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Seis etapas

de la fe
CÓMO FORTALECE DIOS TU FE
SERMÓN 1 DE 6

2009 Conducidos con Propósito


Derechos Reservados prohibida su reproducción total o parcial para su uso comercial.
CONDUCIDOS CON PROPÓSITO A. C.
Seis etapas de la fe

CÓMO FORTALECE DIOS TU FE


Seis etapas de la fe
Mateo 9:29 y Marcos 9:23

La Biblia dice en Mateo 9:29: “Se hará con ustedes conforme a su fe”. Esa es la clave para una gran
aventura: conforme a tu fe. Dios dice: “Tú eres quien elige cuánto Yo bendeciré tu vida. Tú crees...Yo
obro. Tú crees y Yo bendeciré”.

Marcos 9:23 dice: “Para el que cree, todo es posible”. Eso hace de la vida una gran aventura. Les hago
una pregunta: ¿Cuántos aquí quisieran fortalecer su fe? . . . Yo también. Durante las próximas seis
semanas vamos a estudiar una serie sobre cómo fortalecer nuestra fe.

La fe es como el músculo: se desarrolla; se lo puede fortalecer. Puede ser débil o fuerte, dependiendo de
cuánto se lo use. Si tu fe es débil, no te pierdas las próximas seis semanas. ¿Cómo fortalece Dios mi fe? Él
usa un modelo muy previsible, un proceso muy previsible. Si lo comprendes, puedes “cooperar” con el
mismo.

La Biblia dice: “Sin fe, es imposible agradar a Dios”.

Como pastor, la pregunta que quizá me hacen con mayor frecuencia es: “¿Por qué me está ocurriendo
esto? No lo comprendo”. Cuando no comprendes las “Seis etapas de la fe”, ni comprendes cómo es que
Dios forma el carácter ni cómo fortalece la fe, te desalientas. Quizá aun te resientas. Ciertamente te vas a
preocupar; puede que el futuro te atemorice. Quizá te deprimas; y por sobre todas las cosas, no puedes
“cooperar” con lo que Dios esté haciendo. Pero cuando comprendas las seis etapas por las que Dios hace
atravesar a cada creyente, y te las hace experimentar a ti vez tras vez, entonces podrás decir: “¡Ah! Ahora
estoy en la etapa número cuatro”, o en la seis, o en la dos: Comprendes lo que está ocurriendo y no te
desanimas al pasar por momentos difíciles.

Esta mañana voy a hacer una introducción de la serie que consideraremos las próximas seis semanas:
Aprenderás a “reconocer las seis etapas de la fe en tu vida”.

¿Cómo fortalece Dios mi fe?

1. Un sueño

Dios siempre comienza con un sueño, una visión, un ideal. Hasta que uno no comienza a soñar o recibe
una idea, una visión, una ambición, no pasa nada. Hay que poner la mira en una meta. Cuando Dios
quiere obrar en tu vida, siempre te da un sueño: un sueño sobre ti mismo, sobre lo que Él desea que tú
hagas, sobre cómo desea usarte para impactar al mundo.

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En la Biblia encontramos tres ejemplos de esto:

Dios le dio a Noé el sueño de construir un arca.


Dios le dio a Abraham el sueño de ser padre de una gran nación.
Dios le dio a José el sueño de ser un líder que salvaría a su pueblo.
Dios le dio a Nehemías el sueño de construir la muralla alrededor de Jerusalén.
Dios le dio a David el sueño de construir el templo.

Hasta que no comiences a soñar, no sucede nada.

¿Cómo sabes cuándo un sueño proviene de Dios o cuándo es cosa tuya? ¿que quizá sean ocurrencias tuyas?
¿Cómo sabes si es Dios quien te está hablando o es la lasaña que comiste la noche anterior? ¿Qué le está causando
este tipo de disposición a mi vida?

Efesios 3:20 dice: “Dios ... puede bendecirnos infinitamente más allá de nuestras más sentidas oraciones, deseos,
pensamientos y esperanzas”.

El sueño, la ambición que proviene de Dios demanda fe. Los sueños que provienen de Dios para tu vida son tan
grandes que no los puedes cumplir por tus propios medios. Si los pudieras realizar solo, no necesitarías fe. Si no
tienes fe, no agradas a Dios porque la Biblia dice: “Lo que no es fe es pecado”.

Dios comienza por darte un sueño. Él ha estado hablando a muchos de ustedes, sólo que no lo reconocieron. Ese
sueño, esa idea, ese concepto, eso que sería de gran beneficio para otros: ¿De dónde creen ustedes que proviene?
Proviene de Dios.

La voluntad de Dios nunca contradice a la Palabra de Dios. Él no te da el sueño de dejar a tu familia y a tus hijos y
de trasladarte a Hollywood para convertirte en una estrella. Ese no es un sueño que venga de Dios. La voluntad de
Dios nunca contradice la Palabra de Dios. Hay que mantener todo en contexto.

Él comienza por hacerte descubrir un sueño, pero esa es sólo una etapa entre otras.

2. Decisiones: Comienzas a hacer algo con respecto a tu sueño.

No va a ocurrir nada con el sueño que descubriste hasta que despiertes y lo pongas en acción. Debes hacerlo
funcionar. Debes decidirte y decir: “¡Voy a poner manos a la obra!” Hay sólo una persona que toma decisiones
por cada diez que son soñadoras. Muchos tienen sueños, ambiciones, pero nunca llegan a la Etapa Dos: Tomar la
decisión de poner manos a la obra.

Santiago dice: “Pero que pida con fe, sin dudar; porque el ... hombre de doble ánimo, (es) inestable en todos sus
caminos”. Fe es un verbo: es activo, no pasivo.
Es algo que se hace.

La toma de decisiones es una actividad que produce fe. Se usan los músculo de la fe.

Durante esta etapa, es decir el momento de la verdad en la toma de decisiones, debes hacer dos cosas:

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1 ) Debes invertir. Es la decisión de hacer inversiones de:


! Tiempo
! Dinero
! Reputación
! Energía

En esta esta etapa, la toma de decisiones, se hace una inversión.


Se toman riesgos, hay que zambullirse.
“¡Dios, Tú me dijiste que hiciera esto, y estoy poniendo manos a la obra!”.

2) Debes despreocuparte por la seguridad.


No puedes andar por fe y aferrarte al pasado a la vez. Debes continuar la marcha, despreocuparte. Dios dijo:
“Abraham, te haré padre de una gran nación”. Abraham debió dejar su hogar e ir a un destino desconocido.

Moisés tuvo que desprenderse de la posibilidad de ser el heredero del Faraón una vez que éste muriera. Se
desentendió de eso para hacer la voluntad de Dios. Nehemías renunció a un trabajo seguro para ir a construir una
muralla alrededor de Jerusalén.

Si deseas caminar sobre el agua, debes salirte de la barca.

Lo que mejor ejemplifica esto es el trapecista: Se balancea en las barras y luego se suelta, toma la siguiente barra y
se balancea hacia el otro lado. Las barras están a una distancia tal que uno no puede estar asido a una y tomar la
siguiente al mismo tiempo. En algún momento hay que soltarse de la primera barra y asirse de la siguiente. Hay
una fracción de segundo en que el trapecista está ahí arriba, sin sostener ninguna de las dos barras. Queda
suspendido en el aire por una fracción de segundo.

¿Te ocurrió eso alguna vez en tu carrera, estar en el proceso de dejar un trabajo por otro sin nada entre medio?

Y te encuentras ahí a 100 metros de altura, sin que haya una red debajo de ti, y sin nada de qué sostenerte. Pero si
no te sueltas y te tomas de la visión que Dios tiene para ti, te balanceas hacia atrás otra vez, pero no totalmente: el
movimiento de oscilación se hace más y más lento hasta que al final se detiene, y estás ahí colgado y te queda sólo
una salida: bajarte.

Dios te da un sueño, y tú tomas la decisión.

3. Demora

Dios no hace que tu sueño se cumpla de inmediato. Dios no prometió darte un sueño hoy y realizarlo mañana.
Debes siempre contar con que habrá un tiempo intermedio. Siempre hay una demora, un período de espera.

En Habacuc 2:3 Dios dice: “Pero las cosas que planeo no ocurrirán inmediatamente. Lentamente, con tranquilidad,
pero con certeza se acerca el tiempo en que la visión se cumplirá”.

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En la Etapa 3 te comienzas a hacer la pregunta: “¿Cuándo?” “¿Cuándo, Señor? ¿Cuándo vas a contestar mi
oración?” El americano detesta tener que esperar. No nos gusta tener que esperar en el consultorio médico,
en los embotellamientos, en los restaurantes, ni esperar por los regalos de Navidad, ni ninguna otra cosa. Pero
lo que más nos disgusta es tener que esperar en Dios.
¿Alguna vez tú has estado de prisa y Dios no? Es molesto.
Tú estás listo pero Dios no. Dios quiere trabajar en ti antes de trabajar con el proyecto. Cada creyente en la
historia ha tenido que pasar por la Universidad del Estudio de la Espera, o sea la UEE.
Algunos aquí todavía no se graduaron de ahí.

Noé esperó 120 años desde el momento en que comenzó a construir el arca hasta que comenzó a llover.
A Abraham se le dijo que sería padre de una gran nación y no tuvo un hijo hasta la edad de 99 años.
Dios le dijo a Moisés que sería el líder que libraría a Su pueblo tras 400 años de esclavitud y luego lo hizo esperar
por 40 años en el desierto antes de que eso ocurriera.
José pasó años en la prisión antes de que Dios lo levantara y se convirtiera en el tipo de gobernante que Dios quería
que él fuese.
Dios ungió a David como rey y luego él esperó años hasta que llegó a ser rey.

Pasamos por esos períodos de espera. Aun Jesús vino para ser el Mesías del mundo y esperó por 30 años en la
carpintería.

¿Por qué esperamos? Nos enseña a confiar en Dios.


Aprendemos que Sus tiempos son perfectos. Una de las cosas que debemos aprender es que Dios dice que las
demoras nunca destruyen Sus propósitos. Una demora no implica una negativa. Los niños deben aprender cuál es
la diferencia entre “No”, y “Todavía no”. Hay una gran diferencia. Muchas veces Dios dice: “Todavía no”, y tú
piensas: “Está diciendo que no”. La demora no significa una negativa. La demora nunca destruye el propósito de
Dios para tu vida.

Una reacción común en esta etapa es la duda. Comenzamos a dudar. “Quizá malentendí la visión de Dios”.

¿Cómo reaccionas cuando debes estar en la Sala de Espera de la vida? Eso revela tu fe. Una vez que comienzas a
moverte hacia adelante en este período de la Demora, llegas a la Etapa 4.

4. Dificultad

No solamente debes esperar, sino que también tendrás problemas mientras esperas; esencialmente dos tipos de
problema: circunstancias y críticas. Debes esperarlas. Cuando descubres el sueño que Dios te da, habrá
circunstancias y obstáculos.

Moisés tuvo dificultades. Sacó a los hijos de Israel de Egipto y los condujo al desierto hacia la Tierra Prometida.
Tuvo un problema tras otro. Primero no había agua. Luego no había comida. Más tarde una cantidad de quejosos.
Luego hubo serpientes venenosas que mordieron a muchos. Tuvieron problema tras problema. Estaban haciendo lo
que Dios quería que hicieran, no obstante tenían problemas.

David fue ungido rey y luego por varios años Saúl lo persigue y debe esconderse en cavernas.

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José tiene el sueño de convertirse en gobernante. Lo venden como esclavo. Se lo acusa falsamente de
violación. Se está consumiendo y nadie sabe que está ahí. Hay dificultades además de la demora.

Imagínense las dificultades que tuvo Noé. ¿Les gustaría tener que construir un zoológico flotante?

Nos vienen todo tipo de problemas.

La Biblia dice que al morir Moisés, Josué fue nombrado líder. Moisés condujo al pueblo por el desierto. Josué los
conduce a la Tierra Prometida. Esa fue la parte fácil ... ¿verdad? Los hace entrar en la Tierra Prometida, y en los
siguientes versículos dice: “Había gigantes en la tierra”. Aun en la tierra prometida hay problemas, porque ahí es
donde Dios se pone a trabajar en tu fe y en tu integridad.

¿Por qué permite eso Dios? 1 Pedro dice (PAR):


“En el presente ustedes podrán sentirse totalmente atormentados por todo tipo de prueba. Eso no es obra de la
casualidad. Les sucede para que su fe sea probada, la cual es infinitamente más valiosa que el oro”.

Al final ocurre que las dificultades se tornan tan serias, que llegas a tu límite, lo has intentado todo, agotas todos tus
recursos.

5. Callejón sin salida

La situación pasa de difícil a imposible. No hay esperanzas, no hay salida, no queda ninguna alternativa. Si
estás en esta etapa, felicitaciones; estás en buena compañía. Aun Pablo tuvo sus callejones sin salida.

Dice Pablo 1:8-9 (BLS): “Los problemas y sufrimientos que tuvimos ... fueron tan tremendos que casi no
podíamos soportarlos, y hasta creímos que íbamos a morir. Pero eso nos ayudó a no confiar en nosotros
mismos, sino en Dios, que puede hacer que los muertos vuelvan a la vida.

Si Dios puede levantar a la gente físicamente, puede levantar al que está muerto emocionalmente. Puede hacer
resurgir un matrimonio destruido. Puede resucitar una carrera arruinada. Puede levantarte y mejorar tu salud.
Si Dios puede levantar a los muertos, puede hacer cualquier cosa.

En la situación de Abraham Dios dijo: “Quiero que seas el padre de una nación”, y luego esperó a que Abraham
llegara a los 99 años para que tuviera un bebé. La Biblia dice que la cosa pasó de difícil a imposible. Abraham
mira su cuerpo y dice: “¡Imposible!” Luego mira a su esposa y dice: “¡Doblemente imposible!” Pero Sara quedó
embarazada y se reían de eso. Cuando nace el bebé lo llaman Isaac, que significa “risa”. Es un chiste. Sabemos
que Sara no creyó a Dios cuando Él le dijo que tendría un bebé, porque se rió. Ninguna mujer de esa edad se
habría reído si le hubiera creído a Dios; más bien habría llorado.

A menudo Dios permite que los problemas se conviertan en imposibilidades. Los discípulos tenían planes de seguir
a Jesús, pensaban que sería el Mesías. Y lo próximo que saben es que está colgado en la cruz y muere. Fue un
callejón sin salida para los discípulos. Caminan por un callejón sin salida durante tres días. En esta etapa te
comienzas a preguntar: “¿Qué es lo que pasa, Dios?” ¿Será que no comprendí cuál es tu voluntad? ¿Tu plan?
¿Será que no comprendí cuál es tu visión? ¿Será que todo fue nada más que una ocurrencia mía?”

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El mejor ejemplo de eso es cuando Moisés hizo salir a los israelitas de Egipto. Habían sido esclavos por 400
años. Al final, después de diez plagas, el Faraón dice: “¡Lárguense de aquí! ¡No los queremos!” Se van.
Pero luego el Faraón cambia de idea y comienza a perseguirlos. Están en el Mar Rojo, con montañas a ambos
lados, el Mar Rojo por delante, y por detrás viene la nación enemiga persiguiéndolos, dispuesta a matarlos.

El callejón sin salida de Dios. No tienen forma de escaparse. Estoy seguro que muchas personas en ese
momento se quejaban diciendo que deberían haberse quedado en Egipto en lugar de morir en el Mar Rojo.

Algunos prefieren la esclavitud al riesgo. Prefieren soportar una situación mala, que está fuera de la voluntad de
Dios, en lugar de correr un riesgo y confiar en Dios en una determinada situación: El riesgo de mostrarse abierto, el
riesgo de ser libre, el riesgo de hacerle frente a un problema.

Es interesante que el lugar en el que estaban encerrados se llamaba Baal-Zephon, que significa “El Tesoro Escondido
de Dios”. Estaban en el lugar exacto en que Dios quería que estuvieran. Si tú te encuentras en un callejón sin salida,
pues estás exactamente donde Dios quiere que estés. Dios sabe dónde estás. Él sabe todo sobre ti. Conoce cada
cabello que hay en tu cabeza. Te puso en el callejón sin salida con un propósito.

Los callejones sin salida son parte del plan de Dios para mí”.
No te van a faltar en la vida. Recién estás en la Etapa 5.

¿Cuál es la mejor forma de reaccionar frente al callejón sin salida? 1 Corintios dice (PAR): “Él nos libró y seguirá
librándonos”. El Salmo 27 dice (BAD): “Yo sé que el Señor me librará de nuevo, y otra vez veré su bondad para
conmigo...” Debes estar a la expectativa, una expectativa positiva, de que Dios te guiará a la Etapa 6.

6. Liberación

Al final, Dios llega y libera. Dios obra un milagro. Dios provee la solución. Eso es lo que pasa. En el caso de
Moisés, Dios abre el Mar Rojo. En el caso de Abraham, él y Sara milagrosamente conciben un niño. En el caso de
José, de repente su sueño se convierte en realidad y pasa de haber estado preso en el calabozo, a ser el segundo en
la línea de comando en Egipto.

Jesús fue levantado de los muertos. A Dios le encanta convertir las crucifixiones en resurrecciones, los callejones sin
salida en liberación, porque Él es quien recibe el reconocimiento, Él recibe la gloria.

La mejor manera de reaccionar ante un callejón sin salida es esperar a que Dios actúe. ¿Qué estás esperando que
haga Dios en tu vida? Él hace lo que tú esperas que haga. La Biblia dice: “Se hará con ustedes conforme a su fe”.
Cuando esperas por la liberación, Dios es quien recibe el reconocimiento.

La Iglesia Saddleback es un ejemplo vivo de estas etapas. Las hemos pasado muchísimas veces. La iglesia
comenzó en la Etapa 1, con un sueño. Era algo que yo sabía que nunca podría llevar a cabo por mis propios
esfuerzos; que Dios tendría que hacerlo o si no nunca se podría llegar a hacer. Yo sabía que ese sueño, esa
ambición, ese ideal, esa visión, era de Dios.

Luego pasamos a la Etapa 2. Muchos de ustedes fueron parte de la etapa de decisión en la que nos
sumergimos: tiempo, dinero, talentos,

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recursos, dones, energía, año tras año. Satanás no se va a quedar quieto y permitirle a esta iglesia obtener
todo lo que quiere. Hay que luchar por cada cosita. Hay una batalla aquí; las cosas no ocurren así porque sí,
nomás. Todas estas demoras son intencionales. Están fortaleciendo nuestro carácter, y estamos ganando la
batalla. Y hemos tenido nuestras dificultades: ya hemos estado en cincuenta y siete distintos lugares: callejones
sin salida. Hemos perdido dinero y oportunidades. Hace tres años que estamos luchando con la
Municipalidad con demoras, dificultades, callejones sin salida. Todo ello es parte del plan de Dios. Pero luego
llegamos a la liberación porque no nos hemos dado por vencidos y Dios ha honrado nuestra fe.

Algo que hemos estado haciendo a la vez de estar creciendo como iglesia aquí en Saddleback, es comenzar nuevas
iglesias. A la vez de ser nosotros una iglesia, hemos comenzado 24 iglesias más.

John Wallace es el pastor de una de nuestras iglesias nuevas. Escuchen su testimonio:

* * *

“El año pasado Dios me dio la visión de comenzar una iglesia. Yo no sabía dónde, cuándo, o cómo. En ese
momento yo estaba viviendo en Fort Worth, Texas. Acababa de terminar mi doctorado en filosofía.
Trabajaba en una iglesia de la ciudad como pastor de solteros adultos, me acababa de comprometer. Con
el pasar del tiempo, esta visión de la iglesia que Dios quería que yo comenzara, se me hizo más clara y viva
en la mente. ¿Cómo sabía yo que era de Dios? Porque persistía. Implicaba un riesgo. Me daba cuenta de
que hacía falta tener fe. Nos vinimos a California. Después de meses de decirnos que no había dinero, la
Asociación de Iglesias nos llamó y dijo que había dinero. Luego la Iglesia Saddleback decidió
patrocinarnos. Pero hay demoras. Hace cinco meses que estamos aquí y todavía no hemos comenzado la
iglesia. Me he estado reuniendo con gente, compartiéndoles mi sueño, haciendo contactos, fomentando
amistades, pero todavía no hemos detectado el tipo de interés necesario para lanzar una nueva iglesia. Al
comienzo teníamos muchas esperanzas. Habíamos tenido una visión de Dios: tenía que ser buena. Luego
comencé a compartir con otros mi visión y comencé a recibir reacciones increíbles: Yo no estaba haciendo
entender mis planes, y a los otros no les entusiasmaba la visión como a mí.

“Pero la demora ha tenido multitud de lecciones. El Señor nos ha estado enseñando a escuchar. Hay otros
que me están ayudando a dar forma al sueño. Al comienzo era difícil hacer caso a lo que decían los demás,
debido a que yo estaba tan compenetrado con mi propio sueño. Pero con el pasar del tiempo el Señor me
ha mostrado que este no es solamente un sueño mío, es parte de un sueño que Dios está poniendo en los
corazones de muchos otros.

“Hemos reservado el auditorio de una escuela en la ciudad de Misión Viejo para el culto inaugural de la
Iglesia Canyon para el Domingo de Ramos. Nos falta mucho para estar listos y se va a necesitar un
milagro”.

* * *

Quizá Dios ponga en tu corazón ayudar a la Iglesia Canyon. Muchas personas que se van de Saddleback no
se dan cuenta de que quizá se van a otra iglesia que nosotros comenzamos. Hemos comenzado cuatro iglesias
aquí en el Valle de Saddleback, y otras 24 en nuestra área. No nos preocupa perder miembros. Quizá Dios te
dé la visión de ser parte de esta nueva obra.

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Etapa 1: ¿Cuál es el sueño, la visión, la ambición, el ideal que me ha dado Dios? Si no has descubierto tu
sueño, comienza a pedirlo: “Dios, dame un sueño que venga de Ti”. Si no puedes escribir el sueño que Dios te
ha dado, debes orar. Si no tienes un sueño no estás viviendo, estás existiendo. Dios no planeó eso para ti.
Estás aquí en la tierra con un propósito. Cuando descubres ese propósito, ese es el sueño que Dios quiere que
lleves a cabo.

Etapa 2: Algunos aquí tienen un sueño de parte de Dios, pero todavía no han tomado la decisión de llevarlo a
cabo. Todavía están de espectadores. La palabra que Dios te da en la Etapa 2 es: “¡Vamos ya!” Algunos de
ustedes deben tomar la decisión de dar su vida a Cristo. Algunos deben tomar la decisión de bautizarse. Algunos
deben tomar la decisión de incorporarse a una iglesia. Algunos deben tomar la decisión de involucrarse en un
ministerio y desarrollar su FORMA.

Etapa 3: ¿Qué es lo que ha ocasionado que mi sueño se vea demorado? Si tu oración todavía no ha sido
contestada, está bien. Estás en la Sala de Espera de Dios. No te desvíes. Cuando las cosas no ocurren en el tiempo
que nosotros proponemos, tenemos la tendencia de adelantarnos a Dios y tomar una ruta alterna para hacer que
ocurran. Puedes terminar tomando una decisión equivocada. Espera, espera, espera a que Dios ponga Su mano.

Etapa 4: ¿A qué dificultades he tenido que hacer frente al esperar que el sueño se cumpla? Estás siendo probado
pero no será la última vez. Tendrás que pasar por muchísimas pruebas en la vida. Dios dice: “Yo sé exactamente
qué es lo que te está pasando. Lo puedo ver. Te estoy observando. No creas que me olvidé de ti. No te he
olvidado”.

Etapa 5: ¿Ya me he topado con algún callejón sin salida? Algunos de ustedes ya están listos para darse por
vencidos. Pues están en el lugar exacto en que Dios los quiere tener. Se están alistando para la liberación. La
palabra que Dios les da a ustedes es: “¡Aguántense un poco! ¡Sigan creyendo! ¡No se den por vencidos!”

Etapa 6: ¿Espero y confío en que Dios me va a librar? Él lo hará. “Se hará con ustedes conforme a su fe”. Dios es
fiel. Él hará lo que nos dice que hagamos. Pero no ocurre de un día para el otro. Debes pasar por las etapas del
Sueño, la Decisión, la Demora, la Dificultad, el Callejón sin salida, y luego llega la Liberación.

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2009 Conducidos con Propósito
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