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Los antibióticos destruyen las bacterias saludables → Producen inflamación crónica →
Generan intestino permeable y problemas inmunitarios → Derivan en proliferación de
levaduras, SBID y más acné.
Los antiácidos destruyen los ácidos gástricos y las enzimas digestivas → Así se originan
problemas intestinales, proliferación de levaduras y alteraciones inmunitarias → Ello da
lugar a incapacidad para absorber los aminoácidos → Se generan sin ́ tomas tales como
fatiga o niebla cerebral.
Cereales: los cereales son un tipo de plantas ricas en almidón cultivados para la
alimentación humana o animal. Entre ellos se cuentan el trigo, el centeno, la cebada, el
maíz, el arroz, el mijo y la avena. Hay otras especies, como la quinua, que desde el punto
de vista técnico no son estrictamente cereales, pero que contiene proteínas muy similares
a las de estos.
Legumbres: son un tipo de planta que se cultiva para utilizar sus semillas en la gran
́ de los casos. Entre ellas cabe mencionar las lentejas, los garbanzos, los
mayoria
́ s verdes y los demás tipos de judia
guisantes, las judia ́ s, como las rojas, las blancas, las
negras y las pintas.
Hay muchos productos en los que la presencia del gluten resulta aún más sorprendente,
como la pasta de dientes, el champú y el acondicionador del cabello o numerosas marcas
de lociones, cremas hidratantes, y otros complementos de higiene personal. Si no se tiene
cuidado, es más que probable estar expuesto al gluten e ingerirlo o absorberlo, por la
boca o a través de la piel, prácticamente en cualquier momento del diá . Si por la noche
nos aplicamos una crema hidratante antes de acostarnos, es incluso posible estar
absorbiendo gluten mientras dormimos.
Esta es solo una de las razones por las que es necesario eludir el gluten cuando se
sufrens trastornos autoinmunes o se está dentro del espectro autoinmune. Debe
impedirse que se desate una situación en la brigada de seguridad envie
́ a la central de
mando una imagen de la propia tiroides que se asemeje a la imagen de la molécula de
gluten.
TOXINAS
Cuando hablo de toxinas me refiero a cualquier sustancia que sea lo bastante peligrosa
para el cuerpo humano y que halla la forma de penetrar en él en cantidades suficientes
(cantidades pequeñas de algunas de ellas pueden provocar un efecto muy perjudicial en
las personas, dependiendo de la sustancia y de la persona). Entre ellas cabe mencionar
los metales pesados, como el arsénico, el cadmio, el plomo y el mercurio; las micotoxinas,
liberadas por ciertas clases de hongos presentes a menudo en los hogares, las oficinas o
los centros escolares, y los centenares o miles de compuestos industriales que se utilizan
virtualmente en todos los procesos de fabricación y que están presentes en la práctica
totalidad de los artić ulos manufacturados, contándose entre ellos los envases plásticos,
colmados de interruptores (disruptores) hormonales, que utilizamos para guardar los
alimentos en la nevera, o los metales pesados carcinógenos presentes en el agua.
MOHOS Y MICOTOXINAS
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EL EXCELENTE GLUTATIÓN
El glutatión es el mayor de los agentes desintoxicantes del cuerpo. Cada célula corporal
contiene un poco de este nutriente vital, aunque la concentración del mismo es mayor en
el gran mecanismo depurador del organismo: el hígado. El glutatión ayuda a transportar
las toxinas al medio externo uniéndose a los radicales libres, que son moléculas que
dañan los tejidos, y también al mercurio.
Si los niveles de glutatión son insuficientes, las toxinas circulan por el cuerpo durante más
tiempo, o quedan almacenadas en las células grasas, desde las que pueden sembrar el
caos en el sistema inmunitario. El método Myers ayuda al organismo a elaborar más
glutatión por medio de cantidades abundantes de ajo, cebolla y hortalizas crucíferas
(brécol, col rizada, coliflor, repollo), además de incluir el uso de un suplemento especif́ ico
de glutatión.
Hay ciertos aspectos en este ámbito con los que conviene tener cuidado. La mayor parte
del glutatión no es bien absorbido en el intestino, ya que se descompone antes de
penetrar en sus células. Suele considerarse que la forma «liposómica» del glutatión es
capaz de penetrar en las células, aunque yo no he observado que ello resulte eficaz, ni en
el plano personal ni desde el punto de vista clínico en mi consulta. En cambio, la forma
«acetilada» de este compuesto no se descompone. En consecuencia, cuando tome los
suplementos de glutatión recomendados, es conveniente alguna de las formas incluidas
en la sección «Referencias». Una de ellas es acetilada y producida mediante técnicas de
nanotecnología, de modo que el organismo pueda absorberla con mayor facilidad. Es
posible adquirir otras versiones más económicas de los suplementos de glutatión, pero es
más que probable que resulten virtualmente ineficaces. Cuando se trata de este tipo de
suplementos, a menudo la calidad tiene un precio.
Existen muchos virus en la familia de los herpes y todos ellos parecen estar implicados en
trastornos autoinmunes. No obstante, los más estudiados son el virus del herpes simple
de tipo 1 y 2 y el virus de Epstein-Barr, de modo que nos centraremos en ellos.
El virus del herpes simple es el responsable de las calenturas en la boca (herpes labial) y
del herpes genital. Si usted tiene un herpes, probablemente ya lo sabrá, pero también
puede pedirle a su médico que le realiza una prueba. No obstante, cerca del 90% de las
personas que viven en Estados Unidos presentan anticuerpos frente a uno de estos virus
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del herpes simple o frente a ambos, de modo que aunque piense que no lo tiene, podria ́
simplemente no haber sido nunca consciente de ello. El herpes no tiene cura: una vez
que entra en el organismo, se queda. No obstante, unas veces está activo, mientras que
otras permanece latente.
Cuando el virus del herpes está activo, el sistema inmunitario fabrica anticuerpos contra él
y esos anticuerpos pueden desencadenar cualquiera de las respuestas autoinmunes que
hemos visto. Cuando el virus del herpes está latente, es menos probable que se vea
implicado en una reacción autoinmune; no obstante, es posible que la persona no sepa si
está activo o no, dado que los signos pueden ser min ́ imos y pasar desapercibidos.
El herpes activo se trata con fármacos antivíricos recetados por el médico. También se
pueden tomar suplementos de lisina, que es un aminoácido, y de monolaurina,
habitualmente obtenidos a partir del aceite de coco (véase la tabla «Suplementos del
programa autoinmune del método Myers», en las páginas 229- 233).
Estrés físico (huir de un tigre dientes de sable, caminar por la tundra hasta otra aldea),
mental (realizar una difícil ecuación, valorar cuál de los tres electrodomésticos ofrece la
mejor calidad-precio) o emocional (ayudar con las tareas del colegio a un hijo con
problemas de aprendizaje, preocuparse por el futuro profesional).
El estrés físico tiene el mismo efecto. Una intervención quirúrgica, el entrenamiento para
una maratón o salir de copas durante toda una noche son importantes agentes
estresantes. También lo son comer gluten, consumir alimentos reactivos y lidiar con una
importante carga tóxica. Por supuesto que es el estrés también incluye retos emocionales,
como preocuparse por la situación económica, afrontar la presión de los plazos o tener
una dolorosa discusión con un ser querido
Quedamos pues en que tiene sentido que el estrés active el sistema inmunitario, ¿de
acuerdo? La mayor parte del tiempo el sistema inmunitario de cualquier persona sana
simplemente se mantiene en su estado basal. Sometido a estrés (algo que el organismo
interpreta como un peligro potencial), el sistema inmunitario se pone en marcha.
Evidentemente, no puede permanecer en alerta máxima todo el tiempo, pues, si así fuera,
utilizaría demasiados recursos del organismo.
No obstante, como vimos en el capítulo 3, si su sistema inmunitario permanece en estado
de máxima alerta durante demasiado tiempo, la brigada de seguridad, volviendo de nuevo
a la alegoría referida a ella, es sometida a una presión excesiva, se ve sobrepasada,
pierde el control y comienza a disparar, no solo contra los «malos», sino contra los
propios tejidos orgánicos.
En otras palabras, el estrés agudo —un plazo a punto de vencer, una breve discusión con
su pareja, un entrenamiento de treinta minutos— revoluciona el sistema inmunitario, de
modo que pueda contar con esa protección adicional en momentos de crisis. Después,
una vez que el estrés ha pasado, el sistema inmunitario vuelve de nuevo a su estado
basal. Eso es lo bueno del estrés agudo: incluye su propio mecanismo de parada. En el
estrés crónico, en cambio, el sistema inmunitario se activa y, como el estrés no llega
nunca a desaparecer, el sistema inmunitario se mantiene activado, porque no tiene
ocasión de volver a su estado basal. El resultado es un organismo lleno de inflamación y,
al final, es posible que todo desemboque en una enfermedad autoinmune.
Y aquí llega la parte realmente paradójica: a pesar de que el estrés parece suprimir el
sistema inmunitario, también puede hacer que enfermedades autoinmunes e inflamatorias
empeoren. Diversos estudios han puesto de manifiesto que, en muchos trastornos
autoinmunes, entre ellos la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide, la colitis ulcerosa, la
enfermedad inflamatoria intestinal y el asma, el estrés es lo que en primer lugar
desencadena la enfermedad, y también lo que provoca los brotes.
EMBARAZO Y POSPARTO
EL AZUCAR
El azúcar sirve de alimento a los microorganismos del hongo del género Candida y
fomenta la proliferación de levaduras y el SBID. Tanto el azúcar como los edulcorantes
ejercen, además, una acción inhibidora del sistema inmunitario, como vimos en el capit́ ulo
3, y ejercen un efecto presor sobre las glándulas suprarrenales, contribuyendo a que
estas se fatiguen y vean alterada su función.
Eliminar:
Alcoholes de azúcar (tales como maltitol, manitol, sorbitol o xilitol) Azúcar de cana
̃
Azúcar de palma de coco
Azúcar de remolacha
Azúcar moreno
Azúcar refinado (blanco)
Dextrosa
Edulcorantes artificiales (como aspartamo, sacarina o sucralosa) Glucosa
Jarabe de arce
Jarabe de arroz integral Jarabe de maiź
Jarabe de maiź de alta fructosa Jugo de caña deshidratado Lactosa
Maltosa
Melaza
Miel
Néctar de agave
Sacarosa
Si se desea un poco de dulzor añadido, las frutas y bayas son una buena opción. y, para
endulzar el té de hierbas sin cafeína, puede utilizarse un poco de mantequilla de coco.
Cuando se interrumpe el consumo de azúcar y edulcorantes artificiales, las papilas
gustativas se adaptan pronto y, a menudo, sorprende el aumento de la percepción de
dulzor en una manzana o unas fresas.
En algunas de las recetas del programa se incluyen pequeñas cantidades se stevia .
Las investigaciones ponen de manifiesto un claro vínculo entre la dieta con alto contenido
en sal y las enfermedades autoinmunes.
Este tipo de investigaciones se efectuaron con sal de mesa y alimentos envasados, dando
por sabido que estos alimentos envasados y procesados son, además, uno de los medios
que contribuyen claramente a desarrollar inflamación y, con toda probabilidad,
autoinmunidad. Por el contrario, la sal marina contiene una amplia diversidad de
oligoelementos (elementos químicos distribuidos en los tejidos en cantidades residuales,
pero que son esenciales para la nutrición). Basándome en la observación clin ́ ica de mis
pacientes y en mi conocimiento de la importancia de estos oligoelementos, considero que
sus potenciales beneficios —siempre que se consuman en cantidades moderadas—
compensan con creces los eventuales riesgos. Por consiguiente, en la aplicación de
método Myers está permitido el consumo, en cantidad siempre moderada, de un poco de
sal marina.
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Beber entre 6 y 8 vasos de agua filtrada al día ayuda a aliviar las cefaleas que puede
aparecer como reflejo de la abstinencia de ciertos alimentos, y a depurar las toxinas
liberadas por el organismo.
aumento de la energia ́
deposiciones regulares
mejora de la concentración y de la agudeza y la claridad mental mejora de la
digestión
mejora del estado de ánimo
mejora del sueño
menor retención de liq́ uidos
menor dolor articular y muscular
remisión de los trastornos cutáneos (acné, eccema, erupciones) pérdida de peso
PARÁSITOS
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Si ha marcado tres o más de estas afirmaciones, le resultarán beneficiosos los
suplementos que se recomiendan para sus trastornos parasitarios en las tablas
siguientes.
EL PROBLEMA DEL MERCURIO
CONDUCTOS RADICULARES
Otra posible fuente de problemas con los conductos radiculares. Los tratamientos de
dichos conductos, o endodoncias, son técnicas en las que el nervio de un diente se
«mata», pero el diente queda en la boca. Dejar una porción de tejido muerto en el cuerpo
es una práctica que ya no se realiza en medicina y, a mi modo de ver, no deberia ́
tampoco llevarse a cabo en el ámbito de la odontologia ́ . Las bacterias tóxicas se
desarrollan libremente en ese tejido muerto y, sin la irrigación sanguin
́ ea que reciben los
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dientes vivos, no hay factores inmunitarios ni compuestos quim ́ icos de defensa que las
ataquen. Además, también es difić il tratar este tipo de infecciones con antibióticos.
La solución es aplicar al diente desvitalizado un tratamiento con ozono o extraerlo. Se
trata de una disyuntiva a veces problemática, aunque la extracción es lógicamente más
fácil, cuando se trata de piezas dentales posteriores. Conviene siempre recordar que los
conductos radiculares son terreno abonado para el desarrollo de bacterias tóxicas y una
probable y significativa fuente de inflamación. Cuando se padece un trastorno autoinmune
o se está dentro del espectro de autoinmunidad, no son en absoluto necesarios factores
de riesgo adicionales ni sobrecargas añadidas para el sistema inmunitario. Dejemos que
un odontólogo biológico resuelva el problema.
Y cuando un dentista convencional le proponga la realización de una endodoncia, acuda
antes de que se la practique a la consulta de uno biológico, para ver si hay una opción
mejor.
CAVITACIONES
APARATOS DE ORTODONCIA
Estos aparatos a menudo son de acero inoxidable, lo que en apariencia parece seguro.
Sin embargo, el acero inoxidable contiene níquel, un metal carcinógeno. Buena parte de
los brackets y demás dispositivos de ortodoncia están fabricados con alambre de
«aleación Ni-Ti», es decir, de níquel y titanio, muy eficaz para ensanchar el espacio en la
dentadura con rapidez, pero no demasiado recomendable para nuestra salud. Un
odontólogo biológico puede estudiar cada caso concreto, con objeto de reducir en lo
posible la exposición al niq
́ uel, utilizando materiales más seguros.
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