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COCHABAMBINOS
Resumen
Introducción
1
Dando cumplimiento al Art. 15 de la C.P.E., a la Ley 1674 y la Ley 348 se desarrollará “la capacitación y
promoción de derecho a la no violencia en el enamoramiento y noviazgo”, como una medida de promoción de
vínculos y relaciones saludables.
objeto de violencia. Sin embargo, hay diferencias importantes dependiendo de
circunstancias como la edad o el sexo.
La violencia es mucho más común de lo que pudiera pensarse, pero no nos
damos cuenta de ello porque muchas veces ha sido parte de las cosas con las
que hemos crecido desde niños y que hemos visto como “normales” en nuestra
sociedad. Por ejemplo, cuántas veces no hemos escuchado cosas como: “la letra
con sangre entra”, “quien te pega... te quiere bien”, “es mejor un buen golpe a
tiempo”. 2
Violencia de género
En este texto entenderemos la violencia de género como: “cualquier daño a otra
persona perpetrado contra su voluntad, que tiene un impacto negativo sobre su
salud física o psicológica, sobre su desarrollo y sobre su identidad, y que resulta
de las desigualdades de poder (es decir, de género) que explotan las distinciones
entre hombres y mujeres, en los hombres y en las mujeres, contra las mujeres y
las niñas; la violencia de género las afecta principalmente a ellas en todas las
culturas.” (Castro y Casique, 2010)
Para entender como es la dinámica de la violencia en el noviazgo, coincidimos
con la exigencia, señalada por Castro y Casique (2010), de asumir un marco de
análisis que permita, a partir del enfoque de género, explicar por qué y cómo es
que la violencia se vive, afecta y tiene consecuencias muy distintas para las
mujeres y para los hombres, además de poder precisar los sentidos de la
violencia.
Al incorporar los aspectos contextuales como marco de referencia, donde “…el
contexto de desigualdad estructural entre hombres y mujeres que hace que la
violencia signifique cosas muy diferentes para ambos: los hombres aprenden
que con la violencia pueden someter y restablecer su jerarquía; las mujeres
saben que con su violencia no pueden cambiar ese orden mayormente y, en
cambio, saben que con la violencia que sufren pueden ser sometidas y puestas
en su lugar”, es posible comprender por qué la violencia que sufren algunos
hombres jóvenes en el noviazgo muy pocas veces puede considerarse como
violencia de género, a diferencia de la violencia que sufren las mujeres jóvenes,
donde el género es el principal factor de riesgo para sufrir violencia; es decir, se
2
CNEGSR. (n.d.). Los hombres jóvenes y la violencia contra las mujeres (Folleto). Consultado en:
libreropaola/violencia-2.pdf
requiere el análisis cuidadoso con los lentes de género para poder construir un
entendimiento que explique el hecho de que la violencia que informan mujeres y
hombres en estudios recientes3,
Factores de riesgo y de protección que originan la violencia de género
Aunque el resultado final de la conducta violenta es fruto de la combinación de
diversos factores tanto socio-culturales como individuales y circunstanciales, la
violencia, por razón de género, tiene su origen en la desigualdad de poder entre
hombres y mujeres debida al sexismo. La mayoría de los modelos explicativos
que se emplean en la actualidad son multicausales, y coinciden en destacar esta
convergencia de factores específicos en el marco general de la desigualdad
sexista entre hombres y mujeres.
Por todo ello, los principales factores de riesgo y protección socioculturales. De
los diferentes modelos explicativos de la violencia de género, tanto el relativo al
abordaje epidemiológico clásico del modelo de “factores de riesgo protección”
centrados en el agresor o en la víctima, como, el correspondiente a la visión de
la epidemiología social del modelo ecológico de factores asociados (Heise,
2003), proporcionan un marco de referencia amplio y oportuno a la investigación
por cuanto identifican los múltiples factores que interactúan y que pueden, bien
favorecer la violencia, o bien proteger frente a ella.
Modelo Ecológico
Se partió del modelo ecológico para el análisis teórico, siendo que su principal
utilidad estriba en que ayuda a distinguir entre los innumerables factores que
influyen en la violencia, al tiempo que proporciona un marco para comprender
cómo interactúan. El modelo permite analizar los factores que influyen en el
comportamiento (o que aumentan el riesgo de cometer o padecer actos
violentos) clasificándolos en cuatro niveles: 1er nivel se identifican los factores
biológicos y de la historia personal que influyen en el comportamiento de los
individuos y aumentan sus probabilidades de convertirse en víctimas o
3 “Un hallazgo consistente y desconcertante para quienes se adentran en el tema, es que la prevalencia de violencia
en el noviazgo entre jóvenes adolescentes y en edad universitaria es igual o comparable según sexo”. (Casique, 2010).
Esto es interpretado desde algunas posturas como si la violencia en el noviazgo entre jóvenes fuese igual, equivalente
o simétrica entre ambas partes y no hubiese diferencias de género o de motivos, fines y consecuencias al ejercer o
sufrir la violencia. Aquí es importante señalar que no se trata de minimizar ningún tipo de violencia, finalmente el
objetivo es erradicar cualquier tipo de violencia en todos los ámbitos de la vida humana, evidenciando que el enfoque
de género y las herramientas metodológicas que de él emanen son importantes para poder interpretar el complejo
fenómeno de la violencia.
perpetradores de actos violentos. 2do nivel se abordan las relaciones más
cercanas, como las mantenidas con la familia, los amigos, las parejas y los
compañeros, y se investiga cómo aumentan éstas el riesgo de sufrir o perpetrar
actos violentos. 3er nivel se exploran los contextos comunitarios en los que se
desarrollan las relaciones sociales, como las escuelas, los lugares de trabajo y
el vecindario, y se intenta identificar las características de estos ámbitos que
aumentan el riesgo de actos violentos. El 4to nivel se interesa por los factores de
carácter general relativos a la estructura de la sociedad que contribuyen a crear
un clima en el que se alienta o se inhibe la violencia, como la posibilidad de
conseguir armas y las normas sociales y culturales.
Metodología
Población Muestra
La población muestra del presente estudio, lo constituyen 140 estudiantes de 5to
y 6to de secundaria, de los cuales (55%) son mujeres y (45%) varones. Los
estudiantes de 5to y 6to de secundaria pertenecen a unidades educativas
fiscales (80%) y privadas (20%) en las seis comunas: Adela Zamudio, Molle,
Tunari, Valle Hermoso, Itocta y Alejo Calatayud del municipio de Cochabamba 4,
cuyas edades oscilan entre 16 a 20 años de edad. El requisito de inclusión fue
tener, al momento de aplicar el cuestionario, una relación de noviazgo de mínimo
un mes de duración.
Técnicas e Instrumentos de recolección de datos
En primera instancia, se realizó, grupos focales con la población muestra y los
grupos de reflexión conformados5, con el fin de analizar y validar las preguntas
del cuestionario y recoger testimonios de vida. Posteriormente, se aplicó dos
cuestionarios A y B6, ambos cuestionarios con 13 preguntas cerradas. El
cuestionario A, para identificar a víctimas y el cuestionario B para agresores.
Muestreo y procedimiento
4
Según la división del SEDUCA seria Cochabamba I y Cochabamba II.
5 Se conformaron grupos de reflexión y crecimiento personal en cumplimiento a lo establecido en el Contrato Nº
263/2013 y según lo estipulado en los términos de referencia del Documento Base de contratación (DBC) para
ejecutar la prestación de los “Servicios profesionales de prevención de la violencia en el enamoramiento y noviazgo.
Este contrato fue suscrito entre el gobierno Autónomo Municipal de Cochabamba y la consultora “Calvimar” de
octubre 2013 a junio de 2014.
Se tomó en cuenta el muestreo intencional7, donde los elementos son escogidos
con base en criterios o juicios preestablecidos por el investigador. Por ejemplo,
en este estudio se establecieron como criterios de selección de la muestra los
siguientes: que los estudiantes pertenezcan al 5to y 6to de secundaria y que
tengan una relación de noviazgo de mínimo de 1 mes de duración. Los datos
obtenidos en la recolección de la información, se analizaron mediante el paquete
estadístico para las ciencias sociales SPSS.
Conclusiones
En el siglo XXI, ser mujer todavía implica un alto riesgo de sufrir discriminación
y desigualdad de oportunidades a causa de la violencia ejercida durante siglos
por la cultura y la estructura social, económica y política. La violencia estructural,
menos visible que la violencia directa, atenta contra los derechos humanos de la
mujer y es una evidente injusticia social, perdurando por falta de voluntad política
cuando se consiente que la mujer quede relegada a posiciones sociales en las
que no puede tener el control sobre su propia vida. Tras el reconocimiento de las
violencias visibles y no visibles, hay que preguntarse a qué se deben estas para
actuar sobre las causas estructurales y culturales teniendo en cuenta que, la
discriminación por razón de género, comienza en la infancia y se acumula a lo
largo del ciclo vital de la mujer: mujer-niña, mujer-adolescente, mujer-adulta,
mujer- mayor y mujer-anciana (Martínez Román 2012).
Frente a este orden estructural, donde subyace la cultura de la violencia como
parte de la civilización8. Nos encontramos, con un orden de tipo personal9
siguiendo el modelo ecológico10, donde los resultados del presente estudio, nos
acercan a las personas objeto de estudio, y comprender mejor la violencia por
ciclos de vida, en este caso la adolescencia y parte de la juventud, donde “las
7 Este tipo de muestreo se caracteriza por un esfuerzo deliberado de obtener muestras "representativas" mediante
la inclusión en la muestra de grupos supuestamente típicos. Es muy frecuente su utilización en sondeos preelectorales
de zonas que en anteriores votaciones han marcado tendencias de voto. También puede ser que el investigador
seleccione directa e intencionadamente los individuos de la población.
8 Entrevista a la directora de Asongs, Lic. Elva Crespo de fecha 19/09/14: mencionaba que la violencia es de orden
Violencia instituido por Heise (1998) a partir de la propuesta de Bronfenbrenner (1979). Parte del supuesto de que
cada persona está inmersa, cotidianamente, en una multiplicidad de niveles relacionales –individual, familiar,
comunitario y social– en los cuales se pueden producir distintas expresiones y dinámicas de violencia. El
planteamiento de Heise fue asumido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 2003. En él se proponen
cinco niveles con los que se abordan las relaciones, condiciones y actores que influyen en el comportamiento violento
de las personas y los riesgos que los incrementan.
mujeres maltratadas por sus parejas manifiestan que el maltrato había
comenzado durante el noviazgo (Echeburúa y de Corral, 1998; Emakunde,
2005a).
De este modo, habitualmente expresan haber sufrido conductas violentas de
bajo nivel durante su noviazgo (Corral, 2006), y recuerdan incidentes a los que
no dieron importancia durante esta etapa (Ibáñez, 2004), o que fueron tolerados
“por amor” (Ferreira, 1992). Desde esta perspectiva, veamos los siguientes
indicadores cuantitativos obtenidos:
De los resultados obtenidos, se puede colegir que existe una segmentación de
las personas encuestadas, en dos grupos claramente diferenciados; a saber:
mujeres que reconocen haber sido víctimas de violencia física, psicológica,
sexual y mujeres que no se reconocen víctimas de dicha violencia,
constituyéndose en dos percepciones opuestas, respecto, a la violencia de
género. De 77 (55% del total de la muestra) mujeres encuestadas, se reconoce
víctima de violencia física, el 29% y el 26% niega este hecho. Es probable que
el porcentaje de mujeres víctimas sea aún mayor ya que las mujeres que no se
reconocen víctimas, es porque no saben identificar los rasgos de violencia en
sus parejas (por factores multicausales: entre ellos, violencia en la infancia, baja
autoestima, ideal del amor romántico, la edad, etc.) por ejemplo, en los grupos
focales un hombre que da un sopapo o un empujón a su pareja sin lastimarla no
representa violencia física, siendo, éste un indicador de que el número de
mujeres víctimas sea superior al registrado. La violencia física viene
acompañada de los otros tipos de violencia: psicológica y sexual, porque si se
ha dado la violencia física en las parejas se suceden las otras formas de
violencia. De los índices de violencia sexual, se han obtenido que el 15% (de
55% muestra total mujeres) son mujeres las víctimas de violencia sexual y el
40% que no reconoce este hecho, la violencia sexual puede entrelazarse con
la violencia psicológica, constantemente, y según los cuadros de violencia que
se puedan presentar. En cuanto a la violencia psicológica esta reporta entre el
4% al 26% de aquellas que reconocen vivir violencia psicológica; y entre el 29%
al 51% que no reconocen este hecho.
Aportando, a estos datos cuantitativos se pudo apreciar en la realización de los
grupos focales, donde las adolescentes tuvieron una participación activa
exponiendo sus ideas y sus testimonios de vida, todo lo contrario sucedió con
los varones, encontramos percepciones acerca de la violencia de género, es
decir, violencia física, psicológica y sexual, las participantes hablaron desde la
dimensión vivencial, de hechos considerados como violentos cuando eran
conductas explicitas y directas, y, no así cuando se trataban de comportamientos
sutiles e indirectos, si bien ellas identificaban rasgos de violencia de manera
racional, tenían dificultades para reconocer rasgos específicos de violencia en
su relación de pareja. En general, la violencia en la relación de pareja es vista
por las y los jóvenes como algo natural o normal, no reconocen de forma clara
un noviazgo violento. Además, existe el peligro de que vivir con violencia se
convierta a la postre en una forma de vida erróneamente natural y que las
personas pueden acostumbrarse a ella sin percatarse de que los episodios
violentos ocurran con más frecuencia y mayor intensidad.
Y respecto, a los índices que registraron los varones ellos también, dicen ser
víctimas de violencia psicológica del 0% al 7%, violencia física 1%. La
configuración de las cifras cambia, cuando, encontramos en el cuestionario B
(para agresores) que el 10% de los varones, reconoce golpear a sus parejas en
una clara violencia física, y el 35% no reconoce esta conducta. Los varones como
agresores sexuales reportan el 10% y el 35% niegan este tipo de conducta
violenta, como hipótesis, el número de agresores también aumentaría a causa
de que tienen dificultades para reconocerse como agresores,
Los factores de riesgo, identificados en el presente estudio son:
Las y los estudiantes presentan un elevado grado de sexismo en su sistema
de creencias (siendo especialmente vulnerables a los perversos efectos del
sexismo benévolo11).
Presentan carencias en la calidad y cantidad de información y conocimientos
sobre aspectos conceptuales básicos de la violencia de género.
Presenta dificultades para detectar indicadores de posibles comportamientos
de abuso, porque están asociados a la violencia que vivieron o asistieron en
11
Sexismo Benévolo: En la mayor parte de lo que se conoce como países desarrollados, el sexismo hostil parece haber perdido
intensidad, aunque no desaparecido, al combinarse con este sexismo de tono afectivo distinto, más sutil y encubierto, cuyos
componentes son: El paternalismo protector, entiende igualmente a la mujer como débil e inferior, considerando por tanto que el
hombre debe protegerla y cuidar de ella. La diferenciación de género complementaria, debida a la creencia de que las mujeres
poseen muchas carac- terísticas positivas que complementan a las que tienen los hombres. La intimidad heterosexual, fruto de la
creencia deque un hombre está incompleto sin una mujer.
Este sexismo benévolo, más dulcificado y menos estridente,puede ser más perjudicial en ocasiones que el hostil por articularse
conforme a un sistema de refuerzos y castigos destinado a que el grupo subordinado sepa comportarse como tal (Peña Palacios
2011:14)
la etapa de la infancia en sus familias (antecedentes familiares), por lo que
los actos violentos son reconocidos como naturales.
Refleja un elevado grado de mitificación del amor, está claro que, se da una
alta presencia de los factores de riesgo expuestos y una baja presencia de
los factores de protección.
Siendo esto así, es realmente preocupante la percepción de riesgo que ellas,
sobre todo, como ellos expresan en cuanto a su vulnerabilidad (de sufrir o
ejercer) ante el problema de la violencia de género.
Recomendaciones
Ampliar la investigación de la violencia en el noviazgo en jóvenes, utilizar
muestras más amplias y no exclusivamente de estudiantes de secundaria, sino
también, universitarios.
La prevención de la violencia en mujeres jóvenes sobre todo, más efectiva será
aquella que logre reducir los factores de riesgo de mayor impacto y consiga
aumentar o fortalecer los factores de protección. Desarrollar factores de
protección, tales como:
INFORMACIÓN Y CONOCIMIENTO: El hecho de que la población
adolescente y joven tenga información suficiente y acertada sobre el
problema de la violencia de género posee una importante fuerza preventiva.
PERCEPCIÓN DE ABUSO O MALTRATO: Se evidencia la necesidad de
trabajar intensamente en desarrollar en los adolescentes la capacidad para
percibir e identificar a tiempo situaciones de abuso o maltrato, así como sus
señales, signos e indicadores en las fases iniciales de las relaciones de
pareja (cuando suelen ser más sutiles por la implantación paulatina del
proceso de abuso) constituye, sin lugar a duda, uno de los objetivos
preventivos clave en la violencia de género. Las estrategias de coacción que
se utilizan en la fase de noviazgo son, básicamente, las que se manifestarán
posteriormente a lo largo de la relación, pero con formas y maneras de
carácter más sutil, indirecto, encubierto y disfrazado o mezclado con
muestras de afecto y sentimientos amorosos12.
12 “los que aceptan las primeras agresiones suelen entrar en una espiral que les lleva paulatinamente hacia mayores
niveles de violencia y les hace perder perspectiva sobre la situación que viven. Así, la violencia comienza haciendo
una tímida aparición primero, y posteriormente se adueña de algunas relaciones durante años.” Sin embargo, la
violencia en el noviazgo no predice necesariamente la violencia posterior (Corral, 2006), ya que no todas las personas
que utilizan la violencia de jóvenes lo hacen de adultos en el matrimonio, ni todos los que la utilizan en el matrimonio
De la teoría a la práctica:
Considerar el tema de la violencia contra la mujer por ciclos de vida y la
promoción de la no violencia y el buen trato; en las políticas públicas locales,
programas, planes y presupuestos y sistemas de monitoreo y evaluación,
bajo principios de igualdad con enfoque trasversal de la perspectiva de
género y derechos humanos. Ejemplo: apoyo y continuidad de iniciativas y
medidas para corregir estereotipos sexistas y conductas discriminatorias en
el ámbito escolar, familiar y comunitario.
Investigar para prevenir: mejorar e implementar los sistemas de recolección
de información, y promover la investigación cuantitativa y cualitativa para
construir evidencias sobre: a) la violencia contra la mujer por ciclos de vida,
sus factores causales y consecuencias, en los ámbitos individual, relacional,
comunitario y social, b) la promoción de la no violencia y el buen trato,
priorizando acciones según vulnerabilidad y riesgo de la población.
Desarrollar competencias y capacidades de los recursos humanos, en
violencia contra la mujer por ciclo de vida y promoción de no violencia y buen
trato en los niveles individual, familiar, comunitario y social.
Acciones de sensibilización y capacitación dirigidas a profesionales, es
necesario que todas estas intervenciones encaminadas a promocionar la
igualdad y la erradicación de la violencia de género, dada la complejidad y
especificidad de las mismas, se lleven a cabo por profesionales con una
formación específica, adecuada y suficiente en esta materia, para garantizar
un adecuado ejercicio profesional, optimizar los recursos públicos que
gestionan y generar resultados satisfactorios.
Evaluación de las diferentes intervenciones, como en cualquier actividad en
el ámbito educativo, proponemos no olvidar realizar evaluaciones continuas.
lo hicieron antes. A pesar de ello, la violencia en las relaciones de noviazgo es un fenómeno en sí mismo (Follingstad,
Bradley, Laughlin y Burke, 1999), y como tal se lleva estudiando desde hace unos 25 años, cuando Makepeace (1981)
publicó el primer estudio centrado en jóvenes, donde encontró que las causas más comunes de agresión en parejas
jóvenes eran los celos y desacuerdos sobre sexo o alcohol.
Posteriormente, Straus y col. (1996) realizaron un estudio que probablemente constituya una de las referencias más
importantes en cuanto a violencia en las relaciones de noviazgo entre estudiantes se refiere, encontrando tasas de
agresión bastante altas en ambos sexos.
Referencias Bibliográficas
Alba tobella, (2013) la violencia machista sobrevive en los jóvenes ¿por qué?
visto en www.am.com.mx