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1. Concepto:
“El procedimiento realizado ante un órgano jurisdiccional, que tiene por objeto
verificar que la sentencia extranjera cumple con los requisitos exigidos por el
ordenamiento jurídico del país de recepción para otorgarle efectos, y el visto
bueno otorgado por el órgano para proceder a su cumplimiento.
Se pueden distinguir dos sistemas extremos: el que niega toda eficacia o valor a
la sentencia extranjera denominado sistema avalorativo, y aquel que le reconoce valor
llamado sistema valorativo.
Este sistema consiste en negar todo valor o eficacia a las sentencias dictadas por
tribunales extranjeros, no admitiendo su ejecución. Para esta postura la función judicial
es el ejercicio de la soberanía de un Estado, ella se ejerce dentro del territorio nacional
por cuanto se limita por la función jurisdiccional de otros que ejercen sus facultades
soberanas en sus respectivos espacios, es un límite territorial. Ciñéndose a esta idea se
pronuncian Tropolony y Brocher al sostener que “La fuerza de la cosa juzgada es la
obra artificial de la ley y no se extiende naturalmente fuera de los límites del Estado.
Debe admitirse que si el derecho de un Estado determinado como tal, debiera y pudiera
ser puesto en ejercicio en otro Estado, se extendería el poder legislativo y judicial de un
Estado en otro, anulándose así los poderes públicos de este último, que son la
manifestación del supremo derecho de soberanía”.2
Demangeat señala que: “Una máxima inconcusa establece que la autoridad de
que son investidos los jueces de cada Estado para regular las relaciones de las partes
sometidas a un tribunal trae su origen y recibe su fuerza únicamente del poder soberano
del mismo Estado, puesto que por él o por sus delegados se hace el nombramiento. De
aquí se deduce que teniendo presente el principio de independencia de las naciones, en
derecho estricto, las sentencias dictadas en un Estado no pueden tener efecto en países
extranjeros, o en otros términos la autoridad de cosa juzgada no se deriva del Derecho
de Gentes, sino que recibe la fuerza civil de cada nación. Más el derecho civil no
extiende sus efectos de una nación a otra: la autoridad pública de que está investido
cada soberano, no extendiéndose fuera de su territorio, debe estar necesariamente
ceñida en los mismos límites que la de los magistrados que nombra, de donde se infiere
que los autos emanados de estos funcionarios deben perder toda su fuerza civil en la
frontera. Por consiguiente, la autoridad de cosa juzgada no se puede invocar en un
Estado a la vista de sentencias dictadas por los tribunales de un país extranjero” 3. Las
1
A. WEISS ET. E.S. ZEBALLOS. Manual de Derecho Internacional Privado, (París, 1929), p. 607. cit.
por ROFFE ROSENFELD, Pedro, cit. (n.14), p. 15.
2
ROFFE ROSENFELD, Pedro, El Exequátur… (n°14) p.16; citando a TROPOLONU y BROCHER.-
3
GUZMÁN LATORRE, Diego, Tratado de Derecho Internacional Privado, 3ed. Editorial Jurídica de
Chile (Santiago 2003) p.561; citando a DEMANGEAT.-
autoridades de un Estado, no están obligadas a prestar la fuerza de autoridad pública a
las leyes de otro para obligar a las personas a acatarlas, puesto que las leyes de un
Estado se suponen desconocidas por los demás estados.
La globalización mundial, el desarrollo del comercio internacional, los avances
en materia de transportes y comunicaciones, mas una serie de circunstancias que
apuntan al contacto diario que hoy tienen los distintos países que componen el mundo,
hacen que este sistema sea considerado anticuado y rechazado absolutamente por las
legislaciones y doctrinas. Además acarrea serios problemas a saber:
En este sistema, las sentencias extranjeras tendrán la misma fuerza o valor que
en el de origen se les reconozca a las sentencias que el Estado requerido dicte. Así a
modo de ejemplo tenemos un país A y un país B, las sentencias del B tendrán en el A la
misma fuerza que en el A se dan a las sentencias del B.
Esta reciprocidad tiene dos matices, puesto que algunos Estados la aplican tanto
para negar la ejecución a un fallo extranjero, como al mismo tiempo la exigen para
otorgar la ejecución. Pero también hay otros que solo la utilizan para uno solo de estas
posibilidades como por ejemplo Argentina, que la aplica solo para negar el
cumplimiento al fallo extranjero5.
En lo que concierne al origen de la reciprocidad esta puede tener dos fuentes,
una de carácter diplomático que la encontramos cuando entre los países media un
tratado internacional, o un origen legislativo, en el que se condiciona la ejecución a lo
que dispongan las leyes del Estado cuyos tribunales declaran la sentencia. Lo ordinario
es la combinación de estas dos formas de reciprocidad. En el sistema de reciprocidad a
ella se le exigen requisitos mínimos como la especialidad, bilateralidad, actualidad y la
prueba de la misma.
Este sistema se encuentra en práctica entre otros en los siguientes países:
Alemania, Bélgica, Italia, Portugal, Suiza, Noruega, Suecia, Austria, Bulgaria, Egipto,
Guatemala, Dinamarca, Honduras, México, Rusia, Turquía.
Según las palabras de Sánchez de Bustamante “la reciprocidad descansa en lo
que pudiéramos llamar el egoísmo colectivo y en cuya virtud un Estado no otorga fuerza
alguna a las sentencias de otro, sin consideración al caso ni a sus elementos, mientras a
su vez el otro no haga lo mismo con sus sentencias” 6. Por lo mismo las fuertes críticas al
sistema, puesto que si ningún país da el paso inicial, en virtud del cual concede a las
sentencias extranjeras fuerza en su propio territorio, se produce una situación de
5
Ibíd.-
6
SÁNCHEZ DE BUSTAMANTE, Antonio, Tres Conferencias.... (n°8) p.56.-
paralización en la que ningún Estado reconocería las sentencias de otro si este a su vez
no reconoce las suyas, con lo que no existiría el derecho internacional privado y
constituiría una manera de eludir la internacionalización de la justicia.
Este modelo es el que mas se acomoda a los principios generales del derecho,
presentando varias ventajas, puesto que atenúa el poder del juez de origen de pronunciar
una sentencia de validez universal lo que evita fraudes; asegura el respeto de la
soberanía del Estado requerido, pues exige una intervención del mismo para que las
resoluciones extranjeras desplieguen efectos en él; es un sistema receptivo con la
justicia extranjera, pues se admiten los efectos de las resoluciones extranjeras sin
necesidad de repetir el proceso ni de controlar la actividad de los jueces extranjeros;
sintoniza correctamente con el principio de la cooperación internacional entre tribunales
de distintos países, y encaja a la perfección con el principio de la economía procesal.
Este sistema se aplica entre otros países en España, Chile, México, Portugal,
Bulgaria.
3.1 Generalidades.
En caso de que no existan tratados sobre el asunto con el Estado de donde emana
la sentencia, se aplican los artículos 243 y 244 del Código de Procedimiento Civil, los
cuales consagran el principio de reciprocidad. La ilustrísima Corte Suprema definió el
principio de reciprocidad señalando: “consiste en que los países que la utilizan, se
colocan respecto de sus derechos y obligaciones recíprocas actuales y futuras en una
misma e idéntica situación, dando o pidiendo el uno lo mismo que el otro puede pedir o
conceder con arreglo a sus leyes”12.
Los artículos citados consagran la reciprocidad positiva y negativa
respectivamente. La positiva consiste en que si en un Estado extranjero se cumplen los
fallos pronunciados por tribunales chilenos, corresponde otorgar el exequátur, y por lo
tanto, las sentencias de dicho país tendrán en el nuestro la misma fuerza que aquel da a
las sentencias chilenas. Esta reciprocidad se encuentra consagrada en el artículo 243 que
establece: “Si no existen tratados relativos a esta materia con la nación de que procedan
las resoluciones se les dará la misma fuerza que en ella se dé a los fallos pronunciados
en Chile”. La reciprocidad negativa, consiste en que si a la Corte Suprema le consta
fehacientemente que en el país donde se dictó la resolución a la cual pretende darse
cumplimiento en Chile, no se da cumplimiento a las sentencias pronunciadas por
tribunales chilenos, no se debe otorgar el exequátur. El artículo 244 se refiere a este tipo
de reciprocidad estableciendo que “Si la resolución procede de un país en que no se da
cumplimiento a los fallos de los tribunales chilenos, no tendrá fuerza en Chile”
La reciprocidad puede ser de dos clases:
- Legal: Aquella basada en la ley.
11
MONSÁLVEZ MULLER, Aldo, Reconocimiento y Ejecución… (n°10) p.60.-
12
Revista de Derecho y Jurisprudencia, 1915, Tomo XII, Sección 1, p.30; comentado en CÁCERES
JARAMILLO, Nelson, Procedimiento de Validación de la Sentencia… (n°19) p. 29.-
- De hecho: Aquella basada en la jurisprudencia (que implica una serie
continuada de sentencias en el mismo sentido)13.
Fuente de conflicto ha sido esta distinción, puesto que la doctrina difiere en
concluir a cual de estos tipos de reciprocidad se refiere el Código de Procedimiento
Civil. Para un sector de la doctrina en el que encontramos a Alessandri, sólo se aplica la
reciprocidad legal, ya que la consagración positiva ofrece un amplio grado de certeza, al
contrario de la de hecho que es de difícil prueba. Para un segundo sector de la doctrina
la reciprocidad a que hacen referencia los artículos del Código es la de hecho, y para
ello se fundan principalmente en el artículo que sirve de antecedente al 244 del Código
que es el artículo 953 de la Ley de Enjuiciamiento Española, que consagra la
reciprocidad negativa haciendo expresamente alusión a la reciprocidad jurisprudencial
estableciendo: “Si la ejecutoria procede de una nación en que por jurisprudencia no se
dé cumplimiento a las dictadas por tribunales españoles, no tendrá fuerza en España”.
Sin embargo, en nuestro artículo 244 no se nombra a la jurisprudencia y se hace alusión
simplemente a fallos, por lo que podría revertirse el argumento del fundamento de tal
posición, ya que si se eliminó la palabra jurisprudencia es porque precisamente ahora ya
no se refiere solo a la reciprocidad de hecho. Un tercer sector de la doctrina al cual me
sumo, sostiene que no efectuando el Código de Procedimiento Civil distinción alguna,
nuestro ordenamiento jurídico acepta el sistema de reciprocidad en sentido amplio sin
hacer distinciones, por lo que rige en Chile tanto la reciprocidad legal como la de hecho,
y los problemas de carácter probatorio que pudieran acontecer durante el procedimiento
son de exclusiva responsabilidad de la parte que alegue la reciprocidad, la que deberá
acompañar los antecedentes legales o judiciales en que la funde14.
No siendo óbice a lo anteriormente señalado, algunos autores señalan que en el
caso de no existir antecedentes probatorios que permitan respaldar la reciprocidad,
nuestro país debería, sin embargo, por una razón de cortesía internacional aceptar el
cumplimiento de una sentencia extranjera, lo cual permitiría que a futuro en el país de
origen del fallo, se llegue también a aceptar darle fuerza a sentencias chilenas mediante
la vía de la reciprocidad 15. Tal opinión responde a lo criticado que ha sido el sistema de
reciprocidad al que se le considera una negación de la solidaridad humana, en el cual si
ningún Estado diera el primer paso se produciría una negación absoluta al derecho
13
ROFFE ROSENFELD, Pedro, El Exequátur .... (n°14) p. 67.-
14
MONSÁLVEZ MULLER, Aldo, Reconocimiento y Ejecución… (n°10) p. 62.-
15
GUTIÉRREZ LECAROS, Cristian, El Exequátur y su Evolución Jurisprudencial… (n°1) p.47.-
internacional privado y a la realidad global mundial. Considero que esta opinión de
buenas intenciones es errada porque:
- Si la sentencia proviene de un país que no considera el sistema de reciprocidad
para otorgar fuerza a las sentencias extranjeras, ningún efecto tendría el que nuestro
Estado le concediera fuerza a las emanadas de tal Estado.
- Si aplicáramos esta teoría, ningún sentido tendría el artículo 245 del Código de
Procedimiento Civil que sucede a los mencionados, y que establece el criterio de la
regularidad internacional. Al ser nuestro sistema de cascadas en que los criterios se
aplican subsidiariamente, lo que ocurre cuando no hay reciprocidad, ya sea porque no se
ha probado fehacientemente o derechamente no existe, es entrar a la aplicación de las
circunstancias mínimas establecidas en el artículo 245 ya mencionado.
Para terminar hay que tener presente dos precisiones, en primer lugar la
reciprocidad solo se extiende a la fuerza extraterritorial de las resoluciones extranjeras,
y no al procedimiento a que se ceñirá la concesión del exequátur, debiendo la Corte
Suprema aplicar los artículos 247 y siguientes del Código de Procedimiento Civil. Y en
segundo lugar, la Corte debe además examinar si la sentencia extranjera contraviene el
orden público nacional, ya que éste prima por sobre cualquier otro sistema de
cumplimiento. Nuestra Corte Suprema ha sostenido que “no puede darse cumplimiento
en Chile, ni por lo tanto ofrecerse la reciprocidad para casos análogos, a ninguna
resolución de tribunales extranjeros si son contrarios a las leyes patrias o se oponen a la
jurisdicción nacional”16.
El primer inciso del artículo en su inicio establece cuales son los casos de
aplicación (ausencia de tratados internacionales y no aplicación de reciprocidad) para
luego enumerar los requisitos que debe cumplir la sentencia extranjera para ser
cumplida en Chile.
Primera circunstancia: “Que no contenga nada contrario a las leyes de la
República. Pero no se tomarán en consideración las leyes de procedimiento a que
haya debido sujetarse en Chile la substanciación del juicio”.
17
ROFFE ROSENFELD, Pedro, El Exequátur…. (n°14) p.69.-
Segunda circunstancia: “Que tampoco se oponga a la jurisdicción
nacional”.
Principio básico del derecho es que nadie puede ser juzgado sin ser oído, toda
persona tiene derecho a defensa. Este requisito resguarda la bilateralidad del juicio. Con
la modificación que introdujo la dictación del decreto ley número 2.349, publicado en el
Diario Oficial el 28 de Octubre de 1978, que modificó este número del artículo 245 que
exigía que el fallo extranjero no hubiere sido dictado en rebeldía, se puso nuestra
legislación en sintonía con el Código de Bustamante, que en su artículo 423 número 2
exige también: “Que las partes hayan sido citadas personalmente o por su representante
legal, para el juicio”. Con la dictación de este decreto se confirma la garantía establecida
en el artículo 19 número 3 de la Constitución Política de la República de nuestro país,
del debido proceso.
4. Procedimiento
Para saber ante que tribunal se debe acudir para presentar la demanda, hay que
leer el art. 247 que prescribe “En todos los casos a que se refieren los artículos
precedentes, la resolución que se trate de ejecutar se presentará a la Corte Suprema en
copia legalizada”. Claramente se indica que el tribunal competente para conocer de esta
materia es el más alto tribunal de nuestro país, la Corte Suprema, que conocerá del
asunto en sala.
4.3. Contestación
El inciso segundo del art. 248 prescribe que la Corte con la contestación de la
parte o en su rebeldía resolverá si concede o no el exequátur. Sin embargo, si el tribunal
lo estima necesario, podrá abrir un término de prueba antes de resolver, el que se ceñirá
a las mismas reglas establecidas para la prueba de los incidentes (art. 90 del referido
Código). Art. 250: “Si el tribunal lo estima necesario, podrá abrir un término de prueba
antes de resolver, en la forma y por el tiempo que este Código establece para los
incidentes”. La recepción de la causa a prueba por parte del tribunal es una actitud
totalmente facultativa.
4.6. Sentencia