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JURISPRUDENCIA

Roj: SAP SA 424/2015 - ECLI: ES:APSA:2015:424


Id Cendoj: 37274370012015100424
Órgano: Audiencia Provincial
Sede: Salamanca
Sección: 1
Fecha: 20/10/2015
Nº de Recurso: 51/2015
Nº de Resolución: 76/2015
Procedimiento: PENAL - APELACION PROCEDIMIENTO ABREVIADO
Ponente: JUAN JACINTO GARCIA PEREZ
Tipo de Resolución: Sentencia

AUD.PROVINCIAL SECCION N. 1
SALAMANCA
SENTENCIA: 00076/2015
AUDIENCIA PROVINCIAL DE SALAMANCA
SECCIÓN 1ª
GRAN VIA, 37-39
Teléfono: 923.12.67.20
213100
N.I.G.: 37274 43 2 2014 0149093
APELACION PROCTO. ABREVIADO 0000051 /2015
Delito/falta: VIOLENCIA DOMÉSTICA Y DE GÉNERO. MALTRATO HABITUAL
Denunciante/querellante: Alfonso
Procurador/a: D/Dª MARIA PILAR HERNANDEZ SIMON
Abogado/a: D/Dª ERNESTO J TOME MARTIN
Contra: Constanza , FISCALIA DE LA AUDIENCIA PROVINCIAL - SALAMANCA
Procurador/a: D/Dª MAGDALENA CABALLERO RAMOS,
Abogado/a: D/Dª BELEN GARCIA MURIEL,
SENTENCIA NÚMERO 76/15
ILMO. SR. PRESIDENTE
DON ILDEFONSO GARCÍA DEL POZO
ILMOS. SRES. MAGISTRADOS
DON JOSÉ ANTONIO VEGA BRAVO
DON JUAN JACINTO GARCÍA PÉREZ
En la ciudad de Salamanca, a veinte de octubre de dos mil quince.
La Audiencia Provincial de Salamanca, ha visto en grado de apelación las Diligencias de Procedimiento
Abreviado núm. 89/2015, del Juzgado de lo Penal número 2 de Salamanca, dimanante de Diligencias Previas
núm. 5518/2014, instruidas en el Juzgado de Instrucción número 3 de Salamanca, por un DELITO MALOS
TRATOS EN EL ÁMBITO DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO, Rollo de apelación núm. 51/2015 .- contra:

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JURISPRUDENCIA

Alfonso , con D.N.I. nº NUM000 , representado por la Procuradora Sra. María del Pilar Hernández Simón y
defendido por el Letrado Sr. Ernesto J. Tomé Martín.
Han sido partes en este recurso, como apelante : el anteriormente citado, con la representación y asistencia
letrada ya referenciadas; y como apelados : 1) Constanza , representada por la Procuradora Sra. Magdalena
Caballero Ramos y asistida por la Letrada Sra. Belén García Muriel, y 2)el Mº FISCAL con la representación y
atribuciones que le otorga la ley en el ejercicio de la acción pública, siendo Ponente el Ilmo. Sr. Magistrado
DON JUAN JACINTO GARCÍA PÉREZ.

ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- El día 28 de Mayo de 2.015, por la Ilma. Sra. Magistrada Juez del Juzgado de lo Penal núm. 2 de
Salamanca, se dictó sentencia en el procedimiento de referencia que contiene el siguiente FALLO:
"Condeno al acusado Alfonso como autor responsable de un delito de LESIONES en el ámbito de la violencia
sobre la mujer, previsto y penado en el artículo 153-1 y 4 del Código Penal , sin que concurran circunstancias
modificativas de la responsabilidad criminal; a la pena de VEINTE DÍAS DE TRABAJOS EN BENEFICIO DE LA
COMUNIDAD; así como privación a la tenencia y porte de armas por tiempo de UN AÑO Y SEIS MESES, y
prohibición durante UN AÑO Y SEIS MESES de aproximarse a menos de 250 metros a Constanza , a su
domicilio, lugar de trabajo o cualquier sitio frecuenta por ésta, y de comunicarse con ella por cualquier medio,
por un período de UN AÑO Y SEIS MESES. Y que indemnice a Constanza en la cantidad de CIENTO OCHENTA
EUROS (180 €) por las lesiones causadas. Y al pago de las costas, incluidas las de la Acusación Particular.
Y de una Falta continuada de Vejaciones injustas, del art. 620-2 del C. Penal , sin que concurran circunstancias
modificativas de la responsabilidad criminal, a la pena de SEIS DÍAS DE TRABAJOS EN BENEFICIO DE LA
COMUNIDAD, y prohibición de aproximarse a menos de 250 metros a su domicilio, lugar de trabajo o cualquier
lugar frecuentado por ésta por SEIS MESES. Y al pago de las costas incluidas las de la Acusación Particular.
Conforme a lo previsto en el art. 69 de la L.O. 1/2004 , se mantiene las medidas de protección acordadas por el
Juzgado de Instrucción nº 3 de Salamanca, mediante Auto de fecha veintidós de junio de dos mil diez , durante
los eventuales recursos que se impusieran contra esta sentencia ."
SEGUNDO.- Contra referida sentencia se interpuso recurso de apelación por la Procuradora Sra. María del
Pilar Hernández Simón en nombre y representación de Alfonso , quien solicitó que, con estimación del
recurso interpuesto, fuera revocada la sentencia de instancia dictándose otra nueva por la que se absolviera
a su representado del delito y falta por los que viene siendo condenado o, subsidiariamente, lo fuera por una
falta de lesiones a la pena de un mes de multa con una cuota diaria de tres euros.
Por su parte, tanto por la Procuradora Sra. Magdalena Caballero Ramos, en nombre y representación de
Constanza , como por el Mº FISCAL, se presentaron sendos escritos de impugnación al recurso interpuesto, y
con base en las alegaciones que constan en sus respectivos escritos, solicitaron la desestimación de aquél y la
confirmación de la sentencia de instancia, interesando además la primera la condena en costas del recurrente.
TERCERO.- Recibidas que fueron en esta Audiencia Provincial referidas diligencias se instruyó el presente rollo
y se siguieron las disposiciones procesales de rigor. No habiendo sido solicitada la práctica de prueba en esta
segunda instancia y no estimándose necesaria la celebración de vista, se señaló fecha para la deliberación
y fallo del presente recurso de apelación, poniéndose las actuaciones de manifiesto al Ilmo. Sr. Magistrado
para dictar resolución.

HECHOS PROBADOS
SE ACEPTAN y se dan por reproducidos los de la resolución impugnada.

FUNDAMENTOS JURÍDICOS
PRIMERO.- La sentencia de primer grado jurisdiccional, dictada por el Juzgado de lo Penal nº 2 de esta ciudad
en fecha 28 de mayo de 2015 , respecto de los hechos acaecidos, principalmente, en torno a las 20,00 horas
de la tarde del pasado 27 de diciembre de 2014 y por los que se vio en su día imputado en este procedimiento
el ahora recurrente en apelación frente a la misma ( Alfonso ), vino a condenar a éste último como autor de un
delito de lesiones en el ámbito de la violencia sobre la mujer y de una falta continuada de vejaciones injustas,
ex arts. 153. 1 y 620.2 del Código Penal , sin la concurrencia en ninguno de tales infracciones de circunstancias
modificativas de la responsabilidad criminal, imponiéndole las penas, por el delito, de 20 días de trabajos en
beneficio de la comunidad, privación del derecho a la tenencia y porte de armas por tiempo de un año y seis

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meses, prohibición de aproximación a menos de 250 metros de la denunciante, Constanza , así como de
comunicarse con la misma por cualquier medio..., y de seis días de trabajos comunitarios y prohibición de
aproximación por tiempo de seis meses, con indemnización en favor de aquélla de 180 euros, etc.
Frente a tal pronunciamiento se muestra disconforme el acusado Alfonso oponiendo cuatro motivos de
impugnación, cuyas rúbricas se intitulan así : 1º- error en la valoración de la prueba; 2º- infracción de precepto
constitucional; 3º- infracción de precepto legal; 4º- sobre la falta continuada de vejaciones injustas; y con base
a los cuales solicita se revoque la sentencia impugnada y se dicte otra por la que se le absuelva del delito y de
la falta por los que ha venido condenado en la presente causa y, de forma subsidiaria, venga sólo condenado
como autor de una falta de lesiones del art. 617.1 del CP a la pena de multa mínima, con una cuota de tres
euros.
SEGUNDO .- Pues bien, en los dos primeros alegatos, que pueden examinarse conjuntamente, el recurrente
viene a sostener, en resumen, que la juzgadora a quo, en la sentencia impugnada, ha venido a incurrir en error
en la valoración de la prueba practicada en el plenario, especialmente al otorgar, indebidamente, credibilidad
y verosimilitud a las declaraciones incriminatorias prestadas en su contra, en fase sumarial y de plenario, por
la denunciante-víctima Constanza y su hermana Graciela , cuando dicha credibilidad y verosimilitud son
inexistentes, tratándose, a su entender, de manifestaciones contradictorias, incoherentes y con un móvil de
rencor hacia su persona, de manera que se habría infringido el derecho a la presunción de inocencia que le
asiste ex art. 24.2 de la CE .
Bajo este planteamiento inicial, debemos, a modo de premisa, recordar que cuando, como en el caso que nos
ocupa, la cuestión debatida por la vía del recurso de apelación es la valoración de la prueba llevada a cabo por
el juez de instancia sobre la base de la actividad desarrollada en el acto de la audiencia, debe partirse de la
singular autoridad de la que goza la apreciación probatoria realizada por el juez ante el que se ha celebrado
dicho acto, y en el que adquieren plena efectividad los principios de inmediación, contradicción y oralidad, y a
través de los cuales se satisface la exigencia constitucional de que el denunciado sea sometido a un proceso
público con todas las garantías ( art. 24.2 de la CE ), pudiendo el juzgador desde su privilegiada posición,
intervenir de modo directo en la actividad probatoria y apreciar personalmente su resultado, así como la forma
de expresarse y conducirse los testigos en su narración de los hechos y la razón de conocimiento de éstos.
De ahí que el uso que haya hecho el juez de su facultad de libre apreciación o apreciación en conciencia de
las pruebas practicadas en la audiencia, reconocida en el art. 741 de la LEcrim , y plenamente compatible con
los derechos de presunción de inocencia y a la tutela judicial efectiva, siempre que tal proceso valorativo se
motive o razone adecuadamente en la sentencia ( sentencias del TC de 17-12-1985 , 23-6-1986 , 13-5-1987 y
2-7-1990 , entre otras), únicamente, debe ser rectificado, bien cuando en verdad sea ficticio, por no existir el
imprescindible soporte probatorio de cargo, vulnerándose entonces el principio de presunción de inocencia,
o bien cuando un detenido y ponderado examen de las actuaciones ponga de relieve un manifiesto y claro
error del juzgador a quo de tal magnitud que haga necesaria, con criterios objetivos y sin riesgo de incurrir en
discutibles y subjetivas interpretaciones del componente probatorio existente en los autos, una modificación
de la realidad fáctica establecida en la resolución apelada.
En concreto, podemos decir que sólo cabe revisar la apreciación hecha por el juez de la prueba recibida en
el acto del plenario en la medida en que aquella no dependa sustancialmente de la percepción directa o
inmediación que el mismo tuvo con exclusividad y, en consecuencia, el juicio probatorio sólo será contrastable
por vía de recurso en lo que concierne a las inducciones y deducciones realizadas por el tribunal a quo, de
acuerdo con las reglas de la lógica, los principios de la experiencia y de los conocimientos científicos, pero
no en lo relativo a la credibilidad de los testimonios o declaraciones oídas por el juzgador (por todas, STS de
29-1-1990 ).
Así las cosas, para la Sala, el examen del conjunto de pruebas desarrollado en el proceso nos lleva a alcanzar
idéntica conclusión que aquélla que obtiene la juez a quo, cual la de la determinación de la existencia de
una riña del recurrente con su ex novia o ex pareja el día 27-12-2014 cuando ambos se dirigían a bordo
de un vehículo al domicilio de unos tíos de la segunda (discusión que nadie niega), a resultas de la cual
ejecutó el primero los actos de violencia física que se le imputan (dirigirle un manotazo a la cara, originándole
determinadas contusiones) y por los que se le condena, sin perjuicio de añadir a la misma la relación de
insultos anteriores en los meses precedentes, documentados en la causa mediante mensajes WhatsApp, -
folio 55 y siguientes-, (proferimiento en su contra de expresiones como puta, payasa, retrasada, etc.), sin
que se advierta la vulneración de los criterios jurisprudenciales aludidos respecto de las declaraciones
testificales impugnadas, en razón de que las circunstancias y datos que se ponen de manifiesto para restarles
credibilidad y verosimilitud o son inocuos, o vienen contrarrestados por otros de una potencialidad mayor que
las corroboran y que confirman que dichas declaraciones no presentan signos de inverosimilitud.

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Téngase en cuenta que suele ser una práctica común en casos como el que nos ocupa la de encontrarnos
con relatos ofrecidos por el acusado en un procedimiento penal radicalmente enfrentados, sugeridores de
episodios o incidentes muy diferentes, producto de la distorsión retorcida de los hechos, amparándose en
los derechos constitucionales y procesales que como tal acusado tiene reconocidos, ante lo cual cualquier
Juzgador a la hora de alcanzar la convicción acerca de lo que sucedió, principalmente en un enfrentamiento
con agresiones que los implicados se reprochan recíprocamente, debe, contrastar y cotejar, bajo la experiencia
del principio de inmediación, las manifestaciones o declaraciones de los protagonistas, así como los testigos
que pudieran haber presenciado los hechos, prestando, cuando sea factible, una atención específica y especial
a aquellos que estén fuera del círculo de la amistad o parentesco de tales protagonistas, porque de ellos cabe
presumir una mayor objetividad e imparcialidad en sus dichos y respuestas, etc.
TERCERO .- Y, de principio, la sentencia impugnada toma como elementos probatorios no sólo tales
declaraciones testificales, sino también, el significado y el alcance del parte médico de urgencias o asistencia
emitido a aquella y el informe forense de sanidad, sin dejar de ponderar las parciales manifestaciones
exculpatorias en fase de instrucción y en el juicio oral del propio inculpado, decimos parciales, porque en las
mismas se contiene un claro reconocimiento de tales insultos y de haberlos recibido de parte de ella lo que
debió hacer es denunciarlos en su día, y que el día 27-12-2014 mantuvieron un forcejeo , bastante para colmar
los componentes objetivos del delito.
La verosimilitud y credibilidad de la denunciante en el conjunto total de su relato incriminatorio obtienen
refrendo en cuanto que los insultos que recibió en meses precedentes al día del manotazo y forcejeo (julio de
2014) no los inventa, vienen documentados, como se dice, y el resultado lesivo es objetivado de inmediato a
tenor de dicho parte de asistencia (folios 16 a 18),
Por ello, debemos respetar el uso que ha hecho la juez a quo de su facultad de apreciar en conciencia las
pruebas practicadas en el plenario, reconocida por el art. 741 de la LEcrim , en especial las testificales que
se dicen inveraces por animadversión, etc., hacia la persona del recurrente, porque tal proceso valorativo se
ha motivado, suficientemente, y se ha razonado adecuadamente en la sentencia (es paradigmática en este
punto la ya antigua sentencia del Tribunal Constitucional de 17 de diciembre de 1985 ), y su criterio valorativo
no merece la rectificación interesada en el recurso, pues no se encuentran o detectan fallos relevantes en el
razonamiento lógico o en el " iter " inductivo empleado.
No estamos ante una valoración arbitraria de prueba o con falta de objetividad, porque tiene en cuenta la
sentencia las afirmaciones incriminatorias y los elemento favorables para el acusado..., haciendo mención y
extractando en el fundamento jurídico 2º las declaraciones de éste, que por muy lineales y coincidentes que
sean, no restan ni un ápice eficacia de cargo al testimonio de Constanza y su hermana Graciela , sin que se
observen contradicciones en sus declaraciones...
Nótese que la Sala Segunda del TS, ante la frecuencia de alegatos con similar argumentario (vid. por todas STS
núm. 61/2014, de 3 de febrero ) recuerda que resulta totalmente inevitable que al comparar las declaraciones
que presta un testigo en la fase de instrucción con las que hace después en la vista oral del juicio afloren
algunas diferencias, omisiones y contradicciones, en primer lugar, porque el sujeto que declara no retiene en
la memoria las mismas imágenes, datos concretos y palabras en un primer momento, a las pocas fechas de
haber sucedido los hechos, que cuando ha ya transcurrido cierto tiempo.
En segundo lugar, porque, un mismo hecho no es nunca relatado o expuesto con las mismas palabras en
dos ocasiones distintas por una misma persona, incluso aunque transcurra escaso margen de tiempo entre
la primera y la segunda declaración. Y por último, también resulta obvio que la persona que transcribe la
declaración en el acta no plasma literalmente todo su contenido, sino que trastoca, modifica y varía de forma
involuntaria e inconsciente los vocablos, las expresiones y los propios giros lingüísticos utilizados por el
testigo, alteración muy difícil de evitar en muchos supuestos, pero que acaba afectando ineluctablemente al
contenido del testimonio prestado.
Partiendo, pues, de esa premisa empírica incuestionable, no cabe desvirtuar el testimonio de Constanza por
la circunstancia de que no coincida literalmente con otro anterior prestado, en concreto, por el hecho de que en
sus manifestaciones en sede policial llegara a decir que el acusado soltó la mano y ella creyó que pudiera ser
no con el ánimo de agredirle, sino para no dejarse quitar el móvil que estaba utilizando, y luego asegurara que
hubo intención de agredirla (como se deduce de lo dicho en el juicio oral según se desprende de la audición de
la grabación del mismo), pues, en todo caso, lo cierto es que en el contexto de disputa y discusión con forcejeo
en el que nos situamos (extremo que reconoce el recurrente) es obvio que el dolo de lesionar estuvo presente
en su conducta, en la mejor de las hipótesis para él por la vía del dolo eventual.
O sea, aun se diga que el manotazo que se imputa al acusado, causante de las lesiones que le fueron
detectadas, no vino presidido por una intención directa de alcanzar la cara de la entonces su novia, lo cierto

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JURISPRUDENCIA

es que inserto en un contexto de agresividad y forcejeo por su parte (en la disputa que sostenían) dicho golpe
no cabe calificarlo de imprudente, sino de doloso, aun nos quedáramos con la primera de las versiones de la
víctima, que no es del todo concluyente.
De hecho, ante el profesional sanitario que la atendió tras los hechos, Constanza refiere que tras la discusión
con su pareja Alfonso , recibió de éste un golpe en la cara en el lado derecho, previos insultos, que ya había
sufrido en varias ocasiones anteriores... (folios 16 y 19).
Desde esta perspectiva, el alegato del recurrente ha de venir rechazado, por considerarse que la juzgadora a
quo no incurre en error probatorio, en equivocación facti alguna que deba corregirse por esta Sala, por cuanto
que el dato más objetivo, sólido e indubitado, en que puede asentarse dicha afirmación es el de que viene
evidenciado, rotundamente, a las claras, que Constanza sí que sufrió, objetivamente, un resultado lesivo, el
cual es corroborador de su respectivos testimonios y plenamente compatible con éste, sin que, tampoco de la
confrontación de las pruebas de cargo y de descargo (declaraciones del reo) quepan aducir dudas consistentes
que reclamen la aplicabilidad del invocado principio in dubio pro reo...
Y Si no se ha incurrido en errónea valoración de la prueba, menos cabe admitir que se haya vulnerado el
derecho a la presunción de inocencia que asiste al inculpado o se haya infringido el art. 120 de la CE por
ausencia de motivación de la sentencia de condena, sino se pierde de vista que conforme a una reiterada
doctrina de la Sala 2ª del TS la invocación del derecho fundamental a la presunción de inocencia debe
decaer cuando, como es el caso, se cuenta con prueba de cargo suficiente, referida a todos los elementos
esenciales del delito; constitucionalmente obtenida, es decir que no es lesiva de otros derechos fundamentales
y legalmente practicada, además de racionalmente valorada, como hemos anticipado, exteriorizando clara
y suficientemente la juez a quo los motivos que fundamentan el pronunciamiento de condena más allá de
toda duda razonable a la vista de todos los elementos probatorios puestos en juego, los alegados por las
acusaciones y los aportados por el hoy recurrente.
CUARTO .- En el tercer motivo de impugnación considera, en primer lugar, el apelante que no viene acreditado,
conforme a los pronunciamientos jurisprudenciales que cita, el elemento subjetivo de la infracción penal del
art. 153 por el que se le condena, que ha de ser objeto de interpretación restrictiva, el que estaría aquí ausente
en cuanto que la conducta enjuiciada no respondería a un arraigado tipo de violencia "machista"; es decir,
conforme a la Exposición de Motivos de la L.O. 1/2004, no sería manifestación de la discriminación o de
la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, etc., que es lo que
caracteriza o es propia de la violencia de género.
De modo que, a su entender, no siendo automáticamente aplicable el precepto del art. 153.1 CP , siempre y en
todo caso, por el simple hecho de que la víctima del maltrato lo sea una mujer, y exigiéndose un plus, cual el
de que la conducta violenta pueda catalogarse como una manifestación de tal discriminación o situación de
desigualdad y de las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, etc., como en la declaración de
hechos probados de la sentencia de instancia no se hace ninguna mención a ése elemento subjetivo integrador
del tipo penal, ni en su fundamentación jurídica se habla de tal cuestión, la condena por este delito carecería
de sustento probatorio al no describirse ese ánimo de dominación machista, etc.
Al respecto debe la Sala contestar que no es necesario que se contenga en el relato de hechos probados
descripción de ese supuesto ánimo que se dice por el recurrente indispensable, dado que aparte de que en
la fundamentación jurídica se hace referencia a la relación sentimental entre denunciante y denunciado, a la
postre, tenemos dicho en anteriores resoluciones ( sentencia, por ejemplo de 16-1-2014 ) que ese presupuesto
subjetivo en el que se hace hincapié no forma parte del tipo penal que nos ocupa.
La interpretación restrictiva que propone el recurrente debe venir matizada y aclarada. Dejando a un lado la
circunstancia de que las lesiones objeto aquí de análisis se producen sí y desde luego, principalmente, en un
contexto de discusión de la pareja por cuestiones a priori intrascendentes, hemos de recordar, para dilucidar
cuando un hecho es incardinable en la LO 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de protección integral contra
la violencia de género, que esta ley, efectivamente, en su art. 1.1 prevé que tiene por objeto actuar contra la
violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder
de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes están o hayan estado ligados a
ellas por relaciones similares de afectividad, al matrimonio, aun sin convivencia, etc.
Como se deduce, a priori, el texto legal trata de dar respuesta a las violencias que ejercen determinados
hombres respecto de las mujeres, en la específica relación sentimental de la pareja o ex pareja, aprovechando
la superioridad que dicha relación, en su caso, les proporciona. De esta forma, el plus de protección a favor
de la mujer que se introduce en la ley integral contra la violencia de género, no se basa, exclusivamente, en el
hecho de ser el sujeto pasivo mujer, sino también, se diría, en el hecho de que los ataques físicos o verbales
que padezca ésta tienen lugar en el ámbito de esa específica relación...

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JURISPRUDENCIA

De otra parte, en el art 1.3 de la misma se dispuso que la "violencia de género a que se refiere la presente ley
comprende todos los actos de violencia física y psicológica incluidas las agresiones a la libertad sexual, las
amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de la libertad".
Ahora bien, dicho esto, la lectura del art. 153.1 del Código punitivo, reformado por la mencionada LO 1/2004 de
28 de diciembre , revela y pone de manifiesto a las claras que si bien es cierto que el legislador hace mención a
dicho tema en el art. 1 de dicha Ley , al hablar de su objeto, por contra, no ha trasladado al tipo penal del citado
art. 153.1 alusión alguna como parámetros para modular el tipo penal que examinamos, los de la desigualdad,
discriminación o relaciones de poder características de la violencia de género, de tal modo que la hipótesis
sancionadora que se contempla en el mismo sólo requiere causar un menoscabo psíquico o una lesión o
golpear o maltratar de obra, etc., para que ésta adquiera consideración delictiva, cuando la ofendida, sea, o
haya sido, esposa o persona unida al agresor o amenazador por análoga relación de afectividad.
Es más, el legislador aun en supuestos de riña mutuamente aceptada con acometimientos y/o con amenazas
verbales leves recíprocas entre esposos o parejas o ex parejas no ha querido excluir la aplicación penal del
tipo de delito en cuestión, ni se remite, al menos para la totalidad de los comportamientos previstos, a la
degradación venial de las extintas faltas (hoy delitos leves) para ninguno de los componentes de la pareja
(hombre o mujer) y prueba de ello es que en el mismo precepto, en el número o apartado 2º, castiga como delito
a la mujer que como esposa o pareja de hecho, etc., maltrata, a su esposo o pareja, etc., de lo cual se infiere que
no viene impedido considerar la agresión física ejercida por el varón sobre la mujer -unidos ahora o antes en
pareja- como violencia de género, esto es, que ha tratado de objetivar la violencia de género como la ejercida
por el hombre sobre la mujer en el ámbito de la pareja, sin que sea preciso que se verifique y compruebe el
añadido de la concurrencia en la intencionalidad del hombre de un ánimo específico de posición de dominio,
de consagración de su superioridad, de, en definitiva, "machismo", etc.
Desde esta perspectiva, poco importaría si las agresiones lesivas o comportamientos de maltrato objeto de
tipificación y a considerar en el recurso se sitúan en el contexto fáctico de una discusión o enfrentamiento
de la pareja por motivos económicos o de reparto de bienes tras la ruptura, o por celos, o por la posesión o
custodia de los hijos comunes o de cualquier otro tema que preocupara a la pareja, porque lo relevante sería no
la motivación específica o la motivación del porqué o las causas o supuestos motivos desencadenantes del
proferimiento de la conducta violenta del hombre hacia la mujer, sino que lo decisivo es la constatación en el
sujeto activo del dolo genérico exigido para tal clase de delito (conocimiento y voluntad de agredir o maltratar
a la mujer), más allá o independientemente de los móviles desencadenantes que pudieran haber llevado al
sujeto activo al originamiento de las lesiones.
Realmente, de exigirse siempre la acreditación de un móvil específico y revelador de una actuación agresiva
en un marco concreto de desigualdad, de discriminación o de abuso de poder, a la postre, este tipo penal
del art. 153.1 difícilmente sería aplicable, en cuanto que las acciones lesivas y de maltrato en el seno de una
pareja, ordinariamente, por no decir casi siempre, se ubican y "explican", -que no se justifican-, en un contexto
de enfrentamiento por aquello que les une o les había unido (bienes, hijos comunes, aspectos personales o
afectivos, etc.).
Lo que esta Audiencia mantiene es la doctrina más actual de la Sala 2ª del TS, en tanto que siendo cierto
que ésta no ha mantenido una jurisprudencia uniforme, dictando Sentencias en las que parece exigir la
concurrencia de ese elemento específico de dominación ( SSTS de 25-1-2008 , 8-6-2009 y 24-11-2009 ), y otras
en las que no lo requiere, a la postre, a partir de la sentencia de 30 de septiembre de 2010 , vino a modificar
su criterio y a afirmar que es indiferente que la motivación del agresor hubiera sido económica o de cualquier
tipo, cuando lo cierto es que hizo uso de la fuerza física para imponer una conducta contra su voluntad a
la perjudicada, de manera que a las acusaciones no le es exigible una prueba de que concurre un elemento
subjetivo específico de dominación en el sujeto activo del delito de violencia de género, debiendo sólo probar
la existencia de una relación de pareja y los elementos constitutivos del tipo penal en cuanto a la agresión,
amenaza o coacción sobre la mujer.
El cual es ratificado en la citada por el Ministerio Fiscal sentencia 856/2014, de 26 de diciembre de 2014 ,
en cuyo fundamento de Derecho Cuarto desestima la pretensión del recurrente cuando afirma que no se
ha dado esa especial situación de dominación victimizadora entre cónyuges o pareja, ya que la disputa se
debía encuadrar en el ámbito del negocio que ambos compartían (un bar), y no en su propia relación de
pareja, al afirmar que: " es verdad que de acuerdo con la jurisprudencia constitucional para la aplicación del
art. 153.1 CP se exige un sustrato que ponga de manifiesto que la agresión, se enmarca en el contexto de una
reprobable concepción implantada en ámbitos culturales o sociales de predominio del varón sobre la mujer.
Pero eso no significa que sea necesario un elemento subjetivo peculiar o dolo específico. La presunción juega
en sentido contrario. Sólo si consta o hay evidencias de que el episodio, concreto o reiterado, de violencia es
totalmente ajeno a esa concepción que ha estado socialmente arraigada, y que la agresión o lesión obedece a

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JURISPRUDENCIA

unas coordenadas radicalmente diferentes, no habría base para la diferenciación penológica y habrá que castigar
la conducta a través de los tipos subsidiarios en que la condición de mujer del sujeto pasivo no representa un
título de agravación penológica. Pero en principio, una agresión en ese marco contextual "per se" y sin necesidad
de prueba especial, está vinculada con la concepción que el legislador penal se propone erradicar o al menos,
reprobar" .
Queda ya zanjada la discusión en cuanto a la necesidad o no de ese elemento subjetivo específico reclamado
por parte de la doctrina y de algunas Audiencias Provinciales, pues, partiendo de lo dispuesto tanto en la Ley
como por la Jurisprudencia Constitucional, no se exige dicho elemento subjetivo específico del injusto, dado
que el componente " machista" hay que buscarlo en el entorno objetivo, no en los ánimos o intencionalidades...
Debe, por consiguiente, en acatamiento de esta reciente doctrina, desestimarse la dicha alegación del apelante
así como la conexa, absolutamente incoherente e inadmisible, de que entre Alfonso e Constanza no existió
en su día relación de afectividad análoga aun sin convivencia, ya que nada se ha probado y argumentado sobre
la existencia de esa relación..., tratándose de una mera relación episódica de encuentros, conservando cada
uno sus amigos, con independencia de vínculos y sin proyecto de vida en común, lo que conllevaría que como
mucho la conducta se incardinaría en la falta de lesiones, etc.
Argumentación inadmisible, ya que, aparte del significado del intercambio de los WhatsApps comentados o lo
que haya dicho la denunciante, se quiere obviar que es el propio acusado quien, en su condición de detenido
y asistido de letrado primero en sede policial y luego ante el Juzgado Instructor (folio 37 de la causa), nos
confiesa y reconoce que ha mantenido una relación de noviazgo durante un año y seis meses con Constanza
, (así la califica él) dando por finalizada la misma el sábado 27 de diciembre de 2014; declaraciones en las
que, de paso, admite discusiones con ella y que se han insultado..., llamándola en octubre de 2014 "gilipollas",
"retrasada", "payasa", "puta" "anoréxica", etc, siendo él insultado con epítetos como "cabrón" y "payaso", insultos
que se cruzaron de nuevo el citado día 27, etc.
Sobra cualquiera otra consideración para declarar improsperable tal alegato.
Y, finalmente, en el que toca a la discutida continuidad en esos insultos (algo más que expresiones reprobables
por maleducadas dirigidas en persona y por mensajes, objeto de condena), nos remitimos a lo dicho y a la
credibilidad de la víctima, sin que sea de estimar prescripción alguna.
QUINTO. - Por todo lo expuesto, procede desestimar el recurso que nos ocupa y confirmar totalmente la
resolución de instancia, sin necesidad de más consideraciones, declarando de oficio las costas de esta alzada,
de conformidad, entre otros, con el contenido de los artículos 239 y 240 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal .
Vistos los artículos citados y demás de general y pertinente aplicación,

FALLAMOS
Que desestimando el recurso de apelación interpuesto por la representación procesal de Alfonso , contra
la sentencia de fecha 28 de mayo de 2015, dictada por la Magistrado-Juez titular del Juzgado de lo Penal nº
2 de Salamanca , en la causa nº 89/2015, de que este rollo dimana, debemos confirmar y confirmamos esta
resolución en todos su particulares y pronunciamientos y declaramos de oficio las costas causadas en esta
alzada.
Con certificación de la misma devuélvanse los autos originales al Juzgado de procedencia, haciendo saber a
las partes que contra la misma no cabe recurso ordinario alguno.
Así por esta nuestra sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.
PUBLICACION.- Dada, leída y publicada ha sido la anterior sentencia por el Ilmo. Sr. Magistrado que la dictó,
estando celebrando audiencia pública en el mismo día de su fecha. Doy fe.

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