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Marguerite Cattan
principal y el grueso de la obra. Por ello, el título relación –alabra utilizada como
subtítulo dentro del texto — resultaría en cierta medida más adecuado para deno-
minar a la obra.
El término relación se entendió en el siglo XVI como una “narración o infor-
me que se hace de alguna cosa que sucedió” (Diccionario de Autoridades, 556).
Durante la conquista de América, se usó sobre todo para un tipo específico de
informe que debía seguir pautas establecidas. Según Mignolo, una relación era un
informe solicitado por la Corona y, como tal, no plasmaba una observación libre
sino que respondía al pedido oficial y a un formato de reporte específico — se in-
formaba sobre las poblaciones, los primeros conquistadores, el tipo de de recursos
y frutos, entre otras cosas (Mignolo, 2008, pp. 71–72).
Si bien el texto respondió al pedido oficial del licenciado García de Castro1, y
tuvo como objetivo informar al rey de España sobre los hechos sobrevenidos tras
la llegada de los españoles, su contenido se aleja de los parámetros establecidos
para el género de dichos informes. Para Chang-Rodríguez, el documento es esen-
cialmente una probanza donde el autor destaca los buenos servicios de sus antepa-
sados y suyos en espera de una recompensa (Chang-Rodríguez, 1991, p. 19).
Sin embargo, es sobre todo el discurso oral incluido en la Instrucción la carac-
terística que aleja a esta obra del género de relación o probanza. Este discurso oral
ha sido reconocido por varios críticos como una característica netamente incaica,2
pero trataré de demostrar que puede haber una explicación distinta de esta proble-
mática, y que se basa en la consideración de que el texto principal, la denominada
relación, responde a pautas de la retórica clásica que acercan su contenido más a
un discurso retórico típico que a una relación de sucesos. Dichas pautas retóricas
establecen su estructura, orden y disposición de partes, también determinan la
exposición de los hechos y argumentación, así como las figuras y lugares comunes
utilizados. En este sentido, me atrevería a sugerir que el título “El discurso de Titu
Cusi Yupanqui” resultaría en cierta medida más adecuado para este documento. El
intento de este estudio es, pues, brindar una nueva lectura del texto considerando
1. Titu Cusi confirma dicha solicitud en su carta a García de Castro del 24 mayo 1569. Carta
publicada en Dunbar Temple, pp. 625–627.
2. Según Julien, “Titu Cusi’s incorporation of speeches simply followed Inca ‘literary’ models,
it is also possible that these speeches reflect a kind of formalized internal political discourse
between the Inca and his advisors” (Julien, 2006, p. xx). Bauer afirma que los discursos de la
Instrucción son “a formal feature typical of Inca oral tradition, as the Inca language had no way
of indicating indirect discourse” (Bauer, 2005, p. 30). Para Song No, la dramatización narrativa
es parte de “la oralidad discursiva expuesta por Titu Cusi con el propósito de revalorizar la cul-
tura oral incaica” (No, 2005, p. 89).
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Campo de la retórica
3. Entre los autores que han señalado rasgos incaicos están Ralph Bauer y Catherine Julien.
Presentan como características incaicas: la repetición triple y cuádruple; la simetría rítmica; los
discursos directos de Manco Inca; su aspecto representativo teatral.
4. Siguiendo los principios propuestos por Ong, entiendo como culturas orales primarias a
aquellas que no han tenido contacto con ninguna forma de escritura. Según Ong, el pensamien-
to y expresión verbal en una cultura oral primaria resulta muchas veces extraño y obedece a
ciertas características particulares, como: aditiva, agregatoria (no analítica), redundante, tradi-
cionalista, tono agonístico, participativa, homeostática y situacional (no abstracta).
Cuestiones de género y autoría 123
1. La ocasión (kairos)
En retórica kairos se refiere al momento y lugar oportunos para presentar un dis-
curso. A fin de ganar un argumento, un buen rhetor debe comprender y no dejar
pasar las circunstancias que se presentan y le exigen hablar. Ese momento se pre-
sentó con el regreso del licenciado García de Castro a España. El discurso de Titu
Cusi, dirigido al rey Felipe II, encontraba un buen portador en el exgobernador
del Perú, simpatizante y protector de los intereses del inca.
me ha parecido que pues su Señoría va de estos reinos a los de España y es persona
de valor y gran cristiandad, no podría yo hallar quién con mejor título y voluntad
me favoreciese en todos mis negocios que ante su Majestad haya de presentar y
tratar (Yupanqui, 1992, p. 3).5
El momento oportuno de presentar este discurso no sólo se daba por las circuns-
tancias del viaje del licenciado, pero resultaba también inminente por la inseguri-
dad que Titu Cusi sentía con el próximo cambio de gobierno.6 El inca — o posi-
blemente García de Castro7 — necesitaba establecer y confirmar que sus intereses
serían atendidos y los términos de la Capitulación de Acobamba cumplidos.
El discurso-relación de Titu Cusi, con su versión de la historia, puntos de vista
e implícitas peticiones, tuvo la finalidad de ser presentado ante la corte de España
por su representante. No se sabe con seguridad si el discurso debería haber sido
expuesto oralmente por el licenciado.8 Sin embargo, sabemos que García de Castro
conservó el original, el cual sólo facilitó a la corte para ser copiado –esta copia es
la que se conserva en la Biblioteca del Escorial. En cualquier caso, la finalidad de
persuasión — objetivo de todo discurso retórico– está presente en la obra, fuese
esta expuesta oralmente o no, y la ocasión de hacer llegar este discurso al rey se
presentaba con el viaje del licenciado. La comprensión que los participantes de la
producción de la Instrucción tuvieron de kairos se confirma en el hecho de incluir
en este documento una instrucción y una carta poder.
5. La ortografía del español de todos los segmentos citados de la Instrucción ha sido moderni-
zada.
6. Titu Cusi escribió al licenciado García de Castro, “muchas veces las mudanzas de señores y
gobernadores que rigen y gobiernan tierras extrañas suelen causar escándalo y alteración”. Carta
del 24 de mayo 1569. En Dunbar Temple, pp. 625–627.
7. En otro estudio he presentado los esfuerzos de don Lope García de Castro en finalizar la
Capitulación de Acobamba y cumplir sus condiciones (Cattan, 2011).
8. Julien considera que “the History was created for oral communications (between the
Licenciate Castro and Philip II)” (Julien, 2006, p. xxi).
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Otro elemento importante en los discursos del género deliberativo era aludir al
pasado presentando hechos anteriores o empresas similares que ejemplificaran la
posición manifestada. Así, la narración de la Instrucción se remonta al pasado para
ejemplificar el maltrato recibido por Manco Inca en manos de los españoles, un
mal ejemplo que no debiera repetirse. Un pasado que no sólo presenta una justi-
ficación de la rebelión de su padre y su consiguiente refugio en Vilcabamba, pero
que debe inclinar a la audiencia a corregir el error cometido en su descendencia,
Titu Cusi Yupanqui.
9. Aristóteles dividió la oratoria en tres ramas: oratoria judicial (o forense), oratoria delibera-
tiva (o legislativa) y oratoria demostrativa (o ceremonial). El discurso del género deliberativo
se presentaba ante una asamblea popular y el asunto se centraba en una acción futura, algo que
podía suceder o no. Este discurso trataba de persuadir sobre la conveniencia o no de embarcarse
en dicha acción.
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3. Su disposición (dispositio)
El documento en cuanto a su disposición –estructura, partes del discurso y orden–
también obedece a criterios de la retórica. La estructura general de la Instrucción
es una estructura tripartita que implica la existencia de un principio, un medio y
un fin de la obra. Además, este texto está organizado siguiendo las partes tradi-
cionales del discurso: exordio (exordium), exposición (narratio), argumentación
(confirmatio) y peroración o epílogo (peroratio).10
3.1 El exordium
La introducción está dirigida al licenciado García de Castro con la instrucción para
que éste presente su caso ante el rey Felipe II en España, e incluye las salutaciones
y respeto debidos. Esta manera indirecta que se elige para dirigir la versión de los
hechos al rey manifiesta humildad de autoría (humilitas autorial), tópico de perso-
na adecuado a ser incluido en el prólogo.
Es también habitual establecer en el exordio credibilidad de la audiencia con
pruebas de persuasión de ethos (carácter), es decir, pruebas que establecen su fia-
bilidad. Por ello, Titu Cusi se presenta y establece su linaje, “yo soy el hijo legítimo,
digo el primero y mayorazgo […] mi padre Mango Inga Yupanqui […] fue el señor
principal de todos los reinos del Perú” (Yupanqui, 1992, p. 4). Confirmando así su
autoridad en el tema que va a tratar.
Titu Cusi expone también en el exordio que el tema será:
[la] razón por donde yo ahora estoy con tanta necesidad en estos montes, en los
cuales me dejó mi padre […] la manera y cómo y en qué tiempo los españoles en-
traron en esta tierra del Perú y el tratamiento que hicieron al dicho mi padre todo
el tiempo que en ella vivió hasta darle la muerte (Yupanqui, 1992, p. 4).
Esta cita es otra mediación occidental aludiendo al concepto Verba volant, scripta
manent.11 Este es otro lugar común resaltando la fugacidad de las palabras frente
a la permanencia de lo escrito.
3.2 La narratio y la refutatio
La narratio presenta la exposición y desarrollo de los hechos desde la llegada de los
españoles hasta los días del autor, y está dividida en tres grandes momentos histó-
ricos: la historia de Atahualpa, la historia de Manco Inca y, finalmente, una breve
historia de Titu Cusi. La historia de Manco Inca, base fundamental del discurso de
Titu Cusi, es la más desarrollada. Paralelamente a la exposición de los hechos se va
presentando la refutatio con pruebas de argumentación que confirman lo expuesto
— estas dos partes serán desarrolladas en las páginas a continuación.
3.3 La peroratio
El discurso no estaría completo sin un epílogo que generalmente debe incluir una
recapitulación de lo tratado. La Instrucción presenta dicha recapitulación.
he procurado por la vía arriba dicha declarar sumariamente sin especificarlo más
la manera y vivienda de mi padre y el suceso y el fin de mis negocios hasta el fin e
punto en que ahora estoy (Yupanqui, 1992, p. 67).
El objetivo de resumir y subrayar lo tratado hace que la audiencia retorne a la
idea expuesta al comienzo de la obra, es decir, recuerde porqué el inca está refu-
giado en Vilcabamba y pasando tantas necesidades.
El epílogo termina, comúnmente, con otro lugar común de la Retórica, el tó-
pico de conclusión de no querer cansar a la audiencia. Dicho tópico se encuentra
en el epílogo de la Instrucción.
por ahora paréceme que basta esto. Aunque había otras muchas cosas que avisar
e que decir […] todo lo dejo por evitar prolijidad y porque no hacen a nuestro
propósito acerca de lo que vamos tratando (Yupanqui, 1992, p. 67).
11. Cita latina tomada de un discurso de Caio Titus al senado romano que significa “las palabras
vuelan, lo escrito queda”.
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Atahualpa y el logos
El logos significa persuadir por el uso del razonamiento. Busca la coherencia del
mensaje, la claridad de la demanda, la lógica de sus razones y la eficacia de las
pruebas. La relación-discurso de Titu Cusi comienza apelando al logos. Un razo-
namiento que se irá construyendo desde la llegada de los españoles y los motivos
por los que los indígenas los consideraron dioses, a razones del comportamiento
de Atahualpa y los españoles durante sus encuentros, hasta finalmente llegar a un
razonamiento del porqué los españoles procedieron a matar a Atahualpa.
Todos los tópicos de invención o lugares comunes (topoi) se consideran for-
mas de proporcionar apoyo para los argumentos lógicos, mejorando así la apela-
ción a la razón o logos. Sin embargo, cada rama de la oratoria tiene un tipo apro-
piado de discurso con figuras específicas. Veremos ahora las figuras que sirven
para persuadir la lógica y que han sido utilizadas en esta primera parte del tratado,
así como el recurrente tópico de invención de causa y efecto.
La narración del discurso comienza con la llegada de los españoles al Perú y
cómo los indios al verlos llegar los creyeron dioses. Explica que los consideraron
así por tener traje y semblante diferente, por llegar en animales muy grandes con
pies de plata (herraduras), porque hablaban con paños blancos (libros), porque se
diferenciaban mucho entre ellos con sus barbas negras y bermejas, porque comían
en plata y porque poseían truenos (arcabuces).
Desde el primer párrafo de la narración se está utilizando un razonamiento
retórico del logos. Este razonamiento se presenta mediante una serie de silogismos
truncados, figura conocida como enthymeme donde una de las premisas del silo-
gismo ha quedado implicada. Las premisas son: los españoles eran diferentes, los
dioses son diferentes –silogismo implicado– por tanto, eran dioses.
El siguiente párrafo de la relación-discurso pasa a describir el primer encuen-
tro de los españoles con Atahualpa y el conocido incidente cuando el inca arro-
jó el libro sagrado al suelo. El alegato de este evento sigue un razonamiento que
justifica tal proceder. En la narración de Titu Cusi fue Atahualpa el primero en
entregar un vaso de chicha, su bebida sagrada, a un español quien la derramó, lo
cual encolerizó al inca. Paso seguido, los españoles mostraron a Atahualpa su texto
sagrado pero, habiéndose visto el inca afrentado por tirar la chicha, éste arrojó a
su vez el libro al suelo. Se presenta aquí el tópico de invención de causa y efecto, la
ofensa de los españoles trae como resultado la afrenta de Atahualpa. El efecto ha
sido un acto retributivo, ambos objetos sagrados fueron por igual desacralizados
por la cultura ajena. Este incidente conllevó una secuela negativa, pues todos los
españoles contaron lo que habían visto y les había pasado con Atahualpa. Esto es
una predisposición a eventos posteriores, ya que el ánimo de los españoles estaba
preparado contra el inca.
Cuestiones de género y autoría 129
Esta figura permite esperar la respuesta del adversario o responderse uno mismo.
En el pasaje citado vemos que ambas situaciones ocurren. Esta interrogación pone
a Atahualpa bajo una luz negativa, pues si bien durante los primeros encuentros el
soberano inca actuó incitado y como resultado del comportamiento de los espa-
ñoles, ahora éstos cuestionan su derecho de soberanía.
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El texto hasta este punto ha ido presentando los atributos, palabras y actos
de Atahualpa, lo que resulta propicio para persuadir el razonamiento formando
lugares de persona (loci a persona). Se hace uso del razonamiento para hacer un
extenso vitupero de Atahualpa. En cuanto a su nacimiento, descendía por parte
de madre de sangre soez y baja. En cuanto a su naturaleza, era ilegítimo porque,
aunque fue hermano mayor de Manco Inca, era bastardo.12 En cuanto a su modo de
vida, talante y carácter presentaba innumerables defectos, debilidades e indiscre-
ciones. Se mostró irrespetuoso ante la Sagrada Escritura que arrojó por allí. Tenía,
además, deseos de afrentar a los españoles al darles de beber la chicha “para ver
si se lo derramaban como los otros” (Yupanqui, 1992). Actuaba no por generosi-
dad sino por conveniencia, pues sólo entregó el tesoro de oro y plata para que le
favoreciesen en contra de sus hermanos, Manco Inca y Huáscar. Fue fraticida, al
enviar a matar a Huáscar y encima recibió de ello sumo contento. Se guiaba por la
codicia y ambición, pues era usurpador del trono inca. Además, no hizo un buen
recibimiento de los españoles ni fue consecuente con sus solicitudes. Su compor-
tamiento es más censurable ya que teniendo la fortuna de ser poderoso no es justo
ni generoso, es ambicioso y, además, tirano. En este último punto se presenta el
tema de las formas de gobierno. Como mencioné anteriormente, este es un tema
de interés al genera causarum en el que se inserta el discurso de la Instrucción, el
género deliberativo.
Así, paralelamente a la historia de los eventos con Atahualpa, la narración
va introduciendo ciertos hechos y afirmaciones sobre Manco Inca con el fin de
comparar a los dos monarcas, la exaltación de Manco Inca en contraste con la
vituperación de Atahualpa. Titu Cusi afirma,
mi padre, Manco Inga Yupanqui era el [rey] verdadero de toda la tierra, a quien
todos respetaban, tenían y acataban por señor, y que Atahualpa, su hermano ma-
yor, poseía el reino tiránicamente (Yupanqui, 1992, p. 10).
12. Los términos al describir a Atahualpa como bastardo, tiránico, ilegítimo y de sangre soez son
aseveraciones que siguen una lógica española de soberanía y legitimidad, pues dentro de una
lógica de soberanía incaica no tienen la misma relevancia. Consisten, pues, en otra mediación
occidental.
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El inca mismo reconoce la posible consecuencia que si saliese mal el negocio los es-
pañoles tendrían que matarlo. Elige, pues, el camino equivocado. Acto que prepara
a aceptar los eventos posteriores y justifica los resultados, pues
sabido por el Marqués la traición que estaba armada para matarles […] Sin dila-
ción ninguna mandó sacar a la plaza a Atahualpa, mi tío, y en medio de la plaza,
en un palo, sin ninguna contradicción le dio garrote (Yupanqui, 1992, p. 12).
Atahualpa como resultado de sus propios actos recibió una apropiada condena. El
razonamiento del discurso presenta suficientes pruebas para justificar su muerte,
el carácter vil de este personaje, ser un soberano ilegítimo y tiránico, aunada a su
traición a los españoles. Por ello, nadie contradijo el hecho e inclusive el rey legíti-
mo, Manco Inca, demostró su aquiescencia pues brindó su apoyo a los españoles
al mandar fuerzas armadas para protegerlos. El razonamiento de este argumento
culmina con el sentimiento general de los hechos expresado por las palabras de
Manco Inca, “[Atahualpa] no quedó sin castigo, porque fue castigado según su
merecido” (Yupanqui, 1992, p. 10).
El logos en la historia del Atahualpa sirve para justificar los actos de los españoles y
condenar al inca. En el caso de la historia de Manco Inca se recurre al razonamien-
to para detallar las cualidades de su carácter y ascendencia. Ante Atahualpa, el mal
soberano contra el que se justificó hacer la guerra, se contrasta el buen gobierno
de Manco Inca, ante el cual no se justifican todas las iniquidades cometidas por
los españoles.
La Instrucción es en general un tratado sobre la injusticia cometida ante
Manco Inca, y este es el topoi general y constante en el texto. Oportuno al tema de
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la justicia versus injusticia era favorable contrastar el bien versus el mal y así ape-
lar a la razón. Una vía para lograr esto era a través del encomio y vituperio de las
partes en cuestión. Así, como en la sección anterior se vitupera a Atahualpa, ahora
es necesario presentar el encomio de Manco Inca. La razón no se apelaría del todo
si el tratado retórico no fijase su atención en los lugares de persona de este inca y
nombrara sus numerosas cualidades en cuanto a su nacimiento, naturaleza, modo
de vida, fortuna y talante.
Por nacimiento el comportamiento del padre de Titu Cusi, a semejanza del de
su familia, es recto. Manco Inca ni sus antepasados mienten, como él mismo con-
firmó, “sabéis y habréis entendido cuáles mis antepasados y yo solemos parar a los
mentirosos” (Yupanqui, 1992, p. 8). Por extensión, esta aseveración confirmaría
que su descendencia, es decir, Titu Cusi el originador del documento, tampoco
miente. Se asienta así un aspecto importante del ethos del autor del documento, su
credibilidad.
El encomio de Manco Inca es amplio. En cuanto a su ascendencia, fue hijo
legítimo de sangre real, descendiendo en línea recta de los soberanos incaicos. Su
naturaleza noble se confirmaba en su comportamiento y, por ello, era admirado,
respetado y temido por su pueblo. Pero, además, fue respetado y reverenciado
por los españoles quienes a la altura de su rango besaban sus manos. Ayudó a los
españoles cuando estuvieron en aprietos. Procedió como un buen anfitrión con
los recién llegados a su tierra enviando para su camino muchas comodidades, y
llegados al Cuzco los recibió muy honradamente y los mandó proveer de todo lo
necesario. De acuerdo a su fortuna como hombre poderoso y sumamente rico, era
enormemente generoso, pues llenó a los españoles de regalos valiosos y un gran
tesoro. Era de buen talante, pues se holgó mucho con la llegada de tan buena gente
a su tierra, y también de buena voluntad, ya que les dio su palabra de hacer todo
lo que le rogasen.
Sin embargo, aunque el segmento dedicado a Manco Inca no deja de presentar
argumentos de la razón,13 principalmente trata de persuadir a las emociones de la
audiencia. Así, si bien las cualidades del carácter y ascendencia de Manco Inca
son razonamientos que apelan a logos, la historia de su vida tras la llegada de los
españoles fundamentalmente apela a pathos.
La apelación al pathos tiene como fin que la audiencia no sólo responda emo-
cionalmente, sino que se identifique con el punto de vista del orador (autor) y
sienta lo mismo que él. Este segmento de la Instrucción intenta que el público co-
nozca las injusticias cometidas contra Manco Inca y comprenda sus razones para
13. Según Burton, Aristóteles deseó que toda comunicación se basara en apelar el logos, es decir
la razón, y se lamentaba que debido a la debilidad humana se tenía que recurrir a apelar las
emociones y la credibilidad (www.rhetoric.byu.edu).
Cuestiones de género y autoría 133
únicamente “por el amor que al Marqués tenía” (Yupanqui, 1992, p. 15). Aunque
la narración presenta eventos bélicos, los intercambios entre los gobernadores son
conmovedores y llenos de pasión.
De regreso al Cuzco, Manco Inca siguió dando signos de amor hacia los espa-
ñoles proporcionándoles muy buen hospedaje y decretando que su pueblo les die-
se tributo para su sustentación. Signos que contrastan con el maltrato que Manco
Inca recibió a cambio. Tres veces los españoles intentaron dar prisión al inca y
tres veces el inca reclamó sobre las injustificadas razones y se lamentó de haber
confiado en ellos. Las emociones crecen con los malos tratos recibidos durante sus
encarcelamientos y las necias palabras de los españoles. Con ello crece también la
simpatía hacia el inca, hasta llegar al clímax durante el último intento de prisión
que resulta en la justificada rebelión del inca.
Toda la relación de las prisiones de Manco Inca está poblada de diálogos entre
el inca y los españoles o sus capitanes e inclusive entre los españoles y los capitanes
incas. Algunos de los parlamentos están construidos en forma de preguntas, otros
como declaraciones y exclamaciones. Algunos críticos han encontrado los parla-
mentos de Manco Inca característicos de una oralidad incaica y resultado de la
autoría de Titu Cusi.15 Considero, en cambio, que estos pasajes de la Instrucción se
deben leer dentro de las normas de la retórica clásica. Son discursos que tienen la
finalidad de estimular las pasiones y emociones de la audiencia, por lo que inclu-
yen numerosas figuras de pathos. A continuación, ejemplifico algunos.
En la primera captura los españoles acusaron a Manco Inca de quererse levan-
tar contra ellos, como lo hizo su hermano Atahualpa, y quererlos matar. Ante ello
el soberano inca presentó un parlamento usando una figura de pathos denomina-
da epiplexis.
¿Qué os he hecho yo? ¿Por qué me queréis tratar de esa manera y atarme como
a perro? ¿De esa manera me pagáis la buena obra que os he hecho en meteros en
mi tierra y daros de lo que en ella tenía con tanta voluntad y amor? Mal hacéis.
¿Vosotros sois los que decís que sois viracochas y que os envía el Tecsi Viracochan?
No es posible que vosotros sois sus hijos, pues pretendéis hacer mal a quien os hace y
ha hecho tanto bien […] ¿no tomasteis a mi hermano Atahualpa todo el tesoro que
allí yo tenía de mis antepasados? ¿no os he dado en este pueblo todo lo que habéis
querido[?] […] ¿no os he dado servicio para vosotros y vuestros criados y he man-
dado a toda mi tierra os tributen? ¿qué queréis más que haga? Juzgadlo vosotros y
veréis si tengo razón de quejarme (Yupanqui, 1992, p. 17).
Esta figura es un tipo de pregunta retórica pero con el fin de reprender, causar des-
consuelo o vituperar. En el pasaje citado se logran los tres propósitos. Manco Inca
reprende a los españoles por pagar su buena voluntad y amor con malos tratos.
Logra causar desconsuelo el hecho que sus carcelarios lo aten como a un animal.
Además, vitupera a los españoles aludiendo a su avaricia y falta de cristianismo y,
por ello, no pueden ser hijos de Dios.
Manco Inca incrementa su protesta con una exclamación de gran indignación,
“Verdaderamente digo que vosotros sois demonios y no Viracochas” (Yupanqui,
1992, p. 17). Nuevamente esta es otra figura de pathos conocida como aganactesis.
Si durante la narración de la llegada de los españoles éstos fueron compara-
dos con dioses, desde este punto los españoles empezarán a ser desacralizados.
Los españoles no son dioses, pero además no se comportan como caballeros ni
cristianos, caen más bajo que la peor calidad de humanos conocida por el inca,
los yungas. Así, el inca les recrimina “peores sois que los yungas, los cuales por un
poquillo de plata matarán a su madre y a su padre y negarán todo lo del mundo”
(Yupanqui, 1992, p. 34). Siguiendo esta vez un razonamiento del logos ese compor-
tamiento sólo puede pertenecer al demonio.
Acto seguido, Manco Inca congregó a sus súbditos para pedirles reuniesen el
oro y plata solicitados para su rescate e hizo otro parlamento, ahora con una vívida
descripción de los hechos y las consecuencias acaecidas.
Hermanos e hijos míos: los días pasados os hice juntar otra vez de esta manera para
que vieses un género de nueva gente que había aportado a nuestra tierra […] os
mandé que todos vosotros les sirvieses y acatases como a mi persona misma y les
dieses tributo de lo que en vuestras tierras tuvieses, pensando que era gente grata y
enviada de aquel que ellos decían que era el Tecsi Viracochan […] [y] me ha sali-
do al revés de lo que yo pensaba, porque […] no son hijos del Viracochan sino del
demonio, porque me hacen y han hecho, después que en ella están obras de tales,
como podéis ver por vuestros ojos, que me parece que no podéis dejar, si me amáis
verdaderamente, de recibir gran pena y congoja en ver a mí vuestro rey aprisionado
con prisiones y tratado de esta manera sin merecerlo (Yupanqui, 1992, pp. 18–19).
En esta cita se presenta otra figura de pathos conocida como descriptio. El pro-
pósito de esta figura es incitar a la audiencia a través de las vívidas descripciones.
Si bien, la finalidad sería provocar las emociones del público implícito –el rey de
España– el sentimiento esperado se manifiesta explícitamente en la respuesta de
los súbditos del inca, quienes dicen “¿Qué corazón hay en el mundo que viéndote
así… no se haga pedazos y de lástima no se derrita?” (Yupanqui, 1992, p. 20). El
autor presenta aquí su posición en espera de que el rey Felipe II comparta su punto
de vista.
Las descripciones vívidas, así como los numerosos detalles sensoriales presen-
tes en las escenas de la vida de Manco Inca forman parte de la técnica de persua-
sión del pathos. Por ejemplo, el relato describe cómo los españoles trataban al inca
136 Marguerite Cattan
16. Ricardo de Thetford en su Arte de amplificar Sermones afirmó que “la función retórica
primordial del predicador es amplificar un ‘tema’ ” (Murphy, 1986, p. 336).
Cuestiones de género y autoría 137
persuadir sobre las injusticias cometidas con el inca. En cuanto a estas tres captu-
ras de Manco Inca, Bauer afirma que, aunque estos eventos pudieron ser históri-
cos, él no ha encontrado ninguna otra fuente del siglo XVI que confirme la versión
de tres aprisionamientos. Dice, “Most likely, this three-fold repetition is a stylis-
tic device that was, as Niles notes, common to Inca oral traditions” (Bauer, 2005,
p. 30). Lo que Bauer –y Susan Niles– procuran no mencionar es que el número
tres tiene históricamente, desde el tiempo de los griegos, un gran simbolismo en
la tradición occidental y no dejemos de mencionar su importancia dentro de la
tradición cristiana. Dentro de una lectura retórica del texto, la repetición triple del
aprisionamiento apunta tanto a la estrategia de amplificación, como a otro lugar
común, negarlo tres veces. Manco Inca recriminó dicho acto durante su segundo
encierro.
Y así vosotros, no se os acordando de tanto bien que de mí habéis recibido, amán-
doos yo con tanta voluntad y deseando vuestra amistad, me habéis negado por un
poco de plata [énfasis mío] (Yupanqui, 1992, p. 34).
Así como San Pedro negó a Jesús tres veces, igualmente cegados por su avaricia los
españoles negaron a Manco Inca tres veces.
Esta repetición de aprisionamientos incrementa la tensión narrativa. Por se-
gunda vez, los españoles acusaron a Manco Inca de estar concertado contra ellos
y lo tomaron preso. Durante su segunda prisión el inca hizo otro importante par-
lamento retórico.
Por ventura ¿soy yo perro o carnero o algún oyua [sic] vuestro que porque no me
huya me atáis de esta manera? ¿Soy ladrón o he hecho alguna traición al Viracochan
o a vuestro Rey? Si que no, pues si no soy perro ni ninguna cosa de las que dicho
tengo ¿qué es la causa porque de tal manera me tratáis? (Yupanqui, 1992, p. 28).
Aquí la repetición de la palabra soy busca amplificar la idea de qué es Manco Inca
sino un soberano digno de respeto y persigue una respuesta emotiva, pues él no es
tratado como merece. Esta es otra figura de pathos conocida como conduplicatio.
El parlamento sigue con más recriminaciones del inca y una amenaza de re-
tribuir el maltrato, pues advirtió a los españoles que miren “quién yo soy y cuyo
hijo, y el poderío que he tenido y tengo, el cual por vuestro respeto he dejado”
(Yupanqui, 1992, p. 28). Esta forma de amenaza es también otra figura de pathos
denominada cataplexis. Amenaza que, en este caso, cumple una doble función.
Primero, enfatizar que el inca, aunque podía, no se había rebelado ante los espa-
ñoles, lo cual nuevamente lograría obtener la simpatía de la audiencia. Segundo, es
un anticipo a futuros eventos.
La emotividad de la escena es acrecentada con el alboroto y llanto de sus capi-
tanes al atestiguar tales malos tratos y la recriminación de Vila Oma.
138 Marguerite Cattan
Hoy te prenden mañana te sueltan. Parece que andan contigo jugando a juego de
niños, pero no me maravillo que te traten de esta suerte, pues tú te lo quisiste metien-
do en tu tierra de tu voluntad, sin nuestro parecer, gente tan mala […] Mira, señor,
hasta cuánta bajeza nos has hecho venir por quererlo tú […] te dije cuando tuvimos
nuevas que habían llegado a la tierra, que yo iría por la posta con diez o doce mil in-
dios y los haría pedazos a todos y tú nunca me dejaste (Yupanqui, 1992, pp. 29–30).
Después de tan amplio vituperio de los españoles, que implicaba un mal gobierno
de los españoles, el apóstrofe quizás intenta contentar a la audiencia estableciendo
que el gobernador del Perú –representante de la Corona– no fue el culpable, sino
sus hermanos y soldados.
Al tercer intento de prisión, Manco Inca presenta un razonamiento (esta vez
apelando a logos) enumerando los motivos por los que, después de ofrecer tanto
amor y amistad a los españoles, sólo ha recibido a cambio burlas y malos tratos. La
Cuestiones de género y autoría 139
Finalmente, bendijo a Titu Cusi, encomendándole velar por todos sus hermanos y
hermanas, su madre y su pueblo, y ordenándole tener cuidado con los españoles.
Mira que te mando que perpetuamente nunca tengas ley perfecta con semejante
gente que ésta, porque no te acontezca a ti otro tanto como a mí. No consientas
140 Marguerite Cattan
que entren en tu tierra, aunque más te conviden con palabras porque sus palabras
melosas me engañaron a mí y así harán a ti si los crees (Yupanqui, 1992, p. 61).
El padre al que hace referencia el escribano es fray Marcos García, quien como el
mismo escribano afirma fue el que relató y ordenó el documento. Algunos críti-
cos, ya han propuesto que fray Marcos fue más autor de lo pensado. Jákfalvi, por
ejemplo, dice que “Marcos García es el autor del discurso español ordenado de un
texto oral quechua, que pondrá en forma escrita Martín Pando” (Jákfalvi, 1993,
p. 266). Para ella, los tres comparten la autoría. Benoist, por su parte, alega que la
Instrucción fue traducida para un receptor español cristiano y, además, familia-
rizado con la retórica de Las Casas y de Vitoria. Por ello, valores incaicos fueron
traducidos a valores culturales españoles. Encuentra en ello la posible mano me-
diadora de fray García (Benoist, 2007). Es decir, en su labor de traductor García
habría adaptado la obra para que el público español pudiese identificar sus valores
en ella.
Sin embargo, la obra además de haber sido ajustada a valores cristianos, tam-
bién ha sido adecuada a representar un discurso retórico. Si bien, Benoist concede
que los valores cristianos contenidos pudieron provenir de un evangelizado Titu
Cusi (Benoist, 2007), encuentro que los recursos retóricos tuvieron que proceder
de fray Marcos. La formación de cualquier clérigo de la época comprendía el es-
tudio del latín y el aprendizaje de dicha lengua incluía la enseñanza del Trivium.
Pero, además, fray Marcos pertenecía a la orden de los agustinos y como tal se
ceñía a la doctrina de San Agustín. Recordemos que San Agustín escribió un im-
Cuestiones de género y autoría 143
Consideraciones finales
17. Según Pujante, el puente entre la Retórica antigua y la del Medievo es De doctrina christiana
de San Agustín. San Agustín, el autor más importante sobre el tema que brindó la Edad Media,
defendió el uso de la Retórica como instrumento de evangelización.
144 Marguerite Cattan
servir como guía y ejemplo; contaba, además, con un enorme arsenal retórico a su
disposición y la libertad de jugar con sus piezas.
Por otro lado, varios autores han advertido características incaicas y andinas
en la obra. A las mismas características que han sido señaladas como rasgos in-
caicos –la repetición triple y cuádruple; la simetría rítmica; los discursos directos
de Manco Inca; su aspecto representativo teatral (Bauer, 2005; Julien, 2006)– se les
puede dar una nueva lectura dentro de pautas retóricas. Así, encuentro que el uso
del número tres es un lugar común en la cultura occidental. Los diálogos direc-
tos incluidos en la Instrucción presentan figuras retóricas específicas, mayormen-
te figuras de persuasión de pathos. Finalmente, su aspecto representativo teatral
puede entenderse como parte de la representatividad que un discurso oral debía
contener. Otro rasgo andino ha sido encontrado en la Instrucción por Lienhard,
el de la reciprocidad. Por ejemplo, cuando Manco trata con amor a los españoles
y cuando trata a sus súbditos como queridos hermanos e hijos míos (Lienhard,
1990, pp. 238–239). Sin embargo, ambos ejemplos de tratamiento al prójimo tie-
nen resonancias del ejemplo cristiano y, por tanto, se explican también desde una
perspectiva occidental.
Otros autores descubren en la obra un punto de vista andino o incaico.
Chang-Rodríguez encuentra en ella un fuerte punto de vista andino que mane-
ja la historia distorsionando hechos y frecuentemente inventado eventos ficticios
(Chang-Rodríguez, 1982, p. 58). Uno de los casos al que alude es el hecho de que
Manco Inca no fue tan reverenciado por sus súbditos como la Instrucción trata de
demostrar. Por su parte, Regalado encuentra que la Instrucción presenta el punto
de vista no solamente andino sino de un sector de la élite incaica. Dicha élite actuó
desatinadamente por dejarse llevar por la apariencia y sobre todo la palabra de los
españoles, por lo cual aprendieron a disimular –a desconfiar– de ellos (Regalado,
1997, p. 115–116). Sin embargo, en estos ejemplos, no puede descartarse la posi-
bilidad de que fuese fray Marcos quien tratase de apelar al pathos introduciendo
situaciones emotivas. Por consiguiente, la fervorosa devoción de los súbditos de
Manco y la realzada falsedad de los españoles pudieron ser estrategias retóricas del
agustino con el fin de reivindicar la figura de Manco Inca.
Además, Salomon afirma que los escritores andinos intentaron preservar el
pensamiento andino recreándolo dentro del pensamiento histórico europeo.
Alude a que Titu Cusi introduce de contrabando normas de legitimidad incaica
en el futuro dominado por españoles (Salomon, 1984, p. 83). Sin embargo, la obra
reclama el derecho de Titu Cusi Yupanqui al trono inca, basado en ser el hijo
mayor y legítimo y, además, establece la transmisión de la herencia establecida
por el mayorazgo. Estas pautas no presentan normas de legitimidad incaicas sino
más bien se rigen bajo normas europeas — por ende, pudiera debatirse si fueron
Cuestiones de género y autoría 145
Bibliografía
Dirección de la autora
Marguerite Cattan
Svend Foynsgt. 53
N3112 Tønsberg
Norway
marguerite_cattan@yahoo.com
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