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El enigma de la cultura negra en Córdoba

28 de mayo de 2010, 14:17 • Bicentenario > Bicentenario


PATIO DE LOS ESCLAVOS. En el actual Museo Sobremonte.

Por Patricia Cravero


Patricia Cravero
@patocra
Redactora.
argando...

En algún momento, los negros llegaron a ser casi el 50 por ciento de la población de Córdoba.
Hoy se discute qué pasó con ellos.
En el patio de la que alguna vez fue la casa del Marqués de Sobre Monte, lejos del lujo de sus
salas, permanece una de las pocas huellas de la Córdoba negra, un cepo que siglo atrás fue
utilizado para castigar y torturar a los esclavos africanos.

El artefacto de madera está ubicado frente a los tres cuartos destinados a la servidumbre de las
familias adineradas que ocuparon esa casa. Ninguna de las habitaciones tiene ventana. “De esa
forma, el dueño se aseguraba de que no hubiese fugas”, relata el guía del Museo Sobre Monte,
Hugo Salas.

Los estudios sobre la esclavitud revelan una importante presencia africana en la época de la
colonia, situación que cambia drásticamente al llegar el siglo XIX, lo que abre interrogantes
sobre qué fue lo que sucedió con los negros en la provincia.

Eran mayoría. En su Historia de Córdoba, Efraín Bischoff indica que en el empadronamiento


de 1779 se contaron en ciudad y campaña 17.340 españoles, 5.482 indios, 14.892 negros y
mulatos libres, y 6.388 negros y mulatos esclavos.

Sin embargo, la presencia negra cambió significativamente a comienzos del siglo XIX. “En
1813, un 8.41 por ciento del total de la población cordobesa, urbana y rural, era esclava. En 1840
había disminuido al 3 por ciento”, indica la historiadora Mónica Ghirardi.

Hipótesis. ¿Qué pasó entonces con los cientos de africanos que llegaron a la ciudad tras ser
introducidos por el Río de la Plata? ¿Dónde están las huellas del pasado negro de Córdoba? Las
respuestas a esas preguntas son variadas y forman parte de una discusión historiográfica en
desarrollo.

“Es un tema muy controvertido. Hay quienes dicen que murieron en los frentes de batalla,
peleando en las guerras de la Independencia, mientras otros sostienen que se mestizaron con el
resto de la sociedad”, señala Ghirardi.

Relación de poder. Otro aspecto de la esclavitud que genera debates es el trato de los amos.

"Había una relación en general bastante buena. Quienes maltrataban a sus esclavos eran mal
vistos, lo que no quiere decir que no hubiera castigos”, indica la escritora Cristina Bajo, quien
rememora el caso de los esclavos de los Reynafé, quienes se compraron a sí mismos cuando se
remataron los bienes para seguir con la familia.

Ghirardi, por su parte, asegura que hubo “de todo”, casos de amos que fueron más
“comprensivos” y otros que fueron “muy crueles”. “Recuerdo el caso de un amo que decía tener
gran reconocimiento a su esclavo. Entonces en su testamento deja a su descendiente el legado de
que todos los días festivos le diesen una fruta como recompensa”, relata.

La historiadora dice que muchas veces se habla de un trato "más benévolo" porque las tareas que
hacían los esclavos eran menos "duras" que en otros centros de colonización. También porque
algunos amos les permitían trabajar mediodía a la semana por su cuenta, con lo que podían juntar
dinero para comprar su libertad.
“Pero lo que hay que tener en cuenta es que jurídicamente eran bienes muebles, piezas que se
vendían en los mercados, en la plaza. En ese sentido hablar de benignidad o malignidad en el
trato es muy difícil, es anacrónico”, sostiene la investigadora.

Por Patricia Cravero @patocra

Redactora.

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