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Antecedentes
1948
A principios de febrero de 1948, Gaitán encabezó una manifestación5 a la
que asistieron 100 000 personas de todo el país. Al final de esta, pronunció
un discurso conocido como Oración Por La Paz, dirigido al presidente Ospina
Perez:
“... Señor Presidente: Le pedimos cosa sencilla para la cual están de más los
discursos. Os pedimos que cese la persecución de las autoridades y así os lo
pide esta inmensa muchedumbre. Os pedimos pequeña y grande cosa: que
las luchas políticas se desarrollen por cauces de constitucionalidad. Os
pedimos que no creáis que nuestra tranquilidad, esta impresionante
tranquilidad, es cobardía. Nosotros, señor Presidente, no somos cobardes:
somos descendientes de los bravos que aniquilaron las tiranías en este piso
sagrado. Pero somos capaces, señor Presidente, de sacrificar nuestras vidas
para salvar la tranquilidad y la paz y la libertad de Colombia....”
Hechos
Historia
Conferencia Panamericana
Consecuencias
Inmediatas: Las consecuencias inmediatas del Bogotazo el 9 de abril de
1948 fue el asedio por tres días de violentas protestas, desórdenes y
represión. Un levantamiento popular en armas se dirigió al Capitolio Nacional
para exigir la renuncia del presidente conservador Mariano Ospina Pérez.
Parte de la muchedumbre, aprovechando los disturbios, se olvidó del
magnicidio y su rabia se descargó sobre los locales del centro de la ciudad,
en donde realizaron varios saqueos, incendiaron y destruyeron los tranvías,
iglesias, edificaciones importantes y asaltaron locales. La ciudad quedó
semidestruida.
Conmemoraciones
La Violencia (1949-1957)
En esta época existían dudas sobre quién sería el verdadero vocero del
movimiento popular y representante de las aspiraciones del pueblo como lo
hiciera Gaitán. El oficialismo liberal fogueaba a jóvenes y viejos políticos,
pero simultáneamente, los que se consideraban voceros del pueblo como la
Anapo, el MRL y el Partido Comunista se apropiaban del discurso gaitanista,
considerándose a sí mismo como la “legitima herencia” del caudillo.
Desde las dos últimas décadas del siglo XX y hasta la actualidad del siglo
XXI, está en declive la memoria histórica y la conmemoración del 9 de abril;
a diferencia de décadas anteriores, son menos masivas y menos apasionadas
en la actual cultura popular y en lo simbólico.
En el año 2011, como una forma para no olvidar esta fecha se aprobó, por
parte del entonces presidente Juan Manuel Santos, la Ley 1448, en la que se
declara conmemorar el 9 de abril como el "Día de la Memoria Histórica y
Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado". En la conmemoración del
año 2017 hecha en el Congreso Gloria Gaitán, hija de Jorge Eliecer Gaitán e
invitada habitual de esta fecha en el legislativo, acusó al expresidente y
entonces senador Álvaro Uribe de perseguirla políticamente durante su
gobierno, al haberle levantado 41 procesos judiciales en su contra, como
forma de silenciarla por responsabilizar a la CIA de la Operación Pantomima
ejecutada contra su padre, y por denunciar las operaciones oscuras que
realizó la agencia de inteligencia estadounidense durante el desarrollo del
Plan Colombia, ejecutado en su mandato.
En la conmemoración del año 2018, la Comisión de la Verdad de Colombia
(creada en el marco de los Acuerdos de La Habana para la desmovilización
de la guerrilla de las FARC) anunció que solicitará a la Fiscalía General de la
Nación declarar el magnicidio de Jorge Eliecer Gaitán como delito de lesa
humanidad, para así reabrir la investigación sobre las verdaderas causas que
motivaron el asesinato.
Obras de ficción
El 9 de abril, de Gabriel García Márquez
El 9 de abril, de Pedro Gómez Corena (1951),
El día del odio, de José Antonio Osorio Lizarazo (1952),
Los elegidos, el manuscrito de B.K., de Alfonso López Michelsen (1953),
Viernes 9, de Ignacio Gómez Dávila (1953),
La Calle 10, de Manuel Zapata Olivella (1960).
El cadáver insepulto (2005) de Arturo Alape.
El crimen del siglo (2006) de Miguel Torres.
El incendio de abril (2012)
Obras de no ficción
«Sobre el 9 de abril existen muchos testimonios de testigos y participantes,
apasionados y muchas veces inexactos, pero indispensables: Willard Beaulac,
Embajador de carrera (Buenos Aires, 1957); Joaquín Estrada Monsalve, Así
fue la revolución, Del 9 de abril al 27 de noviembre (Bogotá, 1948) y El 9 de
abril en Palacio: horario de un golpe de Estado (Bogotá, 1948), Alberto H.
Niño, Antecedentes y secretos del 9 de abril (Bogotá, 1949); Humberto
Plaza, La noche roja en Bogotá: páginas de un diario (Buenos Aires, 1949);
Luis Vidales, La insurrección desplomada (el 9 de abril, su teoría, su praxis)
(Bogotá, 1948); y una extensa serie de relatos periodísticos y entrevistas a
figuras políticas del momento. Muchos de estos materiales testimoniales han
sido recogidos en el libro de Arturo Alape El bogotazo (Bogotá, 1982). Otros
testimonios se presentan en el libro de Arturo Abella Así fue el 9 de abril
(Bogotá, 1973).»17
Referencias bibliográficas