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ESTUDIOS CULTURALES LATINOAMERICANOS Y POSMODERNIDAD

Los Estudios Culturales en Latinoamérica se desarrollaron mucho antes que los


británicos, así lo asegura Martín Barbero. Por ello, algunos de los más sobresalientes
académicos, para Blanco (2009) propondrán genealogías paralelas a las británicas, criticarán
las delimitaciones históricas de sus inicios y finales del coloniaje occidental; algunos
elaboran denuncias sobre la complicidad de los ECU con nuevas formas de coloniales.

Así pues, en Latinoamérica se realizaron aportes que se refieren a la heterogeneidad


a una heterogeneidad cultural que hace referencia a un “posmodernismo regional”. Entonces,
así como lo asegura, Schmidt (2002) “el posmodernismo latinoamericano tiene una génesis
algo diferente a los posmodernismos europeos y norteamericano y también se desarrolla
hacia otra dirección” (p.23).

De manera que para Schmidt (2002) “el posmodernismo en Latinoamérica de ninguna


forma sigue de manera lineal al modernismo” (p.23). Debido a que la reflexión sobre el
posmodernismo en Latinoamérica está encaminada en el discurso postcolonial. Esto también
abarca una discusión sobre modernismo, al igual que el rechazo de las categorías
eurocéntricas del posmodernismo.

Por ello, “pensar entonces la relación modernidad/posmodernidad es volver a poner


en escena una reivindicación que reclama la periferia como lugar privilegiado de
enunciación, releyendo acuerdos, figurar y tensiones para construir desde ahí, un discurso
fragmentado no por falla sino por horror a una totalidad autorizada excluyente” (Lorenzano,
p.228). Esta tensión de saberes arma una trama para aprehender la realidad social, estética,
analítica que en esencia busca descentrar al sujeto hegemónico.

Por lo tanto, el discurso desde la periferia recicla restos de las voces de las metrópolis
que los suma a su propia voz” (Lorenzano, 2009 p.228). Por ello, inventa así un derrotero
particular; viaje iniciático desde la transgresión y la revuelta. De esta forma, sólo de este
modo puede tener sentido repensar conceptos y pugnas. Así pues, la mirada de la
posmodernidad ha propiciado la aparición de todo aquello que estaba vetado o cancelado por
el sujeto racional hegemónico y así han cobrado fuerza las diversas minorías postergadas.
Entonces, la posmodernidad es un proyecto teórico fecundo que se articula como
paradigma de reflexión opuesto a la modernidad. Sus efectos han sido significativos para la
reconsideración crítica del saber, el sujeto el poder, la verdad, etc. (Mignolo, 2005) (Blanco,
2009, p.104). Por consecuencia, la posmodernidad brinda estrategias de emancipación que
lindad los espacios del discurso, la política, las formas de representación que se alejan de los
modos de comprender la realidad y configuración del mundo desde la perspectiva moderna.

La importancia de la crítica posmoderna es fundamental en la contraposición intra-


imperial a la modernidad. Sin embargo, no es suficiente. Debido a que “El paradigma crítico
posmoderno es pertinente al interior de los espacios imperiales mismos, pues el lugar de
enunciación desde el cual articula sus propuestas permite elaborar una crítica sistemática al
imperio desde el imperio mismo” (Mignolo, 2005) (Blanco, 2009, p.104). Ya que esta crítica
sigue sin considerar la diferencial colonial, es decir, es ciega a las perspectivas de los los
lugares que han sido sometidos a lo largo de muchos siglos.

Por consecuencia, las interpretaciones sobre la concepción de modernidad han sido


múltiples y contradictorias. Así lo asegura, Lechner (2017) “Para unos se ha agotado la
modernidad, dando inicio a una nueva época. Para otros, no existe tal mutación y se trata más
bien de una crítica gestada en el interior de un proyecto inconcluso de modernidad” (p. 262).
Estas interpretaciones sobre la posmodernidad han generado debates acerca de la reflexión
de la modernidad.

Así pues, al entender del autor Norbert Lechner “la llamada postmodernidad es más
que todo cierto desencanto con la modernidad: modernidad que a su vez ha sido definida
como un “desencantamiento del mundo” (Max Weber). Es decir, se trata de una especie de
“desencanto del desencanto” (p.262). De esta forma, el desencanto llamado postmodernidad
podría convertirse en un punto de partita para repensar la política en América Latina.
Por último, así como los europeos han elaborado su propia crítica a la modernidad,
dándole el título de posmodernidad, esta tradición no puede considerarse la misma en la que
los territorios colonizados piensen una crítica a la modernidad. Por este motivo, Walter
Mignolo considera que para establecer una crítica al colonialismo se debe de hacer desde los
lugares no imperiales. Debido a que no todas las experiencias coloniales han sido
homogéneas, porque han surgido en espacios geopolíticos distintos.

Referencias
Lechner. (2017). El desencanto postmoderno. En F. Calderón, Imagenes desconocidas, La
modernidad en la encrucijada postmoderna (págs. 261-278). Buenos Aires: CLACSO.

Lorenzano, S. (2009). Posmodernidad. En M. y. Szurmuk, Diccionario de estudios culturales


latinoamericanos (págs. 228-234). 2009: Siglo veintiuno editores.

Schmidt, B. E. (2002). Teorías culturales posmodernas de Latinoamérica (y su importancia para la


etnología). Ibero-Amerikanisches Institut Preubischer Kulturbesitz, 13-35.

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