El Basilisco: tiene cabeza de gallo y cuerpo de culebra.
Nace del huevo llamado “Lloy lloy” que viene de una
gallina vieja o un gallo colorado. De este huevo nace un gusano que se esconde bajo los entablados de las casas y a pocas semanas esta criatura se convierte en el Basilisco, destinado a matar y a secar la saliva y otros fluidos a las personas, dejándolas con una tos seca y en estado de extrema delgadez hasta morir. De esta manera, los chilotes, se explican el hecho de que se agraven las personas enfermas de tuberculosos o quienes sufran de asfixia crónica. A veces, durante la noche, entonaba embrujadas canciones amorosas, a las cuales nadie podía resistirse. Además, muchas personas buscaban la mujer para obtener favores, hasta que ella desapareció del lugar. Se cree que fue raptada desde la laguna de Huelde para llevar prosperidad y abundancia a playas lejanas. El Trauco: es un ser con el aspecto de un hombre de facciones desagradables como un ogro, de baja estatura, no midiendo más de 80 cm, y sus piernas tienen sólo muñones (termina en los tobillos), por lo que no tiene pies. El trauco se pasea por los bosques de Chiloé, llevando un bastón retorcido llamado pahueldún y una pequeña y mágica hacha de piedra, con la cual se dice que es capaz de cortar cualquier árbol con tan solo tres golpes. Si la víctima es un hombre, se ensañará con él, causándole torceduras de cuello, tullimiento y otros males con la intención de provocar deformidades parecidas a las de su propio aspecto. Si la persona sorprendida es una mujer, este desata sus instintos pasionales y trata de seducirla como sea para luego abusar de ella. Así, recurrirá a la magia, sumiéndola en plácidos sueños, en los que él se le aparecerá como un apuesto galán. El Imbunche: es una criatura que cuida la cueva de los brujos. En su origen, es un niño normal que ha sido regalado a los brujos, quienes lo convierten en Imbunche, deformándolo desde los primeros meses, practicando con él descoyunturas y torcimientos. De esta manera, queda con la cara vuelta hacia la espalda; las orejas, la boca, la nariz, los brazos y los dedos torcidos. Anda sobre una pierna, por tener la otra pegada a la espalda. Además, se dice que no habla y solo emite sonidos guturales como los balidos de un chivato. Como no puede salir, pues su obligación es cuidar la cueva, el Imbunche es alimentado por los brujos y su comida consiste en carne humana. Se dice también, que a pesar de no ser iniciado en brujería, ha adquirido una infinidad de conocimientos. Por esto, aconseja a los brujos inexpertos. El Imbunche solo sale de la cueva cuando esta se cambia de lugar o ha sido destruida, o, bien, cuando los brujos lo necesitan para hacer daño. En su traslado, va dando gritos, los que asustan a los vecinos, porque les anuncia alguna próxima desgracia. La Fiura: Su nombre significa fealdad. Popularmente es conocida como la mujer del trauco. Este mítico personaje vive en los bosques, junto al pantano. La Fiura es de baja estatura, mal aliento y dice la leyenda que es la encarnación del vicio y la perversidad. Se deleita haciendo el mal a quienes la rechazan, ya sean estos animales o seres humanos. Según el texto “Chiloé Historia y Mitología”, a esta mujer se le dice la hija de la “Condená”. A partir de esta expresión, los dichos locales “lo tentó la condená” “catai fiura” y “Condenao”. El Camahueto: Se parece al unicornio, pero tiene forma de ternero, de pelaje corto, plomizo y brillante. Su principal característica es su cuerno que se encuentra en el medio de su frente. Quienes lo han visto, comentan que es muy ágil, vigoroso y de gran hermosura. Habita en los ríos y lagunas pantanosas, donde se mantiene hasta los 25 años (edad adulta) para luego emigrar hacia el mar. Cuando los chilotes se encuentran con uno de estos seres, contratan a un brujo para que le extraiga el cuerno y se convierta en un cordero manso. Con la raspadura de su cuerno, los machis preparan una pócima para curar diversas enfermedades, así como también devolver el vigor y la potencia sexual a los hombres alicaídos. El Piuchén: criatura que, según el sector, se conoce como: Peuchén, Pihuchén o Pihuychén. Más allá de sus denominaciones, su gente se refiere al mismo ser. Una especie de vampiro que le succionaba la sangre a sus víctimas, algo así como el famoso chupacabras, reconocido en diversos países. Según el lugar, se le describe de manera distinta, unos como una serpiente voladora con cuatro patas, pero con ciertas características humanoides.