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La auditoría a sistemas de gestión no debe ser vista con temor por las entidades

auditadas, ya sean públicas o privadas, sino como una oportunidad para


establecer un esquema de solución a incumplimientos detectados.

El concepto “auditoría” siempre nos lleva a pensar en revisiones realizadas por


personas especializadas en diferentes aspectos, que al estar plasmados en
ordenamientos legales o políticas internas de entidades tanto del sector público
como del privado deben ser cumplidos por las personas que laboran en ellas. En
algunas ocasiones, las auditorías son recibidas con cierto temor por la entidad
auditada, aunque esa apreciación debe ser diferente, por lo que es un tema en el
que deben trabajar en conjunto todos los participantes en el proceso.

En cuanto a las técnicas para la realización de auditorías, las mismas son variadas
dependiendo, por una parte, del sector o área que va a ser auditada, así como la
complejidad requerida para su realización dependiendo del tamaño de la entidad,
la apertura que para este proceso tengan y el método que cada auditor vaya a
utilizar, entre otros aspectos.

Precisamente sobre el tema de los métodos a ser utilizados por el auditor, en la


presente colaboración nos adentraremos en uno que me parece interesante y es la
norma internacional ISO 19011: 2011, que proporciona directrices sobre la
auditoría a sistemas de gestión, incluyendo los principios de auditoría, el manejo de
un programa de auditoría y la realización de las auditorías a sistemas de gestión,
así como directrices sobre la evaluación de competencia de los individuos
involucrados en el proceso de auditoría, incluyendo el personal que maneja el
programa de auditoría, los auditores y los equipos de auditoría.

Sobre la evidencia de auditoría ISO menciona que debe ser evaluada contra los
criterios de la auditoría, a fin de determinar los hallazgos de la auditoría. Los
hallazgos de auditoría pueden indicar conformidad o no conformidad con los
criterios de la auditoría. Cuando el plan de auditoría así lo especifique, los hallazgos
individuales de auditoría deberían incluir conformidad y buenas prácticas junto
con su evidencia de soporte, oportunidades de mejora y recomendaciones para el
auditado.

Dependiendo de los objetivos de la auditoría, las conclusiones de la auditoría


pueden indicar la necesidad de acciones correctivas, preventivas o de mejora. Tales
acciones generalmente son decididas y emprendidas por el auditado en un
intervalo de tiempo acordado. Según sea apropiado, el auditado debería mantener
informada a la persona que gestiona el programa de auditoría y al equipo auditor
acerca del estatus de estas acciones. La finalización y efectividad de estas acciones
debería ser verificada. Esta verificación puede ser parte de una auditoría posterior.

La fiabilidad en el proceso de auditoría y la habilidad de alcanzar sus objetivos


dependen de la competencia de aquellos individuos involucrados en la planeación y
realización de auditorías, incluyendo auditores y líderes de equipo auditor. La
competencia debería ser evaluada a través de un proceso que tiene en cuenta el
comportamiento personal y la habilidad de aplicar el conocimiento y habilidades
ganadas a través de la educación, experiencia laboral, entrenamiento de auditor y
experiencia en auditoría.

Punto fundamental es el que los auditores deberían poseer el conocimiento y


habilidades necesarias para alcanzar los resultados esperados de las auditorías que
se espera que realicen. Todos los auditores deberían tener conocimientos y
habilidades genéricas, y se debería esperar también que posean algún conocimiento
y habilidades específicas al sector o la disciplina. Los líderes de equipo auditor
deberían además tener el conocimiento y habilidades necesarias para entregar
liderazgo al equipo de auditoría.

Definitivamente, la realización de procesos de auditoría eficientes es muy


importante para las empresas tanto del sector público como privado, y no deben
ser vistos por las entidades auditadas con temor como señalamientos que los van a
perjudicar. Tanto el enfoque del auditor como la postura del auditado deben ser
propositivos pensando siempre en el beneficio de la entidad estableciendo
esquemas de solución a los incumplimientos que en su caso sean detectados. ¿Qué
opinas, estimado lector?

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