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y el submarino Número 6
Con los japoneses uno nunca sabe a qué carta quedarse. Uno no sabe si admirarles,
temerles, odiarles o qué... En cualquier caso, vale la pena leer el texto que sigue. Es un
fragmento del libro "Few Survived", de Edwyn Gray, "A History of Submarine
Disasters".
A las once, alarmados al ver que el Número 6 no volvía a la superficie, el ténder envió
un mensaje urgente por radio a la base naval de Kure. El 'Toyohashi', acompañado por
varios remolcadores y gabarras, vino a toda máquina al lugar. A pesar de una extensa
operación de búsqueda, no consiguieron localizar el buque hundido, y cuando cayó la
noche suspendieron la búsqueda hasta la mañana siguiente. No encontraron el barco
hasta las tres de la tarde. Tuvieron problemas con la maquinaria y no pudieron izarlo a
la superficie hasta entrada la noche. Encontraron la carta de Sakuma al retirar los
cadáveres:
Lo que antecede fue escrito en la torreta a las once y cuarto de la mañana. Los
tripulantes tienen la ropa mojada de agua de mar y están pasando mucho frío.
A Su Majestad
Señor, os ruego que cuidéis de las familias de los oficiales y marineros a mis órdenes
para que no mueran de hambre; es lo único que me preocupa.
Es muy poco frecuente que el mundo exterior llegue a saber de los pensamientos y las
acciones de los hombres atrapados en un submarino cuando se pierde con toda su
tripulación, y por eso reproduzco íntegramente la carta de Sakuma. Es un homenaje no
sólo a un hombre valiente, sino a todos aquéllos, de cualquier nacionalidad, que han
perecido sin testigos en las profundidades del océano, atrapados en los ataúdes de hierro
que los han llevado a la muerte.
A las diez de la mañana del 17 de abril, exactamente cuarenta y ocho horas después de
que el submarino iniciara su última inmersión, los rescatadores lo pusieron a flote.
Abrieron la escotilla de torpedos y cuando el interior estuvo ventilado, el Oficial médico
del "Toyohashi", con cuatro ayudantes, bajó al submarino para retirar los catorce
cadáveres. Los vistieron cuidadosamente con uniformes limpios y los depositaron en
féretros. Con la bandera a media asta, el "Toyohashi" volvió tristemente a Kure.