Sei sulla pagina 1di 12

[Fecha] John Maynard

Keynes

JHON LUIS CONSUEGRA MARRIAGA

JHON FREDI PEÑA

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA TECNOLÓGICO COMFENALCO

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS

PROGRAMA DE DERECHO

segundo Semestre Sección 1

Cartagena, D. T y C. 2018
Introducción
John Maynard Keynes economista de origen británico quien tiempo después del crac del
29 e ideó una de las teorías económicas más reconocidas , como lo es el keynesianismo .
Donde Keynes planteo que la causa de la crisis era la insuficiencia de la demanda, debida
a la creciente inclinación al ahorro de las sociedades. En su opinión, la debilidad del
consumo privado y el desempleo sólo podían solucionarse incrementando el gasto público
en periodos de recesión, haciendo que el Estado incurriera en déficit para crear demanda
adicional.
La relevancia de estos argumentos llegaron a constituir la base de la Macroeconomía, teoría
económica moderna centrada en explorar las relaciones entre los agregados de la renta
nacional. Además, lo que se conoce como la “revolución keynesiana” fue poco a poco
penetrando en el mundo académico de tal modo que, una vez finalizada la Segunda Guerra
Mundial (1939-45), determinó las políticas económicas del mundo occidental durante más
de tres décadas.
Principales obras de Keynes: Todas sus obras están motivadas por los problemas de la
economía de su tiempo. Así, como resultado de su labor en la Administración colonial,
escribió La moneda india y las finanzas (1913). Igualmente, el libro Las consecuencias
económicas de la paz (1919) tuvo su origen en su participación como representante del
Tesoro en la delegación británica enviada a negociar el Tratado de Versalles, tras la derrota
de Alemania en la Primera Guerra Mundial (1914-18).
En 1920 vio la luz su Tratado sobre probabilidad, que ampliaba la regla de Laplace -entre
otras-, aplicándola a diferentes problemas económicos. Concretamente, mediante este texto,
Keynes realizó importantes contribuciones a la estadística y las matemáticas, bases
fundamentales de la teoría económica.
La cuestión del dinero continuó absorbiendo su atención en el Tratado sobre la reforma
monetaria (1923), en el que analizó los tipos de cambio flexibles y su relevancia como
“estabilizadores” de los precios dentro de una economía local; por otro lado, en el Tratado
sobre el dinero (1930) criticó tanto la adhesión al patrón oro como la teoría cuantitativa de
la moneda -la cual sostiene que los precios varían proporcionalmente a la cantidad de dicha
moneda.
Su obra decisiva fue la Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero (1936), con la
que quiso ofrecer una respuesta definitiva a la grave depresión económica desencadenada
en todo el mundo a partir del crash de la Bolsa de Nueva York de 1929.
En 1942 redactó ¿Cómo pagar la guerra?, obra en la que defendía que para salir del agujero
financiero en el que se encontraba sumido el Reino Unido tras la Guerra, había que
aumentar los impuestos e incrementar su hegemonía en las colonias africanas, en lugar de
recurrir al endeudamiento, que generaría más inflación.
John Maynard Keynes
(Cambridge, Reino Unido; 5 de junio de 1883 – Sussex Oriental, Reino Unido; 21 de abril
de 1946) es considerado como uno de los economistas más influyentes del siglo XX, cuyas
ideas tuvieron y tienen una fuerte repercusión en las teorías y políticas económicas.
Una de las principales novedades de su pensamiento fue plantear que el sistema capitalista
no tiende a un equilibrio de pleno empleo de los factores productivos, sino hacia un
equilibrio que solo de forma accidental coincidirá con el pleno empleo. En contraposción a
la visión clásica, el Keynesianismo destacó el carácter ascendente de la oferta agregada,
además la inestabilidad de la demanda agregada, proveniente de los shocks ocurridos en
mercados privados, como consecuencia de los altibajos en la confianza de los inversores.
La principal conclusión de su análisis es la importancia de la intervención pública directa
en materia de gasto público para cubrir la brecha o déficit de la demanda agregada.
Su obra principal, Teoría general del empleo, el interés y el dinero, trató sobre sus
opiniones sobre el empleo, la teoría monetaria, y el ciclo de comercio, entre otros temas.
Keynes decía que la causa real del desempleo era el insuficiente gasto en inversión. Él creía
que la cantidad de trabajo entregada es diferente cuando el decremento en los salarios reales
(el producto marginal del trabajo) se debe al decremento del salario monetario, que en el
caso cuando se debe a un incremento del nivel de precios, asumiendo que el salario
monetario se mantenga constante.
Se puede sintetizar su aporte en el concepto de que cuando la demanda deviene
transitoriamente más pequeña, ello puede tener como consecuencia, en determinados
contextos institucionales, el que la oferta también sea contraída; con lo que resultaría un
nuevo equilibrio del mercado, pero habiendo perdido el mercado mismo cierta magnitud
entre ambos momentos. En su teoría, el desencadenante de esos movimientos en la
demanda y la oferta es el mercado de capital; la demanda de capital transitoriamente
deviene menor, a partir de lo cual la oferta de capital le sigue mímicamente a la baja, en vez
de mantenerse transitoriamente o aumentar transitoriamente. En su Teoría del dinero,
Keynes dijo que los ahorros e inversión estaban determinados en forma independiente. La
cantidad destinada a ahorro tenía poco que ver con las variaciones en las tasas de interés
que a su vez tenían poco que ver con cuanto se destinaba a inversión. Keynes pensó que los
cambios en la cantidad destinada a ahorro dependían en la predisposición para consumir
que resultaba de cambios incrementales, marginales, al ingreso. Por tanto, la cantidad
destinada a inversión estaba determinada por la relación entre la tasa esperada de retorno
sobre la inversión y la tasa de interés.
Teoría keynesiana
Se centró en explicar la depresión y la naturaleza de los ciclos económicos. Proporcionó
recomendaciones de política para reconducir la economía hacia el pleno empleo y reducir la
severidad y duración de los ciclos económicos. Creía que los cambios en la demanda
agregada se debían a cambios en las expectativas, que eran los causantes de la existencia de
los ciclos.
La teoría Keynesiana, consideraba que dichos cambios dependían del optimismo de
aquellos que manejaban las empresas. De hecho, Keynes comentaba que sobre invertían o
producían más cuando eran muy optimistas sobre el ciclo económico, es decir, cuando
había expectativas de crecimiento del producto interior bruto (PIB). Por el contrario,
cuando consideraban que el crecimiento del PIB era incierto, desinvertían y producían
menos.
Esta teoría argumentaba que los salarios eran muy rígidos a la baja, lo que reducía la
capacidad de bajada de los salarios nominales que conlleven un aumento de la oferta
agregada de corto plazo y muevan la economía de la depresión al pleno empleo. Esta teoría
sostiene que se debe aumentar la demanda agregada directamente, a través de la política
monetaria el aumento de la oferta de dinero y a través de la política fiscal aumentando el
gasto público, la disminución de los impuestos, o ambos.
Keynes cree que la política fiscal, a través de su efecto sobre la demanda agregada, puede
tener un fuerte efecto sobre el crecimiento económico, cuando la economía se encuentra por
debajo del pleno empleo.
Por otro lado, los monetaristas rama o vertiente de pensamiento económico que se ocupa de
los efectos del dinero y sobre la economía en general y que se originó a partir de la
economía neoclásica, creían que el efecto del estímulo fiscal es sólo temporal y que la
política monetaria debe ser usada para aumentar o disminuir las presiones inflacionarias.
Los monetaristas no creen que la política monetaria deba ser utilizada en un intento de
influir en la demanda agregada para contrarrestar los movimientos cíclicos en la economía.
A pesar de que varias corrientes como los monetaristas y los liberalistas hayan intentado
refutar las teorías keynesianas, la teoría keynesiana sigue siendo la teoría económica más
utilizada por los Gobiernos de todo el mundo.
Las finanzas públicas para Keynes y su repercusión en el entorno económico.
Para el Keynesianismo la participación del Estado en el sistema económico es deseable y
los impuestos juegan un papel crucial en las políticas de reactivación económica y de
distribución equitativa del ingreso.
Como consecuencia del extraordinario desarrollo del capitalismo, las relaciones
económicas experimentaron grandes modificaciones antes de la segunda década del siglo
pasado. La libre competencia se vio reemplazada por los nacientes monopolios industriales.

Se empezó a tomar conciencia de que los mecanismos naturales en que se apoyaba el


liberalismo económico eran insuficientes e inadecuados para solucionar los graves
desequilibrios sociales y económicos que empezaron a gestarse a partir de la concentración
de grandes capitales en unas cuantas manos. Fue así como el Estado intervino no sólo para
evitar los abusos de los acaparadores de riqueza y de la industria, sino también para hacer
frente a las nuevas exigencias económicas y sociales. La intervención estatal trató de evitar
los graves los desequilibrios económicos y de mitigar la inquietud social que se estimulaba
constantemente por el triunfo del comunismo en Rusia.
La primera guerra mundial influyó en las nuevas relaciones económicas internacionales y
en la doctrina de las finanzas públicas. Algunos países se vieron en la necesidad de cubrir
gastos de guerra urgentes, lo que propició el aumento progresivo en la imposición de las
rentas y herencias, siendo estas cargas tributarias un nuevo elemento regulador de las
economías internas , Se elevaron algunos tributos con finalidades extrafiscales; se
aumentaron en forma extraordinaria diversas erogaciones públicas destinadas a cubrir
gastos de tipo social, tales como pensiones por invalidez, subsidios familiares, ayudas a los
desempleados, etc. Desde entonces se acrecentó y generalizó el desequilibrio
presupuestario, justificando el déficit presupuestario como una necesidad real que
propiciara el desarrollo económico y social de manera más justa.
Ante este nuevo planteamiento ideológico, las finanzas públicas adquirieron mayor
predominio, ya que el uso racional de los recursos se convertía en un instrumento clave de
cambio económico y social. Bajo esta perspectiva, el Estado no podía limitarse a
implementar una política de ingresos mínimos para cubrir sus necesidades indispensables,
ni a canalizar recursos para mantener solamente una situación de orden y supervisión.
La extraordinaria expansión de la actividad estatal repartió a manos llenas un porcentaje tan
elevado del producto social bruto que la neutralidad del Estado ante la política económica
se hizo absolutamente imposible. El reconocimiento de que la actividad del Estado no
podría ser neutra en relación a la política económica, originó el fortalecimiento de la
Hacienda Pública y la práctica del Estado de controlar cada vez más algunos rubros de la
economía nacional. Este paso sustancial de un sistema de participación a un sistema de
control alteró definitivamente el rumbo de la Hacienda Pública y modificó esencialmente
los fines del Estado. Las responsabilidades de la autoridad estatal cambiaron cuando
asumió la dirección de la política económica y financiera. La transición de un liberalismo
financiero a un Estado intervencionista hizo variar la estructura gubernamental, económica
y social.

La ciencia económica experimentó, a partir de 1930, una etapa de enorme expansión en el


plano de la teoría, pero también en el de la aplicación de sus conclusiones a la política
económica concreta de numerosos gobiernos, en los países centrales , Esta etapa llegó a su
cumbre con la revolución que la obra de John Maynard Keynes24 (1883-1946) supuso para
la economía. Para Keynes, un economista de indudable estirpe ricardiana, la economía
clásica limitaba su ámbito al de los fenómenos de la microeconomía; para completar la
visión científica del proceso económico había que descubrir "la otra cara de la Luna", es
decir, analizar los grandes procesos económicos de alcance mundial, la 24 Keynes, John
Maynard, Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero, FCE, México, 1943.

La teoría Keynesiana es una doctrina, una política y un régimen económico que se


opone al liberalismo pleno.
Como doctrina pone en duda lo automático de la regulación natural y los beneficios del
laisser faire. También difiere del socialismo aún cuando éste sea esencialmente
planificador. El Estado para Keynes es un ente que asume la responsabilidad de la vida
económico-política y en la práctica ejerce un poder de decisión para dirigir la actividad
económica de un país; practica una política dirigista.

Pueden ser múltiples los objetivos de esta política, variando según su naturaleza, su
extensión y su persistencia:
el Estado puede tratar de prevenir o determinar una depresión económica, de preparar y
mantener una guerra; de ajustar las estructuras económicas para el paso de una economía de
guerra a una economía de paz; de la restauración y mantenimiento del pleno empleo, del
progreso social y de la mejoría del bienestar, etc.

Keynes en su obra clásica Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero, analiza


todas estas posibles injerencias estatales. El dirigismo puede o no desembocar en una
política de planificación, dependiendo de la extensión y de los medios que el Estado pone
en acción. Estos medios pueden ser directos o indirectos, consistiendo los primeros en la
fijación de los precios y los salarios, en racionar el consumo y en subvencionar e incluso
nacionalizar la producción.
Los medios indirectos son los que tienen influencia en la producción, consiguiendo con ello
la formación de ingresos reales; incluyen además la fijación de políticas para redistribuir
una parte de las rentas monetarias, por medio de una acción concertada sobre el crédito,
sobre la inversión y sobre el ahorro.

Keynes consideraba que la inestabilidad de la demanda agregada era el origen de problemas


de diferentes tipos y concibió la política fiscal como el instrumento universal capaz de
resolver dichos problemas.

La inflación sería así la consecuencia de un exceso de demanda que podría ser resuelto
detrayendo mediante impuestos parte de las rentas familiares. Pero la preocupación
principal en los años treinta no era la inflación sino la deflación y el desempleo. Fue aquí
donde Keynes puso el acento, recomendando el aumento de los gastos públicos, aunque
fuese en trabajos inútiles.

Para iniciar el plan de Keynes era necesario contar con mayores recursos públicos, por lo
que explicó que existen tres formas de financiar el aumento de los gastos públicos: 1.
Mediante impuestos. Ciertamente aunque los impuestos cubran totalmente el aumento de
los gastos, se seguirá percibiendo un cierto efecto expansivo como consecuencia de la
contracción del ahorro agregado, pero ese efecto resultaría insuficiente y aparecerían
fuertes distorsiones en las pautas de consumo y en la propensión marginal a consumir.

El mejor efecto expansivo se consigue mediante el déficit fiscal, es decir, aumentando la


diferencia entre los gastos y los ingresos públicos. En ese sentido también resultaría
expansiva una reducción de los impuestos.

1. Mediante la emisión de dinero.


Es facultativo del Estado imprimir billetes en cualquier cantidad y de cualquier valor. La
consecuencia de este método es que la emisión incontrolada de dinero puede provocar
inflación por lo que actualmente se limita legalmente la capacidad de los gobiernos de
emitir dinero, dejando esa función en manos de los bancos centrales.

2. Mediante la emisión de deuda pública.


Según Keynes, sería incorrecto pensar que la financiación de los gastos mediante deuda
pública implica beneficiar a la generación presente con cargo a la generación futura que
deberá amortizar la deuda. De hecho siempre es posible amortizar deuda con nuevas
emisiones, como efectivamente suele hacerse.
La transferencia de renta se realiza al pagar los intereses, de los contribuyentes a los
poseedores de títulos, y se produce por tanto, dentro de la misma generación de renta. El
efecto será simplemente redistributivo, mientras que la carga de la deuda en proporción a
los gastos del Estado se mantenga dentro de ciertos límites.
La financiación del déficit público mediante deuda pública tiene otra consecuencia
indeseable: el crowding out o efecto desplazamiento. La colocación de los títulos de deuda
pública en los mercados financieros hace aumentar la demanda sobre los fondos
disponibles. Al competir con la empresa privada para conseguir medios de financiarse, el
Estado provoca la subida de los tipos de interés y por tanto la disminución de la inversión
privada.
Todo ello supone en la práctica desplazar o sustituir la iniciativa privada por la iniciativa
pública. El mantenimiento de políticas fiscales expansivas en los países occidentales por
largos períodos desde la Segunda Guerra Mundial hizo crecer el peso relativo de la
intervención económica del Estado en comparación con el de la iniciativa privada hasta un
punto en el que algunos autores consideraban que se estaba poniendo en cuestión el modelo
económico.
El final definitivo a la consideración del modelo keynesiano y la política fiscal como
panacea de todos los males económicos se produjo en la década de los setenta al aparecer
simultáneamente fuertes tasas de paro e inflación. Esa situación resultaba inexplicable
desde los sencillos esquemas keynesianos y no podía ser resuelta exclusivamente mediante
medidas fiscales.

Política fiscal :
Un factor muy importante en El modelo keynesiano cabe destacar este como lo fue la
política fiscal donde busca explicar la creciente en la economía, plantea también políticas
para contrarrestar los procesos depresivos. Políticas que pudieran eliminar los ciclos y sacar
a la economía del nivel de equilibrio con desempleo al que supuestamente llegaría.
Estas políticas no sólo consisten en medidas para estimular la economía en una situación
como la de la depresión de los 30, sino que plantean también formas de desacelerar o
enfriar la economía. Para afectar los niveles de gasto agregado, las políticas keynesianas
proponen variaciones en el gasto gubernamental, en los impuestos o cambios en la oferta
monetaria. Lo que a la política fiscal respecta es precisamente la capacidad que tiene la
entidad gubernamental para variar tanto sus niveles de gasto como los niveles de impuesto
ya sea con fines de estimular o frenar la economía.
Visto desde otra perspectiva el presupuesto del gobierno, la política fiscal vendría a ser la
capacidad para manipular el déficit o superávit presupuestal con el objetivo de influenciar
el nivel agregado de la economía.

Políticas fiscales expansionistas en una economía con recesión


La propuesta keynesiana para una economía con estas características es aplicar la política
fiscal, sea incrementando el gasto de gobierno o reduciendo los impuestos, de modo tal que
se incremente el gasto agregado y, a través del multiplicador, se incremente también el
nivel de ingreso de equilibrio hasta alcanzar el deseado. Una política en este sentido es
denominada ‘expansiva’ ya que tienen como efecto estimular la economía.
política expansiva
Es interesante mencionar que siempre que nos referimos a un incremento en el gasto del
gobierno éste está financiado por la venta de bonos y no por un aumento en los impuestos.
Si esto fuera así estaríamos frente al caso de un “Multiplicador de presupuesto equilibrado”.
Cuando el incremento en el gasto se financia con bonos esto tendrá dos efectos; el primero
será un aumento de la tasa de interés con el subsecuente efecto atenuante en el crecimiento
del producto. El segundo, será un incremento en los impuestos futuros o una disminución
en el gasto público futuro con el fin de mantener un presupuesto equilibrado
intertemporalmente. Esto se traducirá en un efecto atenuante en el multiplicador si las
familias logran anticipar dichos aumentos.

Instrumentos de la Política Fiscal


Para que exista equilibrio en la economía de un país es necesario que su oferta agregada (la
producción) coincida con su demanda agregada. Sin embargo, las variaciones que sufren
tanto la oferta como la demanda agregada, hacen que existan grandes dificultades para que
esta situación de equilibrio se mantenga de forma permanente en el tiempo con el simple
funcionamiento del mercado, dando lugar a fluctuaciones económicas: cuando la demanda
es insuficiente se provocará un aumento del desempleo y cuando es excesiva una elevación
de los precios (inflación). Para restablecer la situación de equilibrio será necesario la
participación del Estado, que mediante las distintas políticas económicas intentará
recuperar las tasas naturales de producción, precio y empleo. Efectivamente, mediante la
aplicación de la política fiscal, el Estado tratará de influir en la economía del país,
controlando el gasto y los ingresos de los diferentes sectores y mercados con el objetivo de
alcanzar su política económica Mientras que el Gasto Público comprende todos aquellos
gastos que realiza el sector público de un país, a lo largo de un año, para desarrollar su
función económica, los Ingresos Públicos son los recursos que el Estado y otros entes
públicos obtienen para financiar los gastos públicos Dentro de los ingresos públicos
destacan los tributos (prestaciones dinerarias que los ciudadanos están obligados a pagar
por ley). A su vez, los tributos engloban las tasas, las contribuciones especiales y los
impuestos, siendo estos los más importantes, ya que es a través de ellos como se obtienen la
mayoría de los ingresos públicos.
Estas dos formas, totalmente contrarias, de aplicar la política fiscal son conocidas como:

Política Fiscal expansiva: se aplica cuando la demanda agregada es insuficiente y, por lo


tanto, hay capacidad productiva sin utilizar generándose desempleo (generalmente en
épocas de recesión o de crisis). Su objetivo es estimular la economía para aumentar la
demanda agregada, mediante el aumento del gasto público y la bajada de impuestos Las
medidas más destacadas de la política fiscal expansiva son: aumentar el gasto público y
reducir los impuestos. Suelen aplicarse cuando la economía está atravesando un período de
recesión o de crisis y, por consiguiente, está sufriendo un alto nivel de desempleo.
Política Fiscal restrictiva: se aplica cuando la demanda agregada es excesiva y existe, por
lo tanto, una elevación significativa de la inflación. Su objetivo es estabilizar los precios
mediante la reducción del gasto público y la subida de impuestos.

Política Fiscal Expansiva


Como se ha indicado anteriormente, cuando la demanda agregada (demanda total de una
economía) no es suficiente para adquirir todo lo que la economía es capaz de producir
(oferta agregada), existe capacidad productiva sin utilizar y, por lo tanto, se produce
desempleo Para eliminar este desempleo, el gobierno tendrá que aumentar la Demanda
Agregada a través de sus componente (Consumo, Inversión, Gasto y Exportaciones netas) y
para ello, como ya se ha dicho anteriormente, dispone del control del gasto público y de los
impuestos con distintas posibilidades de actuación: aumentar el gasto público, reducir los
impuestos o ambas medidas simultáneamente Aumentar el gasto público El estado puede
aumentar el gasto público ejecutando obras públicas (carreteras, hospitales, etc.),
comprando bienes y servicios públicos a las empresas o mediante las transferencias
(subsidios de desempleo, pensiones, subvenciones a las empresas, etc.). Con esto se
consigue aumentar la demanda agregada y, como respuesta, las empresas incrementarán su
producción y contratarán más trabajadores (aumento del empleo).
Reducir los impuestos. Con ello se aumenta la renta disponible de las familias (podrán
entonces consumir más) y disminuyen los costes de las empresas (podrán aumentar sus
inversiones). Este incremento del consumo y de la inversión conllevarán a un aumento de la
demanda agregada y, con ello, las empresas incrementarán su producción y el número de
empleados Evidentemente, con la aplicación de estas medidas (aumento del gasto público y
disminución de los impuestos), además del aumento del empleo, se generará déficit público
y, posiblemente, inflación.
Reducir el gasto público.
El estado puede reducir el gasto público gastando menos en obras públicas, comprando
menos bienes y servicios públicos a las empresa o recortando las transferencias. Con esto se
consigue disminuir la demanda agregada y, por la ley de la oferta y la demanda, una bajada
de los precios (reducción de la inflación).
Aumentar los impuestos.
Con ello se disminuye la renta disponible de las familias (tendrán menos dinero para
consumir) y aumentan los costes de las empresas (podrán invertir menos). Esta disminución
del consumo y de la inversión se traducirá en un descenso de la demanda agregada y del
nivel general de los precios.

OFERTA AGREGADA
Valor total de bienes y servicios (producción) que las empresas de un país están dispuestas
a producir para cada nivel de precios, durante un período de tiempo determinado.
DEMANDA AGREGADA
Valor total de gastos en bienes y servicios que los agentes económicos (consumidores, las
empresas y el Estado) están dispuestos a comprar para cada nivel de precios, en un periodo
determinado de tiempo.
Impuestos: cantidades que se exigen sin contraprestación, y que se fundamentan en hechos
que ponen de manifiesto la capacidad económica del contribuyente.

Una de las críticas que más recaen sobre la política fiscal expansiva es que su aplicación
implica incurrir en déficit público, ya que con ello aumenta la deuda del Estado, generando
intereses (más gastos) para los próximos años Por este motivo, los monetaristas defienden
la política fiscal neutral, donde prevalece el principio de equilibrio presupuestario. Según
esta corriente, si en algún momento es necesario aumentar el gasto público, también se
deberá subir los impuestos, para mantener de esta forma el equilibrio presupuestario.
Por otra parte tenemos a los keynesianos, que ante períodos de recesión económica y
existencia de desempleo, defienden el aumento del gasto público para reactivar la economía
y generar empleo, a pesar de que se genere déficit público. Reconocen que este déficit debe
equilibrarse, pero abogan a que se realice en los años siguientes, a lo largo de los ciclos
económicos, compensando la deuda originada en la fase recesiva con el superávit creado en
el período de bonanza económica (evidentemente, todo esto dependerá del nivel de deuda
acumulada que tenga el país en ese momento). Hay que señalar, que la pertenencia a la
zona euro limita la posibilidad de aplicar, de forma continuada, las políticas expansivas, ya
que el Pacto de estabilidad establece límites al déficit y a la deuda pública.
Por lo tanto, podemos afirmar que este modelo (modelo keynesiano) resuelve los problemas
de la estabilidad económica, siempre que inflación y desempleo no coexistan.
Efectivamente, el desempleo se debe a una insuficiencia de la demanda, y esta insuficiencia
provoca que los precios bajen. Es decir, no coexistirán desempleo e inflación. Por otra
parte, si hay inflación es porque hay un exceso de demanda y este exceso provocará mayor
producción y, por lo tanto, aumentará el empleo. Es decir, no coexistirán inflación y
desempleo De esta forma, la teoría macroeconómica de la demanda agregada de Keynes
manifestaba que las medidas de la política fiscal tienen una gran influencia en las
variaciones a corto plazo de la producción, el empleo y los precios.

Potrebbero piacerti anche