Sei sulla pagina 1di 12

Marcelo Rosenbaum y La gente transforma,

diseño social en América Latina


Por Andrea Lázaro Posted on 17 de noviembre de 2016

El rol del diseño


Este año dos encuentros internacionales de diseño propusieron manifiestos en
torno a su rol actual, dándole lugar a las dudas y a la autocrítica. ‘La pregunta de
cómo el diseño puede contribuir con un mundo mejor no podría ser más
oportuna. Es un tema discutible ¿Tal vez el diseño no está para hacer las cosas
mejor? Vamos a ver cómo responden las personas’, expresaba Christopher
Turner, director de la primera Bienal de Diseño de Londres ‘Utopia by Design’
en una entrevista a Dezeen. Por su parte Beatriz Colomina y Mark Wigley,
curadores de la Bienal de Diseño de Estambul ‘¿Somos Humanos?’ fueron un
poco más allá al afirmar que ‘el diseño se ha convertido en un fenómeno cultural,
con enorme interés de público generado por los medios de comunicación y las
redes sociales. Pero los diseñadores han quedado atrás’. Su propuesta para la
Bienal se basó en repensar el diseño tal como lo entendimos los últimos 200
años. ‘Por ejemplo, podemos mirar la crisis de los refugiados e intentar diseñar
soluciones. Pero ¿No es mejor tratar de entender cómo el diseño es parte de esa
situación? ¿Cómo diseñamos esta situación? Para eso, se necesitan mejores
conceptos de diseño.’
Dentro o fuera del establishment, diversas ONG como Index Design to Improve
Life o What Design Can Do, promueven el rol social del diseño apoyando
iniciativas individuales que aportan a resolver los problemas más urgentes que
enfrenta la humanidad, sociales o ambientales.
El diseñador brasileño Marcelo Rosenbaum propone un nuevo paradigma de
diseño para América Latina a través del movimiento La gente Transforma:
diseñar atendiendo las tradiciones y los saberes ancestrales de las comunidades
originarias, celebrando la creatividad y la diversidad de esta región del planeta.
Imagen superior: campaña Colección Toca, La Gente Transforma. Modelo: Carol
Trentini – Foto: Fabio Bartelt
La gente transforma

Marcelo Rosenbaum estudió


arquitectura y antes de llegar al final de su carrera empezó a trabajar. Su mirada
siempre estuvo puesta en las personas, pero en aquel entonces sentía que no
estaba desarrollando todo su potencial. Un programa de televisión en el que se
reformaban las viviendas de las personas más pobres le permitió recorrer todo el
país y difundir la identidad de cada región. ‘Las personas muy pobres en Brasil
tienen una relación distante con la casa, es un abrigo. Cuando yo les entregaba
una casa nueva y digna, la entendían como lujo, siendo que era lo mínimo que un
ser humano necesita para vivir.’ A partir de esta experiencia decidió que seguiría
trabajando con el diseño y la comunicación como herramientas de cambio, pero a
su propio modo.
‘Cuando le contaba a los empresarios que trabajaba con artesanos, me
encargaban souvenirs: muchas piezas y baratas. Yo quería hacer un trabajo
profundo con las comunidades. Imaginé que podía aplicar las dimensiones que
había conquistado en mi trabajo anterior, sumado a mi pasión por la artesanía, la
cultura popular y la comunicación. Así nació el movimiento La gente
transforma. Usamos al diseño como herramienta de transformación, mirando las
tradiciones, la ancestralidad, los saberes de la comunidad. Diseño es proceso, es
la forma de trabajar, no es un estilo. Es la forma de contar una historia, de
conectar con las personas.’

Momento de reparar
‘En Brasil creemos que fuimos descubiertos y eso es algo muy peligroso. Cuando
descubrimos algo, significa que antes no había nada, así 30.000 años de cultura
fueron absolutamente dejados de lado. Toda nuestra historia empieza en el 1500,
cuando llegaron los portugueses. Los afrodescendientes son como un hueco.
Brasil fue el país que recibió el mayor número. Vinieron para trabajar, sin
nombre, sin patria, sin familia, no podían relacionarse con los otros. Vinieron
para construir el país. Por otra parte, los indios son indios, no existen. Nadie
estudia sus saberes, alquimias, culturas. Cuando hablamos sobre ellos decimos:
los indios pescaban, los indios cazaban… todo en tiempo pasado. La
construcción que coloca al indio en Brasil como a una persona que es parte de la
sociedad, es de ahora, en 1978.
Hablar de los indios es hablar de magia. Trabajan con la naturaleza, comprenden
todo el movimiento de la tierra, la aman así como nosotros podemos amar a un
padre o a un hermano. En ellos es natural amar a las piedras, el agua. Lo mismo
ocurre con los afrodescendientes.
En América Latina existe una vibración de dolor, de no hablar de las tradiciones;
es una energía. Creo que este es un momento importante para reparar, para curar.
Hablando podemos transformar, porque a partir de saber, de conocer, es que
empezamos a respetar.’
Unidades productivas versus universidades de saberes
El creador de La gente Transforma sostiene que considerar a las comunidades
‘unidades productivas de artesanías’ es una nueva forma de colonización. ‘Las
miramos a partir de lo que nosotros necesitamos en la ciudad, creyendo que ellos
tienen que estar como estamos acá: sin naturaleza, sin tiempo, tomando algo
para dormir, para recordar, para trepar, para tener sexo, y viviendo la fantasía de
una vida feliz. Vamos a la comunidad y les pedimos 500 piezas baratas para
luego decir que los indios no saben trabajar, que son vagabundos.

En nuestro movimiento creemos en


otra forma de trabajar. Estamos aprendiendo juntos con las comunidades. Es
tiempo de descolonizar, la gente se transforma con otra gente. Cuando las
personas se conectan con sus ancestros, con su vocación, es un movimiento
divino. Creo que es una experiencia espiritual en un sentido no religioso, de
conexión. Trabajar con las comunidades atendiendo la vocación, puede ser un
gran movimiento de transformación y cura. La generación de dinero es
importante para la libertad, pero la libertad de ganarlo con saberes que vienen de
sus ancestros es mucho más potente, porque trae autoestima. Los saberes y las
tradiciones ancestrales aplicados a la economía creativa pueden abrir un gran
camino.
Ir a la comunidad para ayudarla es una mirada asistencialista, la deconstrucción
consiste en aprender junto con las comunidades.’

Hacer para usar


‘Nuestra cultura es trabajista: quien produce no puede tener los objetos para sí.
Quebrar el ciclo de “hacer para vender” es algo muy profundo. Por ejemplo,
mediante la política pública Primera Infancia que existe en el Amazonas,
comenzamos a hacer juguetes. En las casas no había juguetes, pero ningún niño
se animaba a tocar los que estaban hechos para vender, era trabajo y les
enseñamos que el dinero es sagrado. Hoy los niños juegan y aprenden con lo que
las comunidades producen de acuerdo con sus tradiciones, sus animales. El
Estado compra la producción. La transformación que tiene lugar a partir de la
compra de los juguetes, el significado de ese juego, no tiene valor. Sana de
verdad. Eso es diseño para nosotros, es una oportunidad, no se trata solo de llegar
a la comunidad mirando las necesidades del mercado.’

Foto: La gente Transforma, Várzea Queimada

La experiencia en Várzea Queimada


Várzea Queimada es una comunidad de 900 habitantes formada por
afrodescendientes que huyeron de una finca y los indios, con los que formaron
familias. ‘No es buen negocio ser negro o indio en Brasil. Son muy pobres, pero
absolutamente ricos. Las mujeres trabajan con paja, sus abuelas hacían cestas
para poner la comida. Eran cestos grandes que se iban enrollando para disminuir
su tamaño cuando terminaba la tarea.’
Rosenbaum llegó a la comunidad con la idea de hacer un trabajo colaborativo
junto a su equipo y unos 25 estudiantes de arquitectura y diseño. Pasaron varios
días hasta que pudieron identificar alguna pieza creada con técnicas ancestrales,
un miembro del grupo encontró una cesta en la casa de una señora de la
comunidad. ‘Es basura, lo iba a tirar’, respondió la mujer cuando le preguntaron
sobre el objeto. ‘Hoy las cestas son parte del Patrimonio Inmaterial de Brasil,
generan dinero para la comunidad, atraen al turismo. Se está trabajando en un
plan de cuidado de la tierra y reforestación y en la creación de un museo.
‘Del mismo modo que Várzea Queimada miraba a su cesta, nosotros miramos a
las culturas originarias. La cultura está viva, es dinámica. No es la misma cesta
debido a la intervención de diseño. Hoy las mujeres hablan de sus abuelas,
recuerdan cómo las hacían, y más aún, sienten orgullo. Antes, conectar con lo
que hacían sus abuelas era pobreza, consideraban que poder comprar un canasto
de plástico hecho en China era progreso. Ahora no.’

La experiencia en Perú
Marcelo Rosenbaum llegó a Perú invitado por el Mincetur – Ministerio de
Comercio Exterior y Turismo- para participar de Casa Cor. La misión fue la de
resignificar la artesanía para la decoración. Trabajó con 30 comunidades de las
tres regiones naturales peruanas: selva, sierra y costa.
Proyecto CasaCor, Perú 2015 – La gente transforma
‘Lo primero que hicimos fue recorrer las casas preguntando ¿Qué hacía tu
abuela? Siempre hay algo, un recuerdo. Notábamos que muchas veces habían
dejado de hacer sus cosas porque no encontraban al público adecuado, los turistas
compraban piezas por 2 dólares. Por ejemplo, conocí a unos artesanos que hacían
unas pequeñas tinajas. En el patio de su casa encontré una enorme, quebrada;
antes las usaban para preparar chicha (bebida artesanal). Les propuse volver a
hacerlas en ese tamaño, aunque sea más difícil y lleve más tiempo. El director
del Museo de Lima organizó una subasta para la alta sociedad y de las piezas
vendidas, una parte fue para la comunidad y otra quedó para el museo (algunas
piezas alcanzaron los 14.000 dólares). Pero lo más importante fue el cambio: otro
público pudo mirar a la artesanía de una forma que no fuera un souvenir.’

La fuerza de la selva
La gente transforma llegó a la comunidad Yawanawá de Acre, al noroeste de
Brasil. Se encontraron con que allí no había recuerdos, por lo que el verdadero
trabajo por hacer es conectar a las personas con sus tradiciones. Hicieron unas
lámparas replicando una técnica que la comunidad aplicaba en unas pulseras,
pero no resultaron como esperaban. En parte por el precio y las grandes
distancias a recorrer pero fundamentalmente porque no era su vocación. Pero
llegar con el movimiento despertó la necesidad de mejorar las viviendas.

Lanzamiento del Projeto Habitação Yawanawás, 2016 – La gente transforma


`Las casas actuales son producto del miedo, de la masacre cultural. Ellos
originalmente vivían todos juntos, bajo un mismo cosmos. Con la separación
llegó el miedo. Nos propusimos pensar en una morada que mire al futuro pero a
su vez traiga lo mejor de los ancestros. Empezamos a hacer un trabajo de co-
creación, con tecnología, permacultura, energía solar. Están muy lejos, todo llega
por barco, su energía, los medicamentos, son los más caros de país.’
El proyecto se auto abastece de materiales locales e incluye programas de
protección de la selva amazónica. El gobierno no aprobó el prototipo original
(el lobby de la industria del concreto es muy poderoso), pero acudieron
al parlamento y lograron algunas modificaciones. Hoy están trabajando en un
nuevo prototipo. ‘En la comunidad estamos trabajando con un concepto: la
universidad de los saberes ancestrales y espirituales con la idea de recibir a las
personas que quieran aprender y recibir la cura chamánica. Empezamos una
relación, un entendimiento, que es lo más importante. Es un aprendizaje
aceptar que tal vez no es el momento de hacerlo. Tenemos que estar preparados
para que algunas cosas no salgan. En el camino se va construyendo la relación y
la confianza.’

Diseño esencial: un modelo de gestión


‘Hoy tenemos una metodología. Las empresas nos contratan para aplicarlo en
otros proyectos. Con herramientas de comunicación, integrando marketing y
responsabilidad social. Ahora que en el Instituto lo tenemos más claro, podemos
establecer relaciones institucionales con las empresas y el Estado. En la
Universidad de San Pablo dictamos un seminario de 6 meses de Diseño esencial.
Al terminar vamos a trabajar a una comunidad o a una región a hacer la
experiencia y aplicar la metodología del movimiento.
El producto tiene que ser sexy, miremos lo que hace Hermès, por ejemplo.
Ofrecen un producto caro hecho a mano, porque esa es su tradición y su capital y
lo comunican de esa manera. En nuestra región tenemos la tradición, los
productos hechos a mano y hacemos souvenirs. Necesitamos una marca como
grupo, con los artistas y sus saberes. La marca de artesanía latinoamericana, los
saberes de nuestro pueblo.’

Proyecto A Força da Floresta, la mitología y cosmología de los Yawanawás


aplicado al diseño contemporáneo. Foto: La gente transforma
El encuentro en Buenos Aires
Esta presentación de La gente transforma se dio en el marco de un encuentro
de Marcelo Rosenbaum con un grupo de emprendedores, diseñadores y gestores
culturales argentinos que vienen trabajando con comunidades y saberes locales.
‘La idea de reunirnos entre pares y diseñadores (y periodistas invitados) es
intercambiar ideas, pensar esta metodología y compartir las que tenemos acá’
dijo Germán Lang, Coordinador de Diseño Subsecretaría de Economía Creativa.
‘También, para que nos conectemos pensando en trabajar de una manera
mancomunada, de intercambio. Pensar desde nuestra idiosincrasia el vínculo
entre el diseño y la artesanía, ver cómo podríamos adaptar la experiencia de
Marcelo en el intercambio con otros países de la región. Algunos como Brasil o
Colombia tienen modelos y formas de trabajo más consolidados, así como
nosotros a su vez tenemos nuestras particularidades para compartir y potenciar
(como la producción a escala humana y la subsistencia de los proyectos más allá
de los vaivenes económicos).’
Esta actividad inauguró la ‘Casa Creativa del Sur’ -Carlos Pellegrini 1285,
Ciudad de Buenos Aires-. ‘Un espacio abierto e inclusivo, para investigar,
producir, experimentar. Será un laboratorio de innovación cultural, un espacio
para conectar a emprendedores culturales con posibles mentores y para gente
inquieta, a la que le preocupan estos temas’, lo definió Andrés Gribnicow –
Subsecretario de Economía Creativa del Ministerio de Cultura de La Nación.

Andrea Lázaro
Andrea Lázaro es argentina y vive en la Ciudad de Buenos Aires. Luego de una
carrera en el área de comunicación y marketing especializado en medios, viajó a
Costa Rica con el deseo de retomar, al menos por un tiempo, el contacto con la
naturaleza que experimentó de chica. A los tres años regresó a Buenos Aires y
creó el blog La moda en serio, un espacio donde reflexionar sobre la moda y el
diseño como agentes de cambio. Colabora en L’Officiel Argentina, la revista
digital Áurea y La Nación Moda y belleza.

Potrebbero piacerti anche