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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

DIRECCIÓN GENERAL DE TELEBACHILLERATO


DEPARTAMENTO TÉCNICO PEDAGÓGICO
OFICINA DE PLANEACIÓN EDUCATIVA

CÍRCULO DE LECTORES

COORDINADORA DEL TALLER: MA. ELIZABETH LÓPEZ HERNÁNDEZ


mariaelizlop@hotmail.com XALAPA,VER., NOVIEMBRE DE 2010

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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

SESIÓN 1

HORA TEMA ACTIVIDAD COMPETENCIA MATERIAL


9-9:20 Encuadre del taller Informar a los docentes sobre las Hojas blancas
actividades que se desarrollarán en Lápiz
el taller, así como los elementos a
registrar para la acreditación de
éste:
A) ASISTENCIA
B) PARTICIPACIÓN
C) ENTREGA DE
PRODUCTOS: CUENTO Y
EVALUACIÓN DEL
TALLER
9:20 Rompiendo el hielo Dinámica para que el grupo se Practica y promueve el respeto a Música
10:10 conozca e intercambie impresiones la diversidad de creencias, CD
sobre; valores, ideas y practicas sociales
A) como se siente en ese entre sus colegas y entre los
momento estudiantes, y contribuye a la
B) Por qué está aquí armonía y convivencia plural.
C) Para qué está aquí
.
Fondo musical: música rítmica
10:10- Lectura en voz alta Lectura del texto : “La mochila” Practica y promueve el respeto a Texto impreso de
10:40 de Jean de La Fontaine la diversidad de creencias, la antología
del texto y
valores, ideas y practicas sociales
representación, a entre sus colegas y entre los
través de estudiantes, y contribuye a la
movimientos de los armonía y convivencia plural.
Identifica y practica la lectura de
personajes de la
textos a través de técnicas
fábula. lúdicas.

10:40- ¿Cómo funcionan A través de la participación de los Atiende las expectativas y Hoja impresa
11:00 docentes que expongan ante el necesidades de los estudiantes y lápiz
los círculos en los
grupo cómo funciona el círculo de contribuye a la solución de los
centros? lectores en su centro. Qué papel problemas de la escuela
desempeñan en ello. mediante el esfuerzo común con
otros docentes, directivos y
miembros de la comunidad.
11- RECESO
11:30
11:30- Explorando las Preguntar al grupo que papel tiene Identifica las características Hoja impresa
12:00 la lectura en su práctica cotidiana y propias de los estudiantes en lo lápiz
prácticas de los
propiciar el análisis y reflexión de individual y en grupo, y
docentes con éste aspecto. desarrolla estrategias docentes
respecto a la lectura apropiadas.

12:12:30 Consejos para que Formar equipos para que Identifica las características Texto
represente cada equipo un consejo propias de los estudiantes en lo
un estudiante
para aborrecer la lectura. individual y en grupo, y
aborrezca la lectura Reflexión grupal al final de la desarrolla estrategias docentes
representación apropiadas.

12:30- Armar una Plantearles la pregunta ¿cómo Fomenta el gusto por la lectura y Documento
13:00 puedo formar una biblioteca en mi por la expresión personal en impreso
biblioteca en el
centro? forma oral y escrita. Hojas
centro escolar Diseña planes de trabajo basados Cartulinas
en la investigación, la lectura y la Pinturas
realización de proyectos, Listón
orientados a la formación de Galón
competencias. Papel bond
Hojas de color
Propuesta para armar Leer el texto y comentar de que Diseña planes de trabajo basados Hojas blancas
13:00- una biblioteca en el manera pueden llevarlo acabo en en la investigación, la lectura y la lápiz
13:30 centro su centro. realización de proyectos,
orientados a la formación de
competencias.
13:30- Dejar de tarea la lectura
de un texto por equipo
2
14:00
Para la sesión siguiente.
Evaluación de la sesión
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HORA TEMA ACTIVIDAD COMPETENCIA MATERIAL


Sesión 2
9-9:20 Activación física Ejercicios que permiten ir Promueve estilos de vida Grabadora
destensando el cuerpo, saludables y opciones cd
iniciar con las extremidades para el desarrollo
inferiores e ir gradualmente humano, como el deporte,
a las superiores. el arte y diversas
actividades
extracurriculares entre los
estudiantes.
9:20-9:40 Comentarios y resumen Propiciar el intercambio de Participa de manera Documento
de la sesión anterior ideas entre los docentes creativa en proyectos impreso
sobre los contenidos y escolares, así como en la
experiencias de la sesión gestión institucional, en
anterior. calidad de miembro de
una comunidad académica
y de la sociedad.
9:40-11:00 Formar equipos y dar un Cada equipo, con base en Fomenta el gusto por la Lecturas de la
texto para que lo lean y sus conocimientos y lectura y por la expresión antología
representen ante el experiencias, representara personal en forma oral y Les mando varios
grupo. Tiempo 20 min. el texto que leyó. El escrita. libros en zip , a su
Iniciar con la propósito es que el equipo correo para que
participación de cada transmita el seleccionen
equipo dichos textos.
11:00 RECESO
11:30
11:30- Continuar con la El equipo al final de la Se nutre de las
12:30 participación de cada representación comentará experiencias de otros
equipo. el texto leído. docentes y participa en la
conformación y el
mejoramiento de su
comunidad académica.
12:30- Derechos del lector Proyección de power point Se nutre de las Documento
13:00 Daniel Pennac e intercambio de opiniones experiencias de otros impreso
docentes y participa en la Power point
conformación y el
mejoramiento de su
comunidad académica.

13:00 Recomendaciones Lectura individual de texto Fomenta el gusto por la Texto impreso
Horacio Quiroga : Manual del
13:30 para escribir un lectura y por la expresión Hojas
perfecto cuentista.
cuento Intercambio de experiencias. personal en forma oral y lápiz
Comentar el texto. escrita.
Motivar a los docentes para
que escriban un cuento
.Tarea para la sesión
siguiente.
13:30- Evaluación de la sesión 13:30-14:00
14:00

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SESIÓN 3

HORA TEMA ACTIVIDAD COMPETENCIA MATERIAL


9-9:30 Activación Física Realizar activación física para Promueve estilos de Música
relajar el cuerpo. vida saludables y
opciones para el
desarrollo humano,
como el deporte, el arte
y diversas actividades
extracurriculares entre
los estudiantes.

9:30-10:00 Lectura de un cuento breve Darles el texto impreso para Documento


en voz alta y suspender su que lo terminen de leer en casa Fomenta el gusto por la impreso.
lectura en la parte más lectura y por la
interesante expresión personal en
forma oral y escrita.

10:00-10:20 Lectura en voz alta del Establecer la analogía: Texto impreso


poema de Pablo Neruda: “Leer es como respirar” Fomenta el gusto por la Peo ¿Por qué es
Muere lentamente Propiciar la reflexión en torno a lectura y por la tan importante
Preguntar sobre la dicha frase expresión personal en que los
Importancia de la lectura forma oral y escrita. estudiantes
lean? P.10
10:20-11:00 Video “Círculo de Lectores” Intercambio de opiniones con Se nutre de las video
TEBAEV respecto al contenido del video experiencias de otros
docentes y participa en la
conformación y el
mejoramiento de su
comunidad académica.

11:00-11:30 RECESO RECESO


11:30-12:20 Cassany: “Competencias Intercambio de opiniones con Se nutre de las video
lectoras” respecto al contenido del experiencias de otros
video, específicamente sobre docentes y participa en la
las competencias lectoras. conformación y el
mejoramiento de su
comunidad académica.

12:20-13:20 Cierre del taller Autoevaluación, coevaluación y Texto escrito


heteroevaluación del taller.
Compromisos que los
participantes en el taller se
llevan para su centro

CONFERENCIA DANIEL CASSANY: http://www.youtube.com/watch?v=SRBQcMfKB6A

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Introducción

Los círculos de lectores tienen como propósito primordial fomentar el gusto por la lectura, la
expresión oral y escrita; parten de considerar a la lectura como un proceso básico y
fundamental para acceder a la información, el conocimiento y la cultura. La lectura es una
fuente primordial para el esparcimiento, el gozo y disfrute. El autor puede trasportar al lector,
a través de sus líneas, a conocer mundos inimaginados, formas de pensar y sentir diversos y
variados. Para ello, el lector parte de sus conocimientos y experiencias previas, que le
permiten dar un significado al texto y en el que a través de su lectura, recrea, goza y lo disfruta
. De ahí que no hay una única interpretación del texto, sino diversas, pues cada lector lo
significa y recrea de manera diferente. No es un lector pasivo, sino todo lo contrario, pues
adopta una postura ante el texto que le permite tomar de éste aquello con lo que se identifica;
replantear aquello que el considera pertinente, e incluso ir más allá de lo que el mismo autor le
comunica. Además, la lectura potencia sus capacidades intelectuales e imaginación. El practicar
la lectura día a día, permite al estudiante, ampliar su vocabulario, conocer otras formas de
expresión y visualizar la forma correcta en que se escriben las palabras.

La lectura es un proceso complejo, en que el lector pone en juego diversas habilidades,


competencias y estrategias, que requiere vivenciarse día a día, pero no desde la imposición de
una tarea que debe de cumplirse, sino a través la motivación que despierten textos
interesantes, que llamen su atención, su curiosidad y que representen una aventura al
abordarlos. A través de las actividades lúdicas y recreativas puede cautivarse al estudiante,
engancharlo a la lectura y que en un momento dado, cuando el descubra el gusto por esta,
logre ser un lector autónomo. ¿Quién es un lector autónomo? Aquel que disfruta y goza al leer
un texto, sin la necesidad de que le impongan una sanción o puntos extras, por hacerlo, pues
ésta representa ya una necesidad imprescindible, como lo es el respirar.

En los círculos de lectores los participantes se reúnen y comparten la lectura de un texto que
eligieron, a partir de sus intereses y gustos. A partir de este momento, lo confrontan con sus
experiencias, observaciones y conocimientos, comentan lo que entendieron del texto
(comprensión); intercambian opiniones, para de ahí externar su reflexión y/o crítica, con
respecto al texto. Este, es el momento más enriquecedor para la formación del estudiante
pues es lo que les permite, incorporar nuevos conocimientos, potenciar el pensamiento
reflexivo y crítico, incrementar su vocabulario y practicar su expresión oral (posteriormente su
expresión escrita). Es imprescindible que el docente, coordine la participación de los chicos,
aclare alguna duda, les lea en voz alta, motive y/u oriente a los estudiantes hacia la búsqueda
de textos que les permita ahondar sobre un tema que haya despertado su interés durante la
reunión1. En otras palabras, el docente no es quien debe dominar la palabra en el intercambio
de comentarios y/u opiniones, sino los estudiantes; el docente sólo acompaña a los jóvenes
durante la actividad y propicia un ambiente de comunicación, respeto y apertura a ideas y
formas de pensar diferente.

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El tema que investiguen puede emplearse para que cada quien comparta lo que encontró en la próxima reunión del
círculo.
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La presente antología se integra de una serie de lecturas que abordan algunos de los elementos
ya señalados en la presente introducción. Al final se indican los documentos que se consultaron
para seleccionarlas y que el lector puede consultar para una lectura completa .

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La mochila
Cuentan que Júpiter, antiguo dios de los romanos, convocó un día a todos los
animales de la tierra.
Cuando se presentaron les preguntó, uno por uno, si creían tener algún defecto.
De ser así, él prometía mejorarlos hasta dejarlos satisfechos.
-¿Qué dices tú, la mona? -preguntó.
-¿Me habla a mí? -saltó la mona-. ¿Yo, defectos? Me miré en el espejo y me vi
espléndida. En cambio el oso, ¿se fijó? ¡No tiene cintura!
-Que hable el oso -pidió Júpiter.
-Aquí estoy -dijo el oso- con este cuerpo perfecto que me dio la naturaleza.
¡Suerte no ser una mole como el elefante!
-Que se presente el elefante...
-Francamente, señor -dijo aquél-, no tengo de qué quejarme, aunque no todos
puedan decir lo mismo. Ahí lo tiene al avestruz, con esas orejitas ridículas...
-Que pase el avestruz.
-Por mí no se moleste -dijo el ave-. ¡Soy tan proporcionado! En cambio la jirafa, con
ese cuello...
Júpiter hizo pasar a la jirafa quien, a su vez, dijo que los dioses habían sido
generosos con ella.
-Gracias a mi altura veo los paisajes de la tierra y el cielo, no como la tortuga que
sólo ve los cascotes.
La tortuga, por su parte, dijo tener un físico excepcional.
-Mi caparazón es un refugio ideal. Cuando pienso en la víbora, que tiene que vivir a la
intemperie...
-Que pase la víbora -dijo Júpiter algo fatigado.
Llegó arrastrándose y habló con lengua viperina:
-Por suerte soy lisita, no como el sapo que está lleno de verrugas.
-¡Basta! -exclamó Júpiter-. Sólo falta que un animal ciego como el topo critique los
ojos del águila.
-Precisamente -empezó el topo-, quería decir dos palabras: el águila tiene buena
vista pero, ¿no es horrible su cogote pelado?
-¡Esto es el colmo! -dijo Júpiter, dando por terminada la reunión-. Todos se creen
perfectos y piensan que los que deben cambiar son los otros.
Suele ocurrir.
Sólo tenemos ojos para los defectos ajenos y llevamos los propios bien ocultos,
en una mochila, a la espalda.

Jean de La Fontaine

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La lectura se contagia.
Juan Villoro

“Hablar de lectura obligatoria es como


hablar de felicidad obligatoria”. Jorge Luis Borges

CONSEJOS PARA QUE TU ESTUDIANTE "ABORREZCA" LA


LECTURA

Obligarle a leer.

La animación a la lectura difícilmente se consigue por imposición.


Obligándole solo conseguirás la reacción adversa: que se aleje de la
lectura y la viva como un castigo o una tarea desagradable. A leer
se invita, se motiva, se seduce; nunca se impone.

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Obligarle a acabar el libro que empieza.

Si no le gusta el libro que ha comenzado, ¿por qué no lo puede


dejar? Se trata de que se enganche a la lectura no de que lea libros,
sea como sea. Si éste no le gusta, deja que pruebe con otro. Quizás
dentro de un tiempo esté preparado para retomar el que acaba de
dejar a mitad.

Revestir la lectura de una connotación


negativa.
Frases como "Por no cumplir con la tarea, estás castigado; vete a
leer" o "Si no acabes ese capítulo, estás reprobado" son acciones
para que tus estudiantes aborrezcan los libros.

Presionarle para que lea libros que no le


atraen o para los que no está preparado. Si a tu
estudiante no le gusta la fantasía, ¿por qué te empeñas en ofrecerle libros
de batallas navales o de la Segunda Guerra Mundial? En lugar de decirle:
"Hazme caso, este libro te gustará, yo lo he leído y es estupendo, no seas
cabezota", hazle caso tú a él y respeta sus gustos.

Tratar la lectura como una asignatura


escolar.
Deja de diseccionar su libro, de preguntarle sobre los personajes,
sobre el argumento, sobre sus valores.Tiene derecho a leer
disfrutando y no analizando cada párrafo para luego pasar tu
examen.

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Compararlo con otra persona lectora.


"Si leyeras tanto como María, no sacarías estas notas". "Yo a tu edad
leía un libro a la semana". "Deberías pedirle libros a Carlos, porque él
sí que es un buen lector y te ayudará". Estas son las frases perfectas
para que decida rotundamente no volver a abrir un libro.

Aceptar que a tu estudiante no le gusta


leer y dejar de motivarlo.
La lectura es lenguaje, comunicación, y como tal necesita un proceso
natural que es necesario respetar. Si tu estudiante no se ha
enganchado a la lectura todavía, no tires la toalla. Quizás necesita
más tiempo para madurar, quizás no ha acertado en la selección de
los libros... Ten paciencia y no abandones. Si lo haces, tu estudiante
también lo hará.

Pero… ¿Por qué es tan importante que los estudiantes lean?

Predispone para el aprendizaje.


Flexibilidad y agilidad mental.
Imaginación y creatividad.
Desarrolla la empatía y la tolerancia.

Trasmite valores.
Mejora del rendimiento académico.
Mejora el uso de la ortografía y gramática.
Enriquece el nivel cultural y vocabulario.

Fomenta la concentración y la memoria.


Estimula la curiosidad y las ansias de aprender.

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Facilita la asimilación de ideas nuevas.


Fomenta el pensamiento crítico.

Ayuda a verbalizar los sentimientos.


Aumenta la autoestima.

Enriquece las horas de ocio.

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Manual del perfecto cuentista


Horacio Quiroga

Una larga frecuentación de personas dedicadas entre nosotros a escribir cuentos, y alguna
experiencia personal al respecto, me han sugerido más de una vez la sospecha de si no hay, en
el arte de escribir cuentos, algunos trucos de oficio, algunas recetas de cómodo uso y efecto
seguro, y si no podrían ellos ser formulados para pasatiempo de las muchas personas cuyas
ocupaciones serias no les permiten perfeccionarse en una profesión mal retribuida por lo
general y no siempre bien vista.

Esta frecuentación de los cuentistas, los comentarios oídos, el haber sido confidente de sus
luchas, inquietudes y desesperanzas, han traído a mi ánimo la convicción de que, salvo contadas
excepciones en que un cuento sale bien sin recurso alguno, todos los restantes se realizan por
medio de recetas o trucos de procedimiento al alcance de todos, siempre, claro está, que se
conozcan su ubicación y su fin.

Varios amigos me han alentado a emprender este trabajo, que podríamos llamar de divulgación
literaria, si lo de literario no fuera un término muy avanzado para una anagnosia elemental.

Un día, pues, emprenderé esta obra altruista, por cualquiera de sus lados, y piadosa, desde
otros puntos de vista.

Hoy apuntaré algunos de los trucos que me han parecido hallarse más a flor de ojo. Hubiera
sido mi deseo citar los cuentos nacionales cuyos párrafos extracto más adelante. Otra vez será.
Contentémonos por ahora con exponer tres o cuatro recetas de las más usuales y seguras,
convencidos de que ellas facilitarán la práctica cómoda y casera de lo que se ha venido a llamar
el más difícil de los géneros literarios.

Comenzaremos por el final. Me he convencido de que, del mismo modo que en el soneto, el
cuento empieza por el fin. Nada en el mundo parecería más fácil que hallar la frase final para
una historia que, precisamente, acaba de concluir. Nada, sin embargo, es más difícil.

Encontré una vez a un amigo mío, excelente cuentista, llorando, de codos sobre un cuento que
no podía terminar. Faltábale sólo la frase final. Pero no la veía, sollozaba, sin lograr verla así
tampoco.

He observado que el llanto sirve por lo general en literatura para vivir el cuento, al modo ruso;
pero no para escribirlo. Podría asegurarse a ojos cerrados que toda historia que hace sollozar a
su autor al escribirla, admite matemáticamente esta frase final:

"¡Estaba muerta!"

Por no recordarla a tiempo su autor, hemos visto fracasar más de un cuento de gran fuerza. El
artista muy sensible debe tener siempre listos, cómo lágrimas en la punta de su lápiz, los

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admirativos.

Las frases breves son indispensables para finalizar los cuentos de emoción recóndita o
contenida. Una de ellas es:

"Nunca volvieron a verse".

Puede ser más contenida aun:

"Sólo ella volvió el rostro".

Y cuando la amargura y un cierto desdén superior priman en el autor, cabe esta sencilla frase:

"Y así continuaron viviendo".

Otra frase de espíritu semejante a la anterior, aunque más cortante de estilo:

"Fue lo que hicieron".

Y ésta, por fin, que por demostrar gran dominio de sí e irónica suficiencia en el género, no
recomendaría a los principiantes:

"El cuento concluye aquí. Lo demás, apenas si tiene importancia para los personajes".

Esto no obstante, existe un truco para finalizar un cuento, que no es precisamente final, de gran
efecto siempre y muy grato a los prosistas que escriben también en verso. Es este el truco del
"leitmotiv".

Final: "Allá a lo lejos, tras el negro páramo calcinado, el fuego apagaba sus últimas llamas..."

Comienzo del cuento: "Silbando entre las pajas, el fuego invadía el campo, levantando grandes
llamaradas. La criatura dormía..."

De mis muchas y prolijas observaciones, he deducido que el comienzo del cuento no es, como
muchos desean creerlo, una tarea elemental. "Todo es comenzar". Nada más cierto, pero hay
que hacerlo. Para comenzar se necesita, en el noventa y nueve por ciento de los casos, saber a
dónde se va. "La primera palabra de un cuento -se ha dicho- debe ya estar escrita con miras al
final".

De acuerdo con este canon, he notado que el comienzo exabrupto, como si ya el lector
conociera parte de la historia que le vamos a narrar, proporciona al cuento insólito vigor. Y he
notado asimismo que la iniciación con oraciones complementarias favorece grandemente estos
comienzos. Un ejemplo:

"Como Elena no estaba dispuesta a concederlo, él, después de observarla fríamente, fue a coger
su sombrero. Ella, por todo comentario, se encogió de hombros".

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Yo tuve siempre la impresión de que un cuento comenzado así tiene grandes posibilidades de
triunfar. ¿Quién era Elena? Y él, ¿cómo se llamaba? ¿Qué cosa no le concedió Elena? ¿Qué
motivos tenía él para pedírselo? ¿Y por qué observó fríamente a Elena, en vez de hacerlo
furiosamente, como era lógico de esperar?

Véase todo lo que del cuento se ignora. Nadie lo sabe. Pero la atención del lector ya ha sido
cogida por sorpresa, y esto constituye un desiderátum, en el arte de contar.

He anotado algunas variantes a este truco de las frases secundarias. De óptimo efecto suele ser
el comienzo condicional:

"De haberla conocido a tiempo, el diputado hubiera ganado un saludo, y la reelección. Pero
perdió ambas cosas".

A semejanza del ejemplo anterior, nada sabemos de estos personajes presentados como ya
conocidos nuestros, ni de quién fuera tan influyente dama a quien el diputado no reconoció. El
truco del interés está, precisamente, en ello.

"Como acababa de llover, el agua goteaba aún por los cristales. Y el seguir las líneas con el dedo
fue la diversión mayor que desde su matrimonio hubiera tenido la recién casada".

Nadie supone que la luna de miel pueda mostrarse tan parca de dulzura al punto de hallarla por
fin a lo largo de un vidrio en una tarde de lluvia.

De estas pequeñas diabluras está constituido el arte de contar. En un tiempo se acudió a


menudo, como a un procedimiento eficacísimo, al comienzo del cuento en diálogo. Hoy el
misterio del diálogo se ha desvanecido del todo. Tal vez dos o tres frases agudas arrastren
todavía; pero si pasan de cuatro el lector salta en seguida. "No cansar". Tal es, a mi modo de
ver, el apotegma inicial del perfecto cuentista. El tiempo es demasiado breve en esta miserable
vida para perdérselo de un modo más miserable aún.

De acuerdo con mis impresiones tomadas aquí y allá, deduzco que el truco más eficaz (o
eficiente, como se dice en la Escuela Normal), se lo halla en el uso de dos viejas fórmulas
abandonadas, y a las que en un tiempo, sin embargo, se entregaron con toda su buena fe los
viejos cuentistas. Ellas son:

"Era una hermosa noche de primavera" y "Había una vez..."

¿Qué intriga nos anuncian estos comienzos? ¿Qué evocaciones más insípidas, a fuerza de
ingenuas, que las que despiertan estas dos sencillas y calmas frases? Nada en nuestro interior se
violenta con ellas. Nada prometen ni nada sugieren a nuestro instinto adivinatorio. Puédese, sin
embargo, confiar en su éxito... si el resto vale. Después de meditarlo mucho, no he hallado a
ambas recetas más que un inconveniente: el de despertar terriblemente la malicia de los
cultores del cuento. Esta malicia profesional es la misma con que se acogería el anuncio de un
hombre al que se dispusiera a revelar la belleza de una dama vulgarmente encubierta:
"¡Cuidado! ¡Es hermosísima!"

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Existe un truco singular, poco practicado, y, sin embargo, lleno de frescura cuando se lo usa con
mala fe.

Este truco es el del lugar común. Nadie ignora lo que es en literatura el lugar común. "Pálido
como la muerte" y "Dar la mano derecha por obtener algo" son dos bien característicos.

Llamamos lugar común de buena fe al que se comete arrastrado inconscientemente por el más
puro sentimiento artístico; esta pureza de arte que nos lleva a loar en verso el encanto de las
grietas de los ladrillos del andén de la estación del pueblecito de Cucullú, y la impresión sufrida
por estos mismos ladrillos el día que la novia de nuestro amigo, a la que sólo conocíamos de
vista, por casualidad los pisó.

Esta es la buena fe. La mala fe se reconoce en la falta de correlación entre la frase hecha y el
sentimiento o circunstancia que la inspiran.

Ponerse pálido como la muerte ante el cadáver de la novia es un lugar común. Deja de serlo
cuando al ver perfectamente viva a la novia de nuestro amigo, palidecemos hasta la muerte.

"Yo insistía en quitarle el lodo de los zapatos. Ella, riendo, se negaba. Y, con un breve saludo,
saltó al tren, enfangada hasta el tobillo. Era la primera vez que yo la veía; no me había seducido,
ni interesado, ni he vuelto más a verla. Pero lo que ella ignora es que, en aquel momento, yo
hubiera dado con gusto la mano derecha por quitarle el barro de los zapatos".

Es natural y propio de un varón perder su mano por un amor, una vida o un beso. No lo es ya
tanto darla por ver de cerca los zapatos de una desconocida. Sorprende la frase fuera de su
ubicación psicológica habitual; y aquí está la mala fe.

El tiempo es breve. No son pocos los trucos que quedan por examinar. Creo firmemente que si
añadimos a los ya estudiados el truco de la contraposición de adjetivos, el del color local, el
truco de las ciencias técnicas, el del estilista sobrio, el del folklore, y algunos más que no
escapan a la malicia de los colegas, facilitarán todos ellos en gran medida la confección casera,
rápida y sin fallas, de nuestros mejores cuentos nacionales...

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DECÁLOGO DEL PERFECTO CUENTISTA

I - Cree en un maestro —Poe, Maupassant, Kipling, Chejov— como en Dios


mismo.
II - Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla. Cuando
puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.
III - Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado
fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga
paciencia.
IV - Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo
deseas.
Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.
V - No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un
cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres
últimas.
VI - Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: "Desde el río soplaba el
viento frío", no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para
expresarla.
Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí
consonantes o asonantes.
VII - No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un
sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable.
Pero hay que hallarlo.
VIII - Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin
ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que
ellos pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela
depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.
IX - No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si
eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del
camino.
X - No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia.
Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de
tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la
vida del cuento.

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Cómo leer (mejor) en voz alta


Felipe Garrido

Guía para contagiar la afición a leer

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Nada más provechoso puede hacerse para mejorar en todos sus órdenes la vida
nacional, que multiplicar los lectores, fomentar la afición a leer diarios, revistas y, sobre
todo, libros. Tarea enorme y difícil en la que mucha gente trabaja y que no puede
llevarse a cabo en poco tiempo.

Este folleto expone algunos argumentos a favor de lo que es el método más


eficaz para formar buenos lectores: la lectura en voz alta. Asimismo, ofrece una guía
para mejorar esa actividad y facilitar la orientación de las primeras lecturas. Está dirigido
básicamente a los padres y a los maestros, que son quienes pueden trabajar con más
provecho en la formación de lectores, pero también podrá auxiliar a los coordinadores y
promotores de Rincones de Lectura, grupos, clubes, centros y talleres de lectura que se
formen en escuelas, bibliotecas, casas de la cultura, centros deportivos y de trabajo, y
cualquier otro lugar donde haya gente que quiera leer. Está escrito atendiendo en
primer lugar a las circunstancias de los niños, pero casi todo lo que dice puede ser
adaptado para servir a quienes se inician como lectores en la edad adulta.

Para redactarlo se han aprovechado sugerencias y lecturas, inspiraciones y


estudios de escritores, editores, bibliotecarios, promotores, investigadores y maestros.
Sería injusto no reconocer y agradecer la participación directa o a través de sus
publicaciones de, por lo menos, en estricto orden alfabético, Jesús Anaya Rosique, Ana
Arenzana, Juan José Arreola, Alejandro Aura, Richard Bamberger, Gabriela Becerra,
Gloria Elena Bernal, Gerardo Ciriani, Mireya Cueto, Isabel de De la Mora, Alfonso de
Maria y Campos, Aureliano García, Carmen García Moreno, Ricardo Garibay, Daniel
Goldin, Pilar Gómez, Javier Guerrero, John Manning, Carlos Monsiváis, José Emilio
Pacheco, Carlos Pellicer López, Sebastián Plá Elena Poniatowska, Becky Rubinstein, René
Solís, Elías Trabulse, Arturo Trejo Villafuerte, Jim Trelase y Gabriel Zaid.

Felipe Garrido
Centro de Enseñanza para Extranjeros, UNAM

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Rincones de Lectura, SEP

En los últimos años, la mayor parte de los mexicanos ha sido alfabetizada; es decir, ha
aprendido a leer y escribir, al menos en forma rudimentaria. En la actualidad, sin
embargo, unas doce o trece de cada cien personas mayores de ocho años todavía son
analfabetas. Eso significa que, en principio, hay más de 60 millones de mexicanos
capaces de leer y escribir.

Los lectores habituales, sin embargo, son pocos, y los lectores de libros son todavía
muchos menos. Relativamente, abundan quienes leen diarios, revistas, fotonovelas,
historietas... Se calcula que unos doce millones de personas suelen comprar esta clase
de publicaciones. En cambio, se estima que hay apenas poco más de medio millón de
compradores de libros.
¿Es malo leer fotonovelas o historietas? No. Lo malo es que alguien no sea capaz de leer
nada que vaya más allá de las fotonovelas y las historietas. Que no tenga la costumbre
de leer un texto más o menos largo, de páginas completas, en lugar de las frases
elementales de los globitos, donde no hay espacio para profundizar en las ideas, en la
información ni en la naturaleza de los personajes.
Quien está tan acostumbrado a leer sólo fotonovelas, historietas y otras publicaciones
por el estilo, que no puede leer textos más extensos y complicados, en realidad nunca
ha aprendido a leer de a de veras.

¿Qué es leer de a de veras? ¿Quién es un lector auténtico?


En primer lugar, es alguien que lee por voluntad propia, porque sabe que leyendo puede
encontrar respuestas a sus necesidades de información, de capacitación, de formación,
y también por el puro gusto, por el puro placer de leer.

¿Qué significa el gusto, el placer de leer?

Significa que se ha descubierto que la lectura es una parte importante de la vida; que la
lectura es una fuente de experiencias, emociones y afectos; que puede consolarnos,
darnos energías, inspirarnos. Significa que se ha descubierto el enorme poder de
evocación que tiene la lectura. Que alguien lea por puro gusto, por el placer de leer, es
la prueba definitiva de que realmente es un buen lector, de que tiene la afición de leer.

Hay más de catorce millones de niños en primaria que cada día tienen en las manos por
lo menos el libro único de texto. Hay millón y medio de estudiantes de nivel superior. Si
incluimos uno y otros extremos, hay en total unos veintitrés millones de estudiantes
que leen y consultan muchos libros de texto. Estas personas, ¿no son lectores?
20
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

En realidad, la mayoría de ellos no lo son. Casi siempre los libros de texto se leen sólo
por obligación, y por lo mismo leen mal, sin comprenderlos bien, sin que cumplan con
su función más importante, que sería abrir nuevos horizontes. Por eso la mayoría de los
estudiantes, aunque pasen muchos años en la escuela y consulten o lean muchos libros
de texto, finalmente no se convierten en lectores auténticos.
Además, al salir de primaria la mayor parte de los niños no tienen libros ni revistas en su
casa, ni están acostumbrados a conseguirlos en una biblioteca, de manera que
difícilmente pueden seguir leyendo.

En consecuencia, pocos estudiantes llegan a leer bien y a aprovechar bien lo que


estudian. Pueden repetir las palabras del texto, pueden memorizarlas; pero no pueden
comprender ni sentir lo que leen. No han aprendido a relacionar la lectura con sus
experiencias y sus emociones. Leen solamente de afuera hacia adentro; no han
aprendido a invertir el proceso y leer también de adentro hacia fuera. Y esta es la
segunda condición para que alguien sea un lector auténtico: debe entender y sentir lo
que lee. Debe estar acostumbrado a leer de tal manera que no simplemente pase los
ojos por encima de las palabras, sino que establezca con la página escrita una relación
suficiente para no dejar ninguna duda, para vincularse intelectual y emotivamente con
el texto.

¿Cómo puede aprenderse a leer de esta manera?

Hay un solo camino: se aprende a leer leyendo. Las habilidades que necesita el lector se
forman con la propia lectura. La enseñanza de la lectura no puede reducirse a la simple
alfabetización, a la mera adquisición de la habilidad de reconocer las letras y las
palabras; debe incluir el desarrollo de la capacidad de entender y sentir el texto, así
como de la afición a la buena lectura.
El lector auténtico se reconoce porque lee por su propia voluntad, porque comprende y
siente lo que lee, porque le gusta y necesita leer.

Leer significa adquirir experiencias e información; ser activo. Se lee atribuyendo a los
signos escritos o impresos un sentido; se lee organizando las palabras, las frases y la
totalidad de una obra en unidades de significado. Por otra parte, este proceso
contribuye enormemente al desarrollo de las facultades del intelecto, las emociones y la
imaginación.

Para lograr una buena lectura hace falta seguir, sentir y comprender el texto no por las
palabras sueltas, sino combinando las frases, los párrafos, las secciones o capítulos en
unidades de significado cada vez más amplias, hasta llegar a la comprensión de una obra

21
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

en su totalidad. Un lector ya formado realiza esta operación de manera inconsciente,


pero los lectores que comienzan y los que todavía no son suficientemente expertos
necesitan ayuda para acostumbrarse a reconocer las unidades de significado.
Se mejora la lectura cuando se aprende a dar sentido a más palabras y frases, a más
noticias, sentimientos, emociones e ideas; es decir, cuando se aprende a reconocer con
mayor rapidez y profundidad unidades de significado. Esto se consigue al hallar esas
palabras y frases, esas noticias, ideas, sentimientos y emociones muchas veces, en
contextos diferentes, y al reconocer en ellos conocimientos y experiencias que ya se
tienen, ya se han pensado, sentido y vivido.

Sólo quien lee mucho llega a ser buen lector. Los conocimientos, las expectativas y las
experiencias de cada persona desempeñan un papel decisivo en esta tarea. Para cada
lector, la lectura de un mismo texto se vuelve algo personal.

Mejorar la lectura aumenta la capacidad de aprendizaje, favorece el desarrollo del


lenguaje, la concentración, el raciocinio, la memoria, la personalidad, la sensibilidad y
la intuición. Mejorar la lectura nos muestra la diversidad del mundo y hace más
amplios nuestros horizontes. Mejorar la lectura nos ayuda a vivir mejor.

¿Cómo pueden formarse buenos lectores?


Sólo si las personas aprenden a leer por su gusto y voluntad; si se aficionan a leer; si
logran descubrir que la lectura es, antes que nada, una actividad gozosa, un medio que
nos ayuda a entendernos y a entender a los demás. Entonces leerán mejor y podrán
recibir los beneficios de la lectura misma, podrán estudiar, informarse, gozar... Leerán
mejor con cualquier propósito y aprovecharán plenamente sus lecturas.

¿Puede sustituirse la lectura con otras actividades?


No. Porque la lectura no es solamente una manera de adquirir conocimientos e
información; la lectura es un ejercicio de muchas facultades: la concentración, la
deducción, el análisis, la abstracción, la imaginación, el sentimiento. Quien no lee deja
de ejercitar estas facultades, y no solamente las va perdiendo, sino que también dejará
de tener muchos buenos ratos.
La lectura voluntaria, la lectura por gusto, por placer, no se enseña como una lección,
sino se transmite, se contagia como todas las aficiones.

22
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

La lectura por gusto se contagia con el ejemplo; leyendo en


voz alta.
Hay que leer en familia, en la escuela, en la biblioteca, en los lugares de trabajo, de
reunión. Hay que leer con la gente que uno quiere y aprecia, en voz alta, por el puro
placer de hacerlo.

Si los padres leyeran a sus hijos quince minutos cada día; si los
maestros leyeran a sus alumnos quince minutos cada día —no para
estudiar, sino por gusto, por divertirse—;

si lográramos fundar muchos Rincones y talleres de lectura para niños, para jóvenes y
para adultos, en todo el país;

si consiguiéramos aumentar drásticamente el número de


lectores auténticos en México, produciríamos la más
importante revolución educativa, cultural y social de nuestra
historia.

Para leer con los hijos, con los alumnos, con los amigos, con los compañeros de trabajo,
hace falta que los padres, los maestros, los bibliotecarios, los promotores de clubes,
centros, grupos y talleres de lectura sean ellos mismo lectores, que estén interesados en
comunicar su gusto por la lectura, y dispuestos a dedicar ganas y tiempo a esta
actividad.
Padres, maestros, bibliotecarios y promotores deben conocer las habilidades, gustos y
antipatías de sus hijos, alumnos y compañeros, para saber qué deben leerles; deben
contar con una variedad de materiales de lectura y tener acceso a un acervo de libros o
a una biblioteca apropiados; estar conscientes de sus fallas y de sus logros; trabajar
intensamente para hacerse cada vez mejores lectores. Es decir, también ellos deben leer
todos los días y buscar que sus lecturas sean cada vez de mayor calidad.

Si usted tiene hijos pequeños o alumnos o puede formar un grupo de lectura,


busque un libro fascinante y comience a leer en voz alta hoy mismo. Podrá
ayudarlos a convertirse en lectores. Reforzará sus lazos de afecto e interés. Tendrá
una actividad íntima y amistosa con ellos. Tendrá un poderoso instrumento para
reforzar la unidad de su familia o de su grupo. No tendrá de qué arrepentirse. Lo menos
23
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

que usted puede hacer, si no tiene otras personas con quién leer, es ocuparse de su
propia carrera de lector.

Casi todo lo aprendemos por imitación: caminar, hablar, leer, echarse


clavados o jugar dominó.
Si los padres y los maestros leen en voz alta con sus hijos y con sus alumnos; si los
promotores de Rincones de Lectura y de clubes, centros y talleres insisten en esta
práctica, les inculcarán a quienes los escuchan, por imitación, la curiosidad, el interés,
el cuidado, el amor, el gusto por la lectura.
Mientras más temprano entren los niños en contacto con los libros, mejor. Ningún niño
es demasiado pequeño para jugar con los libros ni para escuchar lo que se le lea. Nada
tiene de malo que los niños jueguen con libros; lo más importante es que se familiaricen
con ellos. En todo caso, hay que cuidar qué libros se ponen en sus manos.
Conviene que los niños muy pequeños se acostumbren a escuchar la voz de los padres y
maestros, pues así desarrollarán una actitud positiva hacia los libros. Asociarán la
lectura con un momento de calma y seguridad en que se encuentran rodeados de cariño
y atención. La lectura en voz alta puede ser una forma de caricia y de arrullo.
Hay más de tres millones de niños que asisten a centros de educación preescolar. Todos
los días, estos niños deberían estar en contacto con libros y con otros materiales
impresos, en la escuela y en el hogar.

Lea con sus hijos o con sus alumnos o con sus compañeros libros que le interesen
y le gusten y que usted intuya que pueden entretener y gustar a sus hijos o a sus
alumnos de inmediato, sin complicaciones. Si un libro le aburre a usted, lo más
probable es que fastidie también a los niños y a los lectores menos experimentados.

Lean en voz alta a sus hijos o a sus alumnos con la mayor frecuencia posible. Lo
ideal es que la lectura, como las comidas, sea todos los días.
En los Rincones, los talleres y los grupos de lectura las sesiones deben ser al menos una
vez por semana, pues la repetición, la frecuentación de una actividad es lo que va
formando un hábito, una afición.
Trate de establecer un momento fijo para la lectura en voz alta. Después de la
merienda o antes de dormir, en la casa. Al comenzar o al terminar la jornada, en la
escuela. Así, el tiempo de lectura se irá convirtiendo en un momento especial, previsible
y esperado. Leer juntos, comentar lo que se lee, ayudará a todos a comprender las
lecturas y a expresarse.

El gusto por la lectura no es un problema exclusivo de los maestros de


español ni de literatura. Es una oportunidad y una necesidad de todos
24
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

los maestros y de todos los padres de familia, porque casi todo lo


aprendemos leyendo.
El gusto por la lectura no es un problema exclusivo de las mamás y de las maestras. Los
niños necesitan asociar la lectura también con los papás y con los maestros.

No presione a los niños ni les pida que estén quietos o callados, permítales reaccionar a
la lectura —también en la escuela pueden reírse o asustarse o asombrarse. Permítales
expresarse. Déjelos hablar y escribir. Si quiere, deles papel, lápices, piezas de madera
para que estén ocupados durante la lectura. El arte de escuchar y de comprender lo que
se escucha se desarrolla con el tiempo. No espere resultados de un día para otro.

Empiece leyendo textos cortos y vaya alargándolos poco a poco para que aumente
la capacidad de atención de quienes lo escuchan. Cuando llegue a libros más
extensos, lea una parte por día hasta terminarlos.
No empiece a leer una obra sin conocerla; podría suceder que a media lectura descubra
que no es suficientemente interesante o que resulta inconveniente para determinado
grupo. Si finalmente un libro termina por ser aburrido, déjelo de lado. La lectura debe
ser, sobre todas las cosas, una ocupación gozosa. No tema experimentar con otros libros
que usted crea interesantes.

Trate de dar expresión a la voz, para que se comprenda el sentido de la lectura.


Dramatice un poquito los diálogos. Ajuste el ritmo a la acción de la historia.
Subraye ligeramente los sentimientos expresados. Siga el sentido que marcan
los signos de puntuación. En los momentos más emocionantes, lea más despacio
o más de prisa, según haga falta, para crear una atmósfera de suspenso y
acrecentar el interés. Ajuste el ritmo, el tono y el volumen a las necesidades del
relato. No tengo prisa por terminar (Es posible que, al principio, todo esto le
cueste trabajo. No se desespere. Siga leyendo en voz alta. Con la práctica, cada
vez lo irá haciendo mejor.)

Para dar la entonación, el volumen y el ritmo que cada lectura necesite, lo más
importante es haberla comprendido. Con las inflexiones de la voz, con las pausas, con el
ritmo se le da intención a la lectura y se hace comprensible el texto.

Siempre que salga, tenga un libro a la mano, sobre todo si va con niños. Los viajes, las
salas de espera, los transportes públicos, las colas pueden ser lugares y ocasiones
propicios para leer.
Ponga el ejemplo. Si los demás lo ven leer, lo imitarán; aprenderán a tratar los libros, a
leer con sentido, a compartir su interés, su entusiasmo y su curiosidad. Aprenderán a

25
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

hablar y a escribir sobre lo que escuchan y lo que leen. Responda con buen ánimo y
detalladamente toda pregunta que suscite la lectura.
La influencia del ambiente familiar y escolar es decisiva para los intereses de los jóvenes.
Es muy importante la cantidad y el tipo de libros a que tiene acceso el niño. Mientras
mayor sea la variedad, mejor para ellos. La lectura de obras literarias ejerce una gran
influencia en el desarrollo del lenguaje; es el único medio para formar el buen gusto de
los lectores, y un recurso invaluable para explorar y conocer, en su sentido más amplio,
la naturaleza de los seres humanos.
En ningún lugar el lenguaje se utiliza de manera más amplia, más rica, más compleja,
más llena de significados que en las obras literarias. Un lector que no disfruta los
cuentos, las novelas, los ensayos, el teatro y la poesía es un lector a medias.

La posibilidad de reconocer o de proyectar en los personajes de ficción necesidades y


deseos reprimidos en la vida real desempeña un papel decisivo en el interés por un
libro, para todo lector. El suspenso, una trama emocionante, el humor, la intensidad y la
agilidad del libro son siempre importantes para los niños y para los jóvenes.

Para interesar a los lectores en formación, hay que buscar libros que correspondan a su
nivel; que les interesen; que traten de sus preocupaciones y problemas, que les
permitan identificarse con los personajes, proyectar sus propios deseos y esperanza.
Libros que se ocupen de explorar las necesidades fundamentales de los seres humanos
—compañía, seguridad, amor—; que provoquen emociones, ofrezcan experiencias y
ejerciten el intelecto.
Una persona alfabetizada —niño o adulto— puede repetir cada palabra de una página
sin entender lo que dice, como sucede cuando leemos sobre una materia o en una
lengua que desconocemos. Esa clase de lectura desaliente a cualquiera y no sirve de
nada.

Muchos niños —y adultos— no leen libros porque los primeros dos o tres que trataron
de leer fueron demasiado difíciles para ellos.
Muchos niños —y adultos no leen libros porque no saben leer bien, porque no
entienden lo que leen; y no pueden leer bien ni entender lo que leen porque no han
leído suficientes libros. Hay que romper este círculo vicioso ayudándolos a que
encuentren lecturas a su alcance, que tengan interés y sentido para ellos. Leer es un
modo de madurar fisiológica y culturalmente.

Los libros más difíciles no forman los mejores lectores si no se leen a su debido tiempo.
Los mejores lectores son los que han leído más libros, en un camino de superación,
leyendo materiales que tengan cada vez mayor calidad. Los mejores lectores son
quienes han tenido mayor oportunidad para disfrutar libros suficientemente accesibles,

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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

que les han dado más confianza y seguridad. Esos lectores ya se irán ocupando de libros
cada vez más difíciles.
En general, un libro es más difícil de leer mientras tenga más niveles de significado, más
planos descriptivos y narrativos; mientras profundice más en los temas que toca.

Lo más importante es cuidar que la lectura sea interesante: que responda a los
intereses básicos de los lectores y se pueda entender. Nadie encontrará interesante lo
que no entiende.

Una clasificación sencilla de los intereses fundamentales de los lectores es la siguiente:

1) los que prefieren lo fantástico, lo mágico, lo maravilloso;


2) los que se inclinan por el realismo y rechazan las fantasías;
3) los interesados en los aspectos intelectuales, los razonamientos y el sentido moral, y

4)los que encuentran placer en el lenguaje mismo. Estos intereses pueden encontrarse
combinados en cada lector.

Es importante que los lectores incipientes aprendan a poner en tela de juicio lo que
leen. Una lectura crítica puede y debe desarrollarse desde muy temprana edad.

La cantidad de libros leídos es el factor decisivo en la pedagogía de la lectura. Mientras


más libros diferentes y de calidad se lean, mejores serán los lectores. Un libro de calidad
significa un libro que exige un esfuerzo del lector —pero es importante que ese esfuerzo
no sea desmedido, que esté al alcance de quien leen.

Anime al niño —y al adulto— para que tenga su pequeña o su gran biblioteca personal,
con libros regalados y con libros que cada quien, incluso los niños, debe comprar con su
propio dinero.
Conviene que usted hable con sus hijos, sus alumnos, sus compañeros; que les cuente
historias; que lea con ellos en voz alta todas las veces que sea posible. Que les permita
hablar, contar historias, leer con usted. Hablar y escribir, escuchar y leer son
actividades íntimamente relacionadas. No puede leer quien no comprenda lo que se le
cuenta. No puede escribir quien no sea capaz de expresarse hablando.
Lea fragmentos a sus hijos, sus alumnos, sus compañeros, y luego deje que ellos
terminen por su cuenta.
Participe en las lecturas de sus hijos, sus alumnos, sus compañeros. Platique con ellos
acerca de lo que han leído y sobre sus experiencias como lectores.

27
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

Haga que, en una historia, sus hijos, sus alumnos, sus compañeros lean las partes de los
diferentes personajes y del narrador. Lea con ellos de esta manera las obras de teatro.
Acostumbre a sus hijos, sus alumnos, sus compañeros a visitar, conocer y utilizar las
bibliotecas y las librerías.

Llegado el momento, estimule en sus hijos, sus alumnos, sus compañeros, la lectura
personal, en silencio.
Un ejercicio de utilidad probada en escuelas y talleres de lectura es el siguiente: el
maestro o el coordinador cuenta la tercera parte de una historia. En seguida lee en voz
alta unas cuantas páginas. A continuación pide que cada quien continúe con la lectura
en silencio. Unos diez o quince minutos antes de terminar la clase o la sesión de
organiza una discusión sobre cómo puede concluir la historia y cada quien propone un
final.
¿Cuál es el final que imaginó el autor? Para descubrirlo, cada quien termina de leer en
casa. Una o dos semanas después se vuelve a discutir el texto en grupo. Lo habitual es
que se haya leído con interés y que todo el mundo participe con entusiasmo, pues cada
quien tiene algo que decir.

Vale la pena repetirlo: a leer se aprende leyendo. Únicamente la lectura de libros nos
enseña a reconocer las unidades de significado. Únicamente la lectura de libros, de
muchos libros, forma los buenos lectores.

Los lectores de libros disponen de treinta a cuarenta veces más palabras —para
pensar, para expresarse, para comprender— que quienes leen solamente
materiales demasiado sencillos.
Hace falta que el prestigio de la lectura aumente, en toda la sociedad. Una vez que esto
se haya logrado, nadie seguirá considerando la enseñanza de la lectura como la simple
alfabetización, o como algo prescindible, sino como la adquisición de un medio esencial
para obtener experiencias e información de modo voluntario y gozoso.
La lectura es una actividad placentera que contribuye de manera muy importante al
enriquecimiento espiritual y cultural, a la consolidación de la identidad personal y
nacional. La lectura es la más útil herramienta para el estudio, el trabajo y la
superación personal.

La lectura no es una materia de estudio, sino una herramienta para la


evocación, una experiencia vital que transforma al lector. Memorizar una
lectura no significa comprenderla.
La finalidad última de la lectura en voz alta es formar buenos lectores, que lean libros
por su cuenta. Y lo mejor es empezar temprano. Hay que poner los libros en manos de
los niños desde su más tierna edad. Un libro es un buen juguete.
28
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

En el camino que va de la lectura de los padres y los maestros a la que el niño hace por
él mismo, pueden distinguirse varias etapas (las recomendaciones de edades son
aproximadas; un niño que sea buen lector puede adelantarse a estas indicaciones):
1. La fase de los libros ilustrados (desde le nacimiento hasta los cuatro o cinco años).
Después de los tres o cuatro años, el niño comienza a interesarse en la trama de los
cuentos, y hay que contárselos y leérselos. Sus primeros libros deben tener ilustraciones
muy llamativas, frases cortas, vocabulario sencillo. Los padres y maestros han de estar
dispuestos a leerlos una y otra y otra vez, pues los niños no se cansan de escucharlos. A
veces los memorizan en parte, y aun por completo. Este ejercicio les ayudará a leer con
fluidez.

Algunas indicaciones útiles para esta etapa:

*Señale con el dedo cada palabra que vaya leyendo. Los niños descubrirán que no
sólo las ilustraciones son importantes.

*Platique con los niños sobre la historia y las ilustraciones. Los dibujos les
ayudarán a comprender palabras nuevas. Es importante subrayar la relación
entre las ilustraciones y el texto.

*No presione a los niños para que lean por su cuenta. Eso ya llegará. Lo
importante es fomentar el amor, el gusto por la lectura. Lo importante es que
haya un contacto cotidiano con los materiales de lectura. Felicítelos por cada uno
de sus esfuerzos.

*Busque libros interesantes, divertidos, emocionantes. Un libro no es apropiado


para niños sólo por tener muchas ilustraciones y la letra grande. Busque libros
que un niño pueda preferir a un programa de televisión.

*No se preocupe si el niño escucha el relato sin ver el libro. Lo importante es que
el niño esté en contacto con la lectura y la disfrute. Ya se ocupará de los libros
cuando esté listo para eso.

29
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

2. La fase de los cuentos fantásticos (de los cuatro a los ocho o nueve años). El niño se
interesa sobre todo por lo maravilloso. Al mismo tiempo se aficiona por el ritmo y la
rima, por los versos, por los juegos de palabras y las expresiones de lo absurdo.

*Las recomendaciones de la etapa anterior siguen siendo muy importantes, en


esta y en la etapa siguiente.

3. La fase de las historias realistas (de lo siete u ocho a los once o doce años). El niño
comienza a orientarse en el medio circundante y va interesándose cada vez más en las
aventuras, las historias de animales, los lugares remotos, las costumbres exóticas.

*En esta etapa y en la anterior el niño empieza a tomar algunos libros por su
cuenta; es importante que le permitan sentirse confiado y seguro como lector. El
vocabulario debe ser sencillo y las frases cortas, pero no olvide que cualquier
niño de esta edad que vea televisión puede comprender más de dos mil palabras.
Si un libro es demasiado elemental le parecerá aburrido.

*Distinga los libros que se deben leer al niño y lo que él puede leer solo. Los
primeros podrán ser más difíciles.

4. La fase de las narraciones heroicas (de los once o doce años a los catorce o quince). El
niño va adquiriendo conciencia de su personalidad y se identifica con los personajes
heroicos. Le interesan las hazañas físicas, espirituales e intelectuales, así como las
historias sentimentales.

*El niño que comienza a leer por su cuenta seguirá disfrutando los libros bien
ilustrados. No lo abandone; siga leyéndole en voz alta.

*Es probable que ahora también él quiera leer en voz alta. Téngale paciencia. No
sea exigente. No quiera corregir cada uno de sus errores; nada más desalentador

30
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

que una lectura interrumpida continuamente. No importa que vacile, se salte


alguna palabra, o la lea mal.

*Leer más aprisa no es leer mejor. Lo importante es que el niño comprenda y


disfrute la lectura. Que lea con sentido e interés. Que se tenga confianza y se
sienta seguro. Que lea diariamente.

5. La fase de crecimiento hacia la madurez (de los trece o catorce a los dieciséis o
diecisiete años). El adolescente,comienza a descubrir su realidad interior, a tomar
conciencia de su persona, a planear el futuro y a establecer una escala de valores
propia.

*Surge una amplia gana de intereses de lectura, desde el gusto por los usos del
lenguaje mismo hasta la política, la historia, el teatro, la poesía y el futuro de la
humanidad.

*Las ilustraciones pierden importancia frente al texto; lo complementan y


contribuyen a su interés, pero no son ya el elemento primordial.

Supongamos que esta guía ha sido convincente y usted quiere leer en voz alta con sus
hijos, con sus alumnos. ¿Con qué libros comenzar? Con lo que le gusten a usted mismo,
los que disfrutó cuando niño. Los que estimulan la autoestima del niño. Los que se
refieren a sus temores y sus conflictos, como la necesidad de ternura o el miedo a la
oscuridad y a la soledad. Intercambie información con otros padres, con otros maestros.
Si encuentra un buen libro, regálelo, recomiéndelo, delo a conocer.

Recuerde que un buen lector se forma más fácilmente si está rodeado de otros lectores.
Los maestros y los padres tienen que hacerse lectores ellos mismos.

Recuerde la importancia de leer literatura: cuentos, poesía, teatro, leyendas, novelas.


Cuando está organizado en forma literaria, el lenguaje tiene un uso muy distinto que
cuando lo empleamos para satisfacer las necesidades inmediatas de la vida de todos los
días, y esa clase de organización es la que el niño necesitará dominar para enfrentarse a
las exigencias de estudio, de pensamiento, de información, de experiencia que
encontrará en su vida como adolescente y como adulto.
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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

Asómese a las librerías y a las bibliotecas. Hágalo con espíritu de aventura. Aproveche
los cuentos tradicionales, las leyendas, las obras clásicas, pero busque también autores
y libros nuevos. Los editores mexicanos tienen un interés creciente en la literatura
infantil y han publicado cada vez más libros para niños. Hay muchas sorpresas
esperándolo.

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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

MUERE LENTAMENTE

· Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los
días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color
nuevo y no le habla a quien no conoce.

· Muere lentamente quien hace de la televisión su gurú.

· Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre blanco y
los puntos sobre las "íes" a un remolino de emociones, justamente las que rescatan
el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y
sentimientos.

· Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien
no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite
por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.

· Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no
encuentra gracia en sí mismo.

· Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.

· Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia
incesante.

· Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, no preguntando


de un asunto que desconoce o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que
sabe.

· Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un
esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar.

· Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida felicidad.

Pablo Neruda

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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

LA LECTURA SE CONTAGIA

El libro enriquece igualmente la soledad y la


compañía... La vida muere, los libros permanecen.

Alfonso Reyes

“...nuestras razones para leer son tan extrañas como nuestras razones para vivir. Y a nadie
se le ha otorgado poder para pedirnos cuentas sobre esta intimidad.”

Daniel Pennac

LA LECTURA SE CONTAGIA
Felipe Garrido**
Fragmento del texto El buen lector se hace, no nace

Hoy, como hace milenios, la escritura es el medio más importante para


explorar el corazón del hombre, proponer ideas, abrir horizontes y
acrecentar la conciencia; para crear, conservar y difundir conocimientos;
para construir y sostener la civilización. Multiplicada por la imprenta, por
los medios electrónicos, la escritura supone y requiere siempre la lectura
correspondiente.

En todo el mundo existe la conciencia de que el analfabetismo, real o


funcional, es un lastre para el desarrollo de los pueblos. Quienes no saben
leer, o quienes lo han olvidado, difícilmente podrán sumarse con eficacia a
un mercado de trabajo cada vez más complejo y cambiante; difícilmente
podrán llevar una vida en verdad productiva ni colaborar cabalmente con el
progreso de su país. Quienes pueden leer sólo en niveles elementales o
sólo en terrenos excesivamente especializados, difícilmente podrán tener

34
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

acceso a los placeres y al conocimiento de la naturaleza humana que


ofrece la literatura.1
En México se han dedicado enormes recursos económicos y humanos
a erradicar el analfabetismo, y cada vez se está más cerca de lograrlo. Sin
embargo, muchas de las personas alfabetizadas, algunas con muchos
años de escuela, no pasan de ser lectores elementales, aunque tengan un
título universitario.
No basta con alfabetizar a una persona. Después de haberla
alfabetizado es preciso formarla como lector; acostumbrarla a leer. A leer
en serio, obras cada vez más importantes, de cualquier índole y además
obras literarias. No simplemente libros de consulta, historietas ni novelitas
corrientes, porque esa lectura es demasiado sencilla; exige muy poco del
lector, no lo ejercita en el manejo del lenguaje, que se traduce en el
manejo de las ideas, de los sentimientos y las emociones. Y ese uso del
lenguaje es necesario no sólo para leer poesía y grandes novelas o
cuentos, sino para resolver los problemas en otros campos, como la
política, las fianzas, la medicina, la ingeniería... a final de cuentas, puede
contribuir a mejorar cualquier actividad.

¿Cómo se forma un lector?

De la misma manera que un jugador de dominó o de ajedrez. La lectura


auténtica es un hábito placentero, es un juego —nada es más serio que un
juego—. Hace falta que alguien nos inicie. Que juegue con nosotros. Que
nos contagie su gusto por jugar. Que nos explique las reglas. Es decir,
hace falta que alguien lea con nosotros. En voz alta para que aprendamos
a dar sentido a nuestra lectura; para que aprendamos a reconocer lo que
dicen las palabras. Con gusto, para que nos contagie.

La costumbre de leer no se enseña, se contagia.

Si queremos formar lectores hace falta que leamos con nuestros niños,
con nuestros alumnos con nuestros hermanos, con nuestros amigos, con
la gente que queremos. Se aprende a leer leyendo.

1 O, para llevar las cosas a su último extremo, a su más desnuda verdad, jamás
podrán decir, con Gabriel Zaid, que "leer no sirve para nada; es un vicio, una felicidad".
"Interrogantes sobre la difusión del libro", Vuelta, núm. 234, mayo de 1996, p. 10.
[1999]
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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

Imaginemos que fuera posible comenzar el día de clases, todas las


mañanas, con una lectura en voz alta, en el aula. Una lectura que no fuera
de ninguna materia, sino de un poema, un cuento, un pedazo de una
biografía o de una novela. Una lectura divertida, interesante, que provoque
risa, temor, sorpresa, compasión. La maestra o el maestro, con el libro en
las manos, leyendo en voz alta con sus alumnos, por el puro gusto de leer.
Diez o doce minutos, no más. En todas las aulas, en todas las escuelas,
en todos los grados de primaria y secundaria —en las preparatorias,
vocacionales y normales podrían organizarse talleres de lectura y
escritura.

¿Por qué leer literatura? Porque los textos literarios actúan no sólo
sobre el intelecto, la memoria y la imaginación, como cualquier texto, sino
también sobre estratos más profundos, como los instintos, los afectos y la
intuición, y en consecuencia consolidan una inclinación mucho más intensa
hacia la lectura. Por otra parte, los textos literarios son los que más exigen
del lector, los que mejor lo ejercitan para comprender el leguaje escrito.
Los lectores así formados podrán después leer por su cuenta.
Comprenderán mejor lo que lean. Poemas, teatro, ensayos y
narrativa, pero también textos técnicos, científicos, legales y de
cualquier otra clase.

No hay mejor manera de formar lectores genuinos. ¿Por cuánto


tiempo habría que tener estas lecturas diarias? Por todo el tiempo.
Para siempre. Es una costumbre que no debería tener fin. Como las
de comer o dormir. Si a esta lectura pudiera sumarse otra, en la casa,
en familia, mejor que mejor. Con el tiempo, esa lectura familiar
llegaría a ser aún más importante que la escolar.

Esos diez o doce minutos de lectura diaria en voz alta, en el aula y en


la casa pueden formar alumnos, artistas, dirigentes, trabajadores,
profesionistas, empresarios, ciudadanos más capaces. Pueden cambiar
nuestra ciudad, nuestro estado, nuestro país. Pueden constituir la
revolución educativa, social y cultural más importante que haya habido en
nuestra historia2

2 Naturalmente, para eso hace falta que los maestros se hagan buenos lectores. Lo
dice con vehemencia Vasili Sujomlinsky; "Lectura, lectura y otra vez lectura. No bajo la
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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

¿Qué hace falta para lograr diez o doce minutos diarios de lectura por
placer en las aulas?

1. Despertar o aguzar en las autoridades educativas y en los


maestros la conciencia del problema que representan no los
analfabetos, sino los millones de personas que han asistido
por muchos años a la escuela y que, sin embargo, no han
adquirido la costumbre de leer.

2. Reforzar el convencimiento de que ningún sistema aventaja a


la lectura en voz alta para formar lectores, para contagiar el
gusto por la lectura.

3. Reforzar las habilidades de los maestros como lectores


en voz alta. Se aprende a leer mejor más o menos como
se aprende a bailar mejor: siguiendo los pasos de
quienes lo hacen mejor que nosotros.

UN PROGRAMA PARA TALLERES DE LECTURA

Supongamos, por brevedad, que el origen de la literatura, tan remoto como el


hombre, se encuentra en la necesidad y en la costumbre de expresar, construir y
organizar la experiencia, el sentimiento y el conocimiento por medio de la
palabra; de ordenar así el caos de las emociones; de dar forma a las
figuraciones de la memoria y de la imaginación. Por largo tiempo la palabra fue
sólo hablada y apenas ayer, como consecuencia de la importancia creciente del
comercio y el dinero, comenzamos a escribir.

presión ni el control del director de la escuela, sino como primera necesidad espiritual,
como el pan para el hambriento. El gusto de leer, el deseo de ahondar en los libros, el
saber estar con el libro, la aptitud de meditar. [...] La fuente de la riqueza intelectual de
la colectividad es ante todo la lectura individual del maestro. Un pedagogo auténtico un
amante de los libros." ("La escuela es ante todo el libro", Cero en Conducta, México,
año 7, núm. 29-30, enero-abril de 1992, p. 39. Tomado de Pensamiento pedagógico,
Editorial progreso, Moscú, 1973.) [1999]

* 14 de julio de 1986. En la presentación del programa de trabajo de la dirección de


literatura del INBA
37
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

De muchas maneras la literatura oral sobrevive, pero perdura y se transmite más


fácilmente la que se escribe: la que no existe cabalmente mientras no haya sido
puesta en manos del lector.
Llevar las obras literarias a los lectores es, en este momento, el más grave
problema de nuestra literatura. Resolverlo implica publicar revistas, folletos,
suplementos, libros; distribuir y publicar ese material; despertar el interés del
público; organizar bibliotecas bien surtidas de literatura; formar nuevos, mejores
lectores. Los lectores de teatro y poesía, aun de ensayos, cuentos y novelas son
muy pocos; no hay mejor manera de promover la literatura que multiplicarlos.
Lo anterior, naturalmente, sin dejar de atender a quienes escriben: los talleres
de creación, las becas, los premios, los viajes, los congresos, las traducciones,
las conferencias, las lecturas, las presentaciones, el estudio de obras, autores y
corrientes, la publicación... con lo que cerramos el ciclo y quedamos,
nuevamente, en busca del lector.

Quiero insistir en que la letra escrita es el espacio propio de nuestra literatura; lo


habitual es que ésta se publique y se lea. Me parece útil tomar conciencia de
que la literatura llega al público primordialmente en libros y revistas, en diarios,
muros, monitores y hojas volantes... al través de la palabra escrita. Hablar de
literatura nos obliga a tomar en cuenta no solamente la escritura privada que
hace el autor, sino toda esa intrincada red de acciones públicas que la
reproducen y la llevan al lector. Si la literatura nos preocupa, bien podemos
ocuparnos de la producción y el destino de los libros y de todos los demás
medios que la contienen.
Debe también preocuparnos la falta de lectores. La formación de lectores
no debe ser confundida con la indispensable enseñanza de las primeras letras.
Tampoco con el consumo de libros de texto, que se hace de manera obligada y
no por voluntad propia. Nuestro mayor problema de lectura no es el
analfabetismo, sino la población escolarizada que no llega a aficionarse a la
lectura.
Para elevar el índice de lectura hace falta, sobre todo, dedicar tiempo,
talento, imaginación y recursos, directamente a la formación de lectores. Esto
es, hace falta instituir acciones que nos pongan a leer; que nos permitan ver
cómo se usan los libros y qué puede esperarse de ellos; que los hagan parte de
nuestra vida diaria; que faciliten la amistad con los textos.

A leer se aprende leyendo.


38
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

Nada puede sustituir a esta verdad elemental. Y yo debo centrar esta nota en
un llamado a que llenemos este país de talleres de lectura, de presentaciones de
escritores cuyo fin último será no la presencia del público en tales actos, sino
llevarlo a leer por su cuenta. ¿Dónde? En los hogares escuelas, centros de
trabajo, casas de la cultura, lugares públicos de reunión. Debemos invadir los
medios con literatura: la radio, la televisión, la prensa, los muros...

En la formación de lectores ninguna otra actividad es tan estimulante, tan


fructífera, tan contagiosa como escuchar a un lector entusiasta que se deja llevar
por el placer del texto. Leamos juntos. Leamos con quienes no leen. Allí se
aprende —con el ejemplo— cómo se toma el libro, cómo se pasan las páginas,
cómo se da sentido a la lectura con las pausas, los silencios, las inflexiones de
la voz. Cómo, sobre todas las cosas, para leer un texto en voz alta lo primero y
lo más importante que hay que hacer es comprenderlo. Me gustaría justificar y
proponer un programa elemental para talleres de lectura.

El marco

1. El lenguaje es el instrumento esencial con que contamos para


llevar a cabo todas las operaciones del intelecto y todas las
posibilidades del sentimiento y la emoción. El lenguaje es el
medio más poderoso que poseemos para transformar el mundo.
2. El lenguaje cumple numerosas funciones: describe, refiere, aclara,
ordena, expresa, poetiza. Según Roman Jakobson, tales
funciones son seis: de referencia, volitiva, emotiva, de
continuidad, poética y metalingual.1
3. Con palabras de J.S. Bruner: "Me gustaría sugerir que el hombre
de disciplina intelectual es aquel que domina las diversas
funciones del lenguaje, el que sabe cómo variarlas, cómo

1 Roman Jakobson, "Lingüística y poética", en Ensayos de lingüística general, Seix Barral Barcelona, 1975, pp.
347-395
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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

expresar lo que quiere decir no sólo a los demás, sino también a


sí mismo."2
4. Si no se dominan las diferentes funciones del leguaje, el modo de
hablar, de escribir, de pensar será limitado. Un lenguaje pobre,
mal ejercitado, torpe proporciona recursos insuficientes para
hacer frente a cualquier situación.
5. En nuestro mundo, la manifestación más amplia del lenguaje se
encuentra sobe todo en los libros y en otros medios impresos. La
forma en que tenemos acceso al lenguaje, en su mayor variedad,
amplitud y riqueza, en su mayor complejidad léxica y estructural,
es la lectura.3
6. Según se desprende de las cifras de producción editorial, de
asistencia a las bibliotecas, de número de librerías, de encuestas
sobre hábitos de lectura, el número de lectores de libros es en
México muy reducido, si se compara con otros países.
7. La única manera de fomentar y afianzar el hábito de la lectura es
dar al público la oportunidad de leer. Con frecuencia suficiente
para que incorpore esa actividad a su vida diaria. En la medida en
que esto pueda hacerse con niños y jóvenes, los resultados serán
mejores.

Los talleres
Se propone la formación de talleres, grupos, clubes, círculos de lectura, y la
de una materia de lectura en las escuelas que no fuera calificada pero tuviera
vigencia en los planes de estudio.
Los objetivos de tales talleres y de dicha materia serían; a) despertar y
fortalecer el gusto por la lectura, hasta convertirla en una necesidad para los
participantes; b) mejorar el dominio del lenguaje; esto es, mejorar los niveles
de comprensión de la lectura, y de expresión y comunicación, lo mismo
hablando que por escrito, y c) ofrecer a los participantes una selección de
lecturas básicas encaminadas a profundizar su conocimiento de la naturaleza

2 J.S. Bruner, Hacia una teoría de la instrucción, Unión tipográfica editorial hispanoamericana, México, 1969, p.
143
3 "El lenguaje escrito expande enormemente la memoria humana haciendo posible almacenar más
conocimientos remotos que los que ningún cerebro es capaz de guarda. Aún más, el lenguaje escrito nos vincula
con las personas en lugares lejanos y tiempo distinto, con autores muertos, etc. El lenguaje escrito puede ser
reproducido a bajo costo y repartido ampliamente, la información llega a ser una fuente de poder. Las limitaciones en
la alfabetización o en su uso llegan a ser limitaciones de poder en el orden personal y social." (Ken Goodman,
"Lenguaje total: la manera natural de desarrollo del lenguaje", Cero en Conducta, México, año 7, núm. 29-30, enero-
abril de 1992, p. 21. Tomado de What's wole in whole, Heinemann Educational Books, 1986.
Traducido por Rosa María Zúñiga.) [1999]

40
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

humana, de la historia, los problemas y los valores del país, de las opciones
de la imaginación.
La materia de lectura debería ser obligatoria para los estudiantes de todo
nivel, sin que importe la especialidad que cada uno de ellos siga.
Hace falta que un maestro imparta la materia y dirija los talleres.
Las funciones primordiales del maestro serían:

a) estimular a los participantes para que lean;


b) seleccionar las lecturas;
c) leer en voz alta y enseñar a los demás a leer en voz alta;
d) orientar los comentarios de los participantes, orales y por escrito, y
e) servir como moderador en los debates que provoquen las lectura.3

La lectura no puede ser pasiva. La habilidad elemental de reconocer los


signos de la escritura ha de ser transformada en un ejército intelectual
superior, mediante el cultivo de los mecanismos integradores de la lectura. Al
leer una unidad de significado, el lector reserva su decisión respecto al
sentido de lo que va leyendo hasta que la completa. En ese momento,
procesa la información que ha recogido y da una interpretación final. Esta
operación es muy sencilla cuando se leen unidades de significado cortas, sin
dificultades sintácticas, y puede llegar a ser sumamente compleja, a medida
que el texto se hace más intrincado. La complejidad aumenta si
consideramos que en una obra, en un libro, las unidades de significado
mínimas que forman las frases u oraciones arman otras unidades más
extensas: párrafos, capítulos, volúmenes, hasta llegar a la unidad de
significado mayor que es la obra completa. A medida que un lector se hace
más experto, se ejercita en la lectura, esta construcción del sentido se vuelve
más mecánica, menos consciente.4

4
Con la claridad que acostumbra, Gabriel Zaid examina esta manera de construir el sentido
de un texto en su artículo "Interrogante sobre la difusión del libro", publicado en Vuelta, núm.
234, mayo de 1996. Cito un par de párrafos de la página 10: "El nivel siguiente, en el cual se
quedan "deletreando" como esos campesinos, muchos médicos, ingenieros, maestros,
investigadores, es ver un libro de golpe, como una totalidad. ¿Cómo va a leer libros nadie que
los recorra dificultosamente en una marcha lenta de días, semanas y meses, que cuando llega
a la "z", ya perdió el sentido de la totalidad? [...] ¿Hay manera más segura de hacer un libro
ininteligible que leerlo suficientemente despacio? Es como ver un mural a dos centímetros de
distancia y recorrerlo a razón de diez centímetros cuadrados cada tercer día durante un año,
como una lagartija miope. Así no hay lugar de integrar la totalidad, de llegar a ver el mural de
un golpe.
41
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

La lectura en voz alta ha probado muchas veces ser un medio insustituible


para interesar a los participantes y facilitar la comprensión del texto.
El maestro debe ser capaz de mostrar a los demás, con el
ejemplo, cómo se lee.

1ª Conviene leer al principio textos breves y sencillos.

2ª Aumentar la extensión y la complejidad de los mismos en la medida en


que lo haga posible cada grupo.

3ª Los textos que se lean deben responder claramente a los intereses y las
preocupaciones de los participantes.

Se recomienda no limitar las lecturas a textos literarios.


Debería incursionarse en textos históricos, antropológicos, científicos... Se
recomienda aún más vivamente que nunca falten los textos literarios. Hay
que educar la sensibilidad y el gusto de los participantes, orientándolos hacia
lecturas que vayan demandando cada vez mayor participación, mayores
conocimientos, mayor capacidad de comprensión.

Las propuestas de nuevas lecturas que hagan los participantes deben


aceptarse siempre que sea posible.

"[...] esos pocos que sí leen libros y que llegaron a leer hasta un libro diario [...], con una
voracidad indigesta de la cual luego suelen avergonzarse, sin darse cuenta de que gracias a
esa práctica aprendieron a leer, porque leyendo a esa velocidad es como se aprende a ver
totalidades de golpe [...]

"Leer no es deletrear, ni arrastrarse sobre la superficie de un mural que no se llega a ver


de golpe. Más allá del alfabeto, del párrafo, del artículo breve que todavía se logra ver como
totalidad, hay analfabetismo funcionales del libro." [1999]

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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

El maestro o coordinador debe estimular las respuestas a la lectura: los


comentarios orales y escritos, los debates, el paso de unas lecturas a otras
en busca de argumentos y puntos de referencia.

“… nadie puede hacerse escritor si antes no se hace y se


mantiene lector.”

Un escritor, lo repite, aprende a escribir leyendo. Aprende la técnica,


los recursos, la malicia... y también adquiere un gusto; esto es, aprende a
reconocer lo que está bien y lo que está mal. El gusto del escritor se forma
en la lectura, y también el del lector. Allí se aprende a distinguir las obras
maestras, los modelos que se envidian con la más profunda y la mejor de
las envidias; lo que vale la pena y lo que es un intento fallido.
Un escritor tiene la obligación de hacerse lectores exigentes y de no
permitirse concesiones. De no transigir. De no aceptar, y menos aún en lo
que ellos escriben, resultados mediocres. De aspirar al rigor —y nadie dice
que esto sea fácil—. De ejercer la autocrítica y trabajar empeñosamente
hasta conseguir resultado disculpable.

QUE TODOS SEAN LECTORES


Tenemos ante nosotros una meta terriblemente elemental y
terriblemente importante: convertir en lectores a todos los alumnos,
profesores, padres de familia. Decir todos es un exceso, un imposible, un
ideal, y a eso es a lo que debemos aspirar.
Antes creíamos que nuestra tarea era alfabetizar a todo el mundo.
¡Sorpresa! Eso no basta. Además, tenemos que hacerlos lectores. Está
alfabetizado quien puede simular la lectura de un texto cuando lo tiene
enfrente. Digo simular porque esta operación no incluye la comprensión
del texto; esta operación supone que la comprensión es una segunda
etapa en la adquisición de la capacidad de leer. Y la consecuencia de esa
simulación es que avancemos por la vida leyendo —comprendiendo— a
medias, aprovechando a medias las lecturas a nuestro alcance.

¿Quién es un lector?
Alguien que

43
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

a) lee por voluntad propia; no solamente forzado por razones de


estudio o de trabajo.
b) Lee todos los días; trae bajo el brazo o en el bolsillo, la bolsa o el
portafolio el libro que, en su ilusa esperanza, tendrá tiempo de ponerse a
leer en algún rato muerto.
c) Comprende lo que lee o, mejor está habituado a atribuir un
significado —eso es comprender— al texto y se siente incómodo cuando
tiene dificultades para hacerlo; se siente molesto cuando no le satisface el
sentido que puede dar a lo que está leyendo. Es decir, advierte los
problemas de comprensión que pueda tener y no se sentirá tranquilo hasta
que los haya resuelto.
d) Puede servirse de la escritura; un lector es alguien que es capaz
de escribir.
e) Suele comprar libros.

Si alguno de ustedes no cubre alguna de estas condiciones, siento


decir que no es un auténtico lector; que le falta trabajar para hacerse
lector. Si alguno de ustedes se siente agredido por lo que estoy diciendo
es porque esto que digo es agresivo; no pretende suavizar la realidad. No
hay tiempo para hacerlo.

¿Por qué tenemos que hacer lectores a todos: alumnos, maestros,


padres de familia?
Porque en este momento de la historia quien no sea lector y no
pueda servirse de la escritura está medio sordo y medio mudo.

Hoy en día nuestra civilización está construida desde y con la


palabra escrita. En nuestros días, la lengua no está completa si no incluye
la escritura y la lectura. En nuestros días, dejar fuera de la lectura y la
escritura a una parte de nuestra población es una injusticia y un
desperdicio: es un crimen social.
El lenguaje escrito no es una mera forma de representar el habla. El
lenguaje oral y el lenguaje escrito son formas de comunicación que en el
caso de cada lengua parten de una misma gramática, son paralelas, son
igualmente necesarias y difieren, sobre todo, en cuanto a sus formas de
uso: usamos el lenguaje oral para la comunicación inmediata, frente a
44
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

frente; y el lenguaje escrito para comunicarnos al través del tiempo y del


espacio. Cada una de estas formas de comunicación tiene sus propias
formas de estructurarse.
Por la prosperidad de México, por la democracia y la justicia, por el
esplendor de los deportes, las ciencias y las artes, porque nos urge
superar rezagos que hemos arrastrado por generaciones; porque la
escritura y la lectura son el cimiento de todos los demás medios de
comunicación y de todas nuestras actividades, necesitamos formar
lectores auténticos, lectores que sean capaces de escribir; es decir, seres
humanos mejor capacitados para comunicarse.

¿Cómo se forma un lector? Un lector se forma cuando

a) alguien le habla, le cuenta, le lee, le escribe; le muestra con el


ejemplo cómo y para qué se escribe.
b) Cuando lo acerca a diversas posibilidades de lectura y de
escritura; lo anima a que lea y escriba por su cuenta; le permite
manipular materiales de lectura variados.
c) Cuando esto sucede con la mayor frecuencia posible; todos
los días.

**Felipe Garrido

Pasión por la lectura

Felipe Garrido (Guadalajara, 1942) es narrador, poeta, traductor, cronista,


miembro actual de la Academia Mexicana de la lengua, profesor,
ensayista, editor; y ha sido por más de treinta años promotor de la
literatura desde diferentes trincheras.

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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

Garrido estudió literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México


(UNAM), en cuyo centro de enseñanza para extranjeros ha sido profesor
desde hace más de 30 años. Fue gerente de producción del Fondo de
Cultura Económica, director de Literatura en el Instituto Nacional de Bellas
Artes (INBA) y en la UNAM, director del programa “Rincones de la lectura”
en la Secretaría de Educación Pública y de Publicaciones en el Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes.

LA LECTURA COMO UNA OCUPACIÓN INÚTIL

Hace muchos años he alentado el convencimiento de que la lectura puede contribuir a mejorar casi
cualquier problema. En cierta ocasión, tuve la oportunidad de poner a prueba esta certeza, en
circunstancias especialmente difíciles, en la ciudad de Torreón.

Torreón se encuentra en el extremo sur del estado de Coahuila, en el centro-norte del país. Junto
con Gómez Palacio y Lerdo, poblaciones que corresponden al estado de Durango, pero con las cuales
está conurbada, Torreón cuenta, según sus habitantes, con casi un millón de pobladores. La laguna,
como se llama a esta comarca, debió su desarrollo al cultivo del algodón; actualmente tiene importancia
industrial y en ella se halla la cuenca lechera más rica del país. Por esquemáticos que sean, estos datos
pueden dar una idea del escenario en que se desarrolló la experiencia que ahora presento.

En 1991-1992, tuve la oportunidad de trabajar, con un programa de lectura, en una casa hogar
para varones que estaba en Torreón y dependía del DIF municipal. La institución servía para recluir,
proteger y ayudar a niños entre seis y dieciséis años de edad que, por varias razones, no tenían dónde
vivir. Algunos de ellos habían sufrido malos tratos de sus familiares; otros, sencillamente no tenían
familia y habían sido encontrados vagando en la calle; otros más habían cometido algún delito: robos,
droga y, en un caso, el asesinato de un compañero, por celos. El culpable de este crimen, uno de los
muchachos de mayor edad, vivía con un enorme sentido de culpa y solía andar armado, con un cuchillo
que escondía en una de las botas que calzaba. Según me contaron, al caer la noche comenzaba a sentir
que alguien estaba a punto de saltar la barda de la casa con la intención de matarlo.

La población de la casa hogar, como es fácil imaginar, era muy heterogénea y tenía una gran
rotación. Algunos de los niños regresaban con sus familias, otros se escapaban, y con frecuencia
llegaban nuevos inquilinos. Todos compartían un pasado de violencia y privaciones; todos tenían miedo
y desconfianza. No era fácil trabajar con ellos. Yo iba a verlos para leer en su compañía, para acercarlos a
la lectura, dos o tres veces por semana, hacia mediodía, cuando terminaban sus clases.

* Encuentro latinoamericano. La biblioteca, la lectura y el niño callejero. Facultad de psicología.


UNAM. 26 de junio de 1996.

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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

Hasta entonces, yo había trabajado en este tipo de tarea con niños de unas cuantas escuelas en el
Distrito Federal. Niños que llevaban una vida protegida, con sus familias, en ambientes muy diversos al
de la casa hogar de Torreón.

Los primeros dos o tres meses fueron desastrosos. Yo les llevaba lecturas que habían funcionado
bien en mis experiencias anteriores, pero allí no despertaban el menor interés. Ellos se encargaban de
demostrármelo con absoluta claridad, pues hacían a un lado las hojas de papel y los lápices con que se
entretenían mientras escuchaban, se dejaban caer de los pupitres y se echaban al suelo a dormir.
Cuando la mitad del grupo comenzaba a roncar, yo prefería invitarlos a jugar fútbol y salíamos todos,
porque todos despertaban en seguida, a organizar una cascarita que servía para conocernos, para
establecer una relación, para tener materia de conversación. Fuimos entrando en confianza, fuimos
hablando de sus vidas y de la mía pero eso no mejoraba en nada su atención a las lecturas.

Un día, por casualidad, llegué con El corrido mexicano, de Vicente T. Mendoza. En cierto
momento, cuando ya seis o siete de los niños estaban durmiendo, comencé a leer un corrido sobre la
toma de Zacatecas. Fue cosa de magia. A medida que iban cayendo los nombres de Pánfilo Natera, de
Felipe Ángeles, de Pancho Villa, los muchachos fueron aproximándose; algunos se treparon a la gran
mesa en que yo me apoyaba; los que dormían no se quedaron atrás. Ese día tuve que dejarles el libro
que había llevado. Ese día no jugamos fútbol

No tardé en comprender qué sucedía. La laguna es tierra villista. Los antepasados de esos
muchachos pelearon en la revolución y sufrieron tanto sus glorias como sus desórdenes. En la comarca
está vivo el recuerdo de aquellos días. Los nombres que el corrido mencionaba son familiares, forman
parte de la vida cotidiana. Aquella lectura tenía un interés verdadero para esos niños.

En las sesiones siguientes leímos y hablamos de otros corridos, cuentos de Rafael F. Muñoz, Los
de abajo... Mis amigos de la casa hogar contaron lo que sabían. Después de una semana pudimos
incursionar en otros temas. Un día terminamos una de mis novelas favoritas, que antes había fracasado:
La isla del tesoro. Aquellos niños, ninguno de los cuales conocía el mar, siguieron emocionados las
aventuras que Stevenson imaginó.

Muchas veces había leído, en las obras especializadas, que la lectura debe tener sentido para el
lector. Nunca lo vi demostrado de manera más clara. Sin ese interés, la lectura es una ocupación inútil.

De allí en adelante, la lectura comenzó a formar parte de las actividades de la casa hogar, aun en
los días en que yo no iba a leer. Llevé otros libros; con la ayuda de algunos laguneros interesados,
llegamos a formar una colección de casi doscientos libros: cuentos, novelas, poesía.

Es difícil hacerse lector si no hay alguien que nos acerque a la lectura, que lea y cuente en voz
alta, que invite al comentario y la discusión a partir de las lecturas. Nadie se hace lector si no tiene la
oportunidad de incursionar en libros diversos. Nadie se hace lector si no llega a leer por voluntad propia,
por el placer de dialogar con el libro.

Cuando recuerdo a aquellos muchachos vuelvo a pensar que la lectura puede ayudar a los niños
de la calle. Algunos de ellos, estoy seguro, donde quiera que se encuentren, tendrán un libro en las
manos y ese libro los ayudará a intuir otra oportunidad de vida.

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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

COMO APRENDÍ A LEER

El hecho de que la formación de lectores haya cobrado auge en los últimos veinte años
no debe hacernos suponer que es nuestra generación la primera que se ha ocupado de estos
asuntos. Entre quienes lo hicieron antes debo destacar al veracruzano Rafael Ramírez (1885-
1959), maestro distinguido y prolífico autor de obras sobre educación. Virtualmente todo lo que
hoy se dice sobre la lectura y la escritura lo dejó escrito Ramírez hace medio siglo. Para
probarlo, entresaco libremente citas de una de sus obras: 14

Es cosa útil y hermosa saber manejar el idioma propio con destreza, pues así la
comunicación social es más efectiva y grata y las necesidades de autoexpresión se
ven mejor satisfechas. (p. 15)

No se nace sabiendo el idioma. Su adquisición y su dominio reclaman un largo y


permanente aprendizaje que el hombre inicia desde pequeño. Va adueñándose del
lenguaje, primero, mediante un proceso de imitación inconsciente de los labios de
la madre y de los demás familiares y, luego lo va ampliando en la medida en que
se extiende el campo de sus contactos sociales. (p. 15)

Una de las funciones más importantes de la escuela básica es enseñar a los niños
a usar la lengua materna con alguna perfección y con cierta destreza, la necesaria
para la eficaz comunicación social, hablando o escribiendo. (p.15)

Conviene explicar que la expresión lenguaje es usada por nosotros comprendiendo


los dos aspectos del idioma, el hablado y el escrito. (p.16)

La expresión oral y la expresión escrita, como destrezas que son, sólo pueden
aprenderse hablando y escribiendo. (p.17)

El conocimiento de la lengua no se fundará en la enseñanza de los términos, las


definiciones, las reglas y las excepciones gramaticales, ni podrá considerarse
constituido por dicha enseñanza, sino por el hecho de que los alumnos lleguen a
entender y a usar correctamente el lenguaje hablado y escrito. (p. 17)

14
La enseñanza del lenguaje y de la aritmética. Secretaría de educación pública. Instituto federal de
capacitación del magisterio. México, 1964.

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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

Los ejercicios de descripción y de composición por escrito tendrán por principal


objeto desarrollar las aptitudes de los alumnos para que se expresen
correctamente, pero con libertad y sello personal, lo que está dentro del dominio de
su experiencia o dentro del círculo de sus necesidades e intereses. (p. 19)

Los ejercicios de recitación deberán elegirse y enseñarse de tal modo que los
alumnos los entiendan bien y que contengan ideas y sentimientos que puedan
experimentar a las edades en que se encuentran, que sean adecuados a su
educación moral y que merezcan, por su valor literario, conservarse en la memoria.
(p.19)

Proporcionar a los niños cierta suma de buenos cuentos y poemas adecuados a su


edad y experiencia y a sus intereses y gustos, y capacitarlos para relatarlos y
decirlos. (p.24)

Formar en los niños la habilidad para relatar sus experiencias personales. (p.24)

Empeñar a los niños en auténticas actividades sociales de lenguaje: dar un recado,


conversar, discutir, debatir, contar algo (un cuento, una anécdota, un incidente),
informar, exponer una lección o un asunto, recitar, decir una pequeña alocución,
etcétera. (pp. 26—27)

La buena expresión escrita depende menos de la información gramatical que del


ejercicio, y sólo puede ser producto de la práctica. (p. 53)

Usamos el lenguaje escrito cada vez que tenemos necesidad o deseo de


comunicarnos con personas que están ausentes, cada vez que tenemos necesidad
o interés de divulgar ampliamente un asunto o una noticia y cada vez que tenemos
deseo o necesidad de autoexpresarnos de ese modo. (p.55)

Arrancar siempre, para la enseñanza del lenguaje escrito, de una situación social
real, dejando a los alumnos que piensen y organicen sus ideas y que las expresen
en su propio estilo; que no se convierta la clase de redacción en una clase de
corrección de errores, y, sobre todo, que no sea el maestro el que piense y redacte
en lugar de los alumnos. (p.57)

Nos estamos refiriendo no al proceso de aprender a leer, sino al uso de la habilidad


resultante de dicho proceso. (p. 75)

49
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

La lectura se usa en la vida con varios propósitos, de los cuales los cuatro que
siguen son los más sobresalientes: el de entretenimiento y recreación, el
vocacional, el instructivo y el de utilización práctica. (p. 75)

La práctica frecuente de la recta expresión oral y escrita y la frecuente buena


lectura de parte de los alumnos, son dos de los más valiosos y seguros medios que
hay para enriquecer el lenguaje y para adquirir pleno dominio sobre él. (p. 81)

El dominio del idioma es producto de los contactos sociales; para adquirirlo es


necesario que los alumnos tengan oportunidades múltiples para hablar, conversar y
discutir; que tengan numerosas posibilidades para exteriorizar por escrito su vida
interior y que dispongan de facilidades muchas para leer, que no es cosa diversa
de comunicarse con la gente que está lejos, con la de otras partes y con la de otras
épocas. (p. 82)

La habilidad para escuchar, que es oír con concentrada atención, es cosa que los
niños deben adquirir; es decir, que deben aprender. (p.91)

Un buen maestro debe poner empeño en enseñar a los niños de su grupo a


escuchar; el mismo empeño que pone para guiar las actividades de expresión oral
y escrita, dirigir los ejercicios de lenguaje, formar la costumbre de leer y
proporcionar la información gramatical o manejar el diccionario. (p. 91)

Para enseñar a los niños a escuchar es necesario ofrecerles numerosas y


frecuentes oportunidades para oír algo que les guste y les interese, pues ya se
sabe que aparejada al interés anda siempre la atención. (p.92)

Todo esto lo escribió Rafael Ramírez de los treinta a los cincuenta del siglo XX: ¿Por qué
seguimos comentándolo con tono de novedad? ¿Por qué seguimos quejándonos de los
mismos vicios en el aula? ¿Nadie aprovechó sus lecciones?

Quizá nadie lo leyó con atención. Es siempre más fácil llevar a alguien a la Rotonda de
los hombres ilustres, como se hizo con Ramírez, que seguir sus enseñanzas. También
podemos creer que, como dije, cuando Ramírez escribió, la formación de lectores era asunto
que preocupaba a poca gente; no existía una masa crítica que permitiera aprovechar lo que él
—y otros— dijeron.

Vivimos tiempos distintos. La formación de lectores va siendo cada vez más una
preocupación colectiva. La oferta de libros para niños y jóvenes es más amplia que nunca. Los
50
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

docentes empiezan a reconocer que no estaría mal que ellos mismos fueran lectores —algo
que para un maestro como Ramírez ni siquiera podía ser motivo de duda—. Tal vez haya
llegado el momento de releer a Rafael Ramírez.

Dos peligro veo en el actual trabajo de formación de lectores: el exceso de erudición y el


exceso de animación.

Con el exceso de erudición quiero decir que algunos promotores son verdaderos pozos
de sabiduría: conocen página por página lo que dijeron y escribieron Smith, Trelease,
Bettelheim y compañía. Discuten teoría por teoría, avanzan por la vida sembrando de citas sus
conversaciones... viven tan absortos en hacer crecer sus referencias que lo único que queda
más allá de su capacidad es formar lectores.

Con el exceso de animación quiero decir que algunos promotores son capaces de poner
a jugar con las técnicas de animación de la lectura a 30, 40 o 50 niños al mismo tiempo:
inventan palabras, las hacen crecer o las reducen, dibujan, cantan, bailan y gritan.... lo único
que estos promotores no consiguen es que sus animados seguidores lean un libro y a veces ni
siquiera un texto —un cuento pequeñito, un poema, una obrita de teatro— completo; mucho
menos que vayan haciendo de la lectura una ocupación cotidiana.

En uno y otro caso se atiende a la teoría o al juego más que a la lectura. En uno y otro
caso hay una profunda desconfianza subterránea hacia la lectura. Porque la lectura, en
realidad, no necesita para imponerse otro argumento que la propia lectura.

Cada vez veo trabajar a estos promotores recuerdo a doña Guadalupe, mi abuela
materna: sentada en una silla, a la puerta de su casa, en Torreón, se ponía un libro en las
rodillas y nos leía cuentos de príncipes y hadas. Los muchos nietos formábamos un corro
silencioso al que se sumaban algunos vecinos. Cuando el tiempo le apagó la vista, doña
Guadalupe nos los contaba de memoria, mezclados con sus aventuras en los días terribles de
la revolución —contar es tan importante como leer—. Mi abuela no había leído una línea de
Goodman ni de Elkind ni de Hidalgo Guzmán. Mi abuela jamás nos puso a jugar. Sencillamente
nos contaba o nos leía historias chuscas, terroríficas, maravillosas. Sencillamente nos enseñó a
amar la lectura, puso su parte para que aprendiéramos a leer.

PAULO FREIRE
Divinizar o satanizar la tecnología o la ciencia es una forma altamente negativa y
peligrosa de pensar errado. De manifestar a los alumnos, a veces con aires de
quien es dueño de la verdad; un rotundo desacierto. Pensar acertadamente, por
el contrario, demanda profundidad y no superficialidad en la comprensión y en la
interpretación de los hechos. Supone disponibilidad para la revisión de los
hallazgos, reconoce no sólo la posibilidad de cambiar de opción, de apreciación,
sino el derecho de hacerlo.

51
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

Quien piensa acertadamente está cansado de saber que las palabras a las que les
falta la corporeidad del ejemplo poco o casi nada valen. Pensar acertadamente es
hacer acertadamente.
Hay una relación entre la alegría necesaria para la actividad educativa y la
esperanza. .La desesperanza es la negación de la esperanza. La esperanza es una
especie de ímpetu natural posible y necesario, la desesperanza es el aborto de
este ímpetu. Es necesario que quede claro que la desesperanza no es una manera
natural de estar siendo del ser humano, sino la distorsión de la esperanza. Yo no
soy primero un ser de la desesperanza para ser convertido o no por la esperanza.
Yo soy, por el contrario, un ser de la esperanza que, por "x" razones, se volvió
desesperanzado. De allí que una de nuestras peleas como seres humanos deba
dirigirse a disminuir las razones objetivas de la desesperanza que nos inmoviliza.
Como profesor debo saber que sin la curiosidad que me mueve, que me inquieta,
que me inserta en la búsqueda, no aprendo ni enseño. La construcción o la
producción del conocimiento del objeto implica el ejercicio de la curiosidad, su
capacidad crítica de "tomar distan- cia" del objeto, de observarlo, de delimitarlo,
de escindirlo, de "cercar" el objeto o hacer su aproximación metódica, su
capacidad de comparar, de preguntar.
Estimular la pregunta, la reflexión crítica sobre la propia pregunta, lo que se
pretende con esta o con aquella pregunta en lugar de la pasividad frente a las
explicaciones discursivas del profesor, especie de respuestas a preguntas que
nunca fueron hechas. En este sentido, el buen profesor es el que consigue,
mientras habla, traer al alumno hasta la intimidad del movimiento de su
pensamiento. De esa manera su aula es un desafío y no una "canción de cuna".
Sus alumnos se cansan, no se duermen. Se cansan porque acompañan las idas y
venidas de su pensamiento, descubren sus pausas, sus dudas, sus incertidumbres.
Antes de cualquier discusión tentativa sobre técnicas, sobre materiales, sobre
métodos para una clase dinámica como ésa, es preciso, incluso indispensable, que
el profesor "descanse" en el saber de que la piedra fundamental es la curiosidad
del ser humano. El ejercicio de la curiosidad convoca a la imaginación, a la
intuición, a las emociones, a la capacidad de conjeturar, de comparar, para que
participen en la búsqueda del perfil del objeto o del hallazgo de su razón de ser.
Un ruido, por ejemplo, puede provocar mi curiosidad. Observo el espacio donde
parece que se está verificando, Aguzo el oído. Procuro comparar con otro ruido
cuya razón de ser ya conozco. Investigo mejor el espacio. Admito varias hipótesis
en tomo de la posibilidad del origen del ruido. Elimino algunas hasta que llego a
su explicación.
Enseñar exige seguridad, competencia profesional y generosidad .La seguridad
52
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

con que la autoridad docente se mueve implica otra, la que se funda en su


competencia profesional. Ninguna autoridad docente se ejerce sin esa
competencia. El profesor que no lleve en serio su formación, que no estudie, que
no se esfuerce por estar a la altura de su tarea no tiene fuerza moral para
coordinar las actividades de su clase.
El clima de respeto que nace de relaciones justas, serias, humildes, generosas, en
las que la autoridad docente y las libertades de los alumnos se asumen
éticamente, autentica el carácter formador del espacio pedagógico.
La autoridad docente "mandonista", rígida, no supone ninguna creatividad en el
educando. No forma parte de su forma de ser esperar, por lo menos, a que el
educando demuestre el gusto de aventurarse.

LECTURAS
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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

Nos han dado la tierra

Juan Rulfo (El llano en llamas)

http://www.sololiteratura.com/rul/rulnooyes.htm

Después de tantas horas de caminar sin encontrar ni una sombra de árbol, ni una semilla de árbol,
ni una raíz de nada, se oye el ladrar de los perros.
Uno ha creído a veces, en medio de este camino sin orillas, que nada habría después; que no se
podría encontrar nada al otro lado, al final de esta llanura rajada de grietas y de arroyos secos.
Pero sí, hay algo. Hay un pueblo. Se oye que ladran los perros y se siente en el aire el olor del
humo, y se saborea ese olor de la gente como si fuera una esperanza.

Pero el pueblo está todavía muy allá. Es el viento el que lo acerca.


Hemos venido caminando desde el amanecer. Ahorita son algo así como las cuatro de la tarde.
Alguien se asoma al cielo, estira los ojos hacia donde está colgado el sol y dice:
-Son como las cuatro de la tarde.
Ese alguien es Melitón. Junto con él, vamos Faustino, Esteban y yo. Somos cuatro. Yo los
cuento: dos adelante, otros dos atrás. Miro más atrás y no veo a nadie. Entonces me digo:
"Somos cuatro." Hace rato, como a eso de las once, éramos veintitantos, pero puñito a puñito se
han ido desperdigando hasta quedar nada más que este nudo que somos nosotros.
Faustino dice:
-Puede que llueva.
Todos levantamos la cara y miramos una nube negra y pesada que pasa por encima de nuestras
cabezas. Y pensamos: "Puede que sí."
No decimos lo que pensamos. Hace ya tiempo que se nos acabaron las ganas de hablar. Se nos
acabaron con el calor. Uno platicaría muy a gusto en otra parte, pero aquí cuesta trabajo. Uno
platica aquí y las palabras se calientan en la boca con el calor de afuera, y se le resecan a uno en
la lengua hasta que acaban con el resuello. Aquí así son las cosas. Por eso a nadie le da por
platicar.

Cae una gota de agua, grande, gorda, haciendo un agujero en la tierra y dejando una plasta como
la de un salivazo. Cae sola. Nosotros esperamos a que sigan cayendo más y las buscamos con los
ojos. Pero no hay ninguna más. No llueve. Ahora si se mira el cielo se ve a la nube aguacera
corriéndose muy lejos, a toda prisa. El viento que viene del pueblo se le arrima empujándola
contra las sombras azules de los cerros. Y a la gota caída por equivocación se la come la tierra y
la desaparece en su sed.

¿Quién diablos haría este llano tan grande? ¿Para qué sirve, eh?
Hemos vuelto a caminar. Nos habíamos detenido para ver llover. No llovió. Ahora volvemos a
caminar. Y a mí se me ocurre que hemos caminado más de lo que llevamos andado. Se me
ocurre eso. De haber llovido quizá se me ocurrieran otras cosas. Con todo, yo sé que desde que
yo era muchacho, no vi llover nunca sobre el llano, lo que se llama llover.

No, el Llano no es cosa que sirva. No hay ni conejos ni pájaros. No hay nada. A no ser unos
cuantos huizaches trespeleques y una que otra manchita de zacate con las hojas enroscadas; a no
ser eso, no hay nada.
Y por aquí vamos nosotros. Los cuatro a pie. Antes andábamos a caballo y traíamos terciada una
carabina. Ahora no traemos ni siquiera la carabina.
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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

Yo siempre he pensado que en eso de quitarnos la carabina hicieron bien. Por acá resulta
peligroso andar armado. Lo matan a uno sin avisarle, viéndolo a toda hora con "la 30" amarrada
a las correas. Pero los caballos son otro asunto. De venir a caballo ya hubiéramos probado el
agua verde del río, y paseado nuestros estómagos por las calles del pueblo para que se les bajara
la comida. Ya lo hubiéramos hecho de tener todos aquellos caballos que teníamos. Pero también
nos quitaron los caballos junto con la carabina.

Vuelvo hacia todos lados y miro el Llano. Tanta y tamaña tierra para nada. Se le resbalan a uno
los ojos al no encontrar cosa que los detenga. Sólo unas cuantas lagartijas salen a asomar la
cabeza por encima de sus agujeros, y luego que sienten la tatema del sol corren a esconderse en
la sombrita de una piedra. Pero nosotros, cuando tengamos que trabajar aquí, ¿qué haremos para
enfriarnos del sol, eh? Porque a nosotros nos dieron esta costra de tapetate para que la
sembráramos.

Nos dijeron:
-Del pueblo para acá es de ustedes.
Nosotros preguntamos:
-¿El Llano?
-Sí, el Llano. Todo el Llano Grande.
Nosotros paramos la jeta para decir que el Llano no lo queríamos. Que queríamos lo que estaba
junto al río. Del río para allá, por las vegas, donde están esos árboles llamados casuarinas y las
paraneras y la tierra buena. No este duro pellejo de vaca que se llama Llano.

Pero no nos dejaron decir nuestras cosas. El delegado no venía a conversar con nosotros. Nos
puso los papeles en la mano y nos dijo:
-No se vayan a asustar por tener tanto terreno para ustedes solos.
-Es que el Llano, señor delegado...
-Son miles y miles de yuntas.
-Pero no hay agua. Ni siquiera para hacer un buche hay agua.
¿Y el temporal? Nadie les dijo que se les iba a dotar con tierras de riego. En cuanto allí llueva, se
levantará el maíz como si lo estiraran.
-Pero, señor delegado, la tierra está deslavada, dura. No creemos que el arado se entierre en esa
como cantera que es la tierra del Llano. Habría que hacer agujeros con el azadón para sembrar la
semilla y ni aun así es positivo que nazca nada; ni maíz ni nada nacerá.

-Eso manifiéstenlo por escrito. Y ahora váyanse. Es al latifundio al que tienen que atacar, no al
Gobierno que les da la tierra.
-Espérenos usted, señor delegado. Nosotros no hemos dicho nada contra el Centro. Todo es
contra el Llano... No se puede contra lo que no se puede. Eso es lo que hemos dicho... Espérenos
usted para explicarle. Mire, vamos a comenzar por donde íbamos...
Pero él no nos quiso oír.
Así nos han dado esta tierra. Y en este comal acalorado quieren que sembremos semillas de algo,
para ver si algo retoña y se levanta. Pero nada se levantará de aquí. Ni zopilotes. Uno los ve allá
cada y cuando, muy arriba, volando a la carrera; tratando de salir lo más pronto dposible de este
blanco terregal endurecido, donde nada se mueve y por donde uno camina como reculando.

Melitón dice:
-Esta es la tierra que nos han dado.
Faustino dice:
-¿Qué?
Yo no digo nada. Yo pienso: "Melitón no tiene la cabeza en su lugar. Ha de ser el calor el que lo
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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

hace hablar así. El calor, que le ha traspasado el sombrero y le ha calentado la cabeza. Y si no,
¿por qué dice lo que dice? ¿Cuál tierra nos han dado, Melitón? Aquí no hay ni la tantita que
necesitaría el viento para jugar a los remolinos."

Melitón vuelve a decir:


-Servirá de algo. Servirá aunque sea para correr yeguas .
-¿Cuáles yeguas? -le pregunta Esteban.
Yo no me había fijado bien a bien en Esteban. Ahora que habla, me fijo en él.
Lleva puesto un gabán que le llega al ombligo, y debajo del gabán saca la cabeza algo así como
una gallina.
Sí, es una gallina colorada la que lleva Esteban debajo del gabán. Se le ven los ojos dormidos y
el pico abierto como si bostezara. Yo le pregunto:
-Oye, Teban, ¿de dónde pepenaste esa gallina?
-Es la mía- dice él.
-No la traías antes. ¿Dónde la mercaste, eh?
-No la merque, es la gallina de mi corral.
-Entonces te la trajiste de bastimento, ¿no?
-No, la traigo para cuidarla. Mi casa se quedó sola y sin nadie para que le diera de comer; por eso
me la traje. Siempre que salgo lejos cargo con ella.
-Allí escondida se te va a ahogar. Mejor sácala al aire.
Él se la acomoda debajo del brazo y le sopla el aire caliente de su boca. Luego dice:
-Estamos llegando al derrumbadero.
Yo ya no oigo lo que sigue diciendo Esteban. Nos hemos puesto en fila para bajar la barranca y
él va mero adelante. Se ve que ha agarrado a la gallina por las patas y la zangolotea a cada rato,
para no, golpearle la cabeza contra las piedras.
Conforme bajamos, la tierra se hace buena. Sube polvo desde nosotros como si fuera un atajo de
mulas lo que bajará por allí; pero nos gusta llenarnos de polvo. Nos gusta. Después de venir
durante once horas pisando la dureza del Llano, nos sentimos muy a gusto envueltos en aquella
cosa que brinca sobre nosotros y sabe a tierra.

Por encima del río, sobre las copas verdes de las casuarinas, vuelan parvadas de chachalacas
verdes. Eso también es lo que nos gusta.
Ahora los ladridos de los perros se oyen aquí, junto a nosotros, y es que el viento que viene del
pueblo retacha en la barranca y la llena de todos sus ruidos.
Esteban ha vuelto a abrazar su gallina cuando nos acercamos a las primeras casas. Le desata las
patas para desentumecerla, y luego él y su gallina desaparecen detrás de unos tepemezquites.
-¡Por aquí arriendo yo! -nos dice Esteban.
Nosotros seguimos adelante, más adentro del pueblo.
La tierra que nos han dado está allá arriba.

El hijo
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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

Cuento de Horacio Quiroga

Es un poderoso día de verano en Misiones, con todo el sol, el calor y la calma que puede deparar
la estación. La naturaleza, plenamente abierta, se siente satisfecha de sí.

Como el sol, el calor y la calma ambiente, el padre abre también su corazón a la naturaleza.

-Ten cuidado, chiquito -dice a su hijo, abreviando en esa frase todas las observaciones del caso y
que su hijo comprende perfectamente.

-Si, papá -responde la criatura mientras coge la escopeta y carga de cartuchos los bolsillos de su
camisa, que cierra con cuidado.

-Vuelve a la hora de almorzar -observa aún el padre.

-Sí, papá -repite el chico.

Equilibra la escopeta en la mano, sonríe a su padre, lo besa en la cabeza y parte. Su padre lo


sigue un rato con los ojos y vuelve a su quehacer de ese día, feliz con la alegría de su pequeño.

Sabe que su hijo es educado desde su más tierna infancia en el hábito y la precaución del peligro,
puede manejar un fusil y cazar no importa qué. Aunque es muy alto para su edad, no tiene sino
trece años. Y parecía tener menos, a juzgar por la pureza de sus ojos azules, frescos aún de
sorpresa infantil. No necesita el padre levantar los ojos de su quehacer para seguir con la mente
la marcha de su hijo.

Ha cruzado la picada roja y se encamina rectamente al monte a través del abra de espartillo.

Para cazar en el monte -caza de pelo- se requiere más paciencia de la que su cachorro puede
rendir. Después de atravesar esa isla de monte, su hijo costeará la linde de cactus hasta el
bañado, en procura de palomas, tucanes o tal cual casal de garzas, como las que su amigo Juan
ha descubierto días anteriores. Sólo ahora, el padre esboza una sonrisa al recuerdo de la pasión
cinegética de las dos criaturas. Cazan sólo a veces un yacútoro, un surucuá -menos aún- y
regresan triunfales, Juan a su rancho con el fusil de nueve milímetros que él le ha regalado, y su
hijo a la meseta con la gran escopeta Saint-Étienne, calibre 16, cuádruple cierre y pólvora blanca.

Él fue lo mismo. A los trece años hubiera dado la vida por poseer una escopeta. Su hijo, de
aquella edad, la posee ahora y el padre sonríe...

No es fácil, sin embargo, para un padre viudo, sin otra fe ni esperanza que la vida de su hijo,
educarlo como lo ha hecho él, libre en su corto radio de acción, seguro de sus pequeños pies y
manos desde que tenía cuatro años, consciente de la inmensidad de ciertos peligros y de la
escasez de sus propias fuerzas.

Ese padre ha debido luchar fuertemente contra lo que él considera su egoísmo. ¡Tan fácilmente
una criatura calcula mal, sienta un pie en el vacío y se pierde un hijo!

El peligro subsiste siempre para el hombre en cualquier edad; pero su amenaza amengua si desde
pequeño se acostumbra a no contar sino con sus propias fuerzas.

57
CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

De este modo ha educado el padre a su hijo. Y para conseguirlo ha debido resistir no sólo a su
corazón, sino a sus tormentos morales; porque ese padre, de estómago y vista débiles, sufre
desde hace un tiempo de alucinaciones.

Ha visto, concretados en dolorosísima ilusión, recuerdos de una felicidad que no debía surgir
más de la nada en que se recluyó. La imagen de su propio hijo no ha escapado a este tormento.
Lo ha visto una vez rodar envuelto en sangre cuando el chico percutía en la morsa del taller una
bala de parabellum, siendo así que lo que hacía era limar la hebilla de su cinturón de caza.

Horrible caso... Pero hoy, con el ardiente y vital día de verano, cuyo amor a su hijo parece haber
heredado, el padre se siente feliz, tranquilo y seguro del porvenir.

En ese instante, no muy lejos, suena un estampido.

-La Saint-Étienne... -piensa el padre al reconocer la detonación. Dos palomas de menos en el


monte...

Sin prestar más atención al nimio acontecimiento, el hombre se abstrae de nuevo en su tarea.

El sol, ya muy alto, continúa ascendiendo. Adónde quiera que se mire -piedras, tierra, árboles-, el
aire enrarecido como en un horno, vibra con el calor. Un profundo zumbido que llena el ser
entero e impregna el ámbito hasta donde la vista alcanza, concentra a esa hora toda la vida
tropical.

El padre echa una ojeada a su muñeca: las doce. Y levanta los ojos al monte. Su hijo debía estar
ya de vuelta. En la mutua confianza que depositan el uno en el otro -el padre de sienes plateadas
y la criatura de trece años-, no se engañan jamás. Cuando su hijo responde: "Sí, papá", hará lo
que dice. Dijo que volvería antes de las doce, y el padre ha sonreído al verlo partir. Y no ha
vuelto.

El hombre torna a su quehacer, esforzándose en concentrar la atención en su tarea. ¿Es tan fácil,
tan fácil perder la noción de la hora dentro del monte, y sentarse un rato en el suelo mientras se
descansa inmóvil?

El tiempo ha pasado; son las doce y media. El padre sale de su taller, y al apoyar la mano en el
banco de mecánica sube del fondo de su memoria el estallido de una bala de parabellum, e
instantáneamente, por primera vez en las tres transcurridas, piensa que tras el estampido de la
Saint-Étienne no ha oído nada más. No ha oído rodar el pedregullo bajo un paso conocido. Su
hijo no ha vuelto y la naturaleza se halla detenida a la vera del bosque, esperándolo.

¡Oh! no son suficientes un carácter templado y una ciega confianza en la educación de un hijo
para ahuyentar el espectro de la fatalidad que un padre de vista enferma ve alzarse desde la línea
del monte. Distracción, olvido, demora fortuita: ninguno de estos nimios motivos que pueden
retardar la llegada de su hijo halla cabida en aquel corazón.

Un tiro, un solo tiro ha sonado, y hace mucho. Tras él, el padre no ha oído un ruido, no ha visto
un pájaro, no ha cruzado el abra una sola persona a anunciarle que al cruzar un alambrado, una
gran desgracia...

La cabeza al aire y sin machete, el padre va. Corta el abra de espartillo, entra en el monte, costea
la línea de cactus sin hallar el menor rastro de su hijo.
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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

Pero la naturaleza prosigue detenida. Y cuando el padre ha recorrido las sendas de caza
conocidas y ha explorado el bañado en vano, adquiere la seguridad de que cada paso que da en
adelante lo lleva, fatal e inexorablemente, al cadáver de su hijo.

Ni un reproche que hacerse, es lamentable. Sólo la realidad fría, terrible y consumada: ha muerto
su hijo al cruzar un... ¡Pero dónde, en qué parte! ¡Hay tantos alambrados allí, y es tan, tan sucio
el monte! ¡Oh, muy sucio ! Por poco que no se tenga cuidado al cruzar los hilos con la escopeta
en la mano...

El padre sofoca un grito. Ha visto levantarse en el aire... ¡Oh, no es su hijo, no! Y vuelve a otro
lado, y a otro y a otro...

Nada se ganaría con ver el color de su tez y la angustia de sus ojos. Ese hombre aún no ha
llamado a su hijo. Aunque su corazón clama par él a gritos, su boca continúa muda. Sabe bien
que el solo acto de pronunciar su nombre, de llamarlo en voz alta, será la confesión de su muerte.

-¡Chiquito! -se le escapa de pronto. Y si la voz de un hombre de carácter es capaz de llorar,


tapémonos de misericordia los oídos ante la angustia que clama en aquella voz.

Nadie ni nada ha respondido. Por las picadas rojas de sol, envejecido en diez años, va el padre
buscando a su hijo que acaba de morir.

-¡Hijito mío..! ¡Chiquito mío..! -clama en un diminutivo que se alza del fondo de sus entrañas.

Ya antes, en plena dicha y paz, ese padre ha sufrido la alucinación de su hijo rodando con la
frente abierta por una bala al cromo níquel. Ahora, en cada rincón sombrío del bosque, ve
centellos de alambre; y al pie de un poste, con la escopeta descargada al lado, ve a su...

-¡Chiquito...! ¡Mi hijo!

Las fuerzas que permiten entregar un pobre padre alucinado a la más atroz pesadilla tienen
también un límite. Y el nuestro siente que las suyas se le escapan, cuando ve bruscamente desembocar
de un pique lateral a su hijo.

A un chico de trece años bástale ver desde cincuenta metros la expresión de su padre sin machete
dentro del monte para apresurar el paso con los ojos húmedos.

-Chiquito... -murmura el hombre. Y, exhausto, se deja caer sentado en la arena albeante,


rodeando con los brazos las piernas de su hijo.

La criatura, así ceñida, queda de pie; y como comprende el dolor de su padre, le acaricia
despacio la cabeza:

-Pobre papá...

En fin, el tiempo ha pasado. Ya van a ser las tres...

Juntos ahora, padre e hijo emprenden el regreso a la casa.

-¿Cómo no te fijaste en el sol para saber la hora...? -murmura aún el primero.

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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

-Me fijé, papá... Pero cuando iba a volver vi las garzas de Juan y las seguí...

-¡Lo que me has hecho pasar, chiquito!

-Piapiá... -murmura también el chico.

Después de un largo silencio:

-Y las garzas, ¿las mataste? -pregunta el padre.

-No.

Nimio detalle, después de todo. Bajo el cielo y el aire candentes, a la descubierta por el abra de
espartillo, el hombre vuelve a casa con su hijo, sobre cuyos hombros, casi del alto de los suyos,
lleva pasado su feliz brazo de padre. Regresa empapado de sudor, y aunque quebrantado de
cuerpo y alma, sonríe de felicidad.

Sonríe de alucinada felicidad... Pues ese padre va solo.

A nadie ha encontrado, y su brazo se apoya en el vacío. Porque tras él, al pie de un poste y con
las piernas en alto, enredadas en el alambre de púas, su hijo bienamado yace al sol, muerto desde
las diez de la mañana.

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CÍRCULO DE LECTORES TELEBACHILLERATO

PAGINAS WEB CONSULTADAS:


1. http://www.librerovirtual002.unlugar.com/Horacio%20Quiroga%20-
%20El%20Manual%20del%20Perfecto%20Cuentista.pdf

2. http://redescolar.ilce.edu.mx/redescolar
3. http://www.youtube.com/watch?v=SRBQcMfKB6A
4. http://www.uv.mx/lectores/programa/lineamientos.html

Textos:

1. Paulo Freire .Pedagogía de la autonomía. En Ed. Siglo XXI.Subtítulo: Saberes


necesarios para la práctica educativa, pág. 64
2. Garrido Felipe. El buen lector se hace, no nace. Reflexiones sobre la lectura y la
formación de lectores. Ediciones del Sur.

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