4. El tiempo y sus superficie:
postperiodizacién
Gary Shapiro
En el museo se pueden encontrar depositos de herrumbe etiquedados de
‘Filosofia’ y en vitrinas de cristal trozos de algo desconocido bajo el titulo
“Estética’.
Robert Smithson, Writings’.
El primer articulo importante publicado por Robert
Smithson comienza nada menos que con una teoria del tiempo.
Desde su muerte en 1973 a la edad de treinta y cinco afios mien-
tras supervisaba Amarillo Ramp desde el aire, Smithson se ha
incorporado a la narracién de la historia del arte como el pione-
ro y tedrico de las earthworks y del arte medioambiental, o como
el precursor de algunas de las mejores obras de Christo, Michael
Heizer y Richard Serra (muerte, por supuesto, por causas que
no son ajenas a este estudio contribuye con frecuencia a la
canonizacion). Sin embargo, todos los escritos y construcciones
de Smithson —sus no-lugares, sus disposiciones efimeras (los
desplazamientos de espejos), sus proyectos (para aeropuertos,
teatros alternativos y
iban dirigidos solamente contra el discurso modernista de la his-
toria del arte cuya hegemonia habia permanecido casi indiscuti-
is recuperadas minas a ciclo abierto)— no
1 tiempo
y sus superficies..o» es un estracto del libro Barthwands, Robert Smithson
and Art after Babel, editado por University of California Press en 1995. Traduccién rea-
lizada por Eduardo Garcia Agustin,da desde su fundament:
también articular y cuestionar las instituciones y las pricticas del
eliana, sino que pretendian
museo, de la critica y de la galeria de las que la historia del arte
es cémplice. Pero ademas de todo esto -y a partir de sus escri-
tos que podrian considerarse como los primeros manitiestos del
arte postmoderno— Smithson reconocio la necesidad estratégi-
ca y filos6fica de cuestionar la vision moderna del tiempo y de
la historia y también toda la estructura de binomios conceptua-
les entre naturaleza y cultura o entre materia y significado que
macién del arte moderno y sus di
La ocasi6 que da pie al ensayo que Smithson escribe en 1966
constituyen la legi
ursos.
titulado «Entropia y los nuevos monumentos» (pero ¢qué pasa-
rd con la noci6n de «ocasién» ahora que en el debate critico del
arte se Cuestiona el propio tiempo, tal y como en el caso de lo
«postmoderno»?) es la aparicion de las instalaciones y construc-
ciones minimalistas de artistas como Donald Judd, Robert
Morris, Sol LeWitt y Dan Flavin. Por un lado, Smithson nunca
se preocup6 de otra cosa que no fuera lo monumental, es decir,
de lo enorme, lo duradero, lo publico, aquello que marca y
transforma un espacio. Esto es lo que sucede en su critica, en su
produccién (incluso cuando ésta tiene la forma de un monu-
mento en ruina, como por ejemplo el «Cobertizo parcialmente
enterrado»), y en sus referencias a la prehistoria. El monumen-
to, tal y como senialé Hegel, debe constituirse como un modo
de marcar el tiempo; los acontecimientos significatvos se sena-
lan con el levantamiento o destruccién de monumentos, como.
la columna Vendéme de Napoleon que fue luego derribada por
la comuna de Paris (con la ayuda de Courbet: los artistas, al igual
que construyen, destruyen). Hegel produjo la mas ambiciosa, ¢
incluso se podria decir que la mas monumental, de las historias
del arte, sentado los cimientos para las disciplinas de la historia
del arte y la historia de la literatura. A pesar de que Smithson es
enemigo declarado de cualquier gran nocién historica del arte,
como es la metanarraci6n de Hegel, segun la cual la humanidad
viene a comprenderse a si misma a través de la auto-expresion
artistica, también muestra ciertas afinidades con Hegel en tanto
en cuanto describe su propio pensamiento y su practica como
dialéctica. Tiene sentido, pues, aproximarse al concepto de
Smithson de «nuevo monumento» del arte minimalista —o loque él denomina monumentos de la baldia tierra industrial que
comienzan a decaer tan pronto como se erigen— teniendo como
telon de fondo la estética hegeli
Para el Hegel que mas tarde anunciara la muerte del arte, la
arquitectura monumental es simultaneamente el principio del
arte y del sentido histérico. Ademas, el monumento es una obra
de arte publica, una obra que pretende dirigir la atencién general
hacia aquello que es fundamental para el modo en el que una
ina.
comunidad se comprende a si misma. En estas obras, lo mera-
mente natural se convierte en espiritual, histrico y especifica-
mente humano. A pesar de la forma tipicamente falica de estas
torres v obeliscos, Hegel quiere hacer énfasis en el hecho de que
van mas alla del vinculo natural de la reproduccién sexual, lo
que designa utilizando el término «patriarcal»:
«Qué es lo sagrado%» se pregunté en una ocasién Goethe en un distic
para conte:
arse: «Lo que une a muchas almas juntas» En este sentido pode-
mos decir que lo sagrado, teniendo como fin este acuerdo, ha sido la primera
intencin de la arquitectura independiente. El ejemplo mas evidente es el de
la Torre de Babilonia [Babel
[errichtel] una enorme obra arquiteetdnica; se constray6 en comin y su objeti-
a construfan. Fl
. En las amplias Hanuras del Eufrates se erigi
vo ¢ intencidn era, a su vez, la comunidad de aquellos que
fundamento de este vinculo social no es simplemente la unificacién de los
linages patriarcales; al contrario, la unidad puramente familiar ya ha sido supe-
rada, y la construccién, el Hegar ha
a las nubes, convierte en objetiva para si
esta unidad anterior y disuelta y la realizacién de una nueva y mayor’.
La «anterior...unidad disuelta» que aqui se hace objetiva es,
claramente, la forma falica que ha sido actualmente desbancada
e incorporada (aufgehoben, que también se podria traducir como
«sublimada») dentro de una unidad cultural y politica. Desde
ahora el destino del arte, tal como Hegel cuenta su historia, sera
volverse cada ve
mas espiritual segtin se vaya clevando por
encima y mas alla de la Tierra, creando obras arquitectonicas
que resistan la gravedad, levantando
sculturas independientes y
luego desplazandose a los espacios virtuales de la pintura, la
misica y la poesia, que flotan libres, en las nube:
s. Algunos artis-
tas mas recientes han tendido con frecuencia a invertir la teoria
hegeliana abandonando el modo «espiritual» de la abstraccién y
Een el original, citado de G. WF HeGEL, «lesthetics, trans. T. M. Knox, Nueva
York, Oxford University Press, 1975, 2, p. 638.