concretar su proyecto realizo gestiones entre los militares y los formando la Alianza Civil, que levanto las candidaturas
candidaturas de Lisandro
Ruptura de la Instit ucionalidad Democrática: la
Década Infame (1930 – 1943). Las Fuerzas
Armadas como actor político .
Las dos líneas del golpe de 1930
Los grupos conservadores que ejecutaron el golpe del 6 de
septiembre de 1930 estaban de acuerdo en algunas cuestiones
fundamentales: desalojar del gobierno al Presidente Yrigoyen y sus
seguidores; recuperar el gobierno y conservarlo, impidiendo el
retorno del radicalismo yrigoyenista.
Pero no todo era acuerdo entre ellos. Existían grupos con
opiniones muy diferente respecto al futuro político del país:
Uriburu y algunos grupos de extrema derecha rechazaban el
liberalismo, el sistema político establecido en la Constitución y la
Ley Sáenz Peña., que en su opinión eran las causa profundas de los
graves males que amenazaban a nuestro país; los partidos políticos
que apoyaron el derrocamiento de Yrigoyen, en cambio querían
conservar la formalidad constitucional y mantenerse en el poder
restableciendo las prácticas fraudulentas de los conservadores.
Este último punto de vista es el que se impuso. Los que pensaban
de esa manera apoyaron la candidatura presidencial de Justo, que
alcanzo la presidencia en 1932 en elecciones tramposas. Lo mismo
ocurrió posteriormente con su sucesor, Roberto Ortiz.
El proyecto fascista
Antes de 1930 habían surgido en nuestro país diversos grupos
conservadores que admiraban a los regímenes totalitarios de Italia
(fascismo) y Alemania (nazismo) y a sus líderes, Benito Mussolini y
Adolf Hitler. Organizaciones de este tipo eran la Liga Patriótica, La
Legión de Mayo y la Liga Republicana. Se trataba de grupos
reducidos pero muy activos, que desarrollaban una gran
propaganda y actuaban como fuerzas de choque contra el
movimiento obrero, los partidos de izquierda y el radicalismo
Yrigoyenista. Todos estos grupos nazi-fascistas compartían algunas
ideas fundamentales:
 Se oponían al liberalismo político y económico
 Rechazaban la Ley Sáenz Peña y el sufragio universal;
 Rendían culto a la fuerza y a la violencia;
 Valoraban el Ejército y la Iglesia como factores de obediencia y
conservación del orden social;
 Tenían fuertes sentimientos antisocialistas y antisemitas, que los
llevaban a protagonizar agresiones contra estos grupos;
 Su propuesta política era el Estado Corporativo, de acuerdo al modelo
del fascismo italiano.
Uriburu compartía estas ideas y su plan político incluía la reforma
de la constitución y la supresión del sufragio universal. Para
partidos políticos que lo habían impulsado a derrocar a Yrigoyen.
Finalmente fracaso, porque los conservadores prefirieron
mantenerse en el poder mediante el fraude electoral.
GOLPE DE ESTADO Y REVOLUCIÓN
Por costumbre, muchas veces llamamos “revolución” a los golpes de
Estado. Sin embargo, estos términos tienen un significado muy diferente. El
golpe de Estado provoca un cambio en las personas que detentan el poder
político, de una manera ilegítima (la fuerza militar). Va a acompañado de
una severa restricción de los derechos de la población, ya que desaparecen
las libertades de reunión, asociación, expresión, sufragio y la actividad
política en general; también desaparecen las garantías constitucionales,
que hacen a la defensa de los derechos de las personas. Pero el golpe de
Estado no cambia el modo de organización económico-social, que sigue
siendo el mismo. Una “revolución”, en cambio, significa un cambio total en
el sistema de relaciones sociales y económicas, especialmente el régimen de
propiedad. Ese cambio profundo se refleja también en el ordenamiento
jurídico, que cambia para ponerse a tono con estas nuevas relaciones
sociales y económicas.
Los partidos políticos ante el golpe de Estado
Los grupos políticos antiyrigoyenistas actuaron conjuntamente
contra el gobierno en el congreso de la Nación, con el nombre de
Concordancia (grupos conservadores, los radicales
antiyrigoyenistas y el Partido Socialista Independiente); los
seguidores de Yrigoyen preferían llamarlo Contubernio. En 1930
estos grupos reclamaron la intervención militar contra el gobierno
constitucional. De esta manera, si bien la ejecución del golpe corrió
por cuenta de las fuerzas armadas, muchos civiles colaboraron en
la preparación del mismo y luego formaron parte del gobierno de
facto.
Tanto el Partido Socialista como el Partido Demócrata Progresista
fueron ajenos a la conspiración militar que derroco a Yrigoyen. En
1932 estas dos fuerzas se aliaron contra la Concordancia,
de la Torre y Nicolás Repetto, para la presidencia y vicepresidencia
de la Nación. Hasta 1935, que la UCR levanto la abstención
electoral, estos dos partidos constituyeron el principal bloque de la
oposición en el Congreso. El Partido Comunista, aunque criticaba
duramente a Yrigoyen, también rechazo el golpe de estado.
El “fraude patriótico”
En febrero de 1931 se realizaron elecciones en la Provincia de
Buenos Aires, para elegir gobernador y vice y legisladores
provinciales. Resulto triunfante la UCR, lo que motivo la anulación
de los comicios por el gobierno de Uriburu. Al mismo tiempo se
suspendieron las elecciones convocadas en Corrientes, Santa Fe y
Córdoba. En julio de ese mismo año fue vetada la candidatura de
Alvear a la Presidencia, lo que motivo la abstención electoral del
radicalismo.
A partir de 1932 los conservadores restablecieron las trampas
electorales que siempre habían practicado y que la Ley Sáenz Peña
había corregido, desde el comienzo de su aplicación en 1912. Los
conservadores criticaron abiertamente el voto secreto .del que
decían que “corrompía la democracia”- y defendieron el “fraude
patriótico”. ¿Por qué era patriótico hacer fraude?. Para los
conservadores la explicación era muy sencilla: según ellos, el
pueblo no sabía votar. Otro recurso conservador para mantenerse
en el poder fue la frecuente intervención federal a las Provincias.
De esa manera se libraban de los gobiernos opositores.
Después de 1930 también establecieron la violencia política. Una
clara muestra de ello fue la tortura sistemática a presos políticos y
sociales. En algunos casos promovieron el asesinato de sus
adversarios como ocurrió en 1935 con Enzo Bordabehere, en pleno
Senado de la Nación (aunque el destinatario en realidad hubiese
sido Lisandro de la Torre). Fue el comienzo de prácticas aberrantes,
que lamentablemente serian habituales en los años siguientes.