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Hermanos: Seamos bienvenidos a este primer día de novena a nuestra patrona. Congregados
en el regazo materno de María, que nos conserva en la comunión de la Iglesia, de la que es
Madre, vamos a celebrar esta santa Misa como una ocasión propicia para reflexionar sobre el
misterio del sufrimiento y la enfermedad de nuestros hermanos. De esta forma nuestra
comunidad y la sociedad en general se deben volver más sensibles ante el dolor y el
sufrimiento. Ofrezcamos esta Santa Eucaristía por todos nuestros hermanos que sufren algún
tipo de enfermedad y por todos nuestros agentes de la pastoral de la salud, para que juntos
caminemos sobrellevando las cargas propias de la vida ofrecidas con sentido espiritual a favor
nuestros hermanos que sufren.
Elevemos nuestra oración a Dios, Padre misericordioso, en quien ponemos nuestra confianza.
A cada invocación respondemos. Madre de Iglesia, ayúdanos.
▪ Por la Iglesia: para que María, madre de la Iglesia, nos guíe por el camino del trabajo por el
reino de Dios aquí en la tierra. Oremos
▪ Por nuestro mundo, marcado por el sufrimiento en sus distintas formas, para que el Padre lo
transforme y ponga en su corazón la misericordia y el perdón de su Hijo Jesús. Oremos.
▪ Por nuestros hermanos enfermos: para que, experimentando el misterio de la cruz, sientan
también la presencia cercana y maternal de la Virgen María. Oremos
▪ Por las familias de los enfermos, los profesionales y los voluntarios de la pastoral de la salud,
para que se conviertan en preciosos iconos de confianza y acompañamiento al lado del que
sufre. Oremos
▪ Por las Hermanas de la Cruz consagradas al servicio de los enfermos y pobres: para que sean
imagen de la solicitud de Cristo por los hermanos que nos necesiten. Oremos
▪ Por nuestra comunidad cristiana: para que tenga siempre los ojos atentos y el corazón
sensible a las necesidades de quien sufre, y se convierta así en oasis de la misericordia del
Padre. Oremos
Escucha, Padre, nuestra oración y danos un corazón compasivo y misericordioso, para que nos
mostremos siempre más atentos a las necesidades de nuestros hermanos que sufren y nos
comprometamos, sin miedo, a acompañarles. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
ORACIÓN A MARÍA POR EL ENFERMO
María de Caná
alegra sus días.
En la oscuridad, ilumina su fe;
en la debilidad, impulsa su ánimo;
en la desesperación, sostén su esperanza
y hazlos testigos del amor de Dios.
Madre de la Misericordia,
si su vida se apaga,
intercede por ellos ante tu Hijo,
vencedor de la muerte,
y cógelos en tus brazos,
Virgen de la ternura.
Amén