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El Modelo Transteórico del Cambio de James Prochaska y

Carlo Diclemente

A partir de la pregunta: “¿Qué es lo que hace cambiar a las personas cuando pretenden
modificar alguna situación indeseable o problemática?, James Prochaska y Carlo
Diclemente crearon un modelo para intentar comprender qué, cómo, cuándo y por qué
cambian las personas. A través de investigaciones enfocadas en estudiar el fenómeno del
cambio intencional, desarrollaron su modelo transteórico, compuesto por estadios,
procesos y niveles.

LOS ESTADIOS DEL CAMBIO

Los estadios representan la dimensión temporal, es decir, cuándo cambia la gente. Al


ayudar a alguien se debe considerar el momento particular en el que se encuentra. Se
postula que para lograr el cambio, una persona debe pasar por etapas bien definidas y
predecibles, las cuales deben ser respetadas para facilitar el proceso.

Para alcanzar el éxito en el cambio, resulta fundamental saber en qué etapa se encuentra
la persona con relación a su problema, con el fin de diseñar procedimientos específicos
que se adecuen a cada sujeto. En otras palabras, lo que se busca es la relación terapéutica
y el tipo de intervención adecuados para cada persona dependiendo del estadio en que se
encuentre.

1. Precontemplación: es probable que el paciente concurra por constricción externa


(orden judicial, familiares, etc.), manifestando negación del problema y sin considerar
realmente el cambio. El riesgo de abandono aquí varía entre un 40% y un 60%, e incluso a
un 80% en casos relacionados con el consumo de sustancias.
2. Contemplación: el sujeto reconoce tener un problema, se muestra más receptivo a la
información en cuanto a su problema y las posibles soluciones, aunque vacila en cuanto al
momento de iniciar el cambio, dudando aún sobre sus beneficios.

3. Preparación: en esta etapa la persona se halla lista para la actuación, habiendo dado
algunos pasos en pos del objetivo.

4. Acción: se refiere al momento en que se hacen más evidentes los pasos que se toman
para lograr el cambio. Su duración es de 6 meses.

5. Mantenimiento: sigue a la acción y dura otros 6 meses, el propósito en este estadio


radica en sostener los cambios logrados a través de la modificación del estilo de vida y la
prevención de recaídas.

6. Finalización: el cliente ya no necesita de la utilización de ningún proceso de cambio a fin


de impedir la recaída o el regreso al problema.

Es importante destacar que, al intentar cambiar un problema, gran parte de los sujetos
recaen al menos una vez en el proceso, pero la mayoría de ellos suele volver a empezarlo
desde la etapa de contemplación o preparación, para luego pasar a la acción. Es por esto
que se dice que el cambio no sigue un patrón lineal, sino más bien uno en espiral. La
mayoría de los sujetos incorporan nuevas estrategias y conocimientos a partir de los
experimentado en las recaídas.
También es primordial que el terapeuta recuerde que los estadios del cambio son
específicos para cada conducta-problema.
LOS PROCESOS DEL CAMBIO

Se refieren a la dimensión procesal (cómo cambian las personas). En otras, son las
herramientas utilizadas por cada individuo en su propósito de solucionar determinados
problemas.
Los procesos de cambio que podemos encontrar con más frecuencia, son:

1. Concientización: se refiere a las actividades que procuran incrementar el grado de


información que trae un estímulo a la persona, de modo tal que pueda obtener respuestas
efectivas. El objetivo es la toma de conciencia sobre las experiencias tanto cognitivas
como afectivas. Cualquier aumento de conocimiento, sea de la fuente que sea, también
incrementa la conciencia. Algunos procedimientos terapéuticos para aumentar la
conciencia sobre el individuo o la naturaleza de su problema son: la psicoeducación,
la reestructuración cognitiva, la interpretación y la confrontación.

2. Autoreevaluación: es un proceso desencadenado por algunas actividades que la


persona realiza luego de reevaluar aspectos cognitivos y afectivos. Consiste en la reflexión
sobre la necesidad de cambiar o no las cosas, el conflicto con su sistema de valores y los
posibles beneficios y desventajas. Es común que el sujeto sienta que, si bien las cosas
mejorarían con el cambio, este tendría un costo.
3. Autoreevaluación social: el individuo considera que, si el cambio sucede, su entorno
sería más saludable.

4. Autoliberación: luego de hacer una retasación de su situación, la persona toma la


decisión de cambiar la conducta problemática.

5. Liberación social: consiste en actividades que ayuden a que el individuo tenga más
alternativas para elegir; al modificar el entorno de la persona también se puede ayudar a
que otros cambien.

6. Relieve dramático: es cuando se experimentan y expresan emociones producidas por


las consecuencias negativas que conlleva la conducta problema.

7. Contracondicionamiento: es un proceso conductual que consiste en la modificación de


una respuesta (ya sea motora, fisiológica o cognitiva) que son provocados por estímulos
condicionados a una conducta específica; con dicho proceso se logra favorecer y
desarrollar más opciones de conducta (ejemplo de esto son las técnicas de control de
ansiedad, como los ejercicios de relajación y respiración).

8. Control de estímulo: esta técnica implica una reestructuración del ambiente con el
objetivo de reducir la probabilidad de que el estímulo se presente.

9. Manejo de lo eventual: el objetivo central de este proceso es utilizar una serie de


actividades para cambiar las consecuencias que siguen al comportamiento problemático
mediante un sistema de refuerzos y castigos. Este último no sólo es cuestionable desde un
punto de vista ético sino que tampoco es usado con frecuencia por terapeutas y por las
personas que consiguen cambiar exitosamente solas. Una forma de refuerzo que es muy
simple y eficaz es la autovaloración.
10. Relaciones de ayuda: es esencial para lograr el cambio y se refiere simplemente, al
apoyo social que pueden proveer los familiares, amigos, etc.

NIVELES DEL CAMBIO

Estos niveles constituyen la dimensión objetal o lo que debe ser cambiado. Y se


representa por varios niveles interrelacionados que engloba los problemas psicológicos
susceptibles de tratamiento, a saber:

1. Síntoma/Situación.
2. Cogniciones desadaptativas.
3. Conflictos actuales interpersonales.
4. Conflictos familiares/sistemas.
5. Conflictos intrapersonales.

Es muy importante que al momento de la intervención, el terapeuta pueda definir a cuál


nivel demanda ser ayudado el sujeto porque suelen variar aún en pacientes que presentan
síntomas similares. Prochaska y Diclemente recomiendan comenzar con el primer nivel
debido a que:

a) Las personas que intentan cambiar solas tienden a utilizarlo más.


b) Es el nivel que menos resistencia ofrece y es más accesible a la conciencia.
c) Por último, suele representar el motivo de consulta.

Si el cambio no se concreta se puede recurrir a la estrategia de cambio de nivel. Aunque si


el paciente reclama desde la primera entrevista, ser ayudado desde cierto nivel, se utiliza
la estrategia del nivel clave. Por último, puede suceder que el sujeto llegue demandando
al mismo tiempo problemas en varios niveles, la estrategia que se utiliza aquí es la de
impacto múltiple.
El modelo transteórico del cambio surge con el objetivo de comprender cómo se
produce el cambio de las personas ante una determinada conducta adictiva. Fue
elaborado por los psicólogos James Prochaska y Carlo DiClemente en 1982.
Estos investigadores han intentado comprender cómo y por qué cambian las personas, ya
sea por sí mismas o a partir de la ayuda de un terapeuta. Dichos autores han descrito una
serie de etapas por las que pasa una persona que quiere abandonar un hábito, como el
consumo de drogas o el de alimentos muy procesados. También valdría para la mayoría de
propósitos de año que la mayoría de nosotros nos hacemos.
Estas etapas son aplicables al cambio que uno propone y realiza por sí mismo, pero
también al cambio ayudado por un terapeuta. Es decir, ya sea dentro o fuera de una
terapia, las personas parecen pasar por fases similares, empleando procesos igualmente
parecidos.
Dentro de este enfoque, la motivación se entiende como el estado presente de una
persona o la etapa de preparación para el cambio. Esto es importante, pues muchas
veces utilizamos la palabra “motivación” de manera incorrecta. Y es que la motivación es
imprescindible para cualquier proceso de cambio personal.

La conducta de los hombres permite conjeturar ciertas cosas a las que debe conducir si
perseveran en ella -dijo Scrooge-, pero, si no se persevera en ella, esas cosas o fines
cambiarán. ¡Dime que esto es lo que pasará… con lo que quieres mostrarme!

-Ebenezer Scrooge al fantasma de las Navidades futuras, e Canción de Navidad de Charles


Dickens-

La rueda del cambio del modelo transteórico del cambio

La “rueda del cambio” que surge del modelo transteórico del cambio de Prochaska-
DiClemente admite la existencia de cuatro, cinco o seis etapas, en forma de rueda
(circular). Así, las personas que se plantean eliminar una conducta adictiva pasan por las
distintas etapas de la rueda, como si se deslizaran por ellas.
El hecho de que la rueda sea un círculo refleja una realidad: en cualquier proceso de
cambio, la persona gira alrededor del proceso varias veces antes de alcanzar un cambio
estable. En sus primeras investigaciones con fumadores, por ejemplo, Prochaska y
DiClemente encontraron que los fumadores giraban alrededor de la rueda entre tres y
siete veces (con una media de unas cuatro veces) antes de abandonar el consumo de la
forma deseable.
Esta rueda también considera la recaída como un acontecimiento normal o un estado
más del cambio. En ocasiones, los psicólogos decimos a nuestros pacientes: “cada
consumo puntual o recaída le acerca un paso más a la recuperación”.
Esto no significa, por supuesto, que se estimule a las personas a recaer, en absoluto, sino
que es una perspectiva realista para evitar que se desmotiven, desmoralicen o
derrumben cuando se produzca una recaída.

Etapa de precontemplación

El punto de entrada del proceso de cambio es la etapa de “precontemplación”. La persona


aún no ha considerado que tenga un problema o que necesite introducir un cambio en
su vida. Un “precontemplador” es alguien que sabe que tiene un problema, aunque no
sea consciente de él.
Etapa de contemplación

Una vez que aparece una toma de conciencia del problema, la persona entra en un
período caracterizado por la ambivalencia: la fase de “contemplación”. La persona
contempladora considera y rechaza el cambio a la vez. La experiencia de la persona
contempladora queda descrita como un tipo de oscilación entre las razones para cambiar
y las razones para continuar de la misma manera.
Una persona con problemas de alcohol y que se encuentra en esta etapa, por ejemplo,
puede decir algo así: “No creo que tenga un problema con el alcohol. Puede que beba
demasiado para mi salud, pero no creo que beba más que el resto de mis amigos. Puedo
dejar de beber siempre que quiera”. Como vemos, es una etapa en la que la persona, a
pesar de tener un problema, tiene sensación de control.

Etapa de determinación

La etapa de determinación, dentro del modelo transteórico del cambio es como una
ventana para una oportunidad, que abre la entrada a un nuevo período de tiempo. Si
durante este tiempo la persona entra en laetapa de acción, el proceso de cambio
continúa. Si no, la persona retrocede a la etapa de contemplación.
Etapa de acción

La etapa de “acción” es la que con más frecuencia las personas consideran como la etapa
de inicio de la terapia. Aquí la persona se implica en acciones que le llevarán a un cambio.

La mayoría de personas que dejan de fumar, por ejemplo, lo hacen por sí solas. El objetivo
durante esta etapa es del de producir un cambio en el problema que se desea
resolver. La intención de cambiar, sin embargo, no garantiza que el cambio se mantenga a
través del tiempo.
Etapa de mantenimiento

Aquí el reto consiste en mantener el cambio conseguido en la etapa anterior, y el de


prevenir la recaída. Abandonar las drogas, reducir el consumo de alcohol o perder peso es
una etapa inicial del cambio, seguida por el reto de mantener la abstinencia o la
moderación.

Recaída

Finalmente, si la recaída se produce, la tarea de la persona consiste en empezar a girar


de nuevo alrededor de la rueda antes que permanecer inmóvil en dicha etapa. Los
tropezones o las recaídas son normales, hechos esperables cuando una persona intenta
cambiar cualquier patrón de conducta de larga duración.
Como hemos visto, el modelo transteórico del cambio implica una serie de etapas
dispuestas de forma circular. Una persona que quiere cambiar una conducta adictiva pasa
por estas etapas de forma indefinida, hasta que finalmente consigue mantener el
cambio.
Existen muchas definiciones de la psicología a lo largo de la historia, pero la mayoría de
ellas comparte un elemento común que define la psicología como una ciencia que busca
un cambio en las personas. Y no les falta razón. Generalmente el objetivo que persigue un
psicólogo es que exista, tras la terapia, una variación de un determinado comportamiento
de la persona o grupo que es definido como conducta problema u objetivo. Dependiendo
de su naturaleza, lo que el psicólogo intentará será reducir la conducta (fumar menos
cigarrillos para un fumador, tener menos rabietas para un niño con problemas de
conducta,…) o aumentarla (hacer deporte en una persona con obesidad, entablar
interacciones con personas en un fóbico social,…).
Sin embargo, antes de centrarse en el cambio comportamental, el psicólogo debe hacer
frente a un reto todavía más complejo: el cambio motivacional. Este paso debe anteceder
siempre a la intervención propiamente dicha porque es más fácil que cambien aquellas
personas que están dispuestas a cambiar. Es importante conocer en qué estado
motivacional se encuentra el paciente para saber si es factible pedirle un cambio de
comportamiento o si todavía se está en una fase prematura.
Prochaska y DiClemente en su modelo de los estadios de cambio identificaron 6 etapas
que simbolizan 6 realidades por las que cualquier persona pasa en un proceso de cambio.
Este modelo, que inicialmente se planteó en el contexto del tabaquismo, ha demostrado
ser constante en cualquier tipo de proceso de cambio de un problema, tanto un cambio
realizado por uno mismo como un cambio realizado con la ayuda de un terapeuta. En la
ilustración siguiente, pueden verse las 6 etapas del modelo:
Precontemplación: La persona todavía no ha considerado que tenga un problema o que
necesite introducir un cambio en su vida. En consecuencia, no suelen acudir por cuenta
propia a terapia.
Contemplación: La persona considera y rechaza el cambio a la vez, se siente ambivalente.
Aunque es consciente del problema, la balanza que recoge los motivos para cambiar y los
motivos para continuar igual está muy equilibrada.
Preparación: También llamada etapa de “Determinación”. La persona está motivada hacia
el cambio, lo que para el terapeuta supone un período ventana para aconsejar el recurso
terapéutico más beneficioso. En caso de no conseguir que la persona avance a la etapa de
“Acción”, ésta retrocederá a la etapa anterior.
Acción: La persona se implica en acciones que le llevarán a un cambio, por lo que el
objetivo es cambiar el problema que se desea resolver.
Mantenimiento: Se intenta mantener en el tiempo el cambio conseguido en la etapa de
“Acción” y prevenir recaídas.
Recaída: La persona vuelve a realizar el comportamiento que había cambiado o estaba en
proceso de cambiar. Tras esto, el sujeto vuelve a una etapa anterior; es labor del
terapeuta motivar y consolar al paciente para que la regresión se dé en una etapa lo más
cercana posible a la acción.
Cabe destacar algunas observaciones al modelo. En primer lugar, estas etapas de cambio
suelen representarse mediante una rueda para simbolizar el hecho de que la persona
“gira” varias veces alrededor del proceso antes de conseguir un cambio estable. Por otra
parte, el modelo considera las recaídas como un evento normal en el proceso de cambio,
incluso suele decirse a los pacientes que cada recaída “acerca un paso más hacia la
recuperación completa”. No se intenta con esto fomentar las recaídas, sino motivar al
paciente a que siga con su proceso de cambio.
La implicación que tiene en el contexto clínico este modelo es clave puesto que le da un
papel esencial a la identificación del estadio en el que se sitúa el paciente, ya que esto va a
determinar qué estrategias debe utilizar en terapia el psicólogo. Las primeras
etapasrequieren técnicas de corte motivacional mientras que en fases posteriores se
aplicarán técnicas cognitivo-conductuales para conseguir el cambio. La siguiente tabla
recoge un pequeño resumen de qué técnicas psicológicas utilizar en cada etapa:
Considerar el estadio de cambio en el que se sitúa un paciente debe ser una prioridad
dentro del proceso de evaluación que un clínico realiza a un paciente, tanto si se trata de
un problema de conductas adictivas como si se trata de un cambio de conducta. Una vez
establecido esto, se deben aplicar las técnicas que consigan hacer avanzar a la persona
por el proceso de cambio hasta llegar a la meta del mantenimiento. Aplicar tareas que no
se ajustan a la realidad del paciente producirá con toda seguridad una resistencia
terapéutica en el paciente que causará posiblemente el abandono de la terapia. Y es que
en palabras de Miller y Rollnick, “la resistencia terapéutica aparece cuando el terapeuta
utiliza las estrategias equivocadas para la etapa actual del paciente”.

El cambio es un proceso individual y personal, y nadie puede cambiar a otra


persona si ésta no quiere cambiar. Es por eso que el coaching tiene la
compleja misión de empoderar a las personas para que sean conscientes de su
propia capacidad para conseguir sus objetivos y lograr cambios positivos y
duraderos en sus vidas.
Desde hace varias décadas, un modelo teórico del cambio se ha aplicado en
muchos ámbitos (adicciones, cambios de estilo de vida poco saludables, etc.)
para ayudar a entender por qué los individuos muchas veces fracasan pese a
querer poner en marcha un cambio en su vida.

El proceso de cambio personal visto desde la


Psicología

Ha existido poco trabajo en la literatura en relación con cambio específico en al


ámbito del coaching, pero una teoría psicoterapéutica se ha mostrado muy eficaz
en este aspecto, pues propone no solamente una descripción de las fases o etapas
del cambio, sino que aporta también un marco propicio la correcta intervención.
Esta teoría fue propuesta por James Prochaska (en la imagen) y Carlo
Diclemente y recibe el nombre de Modelo Transteórico del Cambio.
Dicho modelo explica las fases que una persona necesita superar en el
proceso de cambio de una conducta problemática (o conducta que se pretende
cambiar) a una que no lo es, considerando la motivación como un factor
importante en este cambio, y asignándole al sujeto un rol activo, pues éste es
concebido como el principal actor en su cambio de comportamiento.
El modelo, además, tiene en cuenta otras variables a parte de la motivación, que a
opinión de los autores influyen en el cambio de conducta. Dichos elementos son:
las etapas de cambio, el proceso de cambio, el balance decisional (pros y contras)
y la autoconfianza (o autoeficacia).
Puesto que cualquier cambio personal exige compromiso, tiempo, energía y
estrategias claras y realistas, es importante reconocer que este proceso puede
implicar dificultades. Esta teoría advierte que es probable sufrir recaídas y
volver a las etapas anteriores. Por tanto, aporta esperanza para los individuos,
ya que aceptar como normales los fracasos afecta positivamente a la percepción
de autoconfianza (autoeficacia).
Los coaches deberían hacer a los clientes conocedores de este aspecto de la
teoría, ya que es una herramienta útil para empoderar a éstos frente al cambio.

Las etapas del modelo de cambio de Prochaska y


Diclemente
Este modelo nos brinda la oportunidad de comprender que el desarrollo
humano no es lineal sino más bien circular y que los seres humanos podemos
pasar por diversas fases, e incluso estancarnos y retroceder en el camino del
cambio.
A continuación se muestran las distintas etapas del modelo Prochaska y
Diclemente, y para el mejor entendimiento, vamos a usar como ejemplo a un
individuo que quiere empezar a hacer ejercicio físico para mejorar su salud y
dejar atrás la vida sedentaria a la que estaba acostumbrado:

 Precontemplación: en esta etapa la persona no es consciente de tener un


problema, y es frecuente que haya mecanismos de defensa como la negación o
la racionalización. En nuestro ejemplo, el individuo no tendría conciencia de los
efectos negativos de una vida sedentaria o se repetiría a sí mismo “de algo hay
que morir”.

 Contemplación: en esta fase la persona se da cuenta de que tiene un problema,


empieza a mirar los pros y contras de su situación, pero todavía no ha tomado la
decisión de hacer algo. En nuestro ejemplo sería alguien que es consciente de
que la vida sedentaria provoca muchos problemas de salud, pero no ha
tomado la decisión de apuntarse a un gimnasio o repite “que ya se apuntará”.

 Preparación: la persona ya ha tomado la decisión de hacer algo al respecto y


empieza a dar algunos pequeños pasos. En nuestro ejemplo sería una persona que
acude a comprarse ropa de deporte o se inscribe en la piscina municipal.

 Acción: la persona toma ya los pasos necesarios, sin excusas, ni demoras. En


nuestro ejemplo la persona comienza a hacer ejercicio físico.
 Mantenimiento: la nueva conducta está instaurada, empieza a ser un nuevo
hábito. En nuestro ejemplo la persona lleva más de seis meses acudiendo
frecuentemente a nadar o practica “running” de manera habitual.

Fase de mantenimiento
En la fase de mantenimiento, la persona puede pasar a la fase de “terminación”
en la que el nuevo hábito es ya sólido y es difícil abandonarlo, ya que forma parte
de su vida; o puede recaer (aunque puede recaer en cualquier etapa), pero nunca
volviendo a la etapa de “precontemplación”.

Recaídas
En caso de recaída, la persona puede:

 Volver a engancharse al cambio, reconocer su progreso, aprender de la


experiencia e intentar no cometer el mismo error otra vez.
 Ver la recaída como un fracaso y estancarse eternamente sin cambiar.

Por tanto, en caso de recaída el coach debe hacerle ver al cliente que no es un
fracaso y debe alentarle a que siga adelante con el cambio.

Las fases y los niveles de cambio


Esta dimensión del Modelo Transteórico de Prochaska y Diclemente nos explica
qué cambios se necesitan para abandonar una conducta problemática y nos
indican el contenido de este cambio. Toda conducta se da un contexto y
condicionada por determinados factores ambientales.
Los distintos condicionantes se organizan en cinco niveles interrelacionados,
sobre los cuales interviene el coach siguiendo un orden jerárquico, de más
superficial a más profundo. Al estar relacionados, el cambio de un nivel puede
provocar un cambio en otro y también es posible que no sea necesario una
intervención en todos los niveles, puesto que no todos los niveles tienen por qué
afectar a la conducta que se pretende cambiar.
Los cinco niveles del cambio son:

 Síntoma/situacional (patrón de hábitos nocivos, síntomas, etc.).


 Cogniciones desadaptadas (expectativas, creencias, autoevaluaciones, etc.).

 Conflictos interpersonales actuales (interacciones diádicas, hostilidad,


asertividad, etc.).

 Conflictos sistémicos/familiares (familia de origen, problemas legales, red de


apoyo social, empleo, etc.).

 Conflictos intrapersonales (autoestima, autoconcepto, personalidad, etc.).

El coaching aplicado a los procesos de cambio personal


Normalmente la intervención comienza en el nivel más superficial, y a medida
que se avanza, es posible intervenir sobre niveles más profundos. Las razones
por las que se suele iniciar la intervención en la situación más superficial son:

 El cambio tiende a suceder con más facilidad en este nivel más manifiesto y
observable.

 Este nivel generalmente representa el motivo principal por el que se acude a la


sesión de coaching.

 Puesto que el nivel es el más consciente y actual, el grado de interferencia


necesaria para una evaluación e intervención es menor.

 Dado que estos niveles no son independientes, el cambio en uno de ellos


probablemente provoca cambios en otros.

Balance decisional
El balance decisional es el peso relativo entre los pros y contras de cambiar la
conducta, que cada individuo asigna en su proceso de toma de conciencia. El
modelo predice que para los individuos en la etapa de precontemplación, los
contra del cambio serán más evidentes que los pros y que este balance decisional
se irá gradualmente reversando en la medida que los individuos se muevan a
través del resto de las etapas.
Para los individuos en las etapas de acción y mantención, los pros del cambio
serán más importantes que los contras.
Otra clave: la Autoeficacia
La Autoeficacia son los juicios y creencias que posee una persona sobre sus
capacidades para ejecutar con éxito una determinada tarea y, por tanto, dirige el
curso de su acción. Ayuda a enfrentar diferentes situaciones difíciles, sin tener
recaídas. Por tanto, es positivo para afrontar las diversas situaciones
problemáticas que se pueden presentar durante el proceso de cambio y es positivo
para mantener la conducta deseada.
El modelo predice que la autoeficacia aumentará a medida que los individuos
se muevan a través de las etapas de cambio.
Si quieres saber más sobre el concepto de autoeficacia, te invitamos a leer el
siguiente post:
"La Autoeficacia de Albert Bandura: ¿crees en ti mismo?"

Estrategias de cambio
Dentro del Modelo Transteórico del Cambio, las etapas son útiles para ayudar
a situar al cliente en un punto determinado. Sin embargo, poco se lograría
sabiendo esto y desconociendo las estrategias que se podrían implementar para
propiciar que el sujeto pueda avanzar.
Los procesos de cambio son las actividades que propician que el individuo se
movilice hacia un nuevo estadio, pero hay que mencionar que no están
restringidos al coaching. De hecho, esta teoría proviene de la psicoterapia, pues
este modelo es resultado de un análisis comparativo de teorías que lideraban
la terapia psicológica y el cambio conductual en la década de los 80.
Como resultado del trabajo, Prochaska identificó 10 procesos que se dan en los
sujetos que están cambiando su conducta, como el “aumento de conciencia”
proveniente de la tradición freudiana, el “manejo de contingencias” del
conductismo de Skinner, y el establecimiento de “relaciones de ayuda” del
humanista Carl Rogers.

Procesos vinculados al cambio


Los procesos que se muestran a continuación caracterizan a las personas en
etapas de cambio, y cada uno funciona mejor en una etapa determinada:
 Aumento de conciencia: tiene que ver con los esfuerzos individuales en la
búsqueda de información y su correspondiente entendimiento en relación con un
determinado problema.

 Reevaluación del ambiente: es una evaluación por parte del sujeto de la


conducta a cambiar y su efecto sobre el comportamiento interpersonal y sobre las
personas cercanas a él. Reconocimiento de los beneficios para dichas relaciones
derivados de la modificación de la conducta.

 Alivio dramático: Experimentación y expresión de relaciones emocionales


provocadas por la observación y/o advertencia de los aspectos negativos
asociados a la conducta modificar.

 Autoevaluación: Valoración afectiva y cognitiva del impacto de la conducta a


cambiar en los valores y el autoconcepto del individuo. Reconocimiento de los
beneficios que cambio de conducta representa para su vida.

 Liberación social: conciencia, disponibilidad y aceptación por el sujeto de


alternativas.

 Contracondicionamiento: es la sustitución de conductas alternativas a la


conducta a cambiar.

 Relaciones de ayuda: es la utilización de apoyo social para facilitar el cambio.

 Administración de los refuerzos: cambia la estructura que le da sostén al


problema.

 Autoliberación: compromiso del individuo para cambiar la conducta, incluyendo


la idea de que uno es dueño de su cambio

 Control del estímulo: es el control de situaciones y la evitación de las


situaciones inician la conducta no deseada.

Estrategias aplicadas al coaching


La intervención que la persona necesita para tener un cambio efectivo depende de
la etapa en la que se encuentre. En cada etapa hay intervenciones y técnicas
específicas que tienen un mayor impacto para ayudar a la persona a avanzar a las
siguientes etapas de cambio de comportamiento. A continuación se muestran
algunas estrategias que el coach puede utilizar en cada fase:
Precontemplación
 Cuando el cliente no tiene conciencia de los efectos negativos del cambio, es
necesario aportar información apropiada sobre los beneficios del cambio, es
decir, por qué realizar el cambio puede ser beneficioso para la persona. Es
importante que la información sea proporcionada de manera no autoritaria.

Contemplación
 Ayudar a visualizar los argumentos a favor y en contra del cambio.
 Favorecer la reflexión sobre las diferentes opciones para el cambio y el efecto
positivo de ellos.
 Alentar en la consideración de los primeros pasos para empezar a realizar el
cambio, de manera racional y realista.

Preparación
 Planificar conjuntamente el cambio de manera cuidadosa, antes que tomar
decisiones de manera visceral.
 Fraccionar el plan de acción en objetivos alcanzables.
 Emplear un contrato de compromiso con el cambio.
 Ayudar a pensar en las maneras de seguir con el plan de acción.

Acción
 Seguir el plan, monitorea el progreso.
 Recompensar y felicitar por los éxitos conseguidos (incluso los más pequeños).
 Recordar a los beneficios que se producirán si se logran los objetivos.
 Ayudar a identificar los beneficios cuando suceden.
 Ayudar a que el cliente se mantenga en un estado de motivación idóneo.
 Ayudar a que aprenda de las cosas que no salen como se esperaba.
Mantenimiento
 Mantener y revisar los planes hasta estar absolutamente seguro de que ya no son
necesarios.
 En caso de recaída, intentar no volver al punto de partida. En cambio, ayudar a
reconocer el progreso y favorece el aprendizaje de los fracasos para que no
vuelvan a ocurrir.
 Ayudar a reflexionar sobre si es posible ayudar a otros a hacer cambios positivos
en base a la experiencia del cambio.

A modo de conclusión
Desde esta perspectiva, se explica el cambio conductual a partir de sus
estadios (el cuándo), los procesos (el cómo) y los niveles (el qué). También se
presta atención a la autoeficacia y a la motivación, entendiendo que esta última
varía en función del estadio en que la persona se encuentra, y entendiendo que
ésta está mediada por múltiples aspectos del sujeto (el deseo de evitar el fracaso o
mantener el control de su vida), que hacen que la motivación deba ser abordada
desde el punto de vista global, entendiéndola como un proceso.
En el coaching, este modelo de intervención puede ser de utilidad, pues
aporta conocimiento sobre el estadio en el que se encuentra el coachee y
facilita información sobre los procesos de cambio adecuados para cada etapa,
sobre el nivel o los niveles afectados. Por tanto, produce un cambio progresivo en
la persona que pretende cambiar, abordando primero los aspectos más
superficiales, para ir tratando progresivamente los aspectos más profundos.
Para saber en qué etapa se encuentra el individuo existen distintos cuestionarios
que aportan esta información, pero el coach puede emplear preguntas verbales
con la misma finalidad.

Una teoría que dota de herramientas al coach


Por último, en esta teoría también hay algunos aspectos que son de gran
importancia para el coach:

 El coach no debe tratar a todas las personas como si estuvieran en la etapa de


acción.
 Es más probable que las personas que se encuentran en la fase de acción logren
resultados mejores y más rápidos que aquellas que se encuentran en
contemplación o preparación.
 El coach debe facilitar el paso de la introspección y acción.
 El coach debe anticiparse a las recaídas, y hacerle entender al cliente que son
parte del cambio.
 El coach debe fomentar la autorregulación de los planes de acción por parte del
coachee.

Prochaska & DiClemente (1982) , basados en su


experiencia en psicoterapia, observaron que la gente pasaba
por estados de cambio similares sin importar el tipo de
psicoterapia aplicada. Dicho modelo intenta describir los
cambios por los cuales una persona atraviesa en el proceso
de cambio de una conducta problema a una que no lo es,
considerando a la motivación como un factor importante en el
cambio conductual y atribuyéndole al sujeto el rol activo y
concibiéndolo como un auto-cambiador del comportamiento.
También te puede interesar: El refuerzo comunitario en
las adicciones

Modelo de Prochaska y Diclemente


El modelo se acompaña de otros elementos, además de la
motivación, que a opinión de sus autores influyen en el
cambio de conducta, dichos elementos son: las etapas de
cambio, el proceso de cambio, el balance decisional y la
autoeficacia. Las etapas de cambio son propuestas por
Prochaska & DiClemente (1982), quienes observaron que las
personas que logran cambios intencionales en sus conductas
habituales lo logran a través de un proceso dinámico
integrado por cinco etapas, cada una de ellas con
características propias y excluyentes, dichas etapas son:
Precontemplación,
Contemplación, Determinación, Acción y Mantenimiento.
Además hay que agregar una etapa en el caso de no cumplir
con el mantenimiento de la conducta deseada, dicha etapa es
la de recaída, la cual implica un nuevo inicio del ciclo en el
modelo (Miller y Rollnick, 1999; Pardío y Plazas, 1998). Se
proponen que los sujetos transitan por 5 etapas para
modificar conductas:
1. Precontemplación. Desconoce que ciertas conductas ponen
en riesgo su salud. Desconoce la existencia de un problema
de salud. Conoce la existencia de un problema de salud pero
está renuente a realizar cambios en su conducta.
2. Contemplación. El sujeto advierte que ciertas conductas
ponen en riesgo su salud o bien advierte la existencia de un
problema de salud y se encuentra dispuesto a realizar
cambios dentro de 6 meses.
3. Determinación. El sujeto piensa seriamente modificar su
conducta en un futuro próximo (dentro de 30 días).
4. Acción. El sujeto se encuentra trabajando activamente en las
modificaciones de las conductas que atañen a su salud, o
bien en el problema de salud identificado.
5. Mantenimiento. El sujeto adopta habitualmente las conductas
adquiridas. Se considera que ha llegado a mantenimiento
cuando la nueva conducta permanece por más de seis
meses. El sujeto debe practicarla continuamente para no
retroceder a etapas anteriores.
6. Recaída En esta etapa el individuo inicia nuevamente el
ciclo, es decir, el individuo deja de emitir la conducta
deseada, lo cual es atribuido por la escasa motivación y el
uso de una estrategia de cambio inadecuada. Con la
descripción de las cinco etapas, los autores del modelo
suponen que no todas las personas a las que se dirige un
programa de educación para la salud tienen la misma
disposición para generar cambios de conducta.
De tal manera que la ineficacia de los programas educativos
se atribuye a campañas que enfocan sus esfuerzos en
enseñar prácticas y estilos de vida saludables, cuando la
mayor parte de la población ni siquiera ha identificado la
existencia de un problema de salud (Miller y Rollnick, 1999).
La segunda dimensión del modelo corresponde a
los procesos de cambio, los cuales se refieren a la forma en
que se da el cambio de comportamiento de una etapa a otra,
para tal efecto el modelo considera 12 formas de poder llevar
a cabo esa transición. Cabe mencionar que en cada
transición efectiva se emplean diferentes procesos según la
etapa en que se ubique el sujeto.
El tercer componente, el balance decisional, se refiere a la
valoración de las ventajas (pros) versus las desventajas
(contras) de llevar a cabo un comportamiento preventivo. Es
importante señalar, que dicho balance depende de la etapa
en que se ubica la persona, esto es, debe de existir una
evaluación por etapa, la cual tendrá por objetivo analizar las
ventajas y desventajas de pasar a una etapa posterior.
Finalmente tenemos la autoeficacia, la cual es un concepto
introducido por Bandura (1977) y se refiere a la percepción
que tienen las personas sobre su capacidad para responder a
un evento específico. Se considera que conforme los
individuos avanzan en sus etapas de cambio, la autoeficacia
en ellos será mayor (Espada y Quiles, 2002; Velicer et al.,
1998).
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online
no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar
un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que
trate tu caso en particular.

Modificación de conductas y método: Prochaska y Diclemente


17/01/2012

José Ramón Hevia Fernández

Consejería de Sanidad del Principado de Asturias


"Stages and Processes of Self-Change of Smoking: Toward An Integrative Model of
Change"

Prochaska JO, DiClemente CC

En el presente artículo, los autores aplican el "Modelo Transteórico para el cambio" a una

cohorte de 872 sujetos fumadores que están cambiando sus hábitos por si mismos (se entiende

que sin apoyo farmacológico o de alguna terapia). Este modelo propone que todo cambio de

hábito o conducta pasa por 5 estadios distintos que llaman: precontemplación, contemplación,

acción, mantenimiento y recaída.

Los sujetos están en alguno de los 5 estadios y los autores aplican una serie de herramientas,

fundamentalmente test, para estudiar si en cada uno de los estadios tiene más relevancia algún

proceso o etapa mental concreta de entre un grupo de 10 procesos sistematizados que son:

inicio de la concienciación, autoliberación, manifestación social de la autoliberación,

autovaloración, valoración del entorno, valoración de alternativas al hábito, control del estímulo,
manejo del auto refuerzo, valoración (ellos lo llaman dramatización) del riesgo y relaciones de

ayuda.

Lo que encuentran es que en cada uno de los estadios del cambio hay uno de estos 10

procesos que sobresale por encima de los demás de forma estadísticamente significativa. Los

test estadísticos aplicados son la prueba α de Crombach de concordancia y la T de Student.

Los resultados indican que:


 En la precontemplación es donde menos se utiliza ninguno de los 10 procesos
 El aumento de la concienciación es el más utilizado en la Contemplación
 La autoevaluación se utiliza tanto en la Contemplación como en la Acción
 La autoliberación, el manejo del auto refuerzo y la búsqueda de relaciones de ayuda son
dominantes en la Acción
 El control del estímulo y la valoración de alternativas se muestran en la Acción y sobre todo en
el Mantenimiento
 Las Recaídas se colocaron según su estado en los grupos de Contemplación o de Acción.

Los resultados son muy relevantes en la medida en que a través de la identificación del estadio

en que se encuentran los distintos sujetos, pueden diseñarse estrategias específicas dirigidas

hacia los procesos mentales dominantes en cada fase, lo que permite optimizar en gran medida

las intervenciones para el abandono del hábito tabáquico.

Journal of Consulting and Clinical Psychology. 1983. Vol. 51, No 3. 390-395.

Comentario

En el año 1981 Prochaska y DiClemente presentan en la Reunión Anual del Consejo

Internacional de Psicólogos un "paper" titulado "Measuring processes of change" que estará

llamado a convertirse en un artículo seminal en el campo de la Psicología que se ocupa de los

procesos a través de los cuales las personas modifican un hábito o una conducta aún cuando

estén profundamente arraigadas.

La "semilla" del artículo estriba en que en un campo en el que hasta aquel momento se

caminaba de alguna manera "tanteando" en terreno y buscando las peculiaridades de cada

persona, por primera vez se establece que el proceso del cambio de conducta sigue unas pautas

uniformes de acuerdo con un determinado modelo y que además dicho modelo puede ser

sistematizado en una serie de estadios o etapas.

En definitiva, abren una vía de categorización científica en un terreno que hasta el momento no

la tenía y con ello establecen un método para trabajar en distintos terrenos de la Psicología, pero
muy especialmente en el campo de la modificación de hábitos y conductas en personas que

tienen algún tipo de adicción. El modelo ha ido confrontándose a los largo de los años con

multitud de trabajos experimentales, realizados tanto por lo propios autores como por otros

muchos y ha ido reforzando su valor con los años y los estudios, de forma que 30 años después

continúa siendo el modelo de referencia para el abordaje de los hábitos y conductas de carácter

adictivo y muy especialmente el del Tabaquismo.

De hecho el artículo que se resume no es el original- que no ha sido posible encontrar - sino un

trabajo sobre una cohorte de fumadores que están en algún punto de abandono del hábito

(excepto los precontemplativos), en el que se encuentra que en cada una de las fases existen

procesos o etapas mentales más relevantes que otros y por lo tanto donde se debe trabajar más

a fondo para obtener mejores resultados.

En definitiva las personas que consiguen una mejora en sus estilos de vida pasan a través de

una serie de estadios, cada uno con una actitud mental y un tipo de motivación diferentes.

El modelo que describen es además un modelo circular que no funciona como etapas en un solo

sentido sino que gira sobre si mismo reflejando la realidad de que, en cualquier proceso de

cambio, la persona gira varias veces alrededor del proceso antes de alcanzar un cambio estable.

Por eso también se ha llamado en ocasiones la "Rueda del cambio".Otra de las grandes virtudes

del modelo es que incluye dentro de las etapas la recaída como una etapa más y no como una

definición de fracaso del proceso.

Figura 1. Modelo de estudios del cambio


Cada estadio registra una actitud mental diferente e implica un tipo de motivación también

distinto:

a) Precontemplación. En esta fase la persona no ve, o no quiere ver, ningún problema en su

conducta como lo demuestran frases del tipo "de algo hay que morir", "yo soy fuerte y a mí el

alcohol no me hace daño" y "mi abuelo murió con 95 años y fumaba".

b) Contemplación. La persona empieza a tener algunas dudas sobre su conducta. Empieza a

sopesar los pros y contras aunque no se ve todavía con ánimo de intentar un cambio: "Tendría

que dejar el tabaco porque llevo muchos años fumando" o "Me gustaría hacer más ejercicio pero

me aburre".

c) Acción: Hoy día suele subdividirse en dos fases:


 Determinación. En este momento de la rueda la persona decide intentar un cambio y requiere
tener confianza en poder controlar la nueva conducta: "El día de mi cumpleaños dejaré de
fumar".
 Cambios. En esta fase se pone en práctica la decisión tomada.

d) Mantenimiento. La persona ha de concentrarse activamente en mantener el cambio y

consolidarlo ya que las tentaciones (atracción por la conducta antigua) están presentes.

e) Recaída. Se vuelve a la conducta anterior y a estadios anteriores, precontemplación o

contemplación.
Toda sistematización que se muestra sostenible en el tiempo y útil supone por si misma un

avance en cualquier campo de la ciencia ya que consigue desmenuzar fenómenos

aparentemente complejos y convertirlos en otros más manejables. Así en el campo del

tratamiento de las adicciones y especialmente la tabáquica, el Modelo Transteórico de Prochaska

y DiClemente aporta ventajas decisivas, como son:


 Facilita un trabajo más realista y eficiente al poder realizar un diagnóstico motivacional y una
utilización de estrategias adaptadas a cada estadio; es decir, al grado de motivación para el
cambio de un hábito que presenta una persona en un momento concreto.
 Plantea una ayuda continuada, con pequeños avances, alejada del todo o nada que utilizamos
habitualmente. Intervenciones breves pero pertinentes y repetidas a lo largo de un periodo, más
o menos largo de tiempo, pueden ser eficaces y gratificantes.
 La recaída no se considera un fracaso, del paciente ni del profesional, sino una parte del
proceso normal de cambio. Cada recaída no es la misma y representa un avance hacia el éxito
del cambio ya que los intentos fallidos sirven de aprendizaje que acercan a la persona a la meta
de consolidar un cambio.

He aquí las virtudes de un modelo que mantiene la vigencia 30 años después de su formulación

y que ha ayudado a multitud de personas y profesionales en el difícil proceso de la modificación

de hábitos y conductas perjudiciales.

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