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Tema

 7  EBAU.  Las  Cortes  de  Cádiz  y  la  Constitución  de  1812  

Tema 7. Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

INTRODUCCIÓN

En 1808, con la invasión francesa, estalla la Guerra de la Independencia y, al


mismo tiempo, este acontecimiento pone de manifiesto la crisis de la Monarquía absoluta
en España y da paso en 1810 a la configuración del primitivo germen de Estado liberal en
España, tal como lo establecen las Cortes de Cádiz y como queda ratificado en la
Constitución de 1812. Los diputados reunidos en Cádiz sientan las bases del Estado
nacional moderno en España, cimentado sobre las ideas y valores liberales, rompiendo así
con la tradición política absolutista. De este modo, se reconocen la soberanía nacional, la
división de poderes, la igualdad jurídica de los ciudadanos y un amplio catálogo de
libertades que no tienen precedentes en nuestro país y que se convierten en un punto de
referencia ineludible, en un mito, de los liberales en su lucha contra el absolutismo
durante el primer tercio del siglo XIX.

Sin embargo, el sueño liberal no duró mucho. En 1814 regresa Fernando VII y se
produce un retorno al absolutismo previo a la guerra. A los liberales españoles les quedan
pocas opciones: resignarse al exilio, soportar una dura represión o recurrir a la
insurrección.

[ESTO NO LO METÁIS EN EL TEMA EBAU, PERO SÍ RESPONDE AL ESTÁNDAR 1.1. DEL


CURRÍCULO DE BACHILLERATO]

En 1788, muere el rey Carlos III, el monarca ilustrado español por antonomasia y le
sucede su hijo Carlos IV, menos capaz y con menos interés por el gobierno que su padre. Sin
embargo, un año después, tiene lugar un acontecimiento histórico crucial. En 1789 estalla la
Revolución Francesa, que tendrá consecuencias transcendentales para la historia de España. A
partir de este momento, el miedo al contagio revolucionario condicionará la política española.

Como consecuencia, en 1791, el ministro Floridablanca establece un cordón


sanitario o política de aislamiento para impedir que llegase a España cualquier tipo de
información sobre lo que estaba sucediendo en Francia: periódico, libro o panfleto, que pudiesen
inspirar pensamientos subversivos entre la población.

Sin embargo, la radicalización de la Revolución empeora aún más las relaciones de España
con Francia. De hecho, en 1793, el monarca francés, Luis XVI es juzgado y condenado a muerte
por los revolucionarios. La reacción de las potencias absolutistas no se hace esperar y España, en
coalición con otras monarquías absolutas, le declara la guerra a Francia, aunque resulta,
finalmente, derrotada.

En 1799, el general Napoleón Bonaparte toma el poder en Francia. Sus principales


líneas de actuación son la consolidación del Liberalismo en Francia, la expansión por toda Europa,
gracias a sus conquistas militares, y el boicot decretado contra Inglaterra. Por su parte, Carlos IV,
temeroso de una invasión francesa, se alía con Napoleón y se enfrenta a Gran Bretaña. En la
Batalla de Trafalgar (1805) la armada franco-española fue claramente derrotada por la flota
comandada por Nelson. Finalmente, en 1808, en virtud del Tratado de Fontainebleau, comienza la
invasión francesa de España y empieza también la Guerra de la Independencia.

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DESARROLLO

1. La Guerra de la Independencia

Los primeros años del siglo XIX se caracterizaron por una grave situación de
crisis tanto económica como política. En la Corte había muchas intrigas contra Carlos IV
y su hombre de confianza, Manuel Godoy. El propio príncipe, Fernando VII, participó
activamente en una de estas conspiraciones. En 1808 Carlos IV cedió el trono a su hijo
tras el estallido de un motín popular. Mientras tanto, Napoleón planeaba invadir España y
aprovechó los conflictos en el seno de la familia real para situarlos en su órbita. Se firmó
el Tratado de Fontainebleau, que permitía el paso de los ejércitos franceses por
España para invadir Portugal. Pero, en realidad, la presencia de las tropas francesas
significó la invasión del territorio español y la imposición de un nuevo gobierno con José
Bonaparte a la cabeza, tras la abdicación de Carlos IV y el futuro Fernando VII en
Bayona.

Sin embargo, la ocupación de España no fue fácil. El 2 de mayo de 1808 se produjo


un levantam iento popular en Madrid contra las tropas del invasor que fue duramente
reprimido. En unos pocos días la insurrección se extendió a muchas ciudades españolas.
Ante la pasividad de las viejas instituciones de gobierno y del Ejército, se creó una
situación de vacío de poder que impulsó a los sublevados a crear juntas locales y
regionales, éstas asumieron la autoridad en nombre del pueblo y negaron la legitimidad
de las abdicaciones de Bayona. Estaban formadas principalmente por nobles, miembros
de las oligarquías locales y burgueses. Las distintas juntas se reunieron en la Junta
Central Gubernativa del Reino, que convocó finalmente unas Cortes
extraordinarias que se celebrarían en la ciudad de Cádiz en 1810.

La Guerra de la Independencia se desarrolló entre 1808 y 1814. En ella se


pueden distinguir tres fases que van desde la guerra abierta y los sitios de ciudades como
Gerona o Zaragoza, pasando por la táctica de guerrilla y el retroceso final de las
posiciones francesas, facilitado por la campaña de Rusia. Por su parte, el gobierno de
José I intentó ampliar sus apoyos sociales entre los denominados afrancesados, gracias a
una serie de reformas radicales y un proyecto de modernización política del Estado.
Prueba de ello fue la promulgación del Estatuto de Bayona, que era en realidad una
carta otorgada1. Para contrarrestar estas medidas, los diputados reunidos en las Cortes de
Cádiz prepararon un nuevo texto constitucional, la Constitución de 1812.

2. Las Cortes de Cádiz (1810-1813).

Durante los primeros meses de 1810 los diputados, convocados por la Junta
Central para la reunión de unas Cortes extraordinarias en Cádiz, fueron llegando a
esta ciudad sitiada por los franceses. La mayor parte de ellos habían sido elegidos como
representantes por las distintas juntas provinciales, pero muchos otros asistieron a las
sesiones de Cortes en calidad de suplentes, ya que para muchos diputados fue imposible
atravesar el territorio controlado por las tropas napoleónicas.

Por motivos de seguridad se decidió que las reuniones se celebraran en la Iglesia


de San Pedro y San Pablo en la isla de León, San Fernando. Las Cortes se

                                                                                                               
1  Documento jurídico sujeto a la autoridad del monarca que regula el Estado y los derechos de los ciudadanos. A diferencia
de una Constitución, no emana de la soberanía nacional, como ocurrió con el Estatuto de Bayona de 1808, promovido por
Napoleón.
 

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autoconcedieron poderes limitados. Estaban formadas por unos trescientos diputados


cuya extracción social era muy heterogénea, había una tercera parte de eclesiásticos,
también abogados y expertos juristas, altos funcionarios públicos, un número reducido de
catedráticos y unos veinte miembros de la burguesía industrial y comercial.

En consecuencia, predominaban los individuos pertenecientes a las clases


m edias y con una sólida form ación intelectual y académ ica. Por el contrario,
había una escasa presencia de nobles y de miembros del alto clero. Pronto
aparecieron entre los diputados tres grandes tendencias ideológicas diferentes: los
liberales, los jovellanistas y los absolutistas.

El grupo de los liberales, en el cual había muchos jóvenes diputados partidarios


de las reformas más radicales y convencidos de la necesidad de la libertad. Esta
facción consiguió desde el primer día dominar los debates e influir decisivamente en
toda la labor de las Cortes.

Los diputados del sector jovellanista, quienes recibieron ese nombre por su
fidelidad a las propuestas de Gaspar Melchor de Jovellanos –fallecido en 1811-. Estos se
inspiraban en el modelo británico, pretendían reformar el sistema político español
limitando parcialmente el poder del rey e introduciendo innovaciones graduales, con
mucha prudencia. Sus proyectos para modernizar el país se fundamentaban en la
conveniencia de evitar una ruptura violenta con las instituciones tradicionales. Por lo
tanto, se oponían a las ideas revolucionarias y al principio de soberanía
nacional.

Por último, los absolutistas contrarrevolucionarios, que fueron llamados


despectivamente como “los serviles” por sus adversarios. Este grupo defendía el viejo
absolutismo monárquico y se opusieron sin éxito a las medidas legislativas reformistas
impulsadas por los liberales. También defendían unas ideas conservadoras en cuanto al
mantenimiento de los privilegios nobiliarios y eclesiásticos. Entre los absolutistas se
contaban los eclesiásticos, que intentaron propagar sus ideas entre la población
utilizando los sermones en las iglesias, los catecismos y la prensa.

Por lo tanto, dentro del bando patriótico antifrancés se profundizaron las


diferencias que oponían frontalmente a los reformistas partidarios de las libertades
contra los absolutistas inmovilistas. Esta controversia se trasladó también a los debates
de las Juntas, de las Cortes y en la prensa de la época.

Las Cortes iniciaron sus sesiones en septiem bre de 1810. Desde el


principio, los representantes liberales demostraron una gran habilidad para presionar
políticamente e imponer sus ideas y propuestas. En consecuencia, se aprobó rápidamente
una declaración en la que se proclamaba como legítim o rey a Fernando VII, a quien
se consideraba secuestrado por los franceses, pero también se rechazaba el
absolutism o y el origen divino de la soberanía. Parece claro que estas primeras
decisiones estuvieron condicionadas por la necesidad de plantear alternativas a las
reformas impulsadas por el Gobierno de ocupación francés mediante la aprobación del
Estatuto de Bayona de 1808.

Los objetivos primordiales de los diputados liberales eran:

Por un lado, efectuar una profunda y radical reform a de las instituciones


políticas, económicas y jurídicas españolas y, por otro lado, redactar una

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Constitución. El primero de estos objetivos se llevó a cabo mediante la aprobación de


una serie de decretos y leyes entre 1810 y 1813:

• Libertad de im prenta y supresión de la censura de prensa por primera


vez en España (1810).
• Supresión del régimen y de los derechos señoriales (1811). No
obstante, la nobleza consiguió salvar casi todos sus bienes porque las posesiones
territoriales señoriales fueron convertidos en títulos de propiedad privada.
• Abolición de la Inquisición (1813). Esta medida fue recibida con hostilidad
por parte del clero y provocó las protestas de varios obispos y del nuncio
pontificio. Las Cortes decidieron la expulsión de éste último y el destierro de
dichos obispo.
• Elim inación de las organizaciones grem iales e introducción de la
libertad económ ica, com ercial, de trabajo y de fabricación (1813).
• Supresión de los antiguos privilegios que beneficiaban a los propietarios
de rebaños de ganado ovino de La M esta para que los dueños de las tierras
pudieran cercar, cultivar o arrendar sus parcelas con plena libertad (1813).
• Incautación y venta de los bienes de las Órdenes M ilitares y de los
Jesuitas (1813).

Sin embargo, el alcance real de estas medidas fue limitado porque no


llegaron a entrar en vigor, ya que cuando Fernando VII volvió al trono im pidió su
aplicación práctica.

3. La Constitución de 1812.

En las Cortes de Cádiz también se redactó, por prim era vez en nuestra
historia, una Constitución de carácter liberal que fue promulgada el 19 de marzo
de 1812. Algunos de los diputados que participaron de forma más destacada fueron los
liberales Agustín Argüelles, Evaristo Pérez de Castro y el sacerdote Diego Muñoz
Torrero.

Este texto constitucional, que tuvo enorm e trascendencia a pesar de carecer


de aplicación práctica en la vida política española, constaba de 384 artículos y su
contenido se basaba en cinco principios fundamentales: la afirmación de la soberanía
nacional, la introducción de la división de poderes, la declaración de la igualdad de
todos los ciudadanos ante la ley, el establecimiento de elecciones por sufragio
universal y el reconocimiento de am plios derechos y libertades individuales.

Soberanía nacional.

Según este principio liberal, el poder político pertenecía a la nación en su


conjunto, aunque su ejercicio era delegado en los representantes elegidos en votación
por los ciudadanos. Su inclusión en este texto constitucional significó el abandono del
antiguo principio absolutista de soberanía monárquica de origen divino.

División de poderes.

El poder legislativo fue confiado a unas Cortes unicam erales y el


Gobierno asumió el ejercicio del poder ejecutivo, mientras que el poder judicial
quedó depositado en los tribunales. De este modo se puso fin a la anterior acumulación
de poderes en manos del rey, característica de la política del Antiguo Régimen.

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Sistema político parlamentario y representativo.

La Constitución de 1812 recortó rigurosamente las atribuciones y


prerrogativas del m onarca, de manera que la potestad del rey quedó
subordinada al poder superior de las Cortes. De esta forma, el monarca perdía
sus funciones judiciales y la potestad de establecer impuestos; no podía tampoco
contraer matrimonio o ausentarse del país sin el consentimiento de las Cortes, ni podía
firmar alianzas diplomáticas ni tratados comerciales internacionales. Sus órdenes sólo
eran válidas si llevaban la firma del ministro correspondiente.

Además, como resultado de la desconfianza de los diputados hacia Fernando VII


y para impedir un posible retorno al absolutismo, el texto constitucional proclamaba que
el monarca no podía disolver las Cortes y que sólo poseía un derecho de veto
suspensivo transitorio, durante dos años, sobre las leyes aprobadas. Después de ese
tiempo, el rey quedaba obligado a aceptar y sancionar la ley si así lo estimaba oportuno la
mayoría de diputados.

Sin embargo, el monarca conservaba la atribución para designar libremente


a los m inistros del gobierno que debían contar con el apoyo mayoritario de la
Cámara.

Participación de los ciudadanos en las decisiones políticas.

En el articulado de la Constitución había una serie de normas electorales en las


que los diputados actuaban en representación de todos los ciudadanos españoles, quienes
debían elegirlos mediante un complicado procedimiento por sufragio universal
indirecto. Todos los hombres mayores de veinticinco años tenían derecho a reunirse en
las juntas de parroquia para votar a unos com prom isarios, los cuales elegían luego a un
delegado. A su vez, los delegados electos en los diferentes pueblos elegían a los
com prom isarios de distrito, quienes se tenían que reunir en la capital de la provincia
para elegir en una asamblea a un diputado a Cortes por su provincia.

De igual modo, los ciudadanos de las provincias americanas obtuvieron el


derecho a elegir a sus representantes en Cortes. Los alcaldes y concejales de los
ayuntamientos o cabildos debían ser elegidos democráticamente.

Igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.

Significó el fin de las diferencias estam entales y de los privilegios


fiscales, militares y jurídicos que habían beneficiado a los nobles durante siglos. La
intención de los diputados consistía en eliminar los obstáculos que impedían el ascenso
de los mejores individuos a los puestos más destacados. Pero, en realidad, los liberales
consideraban que la propiedad privada era un derecho individual fundamental e
intocable, amén de rechazar la idea de una igualdad total entre los hombres.

En la Constitución se omitió toda alusión explícita al mantenimiento o a la


derogación de los fueros vascos y navarros. No obstante, numerosos escritores y políticos
liberales se pronunciaron en contra de su mantenimiento.

Afirmación de los derechos y libertades individuales.

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Su reconocimiento aparecía disperso en varios apartados: libertad de


im prenta, inviolabilidad de dom icilio, derecho de propiedad y derecho a la
educación. Por el contrario, la proclamación del Catolicism o como única religión
perm itida y la negación de la libertad religiosa fueron gestos de prudencia
condicionados por la guerra y la necesidad de conservar el apoyo del clero en la lucha
contra los franceses. Las Cortes tampoco suprimieron la esclavitud, a pesar de los
esfuerzos de Argüelles para acabar con el comercio de esclavos y concederles la libertad.
La mayoría de los diputados no quería perjudicar económicamente a los propietarios de
esclavos.

Reorganización del Ejército.

En esta Constitución también se remodelaron las Fuerzas Armadas y se


redefinieron sus funciones, fijándose la obligación de contribuir a la defensa de la patria
mediante la realización del servicio militar. Además, se distinguía entre un Ejército
perm anente, encargado de la defensa exterior de la nación española y la llamada
M ilicia Nacional, un nuevo cuerpo militar eventual formado por ciudadanos armados,
creado para defender el régimen liberal contra sus posibles enemigos internos.

CONCLUSIÓN.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812 constituyen un hito en la Historia


Constitucional de España, ya que representa la primera constitución hecha en España por
representantes españoles. El amplio conjunto de libertades y derechos que se recogen en
ella suponen un cambio cualitativo muy importante con respecto al sistema político del
Antiguo Régimen.

Este texto constitucional tiene semejanzas e influencias respecto de


constituciones anteriores como la de los Estados Unidos (1787) y aún más con la francesa
de 1791. Influyó a su vez en la portuguesa de 1822, que cierra el ciclo de las
constituciones revolucionarias.

Además, la Constitución de 1812, conocida popularmente como “la Pepa”, fue un


referente constante, prácticamente un mito, en el proceso de creación del régimen liberal
en España puesto que cada vez que un gobierno liberal conseguía hacerse con el poder,
como por ejemplo en la etapa del Trienio Liberal (1820-1823) o en la década de los treinta,
la Constitución volvía a entrar en vigor durante ese período, aunque con cada
restauración absolutista se volvía a derogar. No obstante, sirvió de fuente de inspiración
para la elaboración de constituciones posteriores, como la progresista de 1837.

ESTÁNDARES DE APRENDIZAJE EVALUABLES

1.1. Resume los cambios que experimentan las relaciones entre España y Francia desde la Revolución Francesa hasta el comienzo de la Guerra
de Independencia.
1.2. Describe la Guerra de la Independencia: sus causas, la composición de los bandos en conflicto y el desarrollo de los acontecimientos.
2.1. Compara las Cortes de Cádiz con las cortes estamentales del Antiguo Régimen.
2.2. Comenta las características esenciales de la Constitución de 1812

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