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Profetas Mayores

Isaías: Este libro fue escrito en una época agitada. El pueblo se había alejado de la religión y se había corrompido. El profeta Isaías
predijo la cautividad babilónica tanto para Israel como para Judá. Pero también profetizó el regreso de los exiliados y la venida del
Mesías. En los capítulos 9, 11, y 53 se encuentra las dramáticas descripciones de Cristo y de su reino, escritos más de 500 años
antes del tiempo de Cristo. El libro de Isaías es una de las grandes obras maestras del mundo. Escrito por una persona educada, en
un buen hebreo, contiene un estilo elevado, una expresión vehemente, un sentimiento ferviente y una vívida imaginación. Está
citado en el Nuevo Testamento en más ocasiones que cualquier otro libro.
Jeremías: El profeta Jeremías vivió un una época triste en la historia del pueblo hebreo. Durante esta época, el pueblo del reino
del sur, o Judá, fue llevado por Nabucodonosor a la cautividad en Babilonia, aunque Jeremías quedó en Jerusalén. Él escribió con
autoridad en cuanto a la seguridad del juicio de Dios sobre un pueblo pecaminoso como también de la grandeza del amor divino.
Lamentaciones: En este libro, Jeremías, de pie en medio de las ruinas de Jerusalén y del templo tres capítulos nos dan un relato de
los problemas domésticos de Israel. Tienen el propósito de mostrarnos los pecados de Israel y el amor de Dios. El resto del libro
contiene denuncias contra el pueblo por su idolatría y su pecado.
El último capítulo de Jeremías, acerca del incendio de Jerusalén y el comienzo del exilio Babilónico, debe leerse como introducción
a este libro. Torres Amat toma de la Septuaginta este prefacio: “Después que Israel fue llevado cautivo y quedó Jerusalén desierta,
estaba sentado el profeta Jeremías llorando, y endecho sobre Jerusalén con la siguiente lamentación, y suspirando con amargura
de ánimo y dando alaridos, dijo”. Se piensa que este prefacio pudo haber estado en el ejemplar hebreo de donde hicieron su
traducción los setenta.
Ezequiel: Siendo joven Ezequiel fue llevado al cautiverio 11 años antes de la destrucción de Jerusalén. El tema de su profecía es
precisamente la destrucción de Jerusalén, el juicio sobre el pueblo, y finalmente, el regreso de los exiliados y el futuro glorioso de
Israel.
Libro de carácter profético cuyo autor es el joven Ezequiel que fue llevado cautivo a Babilonia a los 11 años, antes de la
destrucción de Jerusalén. El tema de su profecía es, precisamente, la destrucción de dicha ciudad, las profecías sobre las demás
naciones, el juicio sobre el pueblo, el regreso de los exiliados, y el futuro glorioso y la restauración de Israel. Se destaca un estilo
narrativo ordenado y coherente.

Daniel: La profecía de Daniel constituye uno de los libros más interesantes de la Biblia. Sus historias (capítulos 1-6) son vívidas y
emocionantes, y las visiones del resto del libro (capítulos. 7-12) son muy significativas. Las cuatro bestias de Daniel 7:3 son
consideradas las cuatro grandes potencias mundiales, los babilonios, los medo-persas, los greco-macedonios, y los Romanos. La
segunda visión (Daniel 8:1) es considerada como una referencia al gobierno de los griegos bajo Alejandro el Grande. El reino
mencionado en el capítulo 9 es el gobierno mesiánico del reino de Cristo. La visión de los capítulos 10-12 es considerada una
referencia al fin de los siglos.
Profetas Menores

Oseas: El mensaje del profeta Oseas fue dirigido principalmente a Israel. Los primeros tres capítulos nos dan un relato de los
problemas domésticos de Israel. Tienen el propósito de mostrarnos los pecados de Israel y el amor de Dios. El resto del libro
contiene denuncias contra el pueblo por su idolatría y su pecado.

El libro pertenece al grupo de los profetas menores. Su estilo literario es brillante y presenta figuras léxicas y amplio
vocabulario. El mensaje de Oseas fue dirigido principalmente a Israel. Los primeros tres capítulos ofrecen un relato de los
problemas internos de Israel, y el propósito es mostrar los pecados del pueblo y el amor de Dios. El resto del libro contiene
denuncias contra el pueblo por su idolatría y su pecado que constituyen mensajes de juicio salpicados de ruegos de compasión y
amor.

Joel: El libro de Joel está dividido en dos partes; (1) una gran calamidad causada por una invasión de langostas, y (2) la respuesta
de Dios a las oraciones del pueblo. El libro contiene una profecía que se encuentra con frecuencia en los escritos de los profetas:
que los judíos irían a establecer una gran nación en Palestina en el futuro.
Se divide en 2 partes: La primera es histórica y relata una gran calamidad causada por una invasión de langostas, la necesidad de
arrepentirse y la restauración; la segunda parte es escatológica y describe la respuesta de Dios a las oraciones del pueblo, el
derramamiento de su Espíritu, el juicio de las naciones y la bendición de su pueblo. El libro incluye una profecía que con frecuencia
encontramos en los escritos de los profetas: en el futuro, los judíos se establecerían como una gran nación en Palestina.

Amós es uno de los primeros libros proféticos. El autor profetiza que Dios ama la misericordia y no solamente los sacrificios
formales. Amós nació a unas 12 millas al sur de Jerusalén, pero sus profecías fueron dirigidas al reino del norte (Israel). Él enseñó
que la futura grandeza de Israel no se aseguraría por medio del poder y la riqueza, sino por la justicia y el juicio.

Es uno de los primeros escritos proféticos. El autor anuncia que Dios ama la misericordia y no sólo los sacrificios formales.
Amós nació cerca del sur de Jerusalén, pero dirigió sus profecías al reino del norte (Israel). El libro incluye : epígrafe; oráculos
contra Judá, Israel y países vecinos; juicios contra Israel; cinco visiones simbólicas; y promesa final de restauración y visión de
bendición mesiánica. Su enseñanza destaca que la futura grandeza de Israel no se aseguraría por medio del poder ni de la riqueza
sino por la justicia y el juicio.

Abdías vivió en Jerusalén después de la deportación de Judá a Babilonia. Él fue el mensajero de Dios que anunció la caída de los
edomitas, quienes eran los descendientes de Esaú, los que se habían gozado de la caída de Judá. El también profetizó de un
futuro cuando los judíos volverían a gobernar las tierras que estuvieron una vez bajo el control de David.

El trasfondo histórico de esta breve profecía es lo hecho por los Idumeos contra Judá, aprovechándose de la caída y destrucción
de Jerusalén: no sólo ayudaron al invasor, no solo se alegraron de la desgracia de Judá, sino que saquearon la ciudad y ocuparon
una parte del territorio. Abdías anuncia el castigo de Edom por esta felonía, y la proximidad del día del Señor, en que el juicio
divino se abatirá sobre ese pueblo y Judá será restaurado. (Vs 15-21).

El libro de Jonás es el más agradable de leer entre todos los profetas menores. Algunos eruditos bíblicos lo consideran un relato
histórico, mientras otros lo ven como una historia simbólica, que enseña que así como Jonás falló en cumplir su deber con el
pueblo de Nínive, así Israel fallo en sus obligaciones morales y religiosas hacia otras naciones. La referencia de Jesús a Jonás
(Mateo 12:38-41) parece indicar que Jonás fue una narración histórica.

Hay polémicas, de que si es historia o un cuento. Poco se sabe de Jonás, pero se a comprobado de hombres que han sido tragados
por ballenas anteriormente, y salieron vivos

Miqueas vivió durante el tiempo de Isaías. Al igual que Isaías, él predicó contra los pecados de su tiempo y especialmente contra
la opresión de los ricos hacia los pobres. Él profetizó tanto la destrucción de Israel como la de Judá poco tiempo antes de que el
juicio cayera sobre Israel.

Miqueas significa: “Quién es como Jehová”, él era de Moreset, 30 kilómetros al suroeste de Jerusalén, era una zona pastoral.
Cerca de Gad desarrolla su ministerio tanto en el norte como en el sur. Época de Acaz, Jotan y Ezequías, una época turbulenta,
reyes cayendo y levantándose. Profetiza la destrucción de Samaria, y la presenció; 722 cae Samaria, Miqueas lo profetizó, 732
caída de Damasco.

Nahum Este libro, está dividido en dos partes principales, profetiza la destrucción de Nínive. La primera parte presenta el juez y la
segunda el juicio sobre la ciudad malvada. Se conoce muy poco de Nahúm, quien vivió alrededor del 505 a. C.

Dos profetas tuvieron que ver con Nínive: Jonás alrededor de 785 a.C., Nahum cerca del 630 a.C. Intervalo como de 150 años. El
mensaje de Jonás fue de misericordia, y el de Nahum de Juicio.

Un libro vívido y descriptivo que profetiza la inminente desaparición del Imperio Neo-asirio y la destrucción de Nínive, su capital.
Nahúm, autor, cuyo nombre significa consolador, fue contemporáneo de Jeremías, Habacuc y Sofonías, Se desconoce información
adicional sobre Nahúm. El poema de Nahúm describe los atributos y la labor de Dios. Continúa con el juicio de Dios sobre Asiria, la
liberación de Judá, la sentencia y la ruina de Nínive por su fracaso moral y finaliza con la amonestación de No-Amón y la agobiada
y abrumadora situación de Nínive.
Habacuc profetizó en Judá durante el reinado de Joaquín. Él escribió acerca de las maldades de Israel y de su inminente
derrota en manos de los caldeos. El también describió la pecaminosidad de los conquistadores caldeos y profetizó su caída final. El
libro concluye con una oración de fe.

Los Caldeos (Babilonios) ya avanzaban hacia el oeste (1:6), pero aún no habían llegado hasta Judá (3:16). Habacuc profetizó poco
antes de Nahum, cuando Babilonia, después de vencer a Nínive. Sus ejércitos igualan en crueldad a los Asirios. Si Nahum anuncia
la caída de Nínive, Habacuc se alarma por la aparición de esta nueva y tremenda amenaza. Comprende que el pueblo escogido ha
incurrido en pecado, y presiente que vendar el castigo por mano de los Babilonios.

Sofonías vivió en el tiempo de Jeremías, Habacuc y Nahum. Así como esos profetas, él habla en contra de los pecados del pueblo.
Él profetiza el juicio sobre Judá y las naciones vecinas así como también las bendiciones sobre la Jerusalén restaurada.

Sofonías profetizó en los días de Josías (1:1). Era tataranieto de Ezequías (1:1), y por lo tanto de sangre real y pariente de Josías.
Este, en 639-608 a.C. y después del reinado largo y malo de Manasés, hizo grandes reformas (2 Crónicas 34) en las cuales Sofonías
tuvo parte prominente. Así pues, esta profecía se dio muy pocos años antes de sellarse la suerte de Judá.

El libro de Hageo contiene cuatro profecías, todas ellas relacionadas con la reedificación del templo bajo Zorobabel. Dios levanta a
Hageo y a Zacarías para animar al pueblo a reedificar su casa. A fin de tener un cuadro de las condiciones de ese periodo, vea los
primeros capítulos de Esdras.

Dios levantó a hageo y Zacarías para animar al pueblo a reedificar la casa de Dios. Los primeros capítulos de Esdras dan el
contexto en el que actuó este profeta. El libro contiene cuatro profecías relacionadas con la reedificación del templo de
Zorobabel. En el primer discurso Hageo exhorta al pueblo a proseguir con la reconstrucción del templo; en el segundo, consuela a
los que habían visto la gloria y la magnificencia del templo de Salomón; en el tercero; anuncia la futura bendición de Dios y la
gloria del templo; y en el cuarto se dirige a Zorobabel, hijo de David, y le menciona la promesa del futuro reino mesiánico.

Zacarías Fue contemporáneo de Hageo y su ministerio se desarrolla desde el año 520 a.C. El libro tiene una fuerte connotación
mesiánica y por eso se lo considera apocalíptico y escatológico. El mensaje de Zacarías se divide en dos partes: La primera (caps. 1-
8) anuncia la restauración del templo; y la última parte (caps. 9-14) anuncia el futuro de las naciones y de Israel, el advenimiento
del Mesías y el reino de Cristo.

Malaquías fue el último de los profetas del Antiguo Testamento. Él vivió la época posterior a la reedificación del templo y a la
restauración de la adoración, pero vio al pueblo volviéndose de nuevo a su vieja vida de pecados. Además de reprenderlos por su
condición espiritual, predijo también la venida del Mesías.

La fecha exacta de Malaquías no se sabe. Se acepta generalmente que vivió cerca de 100 años después de Hageo y Zacarías, y que
participó en las reformas de Esdras y Nehemías. Un remanente había regresado del cautiverio en el 536 a.C. Bajo la dirección de
Hageo y Zacarías habían reedificado el templo, 520-516 a.C. Luego 60 años después, 457 a.C., Esdras había venido de Babilonia a
Jerusalén para ayudar en reorganizar y reconstruyó el muro. Así, en los días de Malaquías, los judíos habían estado de regreso de
Babilonia cerca de 100 años; curados de su idolatría, mediante el cautiverio, pero dados a descuidar la casa de Dios. Los
sacerdotes se habían vuelto indiferentes y degenerados. Los sacrificios eran inferiores, se descuidaban los diezmos. El divorcio era
común. El pueblo había vuelto a su práctica antigua de matrimonios mixtos con sus vecinos idólatras.

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