Sei sulla pagina 1di 4

Nuestras locuras y nuestras corduras

Comprender y ayudar a los enfermos mentales

Autor: Alejandro Rocamora Bonilla

a)Puntos fuertes del libro (lo que mas te ha sorprendido o impresionado)

Leer este libro me ha acercado a un mundo casi extraño para mí. El mundo de la locura siempre ha
causado me ha causado miedo. Ver o acercarme a esas personas que sufren de enfermedades
mentales en quienes su verdad es por sobre todo la verdad me angustiaba. Siempre pensé que hablar
de locura o de enfermedades mentales era sinónimo de personas agresivas que gritaban, golpeaban,
buscaban hacer daño. Mi visión casi culpabilizadora, por los actos que ellos cometían, me llevaba a
poner distancia entre ellos y yo. Leer este libro me ha acercado a ese mundo oscuro, es verdad, pero
debo reconocer que me ayudó a tomar conciencia de que él hay personas que sufren, porque son
prisioneras de sus propias vivencias. A medida que iba avanzando en la lectura fueron apareciendo
en mí ciertas emociones y sentimientos hacia quienes sufren esta enfermedad. El temor ha ido
dando lugar a la compasión, no solo como un ayudante sino, fundamentalmente, como un hermano.
El autor del libro va presentando el tema de una manera tan simple, profunda y con mucho respeto
que despierta, en mí, el deseo de avanzar en la lectura para una mejor comprensión del texto. Los
puntos fuertes que descubro en el libro son varios.

• Es interesante la toma de conciencia de que a cualquiera de nosotros nos puede suceder. La


locura no es ajena a nosotros sino como dice el Lic. Rocamora es Consustancial al ser
humano y la padecen personas concretas. El mito de que hay “antecedentes familiares” de la
locura se me ha caído.
• Otro de los puntos que me parecen muy interesantes es como se ha tratado, en este texto, la
evolución del tema de la locura y de las enfermedades mentales. La claridad que tiene el
autor al escribir no solo informa sino que forma a quienes nos movemos en el ámbito de la
salud como a toda persona. Desdramatiza el tema de manera muy respetuosa y positiva.
• Me resulta interesante la diferenciación entre “trastorno” y PACIENTE concretizando así la
realidad del enfermo mental para comprenderla mejor; toma el concepto de salud dado por
la OMS y la enriquece mostrando la evolución del pensamiento en el cambio de los términos
para definir al ser humano como un todo con necesidades pero, tambien, con una biografía
digna de ser relatada- escuchada-cuidada en la que la persona, siendo la protagonista e
inmersa en su mundo mental y pulsional o afectivo, debe ser atendida. Ella es “el actor y
autor; paciente espectador e interprete de sí mismo” y define a la salud como “un equilibrio
entre el hombre y su ecosistema”
• Muy clarificadora la opinión de que el enfermo mental se hace, sin embargo “no podemos
silenciar los posibles efectos perniciosos de un ambiente neurótico”. También me resulta
muy útil la explicación sobre la depresión, la esquizofrenia, la neurosis y la locura ya que es
importante, por mi apostolado, saber distinguirlas. Generalmente se tiende a etiquetar a los
enfermos mentales cayendo más en mitos que realidades respecto a este colectivo humano.
• En los capítulos adonde se habla de los distintos tipos de pacientes: neuróticos, afectivo,
psicótico, con trastorno de personalidad, anoréxico y alcohólico dan una magnifica
aportación para poder comprender a los enfermos mentales. Como dije arriba no solo da
información, el autor, sino formación.

Termino mi reflexión sobre el texto con las palabras del mismo autor que me parecieron
fenomenales y que me ayudaron a vencer mi miedo “después de muchos años ejerciendo la
psiquiatría tengo que hacer el esfuerzo para no revestirme de un “caparazón” que me proteja de
tanto dolor y sufrimiento y atender con una actitud sana y no viciada”.
b) Aplicación de las técnicas del Counselling a alguna de las patologías descritas en el
libro(neurosis, depresión,psicosis o trastornos de personalidad).

Las técnicas de counselling que voy a tratar de aplicar es en una persona que está depresiva. Es un
amigo mío que se llama Mariano. Tiene 39 años, es profesional. Divorciado con dos hijos pequeños.
Vive en en una casa que utiliza tambien como su oficina. Hace unos meses que se ha separado de su
esposa aunque la causa de su depresión no es la separación sino la pérdida de control tanto personal
como familiar.
Lo encuentro, casualmente, en el centro de la ciudad adonde vivo.

C.1. Buenos días Mariano que gusto me da verte ¿cómo te encuentras?.


M.1.Hola Padre que tal estás? (responde mi saludo con una pregunta)
C.2. Bien me encuentro bien
M.2. Me alegro por ti hace bastante que no nos vemos.
C.3. Es verdad hace mucho tiempo que no tomamos ni un café. ¿Quieres
acompañarme a hacerlo y si te apetece hablamos?
M.3. Ok, sí necesito hablar. Perdona, no te respondí el saludo: no me encuentro bien.
C.4. Quieres hablar de eso conmigo?
M.4: Me gustaría, últimamente pasan de mi por el estado en el que me encuentro.
C.5. Te preocupa que pasen de ti verdad Mariano?
M.5. Si, me preocupa porqué son mis amigos y me parece mal que lo hagan.
C.6. Recién me diste a entender que no estabas bien haciendo referencia a tu estado.
Es así como me lo expresaste?
M.6. Sí es así. Para mi la vida es una porquería. No se si sabes que me he divorciado
hace unos meses. Tengo a los niños algunos fines de semana. Cuando ellos vienen trato
de no hacerles percibir que no me encuentro bien.
C.7. Me dijiste varias cosas querido amigo. Son varias novedades las que me dices.
¿Te apetece hablar de ellas?
M.7. Si me gustaría hablar pero... ¿por cual empiezo? Es cierto te dije varias cosas y es
que tengo un lío en mi cabeza.
C.8. Empecemos por la que tu quieras.
M.8. Sabes que siempre he tenido la tendencia a deprimirme. Algunas veces mi ex mujer
me entendía pero otras tantas no. Exigía demasiado. Los niños vivían en tensión y eso
ponía a la familia en un estado de alteración constante. Creo que todo se debe a mi forma
de ser. Es que soy un desastre que no sabe adonde ir.
C.9. Percibo que te encuentras en una especie de oscuridad y tomas toda la
responsabilidad de lo ocurrido. ¿Me equivoco?
M.9. No, no te equivocas es que me veo así. Tengo una tristeza tremenda.
C.10. Esa tristeza te está lastimando....
M.10. Si, me está matando. Es como si hubiera caído en un pozo oscuro del que no
puedo salir. No tengo ganas de trabajar ni de nada. Todo me cuesta mucho esfuerzo.
C.11. Entiendo lo que te está pasando. Siento que es muy duro sobrellevar este peso
sobre tus espaldas y debe ser duro sentir que estás atrapado en un pozo oscuro. ¿Hay
algo que estés haciendo para salir de este estado en el que te encuentras? (le sorprende
mi pregunta, me mira fijo y con los ojos llenos abiertos como dos platos y me responde)
M.11. No no estoy haciendo casi nada.
C.12. Mi querido amigo, permíteme decirte algo, es muy bueno reconocer nuestra
situación pero también lo es trazarnos pequeños objetivos a corto plazo para ir saliendo
de este estado. ¿Quieres permanecer así siempre?
M. 12. No no quiero permanecer así. Me siento cansado de eso. Me molesta mucho estar
un día mal y al otro día estar eufórico. Pero ¿qué puedo hacer?
C.13. Entiendo que no sepas que hacer. Tú eres un hombre inteligente y muy despierto.
Creo que tú mismo imaginas lo que tendrías que hacer. ¿necesitas mi consejo o mi
aprobación para hacerlo? (recuerdo que me dijo que estaba como en un pozo oscuro y
creo que necesita que se le ayude a buscar dentro de sí un poco de luz). Te propongo que
lo pensemos juntos. ¿Te parece?
M.13. Sí, podría ser.
C.14. Veamos entonces ¿que haríamos si estamos atrapados en un pozo? (me mira y
veo que me hace un gesto cómplice como si fuera algo obvio su respuesta)
M.14. Creo que salir, principio de supervivencia ¿verdad?.
C.15. Exacto. Ahora que hace Mariano para salir de ese pozo en el que se encuentra?
M.15 Ni una puta mierda.
C.16. Pues bien fíjate lo que me dices: “por un lado estoy en un pozo negro, pero por
otro me dices que no haces una puta mierda”...
M.16. (Piensa,se sonríe mirándome) Eres un cura cabrón. Es una incoherencia ¿verdad?
C.17. Tú lo dices. Te diste cuenta de que es una incoherencia pero... ¿ahora qué?
M.17. Si yo creo que debo buscar ayuda. ¿Te parece? ¿Estaré loco?
C.18. Mi querido amigo no es lo que me parece a mi sino lo que te parece a ti. En la
primera parte de su frase me dices “yo creo que necesito ayuda” es ese tu deseo y ahí
debes apoyarte. Sabes que conmigo puedes contar, podré darte una mano pero la ayuda
que necesitas no es solo la de un amigo sino la de un profesional. Que busques esa ayuda
profesional no significa que estés loco. También yo he acudido en su momento a la
terapia y me ha hecho mucho bien. Tú lo sabes.
M.18. Tienes razón, estabas hecho una mierda y quien te ve ahora. ¿Crees que estaré
algún día bien?
C.19. Yo sí, de verdad, lo creo ¿lo crees tú? Eso es fundamental: que tú creas que lo
podrás hacer si sigues las indicaciones del profesional que te atienda.
M.19. Sí, pienso que lo puedo hacer. ¿Estarás cerca por las dudas te necesite?
C.20. Siempre que sea necesario estaré. Habrá que trabajar duro pero... no estarás solo.
M.20 (Se levanta de la silla,me da un abrazo) Gracias por estar. ¿Puedo llamarte
verdad? (le hago un signo afirmativo) levanta el dedo pulgar (se despide) y se va.

Pienso en el estado de Mariano. Es el de cualquier persona deprimida que atraviesa un momento


duro de su vida y que necesita ayuda profesional. Creo que puede salir de ese estado si se deja
ayudar por el profesional idóneo. Aunque conozco a varios psicólogos no he querido sugerirle
ninguno para qué él mismo tome la iniciativa de buscarlo.
Me comprometí a estar pero tengo la decisión de no favorecer su dependencia de nuestra amistad.
Quiero que me vea como un amigo que es sacerdote pero no su “psicólogo barato”.
No dudo, que llegado el momento, lo confrontaré, lo animaré, validaré lo que haya que validar, lo
escucharé, tendré en cuenta sus emociones y sentimientos pero, también, apelaré a su
responsabilidad y compromiso en la terapia psicológica.
Me ha gustado el encuentro con Mariano. Es verdad que no hemos tratado algunos temas en
profundidad porque percibía que la “luz” que necesitaba era tomar una decisión que venía
aplazando. No haber tomado esa decisión lo podía llevar a mirar lo que los otros le hacían (“pasan
de mi”) no afrontando decidiéndose a acudir a un profesional que le ayudara a de ese estado que le
hacia sentir como si estuviera en un pozo. Transcurridas dos semanas le llamé a su móvil para que
ver como se encontraba y me dijo que ya había iniciado su terapia y que estaba trabajando en su
depresión. Le noté contento y mas sereno al hablar.
Haber sido una persona que ha sufrido depresión me ha ayudado y me ayuda a salir al encuentro de
otros que la padecen. Yo tuve la posibilidad y la Gracia de salir... otros también.

P. Carlos R. Alvarez (Religioso Camilo)

Potrebbero piacerti anche