiera que sea la cantidad destinada al tráfico, quedan incluidos en el tipo legal, así
se desprende de los verbos típicos utilizados de transporte, tenencia, venta, con que
sanciona el citado artículo 344 a los que ilegalmente ejecutaren actos de esta naturaleza;
por lo que habiéndosele intervenido a los procesados, viajeros del tren Puerta del Sol,
Madrid-París, a su llegada a la estación de ferrocarril de Chamartín, sesenta gramos de
hachís de Kachemira y sesenta pastillas de ácido d-lisérgico, LSD a uno de ellos y al
otro ciento, veinticinco gramos de la primera sustancia citada, que habían adquirido en
Amsterdam, para revender en España, se dan las condiciones básicas de tipicidad para
incardinar tales hechos en el precepto penal aplicado al ser su destino el tráfico y venta,
lo que lleva a desestimar los dos motivos de los recursos que por su estrecha relación
han sido conjuntamente tratados.
118
sustancia conocida vulgarmente como grifa o marihuana y también denominada hachís,
y a pesar de carecer de autorización para ello, consiguió al regreso de uno de los viajes,
concretamente el 23 de marzo del pasado año 1977, entrarla en España, introducida en
una bolsa y a bordo del automóvil de su propiedad JI ......... . Mas alertada la Policía
española, por noticias de la llevanza del producto expresado, consiguió detener al
procesado el 31 del mes y año expresado, en un bar de la calle García de la Vega de esta
capital, así como intervenir el automóvil con la bolsa con restos de hachís, y en registro
efectuado en el domicilio del procesado sito en la Urbanización DIRECCION000 de
este término, bloque NUM000, piso 7.° número 2, encontró la Policía en el cuarto
lavadero y bajo la pila en una bolsa de color verde de plástico 32 tabletas de distintos
tamaños de una sustancia verdosa, que se identificó como antes se dice, en la sustancia
también indicada, interviniéndose la totalidad de los dos kilos seiscientos gramos
adquiridos, de la que ni consumió ni enajenó parte alguna, como se había propuesto; e
igualmente en registro practicado en el domicilio expresado la Policía halla en un ropero
la suma de 70.000 pesetas, que no consta acreditado sean procedentes de enajenación de
la sustancia tantas veces referida.
119
xviii-SENTENCIA DEL TS DE 5 DE JUNIO DE 1979
Resultando probado y así se declara, que en los primeros días de marzo de 1977,
el procesado Juan Alberto, adquirió a un individuo, no identificado, de la sustancia
tóxica, nociva para la salud, denominada grifa o marihuana una cantidad próxima al
kilogramo con propósito de proceder a la expedición a terceros y poniendo en práctica
la expresada intención el día 9 del citado mes se reunió con el también procesado David
, subiendo ambos al automóvil Séat-124, matrícula W-....-W , que Juan Alberto
conducía, haciendo éste entrega a su acompañante en venta de dos tabletas y media de la
citada droga, con un peso aproximado de 280 gramos; la Policía sorprendió a los
procesados en el interior del automóvil logrando darles alcance en la calle Febo,
interviniendo la totalidad de la sustancia tóxica. No consta acreditado a través del juicio
oral que David al recibir la grifa de Juan Alberto lo hiciese con finalidad distinta de la
de proceder a su personal consumo.
Por la cantidad de droga que le fue ocupada (45 gramos) y por invitar a sus
amigos a su consumo en esta y en otras ocasiones anteriores, incurrió en la tenencia
ilegítima y en el favorecimiento y facilitación de su uso, conductas expresamente
incluidas también en el precepto penal sancionado en el artículo 344 del Código Penal.
121
La expresada sentencia se estimó que los hechos que se declaran probados
constituyen un delito contra la salud pública, previsto y penado en el artículo 344,
siendo responsable en concepto de autor el procesado.
122
Resultando probado, y así se declara, que en la mañana del día 21 de enero del
año 1977, como coincidieran en el bar «Columna», sito en la barriada de Torreblanca la
Vieja de esta capital, los procesados Plácido y Jesús María, el primero ejecutoriamente
condenado con anterioridad en dos ocasiones por delitos de robo, con el vecino de
Alcalá de Guadaira, Jesús, de treinta años de edad; al que conocía Jesús María, éste les
pidió los trasladara en su coche al centro de Sevilla, y al no acceder a ello ambos
procesados le invitaron a fumar un cigarrillo de hachís, droga a que los dos eran
habituales y de la que poseían una pequeña cantidad por haberla adquirido por mitad el
día antes a un individuo no identificado, en la calle Tarragona, por 2.400 pesetas,
aceptando tal invitación el referido Jesús , pese a no ser habitual a ella, marchando todos
en el turismo «SEAT 124», propiedad de éste, trasladándose al camino del Cortijo de la
Caridad, sito en ¡as inmediaciones de la barriada, donde inicial mente se encontraron,
donde después de detener el vehículo fumaron entre los tres un cigarrillo de dicha
sustancia que facilitó Plácido, siendo sorprendidos, cuando ya lo habían consumido, por
la Policía, interviniéndoles 10 gramos a Plácido, 9 a Jesús María y 4 gramos a Jesús que
lo había comprado días antes para su consumo.
124
Las infracciones contra la salud pública constituyen delito de peligro abstracto y
de riesgo general comunitario, siendo infracciones formales o de mera actividad que no
requieren para su perfección y consumación, un resultado lesivo y concreto; y según
aparece de la declaración de hechos probados la participación del procesado fue
material y directa - no secundaria que es lo que caracteriza la complicidad- al
transportar en una furgoneta de su propiedad, con destino al tráfico, 102 kilos de hachís,
por encargo y cuenta de otras personas, de Tánger a Holanda, pasando por España, -
donde le fue ocupada la sustancia estupefaciente, conductas éstas de tenencia y
transporte tipificadas por sí solas como delito en la actual redacción del artículo 344, de
las que su participación material, directa y necesaria es responsable el procesado en
concepto de autor, conforme el número 1.° del artículo 14 del Código Penal.
125
El tercer motivo del recurso, por infracción de ley al amparo del número 1.° del
artículo 849 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, no puede correr mejor suerte que los
motivos anteriores, en cuanto considera indebidamente aplicado el número 1.° del
artículo 14 del Código Penal y no aplicación del artículo 16 del mismo Cuerpo legal al
efectuar el procesado el transporte de la droga por encargo y cuenta de otras personas,
pues según la redacción dada al artículo 344 del Código Penal por la Ley de 15 de
noviembre de 1971 basta con que el reo lleve a cabo cualquiera de las conductas en él
tipificadas en relación a drogas tóxicas o estupefacientes para que se entienda cometido
el delito, que como todas las infracciones contra la salud pública comprendidas en la
Sección 2.ª del capítulo II del título V del libro II del Código Penal, constituyen delitos
de peligro abstracto y de riesgo general comunitario, los cuales, como viene declarando
reiteradamente esta Sala, constituyen infracciones formales o de mera actividad que no
requieren, para su perfección y consumación, un resultado lesivo y concreto; y según
aparece de la declaración de hechos probados de la sentencia impugnada la
participación del procesado fue material y directa - no secundario que es lo que
caracteriza la complicidad- al transportar en una furgoneta de su propiedad, con destino
al tráfico, 102 kilos de "hachís"; por encargo y cuenta de otras personas, de Tánger a
Holanda pasando por España donde le, fue ocupada la sustancia estupefaciente,
conductas éstas de tenencia y transporte tipificadas por sí solas como delito en la actual
redacción del artículo 344, de las que por su participación material directa y necesaria es
responsable el procesado en concepto de autor, conforme al número 1.° del artículo 14
del Código Penal.
Sobre las 13: 40 horas del 19 de marzo de 2015, los policías nacionales, número
de identificación NUM000 y NUM001, cuando se encontraban, de paisano,
127
desarrollando labores propias de su trabajo, observan a un individuo con aspecto de
toxicómano, que resultó ser Secundino, caminando y atravesando de manera apresurada
la calzada sin respetar los pasos de peatones habilitados para cruzar dicha vía, llegando
hasta la plaza Alfonso XIII de esta ciudad, donde permanece en situación de espera.
Dichos policías, sabedores de que en dicha zona se producen actos de consumo y
tenencia de sustancias estupefacientes, se mantienen a la espera para comprobar si se va
a realizar algún tipo de venta de sustancias. Instantes después se acerca al lugar el
acusado León, DNI NUM002, observando el policía con carné de profesional NUM001,
situado en a escasos metros, como se produce una entrevista entre el acusado y
Secundino, en el transcurso de la cual el citado funcionario ve como se procede a la
entrega de dinero por Secundino, pero no ve que a cambio el acusado le hubiera hecho
entrega de objeto o sustancia alguna. A continuación el citado policía ve al acusado en
compañía de una mujer, que resultó ser Dolores, ambos abandonando la plaza y procede
a seguirlos. El funcionario policial no vio intercambio alguno de droga por dinero entre
el acusado y Dolores. En el momento en el que el policía número NUM001 se identifica
como policía y agarra al acusado, para proceder a cacheo, éste se deshace de la droga
tirándola por encima de una valla que pertenece al colegio infantil Sagrada Familia de
esta ciudad. Una vez controlado el detenido, el agente con carne número NUM001
procede a recuperar, saltando la valla que delimita el colegio de la Sagrada Familia,
aquello que el acusado había tirado, resultando ser seis papelinas de heroína con una
pureza del 47,10% y un valor en el mercado de 155,49 euros. El policía no ve a persona
alguna, niños o adultos, en el terreno perteneciente al colegio.
Ciertamente los datos que pone de relieve el recurrente pueden ser sugestivos de
la actividad de tráfico que atribuye al acusado respecto al primero de los episodios
narrados en el relato fáctico de la sentencia recurrida, pero no inequívocos. La presencia
de un consumidor de drogas en una zona donde se adquiere la misma no necesariamente
implica que lo sea como suministrador. Y quien aproximadamente mes y medio
después, tiempo que media entre las dos secuencias que se narran, se somete a un
tratamiento de deshabituación con metadona para combatir su adicción a la heroína, es
que la misma tiene una cierta antigüedad, por lo que es lógico remontarla a ese primer
momento. El acusado fue visto relacionándose con toxicómanos, incluso uno de ellos le
dio dinero, lo que puede responder a distintas hipótesis, toda vez que lo que en ningún
caso se observó es que a cambio entregara sustancia alguna. Por último, la distribución
de la droga, cuyo peso no consta, compagina con la que él hubiera podido adquirir para
su propio consumo. Partiendo de esos datos no puede tacharse de errónea la inferencia
de la Sala sentenciadora, que además se realiza a partir de la declaración en el acto del
128
plenario del acusado, quien rechazó poseer la sustancia que se le intervino el 19 de
marzo de 2015 para el tráfico, aspecto en el que el Tribunal le reconoció credibilidad.
Aceptar la pretensión del recurrente implicaría una revaloración en casación de pruebas
de carácter personal en perjuicio del reo, lo que, como hemos señalado reiteradamente
en la misma línea que el Tribunal Constitucional y el TEDH, nos queda vedado desde la
óptica del derecho a un proceso con todas las garantías.
1º) El nuevo párrafo segundo del artículo 368 del Código Penal constituye un
subtipo atenuado en el que la decisión sobre su aplicación tiene carácter reglado y, en
consecuencia, es susceptible de impugnación casacional.
129
2º) Concurre la escasa entidad objetiva cuando se trata de la venta aislada de
alguna o algunas papelinas, con una cantidad reducida de sustancia tóxica, en supuestos
considerados como "el último escalón del tráfico".
3º) La regulación del Art. 368.2º no excluye los casos en que el hecho que se
atribuye específicamente al acusado consiste en una participación de muy escasa
entidad, en una actividad de tráfico más amplia realizada por un tercero, aun cuando a
ésta última actividad no le sea aplicable la calificación de escasa entidad.
5º) Cuando la gravedad del injusto presenta una entidad tan nimia que lo acerca
al límite de la tipicidad, la aplicación del subtipo atenuado no está condicionada a la
concurrencia expresa de circunstancias personales favorables del culpable, bastando en
estos supuestos con que no conste circunstancia alguna desfavorable.
La desestimación del primer motivo del recurso impide que los hechos ocurridos
el 19 de marzo del año 2015 puedan ser tomados en consideración a la hora de efectuar
la valoración que ahora nos corresponde, una vez descartado que los mismos integraran
un supuesto de tenencia preordenada al tráfico. Por lo demás, la totalidad de la sustancia
que fue ocupada al acusado el 13 de mayo del mismo año (la de las dos papelinas que
intentó vender y las otras cinco que ocultaba en un mechero) solo superó en 0,099 mg la
cantidad que la jurisprudencia de esta Sala ha fijado como dosis mínima psicoactiva
(0,66mg), lo que, con arreglo a la doctrina expuesta, nos sitúa ante un injusto de mínima
gravedad, elemento objetivo suficiente por sí solo para atraer la modalidad atenuada,
cuando además se trata de vendedor toxicómano y no se aprecian otras circunstancias
130
desfavorables. La sospecha de habitualidad que el recurrente esgrimió no encuentra
engarce suficiente en el relato de hechos de la sentencia recurrida, pues de él se infiere
que el encuentro entre el Sr. León y el Sr. Demetrio se produjo cerca del domicilio de
aquél, pero no que ese fuera el dato que determinó el desplazamiento del comprador
hasta ese lugar. En atención a lo expuesto el motivo se desestima.
El tercero y último motivo de recurso denuncia, también por vía del artículo
849.1 LECrim, la infracción por inaplicación del artículo 147 CP. Sostiene el recurrente
que las lesiones que la sentencia describe como sufridas por el agente Nº NUM000 a
consecuencia del forcejeo que mantuvo con el acusado serían encuadrables en tal
precepto. Se trataron de lesiones que, según el relato de hechos probados, "fueron
diagnosticadas como erosiones en piernas, esguince en región dorsal del pie derecho, de
las que tardó en curar siete días durante los cuales no estuvo imposibilitado ninguno,
precisando para alcanzar la sanidad de exploración diagnóstica, limpieza desinfección y
antiinflamatorios. Le resta como secuela una cicatriz de 1 cm en el tercio superior de la
cara anterior de la pierna derecha." Y considera el Fiscal recurrente que la pauta
farmacológica mencionada debe ser considerada como tratamiento médico con el
alcance que requiere el precepto cuya aplicación reivindica.
Según la doctrina de esta Sala por tratamiento médico puede entenderse aquel
sistema que se utiliza para curar una enfermedad o para tratar de reducir sus
consecuencias si aquella no es curable. Existe ese tratamiento, desde el punto de vista
penal, en toda actividad posterior tendente a la sanidad de las personas, si esta prescrita
por un médico. Es indiferente que esa actividad la realice el propio médico, se la
encomiende a auxiliares sanitarios, al propio paciente o a una persona carente de
titulación, prescribiéndole fármacos o fijándole comportamientos como dietas o
rehabilitación (entre otras SSTS 91/2007 de 12 de febrero, 880/2008 de 17 de diciembre
o 477/2009 de 10 de noviembre).
En este sentido ha señalado esta Sala (entre otras SSTS 89/2014 de 12 de mayo
o 546 /2014 de 9 de julio) que su necesidad ha de obedecer a razones derivadas de la
naturaleza y características de la propia lesión, puestas en relación con los criterios que
la ciencia médica viene observando en casos semejantes. Si aplicados tales criterios
médicos al caso concreto según sus particularidades, se hace necesario un tratamiento
médico o quirúrgico posterior a los primeros cuidados facultativos, se está ante el delito
de lesiones y no ante la falta, hoy delito leve. Y ello al margen de lo que realmente haya
ocurrido en el caso concreto en virtud de distintas opciones personales. Es decir, lo
importante es que ese esquema curativo se presente generalmente como idóneo para el
131
óptimo restablecimiento del paciente según el estado de la ciencia, y al margen de la
subjetividad del facultativo o de la propia víctima. Como dijo la STS 744/2012 de 25 de
octubre, no es el tratamiento efectivamente recibido lo que convierte la lesión en delito,
sino la objetiva necesidad de recibirlo para la sanidad.
Una vez que las patrulleras de la Guardia Civil les dieron alcance no se
encontraba droga en el interior de la embarcación sin que pudiera localizarse la que
habían tirado al mar. La droga transportada habría alcanzado un valor en el mercado
ilícito de 5804400 euros. La embarcación en la que se realizaba el transporte les fue
proporcionada por Ignacio -fabricante- y Rómulo, éste en calidad de comisionista, no
habiéndose acreditado su participación en el transporte de la sustancia estupefaciente.
134
Pero siempre que se trate de declaraciones prestadas en el sumario ante el juez
de instrucción, de forma inobjetable, e incorporadas al juicio oral en condiciones de
contradicción. De modo que aunque la declaración judicial sumarial, no hay sido
ratificada en el plenario, su introducción a través del mecanismo y garantías descritas,
permite tener motivadamente en cuenta, el contenido de la sumarialmente prestada.
Precepto referido, art. 714 LECr, que pese a referirse exclusivamente al testigo,
precisa el Tribunal Constitucional, que lo considera aplicable al acusado, sin merma
alguna del derecho a la presunción de inocencia (STC 151/2013, de 9 de septiembre con
cita a su vez, por todas, de la 82/1988, de 28 de abril, FJ 3).
El cuarto y último motivo lo formulan por infracción de Ley del artículo 849.1
LECr., en relación con el artículo 852; por infracción de precepto constitucional al
amparo del artículo 5.4 LOPJ, por vulneración del artículo 24.1 CE, vulneración del
derecho a la tutela judicial efectiva; en relación a la aplicación indebida de las reglas del
artículo 66 del Código Penal, en cuanto a los criterios de individualización de la pena y
en referencia a la finalmente impuesta a nuestro representado, al haberse impuesto al
mismo una condena de 3 años y 9 meses de prisión motivando insuficientemente dicha
extensión de la pena.
137
de la rebaja de la pena impuesta en un grado, ponderando a su vez la circunstancia
agravante de reincidencia, entienden que debiera habérseles impuesto la pena de prisión
de 9 meses.
2. Sucede sin embargo, que en el caso del hachís, como el resto de los derivados
del cannabis, el porcentaje del principio activo, tetrahidrocannabinol (THC) no indica
que solo en ese porcentaje sea hachís y el resto proveniente de mezcla o adulteración;
íntegramente se trata de hachís, al margen del porcentaje de THC, que únicamente
determina su potencia (vd. STS 393/2015, de 12 de junio); es decir, como establece la
STS 732/2012, de 1 de octubre, carece de relevancia el porcentaje de
tetrahidrocannabinol de la droga intervenida, en orden a la determinación de la cantidad
de notoria importancia; pues a diferencia de lo que ocurre con la heroína y cocaína, que
son sustancias que se obtienen en estado de pureza por procedimientos químicos,
alterándose su composición inicial al ser mezclada con otros aditivos, los derivados del
cannabis, en sus diversas presentaciones, son productos vegetales que se obtienen de la
misma planta sin necesidad de proceso químico (se obtiene por el secado y prensado del
cannabis), por lo que la sustancia activa, THC, nunca se presenta en estado puro, siendo
por ello indiferente su grado de concentración una vez constatada su toxicidad.
No obstante, dado que invoca error iuris, debemos precisar en relación con la
agravante prevista en el art. 369.1.10ª en el momento de autos, con cita de la STS núm.
79/2011, de 15 de febrero, en supuesto muy similar al de autos, para apreciar el
supuesto agravado del art. 369.1.10ª, es preciso que se produzca..., no sólo un acto de
introducción formal en territorio nacional, sino además que exista la efectiva posibilidad
de circulación de la sustancia en el país en el que se introduce. Consecuentemente, así
como el tipo básico se consuma cuando se establezca la posesión mediata o inmediata
de la droga con una mínima posibilidad de disposición, el subtipo agravado se
consumará cuando la introducción se haya realizado en condiciones de difusión o
circulación de la sustancia introducida. De cualquier modo la reforma operada (por la
LO 5/2010 de 22 de junio) en el CP por la LO 10/1995, de 23 de noviembre ha supuesto
la eliminación de este supuesto específico de agravación de "introducción de la
sustancia en territorio nacional", de forma tal que, por aplicación de la Disposición
Transitoria Primera, resultando la nueva norma más favorable, será aplicable al caso
aunque los hechos hubieren sido cometidos -como es el nuestro- con anterioridad a su
entrada en vigor.
139
individualización, y en el artículo 72 concluye disponiendo que los Jueces y Tribunales
razonen en la sentencia el grado y la extensión de la pena concretamente impuesta.
140
Ante la declarada ausencia de motivación de la individualización de la pena,
concorde reiterada jurisprudencia, caben tres posibles remedios:
i) Elevación en uno o dos grados en aplicación del art. 370.3. Indica la STS
481/2016 de 2 de junio que el art. 370 CP establece una penalidad en relación con la
prevista en el art. 368 y no con respecto del 369 ("pena superior en uno o dos grados a
la señalada en el artículo 368..."), de forma que concurriendo alguna de las
circunstancias previstas, en este caso en el 370.3, la cantidad de notoria importancia del
art. 369, podemos decir que no entra en juego pues, o bien se trata de una cantidad que
conlleva por sí misma la aplicación del art. 370.3 (extrema gravedad), en cuyo caso no
es preciso acudir al 369.1.5º, o como aquí sucede, al entrar en juego la penalidad del art.
370 en relación siempre con el art. 368, no se tiene en cuenta la penalidad del art 369
CP. Y una vez en el art 370.3 CP, y fijado el arco penológico aplicable por relación con
el art 368 CP, la Sala ha de tener en cuenta, no el art 369 CP, sino la cantidad de droga
141
incautada (o en su caso, debemos precisar, objeto del tráfico sancionado) como hecho
objetivo a fin de individualizar la pena.
142
Dada la heterogeneidad entre ambas circunstancias y concurriendo en su
previsión más normalizada, no cabe mejor compensación, que preservar el efecto
originalmente establecido para una y otra circunstancia, como si aisladamente hubieran
concurrido, reglas segunda y tercera del art. 66.1, siempre dentro del ámbito
discrecional marcado permitido por esta regla séptima. El preceptivo abono cuantitativo
de la pena derivado de las dilaciones, obligaría a bajar la pena en un grado, pues de otro
modo, no se atendería debidamente a paliar el retraso operado; mientras que la
reincidencia, dentro de la pena inferior en grado, que ya ha determinado la inviabilidad
hipotética de la rebaja en dos grados, conllevaría, aunque ahora no sea preceptivo, pues
sería de ponderación la regla sexta, que sea aplicada la pena en su mitad superior.
iii) Concreción dentro de la mitad superior. Dado que el tipo del artículo 368
para sustancias que no causan grave daño a la salud se castiga con pena de hasta tres
años de prisión, la pena superior en grado llega hasta 4 años y 6 meses y la superior en
dos grados hasta 6 años y 9 meses.
Para Marcial, una vez elevada en dos grados por razón del art. 370.3, la pena
inferior sería la prisión de 2 años y 3 meses a 4 años y 6 meses menos un día, cuya
mitad superior partiría de 3 años, 4 meses y 15 días; mientras que para Víctor , una vez
elevada en un grado por razón del art. 370.3, la pena inferior sería la prisión sería 1 año
y 6 meses a 3 años menos un día, cuya mitad superior partiría de 2 años y 3 meses.
Las circunstancias del hecho, como la travesía desde país extranjero, modo de
acceder al territorio nacional y medio empleado que determinan una mayor gravedad,
conlleva que la pena debe exceder ligeramente del umbral mínimo de esa mitad
superior, por lo que consideramos adecuadas las penas de tres años y nueve meses de
prisión para Marcial, la impuesta en sentencia recurrida; y de dos años y seis meses para
Víctor.
En cuanto a las multas, una proveniente del art. 368 cuya penalidad base sirve
para determinar la agravada del art. 370 y otra adicionada en esta norma (vd. apartado 3
del Acuerdo del Pleno de 22 de julio de 2008) debemos partir del valor de la droga
objeto del delito, que determina el tanto: 5.804.400 euros (art. 377 CP).
Sucede sin embargo, que el Código Penal no contiene norma alguna para
determinar la pena superior e inferior en grado cuando de multa proporcional se trata, en
cuya consecuencia el referido Pleno de 22 de julio de 2008, en sus dos primeros
apartados, acordó:
143
2.- El grado inferior de la pena de multa proporcional, sin embargo, sí podrá
determinarse mediante una aplicación analógica de la regla prevista en el art. 70 del CP.
La cifra mínima que se tendrá en cuenta en cada caso será la que resulte una vez
aplicados los porcentajes legales.
En la concreción de las mismas, resulta de aplicación el art. 52.2 CP, que indica
que debe atenderse principalmente a la situación económica del culpable y no acreditada
sus respectivas situaciones económicas, deben quedar reducidas a la mitad del tanto:
2.902.200 euros; y si bien correspondería fijar responsabilidad personal subsidiaria en
caso de impago, dado que no fue fijada en instancia, en evitación de la reformatio in
peius en recurso formulado exclusivamente por los condenados, no procede acordarla
ahora (piénsese que si como indiciariamente carecen de bienes y patrimonio, preferirán
una multa de fuerte cuantía sin responsabilidad subsidiaria que una de escasa cuantía
con responsabilidad subsidiaria declarada).
144
Fallo: Condenamos a Clemente como autor responsable de un delito contra la salud
pública del artículo 368 del Código Penal.
145
Como tantas veces ha dicho esta Sala (Cfr. SSTS nº 26/2014, de 30 de enero;
1059/2011, de 24 de octubre , el motivo esgrimido viene a suponer combatir el fallo por
entender que los hechos no están probados, por no ser consecuencia de una actividad
probatoria mínima y suficiente, razonablemente de cargo y revestida con todas las
garantías constitucionales y procesales que la legitimen (STS 12-2-92 ); o como ha
declarado el TC (S.44/89, de 20 de febrero) "por faltar una adecuada actividad
probatoria de cargo, realizada con todas las garantías, practicada en el juicio para hacer
posible la contradicción y sin que los medios probatorios traídos al proceso se hayan
obtenido violentando derechos o libertades fundamentales". De modo que una vez
acreditada la existencia de tal probanza, su valoración es ya competencia del Tribunal
sentenciador (STS 21-6-98), conforme al art. 741 de la LECr., no correspondiendo al
Tribunal de Casación revisar la valoración efectuada en la instancia en conciencia
(STC.126/86 de 22 de octubre y 25/03, de 10 de febrero). Por tanto, desde la perspectiva
constitucional, el principio de libre valoración de la prueba, recogido en el art. 741
LECr., implica que los distintos medios de prueba han de ser apreciados básicamente
por los órganos judiciales, a quienes compete la misión exclusiva de valorar su
significado y trascendencia en orden a la fundamentación de los fallos contenidos en sus
Sentencias.
Así, no sólo está el hecho de la descripción de la casa del acusado, cuando éste
afirma que nunca ha estado en su interior, sino el hecho de que el testigo debía dinero al
acusado, lo que motivó la extracción del dinero de la cartilla y la venta de un cordón de
oro, incluso el recurso a amigos de la familia para pedirles dinero prestado para abonar
170 euros que le había quedado a deber a dicho acusado, persona ésta que no es la
primera vez que resulta condenado por traficar con estupefacientes, ya que ha sido
ejecutoriamente condenado con anterioridad por dos delitos contra la salud pública que
(vista la pena impuesta), tenían por objeto sustancias catalogadas como gravemente
nocivas para la salud de las personas. Asimismo, se debe unir el hecho de que en la
entrada y registro practicado en su domicilio es cierto que no se encontró cocaína, pero
sí se hallaron 1,84 gramos de cannabis con un porcentaje en tetrahidrocannabinol del
8,46%, así como una picadora de marihuana. También debemos unir como dato
indiciario, el hecho de que la declaración de los testigos (especialmente su madre), tanto
ante la policía, como ante el juez instructor y ratificada en el juicio oral en el sentido de
que su hijo Leovigildo (de 20 años de edad) está en tratamiento de desintoxicación de
alcohol y que sospechando que pudiera estar tomando otras drogas le realizaron una
analítica la cual ha dado positivo en cocaína; ello demuestra que lo que le suministraba
el acusado era realmente cocaína (como afirma el mismo Leovigildo) y no otro tipo de
sustancias. El mismo hecho de las amenazas hacia Leovigildo por parte del acusado,
con expresiones tales como que "si le metía los perros en casa le iba a matar y similares
hacen referencia al posible el envío de agentes policiales a su domicilio, tras el
suministro de cocaína por parte del acusado.
Por otra parte, como se recoge en la sentencia, no hay pruebas de que las
declaraciones de los testigos vengan motivadas por la animadversión que tienen hacia el
acusado.
Finalmente, hay que resaltar que no existe un medio tasado para acreditar la
naturaleza del objeto vendido, por lo que la jurisprudencia ha admitido la posibilidad, en
ocasiones, de su determinación a través de pruebas personales (SSTS de 5 de julio de
147
2000, 6 febrero de 2003, 16 abril de 2003); como en el caso de la STS de 27 de marzo
de 2003 en el que la naturaleza de la droga se estimó probada por el reconocimiento del
acusado; y en la STS de 25 de noviembre de 2003 que tuvo en cuenta las propias
declaraciones del procesado y del policía que manifestó haber aplicado a la sustancia
intervenida un reactivo que acreditó que se trataba de cocaína. Aunque la prueba
habitualmente tiene lugar a través de un análisis pericial practicado durante la fase de
instrucción, generalmente por los equipos técnicos de laboratorios oficiales.
En el caso que nos ocupa, nos hallaríamos ante uno de tales supuestos,
acreditándose el objeto vendido por una prueba personal como es la declaración
testifical, tal como hemos visto.
Los requisitos exigidos por la reiterada jurisprudencia de esta Sala (Cfr, entre
otras, STS 17-7-2006, nº822/2006), para que este motivo de casación, por error de
hecho en la apreciación de la prueba, pueda prosperar son los siguientes:
148
3) Que el dato que el documento acredite no se encuentre en contradicción con
otros elementos de prueba, pues en esos casos no se trata de un problema de error sino
de valoración, la cual corresponde al Tribunal.
149
el 80,6 y el 85,7 % un valor en el mercado de 2.384.784 euros, siendo la intención de
los acusados destinas dichas sustancias estupefacientes a la venta de terceras personas.
Por su parte, el acusado Narciso (nacido en Argentina el NUM002 de 1970, sin
antecedentes penales y privado de libertad desde el día 30 de julio de 2011) en
connivencia con el acusado Ruperto, viajó a Argentina el día 22 de julio de 2011 a fin
de supervisar o garantizar el envío satisfactorio de la cocaína finalmente incautada, en
su transporte hacia España para su posterior venta a terceros
El artículo 368 del Código Penal contiene una descripción muy amplia de la
conducta típica, en tanto que castiga a los que ejecuten actos de cultivo, elaboración o
tráfico, o de otro modo promuevan, favorezcan o faciliten el consumo ilegal de drogas
tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas, o las posean con aquellos fines.
Dentro de las previsiones del precepto se han de incluir, pues, los actos de
transporte, como supuestos de tráfico, y la posesión de las drogas, aunque sea mediata,
o aunque se manifieste mediante el control que el importador tiene sobre la mercancía
que ya ha adquirido a terceros y que puede traducirse en toma de decisiones, en actos de
supervisión y en conductas de garantía de la buena marcha de la operación de entrega o
transporte.
150
al amparo del artículo 5.4 de la LOPJ, denuncia la vulneración del derecho a la
presunción de inocencia, al derecho de defensa y al derecho a un proceso con todas las
garantías.
152
En la sentencia impugnada se valoran como prueba las escuchas telefónicas
realizadas sobre el teléfono del coacusado Ruperto, autorizadas judicialmente, en las
que el recurrente aparece por primera vez el 26 de julio, hablando acerca de hacer algo
que parecen haber concertado con anterioridad. El día siguiente, Ruperto habla
nuevamente con el recurrente y concretan hora y lugar para el día siguiente, mostrando
este último su preocupación por lo que van a hacer, aunque sin manifestar nada acerca
del problema surgido con los camiones de su empresa. El 28 de julio, sobre las 9,30 hs.,
llegan al bar La Cantera Ruperto y Nicolás, el primero se ausenta y vuelve al poco con
el recurrente, manteniéndose en el establecimiento, en actitud nerviosa, según los
agentes policiales testigos de los hechos. Sobre las 12,10 hs., observan la presencia de
un camión de la empresa DHL estacionado en la c/ Cincel y Ruperto sigue al camión
estacionando en el taller de carrocerías Rivas. El recurrente baja del vehículo e indica al
transportista como maniobrar para facilitar la salida de la mercancía, siendo entonces
detenidos.
153
En el tercer motivo, al amparo del artículo 852 de la LECrim y del artículo 5.4
de la LOPJ, denuncia vulneración de la presunción de inocencia, al considerar que no
están probados la voluntad y el conocimiento de la cantidad que se transportaba, lo cual
impediría la aplicación de la agravante de notoria importancia.
154
una participación accidental y no condicionante (STS nº 1456/2001, de 10 de julio); o
de carácter accesorio (STS nº 867/2002, de 29 de julio). De otro lado, ha de tratarse de
una aportación o participación eficaz (STS nº 1430/2002, de 24 de julio); de un auxilio
eficaz (STS nº 1216/2002, de 28 de junio), o de una contribución relevante (STS nº
867/2002, de 29 de julio).
En el delito contra la salud pública del artículo 368, dada la amplitud con la que
se describe la autoría de una conducta consistente en facilitar o favorecer el tráfico, es
difícil apreciar supuestos de complicidad.
Hay que recordar el ámbito del control casacional en relación a las denuncias de
violación del derecho a la presunción de inocencia. Reiterada doctrina de esta Sala tiene
declarado que tal denuncia exige de esta Sala Casacional una triple verificación.
156
b) En segundo lugar, se ha de verificar "el juicio sobre la suficiencia”, es decir si
constatada la existencia de prueba de cargo, ésta es de tal consistencia que tiene la
virtualidad de provocar el decaimiento de la presunción de inocencia y
"....Lo que se argumenta por la defensa es, con carácter principal, que el acusado
acababa de adquirir la droga para su autoconsumo, y, de forma subsidiaria, que estamos
ante un supuesto de tráfico a pequeña escala que justificaría la apreciación del tipo del
art. 368.2 del CP. Tales tesis han de ser descartadas por las siguientes razones.
159
Finalmente, carece de respuesta la fuente de ingresos que pudiera tener el
recurrente para financiarse la ingesta de droga y que el Tribunal valora en 150 €,
cantidad que no es elevada, pero sí relevante desde la realidad de que carece de todo
trabajo.
Por la vía del error iuris, denuncia como indebida la inaplicación del art. 368-2º
C. Penal relativo al tipo privilegiado que prevé dicho párrafo en atención a la escasa
entidad del hecho y circunstancias personales del reo.
160
lado, por constar una sentencia anterior condenatoria por tráfico de droga aunque sin
virtualidad a los efectos de la reincidencia.
Cuarto.- El motivo tercero, también por la vía del error iuris del art. 849-1º
LECriminal denuncia la inaplicación del art. 634 del C Penal, relativo a la falta de
respeto a agentes de la autoridad.
No cabe acoger la pretensión subsidiaria de que se aplique el art. 634 del CP,
pues dicho artículo no contemplaba la pretendida "falta de resistencia", sino supuestos
de desobediencia o falta de respeto, en todo caso leves, a la autoridad o sus agentes, no
siendo éste el caso, dada la acreditación de una conducta reiteradamente renuente al
cacheo, acompañada de incluso de acometimiento físico....".
De acuerdo con la reforma de la L.O. 1/2015 la antigua falta del art. 634 C Penal
se encuentra con una descripción más reducida en el actual art. 556-2º C Penal que se
refiere a la falta de respeto a la autoridad, pero no hay que olvidar que el anterior delito
de resistencia del art. 556 C penal por el que se le condenó al recurrente, se encuentra
recogido en el actual art. 556-1º C penal que sanciona la resistencia o la desobediencia
grave a la autoridad o a sus agentes. La pena prevista es de tres meses a un año o multa.
Tal pena es inferior a la prevista en el anterior delito de resistencia que prevé a la pena
de seis meses a un año.
La mitad inferior del delito de resistencia anterior a la L.O. 1/2015 se sitúa entre
los 6 meses a los 12 meses y en relación al texto en vigor, la mitad se sitúa entre los 3
meses hasta los 7 meses y 15 días. No obstante lo cierto es que la regulación actual es
más beneficiosa la penalidad actual que la anterior por dos razones:
162
que el recurrente no ha justificado que perciba ingresos. Con este límite y contenido
procede la admisión parcial del motivo.
El motivo quinto, denuncia error en la valoración de los hechos por parte del
Tribunal sentenciador, error que se referiría al destino al tráfico de las papelinas --71--
aprehendidas.
Hay que recordar que la invocación del motivo expresado, queda supeditado a la
concurrencia de ciertos requisitos --entre otras STS 762/2004 de 14 de Junio, 67/2005
de 26 de Enero y 1491/2005 de 1 de Diciembre, 192/2006 de 1 de Febrero, 225/2006 de
2 de Marzo y 313/2006 de 17 de Marzo, 835/2006 de 17 de Julio, 530/2008 de 15 de
Julio, 342/2009 de 2 de Abril, 914/2010 de 26 de Octubre, 685/2013 de 24 de
Septiembre y 875/2014, entre otras--.
Que el documento por sí mismo sea demostrativo del error que se denuncia
cometido por el Tribunal sentenciador al valorar las pruebas, error que debe aparecer de
forma clara y patente del examen del documento en cuestión, sin necesidad de acudir a
otras pruebas ni razonamientos, conjeturas o hipótesis. Es lo que la doctrina de esta Sala
define como literosuficiencia.
164
De acuerdo con la doctrina expuesta, es claro que las declaraciones de los
agentes de la Guardia Civil no constituyen documento a efectos casacionales, y,
además, tales declaraciones dan el sentido de estar destinadas al tráfico tales papelinas.
166
sobre los hechos que declara probados; a la vez que vuelve a reexaminar todo el
contenido de las pruebas personales para combatir la valoración probatoria.
Sucede sin embargo, que también los acusados Gervasio Pascual y Casimiro
Sergio, que participaron en la operación de importación de la cocaína sin contacto
previo alguno con el recurrente, admitieron que se trataba de una cantidad importante,
de forma coherente con la conformidad prestada con la calificación jurídica de los
hechos.
Si bien, por otra parte, en el referido Auto 1107/2014, de 23 de julio, donde esta
Sala Segunda, conocía del recurso formulado contra el Auto que resolvía las cuestiones
de previo pronunciamiento de este mismo proceso, ya se indicaba que al margen de lo
que resultara acreditado, la sustracción de sustancia estupefaciente por parte de la
organización del recurrente a otros narcotraficantes, entre ellos, según el Ministerio
Fiscal, al denominado «Grupo Algeciras» (que serían los responsable presuntamente de
introducir contenedores con cocaína a través del Puerto de Algeciras), puede ser
constitutivo, por sí solo, de un delito contra la salud pública; un delito contra la salud
pública cometido, como hemos dicho, por una organización y con efectos en el territorio
de más de una Audiencia, que justifica que su enjuiciamiento, junto con los delitos a él
conexos, corresponda a la Audiencia Nacional, ex artículo 65.1.d) de la LOPJ.
168
Con independencia de que el Ministerio Fiscal no hubiera asimismo calificado
los hechos como delito de robo, la Sala consideró que se había producido una acción de
apoderamiento consumada de la droga; lo que conlleva su disponibilidad; y dado su
volumen, resultaba claro que resultaba destinada al tráfico; y basta la mera tenencia
resultante de la sustracción con este fin, como reitera una constante jurisprudencia, para
integrar la conducta tipificada contra la salud pública.
169
Aunque ciertamente, también crítica el razonamiento de la Audiencia, a los
folios 182 a 184, de la resolución recurrida, por irrazonable y arbitrario, que indica
obedece exclusivamente a la única finalidad de intentar salvar la ausencia de
calificación del Fiscal por el delito de robo, que es el único que se podría entender
aplicable a la acción concreta de apoderamiento de la sustancia estupefaciente.
En modo alguno puede tildarse de arbitrario, sino que afirma en forma adecuada
en derecho, la participación de los integrantes del grupo criminal en el delito contra la
salud pública, al margen de la concreta, planificada y variada distribución de tareas
acometidas en la consecución del apoderamiento de la droga; que como hemos reiterado
en el volumen de la cantidad disponible tras la sustracción, necesariamente concorde a
las más elementales reglas de experiencia, estaba destinada al tráfico.
El trigésimo quinto motivo lo formula por infracción de Ley, al amparo del art.
849.1 de la LECr., al entenderse infringido precepto sustantivo. Infracción del art. 22.2,
66 y 376 del Código Penal.
171
operación, aun cuando no se disfracen por no participar en su ejecución material. Esta
parte del motivo, se desestima.
i) En cuanto a los delitos de detención ilegal del art. 163.1 y 165 concurriendo la
gravante de disfraz, la individualización judicial se proyecta sobre el tramo, de cinco
años y seis meses a seis años de prisión.
ii) Respecto del delito de lesiones graves, del art. 150 CP con la agravante de
disfraz, la individualización judicial se proyecta sobre el tramo, de cuatro años y seis
meses a seis años de prisión. La Audiencia fundamenta imponer la pena en su umbral
máximo por la especial perversidad que revela la forma en la que se causó la lesión, lo
que justifica suficientemente la imposición de seis años de prisión.
- Y en cuarto lugar, habrá que tener en cuenta la mayor o menor gravedad del
mal causado y la conducta del reo posterior a la realización del delito, en orden a su
colaboración procesal y su actitud hacia la víctima y hacia la reparación del daño, que
no afectan a la culpabilidad, por ser posteriores al hecho, sino a la punibilidad.
I. NORMATIVA INTERNACIONAL
i-Naciones Unidas
Este Convenio no contiene divisiones por capítulos, sino que viene a ser una
recopilación de los convenios o tratados anteriormente aprobados4. Su objetivo es el de
combatir el abuso de drogas mediante una acción internacional coordinada. Para ello, en
primer lugar, trata de limitar la posesión, uso, comercio, distribución, importación,
exportación, manufactura y producción de drogas, exclusivamente para finalidades
científicas y médicas. En segundo lugar, combate el tráfico de drogas a través de la
cooperación internacional. De este modo crea ciertos organismos como la comisión de
Estupefacientes del Consejo y la Junta Internacional de Fiscalización de
Estupefacientes. Las listas de estupefacientes o preparados que contiene se anexan en
cuatro listas a la Convención, procediéndose a añadir periódicamente los nuevos
compuestos que van surgiendo o descubriéndose. Los estupefacientes contenidos en la
Lista IV son los considerados mayormente peligrosos: cannabis y resina de cannabis,
cetobemidona, desomorfina, heroína, cocaína, así como las sales derivadas de todos los
anteriores.
Contiene 33 artículos y cuatro Listas con sustancias que deben ser objeto de
control o fiscalización. Las listas, aunque se encuentran cerradas, son ampliables. Se
contempla también la reincidencia internacional, así como la consideración como
delictiva de toda aquella participación deliberada o confabulación para cometer
cualquier tipo de delito de tráfico o considerada como tentativa y los actos preparatorios
y operaciones financieras relativas a los mismos.
Los Estados miembros de la UE, desde mediados de los años 80, han adoptado
acciones comunes importantes para combatir el tráfico de drogas. Estas medidas figuran
en diversos planes europeos de lucha contra la droga y en programas de acción
aprobados por sucesivos Consejos Europeos desde 1990.
177
ii-El plan de acción de la UE en materia de lucha contra la droga (2000-
2004)
178
Estados miembros. El marco global para la cooperación en asuntos policiales ha estado
dominado por la adopción del Convenio de 26 de julio de 1995 sobre el establecimiento
de una Oficina Europea de policía (Europol) que entró en vigor el 1 de octubre de
199813. También de la mayor importancia es la Acción común de 14 de octubre de
1996 que prevé un marco común para las iniciativas de los Estados miembros de la UE
referentes a los funcionarios de enlace. El marco general para la cooperación policial
también se ve reforzado por la creación y mantenimiento de un Directorio de
competencias, conocimientos y técnicas especializados en materia de lucha contra la
delincuencia organizada internacional con el fin de facilitar la cooperación entre los
Estados miembros de la UE para garantizar el cumplimiento de la ley. La estrecha
relación de trabajo entre las fuerzas de policía y los servicios aduaneros y la definición
de sus respectivas funciones en el contexto de las actividades de aplicación de las
normativas sobre drogas, con objeto de permitirles trabajar juntos de forma más eficaz,
ha sido el objeto de una Resolución del Consejo sobre acuerdos policiales y aduaneros
en la lucha contra la droga de 29 de noviembre de 1996. Además, la Acción común del
Consejo de 9 de junio de 1997 referente a la clarificación de los criterios de fijación de
objetivos, los métodos de selección, etc., y la recopilación de información aduanera y
policial, aspira a optimizar la utilización de los criterios de fijación de objetivos y de los
métodos estructurados de selección, y a la recogida de información aduanera y policial
sobre la lucha contra el tráfico de drogas. Respecto a la prevención del uso de los
nuevos sistemas de comunicación como medios para desarrollar el abuso, la producción
y el tráfico de drogas, el Parlamento Europeo y el Consejo, mediante una decisión de 25
de enero de 1999, adoptaron un plan plurianual de acción comunitaria para propiciar
una mayor seguridad en la utilización de Internet mediante la lucha contra los
contenidos ilícitos y nocivos en las redes mundiales18. Este plan de acción, que cubre
un período de 4 años, aspira en especial a (i) la creación de un medio más seguro
mediante la creación de una red europea de líneas directas, donde la mejora de la
cooperación entre la industria y las autoridades responsables de la aplicación de ley será
esencial para desarrollar la capacidad máxima de las líneas directas, y (ii) el fomento de
acciones dirigidas a la toma de conciencia. En cuanto a la cooperación internacional, la
Acción común del Consejo de 17 de diciembre de 1996 relativo a la aproximación de
las legislaciones y las prácticas entre los Estados miembros de la UE con el fin de luchar
contra la toxicomanía y de prevenir y luchar contra el tráfico ilícito de drogas19 aspira a
aumentar la cooperación en la lucha contra la toxicomanía y a aproximar sus
legislaciones “para que sean compatibles entre sí en la medida en que sea necesario para
prevenir y luchar contra el tráfico ilícito de drogas en la UE”. Los Estados miembros
también necesitan esforzarse por hacer que las prácticas de su policía, sus servicios
aduaneros y sus autoridades judiciales sean más compatibles con los demás, y por
garantizar que en sus ordenamientos jurídicos, las penas impuestas por tráfico de droga
grave se encuentren entre las penas más severas para delitos de gravedad comparable.
En este último ámbito, el Consejo adoptó el 20 de diciembre de 1996 una Resolución
179
sobre sentencias relativas a infracciones graves en materia de tráfico de drogas20 que
confirma que los Estados miembros deberán garantizar que sus legislaciones nacionales
incluyan la posibilidad de dictar sentencias con pena privativa de libertad para delitos
graves de tráfico ilícito de drogas, que figuren “entre las penas privativas de libertad
más severas impuestas por sus Derechos penales respectivos para delitos de gravedad
comparable”. En muchos casos los éxitos en la lucha contra el tráfico de drogas han
supuesto un alto nivel de cooperación entre los servicios competentes y las
organizaciones empresariales. Con el fin de consolidar la ya existente cooperación entre
las autoridades aduaneras y las organizaciones empresariales, el Consejo adoptó una
Acción común el 29 de noviembre de 1996 sobre la cooperación que invita a los
Estados miembros a establecer o a desarrollar más memorandums de acuerdo entre las
autoridades aduaneras y las organizaciones empresariales.
7. BIBLIOGRAFIA
- BARÓN DUQUE M., MUNDUATE JACA L., BLANCO BAREA M.J., “La espiral
del Mobbing”. Papeles del Psicólogo, 2003. N. º 84, págs. 55-61.
- LEYMANN, H.; The content and development of mobbing at work. Rev. European
Journal of Work and Organitzational Psichology, núm. 2. 1996.
- PÉREZ MACHIO ANA I., “Concreción del concepto jurídico de mobbing, bien
jurídico lesionado y su tutela jurídico-penal”. Revista electrónica de Ciencia Penal y
Criminología. 2004, núm. 06-06.
183
184