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Nicolás Jerez 2140238 Astronomía planetaria

ESPERANZA

“Si supiera que el mundo se ha de acabar mañana,


yo hoy todavía, plantaría un árbol.”
Martin Luther King

Hoy día, en millones de unidades astronómicas alrededor nuestro, solo conocemos de un planeta
espacialmente ubicado a una distancia ideal de su estrella de tal forma que permita la presencia
de organismos en él, el nuestro, el planeta tierra. Millones de años le ha tomado desarrollar no
solo la incalculable cantidad de formas de vida que lo habita, sino las bitácoras propicias para
albergarles. Desiertos, polos, praderas, llanos, océanos, por donde miremos, la vida nos rodea y
convive con nosotros sujetados por un frágil hilo. Hace algún tiempo no se concebía dicha idea; no
se prestó atención a la delicadeza de la naturaleza en ese aspecto y hoy día estamos viendo los
efectos. Cambios climáticos repentinos y violentos, comunidades de animales extintas debido a la
destrucción de sus hábitats y más triste aún por la caza indiscriminada, ilegal e innecesaria de las
mismas. En miles de años hemos destruido gran parte de lo que el planeta se encargó de construir
en millones. No hemos prestado atención a formas efectivas de compartir los recursos no solo
entre nuestra especie, sino con las demás quienes también cumplen un papel vital en la
sustentabilidad del equilibrio natural. Estamos llevando la situación a un punto crítico y hay
muchos científicos y académicos quienes aseguran que ya cruzamos dicho punto y la reversibilidad
del mismo cada vez se hace menos posible… pero esto no quiere decir que no lo podamos lograr.
El planeta seguiría existiendo aún si lo destruimos por completo y con él la vida humana; muy
seguramente después de un tiempo se recuperaría, pero si queremos ser parte de esto, debemos
entender que, si bien queremos el desarrollo de nuestra civilización, debemos hacerlo de forma
responsable pensando también en nuestros compañeros planetarios. Estamos a tiempo para abrir
los ojos por completo y con fuerza empeñarnos en procesos que mitiguen en lo posible cualquier
efecto negativo en nuestro medio ambiente. Los recursos los hay, la capacidad intelectual
también; actualmente muchos países entienden que la principal riqueza de sus naciones es el
denominado oro verde, tarde o temprano valdrá mucho más que cualquier otra cosa. Por esto
mismo se está invirtiendo en tecnología limpia para aprovechar las distintas fuentes de energía
renovable que el planeta nos ofrece. Por mucho tiempo lo hemos estado haciendo mal, pero
ahora tenemos todas las herramientas para tratar de revertir en lo posible, el gran daño que
hemos provocado. Debemos empezar como la generación del cambio, quienes no solo tienen los
recursos sino la voluntad de mejorar por encima de los intereses de las élites económicas, de
permitirle a las siguientes generaciones disfrutar de este pequeño punto de casualidades físicas
llamado planeta tierra pues ¡no hay uno igual en muchísima distancia! Barry Commoner lo dejó
muy claro “La crisis medioambiental es un problema global y solo la acción global lo resolverá”. Si
trabajamos unidos por ayudar al planeta que nos vio nacer, nos dio un suelo para caminar, un cielo
para maravillarnos e incontables regalos más, muy seguramente lo podremos lograr porque
siempre que haya alguien dispuesto a hacer lo correcto, habrá esperanza y estoy seguro que
muchos de nosotros estamos dispuestos a hacerlo.

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