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EXPEDIENTE: 04534-2015-57-0401-JR-PE-01
IMPUTADO: TORRES CRUZ, NESTOR ALEJANDRO
DELITO: USURPACIÓN AGRAVADA
AGRAVIADO: ESPINOZA ALBA, RICARDO ANTONIO
SEGUNDO JUZGADO PENAL UNIPERSONAL DE CERRO
COLORADO: DOCTOR ALBERTO FERNANDO ARENAS NEYRA
RESOLUCIÓN N° 09
I. PARTE EXPOSITIVA
B. Objeto de la alzada
B.1. El Recurso de Apelación interpuesto por la defensa técnica de Néstor Alejandro Torres
Cruz, en contra de la Sentencia N° 191-2018 del trece de junio del dos mil dieciocho, que
lo declaró autor del delito contra el patrimonio en la modalidad de usurpación, ilícito
previsto en el artículo 202 inciso 1° del Código Penal vigente en el momento de la
comisión del hecho delictivo, en agravio de Ricardo Antonio Espinoza Alva, imponiéndole
dos años de pena privativa de libertad suspendida en su ejecución por el plazo de un año, a
condición de que cumpla estrictamente reglas de Conducta. Pide concretamente la
revocatoria de la sentencia, en base a los siguientes fundamentos:
B.2. El recurso de apelación interpuesto por la parte agraviada, constituida en actor civil, en
contra de la Sentencia N° 191-2018 del trece de junio del dos mil dieciocho, únicamente en
el extremo de: i) la reparación civil, y, ii) el pago de costas y costos. Pide concretamente la
revocatoria de la sentencia, en atención a los siguientes fundamentos:
“Hechos Precedentes: Ricardo Antonio Espinoza Alba es propietario del terreno ubicado
en la Asociación Urbanización Santa María Manzana A Lote 1 del distrito de Cerro
Colorado, desde el mes de febrero del año 1988, tal como se desprende del Contrato de
Transferencia de dominio del 10 de febrero de 1988 celebrado por la Municipalidad
Distrital de Cerro Colorado y Ricardo Antonio Espinoza. Dicho terreno se encuentra
delimitado por el lado derecho por un cerco natural, esto es un desnivel de
aproximadamente 03 a 04 metros de alto. El imputado Néstor Alejandro Torres Cruz
adquirió el predio ubicado a la altura de la Vía Yura, Kilómetro 09, lote 01, Sector
Zamácola, distrito de Cerro Colorado, de sus anteriores propietarios Alberto Martín
Álvarez Núñez y Emilia Selestina Santos Huarca de Álvarez, mediante escritura Pública de
N° 3894 otorgada ante Notario Público José Luis Concha Revilla en fecha 03 de setiembre
del 2013, inscrita en los Registros públicos en fecha 24 de setiembre del 2013.
El inciso 6 del artículo 139° de la Constitución Política del Estado, consagra el derecho a la
pluralidad de instancia. Pero, este principio tiene sus límites, pues el ámbito de competencia
de segunda instancia se configura sobre la base de los fundamentos de la pretensión
impugnatoria, respetando estrictamente el principio de congruencia recursal[2].
3.1. La Constitución Política del Estado en el artículo 139.5 establece como principio y
derecho de la función jurisdiccional a la motivación escrita de todas las resoluciones en
todas las instancias, excepto los decreto de mero trámite con mención expresa de la ley
aplicable y de os fundamento de hecho en que se sustenta.
3.2. El Código Procesal Penal en el artículo 394.3 estipula que la sentencia contendrá la
motivación clara, lógica y completa de cada uno de los hechos y circunstancias de los
hechos que se dan por probados o improbados y la valoración de la prueba que la sustenta,
con indicación del razonamiento que lo justifique.
3.3. El artículo 202 incisos 1° concordante con el artículo 204 inciso 2° del Código Penal
vigente en el momento de la comisión del hecho delictivo, que a la letra establece: Artículo
202. “Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cinco
años: (inciso 1) El que, para apropiarse de todo o en parte de un inmueble, destruye o
altera los linderos del mismo (…)”; concordante con el Artículo 204. “La pena privativa
de libertad será no menor de cuatro ni mayor de ocho años e inhabilitación, según
corresponda, cuando la usurpación se comete: (inciso 2). Con la intervención de dos o más
personas.”
4.1. Hay tipos penales que guardan una simetría objetiva y subjetiva, esto es, que el
conocimiento y la voluntad abarca lo señalado por el tipo objetivo (simetría). Sin embargo,
en otros tipos hay una hipertrofia del tipo subjetivo, o sea que se requiere algo más que el
resultado típico; esta hipertrofia del tipo subjetivo (asimetría) son los denominados
elementos subjetivos distintos del dolo.
4.2. Los elementos subjetivos distintos del dolo son de dos clases: a) unos son claras
ultrafinalidades, es decir, tipos en los que se exige que la finalidad tenga una particular
dirección que exceda el tipo objetivo. Son los tipos que exigen un para, con el fin de, con
el propósito de, etc.; y, b) otros son los elementos del ánimo, o sea, actitudes o expectativas
de la gente que acompañan su acción y que se manifiestan objetivamente de alguna manera,
o que, al menos son incompatibles con la ausencia de ciertos datos objetivos[3].
4.4. Por su parte Fontan Balestra[4], señala que el modo de describir la figura señalando el
propósito de la acción – para apoderarse de todo o en parte de un inmueble- responde a la
circunstancia de que la destrucción de un cerco o un alambrado, por sí mismo no da la
totalidad de los elementos necesarios para caracterizar el hecho desde el punto de vista de
la ley penal. Con ello se quiere poner de relieve que la modalidad típica en cuestión no
puede verse solo desde la acción misma, sino que se debe fijar conforme los fines que
motivan la conducta, en este caso de apropiarse de un bien inmueble. Por tanto, para el
delito de usurpación por destrucción o alteración de linderos, debe verificarse que el
propósito del autor era el de apropiarse de todo o en parte de un inmueble, lo que incide
también en el contenido del tipo subjetivo del injusto, en el sentido de que aparte del dolo,
se debe también acreditar un ánimo de naturaleza trascendente, cuya inconcurrencia puede
dar lugar a la tipicidad objetiva de otro delito, por ejemplo el de daños[5].
5.1.2. Tampoco está en cuestión que Néstor Alejandro Torres Cruz (imputado) es
propietario del terreno ubicado en el sector de Zamácola a la altura de la vía de Yura
kilómetro 9 de Cerro Colorado, lote 1, con un área de 1 299.50 mt2; cuya adquisición data
de agosto del 2013 y sus anteriores propietarios fueron Alberto Martin Álvarez Núñez y
Emilia Selestina Santos Huarca; así aparece de: i) la Copia de Partida Registral
N°11208062, ii) Copia Certificada del Legajo Registral N° 2011-118193, donde se indica
que el terreno ubicado en el sector de Zamácola, a la altura de la vía de Yura, kilómetro 9
de Cerro Colorado, el lote 1, tiene un área de 1,299.50 mt2, cuyos propietarios primigenios
son Alberto Martin Álvarez Núñez y Selestina Santos Huarca.
5.1.3. Igualmente no está en cuestión que en horas de la mañana del día 29 de octubre del
2013, Néstor Alejandro Torres Cruz, conjuntamente con siete personas realizaron la
construcción de un muro sin cimientos ni columnas con cuatro hileras de sillar y cemento
con arena entre los inmuebles de propiedad del imputado y el agraviado descritos en los
párrafos anteriores; pues, este hecho ha sido admitido por el mismo imputado y está
corroborado con las siguientes declaraciones:
Ricardo Antonio Espinoza Alba, quien manifestó que: “el 29 de octubre del 2013
aproximadamente siendo 7 de la mañana (…) al ingresar [a su propiedad] observó
alrededor 8 hombres tal como se ve en la fotografía dirigidos por una persona
extraña que luego se identificó, estaban ya cavando las zanjas para levantar el
muro había material de sillar, bolsas de cemento inclusive ya estaban poniendo la
primera hilera, (…) y que el señor que dirigía tal situación se identificó como
Néstor y es ahí cuando lo conoce”.
Cosme Cornejo Flores, quien señaló que: “el señor Néstor en el mes de octubre
más antes venia constantemente con su carro y de un momento a otra apreció con
sus tareas de sillar (…) que empezó a las 6 de la mañana, había como 8 a 10
personas desesperados botando el sillar (…) y con eso cercaron y el señor Espinoza
no se encontraba y pensaba que el señor Espinoza estaba cercando”.
Ofelia Alicia Castro Echevarria de Espinoza, esposa del agraviado que señaló
que: “acompañó a su esposo porque Ángela lo llamó y le dijo que estaban poniendo
material en su terreno de sillar y si lo vio; que era entre las 7 cuando llamó, siendo
que llegó y vio bastantes personas y que no conoce ninguna”.
Leoncio Ríos Gutiérrez, quien expresó que: “trabajó para Néstor, siendo que hizo
muro de sillar de 4 filas, con 7 personas, que levantó el muro en la parte de atrás
(colindante con el lado izquierdo del terreno del agraviado) más o menos 37
metros, en línea recta que había una pendiente de 1.30 metros (…) que no había
ningún cerco era libre (…) que cuando vino policía iban 4 filas y paralizó obra y no
terminaron la obra”.
Néstor Alejandro Torres Cruz (imputado) quien refirió que: “dejó a las personas
encargadas para que construyan el cerco, hasta que lo llamaron y dijeron que
había policía y recién conoció al vecino y le habló tranquilamente y le dijo que
estaban construyendo en su terreno y es lo que el señor Espinoza le comentó
tranquilamente”.
5.2.1.1. El dolo es la voluntad realizadora del tipo, guiada por el conocimiento de los
elementos del tipo objetivo necesarios para su configuración. En el dolo este conocimiento
es siempre efectivo (no es una posibilidad del conocimiento sino un conocimiento real) y
recae sobre los elementos del tipo objetivo. Su probanza recae necesariamente en prueba
indirecta nunca en prueba directa, a excepción de un reconocimiento, siempre y cuando
haya sido debidamente corroborado.
5.2.2.2. La imputación concreta exige que las proposiciones fácticas realicen cada uno de
los elementos del tipo objetivos y subjetivos; en el caso, la imputación concreta ha descrito
las proposiciones fácticas de cada componente normativo; así con relación a la proposición
fáctica del elemento subjetivo distinto del dolo (tendencia interna trascendente) se ha sido
descrito en el factico de la acusación como: “con la finalidad de lograr apropiarse de un
área de 1.50 metros de ancho por 32 metros de largo aproximadamente, posteriormente
determinado en 128.70 metros cuadrados del predio denunciante”. Sin embargo, no basta
la imputación concreta de los elementos subjetivos, sino que afirmados estos deben ser
probados; y en el caso materia de análisis se tiene que el Ministerio Público no ha probado
la ultra intención (tendencia transcendente) del imputado de pretender apropiarse en todo o
en parte del terreno de propiedad del agraviado, y por el contrario, se verifica que siempre
existió una disputa histórica sobre la real delimitación de los linderos entre ambos predios
que determinó la intervención del imputado. Así, se tiene lo siguiente:
5.2.2.4. En todo caso, solo se ha corroborado que lo que pretendía el imputado no era
apropiarse de todo o en parte del inmueble del agraviado, sino más bien delimitar su área,
descartándose en todo sentido ese elemento subjetivo distinto del dolo que exige el artículo
202.1 del Código Penal, cual es: “para apropiarse de todo o en parte del inmueble del
agraviado”. Esta conclusión se corresponde a la reducida área de 128.70 m2, que es
incluso objeto de un trámite administrativo de prescripción por parte de quien ahora
aparece como agraviado. En ese orden de ideas, al no estar acreditado ese elemento
subjetivo distinto del dolo que exige el tipo penal imputado, el delito no se ha configurado.
6.1.2 La responsabilidad civil dentro de un proceso penal debe ser analizada a través de sus
elementos como son la imputabilidad, la antijuricidad, el nexo causal, el factor de
atribución y el daño. Sobre el particular conviene hacer referencia a la Casación N° 164-
2011 La Libertad de la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia, donde se
reconoce que no basta la sola exigencia de un hecho dañoso sin que sea necesario siquiera
un juicio de tipicidad para determinar la responsabilidad civil; ya que solo es suficiente la
determinación de la tipicidad objetiva y la ausencia de una justificación objetiva.
6.1.3 En el caso en concreto no existe duda respecto de la imputabilidad del daño; puesto
que el acusado es una persona capaz de responder civilmente; no obstante en cuanto a la
antijuricidad se tiene se ha satisfecho los elementos del tipo objetivo del artículo 202 inciso
1° del Código Procesal Penal, pero con la atingencia de que se ha advertido una
justificación objetiva como es el hecho de que el imputado, ahora demandado, ha realizado
los actos investigados con el propósito de delimitar su área; con lo que no se cumple el
requisito de antijuricidad. De este razonamiento se extrae que no es factible reconstruir
tampoco el nexo causal entre el eventual hecho dañoso y el actuar del imputado que obró
conforme a una justificación objetiva; y tampoco corresponde fijar daños que resarcir en
este proceso; con la consiguiente consecuencia de la desestimación del recurso de apelación
planteado.
6.2. En cuanto a que debió imponerse costos y costas a la parte vencida, al amparo del
artículo 497.3 del Código Procesal Penal el órgano jurisdiccional puede eximir el pago de
costas, cuando hayan existido razones serias para promover o intervenir en un proceso;
máxime que el artículo 499 del mismo cuerpo legal exonera del pago de costas al
Ministerio Público. Igualmente la expedición de sentencia absolutoria permite disponer la
exoneración de costas del proceso, argumentación que es aplicable también a las costas y
costos de segunda instancia.
En virtud a lo anterior.
SS.
CORNEJO PALOMINO
CACERES VALENCIA
COAGUILA VALDIVIA
[2] El Principio de Congruencia Recursal establece que el órgano superior sólo se puede
pronunciar respecto a lo que es objeto o materia de impugnación. Al respecto, la Sala Penal
Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República, en la sentencia de Casación
N° 215-2011 AREQUIPA de fecha doce de junio del dos mil doce, ha establecido como
doctrina jurisprudencial que: “la autoridad jurisdiccional que conoce un medio
impugnatorio debe circunscribirse a los agravios aducidos por las partes, en su recurso
impugnatorio presentado, de conformidad con lo establecido en el numeral uno del
artículo cuatrocientos nueve del Código Procesal Penal”.
[3] Zaffaroni, Eugenio. Manual de Derecho Penal. Parte General. Buenos Aires: Ediar,
Primera edición, 2005, p. 421.
[4] Fontán Balestra, Carlos. Tratado de derecho Penal. Parte especial. Buenos Aires, Ed.
Abeledo Perrot, 1969, vol, 5, p. 656.
[5] Peña Cabrera, Raúl. Tratado de Derecho Penal. Lima, Editorial Grijley, 1999, Tercera
Edición, p. 545.