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El mundo islámico trasciende las fronteras de estos países, pero tanto Pakistán como las
repúblicas ex soviéticas de Asia central, o Bangladesh, Malasia e Indonesia están
ocupadas por unos grupos humanos en los que su economía y su organización social y
espacial se aleja de la propia de este conjunto regional, asentado sobre un medio árido,
de desiertos, estepas y montañas mediterráneas.
El mundo árabe del Magreb, Machrek y Oriente Medio
Aquí, hemos optado por estudiar el conjunto de países que han constituido el núcleo
histórico del Islam, identificados tanto con la civilización islámica como con la cultura
árabe dominante.
Ahora bien, no todos los países responden a esta descripción. Algunos, como Iraq y
Egipto, han desarrollado una agricultura intensiva de regadío en los valles de sus grandes
ríos (Tigris-Éufrates y Nilo). Otros, por el contrario, con unas estructuras agrarias
tradicionales sobre medios desérticos, han conocido cambios importantes en función de la
explotación petrolera (Arabia, Libia y Argelia, Emiratos Árabes Unidos, Omán, Qatar,
Bahréin, Kuwait).
Este abultado crecimiento contrasta con la escasa densidad general de población, lo que
no obsta para la emigración de turcos y norteafricanos hacia Europa, movimiento
contrarrestado por la inmigración de hindúes, paquistaníes, turcos, bengalíes, filipinos,
etc., hacia los campos petrolíferos y hacia las nuevas ciudades en construcción. Y es que
el petróleo ha constituido el motor del cambio en esta parte del mundo.
Importancia del petróleo que nace, en primer lugar, de las condiciones de formación de
esta roca, las cuales fueron muy favorables en el antiguo mar de Tetis. Importancia,
asimismo, por la amplitud y diseminación de las áreas productoras. E importancia,
finalmente, por las consecuencias económicas que ha tenido su explotación y
exportación.
LAS CONDICIONES DE FORMACIÓN DEL PETRÓLEO EN RELACIÓN CON LAS
ESTRUCTURAS GEOLÓGICAS
Las producciones del Oriente Medio, en contra de lo que sucede en otras regiones, se
caracterizan, en general, por unas fáciles condiciones de extracción, dada la disposición
regular que adquieren las bolsas de petróleo, especialmente en algunos campos, como
sucede en el Juzestán iraní, en los piedemontes de los Zagros.
El gas del petróleo y el gas natural, es decir, aquel que se encuentra en yacimientos
exclusivos de gas, se está conviniendo en una opción de futuro, pues, ante la caída de las
reservas de petróleo en algunos de los países, la explotación del gas aparece como una
alternativa y hasta una necesidad. También Libia y Argelia y otros países del conjunto
regional están desarrollando planes expansivos para la exportación de gas. Esta
coyuntura mundial se basa en los precios competitivos del gas, que está obligando a
construir una red de grandes gasoductos, que han hecho crecer la demanda a ritmos muy
vivos durante la década de los noventa.
No todos los tipos de petróleo alcanzan los mismos precios y, en consecuencia, los
mismos rendimientos económicos, dado que aquéllos varían normalmente en sentido
inverso al de su densidad, de manera que el «Arabia ligero» (34° API) se paga algo más
que el «medio» (31°) y que el «pesado» (27°), pero menos que el «ligero de Irán», por
ejemplo, que tiene 34° API.
La nacionalización de las compañías extranjeras, que precedentemente habían
conseguido concesiones por unos 70 años, se aceleró en los años setenta y en la
actualidad predominan las compañías nacionales, estatales o privadas.
En esta coyuntura sobrevino el conflicto árabe-israelí, a raíz del cual el petróleo fue usado
como arma política y sus precios se multiplicaron por 4,23 en el período que va de octubre
de J 973 a diciembre de 1978 y por 11,3 desde la primera fecha hasta noviembre de
1981, con lo cual, el precio del barril de 4 «Arabia ligero 34o» pasó a costar en esta última
fecha 34 dólares, cuando todavía en diciembre de 1978 costaba 12,7 dólares y en
septiembre de 1973 se cotizaba a unos 3 dólares.
LA FORMACIÓN DEL RELIEVE ACTUAL
Está claro que la dirección zonal predominante de las cadenas montañosas turcas, de los
montes Elburz iraníes y de las del centro de Afganistán hasta el Hindú Kuch representan
la respuesta al desplazamiento hacia el norte de la placa africana y de la arábiga, lo
mismo que los Zagros, en dirección NO-SE, obedecen a la deformación positiva del
borde suroeste de la placa iraní ante la subducción del sector nororiental de la placa
arábiga, en cuya área de subsistencia se ha configurado la cuenca sedimentaria de
Mesopotamia, rellena de materiales arrancados a los Zagros y al zócalo arábigo.
LOS MEDIOS ECOLÓGICOS: UN OBSTÁCULO A LA COLONIZACIÓN VEGETAL Y A
LA OCUPACIÓN HUMANA
En estas condiciones no se desarrolla más que una cobertera vegetal muy pobre,
dispersa y rústica, con algunas excepciones, como la del bosque mediterráneo de
montaña, que crece en las altitudes medias y que únicamente en Turquía cubre
aproximadamente una octava parte del territorio nacional. Tanto Turquía como Marruecos
tienen elevadas proporciones de matorral y bosque en su territorio (25 y 20 %
aproximadamente). Un bosque a base de frondosas y de coníferas, como la encina, pino
de Alepo, sabina, cedro, etc. La debilidad de la cobertera vegetal sobre los medios áridos
explica las dificultades del aprovechamiento agrícola y la expansión adquirida por la
ganadería nómada. Sin embargo, determinados oasis y valles fluviales han posibilitado
una ocupación más intensa, que en gran medida es la responsable del proceso de
desertización que se está produciendo no sólo en la franja saheliense del Sahara
meridional.
Aunque la debilidad del poblamiento humano es general, hay unos cuantos países que se
exceptúan de esta norma; entre ellos se cuentan algunos pequeños como Bahréin (896
habs./km2), Líbano (371), Israel (277) o Kuwait (102), y otros de dimensiones medias,
como Siria (81), y grandes, como Turquía m2 (82), mientras Marruecos y Egipto están ya
en los 64 habs./km2 Obviamente, el reciente incremento de la población y de las
densidades ha correspondido fundamentalmente a los medios urbanos, mientras el
espacio rural continúa con una ocupación muy laxa. Ahora bien, estas densidades
humanas no se distribuyen de una manera azarosa, sino que están claramente
relacionadas con una ocupación tradicional, basada, ante todo, en las disponibilidades
hídricas.
a) La organización de la sociedad tradicional
El espacio y sector agrarios adquieren una singular importancia desde el momento en que
representan la primera fuente de empleo en el conjunto regional, con tasas medias del 38
%, que superan el 30 % en todos los grandes países, como Egipto, Irán, Turquía,
Afganistán (véase cuadro XII.3), si bien su participación en el PIB guarda muy poca
relación con el empleo que sustenta: tan sólo el 13 %. Este dato refleja el escaso valor de
las producciones agrarias en la economía general y la pobreza del campesinado;
aspectos que descansan en unas estructuras productivas y sistemas agrarios poco
evolucionados, a pesar de las transformaciones experimentadas desde los años cincuenta
y a pesar del enorme esfuerzo inversor llevado a cabo durante los años de las grandes
rentas del petróleo (1973-1982) o a pesar de la prioridad dada a la agricultura en otros
momentos por algunos gobiernos como Egipto o Argelia.
Las condiciones ecológicas de este sector del norte de África y de! Oriente Medio
dificultan enormemente la extensión del labrantío, de manera que las tierras arables tan
sólo alcanzan el 8 % de la superficie total, produciéndose fuertes disparidades entre unos
países y otros; pues mientras no hay más que cinco cuyo terrazgo supera el 2C % —
Israel, Turquía, Líbano, Siria, Túnez y Marruecos—, en el extremo opuesto se sitúan
varios que no alcanzan ni el 2 %.
No obstante, estos datos se deben matizar, pues no todas las tierras arables se cultivan
anualmente, dado que en este mundo de aridez tan sólo el regadío puede hacer crecer
las cosechas m2 ininterrumpidamente. Ahora bien, del millón de km2 cultivados, el riego
no afecta más que a una cuarta parte, con lo cual las potencialidades del escaso terrazgo
total se ven limitadas por su permanencia en barbecho hasta 4 de cada 5 años, aunque
se tiende al sistema de año y vez.
El regadío ha tenido un gran valor histórico tanto en los oasis como en los valles de los
grandes ríos o en determinadas áreas regadas con agua extraída de los pozos o de
qanats. El sistema de qanat, conocido ya hace 4.000 años y originario probablemente de
Irán, se ha mantenido hasta la actualidad, aunque hoy tiende a ser sustituido por
perforaciones y pozos con motobombas.
Al final de proceso, las reformas agrarias no han conseguido más que truncar el vértice de
la pirámide, pero las diferencias entre una clase dominante y capitalizada y un
campesinado empobrecido se han agrandado incluso, merced al crecimiento explosivo de
la población agraria, que no ha podido ser contrarrestado con el incremento del regadío ni
con las mejoras técnicas.
Transformaciones industriales y urbanas
Aunque existen profundas diferencias entre unos países y otros, el proceso de desarrollo
industrial en África del Norte y Asia suroccidental presenta unas singularidades difíciles de
encontrar en otras partes del Tercer Mundo. No se puede decir lo mismo, sin embargo,
del proceso de urbanización, pues el crecimiento industrial ha afectado a unos núcleos,
escasos en número pero de grandes dimensiones, que, en conjunto, tienen los mismos
problemas y lacras que otras ciudades del mundo subdesarrollado.
UN FIRME CRECIMIENTO URBANO
No faltan en las medinas las escuelas religiosas (madrazas) y las mezquitas. Pero, junto
al barrio histórico, normalmente degradado, ha surgido la ciudad moderna, con edificios
funcionales, construidos en altura, que no goza de la personalidad de la tradicional.
Al problema del desempleo hay que unir el de la vivienda, pues la afluencia masiva hacia
los centros urbanos ha generado los típicos barrios chabolísticos, que en el caso de
Turquía reciben el nombre de gecekondu o barrios de autoconstrucción (literalmente,
quiere decir «construidos durante la noche»; no son bidonvilles, sino barrios de casas
sencillas, con las cuatro paredes y el techo y unas divisiones mínimas), sin permisos
legales, que pueden ser legalizados progresivamente, pero que en Ankara, por ejemplo,
afectaban a dos tercios de la población en los años setenta y en Estambul a la mitad.