Sei sulla pagina 1di 3

La revolución en los pueblos del litoral rioplatense

Raúl Fradkin

Proceso de desintegración del imperio español: la apropiación de la soberanía se operó desde los
mismos cimientos del orden político apelando a tópicos de legitimación discursiva provenientes de
un fondo común y compartido, pero que adopto formas regionales y específicas.

1812: la constitución de Cádiz modifico el estatus jurídico y político de los pueblos rurales: la
ruralización de la política.

El proceso de desintegración lleva a una fragmentación política marcado por la confrontación y


guerra en el marco de la revolución y la invasión portuguesa.

Para enriquecer el análisis el autor desplaza el foco de las ciudades y elites urbanas hacia los
pueblos rurales y sus jurisdicciones. Esto lleva a 3 fenómenos:

 La lucha por garantizar hegemonía lleva a una posición contradictoria con respecto a la
campaña: debe subordinarla pero al mismo tiempo necesita de ella para legitimar su
posición frente a otras ciudades que pretenden ser cabecera.
 Las guerras no son solo entre dos bandos (revolucionarios – realistas o directorio –
pueblos libres), sino también entre ciudades y campaña por obtener legitimidad.
 En las confrontaciones se entrecruzaban viejas disputas con nuevos conflictos que trae
aparejada la revolución

Analiza la jurisdicción de la Intendencia de Buenos Aires 1783 – 1820.

La guerra se basó en un continuo pillaje y saqueo de establecimientos productivos, ganado,


alimentos, recursos, etc. Estas prácticas fueron el modo de aprovisionamiento de las tropas. Las
poblaciones rurales intentaron una política de autonomía ante el desorden social y político.

A fines del siglo XVIII se formaron un entramado de pueblos muy heterogéneos producto de las
migraciones hacia el litoral. Sobre esta base social se produjeron la organización de las milicias,
motor de movilizaciones de nuevos sectores populares.

La lucha de las ciudades para convertirse en cabeceras de las nuevas formaciones estatales es
precioso recordar que en este vasto espacio había 5 ciudades (Buenos Aires, Montevideo,
Maldonado, Corrientes y Santa Fe), 22 villas, 20 parroquias, 28 pueblos de indios y 10 fuertes. A
partir de 1770 la corona impulso la multiplicación de villas, lo que acrecentó las aspiraciones
autonómicas de los poblados. Estas disputas tomaron otro cariz con la revolución. La Junta Central
convoco a los cabildos de las principales ciudades, del mismo modo la Junta de Buenos Aires, lo
cual dejaba por fuera el reconocimiento de los pueblos de campaña

A finales de 1810 la Junta de Buenos Aires determina la igualdad jurídica de los indios guaraníes
con respecto a los españoles americanos: el reglamento permitía que adquieran propiedad y
participen en las instituciones civiles y militares. A medida que avanzaba la revolución se iban
reconociendo estatutos a nuevas ciudades con su cabildo, escuela e iglesia.

La expedición de Belgrano que introdujo las modificaciones antes mencionadas, trae un nivel de
movilización en los pueblos guaraníes y una serie de pautas y derechos luego convalidadas
durante la gestión de Artigas.

Así tres problemas quedaban entrelazados:

- el derecho de los pueblos a ejercer la soberanía


- el derecho de los vecinos de campaña a integrarse al cuerpo político en igualdad de
condiciones
- la definición de ¿qué pueblos formaran parte de la unión?

Estos problemas se ven plasmados en la formación de la Provincia Oriental en 1813.

El resquebrajamiento del orden social canalizó por el enfrentamiento entre nativos y peninsulares.
Esto se debe a que en los últimos años la migración peninsular se había asentado en gran medida
en la campaña, siendo éstos los más influyentes vecinos que integraban instituciones y poseían los
medios de producción. En los pueblos los españoles manejaban gran parte del comercio más que
actividades agropecuarias. Esto llevo a un antagonismo entre “puebleros” y “paisanos”.

Las confrontaciones entre ciudad y pueblos, entre “puebleros” (identificando así a los españoles
que manejaban el comercio en los pueblos) y paisanos y entre “americanos” y “europeos”, podía
transformarse también en una confrontación interétnica, a modo de pueblada y al grito de
“mueran todos los hombres blancos”.

Hacia 1812 los saqueos y despojos por parte de pueblos guaraníes fueron sobre los “españoles” y
luego sobre los “patricios locales”, reformulando el antagonismo entre “americanos y europeos”.

En cuanto a representación política: la Asamblea del año 1813 le daba 1 diputado a la Banda
Orienta. En 1815 Artigas llama al Congreso de Oriente y extiende la convocatoria reconociendo a
todos los pueblos para la elección de diputado. Esta convocatoria impulsaba la decisión de
expulsar a todo Europeo de la toma de decisiones.

Buenos Aires transformo a Santa Fe y Corrientes en provincias nuevas, separando a los territorios
de la intendencia, como un guiño que otorgaba autonomía.

Los triunfos artiguistas en Paraná y localidades de Entre Ríos, provocaron la separación de Santa
Fe de Buenos Aires y el alineamiento con Artigas. Rosario y el sur de Santa Fe resistieron pidiendo
ayuda al Directorio. En 1816 una nueva sublevación consolidaba el autonomismo santafesino.

El autor sostiene que el anclaje social está marcado por el territorio de los actores y los liderazgos
emergentes, una situación que resulta más comprensible cuando se atiende a las trayectorias de
las disputas jurisdiccionales, al resquebrajamiento de las jerarquías institucionales y territoriales y
a la dinámica de una guerra que terminó adoptando la forma de una guerra de autodefensa local.
A esto se suma el conflicto entre facciones elitistas de los pueblos y los actores rurales y sus
alineamientos. Se configuran coaliciones territoriales heterogéneas producto de las tensiones
entre territorios y cabeceras como así también entre campañas y “puebleros”. En la costa del
Paraná los liderazgos se fundan en torno a familias de prestigio local (jueces rurales y de milicia).
Mientras que en las costas del Río Uruguay los grupos indígenas tuvieron un papel decisivo. La
reconstrucción del orden primero en Corrientes y luego en Entre Ríos tuvo como condición de
posibilidad la derrota del Sistema de Pueblos Libres y con ella la insurgencia indígena y las
aspiraciones autonómicas de los pueblos.

Hacia 1820 lo poderes suprarregionales sucumbían y se desintegraban: el Directorio bajo las


fuerzas de las provincias de Santa Fe y Entre Ríos y el Sistema de los Pueblos Libres bajo el impacto
de la invasión portuguesa.

En todos los casos se fue adoptando un sistema de gobierno representativo que incluía a la ciudad
y la campaña en un único cuerpo depositario de la soberanía.

¿Qué paso con los pueblos? Aunque las formaciones estatales emergentes fueron muy diferentes
entre sí en general puede advertirse que en ellas esas aspiraciones quedaron truncas y
subordinadas a proyectos centralizadores de Estados, que si reclaman su autonomía frente a otras
provincias o poder central intentaron no reconocerlas a sus pueblos. Los cabildos disueltos y sus
atribuciones de justicia en manos de los jueces de paz, reclutados entre vecinos de cada partido
pero designados por el gobierno provincial a través de un sistema de cooptación.

Potrebbero piacerti anche