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Las metas del Bicentenario

En los grandes hitos de la historia del continente americano,


el Perú siempre fue una gran nación que asumió un rol
preponderante y estratégico, determinante para el progreso de
los pueblos, como lo demuestran el desarrollo extraordinario
de las culturas milenarias y aurorales, la portentosa
civilización de los incas, el establecimiento de los grandes
virreinatos y la gesta emancipadora.

La hora actual que vive América Latina no es una excepción. La


era global, con sus asombrosos saltos tecnológicos, la
apertura total de los mercados multinacionales y el
surgimiento de la alta competitividad encuentra a nuestro país
asistiendo a otro parto de su historia, convertido en líder en
crecimiento económico y luchando con denuedo por romper
definitivamente las cadenas del subdesarrollo y la pobreza.

No es este un momento cualquiera por el que atraviesa la


nación peruana, estamos en la década crucial a cuyo final
celebraremos el Bicentenario de la Independencia y, en estos
fastos, la comunidad de naciones americanas enarbolarán junto
a nuestra patria las nuevas banderas de la democracia, el
libre comercio, la convivencia pacífica y la justicia social.
He allí la importancia de la exposición del Plan Bicentenario
que realizó el último fin de semana, en Palacio de Gobierno,
el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan) ante
los integrantes del Acuerdo Nacional y en presencia del
presidente de la República, Alan García Pérez.

¿Cuáles son las grandes metas nacionales que propone dicho


plan para cumplirse al 21 de julio de 2021 y que reflejan, sin
duda, el sentir común de todos los peruanos, sin distinción ni
exclusión alguna? Dos son, entre otros, los propósitos
fundamentales que resaltan nítidamente y que convocan el
consenso general: elevar el ingreso per cápita de los peruanos
a 10 mil dólares y reducir la pobreza a menos del 10 por
ciento, lo cual colocará al país en el umbral del Primer
Mundo.

El mencionado plan, elaborado y diseñado por técnicos de gran


prestigio, quienes han trabajado en equipo y con una visión
diacrónica de nuestro futuro, señala que para alcanzar estas
metas el país tendrá que duplicar los índices del Producto
Bruto Interno (PBI), cuadruplicar las exportaciones, tener un
nivel de inversión sostenido entre el 24 y 25 por ciento, y
elevar la tributación en unos cinco puntos.

Todos estos logros, a la vez, nos permitirán reducir a su


mínima expresión las seculares brechas sociales y emprender
una etapa de inclusión sin marginaciones y con igualdad de
oportunidades para todos los peruanos.

Habida cuenta que el Plan Bicentenario no responde a una


visión gubernamental coyuntural y limitada en el tiempo, los
peruanos de todas las generaciones debemos asumirlo como un
reto compón y de largo aliento, con un espíritu profundamente
solidario y exento de egoísmos, mucho menos de efímeras
ambiciones partidarias o personales.

Fuente: Diario oficial El Peruano


Fecha: Lunes 7 de marzo de 2011

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