Sei sulla pagina 1di 3

5 VERDADES DE LA VIDA

DIFÍCILES DE ACEPTAR (PERO


LIBERADORAS)
 7 Julio 2017

 ESTIMULANTE

La vida no es sencilla, entre otras razones, por la multitud de


circunstancias que determinan su estado. En cierta forma, todo influye
para encontrarnos en este presente, y no sólo desde el primer instante
de nuestra existencia, sino quizá podría decirse que incluso con
muchísima antelación al minuto de nuestro nacimiento.

Y así con todo y con todos. La existencia es esa conjunción preciosa de


probabilidades que nos trajo hasta este momento –de ahí, entre otras
razones, su complejidad.
Con todo, existe un puñado de verdades que hace, si no más sencilla la
existencia, sí al menos más comprensible. Vivir puede parecer un
misterio, pero sólo porque dejamos de tomar conciencia de nuestra
propia vida. Ignoramos de dónde provenimos, el punto adonde queremos
llegar, las circunstancias que potencian u obstaculizan nuestros
esfuerzos…
A continuación compartimos cinco situaciones que vale la pena tener en
cuenta para vivir, no para hacerlo todo más sencillo, pero quizá sí más
significativo.
1· Las personas se van
Toda persona tiene su propio camino. A veces, por ventura, coincidimos
con algunas con quienes encontramos amor, afecto, compañía, felicidad,
apoyo… y aunque el lazo tejido con ellas puede llegar a ser muy fuerte,
eso no significa que, en cierto momento, esos mismos caminos no se
aparten. Las personas se van, cambian de residencia, a veces pasa que
su tiempo está tomado por otras ocupaciones… las personas mueren.
“Dejar ir” a una persona es quizá uno de los aprendizajes más arduos de
la vida, pero cuando entendemos que así es, que ninguna relación es
para siempre, entonces, paradójicamente, podemos amar mejor, disfrutar
más del amor, sin angustias ni preocupaciones vanas, entregados de
lleno a los frutos de nuestro tiempo con los otros.

2· Tienes que aprender a cuidarte: nadie más lo hará por ti


Entre los muchos efectos que la infancia deja en nuestra formación como
personas, sin duda uno de los más extendidos es el de la poca
conciencia que tenemos del “cuidado de sí”. La fuerte influencia del
cuidado familiar dejó a muchas personas con cierta dificultad para
cuidarse a sí mismas o, dicho de otro modo, con el hábito mental y
conductual de esperar que alguien más cuide de ellos. Tu cuerpo, tu
futuro, tu integridad, el estado de tu vida: todo ello es tu responsabilidad,
inalienable e intransferible. Nadie más que tú puede tomar la decisión de
comer saludablemente, de ahorrar dinero, de acudir al médico cuando es
necesario, de no tomar decisiones capaces de dañar el curso de tu
existencia, de cultivar tu mente y cuidar de tu bienestar psíquico. Nadie
más que tú puede cuidar de tu propia vida.

3· No hay recompensa sin esfuerzo


Especialmente en nuestra época, existe cierta inclinación a creer en los
logros inmediatos y avasalladores. Hasta hace unos años, por ejemplo,
parecían comunes las historias de personas a quienes les había bastado
desarrollar una app para volverse millonarias. Lo cierto, sin embargo, es
que en prácticamente todo el curso de la historia sólo el esfuerzo
sostenido, persistente, conduce a la consecución de nuestros objetivos.
La planta que estaba a nuestro cuidado y que abandonamos, termina por
morir: así también con los proyectos que emprendemos y no sostenemos
con el esfuerzo de la continuidad.

4· No hay vida sin dolor


La muerte, la enfermedad, la decepción, la tristeza, el desamor, la
pérdida: todo ello es parte de la vida, y quien afirme lo contrario está
mintiendo, y de la peor manera. Son realidades que, tarde o temprano,
se presentan en toda existencia, imposibles de eludir. Nuestros seres
más queridos morirán, nosotros mismos enfermaremos, habrá quien deje
de amarnos… y eso a su vez nos causará dolor, pena, sufrimiento. ¿Y
podría ser de otra manera? ¿De verdad quisiéramos que fuera de otra
manera? En cierta forma, el dolor es necesario para depurar la
quintaesencia de la vida, su sustancia más preciosa. El secreto, en todo
caso, es no sufrir vanamente, no sufrir sin razón ni a lo tonto. No sufrir
porque sí.

5· La vida tiene un difícil punto de equilibrio entre permanecer y dejar fluir


Como sabemos, la vida es cambio. Esa es su esencia. “En el cosmos no
hay lugar que esté a salvo del cambio”, escribió alguna vez Carl Sagan.
Por otro lado, no obstante, parte importante de la naturaleza del hombre
está basada en la permanencia, en la voluntad de pausar por un instante
esa transformación que no cesa. Vivir, en cierto sentido, implica
encontrar el equilibrio en esa contradicción: entender que nada de lo que
creemos saber sobre la realidad es permanente, pero, por otro lado,
conocer eso dentro de nosotros mismos que define lo que somos y la
manera en que vivimos. Navegar el río de la vida, pero atentos siempre
al cauce por donde transitamos.

Potrebbero piacerti anche