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Reforma Protestante
Las consecuencias de la Reforma Protestante tuvieron como
protagonista al movimiento religioso encabezado por Martin Lutero en
1517, el cual dio lugar a una división teológica entre los católicos romanos
y los protestantes.
Martin luerto
La Reforma produjo un impacto sobre el pensamiento religioso y filosófico,
sobre todo debido a la insatisfacción con la Iglesia Católica de la época, que
fue una autoridad preeminente en Europa en los años 1500. Martin Lutero
afirmaba que la autoridad venía de la Biblia y no de la Iglesia Católica o el
Papa.
La historia se inicia con la ruptura del Rey Enrique VIII con la Iglesia
Católica Romana. Esta reforma en Inglaterra estaba estrechamente
relacionada con los asuntos personales del Rey, debido a que se encontraba
desesperado por librarse de su matrimonio con Catalina de Aragón.
Sin embargo, Enrique VIII sentía fuertes vínculos con el catolicismo, por lo
que aunque fundó una Iglesia separada de Roma, buscó ser fiel a la
doctrina católica.
Tras su muerte en 1547, su hijo Eduardo VI abrió las puertas
completamente de la Reforma en Inglaterra. Pero pocos años después, su
hermana María (hija de Catalina de Aragón y Enrique VIII) fue coronada y,
como devota católica, restauró el catolicismo en Inglaterra bajo la
autoridad del Papa y persiguió a los protestantes.
4- La Reforma Católica
7- Desarrollo económico
En cuanto a los judíos, Lutero cometió un error. Estaba seguro de que los
judíos lo apoyarían e incluso se convertirían en luteranos. Había sacudido a
la Iglesia hasta su núcleo, había soportado la excomunión y se había
levantado ante el emperador del Sacro Imperio Romano. Él pensó que por
sus acciones los judíos se convertirían.
A principios del siglo XVI, Europa Occidental sólo tenía una religión, el
catolicismo romano. La Iglesia Católica era rica y poderosa y había
preservado la cultura clásica de Europa.
Concilio de trento
Santos q florecieron
Ellos fueron:
A los doce años, Toribio fue enviado por sus padres a estudiar a Valladolid. Después
de algunos años, deseando estudiar Derecho civil y eclesiástico, se trasladó a la
Universidad de Salamanca. Allí recibió la influencia de su tío Juan de Mogrovejo,
profesor en dicha Universidad y en el Colegio Mayor de San Salvador en Oviedo.
Habiendo sido invitado por Juan III, Rey de Portugal, a enseñar en la ciudad de
Coimbra, Juan de Mogrovejo llevó consigo a su sobrino, y ambos residieron algunos
años en la Universidad de esa ciudad.
De vuelta a Salamanca, su tío falleció poco después del regreso. Toribio resolvió
seguir la carrera de éste, llegando a ser profesor de leyes en la Universidad de
Salamanca, donde su erudición y virtud le llevaron a ser designado como Gran
Inquisidor de España.
Fue beatificado el 28 de junio de 1679 por el Papa Inocencio XI, mediante su Bula
"Laudeamus" y canonizado el 10 de diciembre de 1726 por el Papa Benedicto XIII,
mediante su Bula "Quoniam Spiritus".
SANTA ROSA DE LIMA
Fue la primera santa de América, excelsa Patrona de Lima, del Perú (desde 1669), del
Nuevo Mundo y Filipinas (desde 1670).
Nacida en el siglo XVI como Isabel Flores de Oliva, fue hija de Gaspar Flores,
cfbbbbbfbf arcabucero natural de Baños de Montemayor, municipio
de la provincia de Cáceres (España). Así lo asegura la placa en la casa de los Flores,
la cual aún se conserva en dicho pueblo cacereño. En 1545, Gaspar salió de España,
después de pasar por Puerto Rico y Panamá, que formaban parte del virreinato de
Nueva España, llegó al Perú en 1547, como soldado del Pacificador Pedro de la
Gasca, quien restableció la Real Audiencia en 1549, recuperando el dominio de la
Corona tras la usurpación del poder por Gonzalo Pizarro, gobernante del Perú entre
1544-1548. Gaspar Flores fue nombrado arcabucero el 9 de marzo de 1557, por don
Andrés Hurtado de Mendoza, tercer virrey del Perú entre 1556-1561.
Murió a los treinta y un años de edad en las primeras horas del 24 de agosto de 1617,
fiesta de San Bartolomé, como ella misma lo profetizó y cuenta el padre Leonardo
Hansen.
El día de sus exequias y entierro, los devotos se abalanzaban sobre su cuerpo para
arrancarle la vestimenta en busca de un recuerdo, aclamándola como santa.
Hoy sus restos se veneran en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Lima
(Santo Domingo), con notable devoción del pueblo peruano y de América que visita la
Capilla dedicada a su culto en el Crucero del Templo dominicano.
Su entierro fue uno de los más notables que vivió la ciudad de Lima. En la casa de la
familia De la Maza se formaron grandes multitudes para contemplar a Rosa. El gentío
hubo de esperar a su traslado hacia la Iglesia del Rosario. Al traslado acudieron el
virrey, el Cabildo Secular y Eclesiástico, las órdenes religiosas presididas por la orden
de Santo Domingo de Guzmán, los oidores y personas notables. Hubo de requerirse
la fuerza de la guardia del virrey para impedir que Rosa fuera desvestida por los
devotos que deseaban llevar alguna reliquia. A pesar de ello, tuvieron que cambiarle
tres veces los hábitos e incluso en el traslado algún irreverente seccionó uno de sus
dedos del pie.
La devoción del pueblo se excedió a tal punto, que en pocos años tuvieron que
retirarla de la Cripta y colocarla en la Iglesia del Rosario.
Los Pontífices en sus respectivas Bulas la proclamaron santa con el nombre de "Rosa
de Santa María", y que posteriormente hubo de convertirse en Rosa de Lima, nombre
toponímico común a muchos santos en el orbe cristiano.
La tradición cuenta que el Papa Clemente X, luego de oír los argumentos sobre su
canonización dijo: "¡Hum! ¡Patrona y Santa! ¿Y Rosa? que llueva flores sobre mi
escritorio si es verdad", y la respuesta al instante fue una fragante lluvia de rosas
sobre la mesa del Papa quien en ese momento procedió a la canonización.
SAN MARTIN DE PORRES
Conocido también como "el santo de la escoba" por ser representado con una escoba
en la mano como símbolo de su humildad.
Su padre no podía casarse con una mujer de su condición, porque era muy pobre, lo
que no impidió su amancebamiento con Ana Velázquez. Fruto de esta relación nació
Martín y, dos años después, Juana, su única hermana.
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Martín de Porres fue bautizado el 9 de diciembre de 1579 en la Iglesia de San
Sebastián en Lima.
Así vivió 9 años, practicando los oficios más humildes. Fue admitido como hermano
de la orden en 1603. Perseveró en su vocación a pesar de la oposición de su padre, y
en 1606 se convirtió en fraile profesando los votos de pobreza, castidad y obediencia
De todas las virtudes que poseía Martín de Porres sobresalía la humildad, siempre
puso a los demás por delante de sus propias necesidades. En una ocasión el
Convento tuvo serios apuros económicos y el Prior se vio en la necesidad de vender
algunos objetos valiosos, ante esto, Martín de Porres se ofreció a ser vendido como
esclavo para ayudar a remediar la crisis, el Prior conmovido, rechazó su ayuda.
Fue frugal, abstinente y vegetariano. Dormía sólo dos o tres horas, mayormente por
las tardes. Usó siempre un simple hábito de cordellate blanco con una capa larga de
color negro. Alguna vez que el Prior lo obligó a recibir un hábito nuevo y otro fraile lo
felicitó, Martín, risueño, le respondió: “pues con éste me han de enterrar” y
efectivamente, así fue.
A la edad de sesenta años, Martín de Porres cae enfermo y anuncia que ha llegado la
hora de encontrarse con el Señor. La noticia causó profunda conmoción en la ciudad
de Lima. Tal era la veneración hacia este mulato, que el Virrey Luis Jerónimo
Fernández de Cabrera y Bobadilla, Conde de Chinchón, fue a besarle la mano cuando
se encontraba en su lecho de muerte pidiéndole que velara por él desde el cielo.
Martín solicitó a los dolidos religiosos que entonaran en voz alta el Credo y mientras lo
hacían, falleció. Eran las 9 de la noche del 3 de noviembre de 1639 en la Ciudad de
los Reyes, capital del Virreinato del Perú.
Toda la ciudad le dio el último adiós en forma multitudinaria donde se mezclaron gente
de todas las clases sociales. Altas autoridades civiles y eclesiásticas lo llevaron en
hombros hasta la cripta, doblaron las campanas en su nombre y la devoción popular
se mostró tan excesiva que las autoridades se vieron obligadas a realizar un rápido
entierro.
Fue beatificado por el Papa Gregorio XVI, franqueando las barreras de una anticuada
y prejuiciosa mentalidad. El Papa Juan XXIII que sentía una verdadera devoción por
Martín de Porres, lo canoniza en la Ciudad del Vaticano el 6 de mayo de 1962.
SAN JUAN MACIAS
San Juan Macías fue un religioso y santo dominico español que evangelizó el Perú
desde 1620.
Fueron sus padres Pedro de Arcas y Juana Sánchez, por lo que su nombre debió ser
Juan de Arcas Sánchez. El cambio de nombre se debe fundamentalmente a que las
tierras de pastoreo eran llamadas "las Macías" y a los pastorcitos "los Macías". Por
eso es que se le conoce como Juan Macías o Juan Pastorcillo.
Se sabe que quedó huérfano desde los cuatro años y medio y bajo el cuidado de un
tío que lo dedicó al pastoreo. Cuentan que a la edad de 8 años, una noche de
Navidad, Juan interrumpió la conversación de sus parientes para decirles que se
marcharía. Luego conoce a un comerciante con el que trabajó y con él hace un primer
viaje a América. Llegó primero a Cartagena de Indias (Colombia) luego al Reino de
Nueva Granada, pasando por Pasto y Quito (Ecuador), para llegar finalmente al
Virreinato del Perú donde se quedaría hasta su muerte.
Su extrema bondad lo hacía frecuentemente repartir lo poco que tenía entre los
pobres, hacía labor social y apoyaba a la Orden de Predicadores como hermano lego
en el convento de dominicos de Santa María Magdalena donde finalmente fue
admitido y luego el 23 de enero de 1622 tomó los hábitos. Un año después hizo los
votos definitivos el 25 de enero de 1623.
San Juan Macias, fue amigo íntimo de San Martín de Porres y coetáneo de Santa
Rosa de Lima. Fueron los tres santos Dominicos que, en el siglo XVII animaron la vida
Cristiana de la ciudad de Lima.
Su extrema humildad y respeto hacia sus semejantes era notoria. Daba de comer a
sus pobres puesto de rodillas y a las mujeres jamás las miraba, fijando la vista en el
suelo. Siempre trató de evitar cualquier tipo de tentación.
Cuentan las crónicas que una noche un fuerte temblor de tierra sorprendió a Lima.
Mientras los fieles rezaban el oficio en el coro, San Juan Masías oraba en la capilla de
Nuestra Señora del Rosario. El primer sacudón hizo que los religiosos salgan
presurosos a refugiarse en el jardín del claustro, pero el escuchó una voz que lo
detuvo, el contó que era la Bienaventurada Virgen María y se quedó porque se sintió
protegido. Finalmente quedó sano y salvo y el templo casi íntegro.
Otro milagro tras su muerte fue la multiplicación del arroz, cuando una monja dominica
recordó su nombre en voz alta cuando faltaba el cereal para los pobres, éste de
pronto comenzó a aumentar desmesuradamente en la olla. Este hecho fue reconocido
como milagro oficial.
Sesenta años de edad contaba fray Juan Macías cuando le visitó la enfermedad que
le llevaría a la tumba. El médico que le asistía había perdido toda esperanza de
recuperación, y el propio fray Juan Macías se daba cuenta que le había llegado la
hora de partir de este mundo al Padre, para entrar en la contemplación definitiva de
aquellos, "Cielos nuevos y tierras nuevas" que, en repetidas ocasiones había visitado
fugazmente en compañía de su venerable amigo San Juan Evangelista. En aquel
trance supremo, de cara a la verdad absoluta que es Dios contó a los religiosos de su
convento, los favores que Dios le había regalado en su vida, desde su niñez hasta
aquel momento, y cómo le había hecho gozar de la visión de su santa gloria en
repetidas ocasiones. No me olvide, hermano, y encomiéndame a Dios, le rogó fray
Juan de la Torre, su amigo. "Padre mío, donde la caridad es más perfecta, cree su
reverencia que me habría de olvidar? Le doy mi palabra: allá le seré mejor amigo de lo
que le fui acá", le respondió. A otro que le recomendaba a sus pobres, le contestó:
"Con que tengan a Dios les sobra todo; y para su consuelo, les queda el hermano
Dionisio de Vilas y otros buenos amigos que no les harán faltar lo necesarios. Juan
Quezada, benefactor de los pobres, llegó también hasta su lecho para pedirle que no
se olvidara de él y de su esposa. "Olvidarme? En el corazón le llevó bien asentado, y
también a la señora doña Sebastiana, su mujer". ¡Qué esperanza la que nos diste fray
Juan. Cumple lo que dijiste! La hora señalada por Dios, ha llegado. Es la hora de la
despedida definitiva. Fray Juan Macías se lo advierte a los hermanos, que lo
acompañan: "Ahora, sí. Es llegada mi hora. Que se haga en mí la voluntad del Señor".
Siguiendo la costumbre de aquellos tiempos, los religiosos de la comunidad se dirigen
procesionalmente a la habitación de fray Juan, acompañando el Santo Viático. Fray
Juan se sienta, con la ayuda de sus hermanos y, por última vez, recibe con todo fervor
la santa comunión. Después de unos minutos de oración, en profundo recogimiento, el
prior le administra el sacramento de la Unción de los Enfermos, en medio de salmos e
himnos que los religiosos cantan invocando el perdón y la misericordia de Dios.
Cuando los hermanos cantaban la tierna plegaria "Salve Regina", con la que los
Dominicos despiden a sus hermanos de este mundo, fray Juan Macías entregaba su
alma al Creador. Eran las 6:45 pm, del día 16 de septiembre de 1645.
Con la muerte de fray Juan Macías se inició una nueva etapa de veneración de su
memoria: Su sepulcro comenzó a ser visitado por mucha gente. Treinta y seis años
después de su muerte, los restos de fray Juan Macías fueron trasladados a un ataúd
de cedro y, para sorpresa de todos los presentes, lo hallaron incorrupto. Ahora mismo,
se pueden apreciar los restos de fray Juan Macías, disecados, más no corruptos.
Fue beatificado por el Papa Gregorio XVI, el 22 de octubre de 1837. El Papa Pablo VI
lo canonizó el 28 de septiembre de 1975.