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Trabajo práctico N° I

1. Lean atentamente el siguiente texto:


Miremos hacia donde miremos, si prestamos atención a nuestro alrededor, sin mucho
esfuerzo descubriremos que estamos rodeados de objetos. Algunos forman parte de la
naturaleza, otros fueron fabricados por el ser humano. Además, crecemos, las estaciones
del año se suceden, cambiamos de día, de mes: vivimos, en definitiva, un tiempo que “se
mueve”, que es nuestro y diferente del que transcurrió y del que vendrá. La vida cotidiana
y los grandes hechos históricos, los objetos, los seres y también el tiempo: todo forma
parte de lo que llamamos realidad.
Esa realidad, amplia e inagotable, nos llena de preguntas sobre los hechos y las
conductas humanas. Muchas son las respuestas a estos interrogantes: las hay religiosas,
científicas o filosóficas; pero también, literarias. La literatura ha sido un instrumento de
indagación, y un vehículo de respuestas posibles sobre la vida de los hombres y las
mujeres de todas las épocas.
Con el paso del tiempo y los cambios en las sociedades, fue apareciendo una nueva
manera de narrar la realidad: el periodismo. En el siglo XIX, un período en el que se creyó
que todo podía ser explicado, el periodismo se consolidó como un medio particular de
referir la realidad presente, y la estética realista tuvo un enorme desarrollo no solo en la
literatura, sino también en el teatro y en la pintura.
Si el periodismo trabaja sobre los hechos verdaderos de manera “objetiva”, la literatura
realista lo hace con sucesos que excluyen lo sobrenatural e inexplicable, porque, aunque se
trate de ficción, los hechos deben ser posibles y creíbles. Así, la literatura y el periodismo
son modos que creamos los seres humanos para poder contarnos la rica, compleja e
inabarcable realidad.
a. ¿Leyeron textos literarios que refieran situaciones posibles en el mundo real?
¿Cuáles? ¿Por qué la literatura podría ser un instrumento de indagación y vehículo de
respuestas sobre la vida?
b. ¿Recuerdan la noticia más importante de la última semana? Compartan con los
compañeros lo que saben sobre ella. ¿Todos recordaron lo mismo? ¿Todos contaron lo
mismo? ¿Por qué creen que puede haber más de una versión de un mismo hecho?
c. ¿Qué semejanzas y diferencias encuentran entre un relato literario y uno
periodístico?
2. Lean el siguiente cuento:
Las figuritas de Federico
Guillermo Saccomanno
Walter, el encargado del edificio, apenas pasa los treinta, pero parece menor porque
tiene facciones aniñadas, y un cuerpo macizo y fibroso que mueve con el desgarbo de un
adolescente, vestido siempre de buzo, vaqueros y zapatillas.
Si alguien le habla, antes de contestar con su voz aflautada y sumisa, Walter frunce las
cejas y, al desviar la mirada, se vuelve un chico tímido y asustado que se ve venir un
castigo. Como ahora Federico, acorralado contra la pared de la cocina, con las figuritas
apretadas en un puño que esconde en la espalda.
—Dame las figuritas —le sonríe Walter—. Dámelas, Federico.
Y Federico se pega a la pared:
—No, pa— porque cada vez que su padre lo llama Federico y no Fede pone alerta.
La sonrisa de Walter es dócil, la misma sonrisa que logra que el consorcio piense que
Walter es un portero macanudo, cumplidor y dispuesto. Pero a Federico no lo confunde.
Walter piensa que ese chico no sale a él. Más bien, sale a la madre; tiene su carácter,
sus ínfulas. Y, como ella, es engañador y pretensioso. Morocho, cetrino, con ojos
impasibles de gato y, cuando le conviene, con los gestos tan rápidos y veloces como
lengüetazos de un sapo, Federico atrapa lo que desea y después vuelve a su quietud
imperturbable. Cuando está en el departamento, en especial si está su madre, Federico es
un muñeco que acapara todas sus atenciones. Gladys lo mima, lo consiente y le habla con
diminutivos, infantilizándose. Para ella, Federico es una mascota. Y Walter, un actor
secundario que entró por equivocación en una escena que no le correspondía.
Al pensar en estas cosas, Walter piensa también que no olvidará esa vez que Federico
les dijo a unos chicos que su padre era el dueño del edificio. En eso, piensa, sale a la
madre, que hace unos meses se hizo la cirugía estética y se tiñó de rubio. Aunque tiene la
edad de su marido, Gladys parece su hermana mayor. La operación y la tintura, en lugar de
rejuvenecerla, le agregaron años. —Prefiero ser una mujer atractiva y no una chica boba —
dice Gladys.
El matrimonio vino de Uruguay hace unos años. Vio en este balneario de la costa la
oportunidad de ahorrar y progresar. Teniendo la vivienda, se puede, pensaron. Y se gasta
menos que en una ciudad como Buenos Aires.
Walter tiene trabajo más fuerte en los meses de verano, con los propietarios y los
inquilinos de la temporada. Entonces, además del mantenimiento del edicio, Walter se
encarga de proveer las garrafas de gas, los sifones y los diarios, y de cumplir cualquier otro
pedido que le hagan, por caprichoso que sea. En enero y febrero, Walter duerme cuatro
horas al día porque de noche se emplea como sereno en un hotelito de la vuelta. Hay que
exprimir la temporada, dice. Recién en marzo respira tranquilo. Se permite bajar a la playa,
tomar sol y hacer algún asado en la parrilla del consorcio, en el jardín trasero del edificio.
Durante todo el año, Gladys trabaja de secretaria en una escribanía del pueblo. Tiene
estudios secundarios y, a diferencia de su marido, dice que le gusta leer y estar informada.
Porque, como ella dice, tiene una preparación. Todas las mañanas, para ir a la escribanía,
se arregla y se maquilla como si la oficina fuera una fiesta. Al terminar de vestirse y
maquillarse, no deja que Walter la toque. Lo esquiva cuando se le acerca para darle un
beso.
Desde que empezó a trabajar en la escribanía, Gladys empezó a fumar. Como Walter le
tiene prohibido fumar en el departamento, lo hace en el hall del edificio. En las tardes de
verano, mientras fuma un cigarrillo tras otro, conversa con las turistas inquilinas, vecinas
ocasionales de la temporada.
—Nosotros somos gente de clase media —dice Gladys—. Y esto es de momento.
“Esto” alude en particular al trabajo de Walter, el departamento de un ambiente con
kitchenette e que ocupan en el contrafrente del primer piso, un ambiente húmedo y
sombrío que Gladys ha dividido con un modular cargado de fascículos encuadernados,
jarrones, estatuillas y portarretratos que se exhiben como trofeos. El departamento resulta
más estrecho de lo que es por el espacio que ocupan la heladera con freezer cuatro
estrellas, el televisor y la videocasetera, la mesa y las sillas de estilo que Gladys compró en
un remate de Mar del Plata. En un costado, casi en un rincón, está la cama de Federico. Del
otro lado del modular, la cama matrimonial entre dos mesitas de luz. A sus pies, en cada
ángulo, hay dos sillones de algarrobo con almohadones de cuadros verdes y rojos, una
oferta que Gladys tampoco dejó pasar. El balcón está protegido detrás de una cortina de
voile crema. En los meses de invierno, como ahora, Walter tiene más tiempo. Y está casi
todo el día en el edificio. Uno siempre encuentra qué hacer, dice.
Mientras Gladys está en la escribanía, de nueve a una y de tres a ocho, Walter se dedica
a las cosas de la casa y a Federico. Menos planchar, Walter hace de todo: lava, limpia,
cocina, y ayuda con los deberes al chico. El sueldo de Gladys es más importante que el
suyo. De este modo, si él la reemplaza en las cosas de la casa, pueden guardarlo casi
íntegro. A Walter no le molesta lavar, limpiar, cocinar y cuidar a Federico. Hasta le
encuentra gusto. Y le sirve para probar que, si quisiera, podría vivir sin Gladys. Si los
hombres se ponen, piensa, hacen mejor estas cosas que las mujeres. Por ejemplo, las
milanesas. Esta noche Walter va a cocinar milanesas. Las prepara con un aire de ajo y
perejil. Le salen menos aceitosas que a su mujer.
Pero lo que hizo Federico casi le arruina las ganas de cocinar. Esta mañana vinieron en
una camioneta los de la cooperativa de electricidad a cortarle el suministro al inquilino del
tercero. Es un polaco sesentón, alto, huesudo, que suele venir algunos días todos los meses
fuera de temporada. El polaco es un tipo huraño y solitario, lo que explica que venga a la
costa cuando está desierta. Por las mañanas y las tardes sale a caminar horas por la playa y
el pinar, sin importarle ni el viento ni el frío. Si la temperatura es muy baja, el polaco sale
enfundado en un viejo sobretodo negro. Una tarde, Walter se lo cruzó en el bosque. Fue
como una aparición. Alto, el pelo más blanco que amarillo, con las solapas anchas de su
sobretodo negro levantadas y las manos en los bolsillos, el polaco venía hacia él
avanzando entre los troncos. Walter lo saludó como pidiendo disculpas. El polaco le
devolvió el saludo curvando apenas los labios delgados, clavándole sus ojos casi
transparentes, acuosos, irritados por el frío, en una mirada penetrante. Alguna vez el
polaco le pidió que le limpiara el departamento. Cuando Walter lo hizo, se sorprendió con
la austeridad en que vivía el inquilino. El departamento era de un ambiente, como el suyo,
pero no tenía más que una cama, una mesa y una silla incómoda. Y sin embargo, parecía
una sala enorme. Sobre la mesa había una radio portátil, una pila de cuadernos, libretas y
lápices. Walter curioseó. No pudo entender ni la letra ni el idioma. Prendió la radio,
sintonizada en Sodre, la de música clásica. La apagó de inmediato, con temor, y enseguida
dudó de que la hubiera encendido. Volvió a dejar los cuadernos como los había encontrado
y, nervioso, apurado, trató de limpiar el departamento lo más rápido posible.
Todo lo que pudo averiguar Walter sobre el inquilino se lo contó Gladys, que lo supo a
través de la dueña del departamento, una tendera del centro, cuyo hijo va al colegio con
Federico. Lo que pudo averiguar no fue mucho más de lo que la dueña sabía: el polaco es
descendiente de nobles, trabajó en un banco, se retiró y nadie tiene idea de qué vive. Habla
lo mínimo indispensable con un marcado acento extranjero y tono imperativo. Walter
piensa que por algo el polaco no tiene familia. Todo en él es un misterio. Y así como
después de habérselo cruzado aquella tarde en el bosque Walter pensó que había sido una
aparición, no una presencia real, después de limpiar su departamento Walter había
empezado a creer que allí habitaba un fantasma, un espíritu poderoso y magnético que
vigilaba sus acciones y pensamientos aun cuando Walter no pudiera verlo.
Esta mañana, cuando Walter venía de hacer las compras, vio la camioneta de la
cooperativa, los peones de overol y el polaco discutiendo. No había recibido la factura,
protestaba el polaco. Por eso no había pagado. Walter intercedió: quizá se la habían
enviado a la dueña, dijo. Otras veces lo habían hecho.
Y eso había pasado. La cooperativa le envió la factura a la dueña del departamento. Y
ella, un mediodía, a la salida de clase, se la había dado a Federico para que se la entregara
a su padre, y él, al inquilino. Pero Federico la había perdido.
El polaco volvía de sus caminatas al anochecer. Entonces Walter lo obligó a Federico a
tocarle timbre al inquilino y pedirle disculpas. Esperaron juntos que el polaco abriera.
—Dice mi papá que me perdone —le dijo Federico.
—No —dijo Walter—. Yo no digo nada. Usted es el que perdió la factura. Y por usted
casi lo dejan sin luz al señor. Así que es usted el que le pide disculpas. No yo.
—Son cosas de chicos —dijo el polaco, con una suavidad de la que Walter no lo
hubiera creído capaz, revolviéndole el pelo a Federico. Y después, áspero, como si esa
dulzura hubiera sido una ilusión óptica de Walter—: Déjelo en paz.
Y era una orden.
—Federico, a casa —dijo Walter. Se puso colorado al decirlo.
El polaco no le dio tiempo a decir nada más. Cerró con desprecio la puerta.
No es de hombres abusar de la fuerza, piensa Walter. No hay que levantarle la mano ni
a las mujeres ni a los chicos. Una sola vez estuvo a punto de pegarle a Gladys, porque
sospechó que lo engañaba con el escribano. Después, por unas semanas, ella fue a trabajar
sin maquillarse ni pintarse los labios y se reconciliaron. Sin embargo, Walter no quedó
conforme.
Ahora, por encima de Walter, está la lámpara de la cocina. Su sombra se proyecta sobre
el chico como la sombra de un gigante de dibujo animado.
—Perdóname, pa.
—Dame esas figuritas, Federico.
El chico da un salto, buscando la puerta del departamento. Pero la kitchenette, aunque
Gladys la llame cocina, no es más que un pasillo angosto. Walter ataja al chico. Lo agarra
de un brazo y lo aprieta hasta que él abre el puño y las figuritas caen sobre los mosaicos.
—Levántalas —le dice.
Y el chico se agacha para juntarlas.
—Las tirás a la basura.
El chico lo enfrenta con la mirada de odio de Gladys.
—Cuando mi padre me miraba a los ojos yo bajaba la vista —dice Walter—.
¿Entendido?
De mala gana, el chico abre el placar inferior de la mesada. Debajo de la pileta está el
cubo de plástico anaranjado.
Federico tira las figuritas una a una.
—Todas —dice Walter—. Esa también.
El chico se traga las lágrimas.
—Así me gusta —dice Walter.
— ¿Me puedo ir?
— ¿Dónde quiere ir?
—A jugar.
—Es de noche.
— ¿Puedo ver la tele?
— ¿Y los deberes?
—No tengo deberes.
—No me mienta, que se acuesta sin comer.
Después de que Federico se sienta a la mesa con el cuaderno, el manual y la cartuchera,
Walter se apura a preparar la cena. Ya son casi las nueve. Gladys debería haber llegado.
Walter pica el ajo, el perejil, rompe los huevos y pela las papas, porque las milanesas
las va a acompañar con puré. Tira las cáscaras en la basura, sobre las figuritas en el fondo
de la bolsa de residuos.
Mañana por la mañana, piensa, cuando despierte a Federico para ir al colegio, le dirá
que puede sacar las figuritas de la basura antes de que cambie la bolsa de residuos. Peor
hubiera sido que lo mandara a la cama sin comer. Una picardía hubiera sido. Porque las
milanesas van a estar buenísimas.
Saccomanno, Guillermo, “Las figuritas de Federico”, en Animales domésticos,
Barcelona, Planeta, 2008.

Actividades
a. Este cuento está incluido en el libro Animales domésticos. Comenten el sentido de
este título y cómo podrían relacionarlo con el relato leído.
b. ¿Consideran que las acciones, personajes y lugares de este cuento podrían ocurrir
de verdad? ¿Por qué?
c. Nombren y caractericen a los personajes.
d. Enuncien las acciones principales.
e. ¿Qué valor tienen las figuritas para Federico? ¿Y para Walter? Justifiquen con citas
textuales.
f. Gladys aparenta un nivel social que no tiene. ¿Mediante qué acciones lo hace?
g. ¿Por qué creen que Walter es tan duro con su hijo? ¿Qué intenta enseñarle? ¿Qué
respuesta recibe ante sus enseñanzas? Transcriban los pasajes del relato que les permitan
afirmarlo.
h. Walter se muestra de una forma con los vecinos y de otra con su hijo. ¿Cómo es
Walter, según Federico? ¿Y cómo es Federico, según Walter?
i. Señalen quién narra esta historia y justifiquen su elección.
 El cuento es narrado por Walter.
 El cuento es narrado por alguien que no participa de las acciones.
 El cuento es narrado por Federico.
j. El narrador no se limita a contar solamente los hechos. Busquen comentarios,
juicios, valoraciones que este emite sobre los personajes.
Trabajo práctico N° II
1. Lean atentamente los siguientes textos:
La representación del mundo
Se llama cuentos realistas a esas narraciones ficcionales que generan la ilusión de que
las acciones relatadas son posibles en la realidad. En esos relatos, los hechos respetan las
leyes que rigen el mundo, por ejemplo, si el personaje arroja una piedra, esta no sale
volando ni da la vuelta alrededor del planeta, sino que cae al piso atraída por la ley de
gravedad. De esta forma, los sucesos tienen explicaciones lógicas de acuerdo con saberes y
experiencias.
El cuento realista presenta un marco narrativo coherente con la realidad fuera del
relato. Así, el lugar, el tiempo y los personajes son presentados de manera tal que el lector
pueda reconocer su propio mundo en ese universo ficcional. Por esta razón, generalmente,
se citan lugares que tienen existencia en la realidad y que el lector ubica con facilidad.
En este tipo de relatos, las descripciones adquieren una importancia fundamental, ya
que a través de ellas se introducen las características y particularidades de los espacios, la
época y los personajes del relato.
Gracias a las descripciones, se produce lo que se conoce como efecto de realidad,
porque la inclusión de detalles refuerza la verosimilitud de la historia. Es decir, cuanto más
parecido la realidad sea el mundo narrado, más apariencia de verdadero tendrá y, por lo
tanto, resultará más creíble.
Los cuentos realistas desarrollan cualquier situación que podría ocurrir en el mundo
real y pueden tocar temas como la guerra, la pobreza y la injusticia, pero también las
experiencias individuales, como la soledad, las alegrías y tristezas de la vida. Una muerte,
un viaje, un encuentro son disparadores para que un autor despliegue un relato.
La historia y el relato
Historia y relato son dos términos que, en nuestra vida de todos los días, usamos como
equivalentes de narración; pero, también, se trata de dos conceptos teóricos importantes
que conviene distinguir cuando leemos cuentos o novelas.
Se denomina historia a los hechos que constituyen el tema o materia narrativa. En el
caso particular de la literatura, los sucesos son producto de la imaginación del escritor. En
cambio, llamamos relato a las palabras que dan cuenta de esa historia. Por ejemplo, la
historia de Walter, Federico y las figuritas podría dar origen a diferentes relatos según
fuera contada por el padre, por el hijo o por Gladys, la madre. El punto de vista de cada
narrador, es decir, la porción de realidad que conoce y los sentimientos, experiencias y
emociones que lo atraviesan a la hora de evaluar los hechos, hace que preste atención a
diversos aspectos que, quizá, pasen desapercibidos para otro narrador. Seguramente, lo que
Walter narra sobre las figuritas será diferente de lo que podría contar Federico, aunque el
hecho sea el mismo: unas figuritas que terminan en un cesto de residuos.
Otra diferencia que puede observarse entre la historia y el relato es relativa al orden en
que se cuentan los hechos. En los cuentos, las acciones pueden agruparse en secuencias
que responden a cuatro momentos básicos que ya fueron adelantados en el capítulo 0 y que
serán estudiados con profundidad más adelante. Estos momentos son: la situación inicial,
que representa una estabilidad, un equilibrio de fuerzas con el que se abre el episodio; la
complicación, en la que se rompe este equilibrio; la resolución, en la que desaparece la
complicación; y la situación inicial, en la que hay un nuevo equilibrio de fuerzas.
En la historia, el orden de los sucesos es lineal y cronológico, ya que se comienza por
el más antiguo y se concluye con el más reciente.
Pero, en el relato, ese orden puede ser respetado o trastocado, si se narra de atrás hacia
adelante, si se comienza por la mitad de la historia para luego ir hacia el inicio y para
después volver atrás, o si se introduce información sobre acontecimientos pasados que
explican o ilustran los sucesos de la narración.
En síntesis, la organización (lineal o no) de los acontecimientos que forman la historia
y el punto de vista con el que esta se cuenta, es decir, la perspectiva del narrador (qué
grado de saber maneja, qué evaluaciones hace sobre el contenido de su relato), y la
caracterización que elabora de los personajes, son elementos constitutivos del relato.
Actividades
1. Observen los paratextos títulos: ¿sintetizan el tema general?
2. Separen y numeran los párrafos del texto. ¿Cómo reconocieron los párrafos?
3. Escriban un título para cada párrafo.
4. ¿Qué intención comunicativa, función del lenguaje y trama textual predominan
en el texto? Fundamenten tu repuesta.
5. ¿A qué asignatura pertenecen los conocimientos que brinda el texto?
6. ¿Qué términos específicos o tecnicismos se utilizan? Subráyenlos.
7. Reconozcan y subrayen las estrategias explicativas empleadas en el texto.
8. ¿Utiliza un registro formal o informal? Fundamenten tu respuesta.
9. Debatan acerca de la diferencia entre real y realista. ¿Podría ser real la historia
que se cuenta en un relato literario? ¿En qué casos? Justifiquen sus afirmaciones con
ejemplos.
10. Los sucesos narrados en “Las figuritas de Federico”, ¿respetan o transgreden las
leyes que rigen la realidad cotidiana? ¿Por qué? Ejemplifiquen con citas textuales.
11. Describan los espacios: el departamento de Walter, el del Polaco, la ciudad.
¿Qué datos del texto les permitirían indicar cuándo transcurren los hechos?
12. ¿Qué frases y menciones se emplean en el relato para acentuar el efecto de
realidad?
13. Hagan un listado de las acciones principales tal como aparecen en el relato y
ordénenlas cronológicamente. Luego indiquen si el relato respeta o modifica el orden
temporal de la historia.
Trabajo práctico N° III
La crónica periodística
El periodismo es el primer borrador de la historia. Historiadores del momento, los
periodistas cuentan la realidad “en caliente”, y escriben crónicas y noticias al alcance de
nuestra mano. Como un caleidoscopio, el Periodismo nos ofrece múltiples imágenes de la
realidad.

La crónica y la noticia suelen ir acompañadas de paratextos. Se trata de elementos


icónicos (fotografías, ilustraciones, gráficos) o verbales (volanta, título, copete, epígrafes)
que son la puerta de entrada al texto, ya que adelantan y presentan la información.
La información y el hecho
El mundo está lleno de periódicos y revistas, tanto en papel como en formato digital.
La información que allí se incluye es recibida por millones de lectores que cotidianamente
la buscan para “estar al día” con lo que ocurre en la realidad. Estos medios no solo publican
noticias y crónicas, sino también notas de opinión, cartas de lectores, reseñas de
espectáculos y de eventos culturales. Sin embargo, todos refieren determinados hechos
relevantes, actuales o novedosos que merecen ser dados a conocer, ya sea narrándolos,
describiéndolos u opinando sobre ellos. Historiadores del presente, los periodistas —y los
medios donde trabajan— registran y ponen en circulación los hechos.
Pero ¿se trata verdaderamente de los hechos? En realidad, los periodistas presentan
sus propias versiones de los acontecimientos, es decir, la información sobre los sucesos.
Esto es así porque a partir de cada suceso se pueden producir varios relatos. De esta
manera, los hechos que acontecen son objetivos, pero los periodistas los informan a través
de una lente subjetiva y nos ofrecen una versión más o menos parecida a la realidad.
La ideología y la construcción subjetiva de la información
Esta diversidad en la elaboración de la información se produce por dos razones.
 La primera es que el periodista tiene puntos de vista y opiniones propias sobre
la realidad que se muestran en sus notas, y las reflejará de manera deliberada si escribe
notas de opinión o editoriales, o de manera menos evidente si se trata de noticias o crónicas.
 La segunda es que los medios para los que trabaja el periodista, ya sean
privados, estatales o comunitarios, tienen intereses económicos, partidarios, religiosos que
intentan defender.
El periodismo no es un medio de información objetivo, sino un constructor de la
información. En el momento en que transmite su versión de un acontecimiento, también
ofrece su interpretación subjetiva de la realidad; es decir, refleja su ideología en cada
página que publica. Para eso, elige qué aspecto destacar y cuál ocultar o minimizar. Al
trabajar con el lenguaje y la información sobre la realidad, es un participante activo en la
vida política de una sociedad y, en muchos casos, indica qué asuntos discutirán el resto de
los ciudadanos.
La presentación de los hechos noticiables: la noticia y la crónica
La noticia y la crónica son los dos géneros periodísticos con los que, habitualmente,
los medios de comunicación masivos dan a conocer los hechos noticiables, es decir,
aquellos que cumplen las condiciones para ser novedosos y destacables. Según qué aspecto
de la realidad informen, las crónicas y las noticias serán policiales, de espectáculos, de
interés general, de sociedad, culturales, etc.
Estos dos géneros periodísticos comparten algunos aspectos:
 Se refieren a hechos noticiables.
 Ofrecen contenido preciso y exhaustivo: información seria, verificada, narrada
sin ambigüedades y de manera completa.
 Emplean un narrador en tercera persona y procuran borrar las marcas de
subjetividad del texto.
 Presentan una trama narrativa que responde a ciertas preguntas básicas: ¿qué
ocurrió?, ¿quiénes participaron?, ¿dónde sucedió?, ¿cuándo aconteció?, ¿cómo ocurrió?,
¿por qué?
Si bien la noticia y la crónica presentan aspectos comunes, cada una tiene una forma y
una finalidad propia que la define. La noticia se limita a informar de manera precisa
acontecimientos ocurridos o anunciar otros que ocurrirán; en este tipo de texto es muy
difícil distinguir las huellas del autor. La crónica, en cambio, además de brindar la
información, se detiene en la redacción, por eso presenta marcas de estilo, como palabras,
expresiones o recursos estilísticos, que diferencian a un periodista de otros.
En la noticia, la información se ordena de manera que los datos más importantes
figuren en los primeros párrafos. Por este motivo, el relato de lo sucedido altera claramente
el orden de la historia. En la crónica, los acontecimientos se presentan en orden
cronológico, y la narración se alterna con segmentos descriptivos, dialogales y comentarios.
A diferencia de la noticia, que pareciera mostrar el hecho “objetivamente”, en la crónica el
autor no intenta ocultar su presencia, sino que expresa sus valoraciones y opiniones.
Al igual que en la literatura, en la crónica y en la noticia se puede hacer la distinción
entre historia y relato. La historia es el conjunto de hechos ordenados cronológicamente que
se reconstruya a partir del relato que hacen el periodista, los testigos o los protagonistas. El
relato es un reordenamiento de la historia con el n de hacerla más atractiva para los
lectores, en la crónica, o darle claridad y cumplir con la función informativa, en la noticia.
Actividades
1. Busquen y subrayen en cada crónica las respuestas a las preguntas básicas: ¿qué
ocurrió?, ¿quiénes participaron?, ¿dónde sucedió?, ¿cuándo?, ¿cómo aconteció?, ¿por qué?
a. Realicen en sus carpetas un cuadro comparativo con las respuestas obtenidas
en cada diario.
2. Relean los títulos de las crónicas leídas. ¿Qué aspecto del suceso resaltan?
¿Encuentran algún tipo de valoración en ellos? ¿Cuál?
3. Comparen las fotografías que acompañan cada texto. ¿Qué particularidad de la
ceremonia se destaca en cada caso? ¿Cómo se relaciona esa imagen con el texto publicado?
4. Subrayen las expresiones y adjetivos que los cronistas emplean para referirse a
Quino. Indiquen en qué difieren se asemejan sus valoraciones.
5. Marquen los fragmentos que describen el sitio donde se llevó a cabo el acto y
quiénes participaron en él. ¿Qué lugar ocupan en cada crónica estas descripciones? ¿Cuál
resulta más detallista, y cuál, menos? ¿Qué efecto produce en el lector la abundancia o
carencia de detalles?
6. Señalen los comentarios del autor que aparecen en las crónicas. ¿Sobre qué
aspectos tratan? ¿Todos se relacionan con el acto? ¿Por qué?
7. ¿Por qué creen que se incluyen palabras de los protagonistas en esta clase de
texto periodístico? ¿En todas las crónicas leídas se citan las mismas declaraciones?
8. Reconstruyan la cronología de la historia. ¿En cuál de los textos, el relato respeta
menos el orden cronológico? ¿Por qué?
Trabajo evaluativo final
Criterios de evaluación
 Integración significativa de aspectos teóricos y prácticos.
 Interpretación de consignas.
 Producción de textos cohesivos, coherentes y adecuados a la situación
comunicativa.
 Legibilidad, ortografía y presentación.
 Responsabilidad y respeto a sus pares y a la profesora.
 Participación en las clases.
 Realización y cumplimiento de las tareas en tiempo y forma.
De lo real a la ficción
1. Lean el siguiente texto periodístico inventado.
Un vecino de Saavedra halla a un ladrón dormido frente a su televisor
Un vecino del barrio porteño de Saavedra sorprendió a un ladrón frente al televisor
encendido, y dormido en el sofá de su living, en el que se había acostado después de comer.
Al principio, el propietario de la vivienda creyó que se trataba de su hijo, por lo que lo
cubrió con una manta. Pero, al ingresar en el cuarto del joven, se dio cuenta de que este
estaba allí durmiendo y fue consciente de su error.
El detenido declaró: “Comí lo que había en la heladera y me tiré a mirar tele, pero me
quedé dormido”.
a. En parejas, planifiquen un relato realista a partir de este episodio. Decidan el
tono que tendrá: humorístico o serio, qué personajes presentarán, cómo será el lugar, quién
narrará los hechos.
b. Escriban el borrador del relato y revísenlo: ¿narra lo que ustedes querían contar?
¿Se comprende al leerlo? ¿Presenta recursos para acentuar el realismo? ¿Es verosímil?
c. Pásenlo en limpio e ilústrenlo.

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