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Introducción

La hepatitis es una infección que produce la inflamación del hígado, como

consecuencia de ésta se bloquea el paso de la bilis que produce el hígado al

descomponer la grasa, y se altera la función del hígado de eliminar las

toxinas de la sangre, de producir diversas sustancias importantes y de

almacenar y distribuir la glucosa, vitaminas y minerales.

La infección está producida por varios tipos de virus y por ello se

caracterizan la hepatitis A, B, C y D según el tipo de virus causante en cada

caso. La Hepatitis A (infecciosa), la hepatitis B (sérica), la C y D son de

parecidas características a la B.

La falta de higiene en las comidas, en la preparación de alimentos y el

tomar agua contaminada es la fuente más importante de contagio en la

Hepatitis A. En la Hepatitis B el factor de riesgo principal es el personal

sanitario por el uso de agujas y del cuidado de heridas. La Hepatitis B no se

trasmite vía oral como la A. La Hepatitis C sí se trasmite igual que la B,

por sangre o secreciones corporales. La Hepatitis B y C se pueden trasmitir

a la vez y conjuntamente.

El método más efectivo es la aplicación de la vacuna Engerix-B, que puede

administrarse a cualquier edad (protección entre el 90% al 95%).


La hepatitis

La hepatitis es una inflamación del hígado. La afección puede remitir

espontáneamente o evolucionar hacia una fibrosis (cicatrización), una

cirrosis o un cáncer de hígado. Los virus de la hepatitis son la causa más

frecuente de las hepatitis, que también pueden deberse a otras infecciones,

sustancias tóxicas (por ejemplo, el alcohol o determinadas drogas) o

enfermedades autoinmunitarias.

La hepatitis A y la E son causadas generalmente por la ingestión de agua o

alimentos contaminados. Las hepatitis B, C y D se producen de ordinario

por el contacto con humores corporales infectados. Son formas comunes de

transmisión de estos últimos la transfusión de sangre o productos

sanguíneos contaminados, los procedimientos médicos invasores en que se

usa equipo contaminado y, en el caso de la hepatitis B, la transmisión de la

madre a la criatura en el parto o de un miembro de la familia al niño, y

también el contacto sexual.

La infección aguda puede acompañarse de pocos síntomas o de ninguno;

también puede producir manifestaciones como la ictericia (coloración

amarillenta de la piel y los ojos), orina oscura, fatiga intensa, náuseas,

vómitos y dolor abdominal.


Tipos de hepatitis

1. Hepatitis A

La hepatitis A es una de las formas de hepatitis más contagiosas. Causada

por el virus de la hepatitis A, la forma más probable de contagiarse es

mediante alimentos o agua contaminada, así como mediante contacto

cercano con una persona u objeto contagiado. Las vías más comunes de

contagio incluyen:

Ingesta de alimentos manipulados por una persona con hepatitis A que no

se ha lavado bien las manos.

Beber agua contaminada.

Ingesta de crustáceo crudo que se encontraban en aguas contaminadas con

hepatitis A.

Contacto cercano con una persona infectada.

Relaciones sexuales sin protección con una persona infectada.

Los síntomas característicos de la hepatitis A no suelen aparecer hasta que

el virus permanece en el cuerpo durante unas semanas y tampoco aparecen

en todos los pacientes.


Tratamiento

Por el momento no se ha desarrollado un tratamiento específico para la

hepatitis A. Habitualmente, el organismo es capaz de eliminar el virus por

sí solo, necesitando aproximadamente unos 6 seis meses para que el hígado

se recupere por completo.

No obstante, se recomienda que la persona se mantenga en reposo,

consuma alimentos ricos en calorías, se mantenga hidratado y evite el

consumo de alcohol.

2. Hepatitis B

En cuanto a la hepatitis B, esta está causada por el virus de la hepatitis B y

su contagio se asocia principalmente al contacto sexual sin protección,

intercambio de agujas infectadas, pinchazo accidental con una aguja

infectada o mediante la transmisión de madre a hijo.

En la mayoría de casos la hepatitis B se vuelve crónica, aumentando el

riesgo de insuficiencias hepáticas, cáncer de hígado o cirrosis.

Tratamiento

El tratamiento para la hepatitis B se divide en: tratamiento para prevenir la

infección tras la exposición, tratamiento para la hepatitis B aguda y


tratamiento para la hepatitis B crónica. En el caso de la prevención del

contagio de la hepatitis B, el personal médico administra una inyección de

inmunoglobulina y un inyección contra la hepatitis B.

En la hepatitis B aguda es posible que no se requiera tratamiento puesto

que la infección puede desaparecer por sí sola. En casos leves se

recomienda descanso y mucha hidratación, mientras que en los casos más

severos es posible que se requieran medicamentos antivirales.

Finalmente, la hepatitis crónica requiere de un tratamiento de por vida el

cual disminuya tanto los síntomas como las probabilidades de contagio o

otras personas. El tratamiento contra la hepatitis B puede incluir

medicamentos antivirales, inyecciones de interferón o, incluso, un

trasplante de hígado si este se encuentra muy dañado.

3. Hepatitis C

En el tercer tipo de hepatitis, la hepatitis C se propaga mediante la

diseminación de sangre contaminada con el virus de la hepatitis C. Esto

significa que, para que se dé el contagio, la sangre contaminada con el virus

ingresa en el torrente sanguíneo de una persona no infectada.


Además de los síntomas habituales, la hepatitis C puede provocar una serie

de síntomas específicos de esta. Estos incluyen:

Sangrados y hematomas fáciles de causar.

Sensación de picor en la piel.

Acumulación de líquido en el abdomen.

Hinchazón en las piernas.

Sensación de confusión, somnolencia y dificultad para hablar.

Aparición de vasos sanguíneos en tipo de araña.

Al igual que en la hepatitis B, el tratamiento de la hepatitis C consta de

medicamentos antivirales, vacunas contra la hepatitis C y/o transplante de

riñón.

4. Hepatitis D

También conocida como virus delta, la hepatitis D posee la tasa de

mortalidad más alta y solamente se propaga en presencia del virus de la

hepatitis B; por lo que se considera un satélite subviral. El contagio de la

hepatitis D puede suceder ya sea por una infección simultánea con la

hepatitis B o superpuesta a la hepatitis B crónica.


Estas coinfecciones o superinfecciones pueden acarrear en el paciente

complicaciones mucho más graves como insuficiencia hepática en

infecciones graves y una aparición y progresión rápida de la cirrosis

hepática. Lo que comporta un mayor riesgo de cáncer de riñón.

Tratamiento

Se ha demostrado que la vacuna contra la hepatitis B protege también

contra el virus de tipo C, debido a su dependencia. No obstante, en el caso

de contagio seguro, el tratamiento con interferón ha resultado ser muy

eficaz para reducir la carga viral y el efecto de la enfermedad durante el

tiempo que se administra el medicamento.

Prevención y proliferación.

Proliferación en RD

SANTO DOMINGO. Los pacientes con hepatitis B y C están en aumento

en el país, situación por lo que la Fundación de Pacientes con Hepatitis B y

C y otras enfermedades inmunológicas en la República Dominicana

(Funpaheinm) llama a las autoridades a implementar políticas que permitan

detectar la enfermedad.

Durante un acto, en ocasión del Día Mundial de la Lucha contra la

Hepatitis (que se conmemora este sábado 28 de julio), la entidad expresó la


importancia de hacerse la prueba para detectar el virus para identificar a las

personas que las padecen y someterlas a tratamientos médicos para cumplir

con la meta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de erradicarlo

para el 2030.

La presidente de la Funpaheinm, Arleen Cestari de Genao, manifestó que el

aumento de pacientes nuevos que acuden a los hospitales certificados

afectados por los virus de hepatitis B y C es un indicador de que hay que

prestarle atención al tema, indica una nota de prensa.

Señaló que esa institución sin fines de lucro que dirige demandó de las

autoridades médicas, especialmente del Servicio Nacional de Salud, los

laboratorios farmacéuticos que producen los medicamentos para las

hepatitis, los medios de comunicación, el empresariado y demás sectores

que inciden en el sistema, la implementación de campañas educativas y la

divulgación de información a la población sobre la necesidad de hacerse la

prueba de la hepatitis.

“Solo así se podrán identificar a las personas que padecen de hepatitis y, en

la mayoría de los casos, no son portadores que desconocen sobre su

situación porque se trata de una enfermedad que muestra síntomas en las

etapas muy avanzadas cuando, probablemente, ya no se puede hacer nada

para tratarla”, indicó la señora Cestari de Genao.


La hepatitis puede tener distintas causas. Ciertos trastornos autoinmunes,

medicamentos y el abuso del alcohol pueden desencadenar la inflamación

del hígado.

No obstante, la hepatitis viral tiene mayor incidencia y letalidad: cada año

mata a cerca de 1.4 millones de personas en todo el mundo.Por eso el Día

Mundial de la Hepatitis, que se conmemora mañana, se centra en la

prevención y diagnóstico temprano de la hepatitis de origen viral, detrás de

la cual se encuentran cinco virus principales: A, B, C, D y E.

“Las hepatitis víricas son las principales causas de trasplante al final de la

enfermedad”, afirma la gastroenteróloga y hepatóloga Kenia Torres,

coordinadora de la Unidad de Hepatología del Centro de Gastroenterología

del hospital Luis E. Aybar.

La hepatitis C, transmitida por el contacto con sangre contaminada,

constituye la primera causa mundial de trasplante de hígado. “Pero tiene

cura”, aclara Torres.

Las nuevas terapias antivirales contra la hepatitis C han reportado entre 95

y 100% de efectividad.

“Si podemos lograr curar (la hepatitis C), disminuirían muchísimo los casos

de trasplante no sólo a nivel mundial, sino también en nuestro país”, señala


Torres, miembra de la Unidad de Trasplante Hepático del Hospital General

de la Plaza de la Salud.

Forma de transmisión

La hepatitis A, transmitida por la vía fecal-oral, no suele producir una

hepatitis fulminante; sin embargo, un pequeño porcentaje de pacientes con

el virus sufre complicaciones a ese nivel y necesitan someterse a un

trasplante de hígado.

Hepatitis C es primera causa de trasplante de hígado

En el país no existen estadísticas precisas sobre la cantidad de personas

infectadas por hepatitis. Estudios realizados en bancos de sangre y unidades

de hígado hablan de entre 2 y 3 por ciento de la población.

“Lo malo de esto es que muchos de estos pacientes no saben que tienen

hepatitis virales porque la hepatitis viral, principalmente la C, es una

enfermedad silente”, afirma la gastroenteróloga y hepatóloga Kenia Torres.

Una persona puede tener una hepatitis C crónica asintomática o con

síntomas difusos, como cansancio, que se confunden con los de otras

enfermedades o se atribuyen al exceso de trabajo y la falta de descanso.

Debido a eso, no acude al médico y, cuando lo hace, ya sufre

complicaciones.
De ahí que se recomiende la realización de pruebas a las personas en riesgo

mayor de padecer la enfermedad, como aquellas que han recibido

transfusiones de sangre, que se han sometido a procedimientos quirúrgicos,

que tienen tatuajes o perforaciones corporales (“piercing”) o que comparten

jeringuillas y utensilios de higiene (rasuradoras, cepillos de dientes).

“Todas esas personas son las que nosotros priorizamos a que se sometan a

un tamizaje para descartar infección por hepatitis C, principalmente, y por

hepatitis B”, dice Torres, quien coordina la Unidad de Hepatología en el

Centro de Gastroenterología de la Ciudad Sanitaria Dr. Luis E. Aybar.

Fuera de los grupos de riesgo, a toda aquella persona que acuda a consulta

médica debería indicársele una prueba para saber si porta el virus de la

hepatitis C o B.

Este año el Día Mundial de la Hepatitis, que se conmemora mañana, centra

su atención en la prevención de la infección por esos dos virus. Existe una

vacuna contra la hepatitis B, pero no contra la C, que es la primera causa de

trasplante de hígado en el mundo.

Terapias

El tratamiento de la hepatitis C ha evolucionado de tal modo que ya existen

terapias capaces de curar la enfermedad. “Ahora tenemos nuevos


medicamentos con los cuales el paciente puede tener hasta un 95% de

respuesta virológica sostenida”, señala Torres.

La respuesta virológica sostenida se refiere a una carga viral que se

mantiene indetectable hasta por seis meses luego de concluir el tratamiento.

Según Torres, miembra del Departamento de Gastroenterología y de la

Unidad de Trasplante Hepático del Hospital General de la Plaza de la

Salud, los nuevos medicamentos contra la hepatitis C, aparte de aumentar

la tasa de respuesta, también son mejor tolerados por el paciente; a

diferencia de la anterior generación de medicamentos, tienen pocos efectos

secundarios.

A pesar de su costo prohibitivo, el nuevo tratamiento contra la hepatitis C

posee ventajas en términos de costo-efectividad.

“Un trasplante es mucho más caro que el tratamiento”, señala Torres.

“La hepatitis C es la principal causa mundial de trasplante de hígado”,

añade la hepatóloga. “Si podemos lograr curar (la hepatitis C) disminuirían

muchísimo los casos de trasplante no sólo a nivel mundial, sino también en

nuestro país”.

El trasplante tiene otras complicaciones, más allá del costo. El paciente

ingresa a una lista de espera y no sabe cuándo encontrará un órgano que

cumpla con todos los requisitos (por ejemplo, que sea de un donante con el
mismo tipo de sangre y con la misma contextura física que el paciente).

Luego del trasplante y para evitar el rechazo del órgano, el paciente debe

tomar medicamentos que pueden acarrear otro tipo de morbilidades como

hipertensión y diabetes.

“Le aumenta los años de vida -advierte Torres-, pero disminuye un poco su

calidad de vida y todo eso lo podemos evitar si el paciente se puede tratar”.

Además, el trasplante no hace que la hepatitis desaparezca.

“La infección no está en el hígado per se; está en el torrente sanguíneo”,

explica Torres. “Cuando te ponen un órgano nuevo la sangre está infectada

y vuelve e infecta ese órgano. Lo que pasa es que para que ya se produzcan

nuevas complicaciones en este órgano pasan alrededor de cinco años”.

¿Cómo evoluciona la enfermedad?

El virus entra al cuerpo y llega al torrente sanguíneo; penetra en las células

hepáticas, los hepatocitos, produciendo su deformación y el endurecimiento

del hígado o fibrosis hepática. La fibrosis evoluciona hasta convertirse en

cirrosis y las funciones del hígado comienzan a disminuir.

Se desatan complicaciones como acumulación de líquido en el abdomen,

hinchazón en las piernas, aumento en la presión de la vena porta que

produce en el esófago várices que se pueden romper y producir un

sangrado digestivo que pone en riesgo la vida del paciente.


También puede desencadenarse un cuadro de encefalopatía hepática.

El desarrollo de fibrosis depende de diversos factores como el sexo (en el

hombre evoluciona más rápido), edad, la ingesta de alcohol (el alcohol no

solo aumenta la fibrosis, sino que potencia la capacidad del virus C de

convertirse en carcinoma o cáncer de hígado) y otras enfermedades

concomitantes

¿Por qué hay tanta? ¿En qué pueblo se da el tratamiento?

El más avanzado tratamiento contra la hepatitis C, con capacidad de

curación en un 95 por ciento, ha empezado a aplicarse en República

Dominicana, lo que lleva tranquilidad a pacientes y especialistas, reveló

ayer el gastroenterólogo Sócrates Bautista, director de la Unidad de

Gastroenterología de Cedimat.

Dijo que por tratarse de un tratamiento costoso, hasta el momento está

siendo cubierto por el Ministerio de Salud Pública a través del programa de

Medicamentos de Altos Costos, pero que los gastroenterólogos están

luchando para que sea cubierto por el Sistema Dominicano de Seguridad

Social a través del Seguro Familiar de Salud (SFS). Explicó que el

tratamiento consiste en pastillas que deben ser tomadas por el paciente

entre 12 y 24 semanas y que la expectativa es que reducirá la incidencia de

trasplante de hígado. Se está aplicando en el país desde hace unas tres

semanas.
El doctor Bautista señaló que en el país se estima que el 0.09% de la

población padece hepatitis C, pero la mayoría no lo sabe porque no da

síntomas, y cuando lo hace es porque ya hay problemas de cirrosis en el

hígado u otras complicaciones. La hepatitis C es una enfermedad infecciosa

que afecta principalmente al hígado y se contrae mediante el contacto con

sangre contaminada. Bautista se refirió al tema al ser entrevistado durante

el desarrollo de la XIII Jornada Médico Científica doctor Juan Manuel

Taveras Rodríguez, organizada por los Centros de Diagnósticos y Medicina

Avanzada, Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), que este año

tiene como lema “Gastroenterología más allá de la endoscopía”.

La jornada que se desarrollará durante tres días cuenta con expositores de

República Dominicana, España y Argentina, entre ellos los doctores

Fernando Gomollón, Moisés Diago, Emilia Sugai, Ana Cabane, Ignacio

Fernández, Urien Sainz y Mercedes Martínez. Durante la misma, los

especialistas se actualizarán en nutrición, diagnóstico y alternativas de

tratamiento de hepatitis B, cirrosis hepática e hipertensión portal,

diagnóstico por imágenes, endoscopía terapéutica esofágica, anestesia,

terapia contra Helicobacter Pylori y cirugías mínimamente invasivas para

reflujo gastroesofágico, entre otros temas.


La actividad es coordinada por los doctores José Yunén, director médico de

Cedimat; Eddy Pérez Then, director del Departamento Gestión del

Conocimiento en Cedimat; Sócrates Bautista, jefe del Departamento de

Gastroenterología de Cedimat, y Liliana Jiménez, del plan ejecutivo de

salud en este centro de salud.

SANTO DOMINGO. Gastroenterólogos afirman que las hepatitis virales B

y C son “de alta gravedad e incluso más de lo que la gente común o los

pacientes conocen” y que a pesar de ello más del 90 por ciento de los

dominicanos ignoran que padecen este tipo de infección.

Así lo da a conocer la Sociedad Dominicana de Gastroenterología, gremio

que dice hay avances en los tratamientos de la enfermedad, pero su alto

costo muchas veces dificulta el acceso de los pacientes a esos

medicamentos.

Luis Pérez Méndez, presidente de la entidad, sostuvo que sin embargo el

gobierno ha asumido una parte de los tratamientos a través del Programa de

Medicamentos de Alto Costo.

Aclaró que los fármacos para las terapias contra las hepatitis incluidos en el

programa gubernamental incluyen principalmente a los que padecen la

enfermedad de forma crónica.


De igual forma, el presidente de la Sociedad Dominicana de

Gastroenterología sostuvo que el tratamiento está disponible en el país,

pero que no es de acceso común por el costo.

El tema fue analizado en la Jornada del Distrito 2017 de la Sociedad

Dominicana de Gastroenterología, realizada el fin de semana con 26

conferencias a cargo de médicos especialistas de República Dominicana,

Venezuela, España, Puerto Rico y Estados Unidos.

En una comunicación de prensa explica que la hepatitis es una enfermedad

inflamatoria del hígado causada por infecciones, de forma inmunitaria o

tóxica.

“Existen variedades de la misma, pero las más frecuentes son la A, B y C.

Algunas de ellas pueden llegar a ser crónicas”, indica.

Sobre el tema analizado en el evento, José Luis Calleja, jefe de

Gastroenterología del hospital Puerta de Hierro, de Madrid, dijo que lo

último en el tratamiento de hepatitis es una pastilla al día, la cual se

administra de ocho a doce semanas con una tasa de curación de más del 95

por ciento de la enfermedad.

Destacó que es un tratamiento muy corto, eficaz y seguro que permite curar

la hepatitis C de forma definitiva.


Calleja dijo que la relevancia de la nueva terapia es que las anteriores se

basaban en Interferón, tenían muchos efectos secundarios, era inyectada y

solo garantizaba una tasa de curación de menos del 40 por ciento.

En el análisis del tema, el gastroenterólogo Fernando Contreras aseguró

que “no es oculto que las hepatitis virales tanto B como C son un problema

de salud de alta gravedad e incluso más de lo que la gente común o los

pacientes conocen”.

Afirmó que actualmente se muere más gente por estas enfermedades que

por el virus del VIH e igual cantidad que por tuberculosis.

En ese sentido, durante la conversación el marco de la Jornada del Distrito

2017, realizada en el hotel Jaragua, el experto advirtió de la importancia de

que la población esté consciente de la magnitud y gravedad del problema.

Agregó que en hepatitis B hay medicamentos que controlan la infección y

otros que curan la hepatitis C.

En cuanto a los nuevos tratamientos, aseguró que con los años ha habido

una revolución milagrosa, debido a la eficacia y la simplicidad del

tratamiento de la hepatitis C.
¿Por qué las pruebas son tan caras?

Lo primero, los precios. Aunque la farmaceútica que comercializa el

tratamiento, Gilead, negocia los precios directamente con los sistemas de

salud de cada país, vamos a poner algunos ejemplos. En EEUU el

tratamiento de 12 semanas (válido para genotipos 1 y 2, los más habituales)

cuesta 84.000 dólares y el de 24 semanas (genotipo 3) 168.000 dólares. En

el Reino Unido el tratamiento de 12 semanas cuesta 35.000 libras. En

España el tratamiento de 12 semanas cuesta 25.000 euros, aunque ha

limitado el gasto anual a 125 millones de euros (de ahí la escasez de

pacientes, pues tenemos diagnosticados 170.000 pacientes con hepatitis C y

se estima que hay hasta medio millón sin diagnosticar; dedicamos dinero

para tratar a 5.000 pacientes al año).

Ahora bien, ¿es un medicamento caro de producir? Realmente no tanto. De

hecho Gilead ha licenciado la patente del medicamento a una empresa de la

India para que se venda a 700 euros el tratamiento de 12 semanas, pero sólo

para venderse en 90 países pobres.

¿Entonces? ¿De dónde salen esos precios? Hay varios factores. El primero,

claro está, es que hay muchas formas de decidir el precio de un producto.

Es quizá el punto más difícil de cualquier empresa, fijar los precios de los

productos. Maximizar el beneficio es el objetivo, pero habría que tener una

varita mágica para saber cuál es el punto ideal.


Algunos dicen que hay que evaluar los costes y poner el margen. Otros que

hay que mirar a la competencia. Otros directamente sacan la varita mágica.

Pero lo más normal es fijar un precio que la gente esté dispuesta a pagar (lo

cual es muy complicado de saber).

En este caso el precio dispuesto a pagar es bajo por parte de los pagadores,

los sistemas sanitarios. Pero los pacientes estarían dispuestos a pagar

cualquier cosa. La farmaceútica sabe que ante un tratamiento muy caro los

pacientes no pueden pagar pero sí presionar a sus sistemas sanitarios para

que asuman los costes. Y no hay competencia, ya que existen las patentes.

Normalmente saber cuánto ha costado el desarrollo del fármaco es

información confidencial. Pero aquí está fácil, ya que fue otra farmaceútica

la que empezó el desarrollo del medicamento, Pharmasset. Gilead compró

la patente en 2011 por 8.800 millones de dólares, con un periodo de

explotación de hasta 2029. Luego ha habido más gastos, ya que el

medicamento no estaba todavía aprobado, y también está la

comercialización... pero queda claro que estamos hablando de una

inversión muy grande.

Por lo tanto no estamos ante unos gastos de producción sino que hay que

amortizar la inversión inicial. ¿Se justifican esos precios solo por este

hecho? Se estima que hay en el mundo entre 130 y 170 millones de

enfermos de hepatitis C. Es complicado saber a cuántos podría llegar el


tratamiento, pero con precios más bajos seguramente tendrían muchos

beneficios.

El problema en este caso es que no estamos hablando de un bien de

consumo. Hay quejas de que el fármaco es caro y no estamos hablando del

precio de los iPhone. Las empresas pueden fijar libremente sus precios y si

no te gusta no te lo compras, pero en este caso podrían tener beneficios

muy altos sin comprometer la situación financiera de los sistemas de salud

de muchos países. Y, quizá más importante, sin comprometer la salud de

millones de personas.

En EEUU ya hay investigaciones y denuncias sobre si el precio es abusivo.

Las patentes están precisamente para que las empresas puedan recuperar

sus inversiones y que se animen a ello, no para que dediquemos unos

recursos inabordables al beneficio privado.

Es muy complicado determinar en este caso cuál es el precio justo. Cuando

invirtieron 8.800 millones tendrían su estrategia. Yo creo que no pueden

estar más de 100 millones de personas sin una cura por una empresa y

también creo que no hay que desincentivar la inversión en nuevos

medicamentos. Complicada disyuntiva.


Prueba de hepatitis

¿Qué es la prueba de hepatitis?

La hepatitis es un tipo de enfermedad del hígado. Las causas más comunes

de la hepatitis son los virus de hepatitis A, hepatitis B y hepatitis C. La

prueba de hepatitis es un análisis de sangre para averiguar si usted tiene una

infección causada por uno de estos virus.

Los virus se propagan de diferentes maneras y causan diferentes síntomas:

La hepatitis A generalmente se propaga por contacto con heces

contaminadas o al comer alimentos contaminados. Aunque es poco común,

también puede propagarse al tener contacto sexual con una persona

infectada. La mayoría de las personas se recuperan de la hepatitis A sin

ningún daño permanente en el hígado.

La hepatitis B se propaga por contacto con sangre, semen o líquidos del

cuerpo infectados. Algunas personas se recuperan rápidamente de una

infección por hepatitis B. En otras, el virus puede causar enfermedad del

hígado a largo plazo, crónica.

La hepatitis C se propaga generalmente por contacto con sangre infectada,

generalmente al compartir agujas hipodérmicas. Aunque es poco común,

también puede propagarse al tener contacto sexual con una persona


infectada. Muchas personas con hepatitis C tienen enfermedad crónica del

hígado y cirrosis.

La prueba de hepatitis incluye análisis de anticuerpos y antígenos de la

hepatitis. Los anticuerpos son proteínas que el sistema inmunitario produce

para combatir infecciones. Los antígenos son sustancias que causan una

respuesta inmunitaria. Los antígenos y los anticuerpos pueden detectarse

antes de que aparezcan los síntomas.

Otros nombres: prueba de hepatitis aguda, prueba de hepatitis vírica,

prueba de detección de la hepatitis

¿Para qué se usa?

La prueba de hepatitis se hace para averiguar si usted tiene una infección

por el virus de la hepatitis.

¿Por qué necesito una prueba de hepatitis?

Usted podría necesitar una prueba de hepatitis si tiene síntomas de daño en

el hígado, por ejemplo:

Ictericia, que hace que la piel y los ojos tengan un tono amarillento

Fiebre

Cansancio

Falta de apetito
Orina oscura

Heces de color pálido

Náuseas y vómitos

También podría necesitar la prueba de la hepatitis si tiene ciertos factores

de riesgo. Su riesgo de hepatitis podría ser más alto si:

Usa drogas ilegales inyectables

Tiene una enfermedad de transmisión sexual

Tiene contacto cercano con alguien infectado con hepatitis.

Está en diálisis a largo plazo

Nació entre 1945 y 1965, a menudo conocidos como los años del "baby

boom" (explosión de la natalidad). Aunque no se comprende bien por qué,

las personas nacidas en este período tienen una probabilidad cinco veces

mayor de tener hepatitis C.

¿Qué ocurre en la prueba de la hepatitis?

Un profesional de la salud toma una muestra de sangre de una vena de un

brazo con una aguja pequeña. Después de insertar la aguja, extrae una

pequeña cantidad de sangre que coloca en un tubo de ensayo o frasquito.


Tal vez sienta una molestia leve cuando la aguja se introduce o se saca,

pero el procedimiento suele durar menos de cinco minutos.

¿Tendré que hacer algo para prepararme para la prueba?

La prueba de la hepatitis no requiere ningún preparativo especial.

¿Tiene algún riesgo esta prueba?

Los riesgos de un análisis de sangre son mínimos. Tal vez sienta un dolor

leve o se le forme un moretón en el lugar donde se inserta la aguja, pero la

mayoría de los síntomas desaparecen rápidamente.

¿Qué significan los resultados?

Un resultado negativo significa que usted probablemente no está infectado.

Un resultado positivo puede significar que usted tiene o ha tenido hepatitis

A, B o C. Tal vez necesite más pruebas para confirmar el diagnóstico. Si

tiene preguntas sobre sus resultados, consulte con su médico o profesional

de la salud.

¿Hay algo más que deba saber acerca de la prueba de hepatitis?

Hay vacunas para la hepatitis A y la hepatitis B. Hable con su médico o

profesional de la salud para averiguar si usted o sus hijos deberían

vacunarse.
Conclusión

Para finalizar, podemos decir que la hepatitis es una infección viral que

produce la inflamación del hígado, bloquea el paso de la bilis y altera la

función del hígado de eliminar las toxinas de la sangre.

Si su enfermedad de hígado ha avanzado...Si su enfermedad de hígado ha

avanzado más allá de ser un "portador sano", hay otras precauciones que

debe tomar: Vacúnese contra la influenza cada año. Personas con una

enfermedad seria del hígado (cirrosis) deben ser vacunadas también contra

la neumonía. Vacúnese contra la hepatitis A. La hepatitis A puede hacer

todavía más daño al hígado.

No coma los ostiones crudos. Los ostiones crudos pueden llevar la bacteria

Vibrio vulnificus, la cual puede causar la septicemia primaria en personas

con una enfermedad del hígado. Alrededor de 40% de estos casos de

septicemia son mortales. También contamos con información sobre la

hepatitis para los profesionales de la salud.Los ministerios locales y

estatales de salud pueden proporcionarle más información. También puede

ponerse en contacto con las siguientes organizaciones: La Coalición en

contra de la Hepatitis B tiene un catálogo de más de 85 artículos


relacionados con la hepatitis B y las inmunizaciones. Usted puede hacer

fotocopias de cualquier de nuestros artículos para distribuir.

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