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CÁNCER:

El cáncer es una enfermedad genética porque puede rastrearse hasta alteraciones dentro de
genes específicos pero en la mayor parte de los casos no es hereditario. En una enfermedad
hereditaria, el defecto genético se haya en los cromosomas de uno de los padres y se transmite al
cigoto. En cambio, las alteraciones genéticas que conducen a la mayoría de los canceres surgen en
el ADN de una célula somática durante la vida del individuo afectado. A causa de estos cambios
genéticos en las células cancerosas se liberan muchas de las restricciones a las que se encuentran
sujetas las células sanas. Las células sanas no se dividen a menos que sean estimuladas para serlo
a través de la maquina homeostática del cuerpo; tampoco sobreviven cuando incurren en un daño
irreparable; se separan de un tejido para empezar colonias nuevas en otro sitio del cuerpo. Por el
contrario, en la mayor parte de las células cancerosas se descomponen esas influencias
reguladoras que protegen al cuerpo del caos y la autodestrucción. Lo que es más importante,
prolifera de manera incontrolable y produce tumores malignos que invaden el tejido sano
circundante. Mientras que el crecimiento del tumor permanezca localizado, la enfermedad casi
siempre puede tratarse y curarse mediante la extirpación quirúrgica de la neoplasia. Sin embargo,
los tumores malignos son propensos a la metástasis, es decir, a diseminar células apostatas que se
separan de la masa original, ingresan a la circulación linfática o sanguínea y se extiende a sitios
distantes del cuerpo, donde establecen tumores secundarios letales ( metástasis) que ya no son
susceptibles de extirpación quirúrgica.

PROPIEDADES BÁSICAS DE UNA CÉLULA

El comportamiento de las células cancerosas es más fácil de estudiar cuando éstas crecen en
cultivos. Las células cancerosas pueden obtenerse cuando se extirpan un tumor maligno, se separa
el tejido en sus células componentes y se cultivan las células in vitro. Con los años, se han
recolectado muchas líneas celulares diferentes de las células cultivadas obtenidas de tumores
humanos en bancos celulares y estas disponibles para estudio. Una alternativa consiste en
convertir las células normales en células cancerosas mediante sustancias carcinógenas, radiación o
virus tumorales. Las células que se transformaron in vitro con sustancias o virus casi siempre
producen tumores cuando se introducen en un animal hospedero adecuado. Hay muchas
diferencias entre las propiedades de un tipo de célula cancerígena y otro, pero al mismo tiempo
existen varias propiedades básicas que comparten todas las células cancerosas sin importar cuál
sea el tipo de origen.

Las características más importantes de una célula cancerosa, a nivel celular ya sea que se
encuentra en el cuerpo o en una caja de cultivo, en la pérdida de control del crecimiento. La
capacidad para crecer y dividirse no es muy distinta a la de las células normales cuando estas
últimas crecen en un cultivo de condiciones que promueven la proliferación celular, crecen y se
dividen a un ritmo similar al de sus contrapartes malignas. Sin embargo, cuando las células
normales proliferan hasta el punto en que cubren el fondo de la caja de cultivo, su ritmo de
crecimiento disminuye en grado notable y tiende a crecer una sola capa (monocapa) de células.

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