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TODA LA GLORIA A DIOS

LAS CUATRO FRACCIONES


Por: Jibraïl Jibraïlez

enelumbraldelarealidad@gmail.com

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PREFACIO:

Tomado de “El Rugido del León”

Siempre me interesé por el pensamiento religioso. O


más bien por la naturaleza de lo espiritual en nosotros, pues
desde muy niño recuerdo preguntarme: ¿qué hago aquí? No
sé bien a razón de qué esto ha sido, pero además el hecho de
saber que existían otras formas de adorar, rezar o concebir lo
divino, llamaba poderosamente mi atención.
Así que un día, resolví conocer en persona a cada
grupo religioso que pudieran existir, aunque a mis 13 años
no conocía muchos tampoco y no tenía idea de todo lo que
pudiera haber, pero lo intuía.
Fue que empecé a conocer todo grupo religioso que
encontrara
En una ocasión que estaba visitando una feria del
libro con un amigo, a mis 15 años, escuché a una persona
argumentando con un vendedor de biblias: -“No deben de
creer en Dios, no existe, la religión sólo se ha hecho para
mantener a la gente dominada y como medio de
explotación...”- al momento de escuchar esto me quedé
pensando:- “si bien sí es cierto lo que dice en algunos puntos
con la iglesia católica, pues la conquista en américa fue por
la espada y la sangre, aun así no creo que debamos juzgar a
todos los grupos religiosos por eso, además de que tampoco
estamos en la misma época ”así me quedé pensando en esa
idea y nos alejamos de ahí, mi amigo me dijo: -“¿Oíste lo que
estaba diciendo el señor?”- “sí” -le dije, -“pero no creo que
tenga toda la razón”- y así le expuse mi idea diciéndole que
había conocido grupos religiosos distintos y que no
podíamos juzgar a todos por unos cuantos, que si bien sí
había grupos que a través de sus líderes explotaban y
abusaban de la gente, no todos tenían el mismo origen ni el
mismo fin. No me dijo nada, aunque después de un rato me
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expresó: -“deberías de investigar más, a lo mejor y puedes
rebatirle, creo que tienes razón”.- Me quedé con ese
pensamiento y me pareció que no estaban erradas mis ideas.
Más en una ocasión, varios años después, tuve una
infección fuerte en la laringe que me dejó en cama por varios
días, más de una semana, con fiebre muy alta, en ese
momento tuve un sueño realmente raro, de hecho ahora
dudo que haya sido un sueño como tal. Cuando me recuperé
de la enfermedad me sentía bien pero algo en mí se había
“despertado” y me impulsaba a escribir, era algo más fuerte
que yo y debía escribir en el momento en que sentía el
impulso, no importando en dónde estuviera o qué estuviera
haciendo, así escribí lo que ahora tiene a bien el título de:
“Las Cuatro Fracciones”
Era como una voz que me dictaba a la vez que sentía
el impulso en mi mano por hacerlo.
Así siguió sucediendo por un buen tiempo, por
muchos meses, aunque no de manera ininterrumpida, a
veces había periodos de “silencio” pero yo sentía que el
impulso sólo se dormía para después despertar con la misma
fuerza, de esta manera los mostraba cuando podía, pues a
veces por el trabajo, sólo los anotaba y guardaba para
mostrarlos posteriormente.
Decidí sacarle unas copias a lo que había escrito y
mostrarlo a otras personas para saber qué opinaban.
Algunos me preguntaban que de dónde los había
copiado, cuando les comentaba que no habían sido copiados,
no lo creían y me los devolvían; ahora lo veo más como un
producto de mi subconsciente que, yo supongo, debido a la
fiebre de la enfermedad y junto a las meditaciones que había
estado practicando, sinteticé todos los conceptos que había
leído a lo largo de varios años. Le titulé “Las Cuatro
Fracciones” porque lo considero como un todo que está
fraccionado en cuatro partes. La segunda parte sólo es un
compendio de los conceptos metafísicos o filosóficos que se
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encuentran a lo largo de la primera parte, la cual es
propiamente el sueño que tuve, intercalándole las
“estancias” o versos que estuve escribiendo a lo largo de
muchos meses.
La tercera parte es mi conclusión personal de lo que
considero debemos experienciar para poder entender lo que
creemos y la cuarta es una oración personal que
originalmente estaba después del séptimo párrafo. Al último
tiene la fecha en la que lo terminé de recopilar, de acuerdo al
calendario judío pero en la corriente Karaíta, pues fue la
rama de judaísmo en la que más pude a entender la Torah,
sin dejar de analizar e investigar.
Jibraïl Jibraïlez

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LAS CUATRO FRACCIONES

Toda la gloria a Dios, eterno, trascendente, lleno de


conocimiento y bienaventuranza.

I FRACCIÓN
1. Un día fui despertado por una voz, un sonido que
constantemente expresaba un deseo.
2. Una idea que emergía con una fuerza incapaz de ser
contenida. Y esa voz que era a la vez deseo, idea, me llamaba
y me daba una sensación de paz, a la vez que un sentimiento
de urgencia.
3. Esto era comparable a la fuerza que las olas ostentan
al momento de estrellarse contra las rocas. Pero en el fondo
mismo de mis sentidos fui llevado por ese sonido, fuera del
lugar en donde me encontraba encerrado, de la misma forma
en que el viento transporta al eco y ayuda a mantener las
alas de las gaviotas que flotan en el aire sin estrellarse a los
riscos.
4. Así me dejé llevar por esa voz hasta zonas nunca
antes exploradas. Con el ímpetu que muy pocas veces puede
llegar a sentirse, me sentí incitado a enunciar en palabras lo
que era, que a la vez se unían para formar ideas y de esta
manera iban todas y cada una formando jardines, contenidos
en nuevos e inmensos valles los cuales nunca antes habían
sido visitados, así caminé por cada uno de ellos,
disfrutándolos, embriagándome con cada aroma que
emanaba de los frutos en esos sitios.
5. Aunque apreciaba los aromas, colores, tanto como de
los ríos de agua pura que ahí corrían, junto con el aire suave,
tibio y perfumado que podía respirarse, una voz vino y me
anunció: “De ninguno de los frutos que aquí ves es posible
comer, pues encontrarás que son esos mismos que la
humanidad en antaño abandonó por negligencia”.

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6. Y también se me dijo: “El agua que aquí ves
corriendo, la gente la tiene pero se niega a beber, lo más que
hacen es salpicarse con ella, así como mojarse las manos un
poco, algunos los más valientes se meten en la corriente
hasta sus rodillas, pero luchan en su contra, no se dejan
llevar y nunca, nunca se atreven a beberla”.
7. Entonces comprendí que ese río de agua pura era uno
solo y que además comunicaba a cada uno de los valles entre
sí con cada uno de sus jardines, que nunca había dejado de
correr y se había mantenido, aunque tantas veces la
humanidad había jugado en su corriente e inclusive, habían
llegado a pelear en su cauce, que aparecía con el cuerpo
sucio, alterado, turbio y por lo mismo se rehusaban a beber,
pues temían enfermar y no se daban cuenta que era el
mismo río de agua pura prometida por el Sol de Verdad por
siempre.
8. Y era posible externar las dudas que el corazón
dictaba, más aunque se me permitía el formular preguntas y
exteriorizar mis dudas, por lo que a muchas preguntas
vinieron muchas respuestas, había muchas cuestiones y
dudas a las que no les llegaba su contestación, quedando
vacías sin su compañera, pues era mucho lo que yo me
atrevía a preguntar.
9. No obstante a veces, cuando no había respuesta
alguna, reinaba en los valles un silencio capaz de aplastar
una montaña entera, y en esos momentos era cuando el
miedo se apoderaba de mí haciendo que me postrara en
tierra, pero la luz estaba de nuevo para darme valor y
guiarme con su sonido.
10. Así se me presentó una de las primeras imágenes en
donde a la gente se le invitaba a beber agua pura que daba
conocimiento de lo trascendente, pero muchos la negaban, y
era más triste ver que la gente prefería atragantarse con
palabras de bribones que se hacían pasar por sabios y que
eran provistas en hojas cuyo sabor era extremadamente
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dulce y de quienes se ha comentado: “πολλοι γαρ
ελευσονται επι τω ονοματι μου λεγοντες εγω ειμι και
πολλους πλανησουσιν” (ΚΑΤΑ ΜΑΤΘΑΙΟΝ 24:5)
11. Fue en ese momento que tuve una petición urgida de
un sentimiento de angustia: ¿Acaso ya no era posible que la
humanidad, al haber negado la luz, pudiese ver esto o llegar
a entenderse sin necesidad de volar hasta ahí?
Y se me sirvió la respuesta en el siguiente discurso:
12. “De vez en vez a la humanidad se le ha enviado un
espejo puro, capaz de reflejar la luz de este sol de verdad,
para guiarlos... Pero el hijo de la creación había resultado
incapaz de comprender el brillo que se reflejaba en dichos
espejos, y así, más habían sido como monos que jugando
rompían el espejo enviado en un afán por arrebatárselo,
creyendo que serían capaces de apropiarse del brillo, cuando
éste es reflejado para todos sin excepción.
13. Así, jugando con los pedazos se deslumbraban unos a
otros, pero que con infinita bondad se ha accedido a
enviarles de nueva cuenta otro espejo de incomparable
pureza.
14. Pon atención pues lo que aquí se va a escuchar es
necesario que lo consideres y lo peses, aunque bien lo
puedes ver adentro de ti”.
15. Seguido de esto, brotó otro discurso a medida que
caminaba recorriendo cada uno de los valles:
16. “¿Conoces acaso tu propio destino? Si ni siquiera eres
capaz de saber lo que acontecerá el día postrero y ya quieres
conocer el destino de tu alma. Ocúpate pues de lo que te
incumbe y lo demás será descubierto en su momento.
17. ¿Necesitas de una obra maravillosa para darte cuenta
de la obra de El Eterno? Date cuenta de tu propia parte
íntima que puede ser más grande que tú mismo y formar a
la maravilla más importante que hombre alguno haya visto o
contemplado.

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18. ¿Por qué insistes en conocer lo ya sabido? ¿Acaso no
te es suficiente lo que ya conoces? Te atas a tus propias
ideas. Libérate. Conociendo lo que ignoras e ignorando tu
conocimiento puedes llegar al Recto Sendero.
19. ¿Qué más punzante puede haber que el agua que a su
paso va desgastando a las piedras sin que sea posible
detener su curso? Así mismo en tu más preciosa perla
mantente en tu propio curso y atraviesa los velos que
puedan estar ante ti.
20. ¿Sabes que si concibes a El Eterno Señor de una
manera sencilla, sincera, sin trabas ni prejuicios, ésa es la
verdadera imagen de Él hacia ti? Permítete sincerarte con
Él.”
21. Fue así en ese entonces que se me invitó a dar otro
paseo por otros nuevos valles que en ese momento aparecían
formándose ante mí y aunque era la misma luz la que los
iluminaba y también compartían el mismo río, había en ellos
una esencia en el aire que los distinguía y los hacía distintos
entre sí.
22. Entrando al primero de ellos se me dijo que para
poder tener acceso, sólo se necesitaba abrir el corazón de
manera limpia, sincera, así que al momento de ingresar,
pude oír un sonido aparte del que me guiaba; dicho sonido a
medida que avanzaba se hacía más distinguible y pude
darme cuenta que estaba compuesto por múltiples voces que
al unísono entonaban un canto realmente hermoso, en una
armonía no conocida para mí y que era repetido una y otra
vez diciendo: “Beati mortui qui in Domino moriuntur”
(Apocalypsis 14:13) Así esta frase, esta idea la sentía como
mía a medida que la iba escuchando y era capaz de ir
penetrando en mi corazón, llegando a tocar las fibras más
íntimas de mí ser.
23. Ante esto me sentí impulsado a entonar dicho canto,
pero la voz me calló diciéndome: “Este canto está reservado
solo para aquellos quienes han dado su vida entera en el
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eterno e inmutable sendero del Sabio Señor”. Por lo que me
vi obligado a callar, no sin experimentar una sensación de
gozo ante dichas voces, pero que al irme acostumbrando
dejaba de percibirlas por los sentidos, pero lo comprendía
más en mi corazón.
24. Y continuó recitando así: “El Señor nos pone la
sabiduría y el conocimiento de todo, es nuestra tarea tomar
ese conocimiento e interpretarlo de manera correcta y
coherente, pues existe, pero está oculto a los falsos consigo
mismo.
25. Por el simple hecho de ser todos los seres criaturas
con un origen divino y tener en nuestro interior una porción
de la divinidad, alcanzamos la inmortalidad.
26. Sólo los perplejos no encuentran el camino de la
bienaventuranza en la vida misma.
27. Aunque el silencio es la prueba más dura en el código
de los amantes, avanza tú para que de esta manera, en
silencio y completa sumisión, te acerques al Bienamado. Sin
importar cómo se presente la situación o quién pueda estar
de por medio. Pues nada ni nadie puede separarte de Él.
28. Abandona por completo el conocimiento escrito en los
libros si es que lo atesoras, no es el edificio para tu espíritu,
no lo construyes con eso. Pues únicamente es el abono para
tu planta interior, así sí será posible que dé sus frutos, deja
que salgan, déjame escucharlos, quizás su sonido a ti mismo
te sorprendan.
29. Además de ser él mismo el constructor de su destino,
el hombre no se conoce a sí mismo. Así pues, la humanidad
es una realidad compleja: en el punto más interior de sí
mismo está presente su arquetipo eterno, mediante el cual
está ligado a la esencia divina.
30. Así, si se está frente al “fondo” del alma, punto
central, luz, resplandor de la divinidad, unida de este modo
al Uno, el alma participa de forma activa y pasiva con la
divinidad.
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31. Aún los granos de arena del mar, que son
inanimados, que dependen del agua y del aire para llegar a
algún lugar, son bañados con parte del Señor. Medita en esto
para que quizás alcances la entrada a La Luz.”
32. De esta manera, a medida que la voz recitaba cada
una de las sentencias, las iba yo sintiendo como mías, pues
resonaban en mi corazón y así iba yo comprendiendo
realmente cada una de las ideas expuestas.
33. Y continué de esta manera escuchando una a una,
dichas sentencias.
34. “Cualquiera puede proclamar ser el Enviado, más
sólo el verdadero puede ser reconocido por su conocimiento
intuitivo e inmanente y atestiguado por la investidura de
tulipán de sus seguidores. Siempre y cuando, la verdad
trascendente de la unidad sea reflejada en su mensaje y su
persona.
35. Cuando ores, hazlo de la manera en que hablaras con
el mejor de tus amigos. No te preocupes por usar lenguaje
muy elegante o elaborado, ni siquiera en hacerlo en una
lengua que según tú suene mejor. Ora en el lenguaje de tu
corazón, que no es otro que tu lengua materna, simple,
sencilla, sin trabas, de manera sincera y abierta. Piensa que
Él siempre te escucha, sin importar cómo lo expreses, pues lo
que en verdad importa es tu corazón develado de palabrería
vana y ociosa.
36. Cuando más pienses de manera sincera en El Señor,
más te abrirá Él tu alma y tu corazón para poder entender
sus maravillas.
37. Cuando sientas identificación por algo, no lo creas
sólo por tu mente o tu intelecto, créelo por tu corazón y te
será de mucho bien.
38. Cuando, por la ignorancia de su verdadera naturaleza
e identidad, el alma humana experiencia un falso sentido de
distancia e independencia, se vuelve presumida de un modo
manifiesto y cae en hábitos sensuales y corrompidos.”
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39. La sensación que en ese momento tenía, inundaba a
tal grado mi ser que no era capaz de darme cuenta de que
manera iba yo avanzando por estos valles, pues el gozo y el
éxtasis eran indescriptibles y no son susceptibles de ser
encerrados en las palabras inmanentes y vanas de los
hombres.
40. Pero la voz continuaba avanzando con su luz e iba
cambiándome en mi corazón, pues iba comprendiendo así la
totalidad de las sentencias que fueron pronunciadas.
41. “Date cuenta que todo depende de ti, aún la persona
que no conoces todavía y en esa misma proporción tú
dependes de esa persona.
42. El Eterno ha dispuesto toda su creación de manera
perfecta, aún lo más pequeño entra en su plan trascendente.
43. Nosotros sólo somos espectadores y obreros que
transformamos de acuerdo a un propósito inmutable.
44. Decir que el Señor es de tal o cual forma es decir
falsedad. Si decimos que está aquí, ahí, o en cualquier otro
lado, es también decir algo falso. Inclusive el decir que
sabemos o entendemos o conocemos Su voluntad, es decir
mentiras. Lo único que realmente podemos decir y/o
reconocer con total humildad, es que necesitamos del
Enviado, para tener una idea de lo que podemos hacer y
destinar algo provechoso a los demás al final de nuestro
paso por este plano de existencia.
45. De esta forma tenemos la transmisión constante de
fuerzas del ser absoluto, o lo Uno, a la creación por medio de
distintos agentes; el primero de ello es el Nombre, del cual
emana el alma del mundo; de ésta, a su vez, emanan las
almas de los seres humanos y los animales, y por último la
materia.
46. Debes saber ¡OH hermano! Que El Señor siempre te
aguarda tal como un padre a su hijo, no importando tu falta
o tu error y aun así Él te toma en sus brazos. Siempre y
cuando corrijas tus faltas sinceramente. Di: "No a mí, sino
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habiendo percibido la Palabra, es instruido decir junto a él
que todo es uno." Y esto tomando al Nombre como la gran
unidad de la realidad.
47. Así de este modo continué caminando por los valles,
dejándome llevar por la voz que constantemente me
explicaba e instruía y yo comprendía realmente muchas
cosas, escuchando otras tantas, a la vez que era perceptible la
protección dada por el cielo con sus nubes avanzando
conmigo y se me mostraban todas y cada una de las cosas
que había en los valles.
48. Así continuaba: “El alma es más sensible que el
cuerpo, ya que está en un grado de pureza mucho mayor.
Aunque El alma es la reguladora entre el más del Espíritu y
el menos del Cuerpo. El alma es la conciencia del hombre, es
una de las tres entidades del Ser.
49. El Alma Universal se concibe como una imagen de la
Palabra del mismo modo que la Palabra es una imagen de lo
Uno; de esta forma, tanto la Palabra como el Alma Universal,
a pesar de su diferenciación, son de la misma sustancia, es
decir que son consustanciales con lo Uno.
50. El alma universal, no obstante, al constituirse como
un puente entre el Verbo y el mundo material, tiene la
opción de preservar su integridad e imagen de perfección o
bien de ser sensual y corrupta por entero. La misma elección
está abierta a cada una de las almas inferiores.
51. El amor que conoce el ser humano en todas sus
variantes, de pareja, de amantes, de hermanos, de amigos,
de hijos, de padres, es una parte mínima del amor de El
Sabio Señor hacia toda su creación.
52. El campo de batalla es el interior del ser. La danza es
el espíritu en el corazón. La montaña es nuestro corazón, que
tenemos que escalar para poder encontrar el cielo de la
eterna bienaventuranza. Luego entonces, deja que tu espíritu
dance hacia la cima de tu corazón y así vencer en el campo
de batalla de la vida.
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53. El cielo y el infierno te los fabricas tú mismo con tus
actos, en el plano mismo en el que te desenvuelves de
manera consciente.
54. El conocimiento de El Sabio Señor es de todos y para
todos. No se lo comuniques a nadie, es mejor si haces que lo
busquen y lo encuentren por ellos mismos. Primero en su ser
interno, después por consecuencias, en el universo. Lo
conocerán mejor.
55. El conocimiento que quieras tener de El Sabio Señor,
te lo das tú mismo con tu experiencia interna. Ése es el
sendero recto, solo confía un poco más en tu voz interna.
56. El Eterno da al hombre sólo aquello que realmente
puede cargar. No pretendas tener más de lo que se te otorga,
sin embargo esfuérzate en tener lo que es tuyo realmente,
pues nadie puede quitarle a nadie lo que es suyo realmente.
57. El momento en que una expansión de Dios es enviada
y entra en contacto con este plano de existencia lleno de
limitaciones, provoca alteraciones en el nivel espiritual, es
esa la razón por la que de manera repentina aparecen ramas
y variantes adentro de las asambleas establecidas.
58. Esto lo podemos atestiguar por los grupos y cofradías
que se forman en el tiempo de la Expansión.
59. Se puede comparar con el efecto de arrojar una piedra
en un estanque de agua tranquila, cómo innumerables
círculos concéntricos se forman y avanzan hasta alcanzar la
orilla, no importando cuán lejos esté.
60. El perfecto conocimiento de todo es la firme intención
de nada. Medita en esto para que puedas entender a tu voz
interna que lucha por guiarte y no has escuchado.
61. El primer ser emanado del Uno es el Nombre,
llamado también Verbo, Inteligencia, que contiene las ideas
de las cosas posibles.
62. Después la Inteligencia engendra a la Esencia,
principio del movimiento y de la materia.

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63. El principio de todo lo existente es la unidad absoluta,
lo Uno, realidad suprema, de la que surgen todas las demás
realidades por emanación.
64. El Recto sendero ha sido mostrado, todo el mundo lo
conoce, más sólo algunos cuantos han sido lo
suficientemente honestos para seguirlo como el mismo
sendero lo pide. La gran mayoría se han dejado guiar por
falsos líderes que lo único que desean es mantener su propia
comodidad.
65. El resultado es una emanación inferior, responsable
última de la creación del Universo material, que atrapa la
esencia divina de la humanidad.
66. Este espíritu atrapado debe entonces ser recordado y
redimido ante la orden divina superior.
67. El Sabio Señor ha sido representado de múltiples
maneras, sin embargo todo lo que hasta ahora se ha dicho no
han sido más que estúpidas interpretaciones de los
dirigentes de las iglesias establecidas, dadas por sus vanas
imaginaciones y ociosas fantasías. Por culpa de ellos hay
descreimiento en el mundo.
68. El sabio debe aislarse de las cosas exteriores y
auscultar su corazón. Por eso, el primer deber del sabio es
liberarse de las preocupaciones corporales y purificarse de
los vicios; prudencia, templanza, fortaleza y justicia serán
sus aliadas para el progresivo camino de renuncia a las
dependencias exteriores.
69. El sabio no precisa salir fuera de sí. Es profundamente
autosuficiente para su felicidad. Así para encontrar la
verdad le basta ser consciente de sí. Sólo mediante una
vuelta a la interioridad puede el ser humano encontrar el
camino de la Perfección.
70. El ser, entendido como El Nombre, es la Inteligencia
que dirige, ordena y da armonía al devenir de los cambios
que se producen en la guerra que es la existencia misma. Se

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trata de una inteligencia sustancial, presente en todas las
cosas.
71. Cuando un ente pierde el sentido de su existencia, su
pensamiento se aparta del Verbo. Él siempre está contigo si
eliges siendo sincero contigo mismo. Piensa que Él, antes
que nada siempre es justo.
72. El Uno conoce desde siempre, en el Nombre, las ideas
de todas las criaturas posibles. Por tanto, la Creación es el
paso de esos seres del Universo real al universo fenoménico
de las realidades concretas El Uno está “más allá del ser”,
“más allá de la sustancia” o “más allá de la mente”.
73. Las cosas no son creadas por Él, no obstante, lo
puedes entender si piensas que emanan de Él y sin embargo
Él está más allá de todas las cosas. Por estar la causa del ser
más allá del ser, la misma no cabe en la palabra humana y
por lo tanto es inefable, indecible.
74. El Uno, El Verbo, y Alma del Mundo conforman el
mundo inteligible, mientras que el mundo material está
constituido por otro principio, fuente de imperfecciones, que
es la materia. El Uno, la Inteligencia y el Alma son las tres
realidades fundamentales que soportan todo.
75. El ser engendrado se esfuerza en ascender hacia la
perfección de la que emana. Todo viene del Bien y tiende
hacia el Bien.
76. El verdadero conocimiento sólo El Señor te lo otorga y
no está en las palabras vanas de los hombres. Recapacita
bien que es lo que deseas saber y Él te lo mostrará.
77. El verdadero Ser Trascendente, abarca todo,
contempla todo y contiene al Todo. El que te han presentado
las tradiciones, cualquiera que estas sean, es sólo una
representación incompleta.
78. En la sucesión de emanaciones como Mente, Palabra y
Sabiduría, ocurre que se produce una disminución de la
esencia divina.

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79. La Sabiduría, trata de llevar a los instintos,
sentimientos y emociones del hombre.
80. En nuestro interior se encuentra el cosmos; todos
poseemos la verdad última, pero la tenemos dormida.
81. En tu propio corazón está trazada la relación con El
Eterno, por esta misma razón en tus mínimas acciones
cumples la voluntad, por siempre trascendental, de Él. En un
sentido existe la oposición categórica que se plantea entre lo
espiritual y lo carnal, elaborada a partir del dualismo de idea
y materia, oposición que se produce mediante agentes
mediadores, el Verbo y el alma universal, que transmiten el
poder divino de lo Uno en todo. Esto se puede revertir,
mediante una aversión al mundo de los sentidos, y por la
necesidad de la liberación de una vida de sensaciones a
través de una rigurosa disciplina ascética.
82. En una revelación continua, bajo ninguna
circunstancia se puede negar lo expuesto anteriormente. Si la
nueva revelación niega lo que ya ha sido revelado
anteriormente, no hay tal revelación, sólo contradicción.
83. Entiende a tu trabajo diario como tu ofrenda
devocional que debe de ser hecha en beneficio de todos los
seres humanos. Utiliza tu mente, pues nunca El Señor
ordena ni actúa de manera absurda.
84. Entonces si temes, dudas y ansías es porque no
quieres conocerte a ti mismo, despertado, resucitado,
consciente de Él y a lo único que temes es a perder la
comodidad encontrada en la simplicidad del plano en el que
te encuentras y no tratas ni intentas desarrollarte y tienes
miedo a crecer.
85. Es la vestidura de tulipán de los mártires la que
siempre ha cubierto el Sendero Recto, y por ésta es que ha
permanecido y no ha dejado de dar sus frutos.
86. Esa emanación por la cual percibes lo trascendente,
sucede de tal forma que la Divinidad la realiza
permaneciendo inmóvil en medio de ella, la hace sin hacer
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nada, no la quiere, ni la desea ni la consiente, simplemente
emana de ella como un suave olor. Ésta es lo opuesto a Él en
la escala de la luz, lo más sombrío, donde la realidad está
privada de la misma realidad y donde el mal a veces triunfa,
ya que el Bien está en la luz y lo ilumina muy remotamente.
87. Establece tu relación con El Trascendente-Eterno y
mantenla, esa será tu propio sendero.
88. El hecho de que creas o no en la existencia de Él, no es
lo importante, no te concierne ni te beneficia o afecta en nada
y tampoco te da ni te quita nada. La parte importante y que
no puedes negar y menos abandonar es el hecho de que
primero eres un ser espiritual y después material. Tu
verdadera naturaleza es espiritual y debes de mantener tu
atención en esto para cultivarte y crecer para prosperar.
89. Existen dos misiones que cumplir en este plano: la
colectiva, la cual hacemos todos en conjunto y la personal, la
que nos acerca más a El Eterno.”
90. Y así me fueron mostradas algunas de las verdades
que se me permitió preguntar en dichos valles a través de la
voz que me respondía, y que exhortándome al mismo
tiempo me decía:
91. “Fíjate bien y procura obrar de tal manera, que la
máxima que te guíe pueda valer en todo principio de
legislación universal.
92. Debes hallar la manera de hacer posible el supremo
bien y sin embargo, éste será sólo el reflejo de la realidad del
Sumo Bien originario, de donde todo procede.
93. Formando parte de El Alma del Mundo están todas
las almas individuales. Ella ha impactado en el mundo
suscitando la unidad de todos los vivientes y haciendo que
el peso de una común simpatía, la gravedad de una
compasión, recorra a todos los seres animados.
94. Hablar de unidad es hablar de uno. Sin embargo, esto
puede ser entendido de múltiples maneras: ben puede ser
que existe uno que puede fragmentarse o bien que hay
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variantes que juntas pueden formar uno, una unidad de o
unidos en o unidades de.
95. En cambio hablar de unicidad es hablar de un único,
sin opción a otro aún semejante o igual.”
96. También escuché acerca de los jardines, que todo el
mundo, cualquier persona, puede tener acceso a ellos, pues
para el mundo fueron creados. Sin embargo, la única manera
de llegar a ellos era que la persona aceptara desplegar sus
alas para remontarse en el aire y esto sólo se logra cuando se
es capaz de reconocer la gema que se encuentra encerrada en
el interior.
97. De esta forma decía: “Luego entonces debes discernir
y poner atención cuando te refieras a una creación y cuando
te refieras al Único, Él, quién siempre ha existido y siempre
existirá y aun así considera que tu lenguaje, pensamiento y
entendimiento estarán siempre limitados para poder
expresar la realidad trascendente.
98. Las cosas que muchas veces percibimos nos pueden
engañar, otras veces pueden ser ciertas y sin embargo, nunca
podremos saber hasta dónde pueda durar su fascinación.
99. La belleza del mundo es el reflejo de la belleza del
Alma universal que lo encuaderna. Para ser conscientes de
esa belleza es necesario habituarse a la contemplación del
todo, donde cada parte, aún la más material, imperfecta o vil
tiene su razón de ser y su función.
100. La creencia y el conocimiento del Ser Eterno
mantenedor de todo el cosmos, debe de ser una experiencia
personal dada por el deseo de conocernos a nosotros
mismos.
101. La deidad es la esencia divina, absoluta, de la que el
individuo no puede afirmar nada más que su unidad. Por su
parte, Dios es la deidad que se compromete en una relación:
en primer lugar, en una relación interna y necesaria, la serie
de personas divinas que constituye el misterio; en segundo

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lugar, en una relación externa, que se manifiesta en la
Creación.
102. La divinidad, al pensarse se piensa a sí misma y así
origina el Intelecto, que es su propia imagen. Éste, al ser
consciente de él, emana a la Esencia del Mundo, imagen del
Intelecto, que es la Providencia sobre todas las cosas. Así,
todos los seres van emanándose unos a otros, de tal modo
que se degradan poco a poco en seres inferiores.
103. La gente que abiertamente ha proclamado que Él no
existe, no se ha dado cuenta que lo que realmente no existe
es el pobre concepto de Dios que sus guías religiosos les han
vendido, de ahí proviene su descreimiento y decepción. Él
está mucho más allá que cualquier concepto humano, no
importa cuán elevado este sea, pues el ser humano siempre
estará limitado por lo contingente.
104. La ley natural eterna y perfecta se expresa en toda la
creación y en todo lo revelado.
105. La Luz de la divinidad, más divina, si cabe, que el
Uno, ilumina como una inmensa linterna las emanaciones
que, ya lejos de ella, se suman poco a poco en la sombra de
la imperfección y la inanidad.
106. La manera en que titubeas entre el bien y el mal, ha
sido ya contemplada por El Señor Trascendente. No temas,
sólo confía en Él, pues siempre te esperará al final de tu
propia vía media. Aún tus dudas y flaquezas sirven a los
propósitos divinos.
107. La parte más elevada de El Ser ya está manifestada.
Recuerda esto para mantener el contacto genuino, con la
intención de elevación hacia el plano superior en donde está
manifestada
108. La Realidad última de manera absoluta, y así mismo,
el contacto con La Perla, el vehículo sobre el cual viaja la más
preciada de tus tres gemas. Recuerda que así se logrará que
sea fundida ésta al momento de alcanzar la verdad última
que es el origen del todo y la nada en potencia.
21
109. La perfección humana se asemeja a la perfección
espiritual y divina de El Señor Trascendente, pero en una
escala mucho menor. Pues en la concepción humana, falta la
eterna misericordia trascendental de El Señor Eterno.
110. La Perla, tu vehículo, es el sendero que tomas para
entender a El Señor, El Eterno. Este a su vez está contenido
en las bases de las escrituras, no en los comentarios de los
hombres.
111. La realidad es cambiante, a cada instante se presenta
con una nueva cara y de ahí que haya sido considerada en la
antigüedad como una ilusión o ilusoria; mas pon atención y
no te dejes engañar, pues nunca la realidad ha sido
insubstancial.
112. La realidad última del universo es lo Uno, perfecto,
incognoscible e infinito. De este Uno emanan varios planos
de realidad, siendo el Nombre el más elevado. Del Nombre
deriva el alma universal, cuya actividad creadora origina las
almas inferiores de los seres humanos.
113. La trascendentalidad del Señor es eterna. Le puedes
comprender si tu corazón no es tan duro como para atrancar
las puertas de tu alma y aun así Él se comunica contigo por
su trascendentalidad y misericordia La única muerte que nos
podemos permitir es la del ego, cuando comprendemos
nuestra relación con El Ser Trascendente.
114. La unidad no depende de estar en un lugar. No es por
eso que El Sabio Señor sea uno. Pues a pesar de la diversidad
de lugares y tiempos en los que puede mantenerse y
manifestarse, se sustenta a la vez que se establece también en
unicidad, pues aun así sólo es uno, no hay otro.
115. La verdad es que la revelación de antes juzga la
revelación posterior, y dicha revelación reivindica y justifica,
a los ojos y entendimiento humanos, la revelación anterior.
Tenemos que comprobar lo que Él nos revela con lo que Él
mismo nos ha revelado antes.

22
116. La vida misma en sí ya es un milagro de origen
divino. Pues en ella El Eterno ya está manifestado, más de
una vez lo ha hecho y más de mil también.
117. Los caminos al señor son tantos como personas hay en
el mundo, ninguno es absoluto y exclusivo, pues por nuestro
corazón nos comunicamos con Él. Los designios del Eterno
son desconocidos por todos los seres vivos, pues en eso
reside su eternidad, a la vez que todos le podemos conocer si
nos asomamos a nuestro interior sinceramente.
118. Los seres humanos, en consecuencia, pertenecen a dos
mundos, al de los sentidos y al de la inteligencia pura.
Puesto que la materia es la causa de todo mal, el objeto de la
vida debería ser escapar del mundo material de los sentidos,
y de aquí que las personas abandonaran todos los intereses
terrenales por los de la meditación intelectual.
119. Mantén las tres partes de tu flama en comunión
contigo mismo, las tres son primordiales. Aunque una sea la
más trascendente sobre las otras dos, nunca una flama ha
iluminado sin una de las tres partes.
120. Mantén tus pies en la tierra, tu corazón en la gente y
tu mente con El Señor eterno. Piensa que el verdadero
milagro es caminar sobre la tierra, pues no puede haber
mayor enfermedad que el odio, mayor tristeza que la
soledad ni mayor alegría que la paz.
121. Mantente firme en la verdad obtenida. Considera
ahora como tu compromiso personal el darla a conocer a tus
semejantes y no te permitas la duda y la pereza en el
sendero.
122. Más allá de los bueno está la bienaventuranza, más
allá de lo malo también lo está. No confundas los caminos.
Pues lo malo bien puede tener consecuencias buenas y lo
bueno bien puede tener consecuencias malas. Escoge
entonces por las consecuencias y no por las acciones.
123. Mediante la purificación y el ejercicio del
pensamiento, las personas pueden elevarse a sí mismas
23
hasta la intuición del Verbo, y por último, a una completa y
extática unión con lo Uno.
124. Mejor ahora busca y encuentra tu sendero y síguelo
como el mismo sendero te lo mande. Y no vivas ansiando lo
común, dejándote llevar por el común. Busca vivir de una
manera dichosa, sencilla, pero haz que tus acciones
fructifiquen, será mejor para ti mismo y para quienes te
rodean.
125. Mientras sigas entendiendo de manera literal lo que
lees en los escritos fuentes de las tradiciones religiosas, tú
conocimiento de la realidad trascendente y de la verdad
inmanente será nulo y vivirás en completa perplejidad.
126. Nada contiene mejor al espíritu que nosotros mismos.
Medita en esto para que desentierres ese sentimiento que te
puede permitir experienciar contigo mismo.
127. Nadie puede hacer creer a alguien en algo si no se
quiere compartir la experiencia interna de encontrar el
camino.
128. Ni por el amor a la sabiduría, en último lugar, se
podrá abstraer de la Belleza a Dios, Suma Belleza; pero no
basta con la consideración de la Comprensión, ya que ésta se
configura en una separación del polo objetivo y el polo
subjetivo del conocimiento. No ciegues a tu corazón con el
resplandor del Ego, que no es perenne y fallece.
129. Encamínate a la luz trascendente, que tiene su origen
en el No-ser del Ser mismo y que El Eterno te aguarda para
dártelo en persona.
130. No es religioso aquel que sigue las tradiciones y/o
escrituras de manera ciega, si no aquel quien está rendido de
manera sincera a Él, siendo un devoto en su corazón y
reconoce que es Él su Bienamado en El Eterno. Considera
que después de todo somos el reflejo de nuestra conciencia.
131. No importa cuando o cómo las cosas sucedan, todo
cuanto puedas hacer debes hacerlo pensando en el bien de

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los demás aun cuando tú comodidad, así como tú seguridad
se vean amenazadas.
132. No importa lo bueno o trascendente de un mensaje.
Siempre el fanático e ignorante va a ser capaz de
desvirtuarlo para cumplir sus vanas imaginaciones y ociosas
fantasías. Pon atención a tu cielo y aprende a oír lo que las
estrellas en tu sendero te dicen.
133. No niegues lo nuevo que se te aparezca, pero tampoco
te afanes en poseerlo. En su momento te será dada la nueva
ración de agua para tu planta.
134. No te bases únicamente en las escrituras, básate
también en la fe de tu luz interior, la cual se origina en la
segunda de tus tres gemas.
135. No temas, pues lo superfluo oculta a lo profundo,
pero conociendo la superficie intuyes el fondo.
136. Nuestro intelecto no conoce al Uno, porque es
esencialmente división. Sólo en “éxtasis” de amor, simple y
directo, podrá el alma llegar a la Divinidad y esto, en raras
ocasiones.
137. Nunca ansíes una justicia que vaya más allá de la
humana, sin embargo procura ser justo en tu plano y por tus
medios de acuerdo a tus alcances, imparcial y no vengativo.
138. Pero pon atención, pues la justicia puede tener
aparentemente consecuencias buenas o malas.
139. Nunca dudes de la palabra proveniente del Señor,
sólo porque la oigas distinta a lo ya conocido. Piensa que si
es buena y da una enseñanza correcta a tu persona y de
manera coherente con el pensamiento manifestado
anteriormente, sólo puede provenir de Él y que sólo es para
tu beneficio.
140. Para que el Alma se una al primer principio es preciso
que supere el pensamiento y que, por el éxtasis, se confunda
con el Uno y pierda toda consciencia de sí misma.
141. Tenemos una parte mínima del Verdadero, pero
revestido de inmanencia.
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142. Permite a El Señor escuchar que le amas, si lo sientes
dilo aún con palabras, aún con acciones; solo procura que
realmente venga de tu corazón. Sin embargo, considera que
si lo haces no es para que Él se entere, pues Él sabe todo aún
antes de que sucedan las cosas. Y si lo haces es para que tú
mismo te conozcas. Deja a tu propio ser amar a El Eterno, no
lo prives.
143. Permite pues a ésa parte última alcanzar las
maravillas en el lugar y momento que le corresponda al
momento de partir de tu templo. Pero deja decirte, en un
momento, a un tiempo, dejarás este plano y pasarás a formar
nada a menos que lo reconozcas a Él y entonces querrás
volver para conocer y experimentar lo que debió ser en su
momento.
144. Piensa que el ocuparte de las nociones y asuntos que
no te constan ni te es posible constatar, lo único que te dejan
es pérdida de tiempo y de energía vital que bien es mejor
utilizar en mejorar con tus hermanos. ¿Acaso no es mejor
dejar bien tu plano para los que vienen detrás de ti? Siempre
habrá quien te siga.
145. Por ellas, las vías correctas, el alma retorna
“placenteramente” a Dios. Por la música llegamos a admirar
y querer la armonía en todo; por el amor, el ser humano pasa
de la admiración de los cuerpos bellos a la consideración de
la Belleza que está familiarizada con la Bondad y acercan a la
Divinidad.
146. Posiblemente el disfrutarlo en su momento sea mejor
que el meditarlo en otro tiempo, quizás no, sin embargo,
todas las cosas sucesos y momentos tienen un deleite propio.
De nosotros depende el mantenerlo o aniquilarlo.
147. Pues de la misma manera en que concibas a El Eterno,
de esa misma manera tratas a tu persona, a través de tu
corazón.
148. De esta manera demos sencillez a nuestra existencia,
por actitudes simples y sinceras. Y de la misma forma
26
veremos el momento justo para que nuestro ser fructifique.
Puesto que la existencia de lo divino se manifiesta a los ojos
del más simple de los limitados, pero es en la parte más
íntima de las tres cámaras que conforman tu ser interno, en
donde se guarda la última de las gemas, que alcanzará el
brillo al momento de la liberación.
149. Qué grande y maravillosa puede ser la fantasía
humana, es capaz de la obra más asombrosa, más ten
cuidado, pues esa misma imaginación ha creado trampas
para otros seres de espíritu noble que, por necesidad han
caído presos de bribones con aspecto luminoso y pacífico
que sólo engañan y obtienen provecho personal. Fíjate bien y
los conocerás bien por la congruencia de sus palabras con
sus acciones.
150. Recuerda a tu señor El Sabio, al levantarte y antes de
empezar el día menciónalo, reconoce que es Él quien te
permite vivir y que por mal que resulte tu jornada, lo que te
suceda y experiencíes será lo necesario para tu desarrollo.
151. Recuerda que el conocimiento evoluciona y nunca
puede ni podrá encerrarse en la palabrería vana de los
hombres, además que tu alma contiene el conocimiento
eterno acerca de El Sabio Señor.
152. Recuerda y jamás olvides: “Prefiere siempre a los
demás antes de a ti mismo” ésta debe ser la razón que guíe
tu conducta y tu existencia. Sabes ¡OH hijo de El Espíritu!
153. No hay trago más duro y amargo para el hombre que
la ira; pero si es a causa de El Eterno y en el nombre de Él y
sólo por éste simple hecho, resulta ser más dulce que
cualquier néctar.
154. Si alguien, en tu generación, aparece proclamando ser
El Heraldo o El Elegido, no dudes ni un segundo en juzgar,
preguntarle e indagar aquello que no haya podido ser
resuelto de acuerdo a lo consultado en el cielo de tu ser
interno, de acuerdo a las dudas que aquejen a tú espíritu en
tú corazón, más hazlo de forma sincera, honesta y humilde.
27
155. Sin embargo, con la misma presteza y seguridad lo
puedes y debes rechazar, así como evidenciarlo, si acaso no
es capaz de satisfacer la necesidad de tú ser interno pues
verás que resulta ser sólo un impostor.
156. Si bien la guía la recibes en éste mundo temporal por
medio de lo escrito o escuchado, recuerda siempre que
únicamente será eso, una guía.
157. Si das antes de tiempo no alcanzarás a ver los frutos;
Mas si das después no los conocerás. Da a un tiempo, sé
paciente, observa y medita.
158. Si El Señor nos da esta vida, es para conocerle a Él
aquí y ahora, no después, Él nos provee si nosotros nos
preocupamos por conocerle a Él con sinceridad Si El Señor te
ha creado, tú también crea entonces, que Él no te quiere ver
pasivo, esperando los sucesos, no, más bien tu deber es estar
vivo, manteniendo la armonía con su creación.
159. Si hablas de El Sabio Señor, El Eterno, a un disoluto,
cumples parte de tu misión colectiva y así ayudas con el
cumplimiento del plan trascendental de El Señor para este
plano. Si has decidido hablarle a Él y conocerle, sólo debes
de hacerlo de manera sincera, sin prisas, como quien le habla
a su mejor amigo, en el lenguaje de tú corazón. Más pon
atención pues debes hacerlo a solas, no necesitas testigos, esa
es la mayor prueba de sinceridad.
160. Si la trascendente luz del Eterno te da de frente, no le
des la espalda, pues sólo veras tu sombra en donde debes de
ver luz.
161. Todo procede de El Sabio Señor. No para confundirte
ni para ponerte trampas. Pues es tu conocimiento sincero el
que puede guiarte en la correcta elección, no temas.
162. Si no has entendido el significado de la vida, es
porque no has tratado de entender a la muerte, pues con la
muerte no acaba nada y tampoco puede ser fin de nada.
Únicamente es el puente que se cruza cuando se está
preparado para un nivel de existencia espiritual superior.
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163. Si no rezas, estudias y meditas, al tiempo que abres tu
corazón a Él, jamás podrás enderezar tu camino y
eternamente andarás en tinieblas y en perplejidad, sin
conocer tus propios frutos.
164. Si se ha seguido el sendero recto, el alma bien puede
alcanzar la fusión con la divinidad al momento de
abandonar el cuerpo material.
165. Si temes conocer algo, date cuenta que es a ti mismo a
quien debes conocer y no procuras hacerlo.
166. Si lo que debes hacer lo sabes bien y lo que no
también ¿En dónde está tu confusión?
167. Si temes de El Eterno ¿para qué está tu corazón?
168. Si dudas de El Trascendente ¿para qué está tu fe?
169. Si anhelas al Manifiesto ¿para qué está tu espíritu?
170. Si sospechas que alguien no entienda el mensaje que
deseas dar, no te preocupes, en su momento le tocará el
reflejo del resplandor que proviene de las tablas eternas,
entonces su espíritu será guiado.
171. Sin embargo, la seguridad de esa alma es posible
gracias a la virtud de la libertad de la voluntad que le
permitió elegir su camino de deterioro.
172. El alma debe invertir ese curso, trazando en sentido
contrario los sucesivos pasos de su degeneración, hasta
unirse otra vez con el origen de su ser. Así la reunión
verdadera se consume a través de una experiencia mística en
la que el alma conoce un éxtasis total, sin embargo, si bien el
alma proviene de la unidad divina, también vive en un
mundo marcado por la multiplicidad.
173. Debe apartarse de ella y renunciar a toda voluntad
propia, que la separa del Uno. De ese modo llega a un
desinterés absoluto.
174. Sólo busca la verdad, y reconócela, no importa la
fuente de la que mane. Solo el conocimiento sincero nos
acerca a El Señor, El Dador, El Mantenedor de todo. Si
buscas e investigas siendo objetivo en tus juicios y críticas, El
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Señor te guiará en tus ideas, no temas, el conocimiento es
para todos.
175. Tal vez sea el de “Uno” el nombre menos inadecuado
para hablar de Él, porque de Él parte toda multiplicidad,
pero en absoluto es su nombre ni se identifica con éste.
176. Tal vez ya tengas, escuches o conozcas lo anhelado
por tanto tiempo. ¿Avanzas en tu camino sólo por este
hecho? Si lo único que puede darte avance en el ascenso eres
tú mismo.
177. Te conocerás en tus límites cuando peses en la
balanza de tu corazón tus anhelos contra tus aspiraciones.
Ten en cuenta entonces que: El abono debe ser el
conocimiento, la planta es el espíritu, el agua deben ser los
ejercicios espirituales y el lugar debe de ser en tu corazón.
178. Todo procede de la manera en cómo entendemos y
manejamos a nuestro pensamiento, pues es éste el que nos
permite entender un cúmulo de percepciones dadas por
nuestros sentidos junto con ideas interrelacionadas, puesto
que jamás se presenta una sola idea aislada.
179. De todo lo que entendemos, obtenemos las ideas que
a su vez interpretamos en nuestro orden personal para
tomar una decisión. Es así como después de todo este
proceso actuamos para crear o destruir.
180. Todos somos parte de un Alma única. Ser consciente
de esa común unidad aporta cohesión entre los seres
humanos y con todos los animales de almas menores.
181. Trata de entender las cosas en su justo momento y su
justa medida, así como la manera en que se presentan y haz
siempre lo posible por no juzgar antes de conocer real y
completamente cómo sucedieron.
182. Tú razón de existir, implícita en la existencia de este
plano, es hacer lo más posible por ayudar a la humanidad.
Más si tu esfuerzo es sincero, El Sabio Señor te ayudará en la
obtención de tus objetivos. Va a ser nuestro corazón quien
nos guie y auxilie en la búsqueda del Bienamado. Debemos
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aprender a escuchar lo que nos diga para poder saber cómo
continuar nuestro sendero.
183. Por último te digo: Glorifícalo a Él pues después de
todo es Él quien guía.”
184. En esto mi corazón se rompió y expresó su llanto al
saber que la lámpara que se había cuidado con tanta
dedicación y a la que se había resguardado tanto, ya no era
capaz de alumbrar con la misma intensidad. Pues eran
tantos los cercos que se le habían puesto para protegerla,
evitar su contaminación y no dañarla, que nos habíamos
olvidado de su luz y esta se había extinguido.
185. Pero no quise escuchar más pues no era capaz de
aceptarlo y me marché de ahí. Pero antes de irme se me dijo
que tendría tiempo y que no había ningún problema, que
tarde o temprano la verdad me sería develada y tendría que
aceptarlo, por lo que se me volvió a recomendar el tener
paciencia y nunca tratar de engañarme a mí mismo pues el
riesgo de extraviarme realmente era grande.
186. También fui advertido acerca de los sufrimientos que
viviría y que yo mismo me provocaría. Así quise despedirme
de ahí, pero recordé que antes ya había escuchado acerca de
ese camino, que permite el transitar por entre los valles y
decidí terminarlo, pues sabía que no le volvería a ver si no
hasta mi hora señalada. Y mi deseo era el terminar de
recorrerlo, aunque al formular mi petición se me aconsejó
que tuviera cuidado, pues era posible el caminarlo, pero que
no insistiera en terminarlo, pues solo hasta un punto se me
permitiría el conocerlo y debería de ser consciente de esto.
187. Continuando así de esta manera con mi peregrinaje,
conocí otros sentimientos que se iban despertando en mí
conforme transitaba a través de nuevos valles; sentimientos
que no me conocía capaz de tener, ni en mi corazón ni en mi
espíritu, pero que al momento de exteriorizarse se
evidenciaban y yo mismo me evidenciaba a mí mismo.

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188. Aunque si bien esto, en algunos momentos me llenaba
de orgullo o de asombro, en otros hacía que me sumiera en
pena y vergüenza, pues me iba conociendo de manera más
íntima y completa.
189. Y nunca la voz me dejó solo, ni un solo instante, pues
era esta la que me confortaba en los momentos de pena y
tribulación.
190. Así mientras caminaba e iba, sin darme yo cuenta,
terminando mi gran caminata, comencé a formularme una
conclusión que en ese momento iba fluyendo, no sé
exactamente cómo, pero más semejaba a un dictado que a un
proceso de razonamiento.
191. “Los hombres, ya la humanidad o el individuo, creen
que tienen el conocimiento o la manera de alcanzar o
construir el conocimiento y no se dan cuenta que lo que
tienen no es tal si no el asiento o apoyo en el que se pueden
basar para alcanzar con sus métodos ése conocimiento y aun
así se ven la mayoría de las veces extraviados, pues es
demasiado lo que hacen caso a las palabras creyendo que
son ellas los guardianes fieles de la verdad.
192. Sin embargo al parecer no es a la verdad a la que
encuentran, pues se olvidan o a lo mejor no quieren ver, que
a la palabra tanto le pueden dar a custodiar una parte de la
verdad como a resguardar una gran falsedad y al estar
mezcladas no es posible alcanzar a discernir la Veracidad de
la Apariencia y por último sólo pueden obtener una pálida
sombra de la realidad.
193. Así más les convendría ver la esencia de las cosas, no
las palabras, pues si bien la sustancia se recibe de estos
valles, las palabras son creación humana y a la esencia la
manipulan en falsedad.
194. Más le valdría al hombre ver en sí mismo, encontrar el
comienzo del sendero y alcanzar la esencia de las cosas a
través de la palabra sin olvidar que es la palabra la que abre
los portales pero nunca encierra a la Verdad, de la misma
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manera que una llave deja de servir una vez que la puerta ha
sido abierta.
195. Y aun así sólo encontramos la Verdad en su esencia.
El hombre tiene al lenguaje, mas éste es flexible y no nos
permite fácilmente darnos cuenta de la realidad en que nos
encontramos, pues lo necesitamos para entender e
interpretar la existencia de lo tangible e intangible.
196. Aunque la realidad no dependa jamás del lenguaje, es
por éste que podemos darnos cuenta de aquella. Con
nuestros sentidos podemos darnos cuenta de una realidad
contingente, aunque no sirve realmente de mucho, pues
aunque por ellos nos acercamos a esta existencia, es gracias
al lenguaje que utilizamos que podemos desarrollar la
conciencia tanto de lo inmanente como de lo trascendente.
197. Filtramos toda nuestra experiencia con el tamiz del
lenguaje, pues todo es modificado por el lenguaje. El
lenguaje es omnipresente.
198. De este modo el lenguaje ya no resulta ser meramente
un vehículo expositor de las ideas, es inclusive promotor y
modificador de lo tangible e intangible, así como develador
de aquello que nos permea, induce e influye.
199. Y la forma escrita de la expresión vela al lenguaje en
su naturaleza misma, eso considerando que el lenguaje
mismo ya está comprimiendo y filtrando nuestras
experiencias en el pensamiento, luego entonces, si a su vez
interpretamos todo lo recibido a través del lenguaje, resulta
ser que nuestro pensamiento se arrastra y opaca en vez de
fluir y brillar.
200. Para poder llegar a la comprensión de un punto en
particular perdemos tiempo y energía y eso es debido a que
no hemos sido capaces de desarrollar un lenguaje lo
suficientemente preciso pero a la vez claro, para expresar lo
justo sin distorsión, sin ensombrecer la realidad.

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201. Cada idea tiene su propia naturaleza y por lo mismo
requiere emplear un lenguaje propio que represente por sí
mismo el cauce interno que la idea misma contiene.
202. La extrema limitación de nuestra capacidad, tanto
perceptiva como expresiva, unida a lo limitado del lenguaje,
provocan que sólo una mínima parte de todo el caudal de
conceptos que inferimos a partir de las experiencias, lleguen
a concatenar con las ideas presentadas, en algo que solo
resulta ser la sombra del original.
203. Todo lo bello y fenoménico puede quedar eclipsado
por el lenguaje.
204. El ser humano puede ser únicamente aquello que
puede comprender, sin embargo su comprensión va a ser
dada únicamente por aquello que el lenguaje como vehículo
del entendimiento y tamiz de lo experiencia do, le permita
entender de todo aquello que percibe.
205. El pensamiento como tal es expresado por el lenguaje,
aunque de no ser así ¿Qué más podría expresarse? O más
bien si el pensamiento no fuera lo expresado por el lenguaje
¿Qué fuera?
206. El lenguaje fundamenta todo, de hecho el
pensamiento existe a su vez por el cúmulo de información
que la mente recibe a través de los sentidos y es organizada
por y con el lenguaje, más aún, las irregularidades en el
lenguaje van a provocar la mutabilidad en el pensamiento.
207. El pensamiento no existe sin el lenguaje. Todo nuestro
proceso de pensar está dado a través del lenguaje. El
pensamiento es lo que el lenguaje expresa y aún es sólo de la
manera como el lenguaje permite que sea"
208. Con este pensamiento, esta idea, iba yo caminando
más entregado, más tranquilo que al principio, pero al
momento y sin darme cuenta cómo, llegué al comienzo de
un puente en donde se me hizo una última observación:
“Este puente ha existido desde siempre, como ves no es
angosto, para que los justos lo puedan pasar sin problema
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alguno, ni ancho para que los transgresores no lo puedan
pasar tan fácil, pues es el puente de la retribución, en donde
el justo recibirá su eterna recompensa y el inicuo su eterna
sentencia.
209. Sin embargo no ha llegado aún tu tiempo, vuélvete
pues por donde te distanciaste y alcanza el sendero recto.
Así cuando merezcas venir en tu momento no dudarás y
podrás pasar sin problema y con absoluta confianza y
seguridad.”
210. Y volé de vuelta, en las mismas alas que me habían
transportado aunque ahora estaban cansadas. En el regreso,
hubo quienes habían prometido esperarme y escucharme,
sin embargo ahora me daban la espalda, aunque querían
saber pero dando el sentido que ellos deseaban a lo que de
mí escuchaban “Prefieren sus pedazos de espejo” me dije a
mí mismo.
211. Y animado por mi propia experiencia escribí lo
escuchado en los valles, las respuestas que ahí se me dieron.

II FRACCIÓN
212. La realidad última del universo es lo Uno, perfecto,
incognoscible e infinito.
213. De este Uno emanan varios planos de realidad, siendo
el Nombre el más elevado.
214. Del Nombre deriva el alma universal, cuya actividad
creadora origina las almas inferiores de los seres humanos.
215. El alma universal se concibe como una imagen del
Nombre del mismo modo que el Nombre es una imagen de
lo Uno; de esta forma, tanto el Nombre como el alma
universal, a pesar de su diferenciación, son de la misma
sustancia, es decir que son consustanciales con lo Uno.
216. El alma universal, no obstante, al constituirse como
un puente entre el Nombre y el mundo material, tiene la
opción de preservar su integridad e imagen de perfección o
bien de ser sensual y corrupta por entero.
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217. La misma elección está abierta a cada una de las
almas inferiores.
218. Cuando, por la ignorancia de su verdadera naturaleza
e identidad, el alma humana experimenta un falso sentido
de distancia e independencia, se vuelve presumida de un
modo manifiesto y cae en hábitos sensuales y depravados.
219. Sin embargo, la salvación de esa alma es posible
gracias a la virtud de la libertad de la voluntad que le
permitió elegir su camino de imperfección.
220. El alma debe invertir ese curso, trazando en sentido
contrario los sucesivos pasos de su degeneración, hasta
unirse otra vez con el origen de su ser.
221. Así de este modo, la reunión verdadera se consuma a
través de una experiencia mística en la que el alma conoce
un éxtasis total.
222. En un sentido existe la oposición categórica que se
plantea entre lo espiritual y lo carnal, elaborada a partir del
dualismo de idea y materia, oposición que se produce
mediante agentes mediadores, el Nombre y el alma
universal, que transmiten el poder divino de lo Uno a todo,
mediante una aversión al mundo de los sentidos, y por la
necesidad de la liberación de una vida de sensaciones a
través de una rigurosa disciplina ascética.
223. La deidad es la esencia divina, absoluta, de la que el
individuo no puede afirmar nada más que su unicidad.
224. Por su parte, Dios es la deidad que se compromete en
una relación: en primer lugar, en una relación interna y
necesaria, la serie de personas divinas que constituye el
misterio; en segundo lugar, en una relación externa, que se
manifiesta en la Creación.
225. El Uno conoce desde siempre, en el Nombre, las ideas
de todas las criaturas posibles.
226. Por tanto, la Creación es el paso de esos seres del
Universo real al universo fenoménico de las realidades
concretas.
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227. Así pues, el hombre es una realidad compleja: en el
punto más interior del alma está presente su arquetipo
eterno, mediante el cual está ligado a la esencia divina Así,
se está frente al “fondo” del alma, punto central, luz, destello
de la divinidad.
228. Unida de este modo al Uno, el alma participa de
forma activa y pasiva en la divinidad.
229. Sin embargo, si bien el alma proviene de la unidad
divina, también vive en un mundo marcado por la
multiplicidad.
230. Debe apartarse de ella y renunciar a toda voluntad
propia, que la separa del Uno.
231. De ese modo llega a un desinterés absoluto. En la
sucesión de emanaciones como Mente, Palabra y Sabiduría,
ocurre que se produce una disminución de la esencia divina.
232. La Sabiduría, trata de llevar a cabo una creación por sí
misma.
233. El resultado es una emanación inferior, responsable
última de la creación del Universo material, que atrapa la
esencia divina de la humanidad.
234. Este espíritu atrapado debe entonces ser recordado y
redimido ante la orden divina superior.
235. De esta forma tenemos la transmisión constante de
fuerzas del ser absoluto, o lo Uno, a la creación por medio de
distintos agentes; el primero de ello es el Nombre, de la cual
emana el alma del mundo; de ésta, a su vez, emanan las
almas de los seres humanos y los animales, y por último la
materia.
236. Los seres humanos, en consecuencia, pertenecen a dos
mundos, al de los sentidos y al de la inteligencia pura.
237. Puesto que la materia es la causa de todo mal, el
objeto de la vida debería ser escapar del mundo material de
los sentidos, y de aquí que las personas abandonaran todos
los intereses terrenales por los de la meditación intelectual;
Mediante la purificación y el ejercicio del pensamiento, las
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personas pueden elevarse a sí mismas hasta la intuición del
Nombre, y por último, a una completa y extática unión con
lo Uno.
238. El principio de todo lo existente es la unidad absoluta,
lo Uno, realidad suprema, de la que surgen todas las demás
realidades por emanación.
239. El primer ser emanado del Uno es el Nombre llamado
también Verbo, Inteligencia, que contiene las ideas de las
cosas posibles.
240. Después, la Inteligencia engendra el Alma, principio
del movimiento y de la materia.
241. El Uno, la Inteligencia y el Alma forman las tres
hipóstasis.
242. El ser engendrado se esfuerza en ascender hacia la
perfección de que emana. Todo viene del Bien y tiende hacia
el Bien.
243. Para que el Alma se una al primer principio es preciso
que supere el pensamiento y que, por el éxtasis, se confunda
con el Uno y pierda toda consciencia de sí misma. Di: "No a
mí, sino habiendo escuchado al Nombre, es sabio decir junto
a él que todo es uno." Y esto tomando al Nombre como la
gran unidad de la realidad El ser, entendido como el
Nombre, es la Inteligencia que dirige, ordena y da armonía
al devenir de los cambios que se producen en la guerra que
es la existencia misma.
244. Se trata de una inteligencia sustancial, presente en
todas las cosas.
245. Cuando un ente pierde el sentido de su existencia, su
pensamiento se aparta del Nombre.
246. El alma es una de las tres entidades del hombre. En el
alma se hallan los instintos, sentimientos y emociones del
hombre. El alma es más sensible que el cuerpo, ya que está
en un grado mucho mayor. El alma es la reguladora entre el
espíritu más y el menos del cuerpo. El alma es la conciencia
del hombre.
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247. El Uno está “más allá del ser”, “más allá de la
sustancia” o “más allá de la mente”. Las cosas no son
creadas por Él, sino que emanan de Él y sin embargo Él está
más allá de todas las cosas.
248. Por estar la causa del ser más allá del ser, no cabe en
la palabra humana y por lo tanto es inefable, indecible.
249. Tal vez sea el de “Uno” el nombre menos inadecuado
para hablar de Él, porque de Él parte toda multiplicidad,
pero en absoluto es su nombre ni se identifica con éste.
250. Esa emanación sucede de tal forma que la Divinidad
la realiza permaneciendo inmóvil en medio de ella, la hace
sin hacer nada, no la quiere, ni la desea ni la tolera,
simplemente emana de ella como un suave olor.
251. La divinidad, al pensarse se piensa a sí misma y así
origina el Intelecto, que es su propia imagen.
252. Éste, al ser consciente de él, emana al Alma del
Mundo, imagen del Intelecto, que es la Providencia sobre
todas las cosas.
253. Así, todos los seres van emanándose unos a otros, de
tal modo que se degradan poco a poco en seres inferiores.
254. La Luz de la divinidad, más divina, si cabe, que el
Uno, ilumina como una inmensa linterna las emanaciones
que, ya lejos de ella, se sumen poco a poco en la sombra de
la imperfección y la inanidad.
255. El Uno, Él, y Alma del Mundo conforman el mundo
inteligible, mientras que el mundo material está constituido
por otro principio, fuente de imperfecciones, que es la
materia.
256. Ésta es lo opuesto a Él en la escala de la luz, lo más
sombrío, donde la realidad está privada de la misma
realidad y donde triunfa el mal, ya que el Bien está en la luz
y lo ilumina muy remotamente.
257. Formando parte de la Alma del Mundo están todas
las almas individuales.

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258. Ella ha impactado en el mundo suscitando la unidad
de todos los vivientes y haciendo que el peso de una común
simpatía, la gravedad de una compasión, recorra a todos los
seres animados.
259. Todos somos parte de un Alma única. Ser consciente
de esa común unidad aporta cohesión entre los seres
humanos y con todos los animales de almas inferiores.
260. La belleza del mundo es el reflejo de la belleza del
Alma universal que lo empasta.
261. Para ser conscientes de esa belleza es necesario
habituarse a la contemplación del todo, donde cada parte,
aún la más material, imperfecta o malvada tiene su razón de
ser y su función.
262. El sabio no precisa salir fuera de sí. Es,
profundamente autosuficiente para su felicidad. Así para
encontrar la verdad le basta ser consciente de sí. Sólo
mediante una vuelta a la interioridad puede el ser humano
encontrar el camino de la Divinidad. El sabio debe aislarse
de las cosas exteriores y auscultar su corazón.
263. Por eso, el primer deber del sabio es liberarse de las
preocupaciones corporales y purificarse de los vicios.
264. Prudencia, templanza, fortaleza y justicia serán sus
aliadas para el progresivo camino de renuncia a las
dependencias exteriores.
265. Pero éstas son vías negativas de purificación, las que
encontrará y cultivará la religión; sin embargo, se te exhorta
también y complementariamente, vías positivas de
purificación como son: la música, el amor y la adhesión a la
conciencia pura. Por ellas, “placenteramente”, el alma
retorna al Eterno Señor.
266. Por la música llegamos a admirar y querer la armonía
en todo;
267. Por el amor, el ser humano pasa de la admiración de
los cuerpos bellos a la consideración de la Belleza que está
familiarizada con la Bondad y acercan a la Divinidad.
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268. Por el amor a la conciencia pura, en último lugar,
podrá el hombre, abstraer de la Belleza a Dios, Suma Belleza;
pero no basta con la consideración de la Comprensión, ya
que ésta se configura en una separación del polo objetivo y
el polo subjetivo del conocimiento.
269. Nuestro intelecto no está capacitado para conocer al
Uno, porque éste es esencialmente división y el otro La
Unicidad.
270. Sólo en “éxtasis” de amor, simple y directo, podrá el
alma llegar a la Divinidad y esto, sólo por misericordia
divina.

III FRACCIÓN
271. Pensamiento recto: ideas claras y definidas, deducción
lógica por sobre todo.
272. Conocimiento recto: sin vanas imaginaciones ni
ociosas fantasías.
273. Creencia recta: no hay desviaciones, pues la idea debe
ser obtenida por la lógica y mantenida de acuerdo a su
misma lógica.
274. Palabra recta: sin mentiras, ni falsedades, ni
ambigüedades, lo que se dice es lo que se entiende.
275. Conducta recta: no escondemos lo que hacemos, ni
nos escondemos al hacer nada. Todo es realizado a plena
luz, enfrente de quien sea, a la hora que sea.
276. Por lo tanto, todo lo demás que hay en los escritos,
son solo comentarios, y convendría más interesarnos
activamente en darnos cuenta de la importancia que tiene
una paz personal, centrada en: simplicidad, integridad,
conciencia de comunidad, igualdad, amor, esfuerzo por la
felicidad, y lo justo en la sociedad y más allá de ella.
277. Es necesario creer para poder conocer, pero no se
puede basar el conocimiento solo en creencia, sin embargo,
no todo lo conocido, puede ser demostrable por los sentidos,
estos son limitados y nos pueden engañar puesto que
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nosotros no podemos percibir más que lo que los mismos
sentidos nos permiten.
278. Luego entonces, ¿Cuánto realmente podemos
conocer? Considerando esto, toda existencia es imperfecta,
pues para poder existir es necesario que tenga límites, de
otro modo no existe.
279. Por otro lado, si algo es perfecto no puede tener
límites pues todo límite implica no-perfección, puesto que el
límite en si ya no permite perfección, siendo así, la
perfección, al menos en nuestros sentidos, no puede existir y
por lo tanto no la conocemos y más aún somos incapaces de
conocerla debido a nuestra existencia y entendimiento
limitados.
280. Cuando mucho podemos imaginarla y concebirla en
algún modo, sin embargo, cada uno va a tener una idea
concebida distinta y cada una será una idea de perfección, y
cada idea personal puede ser considerada correcta, puesto
que ¿quién puede decir que una idea es o no correcta, qué
parámetros podemos tener para decir que algo es correcto o
no cuando aún nuestros esquemas pre-concebidos son
limitados?
281. Veamos entonces que, si decimos que Dios existe, lo
encerramos en un concepto limitado de tiempo y espacio, y
su ser puede estar más allá de eso, pues al ser Dios, no está
limitado por nada.
282. Por lo tanto su Ser es no-existencia, por eso podemos
decir que realmente Dios jamás ha existido en el concepto
humano, aunque sí es, está, y estará, esto es un hecho.
283. Ahora bien, ¿Qué es o Cómo es?, no nos incumbe,
cuando lo urgente está en nuestro mundo.
284. Por eso digo: Dios, ni existe ni no-existe. Él es. Él está,
ha estado y estará y aún esto es lo que mis sentidos me
permiten considerar.

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285. ¡Cuán lejos está Él de todo aquello que mis labios,
mente y sentimientos puedan o podrán expresar, no importa
lo elevados que estas expresiones sean!
286. Nosotros no vemos la luz propiamente, lo que vemos,
es únicamente aquello que la luz nos permite ver, del mismo
modo que tampoco conocemos el tiempo, sólo alcanzamos a
conocer sus efectos sobre los seres y las cosas.
287. De esta misma manera, lo que entendemos o
percibimos de nuestra conciencia está dado por nuestro
espíritu, esa luz que proviene del sol de verdad eterna.
288. Si consideramos cómo la luz puede descomponerse en
múltiples colores, así la verdad está "descompuesta" en
múltiples partes, y cada una reside en el corazón de cada
persona. Lo que nos toca a todos nosotros es recomponer de
nueva cuenta estos elementos para restituir la única verdad
que existe, así todos compartiremos la luz que realmente
guía, de la misma manera que la única luz que guía es la luz
blanca, resultado de la unión de todos y cada uno de los
elementos que le componen.
289. El centro real del mal no está en la creación de lo feo o
de lo malévolo, sino en la destrucción de lo bello y de lo
bueno. Considera que el bien mayor que puedes llegar a
tener es el conocimiento de ti mismo.
290. Pondera cómo el pensamiento recto, la palabra recta,
y la conducta recta han sido siempre la prima enseñanza y
todo lo demás sólo han sido comentarios a lo mismo,
además de reglas amoldadas al momento histórico para
ayudar a entender lo atemporal en la temporalidad y lo
trascendente en lo inmanente.

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IV FRACCIÓN
291. Señor y jefe mío. ¡Oh señor, el más grande, el más
glorioso! Acepta a quien declara esto como tu siervo sincero
y permítele mantenerse firme en tu sendero, no permitas
Señor que caiga en las redes del adversario, que termino
siendo yo mismo, más que mis semejantes.
Protege a este tu sincero devoto de todo mal que le aceche.
Alabado seas por siempre.
Tú eres el más glorioso, el más exaltado por encima de todos
tus atributos.

Jibrail Jibrailez. Erev Yom Teruah 5753.


-Septiembre 1993-

T.L.G.A.D.E.T.L.D.C.Y.B.

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