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ACOGERSE A SAGRADO

La construcción política
de lugares habitables

210 José Laguna


ACOGERSE A SAGRADO
LA CONSTRUCCIÓN POLÍTICA
DE LUGARES HABITABLES

José Laguna

Lugares no profanables  . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Jesús, constructor de lugares habitables  . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Construir lugares protegidos: rojos, verdes,
amarillos, violetas...  . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Notas  . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
Cuestiones para la reflexión  . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
José Laguna. Teólogo y músico. Miembro del área teológica de Cristianisme i Justícia.
Ha publicado en esta colección: ¿Y si Dios no fuera perfecto? Hacia una espiritualidad
simpática (Cuaderno 102); ¿De la liberación a la inclusión? (Cuaderno 127); Hacerse
cargo, cargar y encargarse de la realidad (Cuaderno 172); ¡Ay de vosotros…! Distopías
evangélicas (Cuaderno 181) y Pisar la luna. Escatología y política (Cuaderno 195).

Edita: Cristianisme i Justícia Roger de Llúria, 13 - 08010 Barcelona


Tel.: 93 317 23 38 - E-mail: info@fespinal.com - www.cristianismeijusticia.net
Imprime: Ediciones Rondas S.L. - Depósito Legal: B 17681-2018
ISBN: 978-84-9730-424-5 - ISSN: 0214-6509 - ISSN (virtual): 2014-6574
Impreso en papel y cartulina ecológicos - Dibujo de la portada: Ignasi Flores
Edición: Santi Torres Rocaginé - Maquetación: Pilar Rubio Tugas - Septiembre 2018

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LUGARES NO PROFANABLES

El 15 de julio de 2016, los Dólmenes de Antequera se añadían al Patrimo-


nio de la Humanidad. El conjunto arqueológico malagueño quedaba incor-
porado así a la lista de aquellos lugares considerados especialmente valio-
sos que merecen una especial protección. La Unesco, guardiana y árbitro
de este selecto listado, es el organismo internacional encargado de velar
por la conservación de aquellos bienes naturales y culturales que, como
humanidad, hemos decidido preservar de cualquier deterioro o agresión.

El 10 de diciembre de 1948 se firmaba a Turquía (tres mil millones de euros a


en París la Declaración Universal de los cambio de contener a los refugiados si-
Derechos Humanos (DUDH), treinta rios en sus fronteras). Y aquellos Esta-
artículos que cimentaban un edificio ju- dos Unidos que contribuyeron a poner
rídico destinado a proteger la dignidad los cimientos de un mundo sin fronteras,
humana. Un «lugar» al que cualquier donde toda persona tendría derecho a
ciudadano o ciudadana del mundo po- circular libremente y, en caso de per-
dría acudir en busca de refugio cuando secución, a buscar y a disfrutar de asi-
sus derechos básicos estuvieran ame- lo en cualquier país (arts. 13 y 14 de la
nazados. Solo siete décadas después de DUDH), hoy plantean la construcción
aquella firma, los millones de refugiados de un vergonzante muro de más de tres
y desplazados que, huyendo de guerras mil kilómetros en la frontera mexicana.
y hambrunas, llaman hoy a la puerta de Los Derechos Humanos no son hoy un
aquel lugar que se construyó para ellos, lugar habitable.
se topan con un edificio en ruinas inca-
paz de ofrecerles la protección que an-
taño les prometía. La vieja Europa que Asilo sagrado
había gestado la fe laica según la cual
los seres humanos no tenían precio sino Ante la fragilidad y el desmoronamiento
valor, vende hoy «carne inmigrante» actual de aquellos organismos interna-

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cionales que se edificaron con la inten- gares «no profanables» al resguardo de
ción de proteger lo más valioso de una toda agresión y mercantilización.
sociedad (la igual dignidad de todos los
seres humanos), la iglesia alemana ha
desempolvado el viejo derecho de asilo Lugares extra commercium
por el cual en la Edad Antigua y Media
los perseguidos por la justicia secular La fenomenología de la religión afirma
imploraban la «protección divina» de la la universalidad de la distinción entre lo
Iglesia. Las cadenas exteriores que aún profano y lo sagrado presente en todas
conservan muchos templos marcaban el las culturas. Las realidades sagradas se-
perímetro del asilo en sagrado. Entrando rían aquellas que son puestas aparte, ais-
en él se ingresaba en el ámbito inviolable ladas y protegidas de las cosas profanas.
de la divinidad, un espacio no profana- Una separación que busca evitar que lo
ble protegido contra armas y violencia santo sea «profanado» esto es, que se
que debían permanecer en el exterior. La mezcle con lo profano.1
invocación de asilo sagrado buscaba el El derecho romano incorporará esta
amparo de una justicia evangélica ante distinción en el ámbito legislativo in-
venganzas y arbitrariedades seculares. cluyendo las cosas sagradas dentro de la
No es momento de entrar en el análi- categoría de aquellas realidades que no
sis de los conflictos jurídicos que el asi- pueden comprarse; es decir, de las co-
lo en sagrado generaba entre la potestad sas extra commercium, por oposición a
de la autoridad secular y la eclesial, ni las cosas patrimoniales. Las realidades
tampoco nos detendremos a calibrar la que deben quedar fuera de los inter-
eficacia real de la propuesta actual de cambios comerciales son aquellas que
la iglesia alemana. Más allá de los posi- pertenecen a los dioses (res divini iuri),
bles desarrollos normativos, las personas al pueblo romano (res republicae) o
que refugiándose en templos alemanes las que están destinadas al uso general
católicos y reformados solicitan hoy su (res comunes ómnium).2 Pues bien, el
derecho al asilo eclesial y, por tanto, su diagnóstico crítico que late en el trasfon-
inviolabilidad mientras permanecen den- do de este cuaderno es que, en el contexto
tro del recinto sagrado, manifiestan la de una globalización destructora de mar-
necesidad perentoria de construir luga- cos estatales y jurídicos, tanto las cosas
res no profanables donde la invocación pertenecientes al pueblo como las dedi-
a la dignidad humana se presente como cadas al uso general han sido profanadas
límite ante cualquier forma de Poder, y operan ya en el ámbito del comercio.
Derecho o Institución. En un mundo glo- Ante un neoliberalismo profanador que
balizado que desubica y fragiliza las ins- convierte en mercancía todo lo que toca,
tituciones supraestatales que hasta hace el «derecho divino» aparece como un re-
unas décadas proporcionaban lugares de ducto defensor de aquellas realidades que
asilo, urge reconstruir lugares físicos y nunca deberían entrar en el mercadeo de
simbólicos en los que las personas pue- la compraventa (dignidad, hogar, natura-
dan apelar a su condición desnuda de leza, educación, sanidad); realidades que
«ser humano» como fuente de derechos buscan cobijo bajo el manto inviolable
y de reconocimiento de identidad; lu- de lo sagrado. En nuestra opinión, esta

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es una de las tareas fundamentales a las simbólico» inexistente en países como
que las religiones deberían contribuir en Afganistán, Arabia Saudí o Irán, donde
la actualidad: la construcción de lugares la homosexualidad está castigada con
no profanables. pena de muerte; un lugar en el que no
se podrá vivir hasta que no se edifique,
porque solo los lugares realmente cons-
Los lugares se construyen truidos pueden ser habitados.
La materialidad y el simbolismo de
Una oquedad en una roca no es más que los lugares que construimos son dos ca-
un espacio vacío hasta que un ser huma- ras de una misma moneda: un hospital
no decide que aquel hueco es un buen público no es solo un edificio que alber-
sitio para protegerse de las inclemencias ga quirófanos y salas de consulta, sino
del tiempo y de las amenazas de los ani- que, además, es la expresión simbólica
males salvajes, y acaba convirtiéndolo en de una sanidad universal gratuita que
su cueva. Así, aquel agujero físico pasa hemos construido con nuestro esfuerzo
a constituirse en un lugar que se habita, colectivo y que, como bien social, as-
un hogar en el que se encenderá fuego, se piramos a dejar en herencia a nuestros
compartirá comida, en cuyas paredes se descendientes.
pintarán motivos figurativos e, incluso, La construcción de lugares habi-
donde se enterrará a los muertos. tables es una tarea fundamentalmente
Los seres humanos no solo construi- política, en la medida en que esta co-
mos lugares físicos, también levantamos necta la construcción simbólica y la
lugares simbólicos, «espacios» que tam- material: la tarea política consiste en
bién pueden habitarse. Por «lugar sim- la construcción social de proyectos ideo-
bólico» se entiende toda construcción lógicos.
social que reconoce, acoge y posibilita
el desarrollo de identidades individua-
les y colectivas. No se trata, por tanto, Los lugares también se destruyen
de una retórica utópica que proyecta lu-
gares imaginarios, sino de un lenguaje Las guerras dejan paisajes desolados,
performativo que construye aquello que con edificios reducidos a escombros; una
proclama. Los lugares físicos protegen visión impactante que suele alejar a un
de las inclemencias y enraízan en comu- segundo plano los destrozos simbólicos
nidades; los simbólicos acogen identida- que las refriegas también generan. Los
des y crean cultura. conflictos bélicos no solo destruyen edi-
El Derecho construye muchos de ficaciones, también demuelen vínculos
esos lugares simbólicos habitables. Des- sociales, instituciones políticas e iden-
de el 3 de julio de 2005, en España los/ tidades culturales. La persistencia de
las homosexuales pueden contraer matri- conflictos en lugares donde hace tiempo
monio civil. La Ley 13/2005 cimentó el se llevó a cabo la reconstrucción de las
«lugar jurídico» dentro del cual parejas infraestructuras físicas de las zonas de-
del mismo sexo pueden expresar públi- vastadas es una muestra de la necesidad
camente su amor y disfrutar de las garan- de reconstruir no solo los lugares mate-
tías legales de su matrimonio. Un «lugar riales, sino también los simbólicos.

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Asimismo, puede ocurrir que, tras tografía imprecisa de una globalización
la aparente solidez de lugares físicos que diluye fronteras comerciales al tiem-
supuestamente inamovibles, se estén po que refuerza fronteras sociales defen-
socavando los pilares simbólicos sobre sivas.
los que se asientan. Una guerra soterra- Una lectura no ingenua del fenómeno
da que, de hecho, ya se está librando en globalizador en el que inevitablemente
la trastienda de nuestras «pacíficas» so- estamos inmersos debe dar cuenta de los
cialdemocracias. Cuando los ciudadanos enormes conflictos topológicos que ge-
salimos a la calle reclamando el man- nera. La casa común hacia la que parece
tenimiento de una educación universal apuntar la globalización es aún un pro-
gratuita o una sanidad pública de calidad, yecto sobre plano cuyo plazo de entrega
estamos combatiendo contra la termita de llaves se retrasa indefinidamente. Por
neoliberal que devora los cimientos de más que la retórica globalitarista nos ase-
un estado del bienestar que, con todas sus gure que vivimos ya en la «aldea global»
limitaciones, habíamos logrado construir preconizada por McLuhan, estamos aún
colectivamente. Defendemos escuelas y muy lejos de esa ciudadanía global que
hospitales públicos como lugares físicos los currículos escolares enseñan como
que ansiamos edificar en todo el planeta, realidad conseguida. Puede que viva-
y una educación y una sanidad universa- mos ya en una aldea global financiera,
les y gratuitas como lugares simbólicos comercial, tecnológica o informativa,
de una sociedad igualitaria que, con el pero todavía no vivimos en la aldea de la
mismo ahínco, también nos empeñamos ciudadanía cosmopolita. Ya somos con-
en construir a escala mundial. sumidores globales, pero aún no ciudada-
La construcción política de lugares nos ni ciudadanas globales. Con un solo
no profanables pasa por defender esos clic de ratón, podemos comprar produc-
«lugares sagrados» que habíamos logra- tos de la otra punta del planeta, pero no
do levantar, por demoler aquellos que se podemos invocar nuestro derecho como
han convertido en viviendas insalubres y ciudadanos del mundo para instalar nues-
por edificar nuevos hogares multicultu- tro hogar allá donde deseemos. Además,
rales, sostenibles y no discriminatorios no todos los arquitectos globalizadores
que reconozcan y acojan identidades quieren construir los mismos edificios:
negadas. Una batalla geoestratégica en están los que buscan convertir el mundo
la que debemos participar como arqui- en un supermercado global y los que se
tectos y albañiles si no queremos que el empeñan en priorizar la construcción de
mundo acabe convertido en un gran cen- una casa común habitable para todos (en
tro comercial donde toda realidad exhiba especial para los más vulnerables), respe-
un código de barras con su precio. tuosa con el medioambiente y disponible
para las generaciones venideras.
Más que de globalización como fe-
La globalización, un lugar por nómeno unitario y homogéneo, debería-
construir mos hablar de «globalizaciones» no ne-
cesariamente convergentes con distintos
Nuestra propuesta de construir lugares ritmos y finalidades. La «globalización
no profanables se realiza sobre la car- económica» de signo neoliberal busca

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ampliar mercados, mientras que la «glo- sociales a fondos buitre –un «negocio
balización humanista» aspira a univer- redondo», en palabras de la entonces
salizar un modelo civilizatorio basado alcaldesa Ana Botella–, estaba alimen-
en la puesta en práctica de los Derechos tando el alma perversa de un Mr. Hyde
Humanos. El gran desafío de nuestro si- mundialista y deslocalizado a costa del
glo es cómo jerarquizar y armonizar las desahucio de un Dr. Jekyll vecino de
distintas globalizaciones para que todas nuestro portal. O cuando el viejo hospital
operen al servicio de las realidades más de Can Misses, en Ibiza, tiene que habi-
vulnerables. No se trata de una elección litar parte de sus plantas como viviendas
maniquea y excluyente entre «econo- para los médicos destinados a la isla que
mía» y «humanismo»; no hay humaniza- no pueden pagar los desorbitados al-
ción posible sin el desarrollo económico quileres de los apartamentos turísticos,
que posibilite las condiciones materiales revela un verdadero conflicto territorial
sobre las que sustentar los derechos; se por más que el lenguaje políticamente
trata más bien de sopesar una respuesta correcto lo camufle bajo el eufemismo
lúcida y crítica que reconozca en el pro- de «emergencia habitacional». Emer-
yecto globalitarista actual la hipertrofia gencia habitacional o, en román paladi-
de un alma neoliberal desbocada junto al no, guerra por la conservación y defensa
raquitismo de un alma humanista inca- de lugares habitables es lo que acontece
paz de embridar una economía empeña- cuando los ciudadanos de San Sebastián,
da en imponer sus leyes. Mallorca o Barcelona se enfrentan a la
especulación sacrílega de una industria
turística depredadora que quiere conver-
Las finanzas no tienen hogar tir hogares en mercancía. Cuando la ló-
gica neoliberal acusa a la «turismofobia»
La deslocalización inherente al fenóme- de pérdidas millonarias para la ciudad,
no globalizador ha sacado a la economía encubre intencionadamente que tras los
del quicio de su soporte natural. De he- «violentos manifestantes» no hay más
rramienta para la administración de la que vecinos que quieren seguir viviendo
casa –ese es el significado etimológico en los barrios donde nacieron, jugaron y
de la palabra «economía» (oikos: ‘casa’, crecieron; cerca de los colegios donde
nomos: ‘norma’)– ha pasado a convertir- hoy estudian sus hijos, a dos pasos de su
se en un arma peligrosa al servicio de un centro de salud, al lado de su biblioteca
neoliberalismo capitalista que nada sabe municipal, a pocas manzanas del parque
de hogares. Resulta paradójico –cuando donde pasean los domingos.
no tremendamente triste– que aquella Los Dólmenes de Antequera no tie-
herramienta que nació para gobernar el nen precio, tienen valor; por eso hemos
hogar haya acabado convertida en su decidido protegerlos liberándolos del
mayor amenaza. mercadeo de aquello que se compra y se
La perversa crisis financiera que es- vende. Los seres humanos, sus hogares,
tos últimos años ha dejado en la calle a sus familias, sus futuros tienen valor,
miles de personas puede leerse en clave aunque mucho nos tememos que el alma
de guerra territorial. Cuando el Ayun- cainita de la globalización neoliberal
tamiento de Madrid vendía viviendas hace tiempo que busca ponerles precio.

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¿Ciudadanos de qué mundo? proteger unos derechos verdaderamente
universales, urge crear lugares de pro-
Una de las incongruencias del fenómeno tección para aquellos seres humanos que
globalizador se refleja en el hecho de que no tienen más pasaporte que el valor de
su dinámica mundializadora, lejos de su dignidad. Para el jurista italiano Luigi
afianzar los organismos supraestatales ya Ferrajoli, la creación de estos lugares no
existentes, debilita su eficacia y produce profanables pasa por desposeer a la ciu-
el efecto rebote de la respuesta identita- dadanía del derecho de residencia y de
ria de unos Estados nación que refuerzan circulación para trasponerlo a la condi-
sus fronteras para proteger a «los suyos» ción de ser humano;4 tenemos derecho a
frente a «los otros», catalogados como vivir y movernos por donde queramos no
amenaza. La salida del Reino Unido de en virtud de nuestra pertenencia a un Es-
la Unión Europea es un ejemplo palma- tado particular, sino en razón de nuestra
rio de esta incoherencia globalizadora. pertenencia a la única familia humana.
Siguiendo al sociólogo Manuel Castells,
podemos diagnosticar esta disonancia
apelando a la tensión dialéctica que exis- Purgatorios sociales
te entre un poder desubicado que se com-
porta como flujo y unas identidades cul- Otra de las consecuencias de la soterrada
turales que necesitan del arraigo local.3 lucha socioeconómica por conquistar lu-
Por más que la retórica globalitarista gares físicos y simbólicos es la aparición
proclame ufana el advenimiento del ciu- de purgatorios sociales cada vez más nu-
dadano universal, lo cierto es que en este merosos. Lugares liminales en tierra de
mundo globalizado cada vez son más ne- nadie donde arriban personas sin hogar
cesarios los pasaportes y los visados. El que han sido desahuciadas de sus casas
mundo no es un hogar con menos fronte- y países. Espacios transitorios en los que
ras, sino con más. Hoy por hoy, la cons- esperar el acceso al paraíso o la vuelta al
trucción de lugares no profanables pasa infierno. Esa era la función que la teolo-
por derruir las ciudadanías locales que gía atribuía al purgatorio: un lugar tem-
colisionan con un Derecho Internacional poral en el que las almas de los pecadores
que se ha vuelto inhabitable. La subordi- aguardaban su purificación para poder
nación de los Derechos Humanos a los acceder a la visión beatífica de Dios.
derechos civiles de los Estados particula- Hoy los purgatorios sociales se lla-
res cuestiona la viabilidad de un Derecho man Centros de Internamiento para
humanitario universal, un derecho ine- Extranjeros y Campos de Refugiados:
ficaz al que no pueden apelar los ciu- no-lugares5 para no-personas. Lugares
dadanos y ciudadanas del mundo por provisionales donde seres anónimos
encima de nacionalidades concretas. esperan a que arcángeles custodios les
Hoy por hoy, invocar al estatuto de ciu- provean de una identidad (refugiado,
dadano supone negar el ejercicio real de asilado) que les permita cruzar el um-
derechos fundamentales a aquellos que bral hacia la tierra prometida; o, en caso
«solo» pueden presentar su «estatuto de contrario, les expulsen con sus espadas
persona». En ausencia de una «consti- llameantes hacia los agujeros negros de
tución planetaria» con capacidad para inexistencias apátridas.

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Aquellos lugares que nacieron con son solo algunos de los países que están
la intención de proteger a los más vul- comprando enormes extensiones de tie-
nerables ofreciéndoles acogida, cobijo y rra del continente africano. Los informes
derechos se han convertido en perversos del Banco Mundial advierten que, detrás
centros de internamiento donde se re- de muchas de esas compras, no está la
tiene a seres humanos legalmente invi- economía que busca administrar y cuidar
sibilizados. Urge demoler purgatorios y la casa común, sino la ingeniería finan-
limbos sociales para edificar sobre sus ciera que especula con el precio de los
escombros los cimientos de una casa co- suelos, cultivando insignificantes par-
mún en la que el único requisito de ac- celas del total adquirido para forzar el
ceso sea mostrar la piel común de una aumento de su coste. Las finanzas, que
dignidad compartida. como ya dijimos no tienen hogar, ocul-
tan a sabiendas que en esas tierras viven
personas con sus casas, sus parques, sus
La urgencia de construir lugares mercados, sus escuelas… ¿Quién alza
habitables hoy la voz para recordar la sentencia
bíblica de que toda la tierra y cuanto la
Guerra, lucha, destrucción…, uso pre- llena pertenece al Señor (Sal 24,1) y que,
tendidamente un lenguaje apocalíptico por tanto, no puede ser profanada convir-
porque creo honradamente que tras la tiéndola en mercancía?
aparente placidez de nuestro pequeño Si no construimos lugares sagrados al
primer mundo se está librando una en- resguardo de toda profanación, acabarán
carnizada batalla geosimbólica por con- por arrebatarnos nuestras tierras y casas;
quistar y dominar los espacios que habi- las excavadoras están en marcha y no po-
tamos. No podemos obviar que 2017 fue demos permanecer de brazos cruzados.
el año con mayor número de desplazados Los cristianos, junto a todas las mujeres
desde la Segunda Guerra Mundial: 68,5 y hombres de buena voluntad, estamos
millones de persones tuvieron que aban- llamados a construir lugares de hospi-
donar sus hogares debido a la violencia. talidad; tenemos que levantar los muros
A los desplazados internos y refugiados de una casa común que acoja la dignidad
por causa de conflictos y guerras, hay de todos los seres humanos, que respete
que añadir el número creciente de refu- la biodiversidad de una madre tierra que
giados climáticos que huyen de inunda- nos precede como sustrato vital y que co-
ciones y sequías, consecuencia perver- bije los sueños futuros de nuestros hijos
sa de nuestro modelo de desarrollo. En y nietos.
nuestro mundo, cada vez hay más perso-
nas sin hogar.
No solo los conflictos armados o los Los lugares de la Iglesia
efectos del cambio climático expulsan a
las personas de sus hogares, la especu- En el magisterio del papa Francisco,
lación financiera que mercadea con la abundan expresiones y acciones relacio-
tierra que pisamos también comienza a nadas con los lugares que la Iglesia está
generar desplazados: África está en ven- llamada a transitar y construir. «Iglesia en
ta; India, Corea del Sur y Arabia Saudí salida» u «hospital de campaña» son me-

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táforas espaciales que apuntan hacia las ciales, campos de refugiados, albergues,
periferias humanas en las que, a juicio del hospitales y cárceles («tuve hambre y me
pontífice argentino, la institución eclesial distéis de comer, tuve sed y me distéis de
debería plantar su tienda. La visita relám- beber, era emigrante y me acogisteis, es-
pago a la isla griega de Lesbos en 2016, taba desnudo y me vestisteis, estaba en-
para encontrase con los refugiados en el fermo y me visitasteis, estaba encarcela-
momento álgido de una de las mayores do y acudisteis» Mt 25,35-36). Para Jon
crisis migratorias en Europa, o la misa Sobrino, encontrar su lugar en el mundo
multitudinaria en su visita a México, ce- es una cuestión central para la Iglesia:
lebrada con toda intención en la frontera
con Estados Unidos, son algunos de los Es problema fundamental para la
actos simbólicos que remiten a esa misma Iglesia el determinar cuál es su lugar.
preocupación por señalar los lugares que La respuesta formal es conocida: su
la Iglesia debería ocupar. lugar es el mundo, una realidad lógi-
Determinar su lugar en el mundo ha camente exterior a ella misma. Pues
sido una preocupación constante para la bien, el ejercicio de la misericordia
Iglesia a lo largo de toda su historia. El es lo que pone a la Iglesia fuera de
acercamiento del cristianismo primitivo sí misma y en un lugar bien preci-
al poder imperial que culmina en el si- so: allí donde acaece el sufrimiento
glo iv con la proclamación de este como humano, allí donde se escuchan los
religión oficial del Imperio romano des- clamores de los humanos («Were
encadenó la emergencia de formas de you there when they crucified my
vida alternativas que buscaban ser fieles Lord?», como dice el canto de los
al espíritu austero y servicial del evan- negros oprimidos de Estados Unidos
gelio. Así, anacoretas, eremitas, monjes que vale más que muchas páginas de
y monjas construirán sus «lugares de eclesiología). El lugar de la Iglesia es
resistencia»: eremitorios, monasterios, el herido en el camino –coincida o no
cenobios, lugares donde espacio y tiem- este herido, física y geográficamente,
po no están regulados por la ley del em- con el mundo intraeclesial–; el lugar
perador, sino por los muros de un retiro de la Iglesia es «lo otro», la alteridad
interior y la cadencia de la liturgia de las más radical del sufrimiento ajeno, so-
horas. Una construcción reactiva de lu- bre todo el masivo, cruel e injusto.6
gares no profanables similar a la que en
el siglo xiii dio origen a las órdenes men- ¿Cuáles son los lugares que la Igle-
dicantes que rechazaban la degradación sia debe ocupar y construir hoy? Este
de una institución eclesial que se había cuaderno quiere contribuir a buscar y
alejado de las periferias. construir esos lugares sagrados en los
Precisar el lugar que debe ocupar la que los apaleados del sistema encuentren
Iglesia es un asunto de vital importan- compasión, posada y derechos. Lugares
cia para una institución que vincula el no profanables que millones de esforza-
Juicio Final de la historia, pasando por dos albañiles –creyentes o no– ya están
lugares muy concretos: comedores so- construyendo.

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JESÚS, CONSTRUCTOR DE LUGARES HABITABLES

Según la tradición, hasta el inicio de su vida itinerante, Jesús habría ejer-


cido el oficio de carpintero aprendido de su padre José («¿De dónde saca
este ese saber y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero?» Mt 13,54-
55). Según los expertos, muchas de las expresiones utilizadas en sus pa-
rábolas (la mota y la viga en el ojo, la mano en el arado, el yugo ligero, etc.)
corroborarían su dedicación a actividades manuales relacionadas con la
albañilería. Podemos imaginarnos a Jesús ayudando a construir casas de
adobe y cal, poniendo puertas, subiendo vigas, abriendo ventanas…

Antes de salir a anunciar la Buena No- Los lugares de Jesús


ticia, Jesús se dedicó a construir lugares
físicos. Un oficio que nunca abandonaría Los evangelios, especialmente el de Lu-
porque, aunque aquel que dedicó parte cas, permiten realizar una lectura geo-
de su vida a levantar casas para otros gráfica de la vida pública de Jesús. Un
acabó sin tener dónde reclinar la cabeza itinerario que parte de la sinagoga de
(Mt 8,20), logró edificar un lugar donde Nazaret donde el profeta galileo anuncia
ciegos, sordos, publicanos y prostitutas el proyecto de los «lugares a construir»:
encontraron un hogar en el que poder vi- la buena noticia, a los pobres; la libertad,
vir: el Reino de Dios. Jesús fue un cons- a los cautivos; la vista, a los ciegos; la li-
tructor de lugares habitables para aque- bertad, a los oprimidos (Lc 4,18), y llega
llos y aquellas a quienes la sociedad de hasta el templo de Jerusalén, símbolo de
su época había condenado al desahucio la perversión de una religiosidad legalis-
de identidades negadas y excluidas. ta y excluyente que había que demoler:

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«derribad este templo y en tres días lo re- de su transitar por los basureros sociales
construiré» (Jn 3,19). Entre la sinagoga y de su época; limbos sociales en los que
el templo se abre un trayecto geográfico- habitan zombis sin más identidad que el
simbólico en el que Jesús irá decidiendo etiquetaje estereotipado de una sociedad
por dónde transitar (atravesó intenciona- que los invisibiliza diluyéndolos bajo el
damente la región impura de los samari- denominador común de «Legión»: «Al
tanos), qué periferias recorrer (le salían desembarcar, un hombre poseído de un
al paso endemoniados que habitaban en espíritu inmundo le salió al encuentro
los sepulcros, Mc  5,2-3), en qué casas de entre los sepulcros. […] ¿Cómo te
entrar (se autoinvita a casa del pecador llamas?, le preguntó Jesús. «Me llamo
Zaqueo, Lc  19,1-10), qué metáforas Legión, porque somos muchos», dijo él»
habitables construir (el Reino de Dios, (Mc 5,2-3.9).
Mc  4,26-34) y qué lugares derribar (se A su paso por las periferias, se produ-
enfrenta a la religiosidad legalista exclu- ce el encuentro personal con aquellos y
yente del templo). aquellas que han sido arrojados a los már-
Una lectura atenta a los «lugares de genes de la inexistencia social o religio-
Jesús» nos permitirá encontrar claves sa, un encuentro que precede cualquier
útiles en el bosquejo de lugares habi- respuesta. La «propuesta habitacional»
tables para hombres y mujeres del si- de Jesús arranca de su conmoción ante
glo  xxi. Nos fijaremos en tres espacios el sufrimiento compartido en primera
en los que los evangelios sitúan a Jesús: persona («Justo cuando se acercaban a la
los lugares por los que transita, los que puerta de la ciudad, sacaban a un muerto,
construye y los que echa abajo. hijo único de una viuda; la acompañaban
un grupo considerable de vecinos. Al
verla, sintió compasión», Lc  7,2-13a);
Transitar por las periferias su invitación «venid a mí todos los que
estáis cansados y agobiados que yo os
En su viaje hacia Jerusalén, Jesús no sor- aliviaré» (Mt  11,28) no es un piadoso
tea la región impura de Samaria (en la eslogan religioso, sino la respuesta a los
época era habitual que los judíos dieran cansados y agobiados que, literalmente,
un rodeo por la región de Perea al este se le echaban encima: «Encargó a sus
del Jordán para no pisar la tierra infiel discípulos que le tuviesen preparada una
de Samaria), como tampoco evita acer- barca, no lo fuera a estrujar el gentío.
carse a los cementerios o entrar en casa Como había curado a muchos, todos los
de pecadores públicos. Jesús se arrima a que sufrían de algo se le echaban encima
las periferias para encontrarse con mu- para tocarlo» (Mc 3,9-10).
jeres consideradas impuras (Jn  4,1-40), La lucha por la construcción de cual-
con hombres poseídos por espíritus quier lugar físico o simbólico debería
inmundos (Mc  5,1-2), con multitudes partir siempre del encuentro personal
hambrientas (Mt 14,13-22) o con recau- con la persona sufriente concreta; dicho
dadores arrepentidos (Lc  19,1-9). La en términos teológicos: el contacto con
imagen de un Jesús asediado por enfer- el sufrimiento precede a la salvación. Je-
mos, hambrientos, endemoniados, impu- sús anuncia el advenimiento de un Reino
ros…, que muestran los evangelios da fe –esto es, de un lugar– para hambrientos,

12
desolados, enfermos, endemoniados, se verificará en un cielo eterno más allá?,
etc., porque se ha encontrado con ellos ¿se construye poco a poco o acontecerá
visitando sus no-lugares y entrando en inesperadamente?, ¿disfrutarán todos de
sus casas impuras. El «lugar» del Rei- él o solo unos cuantos elegidos?… Junto
no no es un espacio diseñado desde un al interés por aclarar su devenir temporal,
prestigioso gabinete de arquitectos para teólogos como Halvor Moxnes se pre-
los inquilinos de una humanidad gené- guntan por la dimensión «local» del Rei-
rica, sino una propuesta habitacional no. En su sugerente libro Poner a Jesús
construida para, por y desde las nece- en su lugar,7 Moxnes perfila los contor-
sidades reales de los que hoy lloran y nos simbólicos del lugar alternativo que
sufren: «Dichosos los que ahora tenéis Jesús construye junto a sus acompañan-
hambre… / Dichosos los que ahora tes. Para los discípulos y discípulas de
lloráis…» (Lc  6,21). Antes de intentar Jesús, el Reino de Dios no fue solo una
construir un lugar, conviene preguntarse promesa futura; ellos y ellas pudieron vi-
a qué sufrimiento responde, porque suele vir ya en él. Durante un breve espacio de
ocurrir que no pocas políticas bieninten- tiempo, el Reino de Dios constituyó una
cionadas de ayuda a los más vulnerables «alternativa habitacional» localizable en
edifican lugares que los últimos no pi- el espacio simbólico y geográfico de la
dieron, no necesitan o, sencillamente, no Palestina del siglo i.
quieren habitar; una suerte de «despo- Jesús reunió en torno a sí a un grupo
tismo caritativo» que hace todo por los de carismáticos ambulantes regidos por
empobrecidos, pero sin contar con ellos. relaciones sociales de igualdad e inclu-
La compasión –sentir como propio el sión disonantes con los lugares y relacio-
sufrimiento ajeno– debería ser el desen- nes comúnmente aceptadas. Una suerte
cadenante de la construcción política de de comunidad familiar con códigos re-
lugares habitables. lacionales propios y novedosos. Desahu-
ciados, hambrientos, leprosos, pecadores
y apóstoles desertores de sus obligacio-
El Reino de Dios, una metáfora nes laborales y familiares encontraron
habitable junto a Jesús un lugar donde vivir: «Se-
ñor, ¿a quién vamos a acudir? Tú dices
Jesús dedicó su vida al anuncio del Rei- palabras de vida eterna» (Jn 6,68).
no de Dios, una metáfora temporal que El Reino de Dios como banquete
preconizaba la instauración futura de la futuro donde pobres, lisiados, ciegos y
soberanía divina sobre toda la creación, cojos presidirían la mesa (Lc 14,21) hay
pero también una metáfora espacial que que leerlo sobre el trasfondo de las co-
construía localmente lugares habitables midas subversivas de Jesús, en las que
de un Reino ya presente. La teología los impuros que no se lavan las manos al
tradicional se ha preocupado fundamen- sentarse a la mesa ya están ocupando de
talmente de la dimensión «temporal» de facto los puestos de honor. En el Reino,
ese Reino: ¿se trata de un acontecimien- los últimos no solo «serán» los prime-
to apocalíptico que echará el cerrojazo ros, sino que «ya lo están siendo»; una
definitivo a la historia tal y como la co- prioridad que sorprende hasta al propio
nocemos?, ¿es un final escatológico que Jesús, que agradece exultante el prota-

13
gonismo de los más pequeños: «¡Te doy La construcción de la nueva familia
gracias, Padre, Señor de cielo y tierra!, de Jesús («¿Quién es mi madre y quiénes
porque, ocultando estas cosas a los en- son mis hermanos? Y señalando con la
tendidos, se las revelaste a los ignoran- mano a sus discípulos dijo: Aquí están
tes» (Mt 11,25). mi madre y mis hermanos. Porque el que
El Reino de Dios como metáfora ha- cumple la voluntad de mi Padre del cielo,
bitable apunta hacia espacios performa- ese es hermano mío y hermana y madre».
tivos, comunidades de resistencia y re- Mt  12,48-50) exigió una nueva reconfi-
siliencia que se presentan como lugares guración simbólica de las relaciones fa-
alternativos al «relato simbólico-urba- miliares (deja que los muertos entierren
nístico» imperante. Lugares imaginados a sus muertos), sociales (los últimos se-
–que no imaginarios8–, espacios «raros» rán los primeros), e, incluso, de género
(queer) en los que se ensayan prototipos (mujeres que lideran tareas misioneras y
de nuevos hogares, nuevas identidades y varones que actúan en contra de los roles
nuevas relaciones. patriarcales tradicionalmente atribuido al
paterfamilias). Aunque no podemos pro-
fundizar ahora en ello, resulta llamativo
Salir hacia el Reino que, en el modelo familiar propuesto por
Jesús, la función del jefe de la casa que-
Preguntar por el lugar habitado por Je- de ligado al ejemplo de un padre «débil
sús («Maestro, ¿dónde vives?» Jn  1,38) de carácter» que espera cada día la lle-
se responde con la invitación a visitarlo gada de su hijo pródigo y que, cuando
(«Venid y lo veréis» Jn 1,39). Entrar en el este regresa, se lanza a su cuello no para
espacio en construcción del Reino exige amonestarle, sino para cubrirle de besos
salir hacia él y realizar un desplazamien- (Lc 15,12-32).
to geográfico y simbólico-existencial no
exento de conflictos.
La interpretación bucólica de los Identidades en reconstrucción
relatos de vocación oculta que, tras la
disponibilidad misionera a dejar inme- En los márgenes se encuentran quienes
diatamente redes y barcas para seguir al han sido expulsados hacia allí y los que
Maestro (Lc  5,11), se produce una mu- han sido llamados-enviados a vivir en los
danza radical de lugares físicos y roles arrabales sociales del Reino. El «veníos
sociales. Cuando Santiago y Juan dejan conmigo y os haré pescadores de hom-
solo a su padre Zebedeo en las labores bres» (Mt  4,19) con el que Jesús con-
de pesca para irse con Jesús, desatienden voca a pescadores «integrados» en los
sus obligaciones familiares para integra- sistemas social, familiar y económico de
se en un lugar indefinido y en construc- la época es una invitación a desinstalarse
ción donde sus funciones profesionales y para habitar un nuevo lugar junto a los
de parentesco debían redefinirse. Esa es excluidos, al lado de aquellos que no tie-
la razón por la que líneas más arriba me nen dónde reclinar la cabeza (Mt 8,20).
refería a los apóstoles como desertores de
las obligaciones familiares culturalmente […] los dichos de Jesús fueron diri-
exigidas por la sociedad de su tiempo. gidos, primariamente, a jóvenes va-

14
rones para que dejaran su posición elegido (Hch 15,135), habrá que tirar el
en el grupo familiar. La mayoría de tabique de las prescripciones legales; si
estos jóvenes no parecen haber es- ningún alimento es impuro (Rom 14,20),
tado en una posición marginal en la conviene ampliar el comedor para po-
sociedad (por ejemplo, pobres, «pe- ner una mesa en la que quepan todas las
cadores», enfermos, etc.) sino bien comidas y todos los comensales. La(s)
integrados en su lugar dentro de la Iglesia(s) de las primeras comunidades
casa y la estructura de la aldea. Por son espacios dúctiles que se adaptan
eso, al dejarlo para seguir a Jesús, para acoger a nuevos inquilinos. A me-
experimentaron los efectos de la se- dida que la Iglesia se institucionaliza,
paración: llegaron a ser desplazados, esa argamasa flexible de la primera épo-
desnudados de lo que definía su posi- ca se va solidificando en un duro hormi-
ción y su estatus. Entraron en un es- gón que delimita espacios inamovibles e
tadio liminal, fuera de las estructuras identidades pétreas.
conocidas y aceptadas de su grupo Conviene aclarar si la maleabilidad
familiar y de la sociedad de su aldea.9 habitacional de la Iglesia primitiva co-
rresponde a las inevitables crisis de iden-
En la comunidad del Reino, conflu- tidad de toda maduración personal o ins-
yen al menos dos «identidades proyec- titucional, crisis que desaparecen cuando
to»10 la de los/las discípulos/as que vi- se llega a una personalidad adulta clara y
niendo de contextos integrados se ven definida. O si, por el contrario, la refor-
obligados/as a reconfigurar su identidad ma continua de su espacio forma parte de
de origen para adaptarse a las funciones su ADN acogedor. En el primero de los
relacionales de una comunidad carismá- casos, la acogida no irá más allá de una
tica en permanente construcción, y la de hospitalidad de baja intensidad cercana
los excluidos que encuentran en esa mis- a la mera condescendencia, asimilación
ma comunidad la oportunidad de rehacer o sumisión: el que entra debe acatar las
identidades negadas por el relato hege- normas domésticas y respetar los espa-
mónico imperante; un espacio fluido de cios familiares tal y como están. En el
reelaboración identitaria que define la supuesto de una hospitalidad dinámica,
hospitalidad del Reino de Dios. el invitado se integra como miembro fa-
La cronología habitacional del Reino miliar de pleno derecho, contribuyendo
es la de un lugar en continua reforma, a reformular hábitos y reordenar espa-
un espacio que se va reconfigurando en cios. La metáfora del Reino como espacio
función de las diferentes identidades que habitable parece situarse en la segunda
llaman a su puerta: si nada impide que opción; pobres, lisiados, recaudadores,
el apóstol Felipe bautice al eunuco etío- prostitutas no entran por la puerta de ser-
pe (Hch 8,26-40) o que Pedro se hospe- vicio para ocupar lugares silentes, sino
de y coma en casa del soldado Cornelio que son invitados a ocupar el puesto
(Hch  10,1-48), entonces habrá que am- de anfitrión para reformar integralmen-
pliar el vestíbulo de entrada de un Reino te el espacio de acogida: «Os aseguro
en el que también los gentiles reciben que los recaudadores y las prostitutas
el Espíritu Santo; si ya no es necesario os llevan la delantera para entrar en el
circuncidarse para pertenecer al pueblo Reino de Dios» (Mt 21,32). La pregun-

15
ta eclesial que inevitablemente surge es co. Jesús entra en el corazón mismo de la
si aquellos y aquellas que hoy llaman a religión e identidad judías para denunciar
las puertas de la Iglesia buscando aco- su profanación. El templo de Jerusalén
gida se encuentran con la hospitalidad acuñaba su propia moneda y para com-
condescendiente de aquellos lugares que prar los animales destinados a sacrificios
atienden el sufrimiento pero niegan iden- y ofrendas (bueyes, ovejas, palomas)
tidades, o con la casa familiar en la que había que pasar necesariamente por los
al huésped se le viste de gala, se le pone cambistas que, con el beneplácito de las
un anillo en el dedo y se mata al ternero autoridades religiosas, habían convertido
cebado para celebrar un gran banquete el recinto sagrado en un gran mercado.
(Lc 15,22-24). Aunque la relectura pospascual de
Toda institución que transita por los los evangelistas abunda en cuestiones
márgenes –incluida la eclesial– debe es- cristológicas relacionadas con la filiación
tar dispuesta a reconfigurarse desde esas divina de Jesús, nada nos impide realizar
mismas fronteras. Del encuentro con el una lectura en clave de perversión del lu-
otro sufriente no se sale indemne; para gar físico y simbólico que representaba
curar las heridas del hombre medio muer- el segundo templo de Salomón. El lugar
to en la cuneta hay que estar dispuesto a sagrado que debía mantenerse a salvo de
apearse de la propia cabalgadura. cualquier interés que no fuese la alaban-
za y adoración de Dios pervierte su fin
sacro y entra en la lógica del mercado.
Lugares que derribar. Cuando el Aquello que tenía un valor supremo y
mercado profana el templo que, por tanto, debería mantenerse ex-
tra commercium lejos de toda tasación
Junto a los lugares por los que transitar económica acaba por convertirse en una
y aquellos que construir, hay también lu- mercancía: la casa de oración degenera
gares que es preciso demoler o reformar; en guarida de bandidos (Mt 21,13).
espacios profanados que pervirtiendo su Sin demérito de los sentimientos de
labor de resguardar realidades sagradas aquellos y aquellas que se sienten ofen-
abren sus puertas a la lógica de un mer- didos en sus convicciones religiosas
cado usurpador. El templo convertido en por actos de profanación estrictamente
supermercado es una muestra de espacio religiosos (agresiones a imágenes, asal-
profanado. tos a capillas universitarias, blasfemias,
Al principio de su vida pública, como etc.), considero que en la actualidad los
sugiere el evangelio de Juan o al final, actos sacrílegos se producen lejos de
según el relato de los sinópticos, se pro- los templos. Sacrilegios «seculares» a
dujo el episodio del templo de Jerusalén la orden del día cada vez que se le pone
en el que un Jesús, fuera de sí y látigo precio a aquello que tiene un valor ab-
en mano, expulsa a vendedores y cambis- soluto. Como afirma Carlos Lema, «en
tas al grito de «¡Quitad eso de aquí y no los tiempos en los que el mercado tiene
convirtáis la casa de mi Padre en un mer- una tendencia expansiva a colonizar todo
cado!». Este es, según los historiadores, el mundo social, la reivindicación de lo
el desencadenante directo de su apresa- sagrado debe convertirse en la reivindi-
miento y posterior juicio religioso-políti- cación de que la propia existencia de los

16
vínculos sociales y de la sociedad misma finito en el que saciar su avidez. Cons-
depende de la existencia de ámbitos que truir lugares no profanables pasa por
no han de ser profanados por el dinero. levantar vallas protectoras para impedir
[…] La reclamación de lo sagrado es en- que Mammón acabe comiéndose todas
tonces una reclamación de desmercanti- las plantas que crecen en las macetas de
lización, frente a la visión distópica que nuestras terrazas.
cree que todo es apropiable y que la vida
social puede reducirse al mercado».11 Sa-
crilegio es la trata de mujeres y niñas con Atravesar cementerios, edificar
fines de explotación sexual; sacrilegio es metáforas, destruir templos…
no remediar la hambruna evitable de Su-
dán del Sur; sacrilegio es que los bancos La construcción política de lugares no
desahucien a la gente de sus casas; sacri- profanables que pretenda inspirarse en la
legio es que los mercados financieros es- praxis del hijo del carpintero ha de vér-
peculen con las economías domésticas; selas cara a cara con el sufrimiento de los
sacrilegio es el expolio de la selva ama- muertos en vida que la sociedad arrumba
zónica para elaborar biodiésel; sacrilegio en cementerios lejanos, debe crear nue-
es el exterminio de la biodiversidad en vas retóricas sociales que permitan es-
aras de un progreso depredador. Situa- pacios habitables en los que los últimos
ciones insoportables ante las que no cabe sean protagonistas y debe destruir aque-
más reacción que la de blandir el látigo y llos lugares institucionales y simbólicos
expulsar a los mercaderes. que excluyen y niegan identidades.
La gran batalla geoestratégica de Allá por el año 1205, Francisco de
nuestro siglo es la protección de reali- Asís sintió la llamada de reconstruir la
dades sagradas ante la invasión de un Iglesia («Francisco, repara mi Iglesia,
neoliberalismo capitalista. El gran ene- ¿no ves que se hunde?») y empezó re-
migo que hay que batir tiene nombre: mozando la pequeña iglesia de san Da-
Midas, aquel rey griego al que, según la mián, cerca de Asís. Ochocientos años
mitología, Dionisio concedió el poder después, otro Francisco, este Papa, sueña
de convertir en oro todo lo que tocaba. con una Iglesia «hospital de campaña»
Mito que, no lo olvidemos, advierte del capaz de curar heridas y dar calor a los
sufrimiento del rey cuando, al tocar a su corazones de los fieles, así como cercanía
propia hija, esta también queda trans- y proximidad.12 Hoy igual que ayer, hay
formada en oro. Hay realidades que el que seguir reconstruyendo la Iglesia para
dinero no debería tocar si no queremos que continúe siendo un lugar sagrado que
perderlas. acoja, cuide y proteja a los preferidos de
Idolatrar al becerro de oro sigue Dios. O expresado como imperativo se-
siendo la gran tentación de todo tiempo cular: hay que seguir construyendo otro
y cultura. Un becerro que encuentra en mundo posible, una casa común que aco-
una globalización sin cercas un pasto in- ja, cuide y proteja a los más vulnerables.

17
CONSTRUIR LUGARES PROTEGIDOS: ROJOS, VERDES,
AMARILLOS, VIOLETAS…

Las teorías económicas críticas echan mano del Pantone para definir
prácticas económicas alternativas mediante colores. Así, la denomina-
ción «economía verde» agrupa a las empresas preocupadas por la hue-
lla ambiental de sus procesos productivos, la «economía roja» engloba
a las entidades gestionadas por principios cooperativos y solidarios;
la «economía plateada» gira en torno a los intereses y necesidades de
la tercera edad; la «economía rosa» hace hincapié en la igualdad de gé-
nero y en la visibilización social de trabajos no reconocidos, como los cui-
dados familiares y las labores domésticas; la «economía azul» quiere ir
más allá de la intencionalidad preventiva de la verde y promueve el consu-
mo de productos reciclados, el uso de materias disponibles a nivel local y el
respeto a las culturas autóctonas; la «economía amarilla» se distingue por
anteponer objetivos de felicidad personales y comunitarios a la búsqueda
exclusiva de beneficio económico.

En la definición de los lugares políticos amarillos», como espacios de gratuidad


que construir, utilizaremos la misma es- alternativos a la lógica del mercado; «lu-
trategia colorista de la economía. Así, gares rojos», «lugares naranja»…
hablamos de la necesidad de construir Antes de comenzar con el análisis
«lugares verdes», como espacios atentos de cada uno de estos espacios, conviene
a la preservación y cuidado de nuestra reconocer el límite localista de nuestra
casa común; «lugares violeta», como es- propuesta constructiva. En un contexto
pacios simbólicos y materiales que reco- globalizador, la cartografía de los lugares
nocen identidades emergentes; «lugares no profanables debe incluir una honda

19
reflexión sobre la vigencia de los espa- qué lugares protegen las realidades sa-
cios globales en los que, inevitablemen- gradas, cuáles son estas y cómo compor-
te, nos toca vivir: tratados comerciales, tarnos ante ellas. Me remito a lo dicho
políticos, culturales y humanitarios, de en la primera parte sobre la urgencia por
carácter internacional, que configuran el reconstruir las líneas rojas que pongan
destartalado espacio de una casa común un dique a la mancha de aceite econo-
aún en ciernes. Edificios supraestatales micista que amenaza con macharlo todo,
que una globalización desregularizado- insistiendo ahora en la necesidad de re-
ra ha puesto en riesgo de colapso. Son cuperar el sentido hondo de la sacralidad
muchas las voces críticas que cuestionan como valor intrínseco de ciertas realida-
la capacidad protectora del Derecho Hu- des, y la veneración como expresión del
manitario Internacional frente a los cotos máximo respeto ante ellas.
cerrados de constituciones nacionales, Cuando Moisés se acerca a la zar-
o la eficacia reguladora de un Banco za que arde sin consumirse, Dios le pide
Mundial ante acuerdos comerciales bi- que se quite las sandalias porque pisa te-
laterales que se escurren como anguilas rreno sagrado (Ex 3,5), entra en el espa-
de cualquier regulación política (TTIP, cio de la divinidad presidido por la acti-
CETA, etc.) y que los Estados negocian tud reverencial de la veneración. Por más
con lógica de empresa privada, por no que la relación con Dios venga mediada
hablar de la utilidad real de las cumbres por los mandatos de un decálogo (Ex 20)
medioambientales en las que no pocos o el imperativo ético del amor al próji-
países firman acuerdos para proteger la mo (Mt 22,39), el ámbito de esa relación
naturaleza con la misma ligereza con será siempre litúrgico. Como afirma el
que, a renglón seguido, los incumplen. teólogo Jean-Louis Ska refiriéndose a
Mi selección de lugares no profanables las normas jurídicas presentes en el Pen-
no ignora la importancia de estos espa- tateuco, una de las características más
cios globalizados, pero, inevitablemente, sorprendentes de la legislación de Israel
responde a las necesidades experimen- es que, «a diferencia de las colecciones
tadas en contextos particulares. El lec- legislativas del mundo antiguo, el Pen-
tor sabrá perdonar y suplir estos límites tateuco une y mezcla derecho civil (ius)
constructivos.13 y el derecho religioso (fas)» en virtud de
su experiencia de relación con la divini-
dad que extiende la sacralidad a todos
Construir «lugares rojos» los ámbitos sociales».14 La sacralidad no
(espacios de veneración) es un atributo exclusivo de la divinidad,
sino que se extiende a las realidades que
Comenzaba este cuaderno aludiendo a están en contacto con ella. El conocido
las cadenas con las que algunos templos texto de Mateo 25 expresa sin ambages
perimetraban el área protegida por el asi- la identificación entre la sacralidad divi-
lo en sagrado. Con el paso del tiempo, na y la de los hambrientos, extranjeros
el capitalismo neoliberal ha ido desdi- y presos:
bujando las líneas que marcaban la fron-
tera entre lo profano y lo sagrado, y, en –Señor, ¿cuándo te vimos con ham-
la hora actual, resulta complicado saber bre y te dimos de comer o con sed y

20
te dimos de beber?; ¿cuándo llegas- El carácter secular de nuestras socie-
te como extranjero y te recogimos o dades occidentales ha arrumbado lo sa-
desnudo y te vestimos?, ¿cuándo es- grado al espacio de las prácticas privadas,
tuviste enfermo o en la cárcel y fui- olvidando así las exigencias políticas de
mos a verte? la veneración. La construcción de «luga-
res rojos» no profanables no busca una
Y el rey le contestará: resacralización social de signo neoevan-
gelizador, sino la reactualización políti-
–Os lo aseguro: Cada vez que lo hi- ca del concepto sagrado como inviola-
ciste con un hermano mío de esos bilidad absoluta y resistencia total ante
más humildes, lo hicisteis conmigo. cualquier razón que no sea la protección
sin fisuras de toda vida amenazada.
Desde una lectura teológica, ayudar
al débil es una acción litúrgica que entra
en el ámbito de lo sagrado y que, como Construir «lugares amarillos»
tal, exige el grado máximo de venera- (espacios de gratuidad)
ción y protección. Como veíamos en las
primeras páginas, lo sagrado es aquello Íntimamente relacionado con el reforza-
que debe preservarse de cualquier pro- miento de las líneas rojas que defienden
fanación. Ese es el «lugar inviolable» al ser humano de lógicas instrumentales,
que deberían habitar todas las víctimas, urge reactivar la construcción de espa-
un espacio regido por la práctica de la cios de gratuidad: lugares de intercambio
veneración y, por tanto, puesto a salva- de productos, saberes y servicios exen-
guarda de lógicas mercantiles. Ante el tos de afán de lucro. No se trata de una
pobre, hay que descalzarse, venerarlo y obsesión anticrematística excluyente ni
protegerlo. La arena de la playa turca de maniquea. El mercado es necesario, útil,
Bodrum, que recogió el cadáver del pe- valioso y, en cierto modo, inevitable; ge-
queño Aylan Kurdi, es terreno sagrado nera riqueza, allana inequidades, anima
que recuerda el pecado de una sociedad al desarrollo, sostiene servicios comu-
sacrílega que no supo o, lo que es peor, nes, etc., pero, eso sí, siempre y cuando
no quiso proteger al extranjero que pedía no abandone su labor instrumental al ser-
asilo. vicio de valores y causas que están por
El valor inviolable de lo sagrado encima de él. La economía como medio
ha de permanecer como un dique ina- es un bien; la economía como fin en sí
movible ante toda racionalidad estra- mismo es un cáncer.
tégica y toda lógica contable: ni cuotas El gran enemigo a batir son las di-
para repartir inmigrantes, ni control de námicas perversas generadas por la co-
fronteras, ni protección de identidades dicia. Por desgracia, el dinero tiene una
nacionales, ni amenaza para el merca- gran facilidad para desquiciarse e invadir
do laboral… Lo sagrado se acoge y se el templo. «No se puede servir a Dios y
protege porque es sagrado. Se trata de un al dinero» (Lc 16,13), «Los que quieren
imperativo ético incondicional y, para el hacerse ricos, caen en tentaciones, tram-
creyente, además, un imperativo «litúr- pas y mil afanes insensatos y funestos,
gico» divino. que hunden a los hombres en la ruina y

21
en la perdición; la raíz de todos los males estos negocios «sin pecado original» cu-
es el amor al dinero» (1Tim 6,9-10). La yos accionistas presentan como espacios
sabiduría bíblica y, tras ella, toda la tra- de ayuda mutua que solo pretenden unir
dición cristiana alertan sobre la dinámica personas y corazones. El actor Asthon
perversa que la avaricia puede generar. Kutcher, uno de los mayores accionis-
Para san Ignacio, el afán de riquezas es tas de Airbnb, aplicación dedicada a la
el primer escalón de un descenso gradual oferta de alojamiento entre particulares
que lleva de la riqueza, al honor y a la defendía así sus bondades: «Esta empre-
soberbia y, de aquí, a los demás vicios15. sa consiste en unir a unas personas con
Nuestra propuesta reconstructiva parte otras, ¡en amarse unos y otros!». Convie-
de un alto grado de susceptibilidad y pre- ne desconfiar del tono altruista y alter-
vención ante los «efectos secundarios» sistema de un negocio que, como la ma-
del contacto con el vil metal. yoría de las empresas colaborativas de
La creación de lugares contracultu- nuevo cuño, establece su sede fiscal en el
rales extra commercium, regidos por la paraíso fiscal irlandés para evitar tributar
lógica de la gratuidad, ayuda a apunta- en los países en los que opera. Construir
lar espacios no profanables. Volunta- espacios amarillos exige también luchar
riado, bancos de tiempo, alternativas de contra zonas francas y paraísos fiscales.16
trueque, copyleft…, conforman lugares
contrahegemónicos que plantan cara a la
mercantilización de la vida. Colindantes Construir «lugares verdes»
con los espacios de gratuidad, las coope- (espacios de cuidado y respiro)
rativas, la economía del bien común, las
empresas sociales, la banca ética, etc., En la cartografía de lugares no profa-
cooperan también en la creación de zo- nables, la necesidad de crear espacios
nas protegidas en las que la economía se que protejan el entorno natural que nos
pone al servicio de las personas. acoge y precede en el tiempo debe ir
No quiero abandonar la reflexión más allá del interés preventivo que bus-
sobre los «lugares amarillos» que cons- ca minimizar la respuesta defensiva del
truyen espacios de gratuidad sin aludir Planeta ante nuestras agresiones previas.
a los nuevos modelos de economía que El cuidado de nuestra casa común vie-
crecen sobre las posibilidades tecnoló- ne urgido por el valor intrínseco de la
gicas de un mundo en red y que se pre- propia naturaleza, un cuidado que hunde
sentan acríticamente como una «econo- sus raíces en el agradecimiento más que
mía colaborativa» que fomenta per se en la utilidad. Sin necesidad de caer en
relaciones auténticas de ciudadanía. Con extraños panteísmos, al planeta Tierra
ello me estoy refiriendo a plataformas se le respeta y venera por sí mismo, y
como Airbnb, Blablacar, Uber o Cabi- no solo en función de lo que nos aporta.
fy, que conectan a particulares ponien- Como recomienda el papa Francisco en
do en relación la necesidad de unos con su «encíclica verde» Laudato si´, el man-
los recursos de otros. El debate econó- dato divino de dominar toda la creación
mico, político y ético no ha hecho más (Gn 1,28) debe reinterpretarse correcta-
que empezar, pero conviene ponerse en mente desde las claves de la labranza y
alerta ante los mensajes mesiánicos de el cuidado:

22
Es importante leer los textos bíblicos y desvaloriza los procesos que hacen
en su contexto, con una hermenéutica posible la vida, que nos sostienen
adecuada, y recordar que nos invitan cuando somos frágiles y dependien-
a «labrar y cuidar» el jardín del mun- tes, y que oculta nuestra interdepen-
do (cf.  Gn  2,15). Mientras «labrar» dencia y vulnerabilidad constitutivas,
significa cultivar, arar o trabajar, la cuidadanía pone el cuidado de la
«cuidar» significa proteger, custo- vida en el centro de la vida personal y
diar, preservar, guardar, vigilar. Esto comunitaria, del análisis social, de la
implica una relación de reciprocidad economía y de la política.19
responsable entre el ser humano y la
naturaleza.17

La construcción de lugares verdes Espacios de respiro


de veneración, respeto y cuidado requie-
re pasar del paradigma antropocéntrico Necesitamos crear también espacios ver-
de la modernidad al cosmocéntrico de des libres de humos consumistas y ritmos
nuestro tiempo actual: hacer el tránsito productivos; lugares que no se asimilan
paradigmático de la autonomía de un in- a meros espacios de desconexión donde
dividuo BBVA (blanco, burgués, varón abandonar momentáneamente el ritmo
y adulto) que exige derechos, a la vul- frenético de la sociedad del hiperconsu-
nerabilidad de un sujeto planetario que mo para, «cargadas las pilas», volver a
demanda cuidados. Limítrofe al impera- galeras; lugares de resistencia contracul-
tivo categórico kantiano que desemboca tural con capacidad de construir tiempos
en deberes morales, la construcción de y espacios heterogéneos.20 En una socie-
espacios verdes propone instaurar el im- dad en la que la enfermedad, el cuidado
perativo patocéntrico; esto es, la exigen- de los hijos, la atención a nuestros ma-
cia moral de paliar cualquier sufrimiento yores, el cultivo de la interioridad o el
ajeno personal, social o natural18. Junto ejercicio de un arte se estigmatizan como
a la ciudadanía cosmopolita que busca prácticas no productivas que conviene
establecer marcos legales de conviven- abolir, es urgente crear «lugares inútiles»
cia supraestatales, urge la creación de que inauguren temporalidades y espacios
espacios de «cuidadanía», marcos com- tan improductivos como habitables.
pasivos de responsabilidades y vulnera- Aunque no puedo desarrollarlo en
bilidades compartidas: el espacio de este cuaderno, no puedo
dejar de apuntar la necesaria reformu-
La idea de cuidadanía expresa una al- lación de la vida religiosa para que sea
ternativa a nuestro modelo actual más comprensible socialmente como modelo
allá del concepto tradicional de ciu- de lugar verde de respiro y resistencia.
dadanía, que pone en el centro a los Hace años, el trapense Thomas Merton
mercados e impone un modelo impo- expresaba en términos contraculturales
sible de autonomía atomizada, y que su opción monástica:
excluye a los y las que trabajan fuera
del mercado, incluida la naturaleza. A través de mi vida monástica digo
Frente a esta lógica que invisibiliza no a los campos de concentración, a

23
los bombardeos aéreos, a los asesina- Nuestra propuesta de construir «lu-
tos judiciales, a las injusticias racia- gares violeta» amplía la lucha feminista
les, a las tiranías económicas. Hago a todas aquellas personas y colectivos
de mi silencio monástico una protes- que hoy reclaman reconocimiento y aco-
ta contra las mentiras de los políticos gida: apátridas, minorías étnicas, colec-
y cuando hablo es para negar que mi tivos LGTBI, parados, indocumentados.
fe y mi Iglesia puedan estar jamás Identidades negadas que necesitan cons-
alineadas junto a esas fuerzas de in- truir metáforas habitables a través del
justica y destrucción.21 lenguaje del reconocimiento y la prác-
tica de la acogida. Momentos, ambos,
¿Sigue siendo la vida contemplativa imprescindibles porque aquello que no
–y por extensión toda la vida religiosa– existe no puede exigir derechos.
expresión de un tiempo regido por el kai- El primer peldaño es acceder al len-
rós de Dios y de un espacio de acogida guaje para neutralizar el efecto invisi-
mestizo que se construye alrededor de la bilizador del relato dominante y para
mesa del Reino? expresar las señas de identidad de su
existencia real; la segunda exigencia es
crear espacios institucionales de acogida
Construir «lugares violeta» radical (jurídicos, políticos, eclesiales,
(espacios de reconocimiento etc.). Importa mucho recalcar la adje-
y acogida de identidades) tivación de la acogida como «radical»
para evitar lo que líneas arriba definía-
La revolución violeta liderada histórica- mos como «hospitalidad de baja intensi-
mente por colectivos feministas supone dad». La lucha por el reconocimiento y
la construcción de espacios de visibili- la acogida no se confunde con retóricas
dad y de derechos para identidades ocul- fariseas que soportan identidades que, en
tadas y negadas por el discurso patriar- el fondo, no reconocen. La hospitalidad
cal hegemónico. Las teorías feministas de los «lugares violeta» está abierta a
críticas llevan décadas trabajando en la incondicionalidad del mestizaje que
visibilizar la presencia constante y pro- transforma las identidades de «acogido»
tagónica de la mujer en la historia. Un y «acogedor».
trabajo de recuperación de la memoria
histórica femenina que tiene que luchar
contra la dictadura epistémica impuesta Construir «lugares naranja»
por el sistema de dominación patriarcal: (espacios festivos)
en un mundo relatado por hombres, las
mujeres sencillamente «no existen». La «economía naranja» engloba las em-
Para la crítica feminista, el sistema sexo- presas y negocios derivados de la activi-
género por el cual el sexo supone un ele- dad cultural. La geografía de los lugares
mento discriminador en sociedades for- no profanables incluye la construcción
malmente igualitarias, es tan universal y de «espacios naranja» festivos. Como
ancestral que tiende a solaparse con una el resto de espacios propuestos en estas
especie de orden natural y eterno de la páginas, la construcción de lugares fes-
sociedad.22 tivos se inscribe en la red de espacios

24
contraculturales que alientan y protegen que no quiere jugar, intuimos toneladas
lógicas extra commercium. de violencia pegadas a su piel. Por eso
No estamos proponiendo la creación es fundamental que en situaciones ex-
de zonas de entretenimiento para fomen- tremas se movilicen médicos, alimentos,
tar la industria del ocio, sino lugares de tiendas de campaña…, pero además pa-
resiliencia que se niegan a definirse des- yasos y cuentacuentos. No solo de pan
de sus carencias. En los campos de refu- vive el ser humano; las personas –para
giados los niños juegan a la pelota, los seguir siéndolo– necesitamos alimentar-
mayores celebran bodas y siempre hay nos también de risas y fiesta.
quienes entonan cantos y animan bailes.
No son acciones que buscan la evasión,
son actos de resistencia que reivindican Jesús, homo festivus
la humanidad: un pueblo sin fiesta es
un cementerio. Quienes se sorprenden Jesús fue un homo festivus. Hasta tal pun-
al encontrarse con festejos en contextos to le gustaban las fiestas que a los reca-
de pobreza, guerras o desastres natura- tados evangelistas no les quedó más re-
les, no han entendido que celebrar es la medio que dejar constancia escrita de su
mejor forma de afirmar nuestra dignidad fama de comilón y borracho (Mt 11,19).
como seres humanos. Hasta el más espiritual de ellos, el evan-
Como afirma Harvey Cox en Las gelista Juan, abre la actuación pública de
fiestas de los locos,23 somos «homo festi- Jesús con su participación en una fiesta:
vus». Para este teólogo baptista america- las bodas de Caná (Jn 2,1-12). Los dis-
no, la persona es por su misma naturaleza cípulos de Jesús vivieron la alegría de
una criatura que no solo trabaja y piensa, participar en una gran fiesta en la que el
sino que canta, baila, reza, cuenta histo- novio estaba presente. Un banquete del
rias y festeja. El ser humano lleva la fies- que nadie quedaba excluido y cuyos me-
ta inscrita en el adn. Las personas nece- jores puestos estaban reservados para los
sitamos celebrar, marcar en rojo algunos últimos de la sociedad. El Reino como
días del calendario, que no sean todos «lugar naranja» fue la oferta habitacio-
iguales. Ninguna otra criatura de la que nal de Jesús para aquellos y aquellas que
tengamos noticia revive las leyendas de andaban tristes, agobiados y enfermos.
sus antepasados, apaga a soplidos las ve- Veintiún siglos después, los cristianos
las de su tarta de cumpleaños o se disfra- y gentes de buena voluntad seguimos
za con la pretensión de ser otra persona. empeñados en construir lugares naranja,
Tan violento como arrebatar la vida violeta, verdes, amarillos y rojos; espa-
a un ser humano es robarle la sonrisa. cios no profanables donde proteger todo
Cuando nos encontramos con un niño sufrimiento y celebrar todas las vidas.

25
NOTAS

1. Lema Añón, Carlos, «Para un concepto secu- dentro sino también fuera y frente a los Es-
lar de lo sagrado: la institución de lo sagra- tados, poniendo fin a este gran apartheid que
do como tarea democrática»: Derechos y Li- excluye de su disfrute a la gran mayoría del
bertades, Número  20. Época  II, enero 2009, género humano contradiciendo su proclamado
pp. 101-102. universalismo. Significa, en concreto, trans-
2. Ibid., p. 86. formar en derechos de la persona los dos úni-
3. Castells, Manuel (1997), La era de la infor- cos derechos que ha quedado hoy reservados
mación: economía, sociedad y cultura. Vol. I. a los ciudadanos: el derecho de residencia y el
La sociedad red, Madrid: Alianza Editorial, derecho de circulación en nuestros privilegia-
pp. 501-502. «Así pues, la gente sigue vivien- dos países».
do en lugares. Pero como en nuestras socie- 5. Para el antropólogo francés Marc Augé, los
dades la función y el poder se organizan en el «no lugares» son espacios de tránsito donde las
espacio de los flujos, el dominio estructural de personas se instalan provisionalmente (aero-
su lógica altera de forma esencial el significa- puertos, estaciones de tren) en una asimilación
do y la dinámica de aquellos. La experiencia, de individuos anónimos a los que no les une
al relacionarse con los lugares, se abstrae del nada más allá de sus tarjetas de embarque y sus
poder, y el significado se separa cada vez más documentos de identidad. Augé, Marc (2000).
del conocimiento. La consecuencia es una Los no lugares. Espacios del anonimato. Una
esquizofrenia estructural entre dos lógicas es- antropología de la sobremodernidad. Barce-
paciales que amenaza con romper los canales lona: Gedisa.
de comunicación de la sociedad. La tendencia 6. Sobrino, Jon (1993). El principio misericor-
dominante apunta hacia un horizonte de un dia. San Salvador: UCA editores, 2ª ed., p. 39.
espacio de flujos interconectado y ahistórico, 7. Moxnes, Halvor (2005). Poner a Jesús en su
que pretende imponer su lógica sobre lugares lugar. Una visión radical del grupo familiar y
dispersos y segmentados, cada vez menos re- el Reino de Dios. Estella: Verbo Divino.
lacionados entre sí y cada vez menos capaces 8. Para H. Moxnes, el Reino de Dios es un «lu-
de compartir códigos culturales. A menos que gar imaginado» indicando así que se trata de
se construyan deliberadamente puentes cultu- un lugar real que se va construyendo sobre un
rales, políticos y físicos entre estas dos formas imaginario diferente a los culturalmente esta-
de espacio, quizá nos dirijamos hacia una vida blecidos. Los lugares imaginados presentan
en universos paralelos, cuyos tiempos no pue- visiones o planes sobre formas alternativas de
den coincidir porque están urdidos en dimen- usar y estructurar lugares y prácticas materia-
siones diferentes de un hiperespacio social». les. Ibid., pp. 202-203.
4. Ferrajoli, Luigi (1999). Derechos y garan- 9. Ibid., p. 137.
tías. La ley del más débil, trad.  A.  Greppi, 10. Para Manuel Castells, las «identidades de
Madrid: Trotta, p. 17: «Tomar en serio estos resistencia» social pueden evolucionar hacia
derechos [Derechos Humanos] significa hoy «identidades proyecto» que modifican códigos
tener el valor de desvincularlos de la ciuda- culturales y simbólicos alumbrando «embrio-
danía como pertenencia (a una comunidad nes de una nueva sociedad». Cfr. Castells,
estatal determinada) y de su carácter estatal. Manuel (2001). La era de la información: eco-
Y desvincularlos de la ciudadanía significa re- nomía, sociedad y cultura, Vol.  II. El poder
conocer el carácter supra-estatal –en los dos de la identidad, México: Siglo XXI Editores,
sentidos de su doble garantía constitucional e 3ª ed., pp. 396-402.
internacional– y por tanto tutelarlos no sólo 11. Lema Añón, Carlos, Op. cit., p. 115.

27
12. Ver la entrevista al papa Francisco realizada namiento, la primera exigencia moral consiste
por Antonio Spadaro para «La Civilità Catto- en paliar ese sufrimiento. Se trata de una expe-
lica», 21 de septiembre de 2013. riencia que supera los márgenes del yo, la ce-
13. Una exposición sugerente de topoi contrahe- rrazón solipsista y el mero interés egoísta. El
gemónicos puede encontrarse en De Sousa sufriente me convoca, me suplica ayuda y no
Santos, Boaventura (2003). Crítica de la puedo mantenerme indiferente a su llamada»,
razón indolente. Contra el desperdicio de la Cfr. Torralba Roselló, Francesc (2015).
experiencia. Vol. I. Para un nuevo sentido co- ¿Qué es la dignidad humana? Ensayo sobre
mún: La ciencia, el derecho y la política en la Peter Singer, Hugo Tristram Engelhardt y
transición paradigmática. Bilbao: Desclée de John Harris, Madrid: Herder, pp. 121-122.
Brouwer. (Especialmente el capítulo VI, «No 19. Ramón, Lucía, «Compasión, cuidados, mise-
disparen sobre el utopista», pp. 375-437). ricordia» en VV. AA. (2016), Nuevas fronte-
14. Ska, Jean-Louis (2012). Introducción al Anti- ras, un mismo compromiso. Retos actuales del
guo Testamento. Santander: Sal Terrae, p. 50: diálogo fe-justicia. Barcelona: Cristianisme i
«Para Israel no existe una diferencia esencial Justícia. Cuadernos nº 200, p. 17.
entre el derecho religioso y el derecho civil. 20. Deleuze, Gilles y Guattari, Félix (1980).
[…] Podríamos decir que toda la vida de Israel Mille plateaux, Capitalisme et schizophrénie,
es un «servicio a Dios», es decir una «litur- Tomo 2, París: Minuit, p. 133. Traducción al
gia». castellano: Mil mesetas. Capitalismo y esqui-
15. de Loyola, Ignacio (1963). Ejercicios Espiri- zofrenia 2. Valencia: Pre-textos, 1997, p. 107.
tuales, Obras completas de Ignacio de Loyola. 21. Merton, Thomas (2003). Nuevas semillas de
Madrid: BAC, [142], p. 226. contemplación. Santander: Sal Terrae.
16. Cfr.  Casanovas, Xavier (2017). Fiscalidad 22. Cfr. De Miguel, Ana (2004). «El sistema pa-
justa, una lucha global. Barcelona: Cristia- triarcal y la revolución feminista» en Tamayo,
nisme i Justícia. Cuadernos nº 205, pp. 26-27. Juan José (Coord.), El cristianismo ante los
17. Papa Francisco, Laudato si´. Sobre el cuida- grandes desafíos de nuestro tiempo, Vallado-
do de la casa común. lid: Universidad de Valladolid, p. 104: «Según
18. En el análisis que Francesc Torralba lleva a este supuesto orden natural el sexo es un fac-
cabo de la obra de Peter Singer, considera tor determinante en la construcción jerárquica
que para el filósofo australiano «el imperativo de la sociedad, y esta jerarquía se resuelve por
fundamental de la ética consiste en reducir el la dominación masculina».
sufrimiento ajeno. Por ello, se puede clasificar 23. Cox, Harvey (1983). Las fiestas de los locos,
su ética de patocéntrica, pues, según su razo- Madrid: Taurus.

28
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN

1. El cuaderno alerta sobre el riesgo de que la economía invada y profane ám-


bitos que deberían mantenerse alejados de cualquier transacción comercial:
educación, sanidad, vivienda, etc. ¿Qué instituciones consideras que han ca-
ído bajo la lógica excluyente del mercado neoliberal? ¿Qué se puede hacer
para liberarlas y protegerlas?

2. La globalización se presenta como un lugar por construir y en el que articular


correctamente la interrelación entre pertenencias locales e identidades glo-
bales. Las políticas migratorias defensivas son un ejemplo de la tensión no
resuelta entre una ciudadanía con derechos vinculada a la nacionalidad y una
ciudadanía universal sin protección efectiva. ¿Qué otras tensiones detectas
en el fenómeno globalizador? ¿A qué colectivos afectan más?

3. «Jesús fue un constructor de lugares habitables para aquellos y aquellas a


quienes la sociedad de su época había condenado al desahucio de identida-
des negadas y excluidas». ¿Quiénes construyen hoy lugares habitables para
los más vulnerables? ¿Quiénes están condenados a vivir en la intemperie por-
que todavía no se ha edificado un techo material o simbólico que les cobije?

4. En el magisterio y la praxis pastoral del papa Francisco abundan los gestos


simbólicos vinculados con los lugares que la Iglesia está llamada a transitar
y construir («Iglesia en salida», «hospital de campaña»). Si, como afirma Jon
Sobrino, «es problema fundamental para la Iglesia el determinar cuál es su
lugar», ¿cuáles serían los lugares en los que la Iglesia debería estar hoy pre-
sente de forma inexcusable?

5. El cuaderno concluye animando a la construcción de lugares multicolor: rojos,


verdes, amarillos, violeta…
• Resumir las características que definen cada uno de estos lugares y poner
ejemplos concretos de su realización.
• ¿Colaboras de forma activa en alguno de estos lugares?
• ¿Qué otros lugares necesitan ser construidos urgentemente? ¿De qué
«colores» serían?
29
LA ERA DEL DESÁNIMO
Una lectura creyente
desde la filosofía
y la teología

Begoña Román
Llorenç Puig
Josep Otón
José I. González Faus
Joan Carrera i Carrera

Ante el individualismo, la pérdida del sentido


comunitario y la capacidad de indignación de nuestra
sociedad, cada vez más hiperconectada pero más
narcisista, ¿cómo podemos ser capaces de abrir una
puerta al cambio y a la esperanza?

Editorial: Cristianisme i Justícia


ISBN: 978-84-9730-416-0
Precio: 10 € (incluye envío nacional)

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Cristianisme i Justícia (Fundación Lluís Espinal) es un Centro de Es-

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tudios creado en 1981, promovido por la Compañía de Jesús de Cataluña.
Agrupa un equipo de profesores universitarios y especialistas en teología
y en diversas ciencias sociales y humanas interesados por el cada vez
más indispensable diálogo fe-cultura-justicia.

Los Cuadernos Cristianisme i Justícia (CJ) presentan reflexiones de los


seminarios del equipo del centro y trabajos de sus miembros y colaborado-
res. Pueden descargarlos en: www.cristianismeijusticia.net/es/quaderns
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194. CRISTIANISME I JUSTÍCIA, La causa de los pobres, causa de Dios; 195.
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creciente; 198. CRISTIANISME I JUSTÍCIA, TERESA CRESPO (ed.), El trabajo:
presente y futuro; 199. C. M. T EMPORELLI, Amigas de Dios, profetas del
pueblo; 200. VARIOS AUTORES, Nuevas fronteras, un mismo compromiso;
201. J. I. GONZÁLEZ FAUS, Inhumanos e infrahumanos; 202. J. CARRERA,
L. PUIG, Hacia una ecología integral; 203. J. SANZ, Cómo pensar el cambio
hoy; 204. J. BOTEY, A 500 años de la Reforma protestante; 205. X. CASANOVAS,
Fiscalidad justa, una lucha global; 206. A. ARES, Hijos e hijas de un peregrino;
207. J. MoRERA, Desarmar los infiernos; 208. J. I. GONZÁLEZ FAUS, El
Silencio y el Grito; 209. VARIOS AUTORES, ¡Despertemos!; 210. J. LAGUNA,
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M ATEOS, Inmigración y nuevas encrucijadas. Cómo ser profeta en un
mundo diverso; 10. AA.VV., ¿Qué nos jugamos? Reflexiones para un año
electoral; 11. J. I. GONZÁLEZ FAUS, Romeros de América; 12. P. TORRES,
Retiro en la ciudad; 13. C. M. TEMPORELLI, Vidas entregadas: Teresa de
Jesús Ramírez y Dorothy Stang; 14. J. I. GONZÁLEZ FAUS, Economistas
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Tiraje: 46.000 ejemplares N. 210, septiembre 2018

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