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Escritores censurados defienden las “malas palabras”

Yennifer Álvarez Jaimes

Tienen algo en común, fueron maestros de Escuela Superior y además, forman parte de la recién
instaurada lista de escritores proscritos del Departamento de Educación (DE). Tanto Juan Antonio
Ramos como Edgardo Rodríguez Juliá catalogaron como una censura el que el DE haya excluido de los
ofrecimientos literarios del sistena público de enseñanza sus obras “Mejor te lo cuento: antología
personal” y “El entierro de Cortijo”, respectivamente, por contener lenguaje “inaceptable y soez”.

En entrevista con El Vocero, Ramos, resaltó que “la lectura de un buen texto invita a una reflexión que
libera y transforma”. Mientras, Rodríguez Juliá dijo que las llamadas malas palabras son “parte de la
realidad humana y la expresion de esas palabras por un escritor dan malos o buenos resultados desde el
punto de vista estético, pero todos los libros en cuestión han sido libros probados y publicados desde la
década del 80”.

Ayer en comunicación escrita, el DE aclaró que el libro “Mejor te lo cuento: antología personal”, de
Juan Antonio Ramos es el único texto que se eliminó, permanentemente, de la lista de lecturas
suplementarias del cruso de español de úndecimo grado. Por otro lado, “Antología Personal”, de Jose
Luis González; “El Entierro De Cortijo”, de Edgardo Rodriguez Juliá; “Reunión de Espejos”, de Jose
Luis Vega y “Aura”, de Carlos Fuentes “están bajo revisión y pudiesen volver a ser parte del currículo
luego de ser revisados”.

En su libro, “Mejor te lo cuento: antología personal”, Ramos describe una relación sexual a través de
los ojos de un joven.

“Los jóvenes nuestros están expuestos a todo tipo de violencia desde que se levantan hasta que se
acuestan. Televisión, cine, música, juegos electrónicos. Las carreteras nuestras son campos de batalla,
como lo son también los centros comerciales, las esquinas, los parques, y muchos de nuestros
'hogares'”, recordó Ramos.

Por su parte, Rodríguez Juliá sostuvo que como profesor de Escuela Superior también pudo palpar
cómo el estudiantado de grado once tiene la capacidad de discutir textos de esta índole.
“ Censurar a base del criterio de que no se deben usar las llamadas malas palabras ha sido catastrófico.
En los años 50, el Macartismo prohibió el “Ulises” de James Joyce por el uso de palabras de contenido
sexual y se leía en ediciones piratas y de contrabando pero es una de las joyas literarias de Occidente”,
según el autor de la famosa crónica del entierro del músico Rafael Cortijo.

De otro lado, Eva Ayala, portavoz del grupo EDUCAMOS de la Federación de Maestros de Puerto
Rico (FMPR), sostuvo que si el DE fuese consistente en su política pública prohibiría la lectura de
“los libros de biología o salud que aludan o ilustren los órganos reproductivos o cualquier obra de arte
donde se presente el cuerpo humano desnudo. Incluso, habría que vedar a Martín Fierro o hasta a Julia
de Burgos por las alusiones eróticas contenidas en su obra literaria”.

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